jueves, 31 de marzo de 2022

La coordenada rusa y el tablero geopolítico global: la dimensión geoeconómica

La coordenada rusa y el tablero geopolítico global: la dimensión geoeconómica Por Isaac Enríquez Pérez | 31/03/2022 | Mundo Fuentes: Rebelión La reconfiguración de las relaciones económicas y políticas internacionales no siempre se dirime por los senderos de la paz, sino que precisa del conflicto y de las pugnas, incluso bélicas en mayor o menor medida, y más cuando el sistema mundial experimenta crisis y transiciones hegemónicas. Es el caso experimentado a lo largo de las últimas décadas con el declive de la hegemonía estadounidense y su propensión al expediente de la economía de guerra en aras de mantenerse a flote en lo que se perfila como una transición a una hegemonía tripolar compartida –una especie de triunvirato protagonizado por China, Estados Unidos y Rusia. De ahí que el actual conflicto que tiene como epicentro a Ucrania no es un evento residual sino uno enmarcado en procesos históricos de largo aliento, vinculados con esas disputas en torno a la hegemonía en el sistema mundial y a la misma conducción del capitalismo como modo de producción y proceso civilizatorio. Sin embargo, el inmediatismo opaca el debate en torno a las causas profundas y se instala una versión maniquea sobre los acontecimientos (“Putin como criminal de guerra”). Entonces, resulta urgente ir más allá de ese pensamiento reduccionista. Estas mismas transiciones hegemónicas tienen como trasfondo la modalidad de capitalismo que se configurará a lo largo del siglo XXI, así como el tipo de civilización que lo encabezará en aras de controlar mercados y territorios. Si desde la década de los setenta y ochenta comenzó la traslación del poder económico global del océano atlántico al pacífico, lo que tenemos hacia las primeras dos décadas del siglo XXI es la expansión y consolidación del protagonismo de China como la segunda potencia económica. Según estimaciones para el año 2021 del Fondo Monetario Internacional (FMI), Estados Unidos alcanzó un PIB nominal de 24,7 billones de dólares; en tanto que China contó con 18,4 billones de dólares y la Unión Europea (27 países) tuvo 18,3 billones de dólares. Sin embargo, si el Producto Interno Bruto (PIB) se calcula a valores de paridad de poder adquisitivo para el año 2021 –según el mismo FMI–, China aparece en primer lugar con 29,3 billones de dólares; Estados Unidos con 24,7 billones de dólares; y la Unión Europea con 22,2 billones de dólares. Estos datos básicos trazan una nueva geometría en la economía mundial, cuyas tendencias muestran a una China que en pocos lustros será la principal potencia económica. No solo son encubiertas estas otras pugnas que caminan por el sendero de los procesos de acumulación de riqueza, sino que la misma guerra cognitiva (https://bit.ly/3tAHZNP) que aborda de manera aislada el conflicto cuyo epicentro es Ucrania, crea un nuevo expediente mediático para dejar atrás a la pandemia del Covid-19 (https://bit.ly/3l9rJfX) y su gripalización en varios países, por ejemplo de la Unión Europea. De la construcción mediática del coronavirus se transita –desde febrero de 2022– a una construcción mediática de la victimización de Ucrania. En ese sentido se encamina el lastimoso y bochornoso papel del Presidente ucraniano Volodímir Zelenski al deambular con su uniforme caqui por las salas de videoconferencias de los parlamentos del mundo occidental solicitando apoyo militar para las milicias neonazis de su país; y a quienes con atención se les suministran armas, misiles y drones con los impuestos europeos y estadounidenses. Todo esto evidencia que las guerras del siglo XXI no son sólo militares, sino que adoptan múltiples aristas comenzando por los dispositivos de control mediático, la desinformación, los ciberataques y la domesticación de la metaconciencia desde el régimen cibercrático global (https://bit.ly/38tELk9 y https://bit.ly/3BRiPLE). El gran problema de esa hegemonía decadente de los Estados Unidos es que no acepta límites ni retadores a su poder en un escenario de creciente multipolaridad y reconfiguración geopolítica. Acostumbrado a erigirse en “policía del mundo”, azuza el brazo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para colocar sus misiles y la cohetería balística intercontinental cerca de la frontera rusa y con ello cercar a China y el despliegue territorial que esta potencia viene haciendo en los últimos lustros con la llamada Nueva Ruta de la Seda; el proceso de integración económica condensado en el bloque del Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP) inaugurado el pasado primero de enero; y los esfuerzos de cooperación internacional emprendidos por el dragón asiático en el contexto de la pandemia. En este escenario, el objetivo geoestratégico que se juega en Ucrania –en tanto teatro de operaciones de los Estados Unidos y de la sojuzgada Unión Europea– consiste en alejar a Rusia de China, y con ello debilitar el cinturón militar/nuclear de ésta (https://bit.ly/3Lup11B). De ahí que los líderes chinos no retiren su apoyo a la alianza estratégica que sostienen con Rusia y que se reforzó el pasado 4 de febrero con el encuentro entre Vladimir Putin y Xi Jinping (https://bbc.in/3INJtbQ; https://bit.ly/36SLOEY). El conflicto entre Ucrania (Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN) y Rusia (China) se libra sobre todo como una guerra cognitiva, pero con profundas aristas económico/financieras, cuyas consecuencias serán profundas y devastadoras para los pueblos y familias del mundo entero. En el contexto de la esclerosis del sistema financiero internacional regido por el dólar estadounidense, las espirales inflacionarias acarreadas desde el 2021 como consecuencia del ineficaz manejo de la gran reclusión ligada a la pandemia del Covid-19, se acompañan de la especulación piloteada por las grandes corporaciones. Por ejemplo, el alza de los precios de la canasta básica y las posibilidades de hambrunas en los siguientes meses, pese a que Rusia y Ucrania son importantes productores de granos básicos como el trigo, se relaciona más con la especulación desatada por las corporaciones del sistema agroalimentaria industrial, que propiamente con la carestía de estos productos al comercializarse aún las cosechas almacenadas en el ciclo agrario pasado. A su vez, el mismo incremento de los precios del petróleo y el gas natural en las últimas semanas conduce a una reivindicación del poder de los países exportadores de petróleo y a un fortalecimiento de las corporaciones petroleras que fueron puestas en entredicho por el llamado Green New Deal y la acumulación por supuesta desfosilización. En lo que sería un proceso de reconfiguración del patrón energético mundial, y que tiene como principal víctima al pueblo europeo dependiente del gas –que aumentó 50% durante los primeros días del conflicto– y petróleo rusos. Aquí cabe reparar en algunos datos: Rusia y Ucrania son de los principales exportadores de trigo en el mundo, al tiempo que concentran el 80% del comercio mundial de aceite de girasol. A su vez, Rusia es el primer exportador de gas, cobre, níquel, platino, titanio y paladio –un mineral estratégico para la industria automotriz y que en Rusia se produce entre el 40 y 50% (https://bit.ly/3tRQnbG)–; y un importante comercializador internacional de petróleo, carbón y fertilizantes –fundamentales en la industria agroalimentaria global. Por su parte, Ucrania es el séptimo país más importante en materia nuclear, con 15 reactores, y su territorio es un destacado concentrador de gasoductos que conducen energéticos hacia la Unión Europea. No es casual, entonces, que Europa del Este sea epicentro de un nuevo conflicto mundial donde se disputa el control de territorios y recursos naturales; ello a pesar de que Rusia –una economía del tamaño de España o Italia– solo concentra un 1,7 % del PIB mundial. Cabría preguntarnos si en esta nueva trama internacional –con las respectivas sanciones económicas que recaen sobre Rusia– subyace una guerra agroalimentaria contra la misma China, al mostrar esta economía una dependencia en productos como la soja y oleaginosas y al tener sus élites una alta preocupación por su seguridad alimentaria, la debilidad de sus cadenas de abasto, y la autosuficiencia en granos básicos. La coordenada ruso/ucraniana puede retardar el crecimiento de la economía mundial y no acercarse a las estimaciones del 4% para el año 2022 y del 3,5% para el 2023. Se estima que los costos que recaerán sobre la economía mundial rondarán los 400 mil millones de dólares (https://bit.ly/36v7s2k) –un equivalente al PIB de economías como Noruega o Portugal. El incremento de los precios de la materias primas (el barril de petróleo podría alcanzar hasta 150 dólares; el precio de los granos básicos, de los fertilizantes y de los metales también escalará) y una nueva ruptura de las cadenas globales de suministro –que arrastran aun cuellos de botella desde los dos años previos–, explicarían la caída de las estimaciones y una posible recesión en múltiples economías nacionales. Una explicación al respecto se centraría en las consecuencias de las sanciones económico/financieras y en la destrucción de infraestructura básica en Ucrania. Las sanciones económicas que Estados Unidos y la Unión Europea aplicaron a Rusia tras la invasión a Ucrania, pretenden marginarla del sistema financiero y comercial internacional y desconectarla en buena medida del conjunto de la economía mundial y, particularmente, de la Unión Europea. Entre esas medidas destacan el congelamiento de un importante porcentaje de las reservas internacionales del banco central ruso y demás activos privados depositados en bancos comerciales europeos y estadounidenses; la confiscación de yates y algunas otras propiedades de oligarcas rusos; la interrupción de flujos tecnológicos provenientes del exterior; la exclusión de eventos deportivos, musicales y artísticos; el cierre de espacios aéreos para el tránsito de aerolíneas rusas; la suspensión de coberturas de seguros; la expulsión de títulos rusos de los mercados de valores; el cierre de sucursales o la suspensión de actividades de importantes marcas y el retiro de inversiones extranjeras de corporaciones globales como Ikea, Apple, Goldman and Sachs, Mac Donald’s, Starbucks, Coca-Cola, Nike, Adidas, Procter & Gamble, Shell, y otras más. Además de desconectar a algunos bancos rusos del sistema de pagos interbancario y transferencias internacionales SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication). Sin embargo, como reza la sabiduría popular, “nadie sabe para quién trabaja”, pues estas medidas anunciadas con estridencia mediática condujeron al fortalecimiento de la alianza estratégica entre China y Rusia y a ampliar las posibilidades del país báltico para diversificar sus mercados teniendo como objetivo a la India. Rusia cuenta con 630 mil millones de dólares en reservas internacionales (cuarto lugar a escala mundial –tras aumentar 70% desde el año 2015– y solo el 11% de esas reservas radican en bancos británicos y estadounidenses) y éstas se encuentran altamente diversificadas (https://bit.ly/36ynqJ9). De tal manera que la medida puede conducir a la desdolarización total de esas reservas, y a ampliar su diversificación con el oro y alguna moneda digital de propiedad rusa. La misma desconexión del SWIFT puede llevar a que Rusia adopte el sistema de pagos interbancarios CIPS (Cross-Border Interbank Payment System) controlado por los chinos, y hacer que el gigante asiático se aleje del dólar como referente monetario internacional y adopte monedas digitales en sus bancos centrales (https://bloom.bg/3qHfoVj). Es de destacar que en China, a nivel local, opera desde el año 2017 una especie de yuan digital llamado e-CNY. En una especie de efecto bumerán, estas sanciones económicas sobre Rusia afectarán principalmente a la Unión Europea, en especial por la dependencia energética de esta región respecto a Rusia, que le provee el 40% del gas natural requerido año tras año (https://fam.ag/3IQeR9S). Más en un contexto de escalada de precios de la energía eléctrica en Europa (en los últimos tres años, en España, las tarifas de luz aumentaron un 500 %, https://bit.ly/3wH9DuG). A su vez, la exclusión de SWITF traerá consigo que acreedores europeos no logren recuperar las deudas contraídas por entidades o empresas rusas. Lo que subyace en todo ello es el comienzo del fin del dólar como referente monetario internacional y las pugnas en torno a ello que escalarán entre China y Los Estados Unidos. Pero tampoco es conveniente obviar la concentración de metales de tierras raras (berilio, litio, zirconio, niobio, tantalio, entre otros) radicados en Ucrania y el voraz apetito de las empresas tecnológicas dedicadas a la producción de autos eléctricos, turbinas eólicas, ordenadores, pantallas, teléfonos móviles, discos duros, aerogeneradores, fibra óptica, etc. En torno a esas materias primas también se suscitan las pugnas y la guerra comercial entre China y los Estados Unidos; país ese último que importa del primero más del 80% de esos minerales de tierras raras. 100 tipos diferentes de minerales se concentran en Ucrania, en algo así como 20 mil depósitos que ascienden a 7,5 billones de dólares (https://bit.ly/35lJTsi y https://bit.ly/3IKQuu0). De ese tamaño el gran negocio concentrado en Ucrania en el contexto de la transición a un nuevo patrón energético. Estará por verse si la inflación, la devaluación del Rublo y otras consecuencias económicas sobre Rusia generan revueltas populares, desestabilizan y defenestran al régimen nacionalista/conservador encabezado por Vladimir Putin. Lo que en última instancia se pretende desde la alianza de la OTAN es desmembrar, fragmentar y sojuzgar a Rusia para cercar militar y nuclearmente a China, y con ello disputarse los mercados; principalmente aquellos que trazan la llamada Nueva Ruta de la Seda o Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative o Eurasian Land Bridge) y que atraviesa por la misma Rusia, Kazajistán y Bielorrusia. Por supuesto que una alianza entre China, Irán y Rusia pondría en fuertes predicamentos la decadente hegemonía estadounidense en el contexto de este silencioso expansionismo económico chino fundamentado en la construcción de infraestructura ferroviaria, marítima, carretera y energética, para lo cual se calculaba en el año 2018 una inversión de un billón de dólares en cinco continentes y en más de cien países (https://bit.ly/3NpFkhT; https://bit.ly/3wGsrdb; https://bit.ly/3DmZJ2r). Desde comercio electrónico, plataformas exportadoras, finanzas, normas aduanales, tribunales, hasta proyectos de seguridad internacional y eventos culturales están considerados en esta Nueva Ruta de la Seda El problema de fondo de la coordenada ruso/ucraniana también se remite al colapso financiero del 2008/2009 originado en el sector inmobiliario, y que a la fecha no fue resuelto, sino que se despliega como una crisis de larga duración del capitalismo. Agotadas las posibilidades del modelo del crecimiento económico ilimitado y la última expansión territorial de los mercados con la absorción, en 1991, de la antigua área de influencia de la Unión Soviética, las luchas por el control capitalismo se dirimen en el ámbito de la tensión ante las amenazas de un posible uso de las armas termonucleares, químicas y bacteriológicas, de lo cual es muestra la denuncia de alrededor de 46 biolaboratorios financiados por el Pentágono en territorio ucraniano (https://bit.ly/36SkzdJ), y ante los cuales el gobierno chino ya demandó explicaciones (https://bit.ly/3qBFith). Si bien China pretende construir su hegemonía al margen de conflictos militares, la voracidad del complejo militar/industrial/digital de los Estados Unidos no está dispuesto a perder su influencia sin echar a andar su economía de guerra. De ahí que el tablero geopolítico global que se define en Europa del Este marcha a la par de la emergencia de un nuevo mapa geoeconómico que es necesario estudiar desde una mirada que enfatice en el carácter complejo de los nuevos escenarios que se abren al inicio de esta tercera década del siglo XXI. Solo el pensamiento complejo y el pensamiento crítico ayudarán a comprender el entramado de la correlación de fuerzas en torno a esas luchas hegemónicas. Isaac Enríquez Pérez. Académico en la Universidad Nacional Autónoma de México, escritor y autor del libro La gran reclusión y los vericuetos sociohistóricos del coronavirus. Miedo, dispositivos de poder, tergiversación semántica y escenarios prospectivos. Twitter: @isaacepunam Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Biden no entiende que tiene más enemigos en el interior que en el exterior"

