lunes, 30 de junio de 2025

norte global vive de las rentas intelectuales

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El norte global vive de las rentas intelectuales Por Vijay Prashad | 30/06/2025 | Conocimiento Libre Fuentes: Instituto Tricontinental de Investigación Social A pesar de sus rápidas innovaciones tecnológicas, el sur global sigue atrapado en regímenes de propiedad intelectual dominados por el norte global: rentas infinitas con patentes y licencias, que lo despojan de su riqueza y frenan su desarrollo. La cifra en el gráfico anterior, basada en datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), no es una exageración. A pesar de la creciente capacidad tecnológica e industrial de los países del Sur global, las corporaciones y Estados del norte global siguen siendo dueños de las patentes de propiedad intelectual sobre productos clave, condenando al Sur a regímenes indefinidos de pagos por este concepto. Estos incluyen pagos por patentes para productos farmacéuticos, tecnologías digitales (como licencias de software e infraestructura de telecomunicaciones) y agricultura (como semillas genéticamente modificadas, fertilizantes, pesticidas y equipos). Los avances científicos y tecnológicos se han acelerado en el sur global y varios países —sobre todo en Asia— han desarrollado trenes de alta velocidad, tecnologías verdes e infraestructura de telecomunicaciones. No obstante, incluso en estos rubros, la mayoría de los países siguen pagando altas rentas a empresas del norte global dueñas de patentes críticas. Existen cinco sectores en los que el desequilibrio en los pagos relacionados con patentes es más grave (es decir, donde los países del sur global pagan significativamente más en regalías y derechos de licencia de lo que reciben a cambio): Farmacéutica. Las patentes de medicamentos están mayoritariamente en manos de empresas de Europa, Japón y Estados Unidos. Un ejemplo reciente del alto costo para acceder a tecnologías médicas esenciales fue la importación de vacunas de ARNm durante la pandemia de COVID-19. Varios países del sur global, como Sudáfrica e India, enfrentaron demoras y costos inflados en la adquisición de vacunas debido a restricciones de patentes y escasa transferencia tecnológica. (Sudáfrica finalmente optó por comprar vacunas a los productores genéricos de India, como Cipla y el Serum Institute, lo que permitió al país ahorrar aproximadamente 133 millones de dólares en tres años). Tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Cada componente de las TIC, desde el software y el hardware hasta los semiconductores y las redes móviles, cuesta una fortuna a los países del sur global. Esto no se debe solo al precio de los productos físicos, sino también a las elevadas tarifas de licencias por las tecnologías subyacentes, que a menudo están controladas por consorcios exclusivos de patentes (grupos de empresas que gestionan y licencian conjuntamente patentes esenciales). Maquinaria industrial y tecnologías de manufactura. Las patentes de máquinas de control numérico computarizado (CNC), herramientas automatizadas para manufactura de precisión, robótica y otros equipos de precisión (claves en sectores automotriz, minero y textil) son propiedad mayoritaria de empresas del norte global. En consecuencia, los países del sur global que buscan industrializarse deben importar estas tecnologías y pagar derechos de licencia permanente, en lugar de desarrollarlas o producirlas localmente. Biotecnología agrícola. Un pequeño grupo de empresas —como DuPont, Monsanto (Bayer) y Syngenta— controla las principales biotecnologías agrícolas, incluidas las de fertilizantes, semillas genéticamente modificadas y pesticidas, todas distribuidas mediante costosos acuerdos de licencia. Este control monopólico no solo limita la capacidad de las y los agricultores del sur global para acceder o desarrollar alternativas, aumentando su dependencia de empresas extranjeras y elevando los costos de producción, sino que también socava la soberanía de las semillas y contribuye a la degradación ambiental mediante prácticas como el monocultivo, el uso excesivo de productos químicos y la pérdida de biodiversidad. Tecnología verde. Las principales innovaciones en sistemas de baterías, paneles solares y turbinas eólicas están protegidas por patentes que, en su mayoría, pertenecen a empresas del norte global, lo que impide la transferencia tecnológica. Como consecuencia, los países del sur global deben pagar tarifas de licencia exorbitantes para adoptar estas tecnologías, lo que limita su capacidad de desarrollar sistemas energéticos sostenibles de manera autónoma. Estas desigualdades se deben en gran parte al control monopólico de las empresas del norte global sobre las innovaciones y los regímenes de propiedad intelectual, lo que impide a los países del sur global construir alternativas competitivas. La falta de capacidad de investigación y desarrollo (I+D) en las economías medianas y pequeñas del sur global juega un papel fundamental en la reproducción de estas desigualdades. Esta falta de capacidad en I+D tiene su origen en un legado colonial que dejó a muchos países del sur global con instituciones educativas poco desarrolladas, en particular en las ciencias avanzadas. A ello se suma el patrón de migración neocolonial que empuja a estudiantes talentosos a emigrar hacia el norte global en busca de oportunidades laborales. Por último, los Estados del sur global no han logrado construir el poder político necesario para desafiar los regímenes internacionales de propiedad intelectual que protegen las ventajas obtenidas por los países y empresas del norte global en épocas anteriores. En 1986, el norte global, liderado por Estados Unidos, impulsó la octava ronda de negociaciones del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), también conocida como la Ronda de Uruguay. Las siete rondas de negociaciones anteriores del GATT se habían centrado principalmente en la reducción de aranceles entre los países del Atlántico y Japón, con escasa participación del mundo previamente colonizado. Pero en la Ronda de Uruguay se modificó la agenda: a cambio de acceder a los mercados del Norte, se presionó a los Estados del Sur para que derribaran barreras a la inversión, la tecnología y los servicios provenientes del Norte, y para que modificaran sus leyes de propiedad intelectual. Durante este período, las ventajas comparativas de las grandes empresas monopólicas del Norte en derechos de propiedad intelectual y servicios comenzaron a generar enormes ganancias. Lo más relevante es que los borradores para las negociaciones de la Ronda de Uruguay no provinieron de los países que se sentaron a la mesa, sino de grupos misteriosos como la Coalición de Propiedad Intelectual y la Coalición de Negociaciones Comerciales Multilaterales. Resultó que estas coaliciones no estaban compuestas por países, sino por grupos de presión de grandes empresas monopólicas del norte global, como DuPont, Monsanto y Pfizer, que impulsaron la revisión del concepto de propiedad intelectual. Antes de la Ronda de Uruguay, las patentes podían otorgarse únicamente al proceso de innovación, permitiendo a otros individuos, empresas y países llegar al resultado final con métodos distintos, incluso mediante innovaciones de ingeniería inversa. La Ronda de Uruguay modificó este principio estableciendo que el producto final en sí mismo sería patentable, garantizando rentas al titular sin importar el proceso utilizado para obtener el resultado. Así nació el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio, o Acuerdo sobre los ADPIC (TRIPS, por sus siglas en inglés). Diez países del sur global (Argentina, Brasil, Cuba, Egipto, India, Nicaragua, Nigeria, Perú, Tanzania y Yugoslavia), liderados por Brasil e India, se reunieron para discutir los peligros de la Ronda de Uruguay. Este Grupo de los Diez (G10) advirtió que este enfoque causaría una hambruna tecnológica en el sur global, con una transferencia mínima de tecnología a costos exorbitantes y el colapso virtual del desarrollo tecnológico local. Aunque inicialmente pareció que el G10 logró algunas concesiones, la presión ejercida por Estados Unidos fracturó al grupo. En 1989, Brasil e India cedieron y la coalición se disolvió. El debate se trasladó entonces a los desacuerdos entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre los subsidios agrícolas. Al concluir la Ronda de Uruguay en 1994, el sur global aceptó el nuevo y nefasto régimen de propiedad intelectual y las reglas derivadas. El Acuerdo sobre los ADPIC se convirtió en el núcleo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), fundada al año siguiente. Nueve años después, India, Brasil y Sudáfrica crearon el bloque IBSA, exigiendo exenciones a los derechos de propiedad intelectual y licencias obligatorias para medicamentos esenciales, en particular antirretrovirales para tratar el VIH/Sida. Su esfuerzo logró que, el 30 de agosto de 2003, la OMC flexibilizara temporalmente ciertas obligaciones del Acuerdo sobre los ADPIC, permitiendo a los países sin capacidad productiva importar medicamentos genéricos bajo licencias obligatorias. Aunque esto no revirtió la lógica subyacente del Acuerdo (o principio ADPIC), se garantizó un alivio limitado para algunos fármacos. (La promesa de 2003 de las fundaciones Gates y Clinton de reducir el costo de los medicamentos contra el VIH/sida fue, en cambio, una cortina de humo para blindar el marco general del Acuerdo sobre los ADPIC). Este alineamiento inicial entre Brasil, India y Sudáfrica derivó en el bloque BRICS en 2009, tras el inicio de la Tercera Gran Depresión del Atlántico en 2007. Pese a sus iniciativas en salud y tecnología, el BRICS, no ha logrado erosionar el principio ADPIC. Injy Aflatoun (Egipto), Fedayeen [Soldado], 1970. En los años ochenta, varios gobiernos del sur global denunciaron lo que más tarde se conocería como biopiratería. Planteaban que muchas de las llamadas innovaciones modernas —sobre todo en agricultura y productos farmacéuticos— tenían su origen en sistemas de conocimientos tradicionales desarrollados por campesinxs y sanadorxs de África, Asia y América Latina. El argumento tuvo poco eco, salvo en casos emblemáticos —como el intento de W. R. Grace de patentar la hoja de neem del sur de Asia, y el de Phytopharm de desarrollar el hoodia, tradicionalmente usado por el pueblo san del sur de África—, la acusación de biopiratería obligó a las empresas a renunciar a sus patentes o compartir sus ganancias. El debate en torno a la biopiratería dio lugar a un tratado de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) que exige a las empresas declarar el origen de los recursos genéticos y conocimientos tradicionales utilizados en sus productos. Sin embargo, en la práctica, este tratado se incumple con frecuencia. Más allá de evidenciar que este tipo de declaraciones no se hacían en el pasado, no ha brindado ganancias sustanciales ni a las comunidades indígenas ni a los países en los que habitan. De hecho, el Acuerdo sobre los ADPIC prevalece sobre las disposiciones de la OMPI y otorga a las empresas amplios márgenes para explotar el conocimiento tradicional. Reflexionar sobre la biopiratería y las normas de propiedad intelectual que rigen la difusión de las tecnologías verdes me lleva al mundo del poeta y exembajador mexicano Homero Aridjis, cuya obra Selva ardiendo podría servir como advertencia contra esas reglas que asfixian al mundo: Los cielos amarillos parecen Turners tropicales. Las palmeras danzantes son besadas por lenguas voraces. Los monos aulladores saltan de copa en copa. A través de las humaredas, bandadas de loros, Con las colas quemadas, van buscando al sol, que los mira oculto, como un ojo podrido. Fuente: https://thetricontinental.org/es/newsletterissue/boletin-propiedad-intelectual-sur-global/

