lunes, 20 de febrero de 2017


Trump e Israel
La cuestión clave de Jerusalén acapara la reunión en la Casa Blanca

Middle East Eye

Traducción del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Las sensibilidades respecto a la ciudad y sus santos lugares se exacerban con motivo del encuentro entre el presidente de EEUU y Netanyahu
Puesta de sol sobre la Ciudad Vieja de Jerusalén, en el centro, la mezquita musulmana de la Cúpula de la Roca (23 de enero de 2017)
Descrita a menudo como el foco de máxima tensión en el conflicto israelo-palestino, se espera que Jerusalén se alce con el mayor protagonismo en la reunión que se celebrará el miércoles en Washington entre Donald Trump y el primer ministro de Israel Benjamin Netanhayu.
Es la primera vez que la pareja se reúne frente a frente desde que Trump inauguró su presidencia el pasado mes.
Los dos tienen cuestiones importantes que tratar, incluida la expansión de los asentamientos israelíes y el acuerdo nuclear con Irán. Pero es probable que incluso estos temas se vean ensombrecidos por el debate sobre el Estatuto de Jerusalén.
Las tensiones sobre el futuro de la ciudad son graves, teniendo en cuenta que Trump ha prometido trasladar la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén, una medida que reconocería implícitamente a la ciudad como capital de Israel.
Se ha informado que el elegido de Trump para embajador de EEUU en Israel, David Friedman, un firme defensor de los colonos, tiene la intención de trabajar desde Jerusalén en lugar de en Tel Aviv.
Mientras tanto, el gobierno de Netanyahu ha anunciado el levantamiento de las restricciones a la expansión de asentamientos, confiando al parecer en que no va a tener que enfrentarse a represalia alguna por parte de Washington. El mes pasado, poco después de la toma de posesión de Trump, las autoridades israelíes revelaron sus planes de construir más de 566 nuevas casas en la ocupada Jerusalén Oriental.
Además, los ministros de extrema derecha del gobierno israelí están presionando con toda firmeza para que se proceda a la rápida anexión de Maale Adumim, un enorme asentamiento cercano a Jerusalén que aislaría aún más la ciudad del interior de Cisjordania. Bajo presiones de Netanyahu, se ha aplazado la votación en el gabinete hasta después de su reunión con Trump.
Un paso peligroso
Estos diversos movimientos tienen potencial suficiente como para desencadenar una explosión de ira, tanto entre los palestinos como, a nivel más general, en gran parte de la región.
La sensibilidad que siempre ha rodeado la cuestión de Jerusalén se deriva de su enorme significado político, religioso y simbólico, manifestó Zakaria Odeh, director de la Coalición Cívica, un grupo que cobija a múltiples organizaciones de la sociedad civil palestina en Jerusalén.
“Los palestinos exigen que Jerusalén Oriental sea la capital de su futuro Estado”, dijo a Middle East Eye. “Si se les niega, supone el fin de la solución de los dos Estados, de las esperanzas de una autodeterminación palestina y de cualquier proceso de paz. Sería realmente un paso muy peligroso”.
Vinculado íntimamente a las cuestiones de la soberanía sobre Jerusalén Oriental está el control palestino de los lugares santos de la ciudad, incluido el sitio que puede ser el más incendiario de todos: la mezquita de al-Aqsa en la Ciudad Vieja. Para los musulmanes, es el lugar al que llegó el Profeta Mohammad tras un milagroso viaje nocturno desde La Meca, para después subir al cielo.
Por ese motivo, cientos de millones de musulmanes de todo el mundo tienen un profundo interés en el destino de Jerusalén.
El control sobre al-Aqsa
El fracaso de las conversaciones de paz a lo largo del último cuarto de siglo se debe en gran medida a la negativa de Israel a conceder Jerusalén Este a los palestinos como capital política, o a darles un control significativo sobre al-Aqsa, dijo Odeh.
Desde que Israel ocupó Jerusalén Oriental en 1967, ha trasladado a más 200.000 colonos judíos a la zona palestina de la ciudad, tratando de aislar a la población palestina de Cisjordania mediante la construcción de un muro de separación.
En una exhibición clara de sus ambiciones territoriales, y en violación del derecho internacional, Israel se anexionó formalmente Jerusalén Oriental en 1980, declarando que la ciudad es su “capital única y eterna”.
El gobierno israelí ha restringido sobremanera el acceso de los palestinos a al-Aqsa, al tiempo que proclama sus propias reivindicaciones de soberanía sobre el recinto de la misma, que los judíos denominan Monte del Templo, postulando que la mezquita está construida sobre dos templos judíos destruidos hace mucho tiempo.
La policía israelí supervisa el acceso a al-Aqsa, permitiendo además que allí pueda entrar un número record de judíos ultranacionalistas. Destacados políticos israelíes han exigido que se permita que los judíos recen allí, e incluso algunos han exigido la destrucción de la mezquita.
“Israel lleva colonizando Jerusalén desde hace décadas de forma mucho más agresiva que cualquier otro lugar de los territorios ocupados”, dijo Odeh.
Los esfuerzos israelíes para “unificar” Jerusalén han hecho también que la ciudad sea especialmente vulnerable a la violencia, según Aviv Tartasky, investigador de Ir Amim, un grupo israelí que defiende un trato justo para los palestinos en Jerusalén.
“Jerusalén es una ciudad única”, dijo a MEE. “Es el único lugar donde tienes a cientos de miles de israelíes y palestinos viviendo en estrecha proximidad y en constante enfrentamiento. Por ese motivo, la ciudad ha sido en gran medida y con mucha frecuencia el foco de la resistencia palestina ante la ocupación”.
Manifestantes palestinos quemando un cartel en Rafah que representa a Donald Trump en una manifestación en contra de su promesa de trasladar la embajada de su país a Jerusalén (24 enero 2017 –AFP-)
Traslado de la embajada
Se ha asumido a amplios niveles que Trump, al haber apostado su credibilidad durante la campaña presidencial a la reubicación de la embajada de EEUU en Jerusalén, se mostrará reacio a volverse atrás de su promesa.
Pero en una entrevista publicada el pasado viernes cuando Trump se preparaba para su reunión con Netanyahu, pareció que podía estar pensándoselo mejor.
“Estoy pensando en ello. Estoy informándome sobre la cuestión y ya veremos lo que sucede”, dijo al periódico Israel Hayom. “No es una decisión fácil. Se está discutiendo sobre ello desde hace muchos años. Nadie quiere asumir esta decisión y tengo que pensar en ello muy seriamente”.
También calificó como “desfavorable” la expansión de los asentamientos.
Es probable que el aparente nerviosismo de Trump sea reflejo de los consejos que está recibiendo de funcionarios del Departamentos de Estado y de jefes de Estado árabes.
Bob Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, reveló el lunes que Trump tenía originalmente la intención de hacer del traslado de la embajada su primer anuncio como presidente. “Tengo la sensación de que es probable que aún esté intentando llevarlo a cabo”, dijo Corker, añadiendo que la administración estaba esperando a ver qué objeciones presentaban los dirigentes árabes.