Biden no entiende que tiene más enemigos en el interior que en el exterior" EEUU está a unos meses de renovar su Congreso y a dos años de una transición presidencial. Mientras, el conflicto en Europa del Este, que a simple vista parece no guardar relación con estos acontecimientos, podría en realidad ser un arma electoral del demócrata Joe Biden, cuyos índices de aprobación no están en su mejor momento. En la autoproclamada Tierra de la Libertad, la guerra es un trampolín político: el pretexto perfecto para enarbolar a Estados Unidos como la gran potencia mundial que reparte lecciones democráticas en cualquier latitud. Al menos así ha sido históricamente. Sin embargo, ¿qué tan vigente es esta vieja estrategia norteamericana de promover conflictos internacionales para aprovecharlos en la política doméstica? Expertos consultados por Sputnik afirman que el conflicto en Ucrania —en el cual Estados Unidos tiene gran responsabilidad, según los entrevistados— podría ser un arma de doble filo para la Administración de Joe Biden, quien insiste en generar una narrativa occidental en contra de Rusia a través de un boicot económico, comercial, cultural y político. Y es que en momentos en que su popularidad se ubica en mínimos históricos —el 52% de los ciudadanos estadounidenses desaprueba su gestión, según Reuters/Ipsos—, Biden busca desesperadamente fortalecer su imagen y la del Partido Demócrata rumbo a los comicios intermedios que se celebrarán el próximo 8 de noviembre, en los que se renovará la Cámara de Representantes y una parte del Senado. "La filosofía y la ideología política de Estados Unidos se asientan en la teoría realista que supone el uso de la fuerza y el pragmatismo para propiciar, a través de la intervención en un conflicto internacional, la elevación del espíritu patriótico de los estadounidenses, que se ven a sí mismos como una hegemonía mundial", considera Iliana Rodríguez, investigadora en Derecho Internacional del Tec de Monterrey y certificada por la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. faltan dos años para que concluya el periodo de Biden en la Casa Blanca y la sombra de Donald Trump acecha Washington cada vez más. De hecho, una encuesta elaborada por Harvard CAPS-Harris ubica al magnate republicano por encima del demócrata en un hipotético enfrentamiento, con un 47% y un 41%, respectivamente. Esto quiere decir que, si las elecciones presidenciales de Estados Unidos sucedieran hoy, probablemente Trump regresaría al poder. Por ello, el conflicto entre Ucrania y Rusia podría ser utilizado políticamente como una forma de elevar esos índices de popularidad, advierte Rodríguez. "Independientemente de que haya ejércitos importantes como el de Rusia o el de China, Estados Unidos sigue siendo una potencia hegemónica que ha sabido mantener una especie de prestigio que las guerras le han conferido", explica la especialista, quien también cuenta con un certificado de la Universidad de Georgetown. Ya ha sucedido en el pasado. El expresidente George H.W. Bush (1989-1993) acrecentó sus niveles de aceptación ciudadana hasta al 90% —según Gallup— con la intervención estadounidense en la Guerra del Golfo. Lo mismo sucedió durante el mandato de su hijo, George W. Bush (2001-2009), cuyos índices se elevaron hasta el 86% tras la Guerra de Irak de 2003, justificada por los atentados a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001. En su libro Electing to Fight: Why Emerging Democracies go to War? (2005), los politólogos Edward Mansfield y Jack Snyder aseguran que existe un vínculo muy cercano entre los políticos con problemas de popularidad y el desencadenamiento de conflictos bélicos en otras partes del mundo. "Cuando es incompleto o se realiza de forma prematura, el proceso de democratización suele conducir a un aumento de la guerra y la inestabilidad. Basándose en casi 200 años de datos históricos, Mansfield y Snyder descubren que la transición a la democracia suele caracterizarse por un nacionalismo beligerante que aumenta sustancialmente el riesgo de guerra. Sus conclusiones ponen en tela de juicio la actual política de Estados Unidos de impulsar la democracia en el mundo musulmán y en China", se lee en el prólogo de este ensayo. ¿Pero qué tan rentable sigue siendo la guerra? A nivel armamentista, sigue siendo un gran negocio para Estados Unidos, país que acapara la mayor cantidad de empresas de la industria bélica en el mundo. Sin embargo, políticamente, los beneficios podrían no ser tan atractivos. "Pese a la retórica incendiaria utilizada por Washington contra el señor Putin, la guerra ya no le está funcionando ni a republicanos ni a demócratas como un elemento para incrementar los ratings políticos a la vieja usanza", asegura Eduardo Rosales, internacionalista de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La razón es muy sencilla: los costos económicos y políticos de la guerra ya son muy altos. Según el experto, lo que menos quiere la población estadounidense en este momento es involucrarse en un conflicto internacional cuando ya tiene otros de índole interna de qué preocuparse, como la deuda, la pandemia de COVID-19, el tráfico de drogas (el consumo de fentanilo es un problema de salud pública), la migración o la inflación, que ha llegado a 7,9%, el nivel más alto desde 1982. Además, la doctora Iliana Rodríguez apunta otro problema: el alza en los precios de los combustibles en Estados Unidos. La crisis en Europa del Este ha provocado que los estadounidenses deban pagar por llenar más sus tanques, una mala noticia para un país con altas presiones inflacionarias. Los números son claros. En julio de 2021, la encuestadora Gallup ubicó la aprobación ciudadana de Joe Biden en 50%. En marzo de 2022, a tres semanas de que se iniciara el conflicto en Ucrania, esa cifra descendió a 42%, según Reuters/Ipsos, y a 41%, según Morning Consult Political Intelligence (MCPI). "Anteriormente, promover una guerra o una invasión era significativo en términos porcentuales; hoy ya no es así", añade Rosales. "En un mundo globalizado, la guerra se convierte en un asunto donde todo mundo pierde. Estados Unidos es una potencia en declive y el conflicto en Ucrania no ha ayudado en nada [a Biden]. Su Gobierno tuvo una falta de visión muy grande porque pudo haber solucionado la crisis [en Europa del Este] desde hace varios meses, comunicándose con Zelenski para aminorar las tensiones", observa el especialista, quien también es doctor en relaciones internacionales por la Atlantic International University. "Buena parte de la culpa de lo que sucede en Ucrania la tiene Estados Unidos por no haber respetado los acuerdos establecidos después de la caída del Muro de Berlín [en las cuales Rusia pedía la no expansión de la OTAN hacia sus fronteras]. Si ya tenía este problema en sus puertas desde hace años, ¿por qué no quiso solucionarlo antes? En vez de gastar recursos para atizar el conflicto, ha emprendido una cadena de errores desde los niveles más altos de Biden y el Pentágono. Biden no ha entendido que tiene más enemigos en el interior que en el exterior", concluye.