domingo, 29 de junio de 2025

Instalaciones nucleares de Irán: la inteligencia de EEUU desbarata el triunfalismo de Trump.

- Sputnik Mundo, Ajedrez de geopolítica. Conduce Javier Benitez Instalaciones nucleares de Irán: la inteligencia de EEUU desbarata el triunfalismo de Trump. La directora del Servicio de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, publicó recientemente en su cuenta de X que la Fuerza Aérea de EEUU ha destruido las instalaciones nucleares de Irán y que podría llevarle años reconstruirlas. Sin embargo, una filtración de la inteligencia estadounidense desmintió absolutamente esta versión. 'Teléfono descompuesto' en EEUU La directora del Servicio de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien previo a los ataques de EEUU contra las instalaciones nucleares de Irán había declarado abiertamente que era falso que el país persa estuviera trabajando en un arma nuclear, ahora ha cambiado de chaqueta. Y de ello dejó constancia a través de una publicación en la red social X. "Nueva información de inteligencia confirma lo que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha declarado en numerosas ocasiones: las instalaciones nucleares de Irán han sido destruidas. Si los iraníes decidieran reconstruirlas, tendrían que reconstruir las tres instalaciones [Natanz, Fordo e Isfahán] por completo, lo que probablemente llevaría años", escribió Gabbard, quien supervisa las 18 agencias de inteligencia estadounidenses. El analista internacional Nicola Hadwa advierte que el mensaje de Gabbard, responde a que "lo más probable es que haya recibido un buen tirón de orejas". "Porque EEUU en Asia Occidental no puede perder la imagen del matón irreductible, el infalible, el fuerte. Porque muchas de las dictaduras que hay ahí se le comenzarían a alejar o neutralizar. Así que esta idea de grandes triunfos, de poder omnipotente, que no hay nadie que se le oponga, es una idea que ellos tratan de mantener, igual como lo hace el Estado infanticida, que quiere dar la idea de que es el matón del barrio y que nadie puede con él", señala el experto. Pero ocurre que la afirmación acerca de la destrucción total de las instalaciones nucleares iraníes y su desarrollo nuclear pacífico fue desmentida por un informe clasificado de la propia inteligencia del país norteamericano, que fue filtrado por medios estadounidenses. En este sentido, Trump afirmó que las conclusiones de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU filtradas a la prensa —según él por motivos políticos— por un miembro de los servicios de inteligencia estadounidenses de la oposición ideológica a Trump, eran preliminares. Según estas conclusiones, los ataques estadounidenses contra Irán no condujeron a la destrucción de los componentes principales del programa nuclear de Teherán. Según estas estimaciones, es muy probable que el ataque solo retrasara varios meses la aparición de una bomba nuclear en Teherán. Nicola Hadwa advierte en este contexto que el pueblo estadounidense salió a las calles a protestar contra estos ataques de la Administración Trump contra Irán, temiendo la escalada de un conflicto impredecible. "Ahora ese pueblo está adquiriendo más conciencia. Se está dando cuenta de que se les ha utilizado desde hace mucho tiempo, principalmente por los sionistas. Porque ahora no es secreto de que EEUU no hace nada que no se lo ordene o autorice Israel. Entonces, frente a esta misma situación, a mi parecer, lo que hizo EEUU fue tranquilizar al lobby sionista lanzando un bombardeo que ellos sabían que no iba a cumplir ningún objetivo. Pero con eso dejaron tranquilo a ese lobby, que todos sabemos que el sionismo es una ideología que produce hombres sedientos de sangre. Entonces, de esa manera los dejaron tranquilos. En ese sentido, esto es parte de ese ataúd del imperio que día a día se cierra más y que día a día se le va colocando un clavo nuevo en su tapa", concluye Hadwa.

