martes, 26 de mayo de 2015

Jon Sobrino: "Hace tiempo nos pusimos en guardia para que no beatifiquen a un monseñor Romero 'aguado'"

26-05-2015 Jon Sobrino: "Hace tiempo nos pusimos en guardia para que no beatifiquen a un monseñor Romero 'aguado'" Alver Metalli Tierras de América En el Centro Monseñor Romero, plantado en el corazón de la Universidad Católica, Jon Sobrino se mueve como si danzara. Lo fundó después de la masacre de sus hermanos jesuitas –"no terminé como ellos sólo porque estaba en Tailandia”, recuerda- y a él se dedica como si fuera la última misión de su vida, que ya llega a los 77 años. Un promedio de unos veinte años más de lo que vivieron Ignacio Ellacuria y sus compañeros, derribados por balas asesinas el 16 de noviembre de 1989. Jon Sobrino conoce muy bien las resistencias, las acusaciones de izquierdista y filoguerrillero que llovían contra Romero en El Salvador y que recibían oídos condescendientes en Roma. Por eso no puede dejar de alegrarse por la beatificación. Pero no es así. O por lo menos tiene que puntualizar muchas cosas al respecto. Le preguntamos si hace unos años hubiera imaginado que llegaría un día como hoy, como el sábado 23 de mayo, para ser exactos. En la sala principal del mausoleo de los "mártires de la UCA”, agita el cuerpo delgado y suelta un provocatorio "Nunca me interesó”. Vuelve a repetirlo, para que quede bien claro. "En serio… lo digo en serio: nunca me interesó la beatificación de Romero”. Esperamos la aclaración. Debe haber una, lo que acaba de decir no pueden ser sus últimas palabras. "Cuando lo mataron, la gente de aquí –no los italianos y mucho menos el Vaticano- los salvadoreños, nuestros pobres, dijeron inmediatamente: "¡Es santo!”. Pedro Casaldáliga cuatro días después escribió un gran poema: «¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!»”. Recuerda que también Ignacio Ellacuría, abatido a pocos metros del lugar donde nos encontramos, "tres días después del asesinato de Romero celebró misa en un aula de la UCA y en la homilía dijo: "«Con monseñor Romero Dios ha pasado por El Salvador»”. Respira hondo como si le faltara el aire. "Eso sí. Nunca hubiera imaginado que alguien pudiera decir algo así. Que lo beatifiquen está bien; tardaron 35 años, pero no es lo más importante”. Se asegura de que el interlocutor haya recibido el golpe. "¿Entiendes lo que te estoy diciendo?”, exclama dibujando una sonrisa indulgente en sus labios finos. Por toda respuesta recibe otro pedido de explicación. "Se entiende que no lo convence algo de lo que está ocurriendo…”. Cerca de nosotros están descargando los paquetes con el último número de Carta a las Iglesias, la revista que él dirige. "Está bien que lo beatifiquen, no digo que no, pero me hubiera gustado que fuera de otra manera… y todavía no sé lo que va a decir el cardenal Angelo Amato pasado mañana; no sé, no sé si sus palabras me van a convencer o no”. Pero Sobrino no podrá escuchar la homilía del Prefecto que viene de Roma, o no quiere escucharla. "Sabemos que se va, que ha programado un viaje y que el sábado no estará en la plaza junto con todos. ¿Lo hizo a propósito?”. Demora en responder, como si se estuviera preguntando cómo se supo. Después llega la aclaración: "Voy a Brasil, porque en Río de Janeiro se celebran los 50 años de la revista Concilium. He trabajado en esa revista los últimos 16 años. Debo dar un discurso y me retiro de la revista. La beatificación coincide con este encuentro. No es que me vaya, veré por televisión la ceremonia de beatificación y un poco antes del mediodía iré al aeropuerto”. Dieciséis años en Concilium y Sobrino que se retira el día de la beatificación de Romero. Esto también es una noticia. En la pared que tenemos delante, los "Padres de la Iglesia latinoamericana” escuchan muy serios. La galería comienza con monseñor Gerardi, asesinado en Guatemala en 1998, y prosigue con el colombiano Gerardo Valente Cano, el argentino Enrique Angelelli asesinado en 1976, Hélder Pessoa Câmara, brasileño en olor de santidad, el mexicano Sergio Méndel Arceo con otro compatriota al lado, Samuel Ruiz, y