miércoles, 30 de junio de 2021

Honduras, 12 años de golpe

ncesante resistencia del pueblo Honduras, 12 años de golpe Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Giorgio Trucchi | 30/06/2021 | América Latina y Caribe Fuentes: LINyM Hace 12 años, un golpe de estado cívico-militar derrocó al entonces presidente Manuel Zelaya y dio inicio a una de las crisis más profundas de la historia reciente de Honduras. La oligarquía hondureña, amparada por las fuerzas represivas del Estado y una clase política voraz y corrupta, y gozando del beneplácito del imperialismo estadounidense, acertó un golpe mortal a la institucionalidad, convirtiendo Honduras en tierra de nadie donde se capturaba, torturaba, desaparecía y asesinaba a quienes luchaban, incansablemente, día tras día, en las calles de todo el país. Desde aquel 28 de junio de 2009 fue resistencia contra el golpe y contra su proyecto de muerte, que pretendía (y pretende) profundizar el modelo neoliberal extractivista depredador y asesino, poner en venta el país, aplastar bajo la bota (militar) todo intento de refundar la nación a través de una asamblea nacional constituyente, originaria y popular. Mujeres, hombres, jóvenes, trabajadoras y trabajadores, organizaciones indígenas, negras, campesinas, sindicatos, maestros y maestras, movimientos sociales y populares, estudiantes. Miles y miles de personas se movilizaron, resistieron, lucharon. Muchos ofrecieron su vida, otros se fueron al exilio. Lo que vemos hoy en día en Honduras no es más que el continuismo de aquella ruptura del hilo constitucional, con su carga de saqueo y expoliación de territorios y bienes comunes, bajo una devastadora estrategia de acumulación por desposesión. La aceleración imprimida en estos días a los proyectos de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (Zede) no es más que otro pilar de esta estrategia de enajenación del territorio nacional. Víctimas del terror Y las víctimas siguen siendo las mismas: pueblos indígenas y familias campesinas expulsadas de sus territorios, trabajadoras y trabajadores explotados y sin derechos, defensoras y defensores perseguidos, criminalizados, judicializados y asesinados, jóvenes sin futuro ni oportunidades, mujeres y personas Lgbti víctimas de violencia y ataques mortales. El resultado es que Honduras es el país más desigual de América Latina, donde cada vez hay más pobres (el porcentaje ya ronda el 70% de la población) y más personas que abandonan el país ante la miseria profunda, la violencia incontrolable y la falta de oportunidades. También es el país más peligroso para quienes defienden la tierra y los bienes comunes. Más de 140 personas defensoras han sido asesinadas entre 2010 y 2019, y se registraron al menos 2.137 ataques entre 2016 y 2017. El caso más sonado a nivel internacional, el de la dirigente indígena y luchadora social Berta Cáceres, hizo que un mundo distraído volviera a poner los ojos sobre las barbaridades que se cometen en Honduras, así como sobre las complicidades de empresarios, políticos, autoridades públicas, bancos nacionales e internacionales, organismos financieros multilaterales. Son más de 6.300 las mujeres que perdieron la vida de forma violenta en las últimas dos décadas (casi 278 el año pasado), 389 las personas Lgbti asesinadas en poco más de una década, y 86 los periodistas y comunicadores asesinados desde 2001. El 35% del territorio hondureño está concesionado y el 65% de los municipios albergan algún proyecto extractivo y energético. Son más de 300 los proyectos energéticos (aprobados y por aprobar) y al menos 100 los proyectos mineros en territorios indígenas. Golpe contra la integración latinoamericana Pero el de 2009 fue también un golpe contra el proceso de unidad e integración latinoamericana y el sueño de una América Latina y Caribe libre del yugo imperialista norteamericano. Fue unTrucchi golpe contra los nuevos espacios del Alba, Unasur y Celac; contra las experiencias de gobiernos progresistas (con todos son aciertos y desaciertos); contra la idea que otro continente (latinoamericano), donde la relación entre países está basada en los principios de solidaridad, cooperación y complementariedad, es posible. Honduras pagó caro su adhesión al Alba y su acercamiento a la Cuba martiana, a la Venezuela bolivariana y a la Nicaragua sandinista. 12 años después de aquel trágico parteaguas, celebramos la resistencia del pueblo hondureño, su lucha digna e incansable, la lucha de los pueblos indígenas y de las familias campesinas, de hombres, mujeres y jóvenes organizados, de trabajadores y trabajadoras, de defensores y defensoras que siguen empecinados y convencidos que otra Honduras sigue siendo posible. (Fotos G. Trucchi | Rel UITA): https://nuevanicaraguaymas.blogspot.com/2021/06/honduras-12-anos-de-golpe-fotos.html Fuente: LINyM

Los tres países con menos muertes por Covid-19 en América Latina no son noticia

Los tres países con menos muertes por Covid-19 en América Latina no son noticia Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por José Manzaneda | 29/06/2021 | Mentiras y medios Fuentes: Cubainformación https://www.cubainformacion.tv/especiales/20210625/91927/91927-los-tres-paises-con-menos-muertes-por-covid-19-en-america-latina-no-son-noticiaVer este mismo video en YouTube ¿Saben cuáles son los tres países con menor número relativo de muertes por Covid-19 en América Latina? El dato lo aporta el Institute for Health Metrics and Evaluation de EEUU y, curiosamente, no es titular de prensa (1). ¿Saben por qué? Porque son Nicaragua, Cuba y Venezuela (2). Países sometidos a sanciones o bloqueos de EEUU y con políticas sanitarias de orientación pública. Hablemos de libertad de prensa en Rusia… y EEUU. Vladimir Putin atendió durante una hora a todas las cadenas occidentales, para informar sobre su reciente encuentro con Joe Biden. En la rueda de prensa de este, por el contario, los medios rusos fueron vetados (3). Otro ejemplo de libertad de prensa “made in USA”: Emily Wilder, corresponsal de la agencia estadounidense Associated Press, de religión judía, ha sido despedida por sus críticas a Israel en las redes sociales (4). Un informe reciente de la OIT y Unicef, nos dice que en América Latina y el Caribe hay 8,2 millones de menores que trabajan (5). Si en Cuba hubiera cifras significativas de trabajo infantil, no les quepa duda: leeríamos extensos reportajes sobre uno más de los síntomas del “fracaso comunista”. Pero si, en Perú hay, en la actualidad, más de un millón de niños y niñas que trabajan, ¿por qué no hablan del fracaso del sistema capitalista (6)? La Unión Europea ha impuesto nuevas sanciones a Bielorrusia por la detención del opositor de ultraderecha Roman Protasevich, tras ser desviado un avión de la compañía Ryanair. Para Bruselas fue “un ataque a la democracia, a la libertad de expresión y a la soberanía europea” (7). Hace ocho años, recordemos: el avión oficial de Evo Morales, presidente entonces de Bolivia, fue forzado a aterrizar en Austria, tras el cierre del espacio aéreo por parte de España, Italia, Portugal y Francia. La orden vino del gobierno de EEUU, que aseguraba que, en aquella nave, se escondía el disidente estadounidense Edward Snowden (8). Algo que, después, se comprobó como falso. Pero que nos mostró en qué consiste la “defensa de la soberanía europea”. Colombia: desde finales de abril, la cifra de muertes en las protestas sociales, la mayoría por acción policial, supera las 70 (9). Hay más de 500 personas desaparecidas. A finales de mayo, el activista argentino Juan Grabois, participante de una comitiva de observación, fue deportado por el Gobierno colombiano (10). Que, a pesar de todo esto, es tratado con guante de seda por la prensa internacional. Ahora, imaginen que las muertes, la represión, las desapariciones o las deportaciones se produjeran en Cuba… o Venezuela. Este país, Venezuela, sufre un bloqueo económico brutal. No solamente esta nación petrolera, debido a las sanciones, ha estado 14 meses seguidos sin vender un barril de petróleo (11). No solo tiene retenidos todos sus fondos públicos y sus reservas de oro en la banca internacional (12). Hace unos días, el mecanismo COVAX, de la Organización Mundial de la Salud, confirmó que, tras recibir de Caracas 109 millones de dólares para la compra de vacunas anti Covid, el banco UBS, en aplicación de las sanciones de EEUU, había bloqueado el pago (13). ¿Escándalo mediático? Cero. Edición gráfica y de video: Esther Jávega. Coordinación de subtitulaciones: Antonio García Moreno. (1) https://t.co/2RNKXGhSTO (2) http://www.healthdata.org/ (3) https://twitter.com/HelenaVillarRT/status/1405326234825920512 (4) https://www.aa.com.tr/es/mundo/corresponsal-de-ap-afirma-que-fue-despedida-por-criticar-acciones-de-israel-contra-los-palestinos/2250628 (5) https://www.unicef.org/lac/comunicados-prensa/america-latina-y-el-caribe-se-alejan-de-la-meta-de-eliminar-el-trabajo-infantil (6) https://diariocorreo.pe/peru/peru-tiene-la-tasa-mas-alta-de-trabajo-infantil-en-sudamerica-892873/ (7) https://www.dw.com/es/a-fondo-lukashenko-ordena-un-secuestro-est%C3%A1-putin-detr%C3%A1s/av-57693097 (8) https://heraldocubano.wordpress.com/2021/05/25/en-8-anos-la-union-europea-perdio-la-memoria/ (9) https://www.perfil.com/noticias/opinion/colombia-ya-van-dos-meses-de-protestas-y-de-violenta-represion.phtml (10) https://actualidad.rt.com/actualidad/393253-colombia-deportar-activista-argentina-tension-gobiernos (11) http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/06/16/venezuela-estuvo-14-meses-consecutivos-sin-vender-petroleo-por-sanciones-de-la-administracion-trump/ (12) https://misionverdad.com/venezuela/noticias-de-un-secuestro-el-oro-venezolano-en-el-banco-de-inglaterra (13) https://misionverdad.com/vicepresidenta-denuncia-bloqueo-de-pagos-de-venezuela-al-mecanismo-covax