La diplomacia de la cobardía: «genocidio» no es solo una palabra

Recomiendo: La diplomacia de la cobardía: «genocidio» no es solo una palabra Por Jorge Majfud | 28/06/2025 | Opinión Fuentes: Rebelión Uno de los presidentes latinoamericanos que más he apreciado y defendido ha sido la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. No sólo por sus políticas sociales; me pareció digno de ella cierta postura de reconocimiento de la humanidad de los palestinos, con el valor agregado de ser ella una mujer judía. Entiendo que esto no debería tener ninguna conexión ni debería sorprender a nadie, pero dado que los sionistas han secuestrado al judaísmo hace ya mucho tiempo, no deja de ser un mérito desmarcarse de esa ideología racista, supremacista y psicótica, como lo han hecho otros grandes, como mis amigos Jill Stein, Aviva y Noam Chomsky, por no extenderme en una larga lista de ejemplos de dignidad humana. Luego de ponerla como ejemplo ante la vergonzosa política exterior de mi país, Uruguay (cobarde y cómplice como solo se podría entender de un gobierno gorila de la ciudad vecina, Buenos Aires) sobre el mismo tema del genocidio palestino, debo presenciar el rostro del miedo global en una mujer que consideré tan fuerte como las milenarias pirámides de su hermoso país. Veo los ojos húmedos llenos de lágrimas que no son de dignidad sino de temor. Escucho sus titubeos y sus rodeos aferrados a la negación de siquiera decir la palabra genocidio (esa palabra que todos los medios y plataformas censuran para no perder visibilidad o no ser censurados por Dios Algoritmo) ante la respetuosa, razonable y valiente insistencia del periodista mexicano Ernesto Ledesma, sobre por qué el gobierno no usa la palabra “genocidio” para referirse a “el problema de Gaza”. Múltiples veces me han dicho que la palabra genocidio no tiene importancia, que es solo una palabra, que no debería insistir en algo tan superficial, que hay otras palabras para decir lo mismo. Pues, bien, si es tan irrelevante, ¿Por qué no la dicen? ¿Por qué ese miedo que suda en los ojos y en las manos? Por supuesto que las palabras importan. Para la Corte de Pena Internacional y para otros organismos judiciales, las palabras son engranajes cruciales de un sistema de relojería que, si falla uno, el reloj deja de funcionar o da la hora equivocada. Para un político, para un líder nacional, es algo mucho más simple, basado en principios morales. Los principios morales no son complicados. De hecho, son prejuicios fundadores, es decir, algo que no estamos dispuestos a cuestionar y que nos define como humanos morales, como un axioma define un teorema. Por ejemplo, que los seres humanos somos todos iguales o que tenemos el mismo derecho a la vida es un prejuicio fundador de la civilización que surgió con la Ilustración. Irónicamente, esa civilización que los fanáticos racistas y nacionalista y teólogos dicen defender como “Occidente”, ese mito criminal que nunca existió fuera del fanatismo de los cruzados, los inquisidores, los supremacistas blancos y sus herederos, los nazis de ayer y los pseudo libertarios de hoy―por su tradicional carencia creativa, los fascistas siempre secuestran todo lo que puede serles de algún valor, como el trabajo del esclavo; cuando no secuestran de sus enemigos palabras como libertario, se ensañan con otras como socialismo (nacional socialismo) o, lisa y llanamente, libertad, para poder ejercer la censura y la represión a gusto. Las palabras tienen significados, tantos como los silencios. Los silencios de los políticos en el poder sólo significan que quien calla no tiene el poder, sino que vive de él y no quiere perderlo. La idea de que es mejor no decir esta o aquella palabra (genocidio) para facilitar la paz y el entendimiento ente las naciones, se choca de narices con la realidad: las peores, las más cobardes y sistemáticas matanzas de este siglo (la de Gaza, la de Palestina) ya llevan, en su peor fase, casi tres años―acompañadas de su correspondes prudencia y silencio. Entonces, ¿para qué mierda ha servido la prudencia y el silencio sino para subrayar la cobardía del poder político ante el Verdadero Poder? ¿Es que hasta los líderes más humanos del mundo han perdido el sentido de la decencia? ¿O es que han confundido moderación con complicidad y sobrevivencia con cobardía? Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes

sábado, 28 de junio de 2025

Medios hegemónicos: el arte de invisibilizar el genocidio

Recomiendo: Medios hegemónicos: el arte de invisibilizar el genocidio Por Aram Aharonian | 27/06/2025 | Mentiras y medios Fuentes: CLAE - Rebelión Los medios de comunicación hegemónicos han realizado otro acto de magia: Palestina ha desaparecido de los noticieros de la televisión y de las portadas de los diarios, en un intento por hacer olvidar, desaparecer y negar las masacres ordenadas por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. En fin, ocultar el genocidio de más de 60 mil palestinos. La relación entre las guerras y los medios de comunicación es compleja y multifacética: juegan un papel crucial en la cobertura, interpretación y percepción de los conflictos, tanto para el público en general como para aquellos directamente involucrados: la forma en que se reportan las guerras puede influir en la opinión pública, la política internacional e, incluso, en el desarrollo del conflicto mismo. No es nuevo: desde Napoleón los líderes políticos y militares han intentado desinformar a sus oponentes para ocultar los males y fabricar un consenso social para mantener la moral alta. La desinformación es fácil de documentar en retrospectiva, pero muy difícil de detectar en el momento, sobre todo cuando es repetida por los medios gráficos y audiovisuales hegemónicos. La relación entre la verdad y la guerra es compleja y a menudo conflictiva. La guerra implica engaño, propaganda y la supresión de información. La verdad, debiera buscar la objetividad y la transparencia. A pesar de estas tensiones, la verdad sigue siendo un objetivo importante en tiempos de guerra, tanto para las partes en conflicto como para la comunidad internacional. El descubrimiento del enorme valor económico de la información se debe a la llegada del gran capital a los medios de comunicación y a la necesidad de manipular grandes mercados para facilitar los negocios y también el lavado de dinero proveniente de la venta de armas y drogas. En los conflictos armados posmodernos, desde la Guerra del Golfo, se ha producido un rápido desplazamiento del centro de gravedad desde el poder de las armas al poder de la información. Debido a los avances tecnológicos y a la participación de las empresas privadas, la forma de la guerra ha cambiado. Las élites han formulado nuevas estrategias de comunicación, han promovido la centralización de los medios de comunicación y el periodismo sensacionalista, así como el «periodismo de reciclaje». Son resultado del fortalecimiento del llamado complejo militar-industrial-mediático, es decir, del engranaje entre el poder político y militar, las industrias bélicas y los amos de la prensa hegemónica a costa de la credibilidad de los medios de comunicación. Estos cambios se sintieron primero en la operación Tormenta del Desierto y en las guerras de los Balcanes, y luego en las guerras de Afganistán e Irak mediante la integración de periodistas en las fuerzas armadas de los beligerantes, para tener un mayor control del flujo de información, y el refuerzo de los mecanismos de propaganda. Hoy, el discurso propagandístico se impone como la única verdad, mientras que los periodistas que tienen un enfoque crítico e investigan son señalados, perseguidos, desacreditados o incluso asesinados. Aunque los vínculos directos con los campos de batalla han llevado la guerra a los hogares y el conflicto se ha convertido en un espectáculo, la información es pobre y estéril. Los grandes medios de comunicación reproducen el discurso del poder político sobre las «guerras humanitarias», las «armas inteligentes» y los «daños colaterales», cuando en realidad el número de civiles que pierden la vida se ha multiplicado en comparación con el de los combatientes armados. La verdad es la primera víctima de la guerra. La verdad -o más bien los aspectos de la verdad- se suprimen o distorsionan a causa de la propaganda y la censura. «Si la gente supiera realmente [la verdad], la guerra se detendría mañana mismo», dijo el Primer Ministro británico Lloyd George al director del Manchester Guardian durante la Primera Guerra Mundial, cuando las noticias se transmitían por telégrafo. La decisión del gobierno estadounidense de entablar una guerra indefinida contra “el terrorismo”, tras el atentado del 11 de setiembre de 2001 a las llamadas Torres Gemelas de Nueva York sirvió de palanca para lograr que la opinión pública estadounidense aceptara la ecuación “más seguridad”. Invisibilizar el genocidio Decía que Palestina ha desaparecido de los noticieros. Los medios hegemónicos nos quieren imponser el imaginario de que los malos son los iraníes y de lo bien que hizo Donald Trump en bombardearlos, bajo la excusa de su desarrollo nuclear. Cuidado: esa excusa puede servir mañana para atacar a Argentina o Brasil. Lejos de suscitar el rechazo unánime de la comunidad internacional a la sed de sangre y los métodos del primer ministro, Benjamin Netanyahu, las agresiones han tenido el efecto perverso –y seguramente calculado por el régimen de Tel Aviv– de desviar la atención global del genocidio ejecutado en contra del pueblo palestino durante los últimos 20 meses. Pero la masacre contra los gazatíes y el despojo de tierras en Cisjordania ocupada continúan al mismo ritmo e incluso se aceleran, mientras los ojos del mundo miran a otra parte. Las técnicas de desinformación de los medios hegemónicos son similares a la de la guerra contra Iraq. Hasta la semana pasada, Israel había asesinado a 56 mil personas y herido a 131.138 en la Franja de Gaza, de las cuales por lo menos 70 por ciento eran civiles.A ello deben sumarse los asesinados y secuestrados en Cisjordania, Líbano, Siria, Irán y Yemen. Pero héte aquí que tampoco se habla del conflicto en Ucrania sino para cada tanto reafirmar que el presidente ruso Vladimir Putin (a veces hasta lo califican de “comunista”) es un asesino y que el pobre Volodomir Zelenski pide ayuda y la que le dan Estados Unidos y Europa no es suficiente. Hablar de paz es demodée. Tampoco es negocio, porque la guerra sí lo es. Si se invirtiera en comida y medicinas la mitad del presupuesto que los países centrales gastan en armamento, se daría un buen paso contra la hambruna. Si uno revisa la prensa internacional (y sus repetidoras locales) apenas se visualizan algunas pocas manifestaciones por la paz, contra el rearme, en solidaridad con Gaza. El verso de que “Irán está a punto de fabricar su propia arma nuclear” la repiten las autoridades israelíes desde hace más de 20 años, cuando en Irán vive una gran comunidad judía y en la sociedad iraní no existe una división entre judíos y persas: son todos iraníes. Pero Estados Unidos e Israel libran una guerra cuyo objetivo no es solo el derrocamiento de un gobierno soberano, sino la destrucción de Irán, fragmentándolo en regiones según criterios étnicos, tal como está acostumbrado a hacer el «mundo civilizado» en otras partes. Lo que está en curso es la eliminación del último gobierno de Oriente Medio que no se ha subordinado a Occidente; todo lo demás es puro verso. El bloque de poder compuesto por Estados Unidos, sus aliados militares, financieros y tecnológicos, y por el Estado de Israel como enclave operativo de primer orden, ha definido como prioritario el freno al ascenso estructural de China. Esta decisión de atacar a Irán, que llevó a Trump a jugarse un juicio político al involucrarse de lleno sin autorización del Congreso, y vociferarse como «ganador», es un claro ejemplo de cómo la presión bélica, con tecnología armamentística de punta y a dos bandas, se convierte en una herramienta de distracción y sobre todo de ocultamiento del genocidio, en el cual Estados Unidos apaece íntimamente ligado al gobierno israelí. *Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

viernes, 27 de junio de 2025

Por qué EEUU quiere presentar a México como su enemigo?

