lunes, 22 de diciembre de 2025

China condena la incautación de un petrolero con crudo venezolano por parte de EEUU -

China condena la incautación de un petrolero con crudo venezolano por parte de EEUU - Sputnik Mundo, 1920, 22.12.2025 La detención arbitraria por parte de EEUU de buques de otros países constituye una grave violación del derecho internacional, declaró el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian. "China se opone sistemáticamente a las sanciones unilaterales ilegales que no tienen fundamento en el derecho internacional y no están autorizadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas", señaló. Lin Jian subrayó que Venezuela tiene derecho a desarrollar de forma independiente una cooperación mutuamente beneficiosa con otros países. "Estamos seguros de que la comunidad internacional comprende y apoya la posición de Venezuela en la defensa de sus derechos e intereses legítimos", añadió. El 15 de diciembre, Donald Trump ordenó un "bloqueo total y completo" de todos los "buques petroleros sancionados" que entren y salgan de Venezuela y reiteró que ha designado al Gobierno de Nicolás Maduro como "organización terrorista extranjera".

domingo, 21 de diciembre de 2025

Venezuela y después China

Recomiendo: Política imperial de Estados Unidos Venezuela y después China Por Atilio A. Boron | 20/12/2025 | EE.UU. Fuentes: Página/12 - Imagen: Marco Rubio, Secretario de Estado del gobierno de EE.UU., principal funcionario de la política exterior estadounidense. La escalada de la agresión estadounidense a Venezuela parece incontenible, mientras se acumulan las ejecuciones extrajudiciales en el Caribe y en el Pacífico. Las amenazas suben cada vez más de tono y los bloqueos naval y aéreo se intensifican con el correr de las horas. Se trata de medidas que violan la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, pero Trump y sus secuaces parecen decididos a todo. Habrá que ver, no obstante, si con una invasión quieren crear su propio Vietnam o su Afganistán; en otras palabras, si son tan estúpidos como para ocasionar otro incendio pero esta vez no en tierras lejanas sino en el antejardín de los Estados Unidos. Los gobernantes europeos, autoproclamados defensores de los Derechos Humanos, la Democracia y la Justicia, consienten con su silencio los crímenes de guerra que ya ha cometido la Casa Blanca en relación a Venezuela. Otros gobiernos, como el de la Federación Rusa y la República Popular China, han expresado cada vez con más fuerza su desaprobación de la conducta de Washington y reiterado que ambos países mantienen una “asociación estratégica integral” con el gobierno bolivariano. Pero en el caótico círculo áulico de Trump el Secretario de Estado Marco Rubio (foto), hombre de turbios antecedentes, receptor privilegiado de fondos del lobby sionista y de la industria armamentista, enemigo jurado de la Revolución Cubana y de cualquier líder o gobierno progresista en la región y furibundamente antichino, presiona sin pausa por lograr “la paz a través de la fuerza”. Para Rubio el ataque no debe restringirse a Venezuela sino que ha llegado la hora de someter a todos los países de la región. Colombia y México están en la lista, Honduras también así como todo otro gobierno que no esté dispuesto a reducir al mínimo indispensable su contacto con cualquier potencia “extra hemisférica”, como lo manda la nueva Estrategia de Seguridad Nacional en un eufemismo para referirse a China, Rusia e Irán. Lo que se juega hoy en Venezuela es mucho más que el robo de su inmensa riqueza petrolera. Es la desesperada tentativa de reconstruir el unipolarismo estadounidense y en el cual Washington se arroga el derecho de ser el gendarme planetario y el único capaz de imponer un orden mundial, ante cuyas exigencias el resto de los países no tienen más opción que obedecer. Esta es una lectura anacrónica, absurda y profundamente equivocada de la realidad internacional, pero es la que hoy por hoy predomina en Washington. Ahora bien: si estos planes no son neutralizados por otros actores en el sistema internacional nada impedirá que Estados Unidos ensaye la misma metodología que hoy utiliza en el Caribe en otros rincones del planeta. Por ejemplo, fomentando abiertamente el independentismo de Taiwán y apoyando su eventual independencia con la presencia de la Séptima Flota para disuadir toda tentativa de Beijing de recuperar a la provincia rebelde. O bloquear o, inclusive apoderarse del Estrecho de Malaca, absolutamente crucial para el comercio exterior de China. Dicho curso de agua es el de mayor tráfico marítimo del mundo por ser la ruta de salida de las exportaciones comerciales de China así como de las importaciones de gas y petróleo procedentes del Golfo Pérsico y los minerales y metales procedentes de África. Un informe relativamente reciente de la UNCTAD aseguraba que aproximadamente la mitad del comercio marítimo internacional pasa anualmente por el estrecho de Malaca. Ambas iniciativas, auspiciar y apoyar la independencia de Taiwán o bloquear el Estrecho de Malaca serían golpes durísimos a la República Popular China. Por eso es que en este convulsionado tablero de la política internacional Beijing tiene que enviar una señal clara y rotunda exigiendo el fin de la agresión militar a Venezuela. Y para ello se requiere mucho más que palabras. La única opción, o tal vez la mejor sin ser la única, es emular lo hecho por Estados Unidos e imponer un bloqueo integral marítimo y aéreo sobre Taiwán, pero sin abrir fuego o disparar sobre pequeñas embarcaciones como hizo Estados Unidos. Porque lo que está en juego en estos días en Venezuela es mucho más que su petróleo: es la nueva arquitectura del sistema internacional y sus reglas, una de las cuáles es que ningún país, por poderoso que sea, podrá atacar a otro y someterlo por la fuerza. Quien calla otorga, dice un viejo refrán español. Si China limita su protesta al plano declarativo más pronto que tarde Estados Unidos volcará todo su enorme poderío militar para someter al único actor del sistema internacional que, como rezan varios documentos oficiales de Washington, “quiere y puede” fundar un nuevo orden mundial. En consecuencia, China tiene que actuar sin más pérdida de tiempo para evitar que la pesadilla hobessiana de la ley del más fuerte impere en el sistema internacional. El bloqueo de Taiwán es su única carta. No sólo para defender a Venezuela sino para prevenir una futura agresión por parte de Estados Unidos. La historia enseña que los imperios se vuelven más violentos y sanguinarios en su fase de declinación. Por eso se impone actuar con la mayor rapidez y poner límites a la prepotencia imperial de Washington. Fuente: https://www.pagina12.com.ar/2025/12/19/venezuela-y-despues-china/ Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Washington puede bloquear el petróleo venezolano que China necesita?