Según informaciones de los medios israelíes, la inteligencia militar de Israel ha advertido también de la probabilidad de que estalle una violencia generalizada si la embajada se reubica en Jerusalén. Creen que las protestas y enfrentamientos se extenderían velozmente desde Jerusalén Oriental a los palestinos que viven en Israel y Cisjordania y Gaza, así como a espacios árabes y musulmanes más amplios. Los lugares judíos e israelíes de todo el mundo podrían llegar a estar también bajo amenaza de represalias.
Papel fundamental en los levantamientos
Esos temores no son especulativos. Jerusalén ha demostrado ser un detonante una y otra vez. Especialmente, dijo Odeh, la ciudad ha jugado un papel fundamental en los dos mayores levantamientos palestinos, conocidos como la primera y segunda intifada.
Aún más recientemente, ha sido el centro de una serie de ataques con cuchillos y embestidas con coche –denominados en ocasiones la intifada del lobo solitario- que se inició a finales de 2015. El recrudecimiento de la violencia, que ahora ha disminuido pero que no ha terminado, estuvo motivado en gran medida por los renovados temores palestinos a que Israel se apoderara de al-Aqsa.
La mayoría de los analistas creen que los palestinos de Jerusalén Oriental se hallan en estos momentos demasiado aislados y son demasiado débiles como para poder mantener el tipo de levantamiento sostenido y organizado que en otras épocas llevaron a cabo contra la ocupación.
El controvertido muro de separación israelí separando Jerusalén Oriental del pueblo de Anata en Cisjordania (6 de febrero de 2017 –AFP-)
Durante la primera intifada, que empezó en 1987 mientras el liderazgo palestino se encontraba aún en el exilio, Jerusalén Oriental contó con fuertes personalidades locales, dijo Odeh. Junto a Faisal Huseini, jefe de una de las familias más notables de la ciudad, los jóvenes líderes organizaron una desobediencia civil masiva a través de sus extensas familias en cada barrio de la ciudad.
Hubo huelgas prolongadas que fueron ampliamente seguidas, negativas a pagar impuestos, boicot a los productos israelíes y grandes marchas de protestas que a menudo terminaba en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
“Aquellas acciones hicieron que a Israel le resultara muy difícil gobernar Jerusalén Oriental”, dijo Odeh. Fue esta inestabilidad la que contribuyó a la decisión de Israel de permitir que regresara el liderazgo palestino bajo Yaser Arafat y estableciera la Autoridad Palestina.
Ciudad huérfana
En 2000, el entonces líder de la oposición israelí, Ariel Sharon, entró con una multitud de fuerzas de la policía armada en el recinto de al-Aqsa para imponer el control israelí en el recinto, lo que desencadenó la segunda intifada.
Israel reaccionó aislando Jerusalén, observó Odeh. La Autoridad Palestina y sus instituciones fueron excluidas de la ciudad, así como los servicios de seguridad de la misma.
El muro se construyó para dejar fuera de la ciudad a unos 100.000 residentes palestinos, aislándolos de los servicios locales y separando Jerusalén Oriental del resto de Cisjordania.
Como consecuencia, los líderes locales han definido a Jerusalén como “ciudad huérfana”. Los residentes palestinos obtienen una fracción del presupuesto municipal, lo que ha dejado al 82% de ellos bajo el umbral de la pobreza . Las demoliciones de viviendas alcanzar niveles de record . Y el maltrato de la policía hacia los palestinos es un hecho habitual y constante.
En estos momentos, los comités populares de las barriadas de Jerusalén Oriental son una pálida sombra de los que se pusieron al frente de la primera intifada, señalaba un informe de 2012 sobre Jerusalén Oriental del International Crisis Group, un think-tank sobre resolución de conflictos que tiene su sede en Washington y en Bruselas.
En ese informe se explicaba que los comités actuaban en gran medida a la defensiva para tratar de impedir que los colonos se apoderaran de sus barrios, así como para evitar las crecientes incursiones de delincuentes en ausencia de servicios de seguridad palestinos.
“La pobreza y la escasez de oportunidades han llevado a los jóvenes a las drogas y al delito, y eso ha debilitado gravemente a la sociedad palestina en Jerusalén Oriental”, dijo Odeh. “Ahora se está sufriendo de falta de liderazgo y de incapacidad para organizarse”.
El talón de Aquiles
Sin embargo, Jerusalén y sus santos lugares son aún un símbolo poderoso del nacionalismo palestino y un potencial talón de Aquiles para Israel, a causa de la inusual proximidad en la que viven colonos israelíes y palestinos.
Casi el 40% de los asesinatos de judíos israelíes en la segunda intifada, muchos de ellos en ataques suicidas, se produjeron en Jerusalén, señaló Hillel Cohen, un experto israelí en Jerusalén Oriental.
De forma parecida, la violencia de los últimos 18 meses se ha concentrado en Jerusalén. El mes pasado, un palestino lanzó su camión sobre un grupo de soldados israelíes en la ciudad, matando a cuatro e hiriendo a 17.
La exposición de los israelíes a los ataques sólo se incrementó cuando las autoridades de la ciudad intensificaron la expansión de asentamientos en Jerusalén Oriental, tratando de integrarlos con Jerusalén Occidental. Un sistema de iluminación que conecta los dos lados de la ciudad se ha convertido en objeto de ataques regulares.
“Las contradicciones en la política israelí quedan cada vez más patentes a medida que esa integración aumenta”, dijo Tartasky. “Cuanto más oprime Israel a los palestinos en Jerusalén Oriental, más se siente la reacción en Jerusalén Occidental”.
Papel como guardianes
Los palestinos de Jerusalén Oriental pueden estar aislados y asediados, pero están muy decididos a seguir tomando muy en serio su papel de guardianes de la ciudad y de sus santos lugares.
Después de que Israel bloqueara a los palestinos de Gaza y Cisjordania para que no puedan llegar a Jerusalén, los ciudadanos palestinos de Israel –que conforman la quinta parte de la población israelí- asumieron, hasta hace poco tiempo, un papel cada vez más activo a través del Movimiento Islámico del Norte.
Israel prohibió el grupo hace poco más de un año, en gran parte para impedir su activismo en al-Aqsa, observó Cohen. Pero muchos ciudadanos palestinos siguen profundamente comprometidos con los palestinos de Jerusalén Oriental en la lucha para proteger al-Aqsa de las violaciones israelíes.
Cohen dijo a MEE: “Puede que Israel haya conseguido debilitar la lucha palestina en Jerusalén, pero no ha debilitado las emociones palestinas respecto a al-Aqsa”.
Además, el simbolismo de Jerusalén y al-Aqsa tiene un impacto más fuerte que nunca en el mundo árabe y en el musulmán. Por esa razón, puede que Trump y Netanyahu se encuentren con menor margen de maniobra del que les gustaría respecto a Jerusalén.