Perú Fujimori, Montesinos y la conspiración golpista

Perú Fujimori, Montesinos y la conspiración golpista Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Mariana Álvarez Orellana | 30/06/2021 | América Latina y Caribe Fuentes: Rebelión / CLAE La difusión de una serie de audios, entre ellas una de Vladimiro Montesinos, jefe de inteligencia durante el gobierno de Alberto Fujimori, hoy encarcelado, dejó al descubierto una conspiración para descarrilar el proceso electoral en Perú e imponer en la presidencia a la candidata derrotada en las urnas, Keiko Fujimori. En la grabación, Montesinos da indicaciones para sobornar a tres de los cuatro integrantes del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) e indica que el contacto para acceder a los jurados es Guillermo Sendón, un político simpatizante del fujimorismo. En una segunda llamada telefónica, Montesinos sugiere al mismo interlocutor –identificado como el coronel retirado Pedro Rejas Tataje– que la embajada de Estados Unidos podría ayudar a los conspiradores. En otra grabación, Sendón asegura a Rejas Tataje que los tres integrantes del JNE votarán a favor de Fujimori a cambio de un millón de dólares para cada uno. El complot quedó totalmente confirmado ya que Luis Arce Córdova, con quien Sendón afirma ya haber hablado, renunció al JNE de forma sorpresiv, dejando al órgano sin quórum para emitir resoluciones, y prolonga así la incertidumbre en torno al resultado oficial de las elecciones efectuadas tres semanas, en las que el profesor y líder comunitario Pedro Castillo obtuvo la mayoría de los votos. Alarman estos audios donde queda en claro que Montesinos, uno de los más siniestros personajes de la derecha latinoamericana, desde la cárcel de máxima seguridad en una base de la Marina, sigue siendo el principal operador del fujimorismo. Montesinos suma múltiples acusaciones por secuestro, homicidio, tortura, terrorismo, desaparición forzada, tráfico de armas, asociación ilícita, extorsión, lavado de dinero y narcotráfico.Orquestó y ejecutó violaciones masivas a los derechos humanos, Fue el encargado y/o proyector de la política de terrorismo de Estado con que Fujimori buscó aniquilar a grupos insurgentes, movimientos sociales y cualquier expresión disidente, Su caída se produjo debido a la filtración de videos en los que él mismo se había grabado sobornando a congresistas de oposición para que se pasaran al oficialismo. ¿Casualidades? Montesinos y Rejas Tataje son militares retirados. Una semana atrás circuló una carta supuestamente firmada por cientos de exuniformados en la que se llama a los jefes de las fuerzas armadas a desconocer el triunfo de Castillo. ¿Estará detrás de esto la embajada de Estados Unidos en Lima, como sugiere el audio de Montesinos? La democracia olvidada Parte de la sociedad peruana, en especial la limeña, ya se desentendió de la democracia, y piensa que ahora hay que salvarse del comunismo a cualquier precio, con la convicción de que el comunismo pone en peligro su existencia. Y entonces, el adversario político pasa a ser un enemigo, que pone en peligro todo (así lo repiten los medios de comunicación en menos del poder real), probablemente su vida, sus hijos, sus propiedades. Y así todo queda justificado. Para la alta sociedad la democracia es lo de menos. La tarea inmediata es impedir que Castillo llegue a la presidencia. Pero el discurso anticomunsita, antiterrorista, del terruqueo pareciera agotarse cuando uno se pregunta quien en su sano juicio puede creer que el Perú es gobernable por Keiko Fujimori imponiéndose en unas elecciones hasta abhora limpias con la estrategia de eliminar, anular, desaparecer unos 200 mil votos de los peruanos más pobres. Al parecer, la única forma que pueda gobernar Keiko es a través de una dictadura. Lo cierto es que el fujimorismo, desde hace ya unos largos años, se ha ido transformando de “parte de la solución” del modelo en “parte del problema”. Y esta definición también alcanza al gobierno estadounidense. La corrupción desmadrada, en escala sideral es la que ha sido combustible del descontento social, de los estallidos, de la crisis política. El fujimorismo ha estado empujando el Perú hacia la ingobernabilidad y el caos… y eso les ha sido hasta ahora rentable financiera y políticamente. No se puede dejar de tener en cuenta que la aparición del Castillo es el último capítulo de una novela de crisis casi que terminal del sistema político peruano, que lleva 30 años de sucesivos capítulos sin final feliz. Es reflejo de la crisis social que subsiste en un país que está festejando su bicentenario, por las históricas y crecientes desigualdades inter e intrarregionales a las cuales se suma, desde hace casi dos años, el impacto de la pandemia en el endeble sistema de salud y en el empleo. La derecha ha hecho todo lo posible para reforzar su elenco de conspiradores golpistas, con personajes que garantizaban la difusión internacional, como uno de los voceros más reputado del neoliberalismo mundial, el escritor Mario Vargas Llosa, es candidato presidencial, que perdió ante Alberto Fujimori, precisamente. La derecha paga, y a Vargas Llosa le han pagado con el Nobel, galardones y reconocimientos. Su título de marqués de la nobleza hispana fue la guinda del postre que completa un tortuoso y triste deterioro ético desde aquella época en su juventud, que blandiendo libros e ideales humanistas, se jactaba de ser el sartrecillo valiente, emulo del filósofo francés, Jean Paul Sartre. La OEA y la maniobra de Arce Así se puede entender que la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) descartó que en Perú se hayan registrado graves irregularidades en los comicios y afirmó que las autoridades electorales en Perú vienen realizando su trabajo “con apego a la ley y a los reglamentos vigentes”, luego de que aliados de Keiko Fujimori pidieran el respaldo de la OEA para realizar una auditoría La renuncia de Luis Arce Córdova al Jurado Nacional de Elecciones forma parte de la ofensiva mafiosa emprendida contra la institucionalidad democrática por la acusada Keiko Fujimori, dejando sin quórum a la máxima entidad electoral, buscando retardar indefinidamente la proclamación del ganador de la segunda vuelta electoral, con el objetivo de provocar un desborde social de imprevisibles consecuencias, sumiendo al país en una lamentable confrontación, anarquía y violencia; de lo cual ella sería la única y exclusiva responsable. Dado el carácter irrenunciable del cargo, Arce Córdova habló de la“declinación” a su ilegal renuncia, para escabullirse de la responsabilidad penal por omisión de funciones, así como la acusación constitucional e inhabilitación hasta por diez años que le espera. Expuso al Perú al grave peligro de inestabilidad y desgobierno, traicionando el valioso encargo que la sociedad le había encomendado. Por la promesa de un millón de dólares Mariana Álvarez Orellana. Antropóloga, docente e investigadora peruana, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Raíces del problema

Raíces del problema Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por David Brooks | 30/06/2021 | EE.UU. Fuentes: La Jornada En imagen de archivo, niños migrantes en un centro de detención en la ciudad de Donna, en Texas. Washington tiene larga historia de más de un siglo de intervenciones –y muy frecuente complicidad– con terroristas, torturadores y corruptos en las cúpulas de naciones de Centroamérica, de donde huyen los pobladores hacia territorio estadunidense en busca de una oportunidad para vivir mejor. Kamala Harris visitó la semana pasada la frontera en El Paso, donde reiteró que el enfoque del gobierno Biden es atender las causas de raíz, o los problemas de fondo, de la migración de Centroamérica y México a Estados Unidos, pero la amnesia oficial –para ponerlo diplomáticamente– al parecer les oculta algunas de las raíces del problema. Tal vez porque no están allá, sino aquí en el norte. Por ejemplo, este domingo 27 de junio fue aniversario del golpe de Estado promovido y auspiciado por la CIA contra el gobierno democráticamente electo de Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954. Eso detonaría más de cuatro décadas de una de las guerras sucias más sangrientas de América Latina, casi siempre apoyadas por Washington. Árbenz ganó la elección en 1951 y se atrevió a promover una reforma agraria en un país donde 2 por ciento de los terratenientes concentraba más de 70 de la tierra arable. Entre las tierras que confiscó, estaban las de la poderosa United Fruit Company. Aunque ofreció compensación igual al valor de esas tierras según los mismos contadores de la empresa estadunidense, United Fruit rehusó, pidiendo casi 15 veces más. Cuando Árbenz rechazó esa demanda, el secretario de Estado John Foster Dulles y su hermano, Allen Dulles, director de la CIA –ambos ex abogados de United Fruit, recuerda Stephen Kinzer en su libro Los hermanos– convencieron al presidente Eisenhower de que Árbenz representaba una amenaza, y con ello se autorizó la llamada Operation Success de la CIA para derrocar a Arbenz con un golpe de Estado militar. Was-hington financió y supervisó la capacitación de las tropas golpistas en la Nicaragua de Anastasio Somoza y el golpe fue respaldado por aviones de la CIA. Washington reconoció el nuevo gobierno y otorgó asistencia. El líder del golpe, coronel Carlos Castillo Armas, de inmediato respondió anulando la reforma agraria, retornando las tierras a United Fruit y con ello se impuso un terror gubernamental sin igual en la historia moderna de América Latina, resume Juan González en su libro Cosecha de imperio. El golpe en Guatemala se realizó con la justificación de la guerra fría, y entonces, como otra vez hoy en día, la amenaza a Estados Unidos y la democracia eran la Unión Soviética y China, justo lo mismo que se escucha ahora (sólo sustituyendo el nombre de la URSS con Rusia) para justificar la nueva política exterior de Estados Unidos más de seis décadas después. Guatemala sería sede de los preparativos del siguiente atentado estadunidense para derrocar a un gobierno que se atrevía a desafiar a Washington: el nuevo gobierno revolucionario de Cuba, proyecto que fue ordenado por Eisenhower en 1960 bajo mano de Allen Dulles y su subordinado Dick Bissell, quien había estado a cargo de los aviones de la CIA en el golpe en Guatemala. De hecho, los oficiales que juntó Bissell para la operación contra Cuba fueron veteranos de la llamada campaña de Guatemala. Se empezó a preparar una invasión de Cuba con los estadunidenses capacitando un ejército de exiliados cubanos en Guatemala. Aviones de la CIA transportaron a estas tropas desde Guatemala el 17 de abril de 1961 para iniciar la rápidamente derrotada invasión de Cuba en Playa Girón. Los migrantes que hoy huyen de Guatemala, así como de El Salvador y Honduras, entre otros países, tienen algo en común más allá de la violencia, el hambre y la falta de empleo de la cual escapan. En todos, Estados Unidos tiene larga historia de más de un siglo de intervenciones –y muy frecuente complicidad– con terroristas, torturadores, corruptos y narcotraficantes en las cúpulas de esos países. Nunca nos enseñan en la escuela que la enorme presencia latina aquí (en Estados Unidos) es resultado directo de las acciones de nuestro propio gobierno en México, el Caribe y Centroamérica a lo largo de muchas décadas, acciones que forzaron a millones emigrar de esa región y dejar sus hogares y viajar hacia el norte, comenta González. (https://www.youtube.com/watch?v=4TZea91MrcY). PD: Abrazo con dolor por nuestro compañero, maestro jornalero que nos dibujaba el día con ira noble, risa filosa y solidaridad para ayudarnos a derrotar mentiras, monstruos y poderes ilegítimos. Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/06/28/opinion/023o1mun#texto