Diccionario de los medios occidentales en el conflicto de Ucrania

Diccionario de los medios occidentales en el conflicto de Ucrania Sputnik Mundo, 31.03.2022 El conflicto de Ucrania crea un vocabulario propio en los medios occidentales. Los nazis se convierten en "ultranacionalistas", los mercenarios en "combatientes extranjeros", los multimillonarios son "oligarcas" cuando son rusos, los civiles ucranianos que no quieren guerrear son "desertores" y los medios censurados son de "perfil restringido". "Cuando yo uso una palabra quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos". Así lo afirma Humpty Dumpty en Alicia en el país de las maravillas. Y la niña le responde: "La cuestión es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes". A lo que contestó Humpty Dumpty: "La cuestión es saber quién es el que manda... eso es todo". Pues eso es lo que hemos podido comprobar en la terminología utilizada por los medios occidentales en el conflicto de Ucrania. Las palabras han pasado a significar algo diferente en un acto de prestidigitación periodística. Vamos a repasar: De nazis a ultranacionalistas Hasta el inicio del conflicto, y sobre todo, tras el golpe de Estado del Euromaidán, los medios de comunicación de todo el mundo, los analistas y la opinión pública tenían claro la presencia de importantes sectores nazis en Ucrania. Sin embargo, en la actualidad todos han dejado de ser nazis para pasar a ser "ultranacionalistas". A pesar de que ya en 2018 el Center for Strategic & International Studies recordaba que el propio FBI los tenía clasificados como neonazis. En ese mismo año, el Congreso de EEUU aprobó un proyecto de ley de asignaciones que prohibía la ayuda militar al batallón Azov debido a su ideología nazi. También entonces podíamos encontrar en la prensa titulares como estos: "Nazis ucranianos flirtean con ultras españoles" (LaSexta) "Atribuyen a neonazis ucranianos haber quemado vivo a un prorruso" (Público). Sin embargo, al iniciarse el conflicto bélico en marzo, dejan de aparecer los nazis y los medios comenzaron a hablar de ultranacionalistas ucranianos. "Ultranacionalistas y sus simpatizantes suponen, en cualquier caso, el 2% de la población ucraniana". "Son los ultranacionalistas ucranianos quienes 'impiden la evacuación de civiles'". "Ya ha recibido formación de uno de los batallones ultranacionalistas ucranianos". Bastó que Vladímir Putin hablara de desnazificar Ucrania para que desaparecieran los nazis de los medios occidentales, nadie se acordó de ellos. De base militar a "Centro Internacional de Seguridad y Mantenimiento de Paz" El Gobierno ucraniano disponía de una base militar de entrenamiento y recepción de armamento en Yavoriv, cerca de la frontera con Polonia. Cuando fue atacada, los medios la citaron con el nombre de Centro Internacional de Seguridad y Mantenimiento de Paz, a pesar de que no había duda de que lo que allí había era material militar y militares extranjeros entrenándose. De mercenarios a "combatientes extranjeros" En todas las guerras hay grupos armados que se reclutan en otros países y son remunerados por ello. Como de todos es sabido, se denominan mercenarios. Un nombre con muy mala fama, por lo que en el caso de que luchen en Ucrania serán "combatientes extranjeros": "Es lo correcto": 20.000 combatientes extranjeros se han alistado para luchar en Ucrania, según funcionarios. "Los combatientes extranjeros para defender a Ucrania, un riesgo difícil de controlar" El Kremlin: Rusia dispone de material para la comisión de la ONU de crímenes de guerra "Miles de combatientes extranjeros llegan a Ucrania: 'Mi plan es que no hay plan'" Suelen ser presentados como voluntarios románticos que van a luchar por una causa, pero muchos tienen experiencia militar y la mayoría proceden de países que siempre han exportado mercenarios: Reino Unido, Colombia, Canadá o veteranos de Iraq o Afganistán. Al llegar firman un contrato con el Gobierno de Kiev.Incluso algunos medios hacen claras campañas de reclutamiento. De empresarios o multimillonarios a "oligarcas" Los "inversores multimillonarios" se denominan "oligarcas" cuando son rusos. Si repasamos los medios occidentales, ni George Soros, ni Amancio Ortega, ni Carlos Slim son oligarcas. Forbes publica la lista de las "personas más ricas" del mundo. Solo cuando son rusos dejan de ser multimillonarios o empresarios para convertirse en oligarcas. De crítico con la OTAN a "prorruso" Es lógico que a determinados grupos de población de Ucrania se les puede llamar "prorrusos" por su cercanía lingüística, cultural e histórica. Sin embargo, en el debate político actual en torno a la crisis, a cualquier analista, político, o periodista que denuncie los crímenes de la OTAN o los que esté cometiendo el Ejército ucraniano, directamente se le etiqueta como prorruso. No importa que no defiendan a Rusia ni a su presidente, si no aceptan acríticamente todas las acciones militares de Ucrania, incluidas las que se ejecutan contra la población civil o los abusos a prisioneros, se convierten en prorrusos. Nazis ucranianos piden limosna en 'apps' occidentales Del mismo modo, recordar las sangrientas intervenciones de la OTAN en Yugoslavia, Irak o Afganistán, o incluso insinuar el papel de la ampliación de la OTAN en la actual crisis, les convierte en prorrusos. De civiles ucranianos a "desertores" Por desertor o desertar se entiende un soldado que abandona su Ejército, su bandera. Evidentemente no se puede desertar si no se es un soldado. Un hombre que trabaja de fontanero, un ama de casa o un pensionista no puede ser desertor. Sin embargo, los civiles ucranianos, que nunca cogieron un arma, y que se niegan a incorporarse obligatoriamente al Ejército son calificados en los medios occidentales como "desertores": "Los desertores de Ucrania que piden asilo en España: 'Mis amigos han muerto en la guerra'" "La peste de ser un desertor del Ejército ucraniano: ni los suyos les quieren en los centros de acogida" De "refugiados" a "emigrantes" Los medios occidentales están recogiendo con fruición los datos de ciudadanos ucranianos que huyen. Aunque el quinto país donde están yendo los refugiados es Rusia, con 350.000 el 29 marzo, según el recuento de ACNUR, los medios nunca citan ese grupo o les llaman emigrantes. El discurso mediático pretende señalar que la seguridad ante la situación solo la proporcionan los países al occidente de Ucrania, no Rusia, aunque haya cientos de miles que se dirigen al país vecino del este a buscar refugio. "Averigua más antes de compartir este Tweet" "Este tweet está asociado al sitio web de un medio de comunicación afiliado a Rusia. Averigua más antes de compartir este Tweet". Es la ventana que aparece cuando un usuario de Twitter tiene la osadía de pretender retuitear un tuit de origen ruso. La red social le advierte que no es buena idea, que no difunda información procedente de medios rusos, que mejor retuitee solo medios occidentales. No retuitee este tuit De censurados a "este canal no está disponible en tu país", "cuenta retenida" o "perfil restringido" La Unión Europea y varios Gobiernos occidentales han prohibido en su país medios rusos como Russia Today o Sputnik. Cuando se intenta acceder a ellos, en la red la terminología que uno encuentra es muy variada ("este canal no está disponible en tu país", "cuenta retenida" o "perfil restringido"), cuando lo más claro y sencillo sería decir "su Gobierno ha censurado este medio porque no quiere que usted se entere de lo que en él informan”. "Comunidad Internacional" Como en tantos conflictos internacionales, los medios occidentales citan constantemente la expresión "comunidad internacional". En el conflicto de Ucrania escuchamos sobre las condenas a Rusia de la "comunidad internacional", las sanciones a Rusia de la "comunidad internacional". Y como en tantas ocasiones, la comunidad internacional es, básicamente Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, quizás se suman Canadá, Australia o Japón. Pero la gran parte de la población mundial se encuentran en países que nunca se contemplan en la expresión "comunidad internacional". Es decir, China, India, Indonesia, Pakistán, Brasil. América latina, África... "Consejo de Seguridad" Durante la guerra de Irak o la de Afganistán en los medios aparecían muchas referencias al Consejo de Seguridad. La razón era que este organismo de la ONU había aprobado las invasiones de EEUU y la OTAN a esos países al no encontrar ningún voto negativo en el Consejo de Seguridad. En la crisis de Ucrania las audiencias no están leyendo ni escuchando ninguna referencia al Consejo de Seguridad, la razón es sencilla, no se consiguió el suficiente consenso para aprobar una condena a la operación militar rusa. Es por ello que la solución mediática es enterrar el Consejo de Seguridad, ya no cumple la función deseada. El problema es cuando solo permiten una de las partes Este es solo un repaso de cómo las palabras, aparentemente neutras, pueden ser retorcidas y estiradas para, como decía el conejo de Alicia, servir al poderoso. Está sucediendo en el conflicto de Ucrania, pero sucede en todos. También es verdad que este recurso de poner las palabras al servicio de un determinado interés sucede en todas las posiciones políticas, el problema es cuando los ciudadanos solo pueden acceder a una de esas posiciones, porque la otra es silenciada o estigmatizada. Y no, silenciar o estigmatizar las palabras de alguien nunca puede ser una acción de justicia. LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