el ecuatoriano Leónidas Proano, seguidos por monseñor Roberto Joaquín Ramos (El Salvador 1938-1993) y el padre Manuel Larrain, chileno y fundador del CELAM, para terminar con el sucesor de Romero, el salesiano Arturo Rivera y Damas, figura clave en la historia de Romero e injustamente ignorado en las celebraciones de estos días. El sábado al mediodía, según el programa que difundió el Cominé para la beatificación, se debería leer el decreto que incluirá formalmente al siervo de Dios Óscar Arnulfo Romero y Galdámez entre los beatos de la Iglesia Católica. Probablemente Jon Sobrino no tendrá tiempo de escucharlo. Pero no le preocupa. Explica en cierta forma sus razones presentando el material de Carta a las Iglesias año XXXIII, número 661, que lleva en la tapa un mural que representa a Romero llevando de la mano a la hija de un campesino que acaba de cortar con una hoz un racimo de bananas. "Dos artículos son críticos. El padre Manuel Acosta critica la actuación de la comisión oficial de preparación de la beatificación. Luis Van de Velde es más crítico con la jerarquía. Se pregunta si monseñor Romero se reconocería el día de su beatificación. Hace tiempo que pusimos en guardia para que no beatifiquen a un monseñor Romero aguado. Existe ese riesgo; esperemos que beatifiquen a un Romero vivo, más cortante que una espada de doble filo, justo y compasivo”. La ropa que vestían los jesuitas amigos y colegas suyos el último día de su vida se exhibe colgada en una vitrina de la sala contigua, como si estuviera en un armario. La sotana marrón de Ellacuría, un albornoz, un par de calzoncillos un poco amarillentos, todos perforados por los proyectiles que los militares no se molestaron en ahorrar. Resuta natural pensar en ellos y en el proceso de su beatificación que empezó hace poco. "Eso tampoco me preocupa”, exclama Sobrino. "Estaba en Tailandia ese día y por eso no me mataron. He visto correr la sangre de mucha gente en El Salvador, no me interesan las beatificaciones, espero que mis palabras ayuden a conocer más y mejor a Ellalcuría, tratamos de seguir su camino. Éso es lo que me interesa”. ¿Ni siquiera una señal de reconocimiento para el Papa argentino que impulsó la causa de Romero? "No, no me interesa aplaudir, y si aplaudo no es por el hecho de que el Papa sea argentino o jesuita, sino por lo que dice, por la manera como se comportó en Lampedusa, por ejemplo. Lo que me interesa es que haya alguien que diga que el fondo del Mediterráneo está lleno de cadáveres. Yo no aplaudo la resurrección de Jesús. Aplaudir no es lo mío”. La atención se dirige ahora a pasado mañana. "He visto horrores que nunca se denunciaron, como los denunciaba monseñor Romero. Veremos si el sábado resuenan sus palabras”. Para estar seguro de que no lo malinterpreten, Jon Sobrino las recita de memoria: "En nombre de Dios y en nombre de este pueblo sufriente, les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios que termine la represión”. Ésto se lo escuché a él y me quedó grabado en la cabeza”. El resto de su pensamiento sobre Romero, un Romero "no edulcorado”, el Romero "real”, se encuentra en el artículo que escribió para la Revista latinoamericana de Teología de la Universidad Católica, en cuyo comité de dirección figuran entre otros Leonardo Boff, Enrique Dussel y el chileno Comblin. "Muestro lo que monseñor Romero sintió y dijo en el último retiro espiritual que predicó un mes antes de ser asesinado; después ofrezco tres puntos de reflexión que considero importantes. Recuerdo que un campesino dijo: "Monseñor Romero nos defendió a los pobres; no solo nos ayudó, no solo hizo la opción por los pobres, que eso ya es un eslógan. Salió a defendernos a los pobres. Y si uno viene a defender es porque alguien necesita que lo defiendan, y necesita defensa el que es atacado. Por eso –dijo con segura certeza este campesino- lo mataron. Madre Teresa que era buena y no molestaba a nadie recibió el Premio Nobel, monseñor Romero que dio fastidio no recibió ningún Premio Nobel”. Fuente: Tierras de America

Les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión!