Spitnik Mundo ¿Washington puede bloquear el petróleo venezolano que China necesita? Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) informó esta semana que sus operaciones de producción, refinación y exportación continuaban sin interrupción. La estatal petrolera asegura mantener y honrar todos sus compromisos comerciales con sus clientes internacionales, desmintiendo así rumores sobre un posible paro técnico. Sin embargo, esta declaración de normalidad opera bajo la sombra de una escalada retórica y militar sin referentes previos. La afirmación de PDVSA es una respuesta directa a las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ordenó un "bloqueo total y completo" a Venezuela y proclamó que el petróleo y los recursos venezolanos le pertenecen a su país, argumentando que fueron capitales estadounidenses los que desarrollaron la infraestructura industrial. Esta medida, anunciada como una restricción para buques sancionados, pone en riesgo inmediato alrededor de 600.000 barriles diarios de exportaciones, la mayoría con destino a China. Más allá de una medida coercitiva aislada, expertos como el analista petrolero David Paravisini ven en esta acción la materialización de una nueva doctrina de seguridad nacional estadounidense, cuyo objetivo se reduce al hecho de que "EEUU quiere limitar la participación y entrada de China en el hemisferio occidental" En una entrevista para Sputnik, Paravisini desmenuza esta estrategia de contención, la vital relación Caracas-Pekín y la vulnerabilidad real de un flujo comercial que hoy es el sustento de la economía venezolana. La nueva doctrina Para comprender la profundidad de la amenaza actual, es necesario ir más allá de la retórica de redes sociales. Paravisini contextualiza: lo que se está ejecutando es "un esfuerzo de contención de todas las inversiones chinas en el hemisferio occidental, toda América del Sur, pero también, especialmente en Venezuela, por su valor estratégico". Este enfoque convierte a la nación sudamericana no solo en un objetivo por sus recursos, sino en un tablero de la pugna estratégica entre dos potencias. Esta política no es espontánea. A juicio de Paravisini, Washington ha recurrido de manera agresiva a sanciones económicas y medidas unilaterales como herramientas de política exterior, originando severas perturbaciones en el escenario comercial actual. La incertidumbre política deliberada se ha convertido en un instrumento, desestabilizando cadenas de suministro globales y forzando realineamientos bajo presión. Ciberataque a PDVSA habría buscado "cerrar el grifo" de la industria petrolera de Venezuela 16 de diciembre, 04:02 GMT En este marco, el analista considera que el bloqueo a Venezuela es coherente con un patrón de acciones destinadas a redefinir relaciones económicas por la vía de la fuerza y la afirmación de una supuesta primacía histórica. Paravisini señala que, esta necesidad de controlar recursos estratégicos, está en el ADN de la política energética de las grandes potencias. "Todo EEUU tiene que garantizar acceso ilimitado a la energía petrolera, a los recursos energéticos petroleros, de manera barata", afirma. La diferencia hoy es que el objetivo explícito ya no es solo garantizar el acceso para sí, sino impedir que su principal rival geopolítico consolide el suyo. Venezuela, con las reservas probadas de crudo más grandes del mundo, se encuentra en el ojo de este huracán. El gigante asiático y su red de seguridad energética Frente a esta ofensiva, China no es un actor pasivo ni un simple comprador spot. "En Pekín han cambiado porque ven que sus necesidades de recursos son gigantescas y tiene que garantizar la seguridad energética con base en el acceso a las reservas de los países petroleros", insiste el especialista. La relación es de interdependencia estratégica. Por un lado, "no puede quedarse fuera [de Venezuela] porque tiene las reservas más grandes del mundo, crudas, que les sirven. Ellos