lunes, 28 de junio de 2021

“Golpe” a la vista

Elecciones Perú “Golpe” a la vista Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Rubén Ramos | 28/06/2021 | América Latina y Caribe Fuentes: Rebelión Los Documentos de Santa Fe Un cable de EFE, la agencia de noticias de España, informó este 17 de junio que “cientos de oficiales en retiro de las Fuerzas Armadas de Perú pidieron a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas peruanas desconocer a Pedro Castillo si éste es proclamado como ganador del balotaje sin que se hayan aceptado los reclamos de la candidata Keiko Fujimori”. En la carta, dice la noticia, los ex-militares sostienen que las autoridades militares «no pueden aceptar a un jefe supremo ilegítimamente investido producto de un fraude o fruto de irregularidades». Por su parte, el presidente “no electo” del Perú, sostuvo según otro cable de la misma agencia en el mismo día que: «Le toca al Jurado Nacional de Elecciones con tranquilidad, con rigor, y con equidad y justicia, hacer un examen de los pedidos que se han presentado para revisar algunas de las actas, y ver si se aprueban o no se aprueban, se consideran válidas o no». Nada más oportuno para ilustrar con hechos lo que sostengo respecto a lo que viene ocurriendo en este país. Y es que a diferencia de los “entendidos” que pretenden “explicar” el acontecer del Perú cotejando dimes y diretes de los fantoches de su institucionalidad política, lo que yo sostengo es que la explicación de lo que sucede con las elección de Pedro Castillo, se encuentra en los presupuestos básicos que sobre elecciones, democracia y poder fueron puestos en vigencia por el gobierno de los Estados Unidos en los llamados “Documentos de Santa Fe”. Redactados por los tanques pensantes ultraconservadores del republicanismo estadounidense los “documentos” fueron publicados por la CIA entre 1980 y el 2002. Lo que se dice en estos ha sido puesto en práctica tanto por los gobiernos republicanos como demócratas a lo largo de las cuatro últimas décadas. No sólo en América latina y El Caribe sino en el mundo entero. Recuerde usted que en Francia, hace poco más de dos meses, cuando Macrón quiso tomar distancia del hegemón yanqui, le sobrevino la amenaza de los ex-militares de su país, primero, y de los en ejercicio, después. Allí acabaron sus coqueteos con China y hoy, conjuntamente con los otros integrantes del G-7 y sumándose a la retórica delirante del Presidente Biden de Estados Unidos, expresa su sólida oposición a cualquier intento unilateral de cambiar el “statu quo” por parte de China y considera al país asiático “una amenaza mayor que lo que fue la Unión Soviética para Estados Unidos en el siglo pasado. Doctrinas, Constitución y Documentos de Santa Fe: Su vigencia Hay quienes consideran que los Documentos de Sta. Fe son letra muerta a pesar que los hechos, a los que me referido antes, prueban todo lo contrario. Y es que para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos su estrategia guarda estrecha correspondencia con la permanencia de los principios y fines que están contenidos en sus doctrinas; en su Constitución y sus “enmiendas”; en los documentos producidos por los “think tanks” de su institucionalidad para el dominio del mundo. Toda esta retórica imperial ha sido formulada y “reformulada” de acuerdo a la evolución y las contradicciones de su desarrollo capitalista en poco más de dos siglos. Teóricamente, es lo que fundamenta su pragmatismo funcionalista. Nada de lo que “pensaron” sus “padres fundadores” y elaboran sus “tanques pensantes” institucionales, pierde vigencia. Todo está en constante retroalimentación sin pérdida de su sentido y su orientación básica. El ejemplo más claro está en la longevidad de su Constitución de 1787 y en las de sus doctrinas fundacionales: La del Destino Manifiesto y la Monroe por ejemplo, que orientan su impronta imperialista mundial y anexionista del continente americano a su hegemonía. A estas doctrinas fundacionales han sobrevenido las doctrinas del “anticomunismo” para enfrentar la amenaza soviética y sustentar la estrategia de la “guerra fría” (1945-1990) y donde caben la “doctrina Nixon” contra las drogas en 1973 y la “doctrina Reagan” en 1980 para hacer “volver atrás” las experiencias de Granada y Nicaragua que evidenciaban el “avance comunista” soviético-cubano y la militarización del Caribe y de Centroamérica. Luego vendría la “doctrina contra el narcotráfico” (1990-2000) con sus puntos culminantes en la invasión de Panamá en 1996 y el Plan Colombia en 1999. Doctrina que, además, ensanchó las puertas del neoliberalismo que ya había entrado con la doctrina Reagan y se consolidó con el “acuerdo” de las “diez exigencias” del “Consenso de Washington” en 1989. En el 2001 tras la impostura del atentado contra las Torres Gemelas se impuso la “doctrina contra el terrorismo” con un alcance “global” habida cuenta que Estados Unidos era ahora el único “dueño” del mundo. Lo que supuso que las doctrinas precedentes se acomodaran a lo que sus epígonos llamaron el “fin de la historia” o de las ideologías políticas. En este contexto, el sentido y significado de los Documentos de Santa Fé cobran plena vigencia y actualidad respecto de lo que Estados Unidos espera como resultado de las elecciones y de cuáles son las instituciones que para este país son las más importantes para asegurar su “poder permanente” en sus neo-colonias. He aquí lo que se dice en los Documentos de Santa Fe II de 1990: · Ninguna elección democrática puede modificar la continua inclinación hacia el régimen privado. La industria de elevación de la conciencia debe estar en manos privadas. Los medios de difusión, las iglesias y las escuelas deben continuar desviando las formas democráticas hacia el individualismo y la propiedad privada. Los nuevos gobiernos democráticos deben reconocer esto como una lucha de sus regímenes (p. 6). · La cultura social y el régimen político deben estar concebidos para proteger una sociedad democrática asentada sobre valores individualistas. Desde esta perspectiva, las instituciones de los Estados Unidos no pueden interesarse sólo por procesos democráticos formales (elecciones), sino por establecer programas de apoyo a la democracia a través de las fuerzas armadas, el poder judicial y la cultura política (Ibidem). · Los principales pilares del poder permanente son las fuerzas armadas y el poder judicial. Estas son instituciones que soportan cargas pesadas al abordar los Conflictos de Baja Intensidad como una forma de guerra que incluye las operaciones psicológicas, la desinformación, la información errónea, el terrorismo y la subversión cultural y religiosa (Ibidem) Perú: Elecciones, “comunismo”, fraude, golpe suave Para el caso de las elecciones en Perú y, en general, para toda elección en la que surja un candidato “popular” que reciba el apoyo del “pueblo” (de los pobres, los indeseables, los marginales, los “de adentro”) éste es considerado una “amenaza”. En la línea borrosa de lo que el gobierno de Estados Unidos y sus servicios de seguridad e inteligencia consideran una “amenaza” (comunista, terrorista, narco-terrorista o populista de izquierda), Pedro Castillo, el candidato peruano y popular (por origen y apoyo) es una “amenaza comunista”. No porque el señor Castillo sea un comunista, sino por el mayor poder simbólico que tiene el “comunismo” frente a las otras categorías de las “doctrinas” USA. Y porque la prensa mercenaria de su país y las ONG al servicio de USAID, de la NED, del Congreso estadounidense y hasta de la propia CIA, se han encargado de satanizarlo como tal. Para esto han manipulado su pertenencia al sindicato de maestros (SUTEP) que ha sido estigmatizado y criminalizado como comunista por los diferentes gobiernos desde Alberto Fujimori hasta Sagasti; y han tergiversado su condición de dirigente en la Ronda Campesina de su lugar de origen que ¡oh paradoja! combatió contra “Sendero Luminoso”, la organización comunista del terrorismo que asoló el Perú durante la década 1980-90. Castillo se presentó a las elecciones con un discurso distante al de los advenedizos neoliberales, mediocres y torpes, pero de abierta sujeción a las doctrinas USA. También al de los “progresistas” cínicos. De igual manera al del “progresismo identitario”. Incluso, al llegar a un acuerdo con su contendiente de esta minoría, una vez que ganó la primera vuelta electoral, no cedió a sus exigencias identitarias. Nada de esto, sin embargo, aleja su propuesta del molde neoliberal. La propuesta de Castillo es la de quien quiere “ganar las elecciones”. Y Castillo las ganó. Y la “amenaza” pasó, de haber sido creada y ficticia, a ser real. No hay que prevenirla. Hay que atacarla. Dos tácticas para un solo final Una, la de “negociar” imponiendo condiciones. Aquí entran el “empate técnico” y/o las denuncias de “fraude”. Sus protagonistas la Embajada USA y sus “negociadores” (embajadores, enviados); los ejecutivos de las non sanctas defensoras de los “derechos humanos” como Human Rights Watch (HRW); la Cámara de Representantes y hasta el propio Departamento de Estado de los Estados Unidos. No importan las declaraciones que cada quien haga sobre la “transparencia, justicia, libertad accesibilidad y paz” de las elecciones. Lo que importa es lo que se dice entre líneas: “Apoyamos el dar tiempo a las autoridades electorales para procesar y publicar los resultados de acuerdo con la ley peruana…Estados Unidos y Perú comparten una profunda amistad arraigada… Estados Unidos espera continuar esta importante alianza con el candidato debidamente elegido” (Ned Price portavoz del Departamento de Estado USA). La otra táctica es la del “golpe”. Siempre detrás del telón de fondo de la táctica uno. El “suave” ya se puso en ejecución con el pronunciamiento, marchas y protestas de ex-militares llamando a la insurgencia civil “de acuerdo con la Constitución”; el pronunciamiento de algunos ex-militares recientemente elegidos como congresistas; la renuncia de autoridades electorales; la campaña mediática disfrazada de neutralidad. Todo en función de la “masa crítica” que se requiere para el golpe final. Todo está cantado.

Todo alimento es político

Todo alimento es político Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Leonardo Rossi | 28/06/2021 | Argentina Fuentes: Agencia TierraViva Qué comemos, cómo producimos y qué impacto tiene en los cuerpos y en los territorios. Algunas de las preguntas que aborda Leonardo Rossi, integrante del Colectivo Ecología Política del Sur (Catamarca) e investigador del Conicet. Afirma que los alimentos están atravesados por, al menos, cinco dimensiones: sanitaria, ambiental, social, cultural y, fundamentalmente, lo político. Periféricamente en un Occidente epistémico, bajo la anestesia de las promesas siempre frustradas de la urbanidad, con el ensordecedor ruido de la fe en el progreso cientificista, y el candil cegador de la falsa idea de desarrollo nos hemos olvidado de los componentes esenciales que nos tejen a la trama de la vida. Pero ni siquiera este desgarrador olvido, de por sí grave, es lo más drástico. Esa amnesia colectiva lleva como correlato intrínseco una encallada tara civilizatoria por la cual nos obstinamos día a día en dañar a las fuentes mismas de nuestros soportes elementales que nos permiten devenir organismos vivientes. Y al hacerlo, bajo una marca profunda de soberbia, celebramos desde un supuesto deber ser de la historia los éxitos en el avance de una carrera frenética, que si en algo no tiene competidores es en su capacidad (auto) destructiva. ¿Alimentos o productos que enferman? Esta potencia erosiva opera de una vez en varios planos, profundamente entrelazados: sanitario, ambiental, social, cultural y fundamentalmente -esto es el interés de estas líneas- en el de las subjetividades políticas. Se hace hincapié aquí acerca de lo auto-destructivo a partir de observar a uno de esos nodos que hacen al entramado de eso que llamamos humanidad: pondremos en el centro de este relato al alimento. Hablaremos de esa fibra nutricia que permite que la humanidad devenga vida biológico-cultural. Recuperaremos entonces al alimento, a esa urdimbre que brota en la danza de infinitos procesos entreverados que surgen del fluir de la luz solar, del agua, de la tierra, del aire, de los minerales, y de las comunidades humanas y no humanas, para decantar en energía disponible para nuestros cuerpos, como parte de un tapiz de complejas y solidarias redes de reciprocidad. Partamos de resituar la mirada en lo más terrenal. En esos alimentos que cada día en menor o mayor medida ingieren en la actualidad buena parte de las mujeres y hombres que conocemos. O al menos eso que creemos, entendemos, confiamos son alimentos. O tal vez eso que ya ni siquiera cuestionamos si son o no son alimentos. Pensemos en una fruta con residuos de veintitantos pesticidas; un puñado de fideos a base de una harina ultra-refinada producto de un trigo tratado con agroquímicos que acabará en nuestro intestino; una carne vacuna con origen en un feed-lot que dejó un suelo muerto cargado de desechos sin capacidad ya de ser asimilados, y hará otro tanto en nuestro metabolismo; galletas de fórmula con derivados de soja y de maíz transgénico que para llegar a ser cosechados dejaron napas, ríos y cuerpos de su entorno más próximo cargados de tóxicos y así dialogarán con nuestro sistema digestivo. ¿Por qué esto deviene norma? ¿Qué mandato justifica esta cotidianeidad? ¿Cuáles son las consecuencias de tamaña sin-razón-emoción por la vida propia? Al menos como primera propuesta surge revisar nuestra propia humanidad, su andar en esta tierra, y entonces recordar que, salvo situación fortuita o una primera experimentación, mujeres y hombres buscaron en la larga marcha humana evitar la ingesta sistemática –más allá de bebidas o frutos que formaban parte de experiencias religiosas puntuales- de alimentos que pusieran en riesgo su salud. Más bien, la pulsión a la vida, entendida esta no en términos individuales sino como supervivencia de la colectividad, indica todo lo opuesto. Múltiples trabajos de perfil antropológico, etnográfico, histórico y económico dan cuenta desde hace siglos de que el alimento era alimento en tanto y en cuanto tenía como fin satisfacer y cancelar la necesidad fisiológica-cultural de saciar el hambre de diversas comunidades, brindar las mejores condiciones sanitarias para adaptarse al territorio habitado, al tiempo que surgía de la labor colectiva y tenía profundo sentido de arraigo cultural. ¿Cómo alcanzamos este presente de híper-conocimiento científico-aplicado donde sobran productos derivados del agro en términos de cuotas alimentarias según los organismos internacionales, y no cesan su hambre los hambrientos, mientras que otra gran parte de la masa que sí se alimenta, según los cánones de estas entidades, asiste a marcados procesos de afección en su salud producto de esa misma supuesta alimentación? ¿Cómo nos hemos vaciado de esa intensa historia que vincula el cuidado de la tierra, de nuestros cuerpos, de nuestras culturas y nuestras comunidades? Violentos procesos expropiatorios han hecho la tarea inicial con productos insanos nutricionalmente, episitemicidas agro-culturalmente, y extremadamente nocivos ecológicamente. Y como nudo, esos objetos llevan intrínseca la fundamental huella despolitizadora de la vida, tan claramente expresa en la disputa por el alimento. Recuperar el alimento No podemos ya ignorar que la política se ha basado esencialmente en la forma en las que las comunidades humanas se han organizado para reproducir la vida en vínculo con su naturaleza exterior. Esa articulación colectiva, en búsqueda de adaptación a diversas geografías y ciclos naturales, ha tenido en la obtención del alimento y del agua sus más elementales sentidos, aunque ya casi no lo recordemos. La politicidad del alimento y la politicidad de la reproducción de la vida humana en su más literal sentido material son dos aspectos inseparables. Por tanto se tornan claves del hacer y, sobre todo, del pensar político, aunque no por casualidad hayan sido borrados de las páginas más difundidas de la teoría política. Re-situarnos allí, tal vez, nos permita desandar caminos, para enfrentar la calamitosa crisis civilizatoria (climática, ecológica, migratoria, política, emocional) que atravesamos y encontrar entonces sí algunas posibles respuestas y propuestas. Será entonces tarea urgente dotar de sentido político nuestra palabra-territorio en cuestión: el alimento. Ingerir un objeto cargado de veneno no es saludable. Si no es saludable entendemos que no es alimento. Un objeto que destruye la tierra sólo para generar una ganancia abstracta hiere en ese proceso nuestros propios soportes biofísicos. Por tanto, digámoslo, no es alimento. Un objeto, fruto del suelo y del trabajo humano, que puede descartarse a gran escala porque no encontró el mejor precio de mercado o sirve para especular es absolutamente lesivo en términos sociales. Entonces, claro está, no es alimento. Y así podríamos continuar. Pero de lo que se trata no es de caer en un binarismo vano de quién está en el camino correcto de la alimentación y quién no. Por el contrario, se trata de la búsqueda sensata del cuidado siempre sentido en términos colectivos; de asumir que hemos llegado a este presente cargado de profundas heridas que se nos hacen carne, permean nuestros imaginarios, y se manifiestan en nuestras inconscientes claudicaciones cotidianas operadas a través de la alimentación. Es cuestión de caminar la senda para recuperar el sentido pleno del alimento, no como objetivo personal en pos de una dieta de mejor calidad para un cuerpo aislado sino como impostergable disputa política del retejernos como comunidades que comprenden su ser parte de esta trama de la vida. Es desde este punto de partida que se torna imperioso dejar explícito que eso de lo que hablamos a diario no es alimento. El alimento socialmente producido como objeto de lucro (bien de cambio y dudoso bien de uso), atravesado por la génesis mercantil-colonial, la expansión industrial capitalista, y agravado a niveles extremos en los marcos del neoliberalismo vigente ha dejado hace tiempo de ser alimento. Y sus consecuencias eminentemente políticas son cruciales. Porque el alimento fue y será semilla indispensable del más profundo sentido de la politicidad de la vida. Allí se han forjado los lazos que sostienen a esta especie humana en el planeta, como parte de una diversa gama de “apoyos mutuos”, como bien ha señalado hace más de un siglo Kropotkin. El vínculo espiritual inalienable con la tierra (que fue, es y será) habitada, el trabajo en común, el saber y el sabor colectivo, y el cuidado del ecosistema (exterior-territorio e interior-cuerpo) se encuentran –en su doble acepción– en el alimento. Todo eso han intentado, y aún insisten, en socavar desde arriba, con gran eficacia en inocular la amnesia de crecientes franjas de “los abajos”. Monocultivo o biodiversidad Cuando la filósofa y activista hindú Vandana Shiva lanza la idea de ‘monocultivos de la mente’ para condensar la potencia del agronegocio en términos de subjetividades invita a revisar los imaginarios que circulan a diario, sea en forma de noticias, políticas públicas, legislaciones, conversaciones en el hogar o en el espacio público. “Cosechas récord”, “gran expectativa por la entrada de divisas del agro”, “pujanza de la industria alimentaria: crece la venta de primeras marcas”, son frases que podemos recrear en base a la experiencia discursiva hegemónica que nos habita. Estos eufóricos mensajes celebratorios tienen su reverso en la preocupación de sectores político-partidarios, académicos y comunicacionales cuando estos indicadores decaen. Una y otra vez, desde la llamada “opinión pública” alertan por las alicaídas cifras macro-económicas, como si de forma lineal esos movimientos de mercado fueran una marca indeleble de un supuesto bienestar. En el medio de esa propaladora, vaciados de sustancia, quedan la agricultura y el alimento. Cuando la marea de los grandes mercados anda en la buena, según esas concepciones, poco o nada dicen los aduladores del crecimiento per se sobre los impactos ecológicos, sanitarios, y subjetivos de esos gráficos al alza. Cuando viene la mala, claro, mucho menos. En el mejor de los casos, la calidad del alimento, quién y cómo lo produce, qué entramado social tiene en su composición es un debate siempre pospuesto, nunca tan urgente como poner un plato de comida para todes de forma inmediata. Y quién podría oponerse a eso. No es ese el punto en cuestión. Es que las discusiones no son excluyentes, más bien indefectiblemente deben darse en simultáneo si es que genuinamente deseamos que la comunidad se alimente; si anhelamos una salud próspera de los cuerpos y los territorios. Decía Hipócrates que “el alimento sea tu medicina”, y en pleno Siglo XXI pareciera que buena parte de las voces hegemónicas, a derecha y buena parte de la izquierda, no han llegado a comprender del todo la frase. “Que las dietas vuelvan a tener más fruta, que vuelva a crecer el consumo de carne y pescado, y que aumente la ingesta de leche”, enfatizan dirigentes político-partidarios, comunicadores y opinadores varios. Y otra vez, nadie puede oponerse. Frente al brutal saqueo de arriba, el tiempo alimentario apremia. Pero qué duda cabe de que ya entramos tarde a la discusión, de que es impostergable dejar de manifiesto si queremos alimentarnos para sanar o seguiremos con la ingesta de sucedáneos que multiplican las problemáticas sanitarias a escala masiva. Quién puede desconocer ya las graves patologías causadas por los alimentos ultra-procesados, por las micro dosis de pesticidas que ingerimos a diario, por el sobre consumo de carnes y leches de pésima calidad, saturadas de antibióticos; de pescados extraídos de ríos teñidos de glifosato y demás agrotóxicos. La recuperación del alimento no se trata de un tema que deba quedar reducido a círculos del activismo, que bien pueden marcar otros horizontes posibles tal como nunca han dejado de hacer comunidades campesinas e indígenas, pero de lo que se trata es de interpelar y (con)mover estructuras socio-políticas y emotivas profundas. Claro que los “formadores de opinión”, decisores de políticas públicas y agentes del mercado, sean liberales, conservadores o progresistas ignoran esta urgencia o deliberadamente la niegan. Posponer esta discusión con la información hoy disponible es temerario. Es no tomar nota de la catástrofe social, ecológica, sanitaria que implica el actual patrón civilizatorio con un modelo agro-alimentario brutal como cimiento. Debemos remarcar este negacionismo, sin dudas, pero sobre todo habrá que orientar el flujo de energías políticas en una profunda pedagogía por abajo, basada en un hondo sentido del amor, que retome la politicidad de la vida en la mayor diversidad de ámbitos posibles. Será este (y ya lo es) un proceso, plagado de complejidad, como lo es la vida en su devenir. No se plantean aquí instantáneos cambios, movimiento de algunas piezas y nombres como parte de la (nunca alcanzada) transformación. Esa es la lógica que prometen siempre desde arriba. Habrá que, artesanalmente, cultivar el suelo para que el retorno del alimento a nuestras vidas crezca con raíces sanas y duraderas. En la diversa geografía que habitamos están dadas las condiciones para transitar hacia alimentaciones diversas, saludables, sostenidas en procesos agro-productivos agroecológicos, libres de xenobióticos, basados en su gran mayoría en circuitos cortos de comercio, justos para agricultores y consumidores, con marcado sentido de solidaridad. Ya tenemos abono para iniciar el cultivo de nuestros huertos de futuro porque existen gran cantidad de experiencias que multiplican estas semillas de esperanza: comunas por la agroecología, cooperativas de huerteras y huerteros, y redes agrícolas en transición agro-ecológica, colectivos de consumo consciente, y una infinidad de ejemplos. Que el alimento vuelva a ser esencia de nuestras humanas existencias, esas que saben del cuidado de la tierra, del agua, de la biodiversidad, del cuerpo y del espíritu, del hacer en común para dignificar nuestros sentires y prácticas, y en última instancia nuestro propio sentido de concebir la densidad política de la vida. Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/todo-alimento-es-politico/