El Salvador Les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión! Josaphat Jarpa Rebelión Este sábado 24 se realizó la Beatificación de Monseñor Romero en San Salvador, un evento que en particular me da una alegría, sin ser parte de la Iglesia Católica Romana, reconozco el simbolismo que trae consigo un acto de alto reconocimiento a una figura identificada con las luchas populares en América Latina. Recuerdo la vez que estuve en Costa Rica, en el DEI, donde tuve la oportunidad de conocer a María, una mujer Salvadoreña que trabaja en las zonas marginales del Salvador rescatando a niñas y niños de las pandillas y maras, cuando escuche por voz de ella el testimonio de Romero, imaginaba a las “Marias” de la Biblia anunciando al Cristo resucitado, una conversación llena de un profundo amor y admiración, en ese momento comprendí la relevancia de la persona de Romero para quienes todos quienes se identifican con la Iglesia de los pobres. Un sacerdote comprometido con la lucha de su pueblo, el cual fue asesinado en plena homilía, su testimonio como sus palabras parece ser aún imborrables en la memoria colectiva de toda Latinoamérica, y hoy más aún, en cada estudiante chileno, tras los últimos sucesos que nos han bañado de pena, dolor y rabia. Hace una semana sufríamos la perdida de dos compañeros asesinados en Valparaíso, Ezequiel y Diego, sólo pasaron días cuando recibíamos la noticia de Rodrigo Avilés, quien fuera abatido por la acción de fuerzas especiales de carabineros, dejándolo en un delicado estado en el Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso. Estos casos, se suman a una larga lista de estudiantes lastimados en manifestaciones por demandas en el ámbito de la educación, sin embargo, no sólo los estudiantes han sido víctimas de la violencia del Estado chileno, el caso mapuche, Freirina, Aysén, son otros de muchos casos más que no se pueden aislar a la hora de revisar el orden funcional del ejercicio de la violencia, la des-valorización de la vida y la indolencia a las luchas populares. En nuestra sociedad se ha ido internalizando un imaginario desastroso para la convivencia humana, en algunos medios se difundían algunas fotos de Giuseppe Briganti Weber presunto homicida de Ezequiel y Diego, las imágenes lo mostraban con mucho dinero en sus manos, autos, armas, objetos que en el imaginario actual dominante, tienen un lugar de absoluta veneración, es que en esta sociedad se nos enseña a ganar dinero y contribuir para el “progreso”, del cual no hemos sido parte de su definición, de repente, nos hemos visto obligados llegar a la adultez, para “producir” y darle continuidad a un sistema que no te permite ponerlo en duda, porque el castigo simbólico y material, es inmediato. Nos obligan a mirar al otro como nuestro enemigo, nuestro rival, y nos hacen correr en la vida como una gran competencia, en donde si te quedas, te mueres y no hay quien te salve. El hecho que se le dispare a dos jóvenes, por una “posible” amenaza otorga garantías para quien pretenda “asegurar” su bienestar sea validado socialmente, pareciera que cualquier persona pudiera poner en su lugar a los jóvenes que no se adecuan al orden del sistema. Oscar Romero des-ordeno su imaginario conservador, leyó su mundo y logro interpretar al verbo de Cristo desde las lágrimas salvadoreñas, llamo la atención de la Iglesia a tomar posición concreta por la paz. “Una Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde los pobres las injusticias que con ellos se cometen no es verdadera Iglesia de Jesucristo… Y por eso la Iglesia sufre el destino de los pobres: la persecución. Se gloría nuestra Iglesia de haber mezclado su sangre de sacerdotes, de catequistas y de comunidades con las masacres del pueblo, y haber llevado siempre la marca de la persecución.” 