están diseñando sus refinerías para procesar crudos venezolanos", subraya. Por el otro, Venezuela encontró en China un socio financiero y comercial dispuesto a operar bajo un modelo de empresas mixtas, tras la salida de corporaciones como ExxonMobil y ConocoPhillips durante la nacionalización de la Faja del Orinoco. Mientras las transnacionales estadounidenses exigían compensaciones billonarias basadas en un "valor comercial" especulativo –Exxon reclamaba 12.000 millones por unos 900 millones que le correspondían contractualmente, según el experto–, las empresas chinas aceptaron los nuevos términos. EEUU incautó un buque petrolero en las costas de Venezuela - Sputnik Mundo, 1920, 13.12.2025 América Latina Del bloqueo financiero al naval: ¿Qué significa la incautación de EEUU de un buque petrolero en costas venezolanas? 13 de diciembre, 21:30 GMT Pero el movimiento más significativo de Pekín, según el análisis de Paravisini, es la construcción de un colosal colchón de seguridad: la reserva estratégica de petróleo. "El año pasado, decidieron ya construir lo que llaman de reservas estratégicas y se propusieron una cantidad extraordinaria: un billón 500.000 barriles". Esta cifra es "cuatro o cinco veces la cantidad que tiene EEUU de reservas estratégicas". El objetivo es claro: blindar la economía china de shocks de suministro. “Estas reservas estratégicas chinas pueden respaldarlos por cien días, en el caso hipotético de que se paralizara la importación de petróleo", explica el experto. Este dato es crucial. Mientras las reservas estadounidenses ofrecen una cobertura de 70 a 80 días para un consumo mayor (20-22 millones de barriles diarios), las chinas, ante un consumo de 16 millones diarios, proveen una autonomía mayor. "Es realmente una estrategia de seguridad nacional en materia energética. Un muro de contención financiero y logístico preparado para escenarios de tensión extrema, como el que se vive hoy", declara Paravisini. Las herramientas de presión La orden de bloquear buques sancionados es la punta de lanza más visible, pero el arsenal de presión de Washington es más amplio y complejo. La Casa Blanca ha revitalizado el uso de sanciones secundarias, diseñadas para generar un efecto congelante en la comunidad financiera y comercial global. El experto recuerda que acciones previas, como la incautación de un buque petrolero, se aplicaron contra "barcos o unidades que estaban sancionadas, que ya tenían algún tipo de aplicación de las medidas coercitivas unilaterales". El mecanismo es claro: al sancionar a cualquier entidad que comercie con Venezuela –como se decretó en 2019–, se intimida a terceros países, navieras, aseguradoras y bancos para que cesen toda interacción, so pena de ser excluidos del sistema financiero dominado por el dólar. Su perspectiva es que tal acción "estaría ya violentando los derechos de empresas en particular y de países en particular, que están además defendiendo su integridad energética global para los próximos cien años". Sin embargo, de cara a la viabilidad de un bloqueo total marítimo por parte de Washington contra Venezuela, surge la interrogante de si el país norteamericano podría estrangular efectivamente el comercio petrolero entre Venezuela y China. El propio David Paravisini se muestra escéptico: "Pienso que no". Su reflexión se basa en varios factores. Primero, la inmensa geografía marítima involucrada hace casi imposible una interceptación total sin un esfuerzo bélico masivo y continuado. Segundo, y quizás más importante, una acción tan directa contra barcos chinos podría ser interpretada por Pekín como una escalada inaceptable, con imprevisibles consecuencias geopolíticas. El especialista concluye que el bloqueo anunciado, en la práctica, podría funcionar más como una "cuarentena selectiva para buques previamente identificados y sancionados, generando mayores costos logísticos y riesgos, pero no necesariamente un cese total".