viernes, 25 de junio de 2021

Perú en un nuevo tablero regional

Perú en un nuevo tablero regional Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Daniel Escotorin | 25/06/2021 | América Latina y Caribe Fuentes: Rebelión La diferencia de votos, aunque exigua, con casi el 100 % de los votos escrutados era ya irremontable para la candidata Keiko Fujimori; la victoria de Pedro Castillo era ya un hecho irrefutable pero aun así los medios de comunicación no atinaban a nombrarlo como virtual presidente electo. El recuento de votos llegó a su fin y no obstante con los números definitivos los voceros del orden dominante peruano no reconocen a Castillo, mientras Fujimori hija juega sus últimas cartas que van en el sentido de deslegitimar al futuro presidente a la par que su destino parece ser acompañar a su padre en la cárcel. El triunfo de Castillo como sucede con la mayoría de candidatos de perfil progresista, popular, etc., despierta entusiasmo y expectativas, que a veces terminan en decepción y en este caso ante la profunda crisis política que padece la democracia peruana se arriesga no solo a la decepción sino a que su gobierno termine como los recientes, antes de lo que establece el mandato constitucional de cinco años. Las crisis recurrentes, constantes en Perú son el síntoma y efecto del modelo económico y político que realizó el ex presidente Alberto Fujimori en los noventa: autogolpe, nueva constitución a gusto del modelo, terrorismo de estado, neoliberalismo y corrupción fue la secuencia que llevó a Perú a una degradación social extrema. Los partidos tradicionales como en la mayoría del continente se degradaron y fueron parte del modelo, aun los populares como el APRA, la representación política se fragmentó a la par de las identidades y las decenas de partidos que emergieron tienen la capacidad de bloquear proyectos, son armados para negociar espacios de poder y recursos por lo que quedan a merced de los factores de poder. Hay excepciones, uno de ellos es la fuerza de Verónika Mendoza, ex candidata presidencial del campo progresista. Castillo asumirá en precarias condiciones de poder político; el conglomerado de partidos, medios, poder económico: finanzas, terratenientes, capital extranjero, y los personeros del Departamento de Estado ya apuntan a esa debilidad para condicionarlo desde el momento que no lo reconocen como presidente electo. El triunfo de Castillo es inobjetable pero es verdad que la mínima diferencia potencia la capacidad ofensiva de la oposición de derecha ya sea con Keiko Fujimori u otros dirigentes (Vargas Llosa, Hernando de Soto) que solos o coaligados buscarán frenar cualquier pretensión de reforma del modelo económico. Frente a este escenario de seguro conflicto político, Castillo deberá apelar con urgencia a la prometida asamblea constituyente para reemplazar la de 1993 pergeñada por Fujimori. El dirigente sindical y presidente electo dijo que disolvería el Parlamento si éste se negara a votar la reforma, mientras la CGT-P llamó a movilizarse estos días en defensa de la soberanía popular expresada en las urnas, como así también la ex candidata Mendoza se manifestó por el respeto y acatamiento a la voluntad popular. Perú viene de una convulsionada etapa que tuvo como epicentro la destitución del presidente Martín Vizcarra en noviembre del 2020 por “incapacidad moral” pero al ser sustituido por el presidente del Congreso Manuel Merino, se desencadenaron masivas protestas en todo el país en rechazo a esta sucesión. La represión fue violenta y dejó el saldo de decenas de heridos, dos muertos y cientos de detenidos pero Merino renunció siendo designado Francisco Sagasti que ordenó el cese de la represión policial. Fueron más de diez días de sostenida disputa por las calles para sostener la movilización popular con claros ecos de las formas que se desarrollaron en Chile desde el 2019 hasta hoy. Por su procedencia gremial, su formación política de izquierda y su acercamiento a las experiencias populares como la de Bolivia, Castillo sabe que no puede prescindir del apoyo popular activo, o sea ganar las calles pero también el sustento de las organizaciones populares como la misma CGT-P y sus sindicatos para transformar las movilizaciones multiformes de protesta en un movimiento de apoyo y defensa, así también de nuevos actores surgidos en las protestas como los jóvenes. El fujimorismo mantiene su primera minoría en el Parlamento y esto obligará a duras negociaciones y acuerdos con los otros partidos en su mayoría de centro derecha lo que permite avizorar un campo de crisis y confrontación. Se trata de una etapa crucial en el contexto de una crisis de hegemonía, que marca el límite de expansión del modelo neoliberal. Crisis que se expresa en las instancias de representación y dirección de las fracciones de la clase dominante y sus proyectos sumando ahora el ascenso de las demandas de las clases populares tal como con sus diversos matices y gradualidades se vive también en Chile y ahora en Colombia, así como en un sentido conservador se mantiene en Ecuador: triunfó Lasso, perdió el movimiento popular ecuatoriano, no por mezquindades sino por una irresuelta disputa interna de fracciones político- sociales en torno a un proyecto orgánico nacional. Más allá de los resultados lo que aparecen en el escenario regional son dos desafíos –problemas de atención simultánea: articular unidad popular ante la reacción de las clases dominantes de los países y avanzar con reformas integrales. Tal como se vio en Chile, Perú, Colombia últimamente, los diversos movimientos sociales fueron parte de las movilizaciones ya no con sus demandas particulares exclusivamente sino como parte del colectivo popular con sentido político general. En el caso chileno ese fenomenal cuestionamiento al orden dominante derivó en una asamblea constituyente que estará dirigida por mayoría absoluta de representantes de movimientos y partidos anti neoliberales, mientras que el principal candidato a ocupar el sillón de La Moneda es un dirigente del Partido Comunista (Daniel Jadué); es el recorrido actual de las luchas en Colombia, que comenzaron a cuestionar de manera integral un sistema tan injusto como autoritario bajo la fachada de las democracias neoliberales. El triunfo de Castillo es un duro golpe al proyecto neoconservador en la región apuntalado por Estados Unidos que tuvo su breve invierno político con los gobiernos de Bolsonaro, Macri, Piñera, Santos y Duque en Colombia más la dictadura de Añez en Bolivia. Esta próxima etapa se avizora como más dura si Castillo y quizás Jadué en Chile despliegan programas más avanzados que los que llevaron a cabo los antecesores progresistas de la región. Es que justamente en estos países donde la derecha intentó llevar a cabo un proyecto restaurador, fue donde se comprobó los límites de un modelo agotado en lo económico y con un tablero mundial que expresa la imposibilidad de su reproducción, que fue posible bajo el marco de un orden mundial unipolar, por lo que insistir en esa dirección solo puede con el predominio de la faz represiva, es decir que el consenso social en torno a la ideología del libre mercado absoluto se quebró. Las próximas batallas electorales expresarán esa alta polarización y a una derecha conservadora con visibles niveles de violencia y apelaciones antidemocráticas. En Chile, Perú y Brasil (también Colombia) las fuerzas armadas y el Ejército en particular mantienen cotas de poder altas y efectivas que los convierten en factores que podrían llegar a ser determinantes en un contexto de crisis política prolongada. En este sentido, el apoyo activo del bloque democrático popular, Argentina, Bolivia, Venezuela en el cono sur junto a México y Cuba al nuevo gobierno peruano, donde estaba la base de hostigamiento al gobierno de Maduro con el Grupo Lima junto a la OEA, será fundamental y decisivo. Si este año surge un nuevo gobierno popular en Chile y el próximo en Brasil habrá nuevamente cambiado el contexto en América. El desafío del nuevo gobierno y el movimiento popular peruano es enorme: establecerse, defenderse, movilizarse a partir de una gestión que no defraude las expectativas de las mayorías y asiente un nuevo punto de partida para los pueblos de Latinoamérica.