- Sputnik Mundo "Hay un golpeteo permanente": ¿Por qué EEUU quiere presentar a México como su enemigo? Acciones legales, una fuerte política migratoria y un discurso violento, eso es lo que Estados Unidos ha estado haciendo contra México desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. ¿Cuál es el trasfondo de esta estrategia de Washington contra su principal socio comercial? Durante una comparecencia ante el Comité de Gastos del Senado de EEUU, la fiscal es esa nación, Pam Bondi, mencionó a México en el listado de países que son considerados como "adversarios extranjeros" para Washington. "No nos dejaremos intimidar y mantendremos a Estados Unidos a salvo gracias al liderazgo del presidente Trump. No solo frente a Irán, sino también frente a Rusia, China y México. Frente a cualquier adversario extranjero, ya sea que intente matarnos físicamente o mediante la sobredosis de nuestros hijos con drogas", sentenció la funcionaria. Al respecto, el internacionalista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Miguel Ángel Valenzuela Shelley, señaló que incluir al país latinoamericano en el mismo listado que Pekín y Teherán es "francamente desmedido". El enemigo en común, una táctica interna En entrevista con Sputnik, el doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Oscar Rojas aseveró que, al proyectar a México como una amenaza, Washington desea actuar en dos frentes: el interno y a escala global. En el primer rubro, detalló, EEUU busca "una dominación política dentro de su propia población". Y es que, explicó, crear la imagen del enemigo externo "genera una sensación o una tendencia a la unidad a pesar de los pesares". Esto conviene a EEUU, ya que el país, abundó, está en franco declive y uno de los factores es su polarización interna. "Todos los poderes hegemónicos tienen la necesidad de establecer una narrativa que justifique su permanente intervención en el mundo", agregó. Con él coincide Valenzuela Shelley, quien destacó que las acciones y el discurso en contra de México por parte de la Administración Trump van enfocados también a los votantes duros del republicano. "En política interna es muy importante justamente la idea del enemigo. Ese enemigo que amenaza tu existencia. Entonces, México amenaza, digamos, la existencia o el predominio de la de la cultura o de los valores anglosajones en el discurso [de Trump] (...) Busca también avivar al votante duro republicano que, tal vez no necesariamente simpatice con el trumpismo, pero que puede identificarse con ese discurso antiinmigrante y antimexicano", sentenció. Injerencismo y escenario ventajoso De acuerdo con el internacionalista mexicano, a nivel externo, lo que EEUU busca al señalar reiteradamente a México es ejercer presión sobre el país, al igual que lo ha hecho con muchos otros. "Es lo que ha pasado y va a seguir pasando en esa Administración [de Trump]: presionar en lo posible a México y a quien sea. Ese es el estilo", aseveró Valenzuela Shelley. Al respecto, Rojas puntualizó que las acciones y políticas del actual Gobierno de Trump giran en torno al lema de "Make America Great Again", lo cual, dijo, significa que EEUU buscará "encontrar enemigos en todos lados". "Estados Unidos no solamente tiene una crisis hegemónica; también padece una problemática política y cultural interna potente (...) Estados Unidos ha planteado el Make America Great Again y esto significa que encontrará enemigos en todos lados, además de que se le está viendo el talante expansionista", abundó. México, ¿un "adversario extranjero" para EEUU? Ante dicha crisis, agregó, EEUU buscará también debilitar la estabilidad política y económica de México en aras de "recuperar sus posiciones estratégicas". "Todo eso es golpeteo permanente para tratar de ir disminuyendo la fortaleza del proceso político soberano (...) de alguna u otra manera, vas retrasando la recuperación de los países. Es decir, les vas metiendo piedras en el camino", concluyó el economista mexicano.

fracaso de Israel para someter a Irán demuestra que ya no está en condiciones de dictar el orden regional