martes, 29 de marzo de 2022

Ucrania renuncia a intentar recuperar Crimea y Donbás por la vía militar

Ucrania renuncia a intentar recuperar Crimea y Donbás por la vía militar hace 4 horas (actualizado: hace 23 min) Militares ucranianos - Sputnik Mundo, 1920, 29.03.2022 © REUTERS / Thomas Peter Síguenos en Telegram MOSCÚ (Sputnik) — Las propuestas de Ucrania sobre un sistema de garantías de seguridad sugieren que no se aplican al territorio de Crimea y Donbás, declaró el jefe del equipo negociador ruso, Vladímir Medinski, al término de las negociaciones ruso-ucranianas en Estambul. "Las garantías de seguridad no se aplican al territorio de Crimea y Sebastopol, es decir, Ucrania renuncia al intento de recuperar Crimea y Sebastopol por la vía militar y declara que esto solo es posible mediante negociaciones", dijo Medinski al Canal 1. Además, indicó que las garantías de seguridad tampoco "se aplican a la parte de Ucrania que esta llama 'determinadas zonas de las provincias de Donetsk y Lugansk'". "Qué son estas zonas determinadas y fronteras de estas zonas formula Ucrania por separado, mientras Rusia formula su interpretación de este tema", agregó. Horas antes, el Ministerio de Defensa de Rusia hizo pública su intención de reducir la intensidad de la operación militar en las zonas de Kiev y Chernígov, en el norte de Ucrania, declaración que coincidió con el final de otra ronda de las conversaciones entre las delegaciones de Rusia y Ucrania que se celebraron en Turquía. El jefe de la delegación rusa relató cuáles fueron las propuestas escritas que presentó la delegación ucraniana: Ucrania se declara como una Estado neutral permanente, no alineado, no poseedor de armas nucleares, con garantías jurídicas internacionales y se da una lista de países garantes Las garantías de seguridad no se aplican al territorio de Crimea y Donbás, es decir, Ucrania renuncia a los intentos de recuperarlos militarmente: "esto no coincide con nuestra posición, pero Kiev ha formulado su planteamiento". No se trata de las cláusulas de un tratado, sino de "un paso constructivo en la vía que conduce a un compromiso", al que Moscú "dará una respuesta adecuada" Ucrania se niega a adherirse a las alianzas militares, a acoger bases y contingentes militares extranjeros y a realizar ejercicios militares sin el consentimiento de los países garantes, incluida Rusia Rusia no se opone a la adhesión de Ucrania a la UE Ucrania pide que la decisión final se formalice en una reunión de los jefes de Estado de ambos países El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció en la madrugada del 24 de febrero el lanzamiento de una "operación militar especial" en Ucrania alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, necesitan ayuda frente al "genocidio" por parte de Kiev. Las negociaciones entre Rusia y Ucrania en Estambul, Turquía Terminan las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según Putin, es "la desmilitarización y la desnazificación" de Ucrania. Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica. Ucrania rompió las relaciones diplomáticas con Rusia, impuso la ley marcial en todo el territorio nacional, además del toque de queda en Kiev y otras ciudades, decretó la movilización general e instó a la comunidad internacional a activar "todas las sanciones posibles" contra el líder ruso. Numerosos países, con excepciones como China, condenaron en términos enérgicos la operación militar de Rusia en Ucrania y activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales.

lunes, 28 de marzo de 2022

«El mundo ya no será como antes»