jueves, 24 de junio de 2021

Fue Teté

Fue Teté Por David Brooks | 23/06/2021 | EE.UU. Fuentes: La Jornada Estados Unidos ha interferido en procesos políticos y electorales en casi todos los continentes; de varias maneras, desde invertir fondos para partidos y conducir campañas de propaganda, hasta medidas más extremas, como asesinatos de líderes políticos, apoyo a golpes de Estado e intervenciones militares directas. Biden, al concluir su gran reunión cara a cara con Putin la semana pasada, comentó a los medios que Rusia ha perdido credibilidad ante el mundo: «¿Cómo sería si Estados Unidos fuera percibido por el resto del mundo como interfiriendo de manera directa en las elecciones de otros países y todos lo sabían?» Nadie sabía si reír o llorar. Con una carrera política de décadas en el Senado e incluso jefe del Comité sobre Relaciones Exteriores, ¿es posible que Biden no sabe que su país tiene una larga historia de interferencia en los asuntos políticos, incluyendo elecciones, de otros países, incluyendo el de Putin? Al preguntar a algunos expertos sobre política exterior, incluyendo la clandestina, concluyeron que por supuesto que lo sabe, pero lo justifica con esa infantil idea del excepcionalismo de que cuando Estados Unidos lo hace es por el bien y para la democracia, y que cuando otros países, como Rusia, se atreven, siempre es con fines malignos. Estados Unidos ha intervenido en las elecciones de otros países en por lo menos 81 veces entre 1946 y 2000, casi todas en secreto, según un experto académico que ha intentado hacer una lista completa. La primera operación clandestina mayor de la recién creada CIA fue interferir en la elección en Italia en 1948 para evitar un triunfo de los comunistas y se calcula que más de 65 millones de dólares fueron invertidos por la CIA en ese país desde entonces hasta principios de los años 70 para estos fines. La mano estadunidense ha interferido en procesos políticos y electorales en casi todos los continentes. Esto se ha hecho de varias maneras, desde invertir fondos para partidos y conducir campañas de propaganda, hasta medidas más extremas que incluyen asesinatos de líderes políticos, apoyo a golpes de Estado e intervenciones militares directas para frenar el resultado de elecciones y de otros procesos políticos, incluyendo revoluciones y luchas de liberación nacional. La lista es larguísima y conocida: Guatemala, Cuba, República Dominicana, Brasil, Bolivia, Guyana, Haití, así como Irán, el Congo, Vietnam, Tailandia, Corea del Sur, Afganistán, Grecia, y hasta Australia, por mencionar sólo algunos. Henry Kissinger comentó sobre la elección democrática de Salvador Allende en Chile en 1970: no veo por qué necesitamos quedarnos quietos y observar a un país volverse comunista por la irresponsabilidad de su propio pueblo. Tres años después, en el primer 11-S, la mano estadunidense estaba muy presente en el golpe militar contra ese gobierno. Con Ronald Reagan se creó el Fondo Nacional por la Democracia, o NED, que reparte fondos a partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, publicaciones y ONG en varios países para promover la democracia. Según algunos, hace abiertamente lo que la CIA antes hacía de manera secreta. El gobierno estadunidense, con Clinton, interfirió en la elección de 1996 en Rusia para ayudar en la relección de Boris Yeltsin, incluida la canalización de fondos del FMI para usos electorales, prestando consultores políticos y encubriendo el fraude electoral. Y durante casi seis décadas ha promovido el cambio de régimen en Cuba a través del bloqueo y de un sinnúmero de operaciones clandestinas (https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2021/06/ 20/derrocamiento-del-gobierno-abel-prieto-8949.html). Noam Chomsky, en 2017, poco después de que acusaciones de interferencia rusa en las elecciones estadunidenses en 2016 detonaron furia y protestas por políticos en Washington, recordó que la historia de la política exterior de Estados Unidos, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, es en gran medida definida por la subversión y el derrocamiento de regímenes extranjeros, incluyendo parlamentarios, y el uso de la violencia para destruir organizaciones populares que podrían ofrecer a la mayoría de las poblaciones una oportunidad para participar en la arena política. El ideal democrático en la política exterior estadunidense, explicó, es sencillo: eres libre de hacer lo que quieras, siempre y cuando sea lo que nosotros queremos que hagas. The Clash. Washington Bullets. https://open.spotify.com/track/ 6vkYJbpPG8WOxv8MlbDPmw?si=dd5df1b04a89437b Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/06/21/opinion/023o1mun

El mundo rechaza en la ONU el bloqueo de EEUU contra Cuba

El mundo rechaza en la ONU el bloqueo de EEUU contra Cuba Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por | 24/06/2021 | Cuba Fuentes: Prensa Latina La Asamblea General de ONU adoptó ayer con el apoyo de 184 de sus Estados miembros una nueva resolución que pide el fin del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba. En la votación se registraron tres abstenciones y solo votaron en contra del levantamiento del cerco Estados Unidos e Israel, quienes quedaron aislados ante el reclamo de la mayoría de la comunidad internacional. Por vigésimo novena ocasión desde 1992, los países del mundo demandaron de manera categórica en el principal órgano deliberativo de Naciones Unidas el levantamiento del bloqueo impuesto hace 62 años por Washington. Más de 15 naciones y organizaciones internacionales como el Movimiento de Países No Alineados, el Grupo de los 77 más China y la Comunidad del Caribe denunciaron los daños ocasionados por ese mecanismo y demandaron su fin. Diplomáticos y altos representantes de diferentes países condenaron el incremento de la política hostil y el aumento de las medidas coercitivas unilaterales que el Gobierno de Estados Unidos impulsó contra Cuba en el contexto de la pandemia de Covid-19. Precisamente a raíz de la crisis sanitaria, la presentación del proyecto de resolución ‘Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América contra Cuba’ no pudo realizarse en la Asamblea General el año pasado y se pospuso para esta fecha. En 2019, una resolución similar también fue adoptada por abrumadora mayoría, con 187 votos a favor, tres en contra (Estados Unidos, Israel y Brasil) y dos abstenciones (Colombia y Ucrania). De cara a la votación de este miércoles, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, denunció que de abril de 2019 a diciembre de 2020, ese mecanismo norteamericano causó pérdidas por nueve mil 157 millones de dólares. El ministro de Relaciones Exteriores informó que en casi seis décadas de aplicación de la política, los perjuicios ascienden a 147 mil 853 millones de dólares. Los daños humanos, sufrimientos y carencias provocados a las familias cubanas son incalculables, enfatizó. El expresidente estadounidense Donald Trump aplicó durante los cuatro años de su mandato 243 nuevas medidas y sanciones contra la isla, y aprovechó de forma oportunista la pandemia de Covid-19 para recrudecer el bloqueo a niveles extremos, recalcó el canciller. Hasta la fecha, agregó, el Gobierno de Joe Biden aplica íntegramente la misma política. Desde noviembre de 1992, la Asamblea General de la ONU se pronuncia cada año contra la medida coercitiva de Washington, reflejado en una votación casi unánime a favor de la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero. Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=457537&SEO=el-mundo-rechaza-en-onu-bloqueo-de-eeuu-contra-cuba-foto

A propósito de la victoria de Castillo en Perú : El mito de la derecha democrática