Jonathan Cook ganó el Premio Especial Martha Gellhorn de Periodismo. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East (Pluto Press) y Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair ” (Zed Books). Su página web es www.jkcook.net
Fuente: http://www.middleeasteye.net/news/trump-and-netanyahu-powder-key-jerusalem-hangs-over-meeting-240831438
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.   


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Carta al Papa por Milagro


Pedido del grupo de los Curas en la Opción por los Pobres
Carta al Papa por Milagro

Página/12


En coincidencia con el cumpleaños de Milagro Sala, los Curas en la Opción por los Pobres le hicieron llegar una carta a Francisco donde le piden que haga todo lo que esté a su alcance para la liberación de la dirigente jujeña.

"Francisco, no se está respetando la Ley en nuestro país y una de las víctimas es Milagro Sala” dice una de las frases finales de una breve “carta abierta” que el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (GCOP) le hizo llegar al Papa con motivo de celebrarse hoy el cumpleaños de la dirigente política jujeña detenida. En la misma misiva los curas que trabajan con sectores populares le piden al papa Bergoglio que haga “lo que te sea posible” para que Sala “sea liberada de inmediato” y vuelven a denunciar al gobierno de Mauricio Macri señalando que “ha sembrado la tristeza, destruyendo muchas de las fuentes de esperanza que tenía el pueblo argentino a comienzos de 2015”.Los Curas, entre quienes se cuentan Francisco Oliveira, Roberto Mural y Eduardo De la Serna, han venido insistiendo en forma pública en favor de libertad de Milagro Sala desde que ella fue detenida, y la denuncia acerca de la privación de su libertad fue incluida en todas las cartas que el grupo de sacerdotes difundió en relación a diversos temas relacionados con la situación del país. Además sumaron su adhesión a los pedidos que diferentes organizaciones de derechos humanos hicieron exigiendo la liberación de la dirigente popular jujeña.
En la misiva dirigida al Papa los sacerdotes católicos afirman que “el gobierno de Mauricio Macri ha sembrado la tristeza, destruyendo muchas de las fuentes de esperanza que tenía el pueblo argentino a comienzos de 2015: el trabajo, la cobertura previsional, el poder adquisitivo del salario, el derecho a la vida digna, los programas de contención social, la salud y la educación”. Agregan que el mismo gobierno “también ha sembrado la incertidumbre y el temor”.
Refiriéndose al Papa como “hermano en la fe” los Curas le hacen llegar a Francisco su “preocupación” que “se suma a la de los Organismos de Derechos Humanos de Argentina y el mundo y a la de muchos compatriotas”. En la carta los sacerdotes ponen en común con la máxima autoridad de la Iglesia Católica “nuestra preocupación por nuestra gente, a la que acompañamos desde la misericordia y la solidaridad”.
Refiriéndose a Milagro Sala, “a la que conociste y recibiste en Roma” le dicen al Papa, los Curas señalan que se trata de “una presa política, cautiva del Gobernador de Jujuy (Gerardo Morales) que no le perdona haber sido más eficaz con su obra que el mismísimo Estado y que no quiere líderes populares en esta provincia que maneja como su feudo”. Sostienen además que “el gobernador Morales destruyó la obra de la Tupac en Jujuy por pura venganza y como manifestación de su propia ineptitud” y como consecuencia de ello “no sólo Milagro es la víctima” sino “también lo son miles de varones y mujeres que, gracias a ese movimiento social que los dignificó, aprendieron el trabajo calificado en las fábricas de la Tupac, hicieron su propio techo, sus escuelas y clubes en la tierra que recuperaron y aman”. Agregan que son todas estas personas las que “ahora ven derrumbarse por el odio todo lo que hicieron con sus propias manos”. Denuncian los sacerdotes que “el gobierno nacional no escucha al Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias, organismo creado por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que, aludiendo a los pactos internacionales que nos obligan, ordenó su liberación inmediata”.
Los Curas, varios de los cuales visitaron a Milagro Sala en su lugar de detención, le piden al Papa que “reces por Milagro y que, además, en la medida de tus posibilidades intercedas para que sea liberada de inmediato”.
Hay además una crítica franca al obispo católico de Jujuy, Daniel Fernández, con quien los Curas se entrevistaron para pedirle directamente su intervención pero que, según dicen, “parece no habernos escuchado”. En los últimos días el dirigente radical jujeño Próspero Nieva, a quien los Curas califican de “padrino político” del gobernador Gerardo Morales, aseguró después de una reunión con el obispo Fernández que “la Iglesia no apoya a Milagro Sala y no la considera una detenida política”. Frente a esta afirmación los sacerdotes sostienen que si “lo que Nieva afirma que el obispo dijo fueran realmente sus palabras, las repudiamos sin más”.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/21288-carta-al-papa-por-milagro

Encuentro del Patriarca kiril y el Papa Francisco.

Miguel Palacio: el patriarca y el papa se entendían sin palabras https://mundo.sputniknews.com/entrevistas/201702151066959228-interpretacion-traduccion-religion/

Trump y el Papa



Trump y el Papa

Página/12


La carta firmada por treinta y cinco prestigiosos psiquiatras norteamericanos y enviada al New York Times causó estupor en estos días,porque es escozor lo que está viviendo el mundo con la irascibilidad de las declaraciones del presidente Trump, quien parece desconocer que la política es, entre otras cosas, algo que requiere de la simbolización, de la negociación y de la tolerancia. No es el único Presidente que parece desconocerlo. Quisiera extenderme sobre el núcleo de las observaciones de esos expertos en salud mental, que se han saltado un código interno sobre la evaluación profesional de personalidades públicas, y lo han hecho, según explican, porque “este silencio ha resultado en un fracaso para prestar nuestra experiencia a periodistas preocupados y miembros del Congreso en este momento crítico. Tememos que está en juego demasiado para permanecer en silencio”. Qué pena que hablen tan tarde, qué pena que el propio Trump sea una burla a sus pruritos en materia de neutralidad profesional.

Pero antes, me permito detenerme en otra noticia de esta semana, cuya fuente fue la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, quien llamo la atención sobre la información que ahora confirma el Mando Central de EE.UU. (CENTCOM), admitiendo el uso de proyectiles con munición de uranio empobrecido contra la población civil siria e iraquí. Zajárova recordó que Rusia denunció ese hecho violatorio de todas las convenciones al respecto en octubre del año pasado, pero que la diferencia es que entonces “estaba al mando un equipo encabezado por un Premio Nobel de la Paz”. Vaya esta digresión para tener en cuenta que Trump, con toda su alienígena carga negativa, al mismo tiempo revela lo que los buenos modales demócratas no sólo callaban, sino lo que hacían. Esa es la basura que el capitalismo norteamericano ya naturalizó, y no sé qué opinarán esos psiquiatras sobre un Nobel de la Paz que invade países y aplasta a poblaciones civiles con armas prohibidas, es decir: si no consideran a los sirios y a los iraquíes también como personas que piensan diferente a un presidente norteamericano.

El núcleo al que me refería antes es el que señala, en el curso de la carta, que “el discurso y las acciones del señor Trump demuestran una incapacidad para tolerar opiniones diferentes a las suyas, lo que le lleva a reacciones de rabia. Sus palabras y conductas sugieren una profunda incapacidad para sentir empatía. Los individuos con estos rasgos distorsionan la realidad para adaptarla a su estado psicológico, atacando a los hechos y a quienes los transmiten”. Terminaban diciendo “Creemos que la grave inestabilidad emocional indicada por el discurso y las acciones del señor Trump lo hacen incapaz de servir con seguridad como presidente”. La carta fue también publicada en el blog personal de uno de los firmantes, el doctor Lance Dodes, analista emérito del Instituto de Boston y antiguo profesor de psiquiatría de Harvard. Es decir, hay algo más de fundamento que cuando teníamos por acá que escuchar las peroratas del síndrome de hubris.