Recomiendo: El fracaso de Israel para someter a Irán demuestra que ya no está en condiciones de dictar el orden regional Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por David Hearst | 27/06/2025 | Mundo Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Una mujer iraní hace el signo de la victoria en una manifestación contra el ataque estadounidense a Irán tras los aéreos israelíes, Teherán, 22 de junio de 2025 (Atta Kenare/AFP)] La Luftwaffe consideró el bombardeo de Coventry del 14 de noviembre de 1940 como un asombroso logro tecnológico. Las emisiones de propaganda alemana elogiaron el ataque como «el más severo de toda la historia de la guerra». El principal propagandista nazi, Joseph Goebbels, estaba tan encantado con el ataque que acuñó un nuevo término en su honor: «Coventrate». Sin embargo, el sabor de la victoria total no tardó en agriarse. La producción de motores y piezas de aviones se trasladó rápidamente a fábricas clandestinas. La capacidad sólo se había visto mermada, no destruida; en cuestión de meses, las fábricas volvieron a producir a pleno rendimiento. También sabemos ahora que los alemanes estaban preocupados por el efecto que la imagen de la catedral de Coventry en ruinas tendría en los estadounidenses, que aún no se habían unido a la guerra. De hecho, los alemanes subestimaron la resistencia de los británicos, que en su lugar forjaron una determinación para contraatacar como nunca antes. La Royal Air Force inició poco después una enérgica campaña de bombardeos sobre Alemania. Los altos mandos israelíes sólo han tardado doce días en ver cómo la victoria total que decían haber logrado en las primeras horas de su bombardeo contra Irán se convertía en algo que más bien parece una derrota estratégica. De ahí la enorme reticencia de Israel a atenerse a un alto el fuego, después de haber prometido al presidente estadounidense Donald Trump que lo cumpliría. Ninguno de los tres objetivos bélicos de Israel se ha cumplido. Todavía no hay pruebas de que el programa de enriquecimiento nuclear de Irán haya sido «total y completamente aniquilado», como afirmó Trump. Irán tuvo tiempo de trasladar al menos algunas de sus centrifugadoras fuera de peligro, y no está claro dónde están almacenadas las reservas existentes de más de 400 kilogramos de uranio altamente enriquecido. Mientras tanto, las decenas de generales y científicos muertos en las primeras horas del ataque fueron rápidamente reemplazados. Capear el temporal Si Coventry sirve de ejemplo, el enriquecimiento de uranio y la producción de lanzamisiles se pondrán en marcha en cuestión de meses, no de años, como afirman los estadounidenses. La tecnología, los conocimientos técnicos y, sobre todo, la voluntad nacional iraní de restaurar y reconstruir activos nacionales clave han capeado el temporal. Evidentemente, por los daños que los misiles iraníes infligieron a las pocas horas del anuncio de alto el fuego por parte de Trump, su fuerza de misiles balísticos, el segundo objetivo de guerra israelí, sigue siendo una amenaza palpable y continua para Israel. Israel sufrió más daño de los misiles de Irán en doce días que de dos años de cohetes de fabricación nacional de Hamás o, de hecho, de meses de guerra con Hizbolá. En doce días, las tropas israelíes se han enfrentado a daños en bloques de apartamentos que antes sólo los aviones israelíes habían infligido en Gaza y el Líbano, y ha sido toda una sorpresa. Se han atacado objetivos estratégicos, como una refinería de petróleo y una central eléctrica. Irán también ha informado de ataques contra instalaciones militares israelíes, aunque el estricto régimen de censura de Israel hace que estas afirmaciones sean difíciles de verificar. Y, por último, el régimen iraní sigue en pie. En todo caso, el régimen ha unido a la nación en lugar de dividirla, aunque sólo sea por la furia nacionalista ante el ataque no provocado de Israel. El otro gran «logro» del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, arrastrar a Estados Unidos a su guerra, parece ahora un cáliz envenenado. ¿Cuánto tiempo más permanecerá esa pancarta —«Gracias, señor presidente»— en una autopista central de Tel Aviv, después de que Trump aplicara un freno de mano masivo y prematuro a la maquinaria bélica de Netanyahu? Hace doce días, Trump comenzó refutando la idea de cualquier participación de Estados Unidos en el ataque sorpresa de Israel contra Irán. Cuando vio que estaba teniendo éxito, Trump intentó imponerse en el proyecto, diciendo que sólo se podía haber logrado con tecnología estadounidense. A medida que avanzaba el ataque, Trump sugirió que él tampoco se opondría a un cambio de régimen. Pero en las últimas 24 horas, Trump pasó de exigir la rendición incondicional de Irán a agradecerle que advirtiera a Estados Unidos de su intención de atacar la base aérea de Al-Udeid en Qatar, y a declarar la paz en nuestro tiempo. Cambian las tornas Lejos de impulsar las ambiciones de Netanyahu de reducir Irán a polvo, como hizo con Gaza, Trump puso fin a una guerra que acababa de empezar. Y, a diferencia de lo que ocurrió en Gaza, Netanyahu no está en posición de desafiar la voluntad del presidente estadounidense. Trump tenía serios problemas para llevar a cabo una aventura a la que la mitad de su partido se oponía rotundamente. Para Netanyahu, estos últimos doce días han sido una dura lección. Si el primer día demostró que la inteligencia israelí podía lograr el mismo éxito en Irán que contra Hizbolá en el Líbano, eliminando al primer escalón de su mando militar y científico, y que Israel podía hacerlo por su cuenta, sin la ayuda directa de Estados Unidos, al décimo día se hizo evidente que Israel no podía alcanzar ninguno de sus objetivos bélicos sin la participación de Estados Unidos. Pero antes de que se secara la tinta de todos los elogios que Netanyahu recibió en Israel por involucrar a Washington en lo que había sido un proyecto exclusivamente israelí, Trump volvió a darle la espalda a su aliado más cercano. Demostró ser un éxito efímero. Sin siquiera detenerse a evaluar si la planta de enriquecimiento nuclear enterrada a gran profundidad en Fordo había sido realmente inutilizada, Trump declaró misión cumplida. Lo hizo con una rapidez sospechosa, al igual que, desde el punto de vista de Israel, lo fue su prisa por felicitar a Irán por no haber matado a ninguno de sus soldados. Fue muy parecido a la forma en que llegó a un acuerdo con los hutíes en Yemen antes de