A propósito de la victoria de Castillo en Perú El mito de la derecha democrática Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Por Atilio A. Boron | 24/06/2021 | Opinión Fuentes: Rebelión La derecha nunca fue democrática, no lo es hoy y jamás lo será. Pese a que el veredicto de la historia es irrefutable el saber convencional de las ciencias sociales y la opinión establecida difunden sin cesar la errada concepción de que la derecha latinoamericana se ha reconciliado con la democracia; que ya cortó amarras con su génesis oligárquica, racista, patriarcal y colonial; que puso fin a su historia como conspicua instigadora y frecuente ejecutora directa de innumerables golpes de Estado, atentados, sabotajes, masacres y toda clase de violaciones a los derechos humanos y las libertades políticas. Pese a ese origen perverso ahora, dicen algunos académicos y “opinólogos” despistados (o que juegan para la derecha), ésta se ha “aggiornado” y acepta a las reglas del juego democrático. Trágico error, confirmado, como decíamos al principio, por la vida práctica: la derecha nunca fue democrática, no lo es hoy y jamás lo será en el futuro. Por su raigambre e intereses de clase está llamada a defender con uñas y dientes el orden social del capitalismo dependiente del cual es su exclusiva beneficiaria. Por eso apela a todos los inmensos recursos de que dispone (dinero, huelga de inversiones, fuga de capitales, evasión y elusión tributarias, ataques especulativos contra la moneda local, despidos de personal, cierre de establecimientos, terrorismo mediático, invocación al intervencionismo militar, el favor de jueces y fiscales, protección de “la embajada”, etcétera) ante cualquier amenaza, por moderada que sea. En mi “Siete tesis sobre reformismo, revolución y contrarrevolución en América Latina” (incluido en el libro de descarga gratuita que compilara CLACSO bajo el título Atilio Boron. Bitácora de un Navegante ) aporto algunos antecedentes decisivos sobre el tema. Por eso sugiero a las personas interesadas en el tema que lean dicho artículo para acceder a una elaboración más completa sobre este argumento. De momento, me conformo con este breve recordatorio sobre la conducta de la derecha latinoamericana para que los lectores extraigan sus propias conclusiones. En la Argentina, en el año 2015, aquélla representada por Mauricio Macri triunfó en la segunda vuelta de la elección presidencial sobre Daniel Scioli. La diferencia fue de un 3 por ciento, y la coalición perdedora admitió la derrota esa misma noche. En 2017 el narcopolítico Juan O. Hernández se impuso en la elección presidencial hondureña gracias a un escandaloso fraude que fue tan descarado que postergó por varias semanas el reconocimiento de Washington, del cual aquél era su alfil. Pese a las protestas de la oposición ésta no tuvo más remedio que admitir su “derrota.” En las presidenciales brasileñas del 2018 triunfó Jair Bolsonaro, vocero de los golpistas que desalojaron, lawfare mediante, a Dilma Rousseff de la presidencia. Pese a las groseras y múltiples violaciones de la legislación electoral (entre las cuales la no comparecencia de Bolsonaro el debate presidencial); al siniestro papel jugado por el poder judicial -que ilegalmente impidió que Lula fuese candidato- y los medios de comunicación, férreamente controlados por la derecha, la derrotada alianza opositora respetó el veredicto de las urnas. Los políticos brasileños en el Congreso, la “justicia” de ese país y los grandes medios de comunicación de masas, a cuál más corrupto, están haciendo pagar un precio inmenso al pueblo de ese país por haber instalado en el Palacio del Planalto a un sociópata como Bolsonaro, que con su negacionismo de la pandemia envió a más de medio millón de sus compatriotas a la muerte. En Uruguay, en 2019, el candidato de la derecha Luis Lacalle Pou derrotó a Daniel Martínez, del Frente Amplio por un 1.5 por ciento de los votos válidos, y el perdedor admitió su derrota sin chistar. A poco de asumir la presidencia Lacalle Pou hizo gala de un suicida negacionismo, proclamando con una actitud chauvinista que al Uruguay no le ocurriría lo mismo que a sus vecinos argentinos y brasileños. Tuvo que tragarse sus palabras y hoy Uruguay está pagando un precio muy elevado por la soberbia de su presidente. En México, el candidato izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas iba ganando la elección presidencial de 1988 hasta que una sospechosa “caída del sistema” de la Comisión Federal Electoral obró el milagro: al reiniciarse computadoras el candidato de Washington, Carlos Salinas de Gortari, aparecía disfrutando de una amplia ventaja sobre su oponente y fue proclamado ganador. De nada valieron las protestas populares ante un fraude tan descarado como ese. La derecha quería ganar “a como diera lugar” y, con el visto bueno de Washington y la OEA lo hizo. También en México, en el 2016, la derecha produjo otro atraco electoral. Varios días después de finalizado el reñido comicio el Instituto Federal Electoral emitió un comunicado anunciando el fin del conteo de los votos y que el candidato conservador Felipe Calderón se imponía por una diferencia del 0,62 por ciento de los sufragios sobre Andrés M. López Obrador. Pese al generalizado repudio ante tan descarada estafa electoral –por ejemplo, en numerosas mesas de votación sufragó mucha más gente de la que estaba registrada- Calderón fue proclamado ganador de la contienda electoral. En la elección presidencial de Nicaragua (25 febrero de 1990) triunfó la candidata de la Unión Nacional Opositora, Violeta Barrios de Chamorro. Obtuvo el 55 por ciento de los votos, doblegando a Daniel Ortega, a la sazón presidente de Nicaragua y candidato del Sandinismo, que fue apoyado por el 41por ciento del electorado. Dos días después de finalizado el comicio Ortega reconoció públicamente su derrota y felicitó a la candidata triunfante. Ortega recién volvería a ser electo como presidente en el año 2007. En la Argentina de la década de los años treinta el fraude de la derecha adquirió un status cuasi institucional, bajo el nombre de “fraude patriótico”. El propósito: impedir a cualquier costo que la “chusma radical” y los socialistas y comunistas accedieran a cualquier cargo de elección popular. El fraude era exaltado como un servicio que una virtuosa oligarquía, con sus partidos, jueces y diarios rendían a la patria. Hasta el día de hoy persisten en esa actitud de pretender burlar la voluntad popular, claro que apelando a las nuevas tecnologías del neuromarketing político para manipular, mediante el odio y el temor, las actitudes y las conductas de las masas. La derecha no sólo apeló al fraude; además proscribió durante dieciocho años al peronismo, la principal fuerza política del país. Y cuando ni el uno ni el otro eran suficientes, la “carta militar” siempre estaba a mano: una interminable sucesión de “planteos militares” carcomían a los débiles e ilegítimos -a causa de la proscripción del peronismo- gobiernos civiles surgidos después del derrocamiento del peronismo en 1955. Dos brutales dictaduras jalonaron este proceso de descomposición política: primero, la encabezada por Juan C. Onganía en 1966 y, diez años después, la apoteosis del crimen y el genocidio con la dictadura cívico-militar instaurada con el golpe militar del 24 de marzo de 1976 que sumiría al país en un inolvidable e imperdonable baño de sangre. En ambos casos, la colaboración de la derecha argentina fue esencial proveyendo ideas, proyectos, funcionarios, diplomáticos y poniendo su aparato mediático al servicio de los dictadores. Por contraposición, el 20 de octubre del 2019 Evo Morales ganó las elecciones presidenciales de Bolivia al obtener el 47.08 por ciento de los sufragios contra el 36.51 del candidato de la oposición Carlos Mesa. La legislación electoral de ese país establece que si ningún candidato alcanza el 50 por ciento de los votos válidos debería llamarse a una segunda vuelta electoral, salvo cuando se superase el 40 por ciento y hubiese una diferencia de diez por ciento o más en relación al segundo, cosa que efectivamente se verificó por aproximadamente el 0.60 por ciento del caudal electoral. No obstante ello, sendos informes de la OEA, uno anterior y otro posterior a la votación, señalando supuestas irregularidades en el recuento de los votos instalaron un clima de fraude y sospecha que potenció hasta el infinito las denuncias de una derecha que ya antes del comicio había afirmado que no reconocería otra victoria que no fuera la del candidato de la oposición. Luego de una serie de violentas manifestaciones y ante la incomprensible indefensión oficial, los altos mandos del Ejército y la Policía apoyaron las denuncias de la derecha racista y exigieron la dimisión del presidente Morales. Pocas semanas más tarde diversos informes de organismos académicos estadounidenses, especializados en la temática electoral, confirmaban la transparencia y honestidad de las elecciones bolivianas, pero ya era tarde y Bolivia se desangraba ante la violencia del nuevo régimen. Un año después, el MAS boliviano recuperaba la presidencia aplastando electoralmente a la derecha golpista. El más reciente capítulo de esta fraudulenta saga de la derecha latinoamericana se está escenificando en estos días, en junio del 2021, en el Perú, donde el candidato presidencial de la izquierda, Pedro Castillo, se impone ante la corrupta representante de los poderes fácticos en ese país, Keiko Fujimori. Pese a los virulentos reclamos de la oposición el conteo definitivo le otorga una ventaja clara, aunque pequeña, al candidato de Perú Libre. Complejos procedimientos de chequeo de actas con irregularidades realizadas por organizaciones especializadas concluyen que en ningún caso éstas alteran el resultado electoral. Pese a ello la coalición derechista ha apelado a toda clase de recursos, incluyendo el subrepticio llamado a un golpe militar hecho por Mario Vargas Llosa para impedir que Perú “caiga en las garras del totalitarismo chavista.” Hubo inclusive un pronunciamiento de militares retirados en ese sentido, enérgicamente repudiado por el presidente Francisco Sagasti. De todos modos no se descarta que pueda producirse un golpe parlamentario encaminado a anular las elecciones o a descalificar a su ganador, Pedro Castillo. Desgraciadamente, el Congreso de la República del Perú, compuesto por 130 miembros, cuenta con atribuciones para destituir al presidente por múltiples causas, entre ellas la muy enigmática “incapacidad moral”. La presidenta de esa institución, Mirtha Vásquez -frenteamplista de extensa experiencia en defensa de los derechos humanos en su país- ha llamado a la reflexión a sus colegas para evitar convertirse en cómplices de la maniobra destituyente o golpista de la derecha. Para que tal cosa suceda ésta debe controlar los dos tercios de los votos en el Congreso, o sea 87 congresistas. Que por ahora no tiene pero, como se rumorea en Lima, “no los tiene pero los puede alquilar.” El éxito o no de esta maniobra dependerá, como siempre, de la capacidad de movilización y organización de las fuerzas de izquierda que se opongan a la misma. El desenlace de esta elección lo conoceremos en los próximos días. Conclusión de este breve repaso: cuando gana la derecha, la izquierda admite el veredicto adverso de las urnas; cuando gana la izquierda, la derecha apela al chantaje, al fraude o al golpe militar o institucional, ratificando por enésima vez que la derecha no es ni será democrática. No olvidemos esta lección. A la derecha no se le puede confiar ni un tantito así, ¡nada!, como decía el Che Guevara en relación al imperialismo. Y la misma actitud conviene seguir con los hijos putativos del imperio, esparcidos por toda América Latina y el Caribe.

miércoles, 23 de junio de 2021

Los Estados poderosos impulsan una carrera fiscal a la baja

Los Estados poderosos impulsan una carrera fiscal a la baja Por Anis Chowdhury, Jomo Kwame Sundaram | 23/06/2021 | Economía Fuentes: IPS [Foto: Bantonglaoatang] SÍDNEY/KUALA LUMPUR – Los grandes países ricos, que albergan a la mayoría de las mayores corporaciones transnacionales del planeta, acaban de acordar un tipo mínimo mundial del impuesto sobre la renta de sociedades (IRS). Pero la baja tasa propuesta y otras características privarán a los países en desarrollo de lo que les corresponde, una vez más. Nueva carrera hacia el fondo El 5 de junio, el Grupo de los Siete (G7) países más ricos acordó que las grandes empresas transnacionales paguen un impuesto sobre la renta de las sociedades de 15 % como mínimo. Esta tasa es algo más de la mitad de la promesa del presidente estadounidense Joe Biden de aplicar una tasa del IRS de 28 % en su país, que hizo durante la campaña electoral del año pasado. La tasa mínima de 15 % del IRS del G7 es también casi 30 % menos que la propuesta de 21 % de la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, hace unas semanas. Su propuesta estaba en consonancia con el tipo de interés reducido propuesto por la administración de Donald Trump, en lugar del de 28 % prometido por su sucesor Biden. Muchos han reclamado un tipo mínimo mundial del IRS, especialmente los que llevan tiempo preocupados por la reducción de los medios fiscales. En particular, la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Internacional de las Empresas (ICRICT, en inglés) pidió un tipo mínimo global del IRS de 25 % para mejorar la financiación del desarrollo. Por término medio, las tasas oficiales del impuesto sobre la renta de las personas físicas se han reducido en 20 puntos porcentuales desde 1980. En los países de renta alta, cayeron de 38 % en 1990 a 23 % en 2018. Mientras tanto, cayeron de 40 % a 25 % en los países de renta media y de más de 45 % hasta 30 % en los países de renta baja. A pesar de estas reducidas tasas, las grandes transnacionales siguen minimizando el pago de impuestos. Las crisis fiscales obligan a reformar los impuestos Las crisis fiscales contemporáneas se han gestado durante décadas. La contrarrevolución fiscal de las últimas décadas no sólo ha recortado el gasto público, sino también los ingresos fiscales. Los acontecimientos de la última docena de años han obligado a dar un giro a la política fiscal. La crisis financiera mundial de 2008 fue respondida con masivos rescates financieros y medidas de recuperación. La disminución de los ingresos fiscales en décadas anteriores y su fuerte descenso durante la Gran Recesión obligaron a replantear las políticas correspondientes. Mientras tanto, la debilitante competencia fiscal entre países sigue sin resolverse. Ahora, la pandemia de covid-19 ha intensificado los esfuerzos por impulsar los medios fiscales para financiar la contención del contagio, así como el alivio y la recuperación económica. Las prácticas de erosión de la base imponible y traslado de beneficios (BEPS, en inglés) de las empresas transnacionales no son nuevas, ya que hace tiempo que afectan negativamente a los países del Sur en desarrollo. Sin duda, todos los países han perdido muchos ingresos fiscales debido a estas prácticas. Las empresas transnacionales utilizan la facturación errónea, es decir, las transacciones en papel entre empresas vinculadas y los paraísos fiscales para minimizar la responsabilidad fiscal global sobre sus beneficios e ingresos. De este modo, los tipos impositivos efectivos son aún más bajos, y muchos pagan poco en realidad. En 2013, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) puso en marcha su proyecto BEPS, a instancias de las mayores economías del Grupo de los 20 (G20), para reformar la fiscalidad del comercio digital de las grandes transnacionales (Pilar 1) y proponer un tipo mínimo de los IRS (Pilar 2). La ICRICT estimó que las pérdidas de ingresos anuales a nivel mundial ascendían a un mínimo de 240 000 millones de dólares, es decir, 10 % de los ingresos mundiales por IRS. A pesar de la disminución de los tipos, el IRS sigue siendo importante para los ingresos de los gobiernos, con 13-14 % de los ingresos fiscales mundiales, y 9,3 % en los países de la OCDE. Entre el diablo y el mar azul La OCDE, que reúne a 38 Estados, entre ellos las mayores economías del mundo, lleva mucho tiempo limitando la cooperación fiscal internacional a los acuerdos para sus países miembros más ricos. La tasa mínima de 12,5 % de su propuesta BEPS no recaudaría más de 81 000 millones de dólares de ingresos adicionales al año. Como es lógico, alrededor de 75 % de los ingresos fiscales adicionales previstos irían a parar a sus Estados miembros ricos. El principal atractivo de la propuesta del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) es que parece más sencilla que los proyectos de la OCDE. Si se grava a un mayor número de empresas transnacionales, en lugar de solo a unas pocas grandes corporaciones con índices de beneficios superiores a 10 %, los ingresos por IRS aumentarían considerablemente. Para a secretaria Yellen, una tasa mínima de del Pilar 2 sobre unas 8000 grandes transnacionales produciría mucho más. Para el G7, los países de acogida solo tendrán derecho a gravar 20 % del exceso de beneficios (por encima de 10 %) de las empresas más grandes y rentables. En el proyecto de la OCDE, los beneficios residuales no gravados por las sedes centrales o los países de origen podrán ser gravados por los países de acogida. Calcular y repartir el exceso de beneficios siempre será discutible. Como los países de origen tienen derecho a gravar el beneficio residual, o el saldo no gravado por los países de acogida, los países en desarrollo ya no tendrán motivos para ofrecer incentivos fiscales para atraer la inversión extranjera directa. Tanto las propuestas de la OCDE como las del G7 favorecen a los países de origen de las corporaciones transnacionales, incluso cuando los países de acogida son la principal fuente de beneficios. Además, los mecanismos para distribuir los ingresos fiscales adicionales beneficiarían principalmente a los países más ricos, donde se encuentran la mayoría de las grandes corporaciones. Increíblemente, la ubicación de la producción o el empleo de las trasnacionales, a menudo en países en desarrollo, es irrelevante para definir los países de acogida. Con rentas generalmente más bajas, los países en desarrollo son relativamente menos significativos como jurisdicciones de venta, excepto para los bienes y servicios asequibles y de consumo masivo. Normas de injusticia fiscal Se espera que algunos gobiernos busquen y obtengan exenciones para proteger intereses especiales, erosionando aún más la ya modesta propuesta del G7. Por ejemplo, se dice que el Reino Unido quiere excluir los servicios financieros. Además, algunos países protagonistas de baja tributación están entre los que siembran dudas sobre la propuesta del G7. Mientras tanto, los defensores de la justicia fiscal han señalado lo que es dolorosamente obvio: el mínimo de 15 % del G7 es demasiado bajo, muy inferior a los tipos medios de la mayoría de los países de renta media y baja, y más cercano a los tipos de paraísos fiscales como Singapur, Suiza e Irlanda. Se considera que el tipo mínimo pautado refleja los intereses y preferencias del G7. En cambio, el grupo intergubernamental del Grupo de los 24 (G24) en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial insta a dar mayor prioridad a los países receptores. El G24, que representa a los países en desarrollo, y el Foro Africano de Administración Fiscal también han propuesto varias medidas prácticas. Entre ellas, distribuir los beneficios globales de las corporaciones transnacionales entre los países según una fórmula que tenga en cuenta factores como la producción y el empleo, y no solo las ventas. Un documento político del FMI también aboga por dar mayor prioridad a los intereses de los países de renta baja. Insta a un sistema más simple, dadas sus limitaciones de capacidad, y la necesidad crítica de asegurar la base impositiva de la inversión interna. Pero conseguir un resultado justo y eficaz es difícil. Según la Red de Justicia Fiscal, un tipo mínimo de 21 % supondría 640 000 millones de dólares más al año. Otras propuestas de los defensores de la equidad fiscal también son, en general, más justas para los países en desarrollo. Invertir la carrera hacia el fondo El G7 ha rebajado el tipo de interés mínimo del ISR a 15 %, cerca de la propuesta de 12,5 % de la OCDE, y mucho menos que 21 % de Yellen, 28 % de Biden y 25% de la ICRICT. Sin embargo, el G20 aún podría invertir esta tendencia a la baja, ya que puede influir decisivamente en el resultado final del Marco Inclusivo BEPS de la OCDE. Una opción conexa es comenzar la aplicación lo antes posible con un determinado tipo más bajo, con un compromiso programado irrevocablemente para aumentar rápidamente el tipo mínimo del IRS según un calendario preestablecido hasta, por ejemplo, alcanzar una cota de 25 %. Queda mucho por hacer, en gran parte de forma urgente. Los países en vías de desarrollo sólo pueden buscar la justicia fiscal en un terreno más neutral proporcionado por un foro verdaderamente multilateral, concretamente en la Organización de las Naciones Unidas, con el FMI proporcionando el apoyo técnico necesario. Por el momento, sin embargo, la participación de muchos países del Sur en desarrollo, principalmente de los países de renta media, tiene que abordarse urgentemente en el sesgado BEPS de la OCDE, para garantizar que su resultado no sea perjudicial para sus intereses a medio y largo plazo. Anis Chowdhury fue profesor de economía de la Universidad Occidental de Sídney y ocupó altos cargos en la ONU entre 2008 y 2015 en Nueva York y Bangkok. Jomo Kwame Sundaram fue profesor de economía y secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico. T: MF / ED: EG Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo Fuente: https://ipsnoticias.net/2021/06/los-estados-poderosos-impulsan-una-carrera-fiscal-a-la-baja/