Entrevista a Carlos Santa María «El mundo ya no será como antes» Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Arnaldo Pérez Guerra | 28/03/2022 | Mundo Fuentes: Liberación (Chile) Se ha revelado que una de las armas biológicas desarrolladas en Ucrania afectaría el sistema reproductivo y la inmunidad de determinados grupos étnicos, mediante enfermedades: genocidio sin necesidad de recurrir a las guerras. Un “arma étnica” contra determinada población eslava. Además, proyectos secretos de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Ucrania investigaban la “transmisión de enfermedades de animales a humanos”, de forma similar a lo que se supone causó el COVID-19. Durante años, y bajo el control de “expertos estadounidenses”, se llevó a cabo estudios sobre la transmisión de enfermedades a los humanos mediante murciélagos, aves silvestres como vectores portadores de gripe aviar altamente patógena, etc. Se sabe que contratistas del Pentágono trabajaron en biolaboratorios ucranianos, lo que hace años denunció la periodista búlgara Dilyana Gaytandzhieva sin ser escuchada, y las nuevas revelaciones desafían la declaración del gobierno estadounidense de que el Pentágono “sólo financió los biolaboratorios, pero no tiene nada que ver con ellos”. Según documentos internos, a los contratistas estadounidenses se les dio “pleno acceso a todos los biolaboratorios”, mientras que a los «expertos independientes» se les negó incluso una visita. Victoria Nuland, subsecretaria de Estado de Estados Unidos, confirmó que “Ucrania tiene instalaciones de investigación biológica” y que “Estados Unidos está preocupado que esos materiales de investigación puedan caer en manos rusas…”. Las actividades del Pentágono fueron financiadas por la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA), que designó millonarios recursos al menos desde 2019-2020 -pero incluso mucho antes-, y se implicaron empresas estadounidenses como Black & Veatch Special Projects Corp., y CH2M Hill, entre otras. Vasili Nebenzia, embajador ruso ante las Naciones Unidas (ONU), acusó a EEUU, ante el Consejo de Seguridad, de haber apoyado investigaciones científicas en Ucrania que podrían producir “armas biológicas” y presentó “una pequeña parte” de las presuntas pruebas contra EEUU y Ucrania, acusando al Departamento de Defensa estadounidense de desarrollar en una treintena de biolaboratorios, mediante convenios con el Ministerio de Sanidad de Ucrania, un programa de “armas biológicas”. Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, pidió a EEUU que “dé a conocer todos los detalles de sus laboratorios biológicos en Ucrania”. EEUU, firmante de la Convención de ‎la ONU que prohíbe las armas biológicas, “respeta” esa Convención en suelo estadounidense, pero ‎la “viola” en el extranjero. El Pentágono mantendría más de 330 biolaboratorios en unos 30 países. Entrevistamos a Carlos Santa María, Ph. D. en Educación, analista de canales mundiales, escritor de una veintena de libros y conferencista internacional, creador además de las disciplinas Humanología y Geopoder. -¿Qué significa el descubrimiento de laboratorios de guerra biológica del Pentágono en Ucrania? “Los laboratorios de guerra biológica fueron descubiertos al huir desesperadamente los científicos y técnicos dejando documentos e instalaciones que no pudieron destruir, gracias a lo cual se descubrió lo peligroso de la acción que realizaban, en primer lugar, estudios de aves migratorias que se desplazaban a Rusia para distribuir virus mortales en esas zonas. Además, al descubrirse esos laboratorios que afectan los sistemas reproductivos en forma de virus étnico, Victoria Nuland, secretaria de Estado, vocera del Pentágono, rechazó la información, luego de la evidencia aceptó, aunque sólo financieramente y finalmente se confirmó que existían expertos estadounidenses experimentando sobre la transmisión de enfermedades a los humanos mediante murciélagos, aves silvestres como vectores portadores de gripe aviar altamente patógena, etc. Las denuncias de la extraordinaria periodista búlgara Dilyana Gaytandzhieva y las nuevas revelaciones de la mantención de laboratorios de guerra biológica en más de 30 naciones por EE.UU., han sido confirmados plenamente”. -Detrás de Ucrania está la OTAN y EEUU, y en menor medida la pandilla lacaya de la Unión Europea. Volodímir Zelensky no es más que una marioneta de EEUU y de los neonazis. A Washington le conviene prolongar las hostilidades para consolidar la bochornosa subordinación política de Europa. Hace 8 años, EEUU ‎organizó un cambio de régimen en Kiev con la cooperación de grupúsculos armados que dicen ser “nacionalistas” y “ucranianos verdaderos” -de origen escandinavo o ‎protogermánico y no eslavos como los rusos-, que reivindican a Stepan Bandera, el jefe de los colaboradores ucranianos de los nazis. En 2021, Zelensky ‎promulgó la Ley N° 38 sobre los pueblos autóctonos, una ley racial. Un papel crucial juegan en Ucrania Dimitro Yarosh, Andrei Biletsky, el Batallón Azov, Pravy Sektor, Igor Kolomoiski, entre otros. Existen indicios de que tropas especiales de la OTAN entrenan y ayudan a nazis ucranianos, y se sabe que EEUU prepara a terroristas islámicos en At-Tanf, base militar en terreno usurpado a Siria, trasladados luego a Ucrania… Ucrania se negó a aplicar los Acuerdos de Minsk, a pesar de firmarlos, y armó milicias contra el Donbass, cometiendo genocidio.‎ Francia y ‎Alemania también son responsables. Pero los planes de EEUU que se conocen para Ucrania datan desde 2004, oficializados en 2014 y confirmados en 2019 con el informe de la Rand Corporation… Volodímir Zelensky anunció en Münich, ‎durante la Conferencia de Seguridad, su intención de “obtener ‎la bomba atómica”, lo cual constituye una violación del Tratado de No Proliferación de las armas ‎nucleares, tratado firmado por Ucrania. ‎Además, las fuerzas rusas revelaron un documento de trabajo ‎del gobierno ucraniano que demuestra que Ucrania tenía previsto iniciar un ataque militar ‎a gran escala contra el Donbass y Crimea el 8 de marzo… Según la investigación realizada por usted referente al conflicto en Ucrania: ¿Cuál es verdaderamente el origen del conflicto y qué motivó la reacción tan airada de Estados Unidos y la OTAN? “El origen tiene dos aristas: una, la obligatoriedad de una nación de proteger su integridad esencial como nación y pueblo y, dos, el golpe de estado dado por Estados Unidos en 2014 a través de componentes ultranacionalistas y nazistas debido a que su presidente legítimo, Víctor Yanukovich, decidió hacer un acuerdo económico con Rusia y no con la Unión Europea afectando sus intereses económicos y geopolíticos. Ello se convirtió en una amenaza existencial para Rusia. Crimea decidió oponerse a dicho golpe y realizó un referéndum para convertirse en parte de Rusia, así como las provincias de Lugansk y Donetsk (Donbass), se declararon Repúblicas Populares. Como se sabe, desde esa fecha se ha realizado una dura represión a todos aquellos de ciudadanía o considerados pro-rusos realizando ataques al Donbass, impidiendo su comercio, negando el subsidio económico y las pensiones a los jubilados, declarando la prohibición de la lengua rusa, reprimiendo y asesinando a todo opositor al gobierno. El motivo que tanto ha sacudido al Pentágono y la OTAN es que la inteligencia rusa supo que la concentración militar muy cerca de las Repúblicas Populares tenía por objetivo un ataque masivo a éstas para resolver militarmente la situación en marzo de este año. La operación militar especial los dejó atónitos pues nunca pensaron que se pudiera dar con una precisión tan alta, adelantándose a sus propósitos y dejándolos en una situación impensada estratégicamente. Si se une a la declaración del presidente ucraniano, Volodímir Zelensky anunciando en Münich, ‎durante la Conferencia de Seguridad, su intención de ‘obtener ‎la bomba atómica’ que pondría a Rusia bajo el dominio neocolonial (respaldada con un aplauso cómplice), la suerte estaba echada”. -Respecto a la táctica militar: ¿Es cierto que el gobierno de Volodímir Zelensky está haciendo una resistencia heroica, que hay ‘miles de muertos rusos’, y que ‘se empantanó la operación militar especial’? “Para responder con consistencia veamos primero la estrategia militar: a) Ninguna operación dura sólo una semana a no ser que sus oponentes sean tan cobardes y huyan despavoridos como ocurrió recientemente en Afganistán con el ejército de Estados Unidos; b), el avance depende tanto del objetivo básico como de las defensas, lo que implica una línea de procedimiento; c), lo propuesto, recuperar los territorios del Donbass y derrotar a los componentes nazis se está logrando paso a paso; d), no hay resistencia ‘heroica’ sino utilización de los civiles como escudos humanos por parte del Batallón Azov y otros grupos que siguen también a Stepan Bandera, símbolo de Hitler en Ucrania. El proceso seguirá su dirección intentando no arriesgar la vida de civiles. Por tanto, lo que hay es un mandatario inconsciente que para ganar notoriedad sacrifica a miles de jóvenes ucranianos por su servil obediencia a las élites occidentales ávidas de sangre. Las recientes declaraciones de la congresista republicana Marjorie Taylor Greene manifestando públicamente que Washington debe exigir al presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, que deje de torturar a su propio pueblo y que su país no gaste miles de millones de dólares en ayuda a posibles nazis que torturan a personas inocentes en Ucrania es diciente. Su frase sobre la tortura y abusos al pueblo ucraniano, incluyendo mujeres y niños por parte de los nacionalistas, así como el operativo militar de Rusia en el país vecino, han sido un detonante”. -¿Está aplicando el ejército ruso la misma táctica que en Siria: cercar ciudades que ‎sirven de refugio al enemigo, abrir corredores humanitarios para posibilitar la salida de ‎los civiles y finalmente bombardear a las fuerzas enemigas? ¿Es por eso que los neonazis bloquean los corredores e impiden la salida de la población para utilizarlos como escudos humanos? ‎ “Exactamente. Combina dos aspectos: el ejército ruso en conjunto con el de las Repúblicas Populares no desean tomar Kiev sino sitiarla mientras cumplen otras metas antes, razón por la cual están relativamente distantes. La pausa activa es una forma de realizar la estrategia. ‎ El temor de los neonazis al permitir salir a los civiles es que tienen que enfrentarse a militares que saben su trabajo. El Batallón Azov no ha confrontado directamente a combatientes experimentados y por ello los civiles les sirven de escudos humanos ya que saben que serán eliminados. En su cobardía sólo pueden utilizar el terrorismo y la indefensión”. -¿Son fundamentales los corredores humanitarios? ¿Qué papel cumplen? ¿Hace algo la ONU o sigue como siempre oculta y con discursos simplemente? “Los corredores humanitarios son una herramienta para salvar vidas en un conflicto armado preferentemente. Rusia los propuso con el fin de que no sea utilizada la población como escudo humano o fallezca al estar ubicada en lugares de confrontación, combinándolos con toneladas de ayuda en medicina y alimentos. El gobierno de Zelensky ha declarado héroes de guerra a marinos que han sido tomados presos y a los ‘mártires’ de Mariúpol -al abandonarlos a su suerte, recomendándoles morir o huir disfrazados entre los desplazados-, así como a oficiales que propiciaron masacres en el Donbass. Su posición lo convierte en un criminal de guerra. Ahora bien, la ONU es un encuentro de diplomáticos que hoy, en este nuevo mundo que se avecina ya no puede hacer de instrumento de represión y debe quedarse en el campo de las condenas y palabras vacías. Esa es la realidad”. -Ucrania se convirtió en un centro del “lavado de dinero” con miles de millones de dólares estadounidenses blanqueados allí por el gas y hoy por el tráfico de armas… Burisma Holdings la mayor empresa privada de petróleo y gas de Ucrania, tenía a Hunter Biden, segundo hijo del presidente Joe Biden de EEUU -al que Putin alude cuando habla de una “banda de drogadictos”- como un “importante” miembro de dicho holding. Burisma explota yacimientos petrogasíferos en la zona… Si producto de las sanciones contra Rusia que está adoptando la Unión Europea se interrumpió el acuerdo con Rusia para el gasoducto Stream 2, se benefician precisamente las empresas transnacionales de gas y petróleo de Estados Unidos y la Unión Europea… Hunter Biden es investigado por el principal fiscal federal en Delaware, en EEUU, por “evasión de impuestos y lavado de dinero”, y Zelensky era investigado en Ucrania por “corrupción”. ¿Existe una guerra mediática con una narrativa de falsos positivos? “Esta verdadera guerra comunicacional la está ganando Estados Unidos y la OTAN ya que manejan cerca del 90% de la información mundial, sin oposición alguna, so riesgo de cerrar algún medio opositor, encarcelar o simplemente desaparecer al esclarecedor. Los Medios Masivos de Desinformación no explican el origen del conflicto, el apoderamiento y ocupación de toda Europa para las élites o Corporatocracia, el colonialismo y masacre de millones de personas, junto con el ocultamiento del genocidio en Yemen, Palestina, lo hecho en Irak y la invasión de Siria, por dar algunos de los cientos de ejemplos. Lo que han ocultado al mundo es que Ucrania tenía un ejército muy poderoso conformado por más de 280.000 efectivos y 300.000 reservistas, presentándolos como un componente muy pequeño y heroico debido al amplio número de bajas. La realidad es que hoy -22 de marzo-, se ha realizado el primer intercambio de nueve soldados rusos por el alcalde de Melitópol, Mariúpol está sitiada y se avanza lentamente pues las fuerzas nazis se esconden con escudos humanos y en la infraestructura, avanzando hacia Nikolayev desde varios lados con el fin de rodear la ciudad, con una deserción masiva del ejército ucraniano en los diversos frentes del sur. Se ha denunciado internacionalmente al jefe del Servicio Médico de Ucrania, Gennady Druzesco, por emitir estrictas órdenes de castrar a los soldados rusos capturados por ser ‘cucarachas’ y ‘no humanos’, tal como mostró el canal Ucrania 24″. -Usted usualmente realiza predicciones o prospectiva de los hechos y ello usualmente lo confirma. ¿Qué cree usted que pasará al respecto en próximos días o meses? “Ocurrirá lo que la lógica dialéctica indica al tener un conocimiento sobre este fenómeno. Zelensky, judío, lo que no lo exime de ser sionista así como se encuentra Palestina hoy, seguirá incrementando su imagen de prócer y enviando a morir a su pueblo y juventud, además de atizar el fuego con declaraciones como el que no habrá victoria mientras un alma esté en pie o que ya viene la invasión de Europa por Rusia. Sin embargo, al verse acosado absolutamente actuará de otra manera. La narrativa ‘occidental’ seguirá negando la verdad, incentivando odio y rusofobia, ocultando que la mayoría de países no sancionarán a Rusia, unificando un pensamiento con base en eliminar toda competencia informativa de canales alternativos, demostrando que castigando al diferente simplemente confirman su falta de democracia. Sin embargo, la verdad va a ir adquiriendo peso paulatinamente mostrando los falsos positivos. Considero que, una vez reconfigurado el Donbass a como era antes del golpe de estado del 2014 con la operación militar especial de liberación, las fronteras permanecerán inalterables. Asimismo, la captura de Kiev no es el objetivo único, sino proteger a toda la familia ruso ucraniana despertando sus afanes independentistas por lo cual es factible que algunos territorios busquen ser Repúblicas Populares o adquieran un estatus especial. Al realizarse un Acuerdo, una vez se destruyan los componentes nazis, el carácter neutral puede ser concebido por los militares o clase política como una forma de poder y desarrollo de su propia sociedad. La posición de China seguirá inmutable. El desafío de Estados Unidos por Taiwán, puede crear un fenómeno agresivo que desemboque en nueva confrontación, aunque Estados Unidos nunca se ha enfrentado a un ejército de similar condición ya que ha triunfado relativamente sobre países con menos capacidad militar y que incluso lo han derrotado como Vietnam y Afganistán. La Unión Europea continuará como el ‘patio trasero’ de Estados Unidos y la Corporatocracia entregando su soberanía por sobre su pueblo y haciendo el mandado que se le ordene sin ningún escrúpulo. Lo fundamental es que el mundo ya no será como antes y el proyecto de un orden justo, multilateral, de asociación cooperativa, se implementará mucho más rápidamente, debilitando el llamado ‘mundo libre’ que sólo beneficia a naciones colonialistas”. Fuente: https://liberacion.cl/2022/03/23/ucrania-rusia-el-mundo-ya-no-sera-como-antes-entrevista-a-carlos-santa-maria/ Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