sábado, 20 de diciembre de 2025

Liberación no es integración Las fantasías de un solo Estado y los deseos de los palestinos

Recomiendo: Liberación no es integración Las fantasías de un solo Estado y los deseos de los palestinos Por Lara Kilani | 20/12/2025 | Opinión, Palestina y Oriente Próximo Fuentes: Fuente: Mondoweiss [Foto: Palestinos tratan de impedir el paso de soldados israelíes durante una protesta contra la expansión de las colonias judías en la aldea de Beit Dajan, Cisjordania, el 23 de abril de 2023. Mohamed Nasser / APA images] Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo La visión de la izquierda sobre el futuro de Palestina suele expresarse en términos vagos como “solución de un solo Estado”, o “igualdad de derechos para todos”, pero pocos abordan las complejas preguntas que plantean estos términos, especialmente: ¿cómo pueden convivir los palestinos con quienes han cometido un genocidio en Gaza? Hace algunas semanas, cuando volvía con una amiga del mercado de la ciudad antigua de Belén, mi amiga se giró bruscamente hacia mí y me dijo que no podía imaginar una solución de un único Estado, porque eso significaría la transformación de nuestra hermosa ciudad tal y como la conocemos y la alteración de muchas de las cosas que amamos de ella. Su comentario y la discusión subsiguiente, que fue aumentando de volumen mientras seguíamos bajando por la calle de la Estrella, siguieron dándome vueltas en la cabeza durante el regreso a casa y las semanas siguientes. Son muchas las preguntas que surgen de los debates sobre soluciones políticas y descolonización y, desde que publiqué algunas reflexiones sobre la descolonización hace dos años, esas preguntas prácticas siguen ahí, urgiendo cada vez más darles respuesta, o al menos poder expresarlas y compartirlas. Como señaló sagazmente mi amiga, las consignas habituales que representan lo que aparentemente es la visión internacional de la izquierda sobre el futuro de Palestina pueden resumirse en unas pocas frases imprecisas: “solución de un solo Estado”, “un solo Estado democrático”, “igualdad de derechos para todos” y similares. Los analistas y estudiosos también mantienen un debate sobre este concepto: tratados académicos sobre la necesidad de un enfoque bidireccional, el énfasis de Omar Barghouti (1) en la “igualdad”, por encima de la separación, y las omnipresentes lamentaciones sobre la muerte de la solución de los dos Estados. Aun así, no faltan espacios de organización liberal en Occidente en los que se lanzan estos llamamientos difusos e imprecisos a favor de una solución de un solo Estado sin abordar las difíciles cuestiones que ello conlleva. Por ejemplo, ¿quiénes conforman el “todos” en “igualdad de derechos para todos”? ¿Qué significa ser “iguales” cuando un grupo de personas ha construido su conjunto de derechos y privilegios despojando a otros de los suyos? Además, ¿tendrán los colonos recién llegados del Reino Unido, Alemania, Brasil o Estados Unidos los mismos derechos que los palestinos que regresen tras languidecer en los campos de refugiados del Líbano durante casi ochenta años? ¿Tienen los israelíes derechos colectivos? ¿Y los palestinos? ¿Quién controlará el ejército? ¿Cuál sería el modelo económico del Estado? ¿Deberán los israelíes devolver la riqueza, las tierras y los recursos saqueados durante cien años y, en caso afirmativo, a quién? ¿Cómo será el proceso de desmantelamiento de su condición de colonos? Para aquellos de nosotros que entendemos el antisionismo como una forma necesaria de descolonización, la cuestión de los colonos recientes —ciudadanos con doble nacionalidad que llegaron de Estados Unidos, Australia y Europa— no es ambigua. Los movimientos descolonizadores históricos en Argelia, Zimbabue, Kenia y otros lugares reconocieron que el desmantelamiento de las estructuras coloniales requería el retorno de los colonos a sus metrópolis de origen. No se trataba de un acto punitivo, sino necesario, ya que facilitaba la ruptura de la infraestructura material e ideológica del colonialismo, establecía precedentes legales para la soberanía indígena y creaba las condiciones políticas para una auténtica autodeterminación. Permitir que los colonos permanezcan sin oposición preserva las mismas asimetrías de poder que la descolonización busca desmantelar. Esto nos lleva a la pregunta central del arrebato de mi amiga: ¿quién quiere vivir y compartir espacio con genocidas? En Belén, esta no es una cuestión teórica. Tras haber sido separadas artificialmente de Jerusalén por el muro y los puestos de control, las aldeas y pueblos que rodean la ciudad de Belén también están a punto de ser anexionadas por Israel y, según se informa, el censo de sus residentes comenzará en el nuevo año. En septiembre, las fuerzas sionistas instalaron nuevas barreras para separar Beit Sahour, inmediatamente al sureste de la ciudad de Belén, de Dar Salah y las ciudades del norte de