La derecha sigue conspirando contra Castillo y la democracia

La derecha sigue conspirando contra Castillo y la democracia Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Mariana Álvarez Orellana | 23/06/2021 | América Latina y Caribe Fuentes: Rebelión / CLAE Se cumplieron dos semanas desde que el 6 de junio peruanas y peruanos votaron para elegir presidente, pero aún el Jurado Nacional de Elecciones no ha declarado al ganador, que es el profesor Pedro Castillo. Superó a la candidata de la vergüenza, la fascista y corrupta Keiko Fujimori por muy poco margen, con 44.054 votos de diferencia con el 50,12% del total, habiéndose fraccionado el país en dos. La historia vuelve a repetirse: cuando gana la derecha, la izquierda admite el veredicto adverso de las urnas; cuando gana la izquierda, la derecha apela al chantaje, al fraude o al golpe militar o institucional, ratificando que la derecha no es ni será democrática. Pese a que tiene un pedido de prisión de 30 años por corrupción y delitos económicos, el Poder Judicial, obviamente secuestrado por la derecha, determinó que Keiko siga libre y conspirando. La deplorable estrategia de la fujimorista Fuerza Popular generó una crisis democrática que agudiza aún más los problemas sociales, económicos, financieros y sanitarios que enfrenta el país y ubica al Perú ante la mirada internacional como un país antidemocrático y establece un pésimo precedente para futuros procesos electorales. Inicialmente, argumentaron la existencia de fraude en general, lo cual fue negado consistentemente por los observadores de la OEA e instituciones como Transparencia. Luego plantearon la nulidad del resultado de Mesas de Sufragio, presentando recursos legales que buscan demorar la proclamación del ganador hasta el 28 de julio y crear las condiciones políticas para un golpe, haciendo, inclusive, llamamientos anticonstitucionales a las Fuerzas Armadas. El triunfo de Castillo se da en medio del ataque deliberado a la democracia por parte de la derecha tradicional, conservadora y en muchos casos fascista, que no está dispuesta a reconocer su derrota y quiere colocar al país en la encrucijada de “Keiko o rojos o nada», anulando las elecciones o estirando la proclamación del profesor Castillo hasta el 28 de julio. El factor crítico en este momento, más que la correlación de fuerzas internas, es la falta de preparación del gobierno de Joe Biden a asumir las consecuencias de una victoria de Pedro Castillo. Lógicamente, deben existir presiones sobre Washington desde Brasilia, Bogotá y Santiago, las que debe estar coordinando Luis Almagro dese la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) en este momento, alertando los «graves riesgos» que la presidencia de Castillo representaría para la situación interna de sus propios países, y también en lo regional. No es que las políticas que pueda desarrollar Castillo pongan en peligro los intereses de washington en Perú (exceptuando, quizás, los programas “antidrogas” de la DEA), sino al hecho que el solo desmoronamiento del Grupo de Lima y la conformación de un eje Buenos Aires-Lima-México con relación a Venezuela, Cuba y otros temas regionales, elimina los márgenes de maniobra (y de tiempo) que el gobierno Biden necesita para diseñar y desplegar una estrategia alterna de control del “patio trasero”. Pese a todas las maniobras desestabilizadoras que pueda intentar, da la impresión que Almagro quedó escaldado con su facilitación del golpe en Bolivia, tras desconocer los resultados de las elecciones que ganara Evo Morales. Para Washington pareciera que Perú «no existe», ya que da la impresión de que está más enfocado en desestabilizar Nicaragua y El Salvador que en lo que sucede en el Sur. No llama la atención (la prensa trasnacional ni siquiera lo menciona) la presencia en Lima del terrorista venezolano Leopoldo López .Obviamente no fue al Perú de vacaciones sino enviado por sus mandantes y financieros estadounidenses para agitar las aguas a favor del nerviosismo de Washington, que sigue perdiendo gobiernos afines en manos incómodas a su interés geopolítico. Desde Estados Unidos quieren colocar al país en la encrucijada de “Keiko o rojos o nada», y así lo repiten los cipayos locales, con el fin de anular las elecciones por un supuesto “fraude” o estirando la proclamación del maestro Castillo hasta el 28 de julio. Para ello, está utilizando varias estrategias en esta “guerra asimétrica”, poniendo trabas, ilegales y anticonstitucionales, para que el conteo de votos vaya a paso de tortuga, lo que hasta ahora no le ha funcionado ya que al 100% de las actas recibidas, el profe le lleva a la mafia fujimorista más de 44.000 votos y no hay como revertir esta tendencia; La derecha fue lanzada a agitar en las calles a sus partidarios y bandas alquiladas, tratando de enfrentar en Lima y otras ciudades a los ronderos castillistas, para provocar heridos y muertos, caos e intervención de la policía nacional. Hasta ahora tampoco le ha resultado y su carta es mostrar un caos político, cuya solución salvadora sería la salida militar, con el aval de Washington. Mariana Álvarez Orellana. Antropóloga, docente e investigadora peruana, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

viernes, 18 de junio de 2021

¿Hubo una fuga del virus en el laboratorio de Wuhan?