neonazismo en Ucrania con el aval de su presidente judío

neonazismo en Ucrania con el aval de su presidente judío hace 10 horas (actualizado: hace 8 horas) El batallón Azov - Sputnik Mundo 28.03.2022 Cada vez que se menciona el problema del neonazismo, y su omnipresencia en Ucrania, se oye el contraargumento de que esto es imposible, pues el presidente de este país es judío. Sin embargo, esta afirmación no puede negar el hecho de que los grupos neonazis se han impregnado en todos los niveles del Gobierno de Ucrania. Mientras hay quienes ahora sacan a relucir las raíces judías de Volodímir Zelenski, desde hace muchos años la comunidad judía ha estado denunciando el auge del antisemitismo y el ultranacionalismo de influencia fascista en el país. En 2014, la revuelta del Maidán en Ucrania derrocó al presidente Víktor Yanukóvich, ante los vítores y el apoyo de Occidente. Los políticos y analistas de EEUU y Europa no solo celebraron el levantamiento como un triunfo de la democracia, sino que negaron los informes sobre el ultranacionalismo del Maidán y tacharon a los que advirtieron sobre el lado oscuro del levantamiento de títeres de Moscú. Y es que ni más, ni menos, "la libertad estaba ganando" en Ucrania. En los últimos años, las crecientes noticias sobre la violencia de extrema derecha, el ultranacionalismo y la erosión de las libertades básicas han estado desmintiendo la euforia inicial de Occidente. Y es que aparte del extremo antisemitismo prácticamente a nivel estatal, hay ataques neonazis contra los gitanos, ataques desenfrenados contra las feministas y los grupos LGBT, prohibiciones de libros y glorificación patrocinada por el Estado de los colaboradores nazis. Y cabe señalar que estas historias del oscuro nacionalismo ucraniano no salen de Moscú: las presentan los medios de comunicación occidentales, organizaciones judías como el Congreso Judío Mundial y el Centro Simon Wiesenthal; y organismos de control como Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Ya en 2018 publicaron un informe conjunto en el que advertían de que Kiev estaba perdiendo el monopolio del uso de la fuerza en el país, donde las bandas de extrema derecha actúan con impunidad. También lo denunció el columnista de The Nation Lev Golinkin, de procedencia judía. Bastó con unos pocos años después del Maidán para que el faro de la democracia se convirtiera en una marcha de antorchas. Un batallón neonazi estatal en el corazón de Europa Además de la procedencia judía de Zelenski, a los medios occidentales también les gusta destacar que la extrema derecha ucraniana tiene un porcentaje pequeño de escaños en el Parlamento, e incluso se les compara con sus homólogos en Francia. Sin embargo, es un argumento espurio. Lo que le falta a la extrema derecha ucraniana en número de votos, lo compensa con cosas con las que Marine Le Pen solo podría soñar: unidades paramilitares y rienda suelta en las calles. Ahora Ucrania es la única nación del mundo que tiene una formación neonazi en sus fuerzas armadas. El notorio Batallón Azov se formó inicialmente a partir de la banda neonazi Patriota de Ucrania y en 2014 se incorporó a la Guardia Nacional de Ucrania. Lo pudo hacer a pesar de que Human Rights Watch y las Naciones Unidas le acusara de violaciones de los derechos humanos, incluida la tortura. Andriy Biletsky, el líder de esta banda que se convirtió en el comandante de Azov, escribió en una ocasión que la misión de Ucrania es "liderar las razas blancas del mundo en una cruzada final... contra los untermenschen [infrahumanos] dirigidos por los semitas". A pesar de que Zelenski es judío, Biletsky es ahora diputado en el Parlamento de Ucrania. Exoficial de inteligencia de EEUU: los neonazis ucranianos arruinaron los acuerdos de Minsk Aunque el grupo niega oficialmente cualquier conexión neonazi, la naturaleza de Azov ha sido confirmada por múltiples medios occidentales: El New York Times calificó al batallón de "abiertamente neonazi", mientras que USA Today, The Daily Beast, The Telegraph y Haaretz documentaron la inclinación de los miembros del grupo por las esvásticas, los saludos y otros símbolos nazis, y algunos combatientes también han reconocido ser neonazis. En enero de 2018, Azov desplegó su unidad de patrulla callejera Druzhina Nacional, cuyos miembros juraron lealtad personal a Biletsky y se comprometieron a "restaurar el orden ucraniano" en las calles. La Druzhina se distinguió rápidamente por llevar a cabo pogromos contra los gitanos y las organizaciones LGBT y por asaltar un consejo municipal. A principios de 2019, Kiev anunció que la unidad neonazi vigilaría las encuestas en las elecciones presidenciales celebradas en marzo. Con ello, la propia unidad no se escatimó en amenazar a los "enemigos de la nación ucraniana" porque las estaciones de elecciones estarían llenas de sus "combatientes". Apoyo estadounidense de los neonazis en Ucrania En 2017, el congresista Ro Khanna lideró los esfuerzos para prohibir que Azov recibiera armas y entrenamiento de EEUU. Pero el daño ya estaba hecho: el grupo de investigación Bellingcat demostró que Azov ya había recibido acceso a lanzagranadas estadounidenses, mientras que una investigación del Daily Beast demostró que los entrenadores estadounidenses son incapaces de evitar que la ayuda llegue a los supremacistas blancos. Y la propia Azov había publicado con orgullo un video de la unidad dando la bienvenida a los representantes de la OTAN. Aunque Azov es el batallón que está en boca de todos, cabe señalar que no es la única formación de extrema derecha que ha recibido la aprobación de Occidente. En diciembre de 2014, Amnistía Internacional acusó al batallón Dnipro-1 de crímenes de guerra, entre ellos "utilizar la inanición de civiles como método de guerra". Seis meses después, el senador John McCain visitó y elogió al batallón. Especialmente preocupante es la campaña de Azov para transformar Ucrania en un centro de supremacía blanca transnacional. La unidad ha reclutado a neonazis de Alemania, el Reino Unido, Brasil, Suecia y EEUU. En octubre de 2018 el FBI detuvo a cuatro supremacistas blancos de California que supuestamente habían recibido formación de Azov. Este es un ejemplo clásico de retroalimentación: el apoyo de EEUU a los radicales en el extranjero rebota y vuelve al país norteamericano. La extrema derecha en el poder Entre 2016 y 2019 el Parlamento ucraniado estaba presidido por Andriy Parubiy, quien cofundó y dirigió dos organizaciones neonazis: el Partido Social-Nacional de Ucrania (posteriormente rebautizado como Svoboda) y Patriota de Ucrania, cuyos miembros acabarían formando el núcleo de Azov. Aunque Parubiy abandonó la extrema derecha a principios de la década de 2000, no ha rechazado su pasado. Cuando se le preguntó al respecto en una entrevista de 2016, Parubiy respondió que sus "valores" no habían cambiado. Parubiy, cuya autobiografía le muestra marchando con el símbolo neonazi del ángel del lobo utilizado por las Naciones Arias, se reúne regularmente con think tanks y políticos de Washington. "Somos la última esperanza de la raza blanca, y de la humanidad", decía Parubiy mientras en Occidente se ignoraba o se negaba rotundamente su origen neonazi. Aún más inquietante es la penetración de la extrema derecha en las fuerzas del orden. Poco después del Maidán, EEUU equipó y entrenó a la recién fundada Policía Nacional, en lo que pretendía ser un programa distintivo para apuntalar la democracia ucraniana. Un ejemplo de la impregnación neonazi en las fuerzas del órden es Vadim Troyan. Uno de los principales integrantes del batallón Azov hasta 2014 no tuvo problemas en convertirse en el jefe de la Policía Nacional para la región de Kiev y luego ser ascendido hasta el puesto de viceministro del Interior. Los líderes judíos ucranianos se horrorizaron por sus antecedentes neonazis y, a pesar de que Zelenski es judío, Troyan permaneció en este puesto hasta 2021. Actualmente es el subcomandante del batallón Azov bajo la tutela del Ministerio de Interiores: un presidente judío no es un obstáculo. "Degollar a todos los niños rusos" Visto todo esto, no es de sorprender lo que ocurrió en febrero de 2019. Durante unos enfrentamientos con protestantes neonazis, un agente de Policía dijo "al suelo, banderita". Cuando este video se viralizó, el descontento popular hizo que los demás integrantes de la Fuerza de Seguridad se disculparan con la etiqueta #YoSoyBanderita haciendo alusión a su admiración a Stepán Bandera, un colaborador nazi y fascista cuyas tropas participaron en el Holocausto. El hecho de que la policía ucraniana esté salpicada de partidarios de la extrema derecha explica que los neonazis actúen con impunidad en las calles. Glorificación de los colaboradores neonazis patrocinada por el Estado No son solo los militares, la Policía y las bandas callejeras: tras el Maidán la extrema derecha ucraniana se ha apoderado con éxito del Gobierno para imponer una cultura intolerante y ultranacionalista sobre el territorio del país. En 2015, el Parlamento ucraniano aprobó una ley que convertía a dos grupos paramilitares de la Segunda Guerra Mundial —la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA)— en héroes de Ucrania y convertía en delito la negación de su heroísmo. La OUN había colaborado con los nazis y participado en el Holocausto, mientras que el UPA masacró a miles de judíos y entre 70.000 y 100.000 polacos por voluntad propia. El Instituto Ucraniano de la Memoria Nacional, financiado por el Gobierno, ha estado institucionalizando el encubrimiento de los colaboradores nazis. A mediados de 2018, el Parlamento ucraniano presentó una exposición en la que se conmemoraba la proclamación de cooperación de la OUN con el Tercer Reich en 1941. A como de comparación, es lo mismo que si el Gobierno francés hubiera instalado una exposición en la que se celebrara el régimen de Vichy. Las marchas con antorchas y festivales en honor a los líderes de la OUN/UPA, como Roman Shukhevych (comandante de un batallón auxiliar del Tercer Reich), se convirtieron en una característica habitual de la nueva Ucrania. La recuperación se extiende incluso a la SS Galichina, una división ucraniana de las Waffen-SS; el director del Instituto de la Memoria Nacional proclamó que los combatientes de las SS eran "víctimas de la guerra". La acogida del Gobierno a Bandera no solo es deplorable, sino también extremadamente divisiva, teniendo en cuenta que la OUN/UPA es vilipendiada en el este de Ucrania. Como era de esperar, la celebración de los colaboradores nazis ha ido acompañada de un aumento del antisemitismo declarado. "¡Fuera judíos!", corearon miles de personas durante una marcha en enero de 2017 en honor al líder de la OUN, Bandera. (Al día siguiente, la policía negó haber oído algo antisemita). En julio del mismo año, un festival de tres días que celebraba al colaborador nazi Shukhevych culminó con el lanzamiento de cócteles molotov contra una sinagoga. En noviembre de 2017, se informó de saludos nazis mientras 20.000 personas marchaban en honor de la UPA. En abril de 2018, cientos de personas marcharon en Lviv con saludos nazis coordinados en honor a la SS Galichina; la marcha fue promovida por el Gobierno regional de Lviv. El revisionismo del Holocausto es un esfuerzo multidimensional, que va desde seminarios, folletos y juegos de mesa financiados por el Gobierno, hasta la proliferación de placas, estatuas y calles rebautizadas con el nombre de los carniceros de judíos, pasando por los campamentos infantiles de extrema derecha, donde se inculca a los jóvenes la ideología ultranacionalista. Dentro de varios años, toda una generación será adoctrinada para adorar a los perpetradores del Holocausto como héroes nacionales en un país