Cisjordania, interrumpiendo la carretera principal. Ahora se ha aprobado un asentamiento en Oush Ghrab, a poca distancia de Belén y Beit Sahour. A medida que Belén se aísla físicamente de otras ciudades palestinas, mientras que a sus residentes se les impide acceder a las tierras ocupadas desde 1948 por el régimen colonial israelí, y los asentamientos se acercan cada vez más a la ciudad, la violencia de las nociones liberales de “integración” es premonitoria. Bajo el sionismo, la integración no es un asunto pacífico. La presencia de colonos judíos en Palestina es intrínsecamente violenta y, hasta ahora, se ha caracterizado por la eliminación continua de palestinos con el fin de sustituirlos. La cuestionable conveniencia de convivir con los colonos como «iguales» también se ve amplificada por las conversaciones que mantienen sobre los palestinos los autodenominados judíos antisionistas, a menudo sin pensar mucho en los propios palestinos. Hace poco más de un mes, Jewish Currents publicó un episodio de podcast titulado “Confronting the Anti-Zionist Right” (Enfrentarse a la derecha antisionista), centrado en el rechazo expreso al sionismo por parte de personajes supremacistas blancos como Nick Fuentes (2), Candace Owens (3), Tucker Carlson (4) y otros similares, en el que se analiza la historia y la política del antisemitismo de los comentaristas. Hay muy poco debate sobre cuáles deberían ser los valores antisionistas, aunque el presentador reconoció que “estamos en competencia con la derecha por qué tipo de antisionismo vamos a practicar, cómo va a ser y cuáles son sus valores esenciales”. El episodio del podcast incide en el argumento de una charla reciente de Peter Beinart, editor general de Jewish Currents, en Jerusalén. Beinart también aludió a la creciente influencia de personajes como Carlson en el movimiento de rechazo al sionismo de algunos elementos de la derecha estadounidense, y señaló de manera loable los largos vínculos que las instituciones judías estadounidenses han establecido con la supremacía blanca y sus agentes. Sin embargo, Beinart y el podcast califican estos movimientos (tanto el antisionismo proclamado por Carlson como la historia de colaboración con los supremacistas blancos) como peligrosos para el pueblo judío, y fracasan a la hora de identificar la responsabilidad de las instituciones y personas judías que no desean mantener vínculos con la supremacía blanca y el sionismo, y de explicar cómo afecta esto a los palestinos, que durante mucho tiempo han sido víctimas tanto de los supremacistas blancos como de los judíos. Tanto Beinart como los colaboradores del podcast eluden preguntas esenciales sobre la realidad de la inversión de las instituciones judías en el sionismo: ¿cómo podemos empezar a calcular la responsabilidad, por ejemplo, de las federaciones judías en el daño causado a los palestinos al financiar proyectos sionistas? ¿Se pueden reformar las organizaciones que están comprometidas materialmente con la colonización y el genocidio? Hace menos de tres meses, las Federaciones Judías de América del Norte colaboraron con la Agencia Judía en la obtención de 130 millones de dólares en préstamos para los “reservistas” israelíes, pero solo para aquellos que hubieran prestado servicio durante más de 200 días desde el 7 de octubre de 2023. ¿Qué suponen estas inversiones en la violencia continua contra los palestinos para las organizaciones cívicas y otros grupos de «justicia social» que reciben fondos de las federaciones judías? ¿Tienen las organizaciones alguna responsabilidad por las políticas de sus financiadores, cuyas contribuciones a sus «esfuerzos de justicia social» pueden servir como un lavado de imagen filantrópico o como una cortina de humo para distraer de un apoyo más significativo y consistente a la violencia que mantiene esta colonia en Palestina? Lo más importante es que figuras como Beinart y los colaboradores del podcast de Jewish Currents no ofrecen ningún marco para desmantelar la violencia estructural, ningún mecanismo para prevenir los modos liberales de colonización integrados en las propuestas de un solo Estado, y ningún enfoque significativo de las voces palestinas a la hora de determinar el futuro de Palestina. En cuanto al podcast, al no ofrecer a consideración nada nuevo, ha convertido el antisionismo en una técnica de marketing, totalmente alejada de las teorías de la justicia. Sus visiones siguen siendo abstractas, desvinculadas de las realidades materiales del poder, fuera de donde el poder se cruza con el antisemitismo. Los palestinos, por su parte, no necesitan una educación teórica sobre el imperialismo latente en los acuerdos que prometen igualdad mientras preservan la asimetría: tienen la experiencia vivida de los Acuerdos de Oslo, que ofrecían el lenguaje de la paz y la soberanía mientras afianzaban la ocupación, fragmentaban el territorio y externalizaban la vigilancia de los