¿Hubo una fuga del virus en el laboratorio de Wuhan? Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Jonathan Cook | 12/06/2021 | Mentiras y medios Fuentes: Counterpunch [Imagen CDC] Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo Desafortunadamente, una investigación no desvelará la verdad Hace un año se descartó la idea de que el COVID-19 fuera producto de una fuga de un laboratorio de Wuhan (situado a corta distancia del mercado de productos frescos al que se suele atribuir la fuente del virus), al considerarla una teoría descabellada que solo defendían Donald Trump, QAnon y los halcones de la derecha deseosos de aumentar peligrosamente la tensión con China. Ahora, tras todo un año sin que los medios de comunicación y la comunidad científica volvieran a hablar de la teoría de la fuga, el presidente Joe Biden ha anunciado el inicio de una investigación para evaluar su credibilidad. Y, como consecuencia, lo que hasta hace pocos días era considerado como una conspiración desquiciada de la derecha está siendo ampliamente difundido y tomado en serio por los liberales. Los medios de comunicación están publicando artículos destacados en los que se preguntan si la pandemia que ha matado a tantas personas y destrozado las vidas de muchas más puede achacarse a la arrogancia y la interferencia humanas en vez de a una causa natural. Durante muchos años los científicos que trabajan en laboratorios como el de Wuhan han desarrollado experimentos tipo Frankenstein con virus. Han modificado agentes infecciosos naturales –que suelen encontrarse en animales como las ratas o los murciélagos– para intentar predecir cómo podrían evolucionar los virus, especialmente los coronavirus, en el peor de los casos. En teoría, su intención era conseguir que la humanidad partiera con cierta ventaja en caso de una nueva pandemia, y preparar estrategias y vacunas por adelantado para superarla. Se sabe que otros virus han escapado de laboratorios como el de Wuhan en muchas ocasiones. Y ahora existen informes, que China rechaza, que afirman que algunos trabajadores de Wuhan enfermaron a finales de 2019, poco antes de que el COVID-19 saltara a la escena mundial. ¿Es posible que un nuevo coronavirus producto de la manipulación humana se fugara del laboratorio y se extendiera por el mundo? Sin interés por la verdad Y aquí llegamos a la parte complicada. Porque no parece que ninguna de las personas situadas en una posición que permita responder a esa pregunta tenga interés en descubrir la verdad (o al menos en que el resto de nosotros conozca la verdad). Ni China, ni los legisladores estadounidenses, ni la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni los grandes medios de comunicación. Lo único que podemos afirmar con seguridad es esto: las explicaciones que nos han dado durante los últimos 15 meses sobre los orígenes del covid han sido manipuladas y lo siguen siendo. Solo nos han contado aquello que conviene a poderosos intereses políticos, científicos y comerciales. Ahora sabemos que hace un año nos hicieron creer que la idea de una fuga de laboratorio era una fantasía sin sentido o un producto de la sinofobia, cuando no era evidentemente ni una cosa ni la otra. Y ahora deberíamos entender que, aunque la historia haya dado un giro de 180 grados, seguimos siendo engañados. Nada de lo que la Administración estadounidense o los grandes medios nos contaron o nos cuentan ahora sobre los orígenes del virus es digno de fiar. Ninguna de las personas que ostentan el poder quiere llegar al fondo de esta historia, sino todo lo contrario. Si llegáramos a comprender sus implicaciones, la historia tendría el potencial no solo de desacreditar por completo a las élites políticas, científicas y mediáticas occidentales, sino incluso de cuestionar toda la base ideológica que sustenta al poder. Esa es la razón por la cual lo que está sucediendo no es un intento de hallar la verdad de acontecido el año pasado, sino una apuesta desesperada de esas mismas élites para continuar controlando nuestra percepción del suceso. Las audiencias occidentales están siendo sometidas a una continua operación psicológica por parte de las autoridades que les representan. Experimentos con virus El año pasado, lo más prudente para las instituciones políticas y científicas occidentales fue promover la idea de que un animal salvaje, como el murciélago, introdujo el COVID-19 en la población humana. Es decir, no se podía culpar a nadie. La otra opción era responsabilizar a China por la fuga del laboratorio, como intentó hacer Trump. Pero había una razón muy poderosa por la cual la mayoría de los legisladores de EE.UU. no quería avanzar por ese camino. Y tenía poco que ver con su interés por frenar las teorías de la conspiración o evitar tensiones innecesarias con una China poseedora de armas nucleares. Nicholas Wade, un autor que solía escribir artículos científicos para el New York Times, publicó en mayo una investigación detallada explicando las razones por las que la hipótesis de una fuga de laboratorio tenía una fuerte base científica, en la que citaba a algunos de los más destacados virólogos del mundo. Pero Wade también subrayó un problema mucho más grave para las élites de Estados Unidos: según parece, antes de que se produjera el primer brote de covid el laboratorio de Wuhan estaba cooperando en sus experimentos virales con las instituciones científicas estadounidenses y con funcionarios de la OMS, en lo que se conoce en la jerga científica como una investigación de “ganancia de función”. Los experimentos de ganancia de función fueron interrumpidos durante el segundo mandato de Obama, precisamente por el riesgo de que alguna mutación de un virus manipulado por los humanos escapara y creara una pandemia. Pero con la llegada de Trump al poder las autoridades de EE.UU. restablecieron el programa y financiaron los trabajos realizados en el laboratorio de Wuhan a través de una organización médica con sede en EE.UU. llamada EcoHealth Alliance. Según se ha informado, las autoridades estadounidenses que más presionaron para continuar con estas investigaciones fueron el Dr. Anthony Fauci –sí, el principal asesor médico del presidente y funcionario responsable de contener el insensato manejo de la pandemia de Trump. Si la teoría de la fuga del laboratorio es cierta, el salvador de la pandemia en Estados Unidos podría haber sido en realidad uno de sus principales instigadores. Y para rematar, resulta que también estaban implicados altos funcionarios de la OMS, que habían desempeñado un importante papel en la investigación de ganancia de función a través de grupos como EcoHealth. Conspiración para el engaño Esta parece ser la verdadera razón por la cual las instituciones médicas, políticas y mediáticas occidentales reprimieron con tanta agresividad la teoría de la fuga de laboratorio el año pasado, sin intentar evaluar ni investigar dicha teoría. No por sentirse obligados por la verdad o preocupados por incitaciones racistas contra los chinos. Fue única y exclusivamente por su propio interés. Por si alguien tuviera alguna duda consideremos lo siguiente: la OMS nombró a Peter Daszak (presidente de EcoHealth Alliance, el mismo grupo que supuestamente financiaba las investigaciones de ganancia de función en Wuhan en nombre de EE.UU.) para investigar la teoría de la fuga del virus y ser portavoz de la OMS sobre esa materia. Decir que Daszak tenía un conflicto de intereses sería subestimar tremendamente el problema. Es evidente que esta persona descartó categóricamente cualquier posibilidad de que se hubiera producido una fuga del virus y no es de extrañar que continúe dirigiendo la atención del público hacia el mercado de Wuhan. Los principales medios de información no solo han sido tremendamente negligentes a la hora de cubrir la noticia con cierta profundidad sino que continúan confabulándose para engañar a su público –y barrer esos indignantes conflictos de intereses bajo la alfombra–, según explica bien este artículo publicado por la BBC el último fin de semana de mayo. Se supone que la BBC sopesa los dos posibles relatos sobre los orígenes del covid, pero no menciona ninguno de los explosivos descubrimientos de Wade, incluyendo el del rol potencial de la financiación estadounidense en las investigaciones de ganancia de función en Wuhan. Se cita tanto a Fauci como a Daszak, pero más como a comentaristas imparciales que como figuras que tienen mucho que perder si se realiza una investigación seria de lo ocurrido en el laboratorio de Wuhan. Dentro de este contexto los acontecimientos de los últimos 15 meses se parecen mucho a una cortina de humo preventiva: un deseo de evitar que se destape la verdad porque, si hubo una fuga del laboratorio, amenazaría la credibilidad de las mismas estructuras de autoridad sobre las que descansa el poder de las élites occidentales. Apagón mediático ¿Entonces por qué, tras el afanosamente impuesto apagón informativo del pasado año, Biden, los medios corporativos y las instituciones científicas salen de repente con la posibilidad de una fuga del laboratorio chino? La respuesta parece clara: porque el artículo de Nicholas Wade, en concreto, ha abierto de golpe la hipótesis de la fuga del laboratorio, considerada cerrada. Los científicos que hasta ahora temían verse asociados con Trump o con una “teoría de la conspiración” han alzado finalmente la voz. El gato ya no está encerrado. O, como informaba el Financial Times sobre el nuevo relato oficial, “el factor desencadenante ha sido un giro de los científicos que tuvieron miedo de ayudar a Trump antes de la elección presidencial o de provocar el enfado de influyentes científicos que habían rechazado dicha teoría”. Recientemente la revista Science subió las apuestas al publicar una carta de 18 prominentes científicos en la que afirmaban que las hipótesis de la fuga del laboratorio y la del virus de origen animal eran igualmente “viables” y que la investigación preliminar de la OMS no había otorgado una “consideración equilibrada” a ambas, una manera educada de sugerir que la investigación de la OMS fue un engaño. Así que ahora la administración Biden echa mano del plan B: la limitación de daños. El presidente de EE.UU., las instituciones médicas y los grandes medios de comunicación están planteando la posibilidad de una fuga del laboratorio de Wuhan, pero han excluido todas las evidencias desenterradas por Wade –y otros– que implicarían a Fauci y a la élite política estadounidense en dicha fuga, si es que se produjo. Mientras tanto, Fauci y sus defensores han enturbiado las aguas de forma preventiva al tratar de redefinir lo que constituye ganancia de función. El creciente clamor en las redes sociales, en gran parte provocado por la investigación de Wade, es una de las principales razones por las que Biden y los medios de comunicación se han visto forzados a abordar la teoría de la fuga del laboratorio, que previamente habían descartado. Y, sin embargo, las revelaciones de Wade acerca de las implicaciones de EE.UU. y la OMS en la investigación de ganancia de función –y su potencial complicidad en una fuga del laboratorio y su subsecuente encubrimiento– están ausentes en todas las informaciones periodísticas. Táctica de evasión La supuesta investigación de Biden pretende ser una maniobra evasiva. Permite mostrar que la Administración se ha tomado en serio la búsqueda de la verdad cuando no es nada parecido. Relaja la presión sobre los grandes medios de comunicación que, de otro modo, tendrían que ponerse manos a la obra para desvelar ellos mismos la verdad. Al centrarse exclusivamente en la teoría de la fuga del laboratorio, desvía la atención de la potencial implicación de EE.UU. y la OMS en dicha fuga y ensombrece los esfuerzos de otros científicos críticos que plantean dicha implicación. Y la inevitable lentitud de la investigación aprovecha la fatiga producida por las noticias sobre el covid en las audiencias occidentales cuando estas empiezan a superar las sombras de la pandemia. La Administración Biden tiene la esperanza de que el interés del público por esta historia se desvanezca rápidamente y que los medios corporativos puedan sacarlo de su radar. En cualquier caso, lo más probable es que los resultados de la investigación sean no concluyentes, para evitar un duelo de relatos explicativos con China. Pero, aunque la investigación se vea obligada a señalar con el dedo a los chinos, la Administración Biden sabe que los grandes medios de comunicación occidentales, de probada lealtad, publicarán sus acusaciones contra China como si fueran un hecho probado, al igual que ocultaron lealmente cualquier consideración sobre una posible fuga de laboratorio hasta que se vieron forzados a hacerlo estos últimos días. La ilusión de la verdad Lo ocurrido en Wuhan nos permite comprender con mayor claridad el modo en que las élites ejercen su poder de convicción sobre nosotros, con el fin de controlar lo que pensamos o, incluso, lo que somos capaces de pensar. Tienen la capacidad de retorcer cualquier relato en beneficio propio. En los cálculos de las élites occidentales la verdad es poco relevante. Lo más importante es mantener la ilusión de la verdad. Es vital que sigamos creyendo que nuestros dirigentes gobiernan en pro de un interés superior; que el sistema occidental, a pesar de todos sus fallos, es el que mejor gestiona nuestras vidas económicas y políticas; y que estamos en la senda hacia el progreso, aunque a veces esta sea escabrosa. El trabajo de mantener la ilusión de la verdad recae en las grandes corporaciones mediáticas. Ahora su papel es el de sumergirnos en un largo y animado debate –aunque cuidadosamente delimitado y en último término no concluyente– sobre si el covid surgió de manera natural o fue una fuga del laboratorio de Wuhan. La labor de los medios de comunicación es dirigir sin contratiempos la transición desde la incuestionable certeza del pasado año –que la pandemia era de origen animal– hasta un panorama más confuso que incluye la posibilidad de que la aparición del virus sea responsabilidad humana, especialmente china. Es asegurase de que no sintamos ninguna disonancia cognitiva a pesar de que la teoría considerada imposible por los expertos hace apenas semanas sea, de repente, perfectamente posible, aunque nada haya cambiado materialmente entre tanto. Lo fundamental para las instituciones políticas, mediáticas y científicas es que no nos planteemos cuestiones más profundas: ¿Cómo es posible que los presuntamente escépticos, polémicos y estridentes medios de comunicación volvieran a expresarse mayoritariamente con una sola y acrítica voz en un tema tan vital durante más de un año sobre los orígenes del covid? ¿Cómo es que el consenso mediático no ha sido quebrantado por una gran organización periodística con muchos recursos, sino por un solo autor científico, que colabora de forma independiente con una revista científica relativamente desconocida? ¿Por qué todos los destacados científicos que ahora están dispuestos a cuestionar el relato impuesto sobre el origen animal del covid permanecieron en silencio tanto tiempo sin plantear la hipótesis igualmente creíble de una fuga de laboratorio? Y, lo que es más importante de todo, ¿por qué deberíamos creer que las instituciones científicas, políticas y mediáticas tienen ahora interés en contarnos la verdad, o en asegurar nuestro bienestar, cuando han demostrado haber mentido repetidamente o haber permanecido en silencio sobre cuestiones incluso más graves y durante periodos mucho más largos, como las diversas catástrofes ecológicas que nos han caído encima desde la década de los 50? Intereses de clase Todas estas cuestiones –y sus respuestas– serán obviadas por quienes necesitan creer que nuestros gobernantes son competentes y morales y que buscan el bien común y no sus propios intereses estrechos y egoístas, o los de su clase o grupo profesional. Los científicos defieren servilmente a la comunidad científica porque esa misma comunidad es la que supervisa un sistema en el que sus miembros son recompensados con fondos para la investigación, oportunidades de empleo y promociones profesionales. Y porque los científicos carecen de incentivos para cuestionar o sacar a la luz los fallos de sus propias instituciones o para aumentar el escepticismo del público hacia la ciencia y los científicos. Del mismo modo, los periodistas trabajan para un puñado de corporaciones mediáticas propiedad de multimillonarios que desean mantener la fe del público en la “benevolencia” de las estructuras de poder que recompensan a los multimillonarios por su supuesto genio y su capacidad para mejorar las vidas del resto de nosotros. Las corporaciones mediáticas no tienen ningún interés en que el público se cuestione si son un medio neutral que canaliza información hacia la gente común o si su objetivo es mantener el statu quo que beneficia a una élite muy reducida. Y los políticos tienen abundantes razones para continuar convenciéndonos de que representan nuestros intereses y no los de sus donantes multimillonarios, cuyas corporaciones y publicaciones fácilmente pueden destruir su carrera. A lo que nos enfrentamos es a una camarilla de clases profesionales dispuestas a hacer todo lo que pueden para preservar sus propios intereses y los intereses del sistema que les recompensa. Y eso requiere arduos esfuerzos por su parte para que no nos demos cuenta de que las decisiones políticas se toman principalmente por la codicia y las ansias de estatus, no por el bien común o por la preocupación por la verdad y la transparencia. Esa es la razón por la que nunca sabremos realmente lo que ocurrió en Wuhan. Mantener la ilusión de la verdad seguirá estando por encima del descubrimiento de la verdad. Y por eso estamos condenados a seguir metiendo la pata. Como sin duda alguna atestiguará la próxima pandemia. Jonathan Cook ganó el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Entre sus libros destacan“Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East” (Pluto Press) y “Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair” (Zed Books). Su página web es:www.jonathan-cook.net Fuente: https://www.counterpunch.org/2021/06/02/was-there-a-wuhan-lab-leak-why-an-inquiry-wont-dig-out-the-truth/ El presente artículo puede reproducirse libremente siempre que se respete su integridad y se nombre a su autor, a su traductor y a Rebelión como fuente de la traducción