2 Ni sus palabras, ni las lágrimas del pueblo salvadoreño acabaron con su muerte, según el Informe para la discusión Violencia juvenil, maras y pandillas en El Salvador3: “En los últimos quince años, la región norte de Centroamérica -Guatemala, El Salvador y Honduras presentan un acelerado crecimiento de violencia y criminalidad. El Salvador presentó una tasa de homicidios de 55 por cada cien mil habitantes en 2008, a razón de 10 y 12 homicidios diarios. La cifra es alarmante y rebasa el promedio de homicidios que ocurren en otros países de Latinoamérica. Esta situación de violencia, asociada a múltiples factores históricos, políticos y sociales, contribuye a hacer de la violencia un medio utilizado por muchos sectores y actores para mantener o ganar poder, resolver conflictos y beneficiarse económicamente”. La lógica de las guerrillas, construyen idearios de convivencia, que hoy mantienen el sufrimiento en el pueblo del Salvador. Nosotros en Chile, aún no podemos abandonar el desprecio a la vida que tanto difundió la dictadura militar. Hoy Romero va de camino a ser Santo para la Iglesia Católica y América Latina sigue llorando por las inequidades, sigue siendo abusada por el poder, castigada por la “Oligarquía”, asesinada por sus militares. Hoy desde la institucionalidad saludan a un mártir que dio su vida, otros lo seguiremos viendo como un seguidor de Jesús que encarno su fe en la proclamación del Reino de Dios en una tierra dominada por inequidad que le arrebato la vida, tal cual le rebataron la vida a nuestros compañeros. Monseñor Romero en un contexto de completa neblina, veía luz que vale la pena volver a escuchar. «La situación me alarma, pero la lucha de la oligarquía por defender lo indefendible no tiene perspectiva. Y menos si tiene en consideración el espíritu de combate de nuestro pueblo. Inclusive, pudiera registrarse un triunfo efímero de las fuerzas al servicio de la oligarquía, pero la voz de la justicia de nuestro pueblo volvería a escucharse y, más temprano que tarde, vencerá. La nueva sociedad viene, y viene con prisa» 4 A propósito de la Beatificación de Oscar Romero, asesinado hace 35 años por escuadrones de la muerte de ultraderecha, y la pena que nos embarga en Chile por la represión de nuestra sociedad, la muerte de nuestros compañeros, es necesario rescatar las palabras de quien resucito en el Pueblo latinoamericano, una vez asesinado y que la institución católica le llamará Santo. “Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército, y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la Policía, de los cuarteles: “Hermanos son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos! Y ante una orden de matar que dé un hombre debe prevalecer la ley de Dios que dice “¡No matar!”…Ningún soldado está obligado a obedecer una orden en contra la ley de Dios. Una ley inmoral nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo que recuperen su conciencia y obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La iglesia defensora de los derechos de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas, si van teñidas de tanta sangre… “En nombre de Dios, y en nombre de éste sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión!”5 En memoria de Ezequiel y Diego. Notas: 1 Josaphat Jarpa. Estudiante de Teología en la Comunidad Teológica Evangélica de Chile. 2 Homilía 17 de Febrero de 1980. 3 el Informe para la discusión Violencia juvenil, maras y pandillas en El Salvador. 2007 Disponible en: [http://www.interpeace.org/publications/central-american-youth-programme/35-youth-violence-maras-and-pandillas-in-el-salvador-spanish/file] 4 Entrevista de Prensa Latina, 15 de febrero de 1980; La voz de los sin voz, p. 445 5 Homilía 23 de Marzo de 1980 Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

martes, 12 de mayo de 2015

Párroco Raúl Vera, activista de la Teología de la Liberación y la Asamblea Nacional Constituyente