Es interesante que se comience a hablar en términos de empatía o de hostilidad para explicar fenómenos políticos basados en mecanismos que se hunden en la psiquis de millones de personas y que hacen palanca sobre la necesidad de deshacerse del otro a cualquier precio y a localizar en el otro una amenaza. Para lograr sus objetivos, y lo hacen, deben quebrar cualquier impulso de empatía en sus audiencias. Con sus grandes dispositivos, logran clausurar un aspecto vital en quienes dejan que les destruyan sus posibilidades de empatizar con quienes los rodean. La empatía es precisamente la emoción básica que abre la grieta mundial. La fascinación que despierta Trump en amplios nichos racistas, homofóbicos, patriarcales, violentos, es precisamente la exhibición obscena de su falta de empatía. No es que su electorado no se dio cuenta. Lo votó por eso.

Más allá de creer, como dije al principio, que el análisis que se hace en esa carta sobre Trump es un acto valiente pero tardío, también es políticamente corto. Por eso di el ejemplo de los misiles con uranio empobrecido usado contra civiles que Obama negaba y ahora Estados Unidos confirma. Porque si hablamos de la empatía, hay que ir al hueso. Precisemos. Empatía siente el amigo por el amigo, los amantes entre sí, los miembros de una familia. Pero de lo que se trata es que ese sustrato emocional de contención y de acercamiento hospitalario sea el pulso de las relaciones sociales. Necesitamos como el aire sociedades más empáticas, y gente que sea capaz de ponerse no sólo en el lugar de alguien que conoce, sino de alguien que sufre lejos, en el de cualquiera que sufra. La empatía es una resistencia al dolor ajeno, y un impulso para modificarlo y hacerlo cesar.

No es solamente Trump, ese síntoma extraño, ese grano visible el que carece de empatía. Ahí hay un sistema entero fracasando. Un sistema capaz de hacer lo que sea necesario para mantenerse hegemónico. Un sistema complejo, porque en él también suceden cosas que nos hablan de la fuerza contraria, de la imperiosa necesidad de empatía que necesitamos las criaturas humanas para que la supervivencia del planeta continúe y para que nuestras propias vidas sean mejores. Decenas de veteranos de todas las guerras norteamericanas han decidido unirse como escudo de protección para los sioux de la Reserva Standing Rock, en Dakota, y defender a ese pueblo de los guardias armados de las empresas petroleras que ya tienen el visto bueno de Trump. Algunos de esos ex soldados que combatieron en Irak o Afganistán, dijeron que esta decisión es una especie de “sanación”, porque “por fin hay militares estadounidenses que llegan al territorio de los sioux para ayudarlos, y no para atacarlos”.

Hoy hay dos voces que portan los discursos dominantes y en pugna en este momento crucial de la historia, porque un rapto enloquecido podría acabar con todo y con todos muy pronto. Una es la de ese inestable emocional que no soporta que lo contradigan, y que quiere que los mexicanos se paguen su propia exclusión. La otra es la del Papa, que de una y mil maneras aboga diariamente a favor de la empatía, con los refugiados, con los indígenas, con las mujeres, con los pobres, con las víctimas de la trata, con los abusados, con los descartados. Un discurso expulsa y el otro invita a la hospitalidad. ¿Qué hacemos con el otro, que quiere negociar, que quiere algo de lo que tenemos porque a él se lo sacaron, que habla en un idioma que no entendemos, que tiene costumbres que no nos gustan? ¿Lo eliminamos o lo conocemos? Incluso desde el punto de vista de la seguridad, de los sistemas económicos, del diseño del mundo, ¿qué hacemos? ¿Lo perseguimos, lo bombardeamos, lo espiamos, lo acribillamos, o intentamos abrirnos a una asociación? ¿Respetamos la vida o invadimos Yemen o Irak? ¿Se puede creer que alguien respeta la vida porque es antiabortista pero apoya políticas de exterminio en países lejanos? ¿Concebimos un mundo para todos o le tiramos a la cabeza al que ponga un pie cerca de nuestra propiedad privada? Es la pregunta del principio de los tiempos.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/20950-trump-y-el-papa

lunes, 13 de febrero de 2017

Terrible vacío instaló una crisis mundial


Terrible vacío instaló una crisis mundial

IPS


“El mundo está en crisis, y lo que no es menos importante, debido a que las élites gobernantes se distanciaron de las necesidades y de las aspiraciones de la gente. El sentimiento de haber quedado atrás hizo que se revelaran contra la gobernanza estratificada de sus países”, alertan especialistas.“Asimismo, las quejas sobre la injusticia de la globalización fueron acalladas o ignoradas cuando esta golpeó a los más pobres del Sur Global, pero ahora que también lo sienten en el Norte, el tema se priorizó en la agenda de los medios de comunicación”, señala el estudio del Centro de Ginebra para el Avance de los Derechos Humanos y el Diálogo Global.
En ese contexto, se exacerbaron los movimientos populistas que restringen el concepto de ciudadanía a definiciones acotadas a una identidad relacionada con religiones o grupos étnicos dominantes, observa.
Por otro lado, las invasiones militares en Medio Oriente, con las consiguientes exclusiones y víctimas generaron resentimientos y destruyeron mecanismos sociales para la resolución de conflictos, añade el Centro de Ginebra.
“Esos acontecimientos crearon un vacío, ocupado por organizaciones terroristas que buscan la legitimidad en una interpretación distorsionada del Islam”, analiza.
“Así, por diferentes razones, las dos religiones principales se involucraron en el crecimiento de ideologías extremistas y se las considera cada vez más parte del problema que subyace a la crisis mundial”, apunta.
Con el fin de analizar la coyuntura actual, el Centro de Ginebra organizará el 15 de marzo un foro de debate en el marco de la actual sesión del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se extenderá del 27 de este mes al 24 de marzo, sobre “Islam y cristianismo, la gran convergencia: Trabajar juntos hacia una ciudadanía igualitaria”.
El objetivo es impulsar la creación de una gran coalición para que las dos grandes religiones participen en la solución a la crisis actual y desplieguen todo su potencial para lograr la paz en beneficio de una nacionalidad igualitaria, basada en una identidad relacionada con el concepto de ciudadanía, más que con el de una religión, grupo étnico u otro afiliación.
También se podrá atender la cuestión de las minorías, tanto musulmanas en Occidente como cristianas en Medio Oriente, por no hablar de situación lamentable de las minorías musulmanas en algunas partes de Asia o las tensiones religiosas entre musulmanes y cristianos en algunas zonas de África, así como el léxico fóbico que tiende a crear más tensiones sociales, explica el Centro de Ginebra.
“Una actividad paralela solo es una primera oportunidad para crear conciencia, a la que deberán seguir otras, con suerte en el propio Consejo de Derechos Humanos y en otros ámbitos”, añade.
El foro forma parte de otras iniciativas del Centro de Ginebra, en colaboración con instituciones varias, con el fin de promover y proteger los derechos humanos en el mundo árabe y en Europa, así como hacer frente a la violencia extremista y a la islamofobia.
En 2016, el centro de estudios organizó numerosas conferencias relacionadas como “Avance del estatus de las mujeres en el mundo árabe”, “Islamofobia e implementación de la resolución 16/18 del Consejo de Derechos Humanos”, “Desradicalización o desmantelamiento de la violencia extremista” y “Musulmanes en Europa: el camino hacia la armonía social”.
Según sus organizadores, la actividad paralela busca instalar la diversidad religiosa y consolidar la idea de que el cristianismo y el islam son vectores de paz, apuntando a la gran convergencia entre ambas religiones sobre la base de sus valores comunes.
Fundamentación
“En los últimos años, los actuales conflictos armados y los ataques terroristas indiscriminados instalaron el duelo, principalmente en los países árabes y en partes de África, que se extendieron a Occidente y han contribuido a exacerbar las violaciones de derechos humanos con un impacto cada vez peor y de proporciones sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)”, explica el Consejo de Ginebra, en relación con la actividad del 15 de marzo.
“Eso puede tomar la forma de violación de derechos humanos y abarcar a la libertad de culto, la libertad de expresión, la libertad de movimiento, las restricciones a la educación, la represión de las mujeres y las violaciones al derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”, precisa.
“En ese difícil contexto, el mundo experimenta el crecimiento de populismos de derecha y de ideologías extremistas, derivados del alejamiento del Estado del electorado”, analiza.
“A partir de la violencia y de tendencias sesgadas, la islamofobia ha crecido de forma sostenida y preocupante en los últimos años; sólo en Estados Unidos, los crímenes de odio contra musulmanes aumentaron la sorprendente proporción de 67 por ciento desde 2015”, observa el Centro de Ginebra.
“La minoría rohinyá musulmana en Myanmar (Birmania) también sufrió persecución étnica y religiosa a manos de extremistas budistas en el estado de Rakhine, ignorado en gran medida por la comunidad internacional”, recuerda.
“Otros ejemplos de persecución religiosa se pueden extender al genocidio perpetrado por los serbobosnios contra los bosnios musulmanes de Bosnia-Herzegovina en la masacre de Srebrenica de 1995, la mayor de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, que dejó más de 8.000 musulmanes muertos”, recuerda el centro de estudios.
“En la década de los años 80, los turcos búlgaros sufrieron violaciones de derechos humanos a manos del gobierno, que lanzó una campaña para eliminar su identidad étnica y religiosa”, añadió.
“Además, la demolición de la mezquita de Baburi, a manos de extremistas hindúes en 1992, generó tensiones entre musulmanes e hindúes en India”, indica.
“Asimismo, la distorsionada representación de las comunidades musulmanas, así como del islam, en los medios de comunicación incidió en el fortalecimiento de tendencias xenófobas en el mundo, al perpetuar estereotipos y descripciones negativas de los musulmanes”, explica el Centro de Ginebra.
“Podemos explorar formas en las que los medios pueden mitigar su papel en la presentación de una imagen distorsionada de las minorías religiosas y contribuir a una mayor tolerancia y comprensión interreligiosa mediante mensajes de paz al público”, propone.
El resultado principal de la actividad paralela a la sesión del Consejo de Derechos Humanos podría ser la adopción de un borrador de agenda para una conferencia internacional sobre este asunto y que se propone en el anexo a la nota conceptual sobre el foro del debate.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/02/terrible-vacio-instalo-una-crisis-mundial/
Traducido por Verónica Firme