palestinos a los propios palestinos. Las propuestas de un solo Estado que no abordan la devolución de tierras, la expulsión de los colonos y la redistribución del poder corren el riesgo de convertirse en el nuevo “proceso de paz de Oslo” con una etiqueta diferente. Los datos muestran que los palestinos comprenden perfectamente que el sionismo y el imperialismo pueden reorganizarse dentro del marco de un solo Estado. Encuestas realizadas en octubre de 2025 por PCPSR (5) revelan la complejidad de las preferencias políticas palestinas. Si bien el 53 % se opone rotundamente a una solución de dos Estados, cuando se les pide que elijan entre ambas opciones, el 47 % sigue prefiriendo dos Estados basados en las fronteras de 1967, en comparación con solo el 12 % que está a favor de un único Estado con igualdad entre palestinos e israelíes. La oposición aumenta considerablemente (hasta el 59 %) cuando el marco de dos Estados se vincula a la normalización árabe con Israel. Mientras tanto, los palestinos muestran un mayor entusiasmo por unirse a organizaciones internacionales (73 %), la resistencia popular no armada (54 %) y la disolución de la Autoridad Palestina (45 %), que por abandonar la defensa de dos Estados en favor de la organización de un solo Estado (27 %). La aparente paradoja —oponerse a dos Estados y al mismo tiempo no aceptar la integración— refleja corrientes más profundas. Para muchos palestinos, un Estado único basado en la “igualdad” con los israelíes no supone la liberación, sino la continuación del entramado con una sociedad que ha perpetrado y apoyado en gran medida el expolio de sus bienes, tierras y derechos. La separación ofrece algo que la integración no puede ofrecer: soberanía, autodeterminación y distancia de aquellos que han participado en la limpieza étnica o se han mostrado indiferentes ante ella. También existe un escepticismo justificado sobre la posibilidad de alcanzar la igualdad dentro de una única entidad política, dadas las asimetrías de poder, el racismo institucional y las inquietudes demográficas que definen la cultura política israelí. Para los palestinos que han sobrevivido a un genocidio, el deseo puede ser no tanto la coexistencia como la seguridad, la autonomía y el espacio para reconstruir sin que su supervivencia dependa del consentimiento israelí. Los apasionados comentarios de mi querida amiga no eran intolerantes ni carecían de imaginación política, sino opiniones ampliamente compartidas, tal y como sugieren los datos. La aceptación por parte de la izquierda internacional de “un Estado democrático” como el objetivo evidente de la liberación palestina a menudo no tiene en cuenta lo que los propios palestinos desean preservar: no solo derechos en abstracto, sino una forma de vida, un tejido cultural, ciudades y pueblos que siguen siendo suyos. Belén, bajo un Estado único, no solo ganaría residentes judíos, sino que estaría sometida a las mismas fuerzas de asentamiento, capital e ingeniería demográfica que han transformado cada centímetro de tierra controlado por Israel. Las consignas suenan liberadoras, pero pueden ocultar una especie de borrado disfrazado con el lenguaje de la igualdad. Lo que mi amiga articuló —y lo que reflejan las encuestas— es el deseo no solo de un acuerdo político, sino de protección: del hogar, de la identidad, del derecho a seguir existiendo como palestinos en Palestina, sin que esa existencia dependa de la integración con aquellos que han tratado de eliminar todo esto. Lila Kilani es una investigadora palestino-estadounidense residente en Belén y miembro del colectivo Buen Pastor. Notas del traductor: 1: Omar Barghouti es miembro fundador de la campaña palestina para el boicot académico y cultural a Israel (PACBI) y cofundador del movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones). Recibió el premio Gandhi de la Paz de 2017. 2: Nicholas Joseph Fuentes (1998) ​es un comentarista político estadounidense, activista, streamer estadounidense de extrema derecha​ y nacionalista cristiano. 3: Candace Owens (1989)​ es una bloguera, autora y comentarista católica conservadora estadounidense, conocida por sus declaraciones a favor de Donald Trump y por su crítica hacia Black Lives Matter y al Partido Demócrata. 4: Tucker Carlson (1969) es un comentarista político conservador estadounidense que trabajó para la cadena conservadora Fox News desde 2009 hasta 2023. 5: Centro Palestino de Investigación POlítica y Estadística, organización sin ánimo de lucro con sede en Ramala, para promover la investigación de cuestiones inmediatas que preocupan a los palestinos en tres áreas: política interna y gobierno, análisis estratégico y política exterior. Fuente: https://mondoweiss.net/2025/12/liberation-is-not-integration-on-liberal-zionism-one-state-fantasies-and-what-palestinians-actually-want Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelion.org como fuente de la traducción.