Ver como pdf 12-05-2015 Párroco Raúl Vera, activista de la Teología de la Liberación y la Asamblea Nacional Constituyente Pedro Echeverría V. Rebelión 1. El 2 de mayo asistí en la ciudad de México a la “Primera Asamblea Nacional Constituyente” por invitación general de los organizadores encabezados por el sacerdote Raúl Vera, párroco en el estado de Coahuila. Asistieron unas 400 personas interesadas en discutir y organizarse con el fin de contribuir a la lucha por la liberación de nuestros pueblos pobres y explotados por un capitalismo salvaje. Semanas antes, los curas Vera, Solalinde y sus compañeros recorrieron muchos estados de la República buscando convencer a sectores del pueblo, en decenas de asambleas, a salir a la calle a protestar, a organizarse y a formar una gran organización para luchar por sus derechos. 2. Fuera del análisis de la integración y los resultados de aquella asamblea, lo que me interesa ahora es resaltar las batallas de esa corriente revolucionaria en la iglesia conocida como Teología de la Liberación que al parecer nació en el Concilio Vaticano II de Juan XXIII en Medellín, Colombia. ¿Por qué me interesa el punto? Por aquello de que Marx expresara en un texto que “la religión es el opio del pueblo” y por el ateísmo que generalmente ha profesado la izquierda marxista. Sin embargo, desde los años sesenta del pasado siglo se ha registrado un acercamiento o coincidencia de algunas luchas de católicos e izquierdistas que muchos hemos visto como buenas y otros las han catalogado de “tramposas”. 3. La corriente de Teología de la Liberación es absoluta minoría en el seno de la iglesia porque ha sido combatida –casi prohibida- por los grupos más poderosos que dominan el clero encabezados por el Papa y los cardenales. Al declararse en preferencia por los pobres y reivindicar la carrera pastoral o el cristianismo en sus primeros años, provocó esta corriente una feroz persecución contra ellos del clero dominante que está estrechamente aliado con los ricos millonarios de los gobiernos y el empresariado. Muchos miembros de la Teología, aunque nunca se han declarado marxistas, han destacado muchas veces en sus luchas más que muchos marxistas. Así lo hemos reconocido en América Latina. 4. Se ha hablado mucho de los curas liberacionistas: Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Jon Sobrino, Frei Beto, Oscar Arnulfo Romero, Camilo Torres, Ernesto Cardenal; y en México de Méndez Arceo, Samuel Ruiz, Raúl Vera, Alejandro Solalinde, Arturo Lona y muchos, muchísimos latinoamericanos, mexicanos y del mundo. Sin embargo su “opción por los pobres” ha recibido los bloqueos más grandes del mundo porque esta corriente pertenece a una institución mundial (el Vaticano) que es de las más ricas y poderosas en todo el universo. ¿Cómo puede crecer y consolidarse el gran esfuerzo de estos religiosos metidos a la liberación de los pueblos si tienen ante sí en su lucha pacífica a grandes enemigos. 5. Al escuchar a Vera en la plenaria, antes de instalarse las mesas, vi la franqueza, pero también la desesperación por que se logren cambios profundos en México. Pidió lograr la unidad haciendo a un lado siglas, corrientes, visiones para coincidir en una sola organización que luche por la justicia. Vera, como lo fueron los párrocos Méndez Arceo o Samuel Ruiz, por el enorme trabajo de liderazgo que ejercieron, tuvieron mucha más valía que muchos “marxistas”. Cada uno de ellos actuó en su tiempo, ayudaron mucho a hacer avanzar los procesos, pero como muchos, han tenido que esperar que surjan condiciones más adecuadas. ¿Quién puede olvidar Cuernavaca de Méndez Arceo, Chiapas de Samuel Ruiz y Coahuila de Raúl Vera y el Albergue de migrantes de Solalinde? 6. El sacerdote Camilo Torres fue asesinado en 1966 siendo guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia. Cuando fue asesinado el Che Guevara en la guerrilla de Bolivia el siguiente año, tres sacerdotes y párrocos españoles (Domingo Lain, José Antonio Jiménez y Manuel Pérez) también ingresaron al Frente Camilo Torres en las guerrilla colombiana. Se habló de otros curas como Diego Cristóbal y Aurentino Rueda que tomaron ese mismo camino en Colombia. ¿Cómo desconfiar de esos sacerdotes que mucho más que muchos marxistas e izquierdistas entregaron la vida por la liberación de los miserables. Obvio, no se debe confundir la Teología de la Liberación con la iglesia siempre al servicio del alto clero, papado y cardenales. 7. Los marxistas son materialistas y científicos, pero nunca de pensamiento cerrado o cientificista. No pueden adoptar dogmáticamente las cosas o el pensamiento, a dioses o “científicos sociales”; pero le tienen absoluto respeto al pensar ideológico de los otros o los demás. Por ello las batallas sociales y políticas de los religiosos Vera, Solalinde y decenas de sacerdotes, así como de otros sacerdotes de la Teología de la Liberación que se ligan a las luchas del pueblo, no pueden dejar de apoyarse; pero tampoco puede dejar de combatirse esa alianza estrecha que existe en el mundo entre los grandes jerarcas del Vaticano con los gobiernos imperialistas de EEUU y demás amos de la fabricación de armas, de las intervenciones y de las guerras. Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