lunes, 6 de febrero de 2017

De Martin Luther King a “Black Lives Matter”


Entrevista a Sylvie Laurent
De Martin Luther King a “Black Lives Matter”

Contretemps / Viento Sur


En esta entrevista con Manuel Cervera-Marzal, Sylvie Laurent retoma las cuestiones planteadas en sus dos últimos libros: Martin Luther King. Une biographie (Seuil, 2015) y La couleur du marché. Racisme et néolibéralisme aux Etats-Unis (Seuil, 2016). A pesar de la llegada por primera vez de un negro a la Casa Blanca, las desigualdades raciales aumentaron notablemente durante los dos mandatos de Obama, sumándose así a las desigualdades de clase que ya se habían incrementado bajo las presidencias de Bill Clinton y George W. Bush. ¿Cómo interpretar el giro neoliberal del Partido Demócrata frente a la oligarquía bipartidista y financiera que gobierna el país, ¿qué ocurre con las luchas sociales?; y, para empezar, ¿cómo reinscribir el combate antirracista, protagonizado actualmente por el movimiento “Black Lives Matter” (La vida de la población negra importa), entre otros, en la larga historia de las luchas por la emancipación en EEUU?
-Todo el mundo conoce a Martin Luther King. Sin embargo, usted ha creído necesario consagrarle una nueva biografía. ¿Por qué?
Para ser completamente sincera, de entrada, yo no pretendía escribir una biografía de Martin Luther King. Mi proyecto estaba destinado a un editor estadounidense, y se trataba de realizar un estudio de la “campaña de los pobres”, que fue el último proyecto de King, el que tenía entre manos en 1968, consistente en superar la lógica de los derechos civiles para pasar a la cuestión de los derechos humanos y de una unión de los pobres, de un movimiento proletario más allá de la cuestión racial. Esto me parecía fundamental, máxime cuando King fue asesinado tres semanas antes de que arrancara la campaña.
Resulta que, para el público francés, este tema era un poco demasiado traído por los pelos. Mi editor en Seuil aconsejó mantener esta trama, consistente en sacar a relucir las convicciones socialistas de King –que no se conocían–, pero ampliando la perspectiva con el fin de presentar la vida y el pensamiento de King desde su nacimiento hasta su muerte. Escribir la historia política e intelectual de King pasaba por poner el acento en sus ideas, que se elaboran en algún punto situado entre el góspel social, la filosofía negra y el marxismo.
-En su libro, usted pinta a un Martin Luther King más subversivo que el de los manuales de historia. Usted subraya, por ejemplo, que su antirracismo –de todos conocido– era indisociable de un compromiso anticapitalista y antiimperialista. ¿Cómo definir con precisión su combate político?
Hay todo un debate historiográfico sobre su recorrido y sus evoluciones. ¿Era acaso desde el principio profundamente marxistizante, pero se veía obligado a guardar para el sus convicciones anticapitalistas para concentrarse en la cuestión de los derechos civiles? Hay quien dice que Rosa Parks le obligó un poco a concentrarse en la cuestión de los derechos formales y que, una vez conquistados estos, retomó la cuestión de la justicia social. Otros sostienen que fue a partir de la guerra de Vietnam, que él denunció en 1967, cuando dejó realmente de creer en la capacidad de EE UU para enmendarse y entonces radicalizó su combate.
En mi libro intento reconciliar las dos teorías, mostrando las rupturas y las continuidades. No cabe duda de que se trata de alguien cuyas primeras críticas acerbas al sistema capitalista vienen de muy lejos. En el seminario ya comienza a leer a los filósofos del derecho y de la historia; no cuenta ni veinte años cuando escribe (en particular en sus cartas a Coretta) que Marx tiene razón y que un régimen basado en la desigualdad y que da la mayoría del poder y de la riqueza a una minoría que explota a las masas está condenado a desaparecer. Evidentemente, lo que le complica las cosas, él que es pastor, hijo de pastor y nieto de pastor, es el ateísmo visceral del marxismo. El otro problema para King estriba en la contradicción entre el materialismo histórico y el mesianismo cristiano, del mismo modo que reprocha al marxismo que considere al ser humano como un medio y no como un fin. El cristianismo social europeo ha logrado reconciliar estas dos filosofías, pero en EE UU, donde el socialismo se ha convertido en un contra-modelo diabólico, y donde se acusa a las y los militantes negros de subversión antiamericana, la contradicción es irreductible.
A partir del momento en que se logró la igualdad civil 1964-1965 –es decir, el fin de la segregación institucional y el reconocimiento del derecho de voto, o sea, el fin de los aspectos más escandalosos y los más contrarios a las libertades fundamentales–, King desarrolla la idea de una segunda fase de la revolución de los derechos de la población negra: la de la justicia económica y social. Ahora bien, el problema era que para EE UU, la libertad formal otorgada a los afroamericanos ya era mucho, demasiado. Por tanto, de 1965 a 1968, King pasa tres años predicando en el desierto. Peor aún, este hombre, ensalzado en 1964, se hunde en un abismo de impopularidad, se le considera ingrato y subversivo.
Recordemos que EEUU está terriblemente dividido a finales de la década de 1960. La reacción de la derecha se perfila con Nixon. Nos hallamos en pleno movimiento de la contracultura, de la lucha contra la guerra de Vietnam, de oposición al imperialismo, y King también es un disidente. Ese “molesto doctor King” había quedado borrado de la memoria nacional porque sus actitudes contravenían la mitología nacional, según la cual se habría producido la reconciliación y la redención gracias a la aprobación de los derechos civiles. Por tanto, es indudable que hubo una continuidad en King, pero también estuvo sometido al azar de la memoria y de las recuperaciones ideológicas; se admira al pastor “soñador”, no violento, empático y conciliador. Sin embargo, este insumiso, decepcionado por las dilaciones de su país en materia de justicia, solo ha logrado el reconocimiento merecido gracias a la labor reciente de los historiadores.
-Escuchándole y leyendo su libro, tengo la sensación de que King ha sufrido la misma suerte que el Che Guevara: aseptizado, edulcorado, mercantilizado… ¿Cómo una figura tan molesta ha podido acabar siendo celebrada por los mismos que antaño eran sus adversarios más feroces?
Fue Ronald Reagan quien, en 1983, instituyó una jornada de celebración nacional por Martin Luther King. No es casualidad. Cuando se memorializa o se deifica a un personaje tan rebelde, es una manera de acogerlo en el seno de la mitología nacional. Y era muy importante para el presidente estadounidense -el mismo que consideraba que ya había pasado página a la igualdad racial, ya era suficiente como estaba, que la gente negra ya no debía pedir más- erigir simbólicamente a King en padre fundador de la Nación, a modo de “hemos realizado nuestro ideal democrático, King es testigo y garante”. Evidentemente esto es un truco de magia de la memoria muy importante.