Catástrofe humanitaria: Lula critica una posible intervención en Venezuela -

Catástrofe humanitaria: Lula critica una posible intervención en Venezuela - Sputnik Mundo, 20.12.2025 Una intervención armada en Venezuela se convertiría en una catástrofe humanitaria para el hemisferio y en un precedente peligroso para todo el mundo, declaró el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, durante la cumbre de líderes del Mercado Común del Sur (Mercosur). "Una intervención armada en Venezuela sería una catástrofe humanitaria para el hemisferio y un precedente peligroso para el mundo", expresó. Lula lamentó que la región vuelva a temer un enfrentamiento armado impulsado por un país extranjero, aunque no nombró directamente al Gobierno de EEUU. "Más de cuatro décadas después de la guerra de las Malvinas, el continente suramericano vuelve a verse amenazado por la presencia militar de una potencia extraregional. Se están testando los límites del derecho internacional", criticó. Anteriormente, el presidente de EEUU, Donald Trump, declaró que "no descarta" una posible guerra contra Venezuela tras ordenar lo que llamó un "bloqueo" de los petroleros sancionados que entran y salen del país. El pasado martes 16 de diciembre, el mandatario norteamericano ordenó un "bloqueo" de los petroleros que entran y salen de Venezuela, incautando incluso un buque capturado cerca de las costas del país caribeño. La campaña naval de su Administración ya ha dado como resultado decenas de ataques contra lanchas, que han matado a más de 100 personas. En paralelo a la crisis militar entre EEUU y Venezuela, Rusia reafirmó su compromiso con la política de las autoridades de Venezuela. Desde Moscú, consideran que, al día de hoy, Caracas se enfrenta a "una presión política descarada y un chantaje militar", declaró el director del Departamento Latinoamericano de la Cancillería rusa, Aleхandr Schetinin.

viernes, 19 de diciembre de 2025

La deshumanización como instrumento de genocidio

Recomiendo: La deshumanización como instrumento de genocidio Por Jair de Souza | 15/12/2025 | Palestina y Oriente Próximo Fuentes: Rebelión La historia de la humanidad está llena de carnicería, de crímenes horrendos cometidos por integrantes de ciertos pueblos contra elementos de otros. Sin embargo, en todo este panorama de terror y crueldad, los campeones de la perversidad han sido grupos pertenecientes a naciones occidentales, o dicho de otro modo, personas vinculadas a las estirpes europeas. Debemos dejar claro que esta constatación no nos indica que los pueblos de origen eurooccidental están genéticamente dotados del don de la insensibilidad. En realidad, las explicaciones para una característica tan monstruosa tienen todo que ver con las peculiaridades relacionadas con la evolución del capitalismo en el mundo. Fue en las naciones europeas donde este sistema de explotación laboral primero se desarrolló plenamente. Como el capitalismo es una etapa de la humanidad en la que los seres humanos se ven impulsados a sentirse como simples objetos para la producción de ganancias en beneficio de unos pocos, existe una presión muy intensa que tiende a inducirles a perder empatía en relación con otros seres humanos. Y así, cuanto menos sienta alguien que está tratando con seres equivalentes a sí mismo, mayor será su indiferencia hacia los sentimientos y dolores de los demás. Por ello, el primer y más eficaz instrumento que se puede usar cuando el objetivo es exterminar a quienes no nos gustan es empezar a verlos, sentirlos y considerarlos como si fueran seres que no encajan en la misma categoría humana en la que nos colocamos a nosotros mismos. Con esta pérdida de identificación, casi nada inhibirá nuestra capacidad para absorber, tolerar e incluso practicar las atrocidades más terribles. Para quienes nacimos y vivimos en el continente americano, es conveniente recordar que fue aquí donde ocurrieron algunos de los crímenes más atroces que los humanos han cometido contra otros humanos. Si los estudiáramos con la misma óptica y los mismos indicadores que aplicamos a las matanzas cometidas en Europa, por ejemplo, llegaríamos a la conclusión de que incluso el holocausto nazi sería algo pequeño comparado con la exterminación sistemática y total de la mayoría de los pueblos nativos de nuestro continente. Sin piedad, compasión ni clemencia, se llevaron las vidas de millones y millones de seres humanos que nunca habían hecho nada contra los europeos. Sin embargo, todo este salvajismo siempre nos ha sido presentado por los círculos de las clases dominantes eurooccidentales como una lucha de la civilización contra la barbarie. En otras palabras, no estábamos aniquilando a seres humanos, sino animales de la peor especie imaginable. Esta forma de autojustificación resulta necesaria incluso para los exterminadores más abiertamente crueles. Una insensibilidad similar es la que podemos observar hoy en día en el genocidio en curso del pueblo palestino por las fuerzas del sionismo israelí. Es una masacre indecente y deplorable, por nada, absolutamente nada, menos monstruosa que la que los nazis ejercieron contra otros grupos humanos durante la terrible era de Hitler. Empero, para mantenerse alineados con las tradiciones de las clases dominantes europeas de las que proceden, los sionistas se han dedicado a formar la sociedad israelí con base en la idea de que tratan con un grupo de inservibles, que están ahí simplemente para hacerles la vida imposible a los israelíes. Puesto que la deshumanización del pueblo palestino se hace sistemática y permanentemente desde temprana edad, a través del sistema educativo, en los órganos culturales y en los medios de comunicación, la gran mayoría de la población israelí es completamente ajena al sufrimiento y dolor de los palestinos. Al fin y al cabo, no son humanos. Pero para demostrar que tal insensibilidad no es inherente al pueblo judío como tal, el historiador judío israelí Ilan Pappe está a la vanguardia de quienes luchan por devolver la tradición judía a los caminos del humanismo y la concordia que siempre la han caracterizado. Por esta razón, las opiniones e información expresadas por él en la entrevista contenida en el vídeo de este enlace (https://www.dailymotion.com/video/x9vc3ka) deberían recibir toda la atención de quienes creen que la solidaridad y la búsqueda de justicia son el camino correcto que debe seguir la humanidad. Escuchar atentamente sus palabras, meditar sobre ellas y buscar difundirlas a los cuatro rincones del mundo es una obligación moral de todos los que aún cultivan el sueño de que todos los pueblos de la Tierra vivan en paz y armonía. Para acceder al vídeo: (https://www.dailymotion.com/video/x9vc3ka) Publicado originalmente en portugués en: – https://www.brasil247.com/blog/a-desumanizacao-como-instrumento-do-genocidio – https://desacato.info/a-desumanizacao-como-instrumento-do-genocidio/ Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