ISLAM . : UNA SEMANA COMUN EN FRANCIA

Islam: una semana común en Francia Editorial Le Monde Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino Usted es un francés musulmán. Y si no lo es imagine serlo durante tres minutos. El lunes por la noche en la emisión del programa “Palabras Cruzadas” de la televisora France 2 oyó afirmar a Robert Menard que en las escuelas de su ciudad el “64,6%” de los niños son musulmanes. Pareciera que el alcalde de Beziers, afín al FN contó uno a uno los “nombres musulmanes” en las listas escolares. Habrá pensado entonces en su hijo, que está todavía en la primaria. Y se habrá preguntado si algún día al adulto encargado de hacer de él un ciudadano instruido y lúcido se le ocurrirá la idea de identificarlo por su nombre. Hace ya tiempo, sin embargo, que usted no se sorprende por esta clase de provocaciones dado que son ya muchos los casos de carácter público que ocurren frecuentemente en nuestro país. El pasado lunes 26 de abril el alcalde Christian Estrosi (UMP) de Niza denunció a las “quinta columnas” islámicas y a sus “redes infiltradas en nuestro sótanos, en nuestros garajes, en otros lugares clandestinos”. Cuando este cercano lugarteniente de Sarkozy proclamaba que “el documento de identidad no hace un francés” y que es tiempo de tomar medidas contra los “enemigos de Francia que tienen un documento de identidad francés”. Luego habrá pensado en su hijo mayor “francés de origen” desde hace tres generaciones, actualmente estudiante que no es el único en vuestro medio que descubre decididamente que un pasaporte francés resulta a veces un escudo muy frágil ante los más siniestros prejuicios. Odio y rechazo Al día siguiente habrá pensado en su hija. ¿Han ubicado en la puerta de su colegio un control de verificación de su forma de vestir? ¿La verá un día como a Sara, la colegiala de Charleville-Mezieres, volver a su casa obligada a cambiar su falda por un vestido juzgado más “laico” que esté apenas por debajo de la rodilla? ¿O a desembarazar sus brazos de unas largas mangas de camisa? La institución educativa nacional ha actuado con “discernimiento”, aseguró su ministro Najat Vallaud-Belkacem. Sin embargo la Ley del 2004 no dice nada a este respecto y se contenta con prohibir la exhibición ostensible de “símbolos” religiosos. El miércoles 29 de abril fueron los nuevos programas de historia de los colegios los que suscitaron una nueva polémica. Según algunos se concedió mucha extensión a la enseñanza del aporte musulmán en la Edad Media en detrimento del cristianismo. Usted no sabe nada, creía que la historia del mundo musulmán ocupaba ya un lugar lógico y legítimo en los programas. Pero se da cuenta de que evidentemente el islam molesta hasta en los libros de historia. Y puede comenzar a prepararse ya para enfrentar la semana próxima el debate que se planteará en la Asamblea Nacional sobre un proyecto de ley del Partido radical de izquierda que trata de prohibir los signos religiosos en las guarderías maternales y en los centros de ocio privados. Tal es por lo tanto la cotidiana realidad de la República francesa, heredera de la Ilustración y orgullosa de su laicismo. Obsesivas, repetitivas, detestables estas controversias hacen el juego a todos los integristas. A aquéllos que, aunque minoritarios en el islam francés, buscan romper con la República, sus leyes y sus valores. A los que en nombre de la República no retroceden ante ninguna mezcla que estigmatice mejor a la totalidad de los musulmanes. Atizando peligrosamente la intolerancia, el rechazo y el odio. Fuente: http://www.lemonde.fr/societe/article/2015/05/06/islam-une-semaine-ordinaire-en-france_4628687_3224.html#SlQuMtAZdlwK9R6u.99