Por lo demás, el asesinato de Martin Luther King en abril de 1968 llevó a la idea de que la alternativa no violenta e igualitaria había desaparecido con él. Algunos argumentaron que puesto que su muerte provocó la explosión de los guetos, las revueltas urbanas, el paso a una forma de radicalismo más intransigente, la estrategia de King era inoperante. Otros dijeron que si no hubiera sido asesinado, entonces la versión pacifista, simpática, conciliadora del combate hubiera ganado. Es completamente falso pues él mismo se había acercado mucho a la versión radical. Es una forma de crear dicotomías del tipo “Malcom X, el chico malo” versus “King, el amable”. En fin, sirvió desde su tumba a los abogados de la contrarrevolución para justificar la vuelta al orden y al mantenimiento del statu quo racial.
-La fuerza de King también fue haber conjugado o intentado conjugar, dos tradiciones consideradas muchas veces como incompatibles: cristianismo y marxismo, amor y revolución, no violencia y lucha de clases. ¿Cómo opera esta síntesis?
El eslabón que falta es Gandhi. Fue necesario pasar por la mediación filosófica de un hombre de color, no americano, no blanco, no occidental, para llegar a la idea de que la revolución podía ser no violenta.
Hace seis años escribí en La vida de las ideas un texto que se titula: "¿Es posible la no violencia?" En él muestro que Gandhi, nutrido del pensamiento de Thoreau pero también de Tolstoi y de Cristo, mantiene que existe un tercer espacio entre la violencia armada y la rebeldía espiritual. Este tercer espacio se hace posible gracias a la violencia infligida a uno mismo. Por tanto, Martin Luther King piensa, como Gandhi, que un pueblo oprimido puede redefinir, gracias a una ética de la satyagraha, el abrazo (graha) de la verdad (satya), la emancipación mediante una ecuación dialéctica entre el oprimido, el opresor y el espectador. La estrategia consiste en producir un sentimiento de culpabilidad en el que inflige la violencia pero también en quien es testigo de ella. Es extraordinario.
Gandhi muestra que la no violencia, lejos de la pasividad cristiana consistente en poner la otra mejilla por amor, no es solo una postura ético religiosa. Es una estrategia política que puede ser agresiva. Gandhi articula la no violencia con la idea de revolución para conseguir un cambio social. La desobediencia civil, en Gandhi y en King, no es el acto de un individuo solo como en Thoreau, sino que para ellos se debe desplegar a escala de masas para provocar el cambio social. La idea de que las masas tengan el poder es profundamente marxista. Pero la idea de que las masas puedan modificar la correlación de fuerzas sin recurrir a la violencia, Gandhi la encuentra en la filosofía hindú.
Desde 1930, muchas personas negras van a la India para seguir las enseñanzas del Mahatma y traen su filosofía al sur racista de Estados Unidos. A través del cosmopolitismo de los oprimidos, se desarrolla una fraternidad entre las mismas causas.
-¿En qué siguen siendo útiles la acción y el pensamiento de King para las luchas actuales?
Hay muchas razones. La más significativa es la cuestión de la desigualdad. Hay una especie de incapacidad de las sociedades occidentales para pensar de manera “total” la cuestión de la desigualdad. La estrechez de miras dificulta la reivindicación del reconocimiento -reconocimiento de derechos, de las “minorías”, de las mujeres, de género- a la vieja clave de lectura marxista -los ricos y los pobres, los amos y los dominados. Sin embargo, Martin Luther King logró mostrar que hay una dialéctica fundamental entre el reconocimiento de las identidades y la lucha contra la explotación capitalista.
Sin comprender esta dialéctica, no se puede entender verdaderamente qué sigue activo en la correlación de fuerza que continúan irrigando nuestras sociedades, particularmente, la sociedad estadounidense que se vive como una sociedad sin clases en su mito original de la igualdad para todos. Es necesario decir que al mirar a Estados Unidos desde 30 años atrás, te das cuenta de hasta qué punto existe una incapacidad de pensar en dos cosas: la persistencia del problema de la desigualdad racial y la manera en que la profundización de las desigualdades respecto a la riqueza, en buena parte, se ha dado vinculada al sentimiento de que el otro me superaba y mi declive surgía necesariamente porque el otro conseguía salir de su condición de subalterno.
El análisis de W.E.B. Du Bois, que hablaba del “salario simbólico” del obrero blanco, sigue siendo muy actual. Marx había señalado a propósito de los irlandeses, que el obrero blanco, incluso si está tan explotado como el negro, veía que la élite le confería ese pequeño privilegio simbólico de ser blanco y ser tratado como tal por el conjunto de la sociedad. Esto es fundamental para comprender la elección de Trump: la gente que vive el desclasamiento -real o imaginario- lo vive de forma más grave porque tienen un sentimiento de decadencia en relación a otros grupos sociales, que ellos han perdido calidad de vida porque otros ¡se repantigan con las ayudas sociales! Los emigrantes me han quitado el empleo y la gente negra, que están más presentes en el espacio público, han cuestionado la imagen normativa del americano medio, necesariamente blanco y heterosexual. Esta idea de pérdida de privilegio es esencial.
Durante mucho tiempo se ha tenido una idea conciliadora de la igualdad: se pensaba que cuanto más se avanzara hacia la igualdad real, más ganaría cada uno. Pero nos damos cuenta de que no, y Martin Luther King, lo había dicho, solo se puede avanzar hacia la igualdad a condición de que algunos pierdan un poco sus privilegios. Y solo con la aceptación de esta pérdida de privilegios, tomará cuerpo la justicia social. A modo de ejemplo, la segregación espacial socava la sociedad estadounidense; mientras que los barrios blancos limpios y tranquilos no acepten viviendas sociales y la presencia de familias de color en su seno, lo que sin duda les cuesta, el país no progresará. No hay ninguna razón para que sean los únicos que se benefician de las buenas escuelas, de buenos transportes públicos y de todos los privilegios inherentes a una plena ciudadanía. En relación a esto, Trump representa la voz de quienes dicen que no renunciarán a ninguno de sus privilegios, incluso rechazan que estos atributos sean considerados como “privilegios”. Se viven como merecedores de ellos indebidamente cuestionados.
-La couleur du marché (Seuil, 2016) se sitúa en la prolongación de la biografía de King, pues el libro trata sobre el racismo en Estados Unidos. Concretamente, ¿de qué trata? ¿De qué males es víctima hoy la gente negra?