liderado por un presidente judío, que es Zelenski. Prohibición de libros Desde hace años el Comité Estatal de Televisión y Radiodifusión de la "libre y democrática" Ucrania está aplicando la glorificación de los nuevos héroes de Ucrania mediante la prohibición de la literatura "antiucraniana" que va en contra de la narrativa del Gobierno. Esta censura ideológica incluye libros aclamados de autores occidentales. Un ejemplo de ello es el caso del enero de 2018, cuando Ucrania saltó a los titulares internacionales al prohibir Stalingrado, del galardonado historiador británico Antony Beevor, debido a un único párrafo sobre una unidad ucraniana que masacró a 90 niños judíos durante la Segunda Guerra Mundial. En diciembre de 2018, Kiev prohibió Los ladrones de libros del autor sueco Anders Rydell. Irónicamente, este trabajo trata sobre la supresión de la literatura por parte de los nazis y no complació a los funcionarios ucranianos porque mencionaba que las tropas leales a Symon Petliura (un líder nacionalista de principios del siglo XX) habían masacrado a judíos. En febrero de 2019, la Embajada ucraniana en Washington exportó esta intolerancia a EEUU al exigir descaradamente que este país prohibiera la exhibición de una película rusa en los cines estadounidenses, recuerda Lev Golinkin. Al parecer, los miles de millones de dólares que Washington ha invertido en promover la democracia en Ucrania no han servido para enseñar a Kiev conceptos básicos de libertad de expresión. Los judíos se van al infierno en Ucrania Como era de esperar, la glorificación de los autores del Holocausto dirigida por el Gobierno fue una luz verde para otras formas de antisemitismo. A partir de 2016 se produjo una explosión de esvásticas y runas de las SS en las calles de la ciudad, amenazas de muerte y vandalismo contra monumentos conmemorativos del Holocausto, centros judíos, cementerios, tumbas y lugares de culto, todo lo cual llevó a Israel a dar el inusual paso de instar públicamente a Kiev a abordar la epidemia. Y es que en un país donde supuestamente no puede florecer el neonazismo por tener a un presidente judío, desde hace años los funcionarios públicos se permiten hacer amenazas antisemitas sin ninguna repercusión. Entre ellas: un general de los servicios de seguridad que prometió eliminar a los kikes; una diputada del Parlamento que despotricó contra los judíos en la televisión; un político de extrema derecha que lamentó que Hitler no acabara con los judíos; y un líder ultranacionalista que prometió limpiar Odesa de kikes. "Los judíos no son ucranianos y los eliminaré. Se los digo una vez más: váyanse al infierno, kikes. El pueblo ucraniano ya se hartó de ustedes. Ucrania debe ser gobernada por Ucrania", dijo el general de reserva del Servicio de Seguridad Nacional, Vasily Vovk, en 2017. Sus plegarías sobre la procedencia de los gobernantes no han sido oídas, pero sus creencias florecen en Ucrania. Durante los primeros años después del Maidán, las organizaciones judías se abstuvieron en gran medida de criticar a Ucrania, tal vez con la esperanza de que Kiev abordara el problema por sí mismo. Pero en 2018, la creciente frecuencia de incidentes antisemitas llevó a los grupos judíos a romper su silencio. En 2018 el informe anual del Gobierno israelí sobre el antisemitismo destacó fuertemente a Ucrania, que tuvo más incidentes que todos los Estados postsoviéticos combinados. El Congreso Judío Mundial, el Museo Conmemorativo del Holocausto de EEUU y 57 miembros del Congreso de EEUU condenaron enérgicamente la glorificación nazi de Kiev y el antisemitismo concomitante. Los líderes judíos ucranianos también se han pronunciando. En 2017, el director de una de las mayores organizaciones judías de Ucrania publicó un artículo de opinión en el New York Times en el que instaba a Occidente a abordar el blanqueo de Kiev. Solo en 2018, 41 líderes judíos ucranianos denunciaron el crecimiento del antisemitismo. Esto es especialmente revelador, dado que muchos líderes judíos ucranianos apoyaron el levantamiento del Maidán. Ninguna de estas preocupaciones se ha abordado de manera significativa, quizás, con la excepción de elegir a un presidente judío: lo cual no cambió el rumbo ultraderechista del Gobierno. No solo judíos: los gitanos también son un blanco legítimo Mientras que la extrema derecha ucraniana se ha resistido a llevar a cabo ataques directos contra los judíos; otros grupos vulnerables no han tenido tanta suerte. Uno de estos grupos étnicos son los gitanos. "'Querían matarnos': neofascistas enmascarados meten miedo a los gitanos de Ucrania", The Guardian, 27 de agosto de 2018. Una oleada especialmente letal de pogromos antigitanos arrasó Ucrania, con al menos seis ataques en dos meses a principios de 2018. Las imágenes de los ataques evocan la década de 1930: matones armados y en capuchas atacan a mujeres y niños mientras arrasan sus campamentos. En aquella oleada, al menos un hombre fue asesinado, mientras que otros, incluido un niño, fueron apuñalados. Dos bandas detrás de los ataques —la C14 y la Druzhina Nacional— se sintieron lo suficientemente cómodas como para publicar con orgullo videos del pogromo en las redes sociales. No es de extrañar, teniendo en cuenta que la Druzhina Nacional forma parte de Azov, mientras que el neonazi C14 recibe financiación del Gobierno para programas "educativos". Así, el que era líder del C14, Serhiy Bondar, fue recibido en la America House Kiev, un centro gestionado por el Gobierno estadounidense. Por lo visto, el desmantelamiento acelerado de campamentos gitanos y la violencia contra ellos formaban parte de dichos programas "educativos". Los llamamientos de las organizaciones internacionales y de la Embajada estadounidense cayeron en saco roto. En respuesta a las exigencias de las Naciones Unidas de que Kiev pusiera fin a la "persecución sistemática" de los gitanos, el C14 empezó a intimidar a los gitanos en una patrulla conjunta con la policía de Kiev, según lo denunció un grupo de derechos humanos. Las feministas y representantes de LGBT tampoco se salvan En 2016, tras la presión del Congreso de Estados Unidos, el Gobierno de Kiev comenzó a proporcionar seguridad para el desfile anual del Orgullo de Kiev. Sin embargo, esto se parecía más a llevar agua en un cubo con agujeros, pues eran solo dos horas de protección, mientras que durante el resto del año ocurrían ataques generalizados a las personas y reuniones LGBT. Los grupos nacionalistas han atacado impunemente las reuniones LGBT, llegando a cerrar un acto organizado por Amnistía Internacional y a agredir a un periodista occidental en una manifestación por los derechos de los transexuales. Las marchas por los derechos de las mujeres también han sido objeto de ataques, incluso de forma descarada en marzo de 2018. ¿Libertad de prensa dicen? "El Comité para la Protección de los Periodistas condena una redada de las fuerzas del orden ucranianas en las oficinas de Media Holding Vesti en Kiev... más de una docena de agentes enmascarados arrancaron las puertas con palancas, se apoderaron de bienes y dispararon gases lacrimógenos en las oficinas", denunció en 2018 el Comité para la Protección de los Periodistas. En mayo de 2016, Mirotvorets, un sitio web ultranacionalista vinculado al Gobierno, publicó los datos personales de miles de periodistas que habían obtenido la acreditación de las repúblicas de Donetsk y Lugansk para cubrir los acontecimientos en el este de Ucrania. Myrotvorets calificó a los periodistas de "colaboradores terroristas". Se trata de un sitio web vinculado al Gobierno que declara la veda a los periodistas. Sería peligroso en cualquier lugar, pero lo es especialmente en Ucrania, que tiene un inquietante historial de asesinatos de periodistas. Entre ellos, Oles Buzina, asesinado a tiros en 2015, y Pavel Sheremet, asesinado con un coche bomba un año después. Otros tantos tuvieron que huir del país por amenazas de muerte a ellos y sus familiares. Un ejemplo de ello, denunciado por Reporteros sin Fronteras, es el caso de la redactora jefe del portal zaborona.com, Ekaterina Sergatskaya, que en 2020 tuvo que abandonar el país por amenazas. Lo mismo pasó con la periodista Lubov Velichko. Las filtraciones hechas por Mirotvorets fueron denunciadas por periodistas occidentales, el Comité para la Protección de los Periodistas y los embajadores de los países del G7. En respuesta, funcionarios de Kiev, entre ellos el ministro del Interior, Arsen Avakov, elogiaron el sitio: "Esta es su decisión de cooperar con las fuerzas de ocupación", dijo Avakov a los periodistas, mientras publicaba en Facebook "Apoyo a Myrotvorets". Mirotvorets sigue funcionando en la actualidad. A finales de 2018 se produjo otro ataque a los medios de comunicación, esta vez utilizando los tribunales. La Fiscalía General recibió una orden de incautación de los archivos de la reportera anticorrupción de RFE, Natalie Sedletska, incluyendo un listado de sus llamadas, ubicaciones geográficas y toda la información disponible en su celular. Una portavoz de la RFE advirtió que las acciones de Kiev creaban "una atmósfera escalofriante para los periodistas", mientras que el diputado Mustafa Nayyem lo calificó de "ejemplo de dictadura rastrera". Pero quizás el mayor golpe a la libertad de información en el país lo asestó el propio presidente Zelenzski. En enero de 2022, Reporteros sin Fronteras denunció que el mandatario cerró varios medios de comunicación por voluntad propia, sin la debida aprobación parlamentaria ni fallo judicial. Según la organización, Zelenski basaba sus decisiones únicamente en las recomendaciones del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional. Así, en 2021 clausuró los periódicos Vedomosti y Moskovski Komsomolets, así como el portal de noticias ucraniano strana.ua, cuyo redactor jefe recibió asilo político en Austria. El mismo año retiró las licencias de las cadenas de televisión 112 Ukraina, NewsOne y ZIK, al acusarlas de propaganda prorrusa sin presentar prueba alguna. También reiteró las prohibiciones impuestas por su antecesor, Petró Poroshenko, quien en 2014 prohibió la emisión de 70 canales rusos e interpuso un bloqueo a las redes sociales rusas. Cuando hablar en otro idioma es un crímen Ucrania es extraordinariamente multilingüe: además de los millones de ucranianos orientales que hablan ruso, hay zonas en las que predominan el húngaro, el rumano y otras lenguas. Estas lenguas fueron protegidas por una ley lingüística regional de 2012. "Castrar a los rusos": el 'Ángel de la Muerte' ucraniano revela sus acciones criminales. El Gobierno posterior al Maidán alarmó a los ucranianos de habla rusa al intentar anular esa ley. El Departamento de Estado de EEUU y el secretario de Estado John Kerry trataron de calmar los temores en 2014 prometiendo que Kiev protegería el estatus del ruso. Esas promesas quedaron en nada. Una ley de 2017 ordenó que la educación secundaria se impartiera estrictamente en ucraniano, lo que enfureció a Hungría, Rumanía, Bulgaria y Grecia. Varias regiones aprobaron leyes que prohíben el uso del ruso en la vida pública. Las cuotas imponen el uso del ucraniano en la televisión y la radio. Es como si Washington obligara a los medios de comunicación en español a emitir mayoritariamente en inglés. Y en febrero de 2018, el Tribunal Supremo de Ucrania anuló la ley lingüística regional de 2012, la que Kerry prometió a los ucranianos del este que seguiría en vigor. En 2020, Volodímir Zelenski firmó la ley que contempla la eliminación total —aunque gradual— de todos los idiomas de minorías étnicas del sistema educativo. Es otro ejemplo de cómo Kiev aliena a millones de sus propios ciudadanos, mientras dice abrazar los valores occidentales. Sputnik Mundo