volar a Riad para cobrar los beneficios. Irán, por su parte, sale de este conflicto con ganancias estratégicas, aunque no deben ignorarse los golpes inmediatos y los cientos de víctimas que ha sufrido. Sus defensas aéreas no lograron derribar ni un solo avión de combate israelí, aunque derribaran drones. Los aviones de combate israelíes volaron libremente por los cielos de Irán, y la inteligencia israelí demostró una vez más que había penetrado profundamente en el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria y en la comunidad científica iraní. Todos estos fueron fallos evidentes. Pero ninguno resultó decisivo. Al final, todo lo que Irán tuvo que hacer fue, en palabras de la Gran Bretaña de la década de 1940, «mantener la calma y seguir adelante». Eso significaba enviar un flujo constante de misiles hacia Israel, sabiendo que, incluso si todos eran derribados en el aire, toda la población estaba encerrada en refugios y el preciado y costoso suministro de misiles Arrow de Israel se estaba agotando. Lo que Irán estableció así fue exactamente lo que la economía israelí no podía soportar después de 20 meses de guerra: una guerra de desgaste en un segundo frente. Netanyahu necesitaba un golpe rápido y decisivo, y a pesar del éxito del primer día, nunca llegó. Aun así, Israel no quiso evitar los bombardeos, después de que Trump le dijera que no lo hiciera. Así que este tuvo que transmitir otro mensaje no tan sutil por megáfono: «Israel. No lancéis esas bombas. Si lo hacéis, será una violación grave», bramó Trump en mayúsculas. Guerra de relatos Al fin y al cabo, este conflicto nunca tuvo que ver con poner fin a un programa de bombas nucleares que nunca existió (si hubiera existido, Irán habría podido fabricar una bomba hace mucho tiempo). Este conflicto ha sido esencialmente una guerra entre dos relatos. El primero es bien conocido. Y es el siguiente: El ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 fue un error estratégico. Ninguna fuerza que puedan reunir los árabes o los iraníes puede igualar el poder de Israel y Estados Unidos juntos, ni siquiera Israel armado con la última generación de armas. Israel siempre derrotará a sus enemigos en el campo de batalla, como lo hizo en 1948, 1967, 1973, 1978 y 1982. La única opción para los árabes es reconocer a Israel en sus propios términos, lo que significa comerciar con él y dejar la creación del Estado palestino para otro momento. Esta opinión, con algunas variaciones, es compartida de manera extraoficial por todos los líderes árabes y sus jefes militares y de seguridad. El relato alternativo sostiene que, mientras el Estado de Israel exista en su forma actual, no puede haber paz. Esta es la fuente del conflicto, en contraposición a la presencia de judíos en Palestina. La resistencia a la ocupación existirá siempre, independientemente de quién empuñe o deponga el garrote, mientras continúe esa ocupación. La existencia de Irán como régimen que desafía la voluntad israelí de dominar y conquistar es más importante que su fuerza estratégica de cohetes. Su capacidad para plantar cara a Israel y a Estados Unidos, y seguir luchando, muestra el mismo espíritu que han demostrado los palestinos de Gaza al negarse a rendirse por hambre. Si se mantiene el alto el fuego, Irán tiene varias opciones. No debe apresurarse a volver a la mesa de negociaciones abandonada dos veces por el propio Trump: una cuando se retiró del acuerdo nuclear con Irán en mayo de 2018 y otra este mes, cuando su enviado Steve Witkoff participaba en conversaciones directas. Trump se jactó de haber engañado a los iraníes al entablar conversaciones con ellos y permitir al mismo tiempo que Israel preparara sus ataques. Bueno, no podrá volver a hacer ese truco. Las opciones de Teherán Para volver a las negociaciones, Irán necesitaría garantías de que Israel no volverá a atacar, garantías que el propio Israel nunca dará. Como otros analistas y yo hemos argumentado, formar parte del Tratado de No Proliferación no ha servido a los intereses de Irán. Podría abandonar el tratado, ya que ahora tiene todos los incentivos para desarrollar una bomba nuclear que impida que Israel vuelva a atacar. En realidad, Irán no tiene que hacer nada. Ha resistido sanciones de máxima presión y un armagedón de doce días con el armamento estadounidense más moderno. No necesita un acuerdo. Puede reconstruir y reparar los daños que ha sufrido en estos ataques y, si nos basamos en la experiencia pasada, saldrá más fuerte que antes. Pero Netanyahu y Trump tienen que dar explicaciones ante una opinión pública cada vez más hostil y escéptica. Vale la pena citar al exministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, a este respecto. Tras el anuncio del alto el fuego, señaló: «A pesar de los éxitos militares y de inteligencia de Israel, el final es amargo. En lugar de una rendición incondicional, estamos entrando en duras negociaciones con un régimen que no dejará de enriquecer uranio, fabricar misiles o financiar el terrorismo. Desde el principio, advertí: No hay nada más peligroso que un león herido. Un alto el fuego sin un acuerdo claro sólo traerá otra guerra en dos o tres años, en condiciones peores». Israel ha cambiado los cohetes caseros de Gaza por los misiles balísticos de Irán. Ha cambiado un enemigo indirecto y patrocinador de milicias interpuestas por un enemigo directo, uno que no duda en enviar a toda la población de Israel a los búnkeres. Es todo un logro, pero no el que Netanyahu tenía en mente hace doce días. Los principales Estados europeos, todos ellos signatarios del acuerdo nuclear con Irán, no tienen absolutamente nada que decir a Irán. Han renunciado a toda capacidad de mediación con su cobardía y su aquiescencia a un ataque contra Irán que carecía por completo de legalidad según el derecho internacional. Una vez más, han socavado el orden internacional que dicen defender. David Hearst es cofundador y redactor jefe de Middle East Eye, así como comentarista y conferenciante sobre la región y analista en temas de Arabia Saudí. Fue redactor jefe de asuntos exteriores en The Guardian y corresponsal en Rusia, Europa y Belfast. Con anterioridad, fue corresponsal en temas de educación para The Scotsman. Texto en inglés: Middle East Eye, traducido del inglés por Sinfo Fernández. Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/06/25/el-fracaso-de-israel-para-someter-a-iran-demuestra-que-ya-no-esta-en-condiciones-de-dictar-el-orden-regional/