Por una lado, en la sociedad americana, está la idea de lo “postracial”, que es una aspiración, un horizonte, una ensoñación. Por otra lado, está la metamorfosis del racismo que, a menudo, se identifica demasiado con la xenofobia más grosera, más exagerada, la que había en tiempos de King. Sin embargo, si creemos en los sondeos de opinión realizados desde hace 30 años, ese racismo en el sentido estricto, es decir, la defensa de la jerarquía de las razas con una base biológica y de la separación de las comunidades en función del color de la piel, no es defendido por nadie. Ya nadie diría oficialmente que no desea que su hija o su hijo se case con alguien de otro color.
Pero entre las declaraciones y las prácticas sociales, evidentemente, hay una gran diferencia. Si la diferenciación biológica ha caído en desuso, la culturalización de las trayectorias sociales ha tomado el relevo: si la gente negra es más pobre, es porque no tienen la ética del trabajo; si son masivamente encarcelados, es porque estarían especialmente inclinados a la criminalidad. Este neoracismo es temible pues sirve para normalizar y racionalizar la desigual distribución de la riqueza y de las oportunidades.
Por volver a la segregación, es decir a la distribución desigual del acceso a los bienes comunes, este discurso de los comportamientos de tal o cual grupo que se convertiría en culpable de su propia exclusión, sirve de justificación entre sí a los ricos. Así, se advierte que cuanto más se dicen los estadounidenses ser menos favorables a la segregación practicada en tiempos pasados en los estados del Sur, ¡tanto más viven en una sociedad donde los blancos han hecho la secesión espacial! Hoy el nivel de segregación social y racial -los dos se solapan- es más elevada que en los años 60 del siglo pasado. Se votó el fin de la segregación racial en 1964 -cualquier ley que separara estrictamente a los individuos en función del color de la piel es anticonstitucional- y 40 años después nos encontramos con gente blanca que viven con gente blanca, gente negra con gente negra, niños y niñas blancos que no saben qué es un alumno o alumna negro o hispano y una especie de esquizofrenia institucional de la que solo se aprovechan los blancos.
Es ahí donde el asunto es sutil y el neoliberalismo llega para arreglar todo esto: la ideología neoliberal naturaliza las desigualdades, pretende que todas las barreras estructurales y sistemáticas sean abolidas y que a partir de ahora, gracias al mercado, cada individuo tiene iguales oportunidades para triunfar, que hay que ser permanentemente un emprendedor de sí mismo, que hay que mostrar hasta qué punto se es capaz, y que, en consecuencia, los que no llegan tienen una inadaptación cultural al éxito. A los ojos de la mayoría de los estadounidenses, la principal razón por la que las minorías de color están afligidas por un destino social preocupante en comparación al de los blancos, es que no son lo bastante duros para el trabajo y están desprovistos de espíritu de iniciativa. Otros tantos elementos del lenguaje del neoliberalismo contemporáneo consisten en decir que todas las medidas correctoras de las desigualdades sirven, en realidad, para inhibir la iniciativa individual.
Así que estamos en un neorracismo que niega la realidad de la segregación y de la discriminación sistémica como fenómenos creados, mantenidos y perpetuados. La idea de que las desigualdades son el fruto de una desigualdad natural en el mercado y que contravenir esto sería nefasto para los mismos afectados. Dar ayudas sociales convertiría a la gente en dependiente; esto desincentivaría la iniciativa, por tanto hay que forzar a la gente a levantarse por la mañana y trabajar para ganarse la comida.
Este discurso de la negación se aplica también a la policía. La policía nunca había sido tan popular en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, salimos de una retahíla de tres años de muertes de hombres desarmados, generalmente afroamericanos o latinos. La idea es que la policía es la última frontera que mantiene las hordas salvajes a raya en nuestra sociedad bien regulada, bien ordenada. Las clases peligrosas perturban una sociedad en la que cada persona encuentra espontáneamente su lugar.
-Para definir este neorracismo, habla de “racismo sin racistas”, de “racismo sin intención”.
Sí, la expresión viene del sociólogo Eduardo Bonilla-Silva. Es el gran límite del movimiento de los derechos civiles de los años 60 del siglo pasado: cuando hoy se va a plantear una queja de discriminación ante un tribunal, la carga de la prueba recae en las víctimas. Para que un empresario o un propietario, por ejemplo, sea condenado por discriminación, es necesario probar la intención discriminatoria.
Por ejemplo, demostrar que ha escrito un sms o en cualquier documento “no alquilaremos nuestros apartamentos a gente negra”, el juez puede demostrar que hay una intención racista. Pero esto no sucede nunca, más bien se recurre a las quejas del vecindario, la pérdida de valor del metro cuadrado o los deseos de la clientela, todos argumentos perfectamente racializados pero que aparecen enmascarados. Si un restaurador prefiere poner a un negro a fregar platos antes que en el servicio de mesa del comedor para no molestar a los clientes, ningún juez podrá probar que hay una intención racista.
Además, para la justicia es difícil legislar en el ámbito privado, de tal forma se perciben sus intervenciones en materia de justicia social como intrusiones. Es el mismo punto de vista del nuevo Ministro de Justicia, Jeff Session, que dice mucho sobre la reacción que se avecina.
-El libro se abre con este dato: “la pasión suscitada por la presencia de un negro en la Casa Blanca ha distraído la atención y ocultado la profundización de las desigualdades raciales en Estados Unidos. […] Lo que importa no es el color accidental de Obama sino el color inmutable del mercado” ¿Cómo dar cuenta de semejante paradoja?
Se podría decir que no es del todo una paradoja. Una de las grandes habilidades del neoliberalismo es lo que algunos investigadores han llamado la “diversidad neoliberal” consistente en poner delante uno o dos individuos como ejemplo. Esto permite decir que “si ellos lo han logrado, es una muestra de que “cuando se quiere, se puede”. Se dice también que una empresa presumiendo de su diversidad (una mujer de color aquí o allá) es “bueno para el negocio”, eso indica la imagen de marca para el grupo.
De alguna manera, la elección de Obama es una peripecia. Las peripecias en historia tienen su importancia. Pero una peripecia puede ser también un corte, un contratiempo, un ligero desajuste en relación a las lógicas históricas profundas. La ciudadanía estadounidense como exclusión de los no blancos tiene 250 años. 2008-2016 es poco en comparación. El hecho de que haya habido una mejora con la elección de Obama, sin duda, lleva a la idea de que otra representación del hombre negro es posible. Es bastante increíble. Pero al mismo tiempo, lo que vemos hoy, ocho años más tarde, es hasta qué punto la América que lloró de felicidad ante la elección de Obama, no sabía hasta qué punto la otra América rechinaba los dientes.