La 'poderosa' UE se somete al Reino Unido para chantajear a EEUU y congela activos de EAU y Vietnam

En Radio Sputnik, ‘Ajedrez de geopolítica’. Conduce Javier Benítez. La 'poderosa' UE se somete al Reino Unido para chantajear a EEUU y congela activos de EAU y Vietnam El Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia [SVR] informó que el Reino Unido insta a la Comisión Europea a justificar el robo de activos rusos, algo que Bruselas acepta con agrado, dejándose someter a la voluntad de Londres. Y en otra decisión digna de un universo paralelo, el bloque comunitario congela más activos, pero que no son de Rusia. Cuando '1' vale más que '27' Lo paradójico e insólito de esta situación es que, habiendo abandonado la Unión Europea, Londres impone su voluntad sobre el 'poderoso' bloque comunitario, que se deja someter y humillar. Se trata de los activos rusos, que los Veintisiete quieren robar a Rusia a toda costa para complacer al Reino Unido, algo que choca de frente no solo con el gigante asiático, sino también con la propia voluntad pacificadora del presidente de EEUU, Donald Trump. El objetivo del robo de los activos rusos, "además de abastecer a Ucrania con los medios financieros para continuar la guerra, Londres persigue otro objetivo importante". "Los británicos esperan que, si Washington no consigue el dinero, la Casa Blanca pierda su interés en el 'acuerdo desfavorable' con Moscú. Y entonces ya ciertamente será posible utilizar a Kiev, sin restricción alguna, contra Rusia 'hasta el último ucraniano'", explica el SVR. El analista político Iñaki Gil de San Vicente sostiene en las décadas de 1980 y 1990, "antes del Tratado de Maastricht de 1992, todo el modelo de la creación de la Unión Europea estaba pensado para unas necesidades económicas imperialistas de EEUU y del integrismo europeo, muy precisas". En este sentido, el experto observa que "entonces nadie pensaba en los cambios tremendos que se harían a partir de finales del siglo XX". "Posteriormente, hubo también tratados como el de Lisboa de 2010. Pero ninguno de ellos, ni siquiera el de Lisboa, llevó a imaginar los cambios profundos que iba a sufrir el sistema mundial, fundamentalmente a partir de 2013 con la irrupción de la Nueva Ruta de la Seda y posteriormente ya con conflictos de toda clase, la pandemia en 2020, o la resistencia de Rusia en Ucrania. Lo máximo que llegaron a organizarse [en Occidente] fue para resistir a la crisis tremenda, la tercera gran depresión, del año 2007", apunta Gil de San Vicente. "Esto significa que el modelo entero, no solamente de la Unión Europea, sino de la estructura imperialista, reventó. Y desde entonces [los occidentales] están como locos por mantener una pequeña unidad entre las grandes potencias europeas, y a la vez obedeciendo a EEUU, pero sin que el resto se dé cuenta de que hay que obedecerle ciegamente, o con matices. Cada cosa seria que aparece en el problema internacional de estos momentos nos remite, en última instancia, no solamente a la quiebra de aquel modelo de la Unión Europea, sino también a la quiebra económica del modelo de desarrollo industrial norteamericano", concluye el analista. En este contexto, empresas de más países son víctimas de los atracos de la Unión Europea. Y es que Bruselas ha impuesto sanciones a tres empresas de Vietnam y los Emiratos Árabes Unidos como parte de sus medidas antirrusas, según un comunicado del Consejo de la Unión Europea publicado en el Diario Oficial de los Veintisiete. Estas sanciones, por "presuntas conexiones" con la llamada "flota sombra", incluyen la congelación de los activos de las empresas y la prohibición de cualquier contacto con empresas europeas. La Unión Europea ya está hundida, pero aún no lo sabe.