jueves, 26 de junio de 2025

OTAN devora al díscolo y Trump amenaza a España con represalias comerciales: ¿peligra Sánchez?

- Sputnik Mundo España La OTAN devora al díscolo y Trump amenaza a España con represalias comerciales: ¿peligra Sánchez? EEUU doblará los aranceles a España si no secunda el nivel de gasto militar exigido por la alianza atlántica. Aunque Pedro Sánchez suscribió en la cumbre de La Haya el acuerdo para aumentarlo al 5% del PIB, también confirmó que solo invertirá el 2,1%. El deterioro de la relación bilateral obedece a cálculos parlamentarios antes que a ideológicos. El presidente del Gobierno español afrontó la reunión de presidentes y jefes de Gobierno más delicada de cuantas cumbres de la OTAN haya asistido. Pese a que Eslovaquia y Bélgica habían mostrado reticencias semejantes en los días previos, Pedro Sánchez resultó estar solo en su papel de abanderado del rechazo al compromiso dictado por Donald Trump de aumentar el gasto militar, En La Haya, los 32 países que conforman la alianza atlántica, incluida España, suscribieron la declaración final. "Los aliados se comprometen a invertir anualmente el 5% del PIB en necesidades básicas de defensa, así como en gastos relacionados con la defensa y la seguridad, de aquí a 2035, para garantizar nuestras obligaciones individuales y colectivas, de conformidad con el artículo 3 del Tratado de Washington", reza en el punto 2 del texto. El secretario general de la alianza, Mark Rutte, resaltó el acuerdo alcanzado sobre un "plan concreto" para que todos los miembros ejecuten ese nivel de gasto, aun cuando en días anteriores había consentido con la "flexibilidad" que le pedía Sánchez: cumplir con la adquisición de nuevas capacidades militares gastando, como mucho, el 2,1% del PIB. Pero en la cumbre cundió el descontento con la postura española. Incluso el primer ministro belga, Bart de Wever, subrayó la inexistencia de excepciones, que explicó por una "cuestión de interpretación". En caso de que España pueda cumplir las exigencias de la alianza invirtiendo solo el 2,1%, Sánchez sería "un genio y la genialidad inspira a la gente", comentó, sarcástico. "Rutte hablaba de flexibilidad, pero no se refería al porcentaje de gasto, sino a la forma de llegar al objetivo. Es decir, a ese 3,5% de gasto militar puro y otro 1,5% en seguridad en un sentido tan amplio que da margen para justificar casi cualquier partida", puntualiza la socióloga Nahia Sanzo, del grupo de investigación multidisciplinar GeopolitikaZ de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). En conversación con Sputnik, esta investigadora explica que Sánchez interpretó la exigencia de modo diferente. "Aunque la formulación es clara y no caben excepciones, la revisión no se producirá hasta 2029, por lo que aparentemente el riesgo [para Sánchez] sería solo en forma de reproches". El enojo por el supuesto trato de favor de Rutte a España, expresado al margen de la declaración final, fue verbalizado por varios líderes. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, discrepó de las "excepciones para algunos países". Y su homólogo sueco, Ulf Kristersson, rechazó que el acuerdo suscrito contemplara "alguna excepción". En Madrid son conscientes de que las principales economías de la UE se sumaron al compromiso sin rechistar, pero estiman que no todos podrán cumplirlo. Por ejemplo, Italia, un país que muestra unos índices de deuda y déficit peores que España. Sorteando a Trump Durante la primera jornada de la cumbre, el día 24, Pedro Sánchez se situó lejos de Trump durante el posado para la foto de familia, antes de encaminarse a la cena ofrecida por los anfitriones, los reyes de los Países Bajos. Trump se situó en primer término y Sánchez lo hizo tres filas más atrás. Durante el ágape, tampoco ocuparon mesas contiguas. Al día siguiente, en el transcurso de la reunión ejecutiva entre todos los miembros, Sánchez no entabló contacto con el presidente estadounidense. Y a su término, ocupó una esquina en el posado oficial. "No he tenido ocasión de poder saludarle ni poder intercambiar unas palabras con él", dijo al respecto, situación que ciñó a "la casualidad". Sánchez defendió la postura asumida, que definió como "suficiente, realista y compatible" con el modelo de bienestar social existente en España. Poco antes, el secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio, desde las páginas de Politico, se sumó a las críticas al país ibérico, al que acusó de "querer gastar muy poco o nada en defensa" y de tener "profundos retos políticos internos". El resultado es que España protagonizó la cumbre, dada la leve modificación de la redacción de la declaración final, con la suficiente ambigüedad para no obligar jurídicamente a todos y cada uno de los miembros de la OTAN. En vez de "todos los aliados se comprometen a", se utilizó la fórmula "los aliados se comprometen a". Trump se desata y pone precio Las declaraciones de Trump durante su rueda de prensa, quebraron la calma tensa. Amenazó a España con una guerra comercial. "Vamos a hacer que paguen el doble. Se han salido un poco con la suya, pero tendrán que pagarnos en comercio", dijo. La noticia fue recibida por el índice bursátil Ibex-35 con una caída del 1,59% en su cotización. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, expresó casi acto seguido su indignación. “España es soberana y no admite amenazas de nadie”, escribió en la red social BlueSky, donde señaló que la prioridad del Gobierno español “es el gasto social”. La idea de Trump es recabar vía aranceles, lo que, según él, España dejaría de aportar a la OTAN en comparación con el resto de socios. A tal fin, declaró que negociará personalmente un "acuerdo comercial" con Madrid. Es decir, se confirma que el rearme europeo y de la OTAN a cuenta de armamento norteamericano es una de las vías por las que EEUU trata de reducir su déficit comercial. Secretario de la OTAN elogia a Trump y dice que Europa "va a pagar con creces" en defensa "Siempre es difícil enfrentarse al país hegemónico, pero lo es más hacerlo en el momento en el que Trump siente haber conseguido su mayor victoria, cuando sus aliados se rinden al verle pasar y ya se ha firmado el compromiso para darle exactamente lo que había pedido: el 5% de gasto militar, que en una parte importante procederá de la adquisición de armamento estadounidense", recuerda Sanzo. A su juicio, la iniciativa de Sánchez funcionó de inicio entre su electorado y en el terreno comunicativo. "Pero el problema es que ha ofendido a Trump", una situación que, para solucionarse, será necesario "tirar de chequera y prometer inversiones en EEUU", asegura. Deterioro de la relación con EEUU y ¿caída de Sánchez? La posición del presidente del Gobierno español en el terreno doméstico es complicada, dado el importante caso de corrupción que asola a su partido y las difíciles relaciones con sus socios de gobierno y sus apoyos externos, casi todos contrarios al incremento del gasto militar. Acuciado a izquierda y derecha, la propia permanencia de Pedro Sánchez al frente del Gobierno español se halla tocada. Y todo en un contexto donde ya había signos de crisis en la relación bilateral entre Washington y Madrid, ahora evidentes. "El deterioro de las relaciones inevitable, salvo que haya un cambio de Gobierno en España. Y tengo la sensación de que desde EEUU e Israel van a tratar de 'ayudar' en todo lo que puedan para que ese cambio de Gobierno se dé. Incluso mediante un adelanto de elecciones a las que Sánchez no se pueda presentar", explica a Sputnik el politólogo Santiago Armesilla, rector del Instituto Beatriz Galindo-La Latina. "Se está buscando un cambio de gobierno en España aprovechando el cambio cultural en el país, donde la población está tendiendo más hacia el ámbito conservador. Y eso va a beneficiar a los planes y programas de la geopolítica de EEUU", afirma. "El problema de Pedro Sánchez es que la legislatura se encuentra en el peor momento y, sin posibilidad de conseguir ninguna victoria en la política doméstica, ha intentado lograr una en política exterior", añade Sanzo, en alusión a la impopularidad de los gastos militares y la dificultad de justificarlos. En su opinión, la ciudadanía española no tiene la sensación de la llegada de un "peligro inminente" con el que la OTAN pueda justificar los aumentos masivos del gasto en defensa. "La ciudadanía ve más riesgo en el precio de la vivienda que en un escenario bélico en el que sigue sin creer", señala. Crisis de fondo interno En comparación con la anterior crisis en las relaciones bilaterales entre España y EEUU, acaecida durante las presidencias de José Luis Rodríguez Zapatero y George Bush con motivo de la oposición del primero a la invasión de Irak, la actual no se debe a una "disputa ideológica", considera Sanzo. "Ahora no parte de diferencias de opinión, de no apreciar las bondades del aumento del gasto militar en Europa o de renegar de la OTAN, sino de algo mucho más simple: la aritmética parlamentaria. Porque Pedro Sánchez es consciente de que su coalición actual no va a aprobar unos presupuestos de recortes sociales y aumento del gasto militar", sostiene. En su lugar, concluye Sanzo, Sánchez buscó en Mark Rutte "una flexibilidad que ha reinterpretado para encajarla en su definición y presentarse como el salvador del estado del bienestar, pero a la vez garante de la seguridad, ya que España cumplirá con todas las exigencias, a excepción del aumento estratosférico del gasto militar".