Progreso racial y retroceso avanzan al unísono, estamos más allá de la dialéctica histórica tradicional. Trump y Obama son dos fenómenos siameses. Donald Trump comenzó su campaña presidencial cuando le dijo a Obama: “este hombre es ilegítimo, ¿dónde nació?”. Es anterior a la historia de los mexicanos violadores. El acto fundacional es decir que Obama no puede ser presidente de Estados Unidos porque no es de “los nuestros”. Trump ha exhumado esa vieja creencia de que si un negro accede a la Casa Blanca, es necesariamente por una desposesión, por una impostura.
A eso se añade un Partido Demócrata incapaz de comprender que sus políticas neoliberales a ultranza le alejan de una parte de sus bases. Demócratas y republicanos han sido colocados en el mismo saco del “establishment” que olvidaría la realidad de la vida del americano medio que se levanta pronto para ir a trabajar. Por tanto, Obama es a la vez un accidente y ha suscitado una reacción, un espíritu de revancha, que es un lugar común en la historia americana. A cada periodo de progreso, le sucede una reacción. Este país está enfermo de racismo. Es su gran línea de fractura, su gran enfermedad.
-La mejora de la suerte de la población negras se sitúa sobre todo en el lado de la lucha colectiva. ¿Dónde está Black Lives Matter? ¿La movilización ha adquirido una cierta amplitud, ha obtenido éxitos?
Black Lives Matter es el nombre genérico de una serie de grupos y de movimientos sociales que se despliegan en Estados Unidos desde hace cinco o seis años.Yo estoy especialmente interesada por los Moral Mondays (NT: Lunes Moral), en Carolina del Norte, liderados por el pastor William Barber que comenzó a reunir todos los lunes a los opositores a las políticas de austeridad de su estado, a la privatización de las pensiones, etc. Es pastor y negro. Los problemas de la brutalidad de la policial, la opresión de los inmigrantes y de las minorías sexuales se añadieron rápidamente. Finalmente, se han reunido una coalición de disidentes, lo que hizo mucho ruido.
También está el movimiento por el Salario Mínimo de 15 dólares. Luchan firmemente por los cuatro rincones del país pero los medios de comunicación no hablan de ello. Esto conforma una serie de movimientos sociales “grassroots” (NT: De base, comunes) que tienen una potencialidad considerable. Black Lives Matter mostró que podía haber una universalidad de la causa negra. Pero como con Martin Luther King, es un movimiento profundamente impopular. La mayoría de los estadounidenses considera que son agitadores que buscan complicaciones inútiles, que echan gasolina al fuego.
Rudolph Giuliani, que tiene un futuro prometedor en la administración Trump, dice que si defiendes los derechos de la población negra a no ser asesinados en la calles, estás contra la policía. Está en la idea del juego de suma cero: “si defiendes a las personas negras estás contra las blancas”, “si Obama es elegido es que detesta a la gente blanca”. Esta política del resentimiento es muy fuerte.
Se plantea también el problema de la creación de un movimiento de hispanos fuerte. Y los presos y presas están en el origen de varias movilizaciones. Se puede esperar que los 14 millones de personas que han votado a Bernie Sanders se unirán en un movimiento por una futura revolución que no se contente con plataformas demócratas- por otra parte, nos preguntamos qué van a hacer los demócratas. Algo se mueve en la sociedad civil, no necesariamente para ganar elecciones sino para empezar a reflexionar sobre qué puede hacer la izquierda estadounidense.
Pasado el tiempo de las lamentaciones y de la consternación, hay que ponerse a trabajar. Hay tajo. Los progresistas estadounidenses deben repensar lo que Martin Luther King había apuntado: la articulación de las desigualdades con la cuestión del poder. ¿Cuál es la lógica de la dominación hoy? Y sobre todo, ¿por qué los que dominan tienen la sensación de ser los dominados? Esto es lo interesante: Trump habla en nombre de quienes se creen perdedores y rechazan que les digan que, en realidad, son los ganadores.
-¿Cómo entender el eco encontrado por Bernie Sanders? ¿Ha beneficiado la dinámica impulsada por el Occupy Wall Street? Hay algo de paradójico en el hecho de que alguien que ha votado 9 veces sobre 10 como todos los otros senadores demócratas asuma el liderazgo de la contestación.
Hay un aspecto extremadamente anticuado. No ha adaptado su discurso al espíritu de los tiempos. Desde comienzos de los años 80 del siglo pasado, es un monomaniaco de la cuestión de las desigualdades sociales. Ha necesitado 30 años para hacerse oír. Pero eso no quiere decir que no haya tenido razón durante esos 30 años. Sin embargo, como es el único que no ha parado de repetir que era un problema la posesión de la riqueza por el 1% hasta la llegada del Occupy Wall Street, se ha descubierto la virtud de no estar en el discurso de la adaptación.
Las desigualdades de renta no son un epífenómeno marginal sino que son atentatorias contra todos los aspectos de la vida cotidiana. Cuando no tienes la posibilidad de que tus hijos vayan a la universidad porque las matrículas han aumentado para provecho de un puñado, es un problema. Más todavía cuando los ingresos del 0,1% de los más favorecidos se disparan. Sanders empezó por dirigirse a los estudiantes endeudados y, a menudo, sin perspectivas de ascenso social a pesar de sus diplomas, que evidentemente son los que mejor comprenden esto. Plantea los desafíos políticos de forma simple, casi reduccionista, sobre el problema de las desigualdades. También Trump es de una hipersimplicidad: se trata de “ellos” contra “nosotros”.
Para Sanders, las desigualdades son la matriz fundamental que hace que Estados Unidos sea un país enfermo. La gente no se ha dado cuenta de la crisis de 2007, que ha acentuado la decadencia de las condiciones sociales después de 30 años. De repente, los estadounidenses se han percatado de que quedaba muy poco de la idea de Estados Unidos después de 30 años de un rodillo compresor neoliberal. Su drama es haber elegido como recurso, a la manera de un pharmakon (a la vez, remedio y veneno) a un millonario que solo existe gracias al mercado total y cuyas políticas, puestas al servicio de la casta de los ricos y de los poderosos, promete rematar el proceso de descomposición democrática y condenar a la nación a un individualismo nihilista y revanchista.
Contretemps, 17-1-207: http://www.contretemps.eu/
Traducción de Viento Sur: http://www.vientosur.info/