viernes, 25 de marzo de 2022

'destrucción constructiva' de Ucrania avanza con fuerza imparable

La 'destrucción constructiva' de Ucrania avanza con fuerza imparable ayer Un militar ruso - Sputnik Mundo, 24.03.2022 © Durante más de 500 años, Occidente ha tratado infructuosamente de conquistar y subyugar Rusia para apoderarse de sus inmensas riquezas naturales. Lo intentaron Napoleón y Hitler militarmente y ahora Estados Unidos con sus satélites incondicionales de la OTAN. Ucrania es un pivote geopolítico porque su propia existencia como país independiente ayuda a transformar a Rusia. Sin Ucrania, Rusia deja de ser una potencia de Eurasia. Zbigniew Brzezinski, asesor de Seguridad Nacional de EEUU Washington y sus aliados tenían preparado el plan para utilizar a Ucrania nazificada y bien armada por Occidente para desatar una guerra contra Rusia y hacer fracasar su proyecto de un nuevo sistema mundial multipolar que ponía fin a la hegemonía de Norteamérica. Cuando Moscú logró descubrir a tiempo los intentos de Occidente se vio obligado a lanzar el pasado 24 de febrero una operación especial militar preventiva en Ucrania con el propósito de desmilitarizar y desnazificar a este país que se había convertido en un peligro para su seguridad nacional. Ya desde el inicio del Maidán en Ucrania, que se había concebido en Washington en 2008 y que costó a Norteamérica unos 5.000 millones de dólares, Rusia empezó a tomar medidas para prepararse al futuro enfrentamiento con Kiev que en los últimos ocho años abrazó el neofascismo en forma particular de ucronazismo bajo la tutela de Washington. En 2019, el uno de los más influyentes de los más de 1.500 think tanks estadounidenses, la Rand Corporation, que está al servicio del Pentágono, confirmó los intentos de EEUU para doblegar a Rusia en su informe del 5 de septiembre de 2019 Plan of Overexpanding and Unbalancing Russia (Plan para distender y desequilibrar a Rusia). En este documento los estrategas de la corporación señalaban a Ucrania como el punto externo más vulnerable de Rusia y aconsejaban al Gobierno de EEUU armar y preparar a Ucrania para una confrontación militar con Moscú. El plan definía el sector energético ruso como el otro flanco vulnerable porque la economía del país dependía en un 45% de la exportación de gas y petróleo. Entonces lo que tenía que hacer Washington era obligar a los europeos a disminuir su importación del gas (45%) y del petróleo (35%) de este país y al mismo tiempo "recurrir a drásticas sanciones comerciales y financieras contra Moscú para socavar al país". El proyecto incluía también la creación de estímulos financieros para organizar protestas internas en Rusia, promover la emigración de jóvenes talentos y "socavar el país en el exterior". Se aconsejaba también hacer un despliegue de armas nucleares en todos los países miembros de la OTAN que tienen frontera con Rusia. En conclusión, los autores de este documento advertían que "las opiniones previstas en este plan en realidad son solo variantes de la misma estrategia de guerra, cuyo precio en términos de sacrificios y de riesgos pagamos todos". No cabe ninguna duda de que el proyectado conflicto militar que iba a iniciar Ucrania en Donbás y Crimea estaba concebido no tanto en intereses de Kiev sino de Washington, que necesita aplastar a Rusia para abrirse camino a China y así dominar el mundo de una vez por todas. Moscú ya estaba al tanto de estos planes de Washington con muchos años de anticipación y tomó sus propias medidas. Además de rearmar y profesionalizar sus fuerzas armadas, hizo reorientar su sector energético de occidente al oriente. En 2014, se firmó un contrato por 400.000 millones de euros con China para suministrar anualmente 38.000 millones de metros cúbicos de gas anualmente a partir de 2018 (China consume anualmente unos 180.000 millones de metros cúbicos). Para 2023-2025 entrará en funcionamiento el gasoducto Poder de Siberia, diseñado para aportar al gigante asiático otros 50.000 millones de metros cúbicos. El 4 de febrero de 2022, en una declaración histórica de 5.300 palabras, Xi Jinping y Vladímir Putin acordaron formar un nuevo sistema de "gobernanza global" que uniría a Europa y Asia a través de una "conectividad de estructuras, alta velocidad ferroviaria y distribución colaborativa de recursos energéticos". En este documento los dos líderes anunciaron que el mundo está pasando por cambios trascendentales creando una redistribución del poder. También planearon fusionar la Unión Económica Euroasiática con la Franja de la Ruta de un billón de dólares. A la vez, funciona desde 2014 en Rusia el Servicio de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS), el análogo ruso de SWIFT, que facilita operaciones bancarias en el país y entre Rusia y China. En 2016, Rusia salvó al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y le advirtió de un intento de golpe militar. Este hecho facilitó la puesta en marcha en 2020 del Turkish Stream, el gasoducto que une a Rusia con Turquía y que tiene una capacidad de 63.000 millones de metros cúbicos de gas al año, que es más de lo que Rusia bombea a Occidente a través del gasoducto de Ucrania. Los cargamentos de petróleo ya comprometidos de Rusia que no encuentran compradores en Europa están siendo adquiridos por la India. Las transacciones de petróleo en rupias, renminbis chinos, rublos rusos y riyales saudíes representan un golpe al petrodólar norteamericano. Entonces, desde el punto de vista financiero, una posible pérdida para el sector energético ruso del mercado europeo debido a las sanciones que los europeos han aceptado sumisamente no produciría un colapso económico en Rusia, como lo estaba esperando Washington. Más bien, Norteamérica hasta ahora no puede encontrar reemplazo a los 178.550 barriles diarios del oro negro que importaba de Rusia. A la vez, Alemania podría sustituir el gas ruso por el gas norteamericano licuado (GLP) no antes de 2025, cuando terminaría la construcción proyectada de dos terminales para GLP. Las medidas de EEUU contra Rusia agravaron la trampa inflacionaria. Todo esto indica que la operación especial que inició Rusia en Ucrania bajo la consigna de destrucción constructiva fue bien concebida y representaba la única alternativa para Moscú de frustrar los planes antirrusos de Occidente utilizando Kiev. Para muchos observadores el avance militar ruso es bastante lento, pero hay que tomar en cuenta los esfuerzos de los militares rusos que, a diferencia de EEUU quienes destruyen todo a su paso cuando bombardean, los rusos quieren evitar las víctimas civiles, respetar a los militares que se rinden durante la operación además de no causar daños innecesarios en las ciudades y sus blancos son exclusivamente militares y lo vemos pese a que los medios occidentales lo ocultan. Ocultan cómo las Fuerzas Armadas rusas evitan involucrarse en batallas callejeras y la ayuda que brindan a los habitantes de poblaciones liberadas del nazismo. Ya prácticamente no existe nada que detenga a Rusia en este proceso de desnazificación y desmilitarización de Ucrania, ni las amenazas de Joe Biden y de su OTAN, ni las más de 500 sanciones impuestas por Washington y Bruselas, ni la bomba atómica sucia anunciada por el presidente rusófobo ucraniano Volodímir Zelenski, ni las armas biológicas desarrolladas en 30 laboratorios norteamericanos en Ucrania. En realidad, esta operación iniciada por el Kremlin no está dirigida exclusivamente contra Ucrania, este país fue elegido simplemente por los estrategas norteamericanos como un punto inicial para la descomposición de Rusia, sino contra el orden mundial globalizado impuesto por Estados Unidos. Ucrania, que siempre ha sido considerada por los estrategas occidentales como la puerta de entrada a Rusia, se convirtió en una pieza de ajedrez geopolítico de Washington que durante unos 20 años estaba transformando su nacionalismo, que tiene un largo historial, en ucronazismo basado en postulados de un colaborador nazi durante la Segunda Guerra Mundial llamado Stepán Bandera, represor sin piedad de judíos, rusos, polacos y de los mismos ucranianos que se oponían al nazismo, y en el neonazismo europeo que en los últimos años ha empezado a levantar cabeza. Después del Maidán en 2014, tomó fuerza la glorificación del nazismo inducido por Washington y apoyado por las élites nacionales. Se crearon batallones neo nazis como Azov, Donbás, Batkivshcina, la Unidad Tornado y se adoptó en estas formaciones el saludo nazi. Sus miembros en su mayoría son antisemitas (siendo judío el presidente de Ucrania), homofóbicos, misóginos, supremacistas blancos y sobre todo, antirrusos. Según la periodista Lora Logan, todos estos batallones fueron creados, armados y entrenados por la CIA y financiados por EEUU y los países de la OTAN. Son estos batallones los que ofrecen mayor resistencia a las tropas rusas, especialmente en las grandes ciudades donde están concentrados mayormente, utilizando la táctica de los yihadistas del Estado Islámico usando la población civil como escudos humanos, formando sus cuarteles en escuelas y jardines infantiles y ubicando su armamento entre los edificios lo que obstaculiza el avance de las tropas rusas y las de Lugansk y Donetsk. No obstante, todo es cuestión de tiempo y no hay duda de que se cumplirán las metas rusas respecto a la desmlitarización de Ucrania. La siguiente tarea de desnazificación va a ser más complicada porque el radicalismo ucraniano se ha arraigado profundamente durante los últimos ocho años en la sociedad debido a su influencia en el proceso de educación y al día tras día desinformación y zombificación de un gran sector de la población privándoles de la verdad por la campaña bien orquestada de los medios de comunicación, igual como ahora está sucediendo en Estados Unidos y en la Unión Europea. El uso del neonazismo y rusofobia por Norteamérica y sus seguidores de la OTAN para lograr sus fines estratégicos constituye un peligro latente para la humanidad. Ya es hora que el mundo recobre el sentido común y abra sus ojos para darse cuenta de los planes de este 1% de los más ricos y poderosos que están dispuestos inclusive a usar el neonazismo para seguir dominando el planeta. Y referente a Rusia, Biden y sus marionetas de la OTAN deben en vez de amenazar a Rusia seguir el consejo de Otto von Bismarck, que aseguró que "el secreto de la política consiste en la amistad con Rusia". LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

jueves, 24 de marzo de 2022

nazis ucranianos usan a los niños en sus intereses: "Eso no tiene perdón de Dios"

Así los nazis ucranianos usan a los niños en sus intereses: "Eso no tiene perdón de Dios" hace 3 horas 24.03.2022 © Sputnik / Stringer / Abrir banco de fotos Síguenos enGoogle news El régimen de Kiev involucra activamente a los niños en el conflicto con Rusia. Sputnik conversó con el analista español Julián Jiménez, quien combate a través de sus cuentas de Twitter y Facebook las 'fake news' de la prensa hegemónica, acerca de por qué los países occidentales dejan sin respuesta estas atrocidades. El 20 de marzo, los miembros del regimiento neonazi Azov (prohibido en Rusia) fusilaron a los padres de dos niños e intentaron abandonar Mariúpol en su automóvil a través de un corredor humanitario, pero fueron detenidos. Y dos días después, en la ciudad de Sochi, al sur de Rusia, fue detenido un seguidor del movimiento extremista Columbine, reconocido como terrorista y prohibido en Rusia. Fue un ciudadano ucraniano llamado Ruslán Ovsiuk quien le había dado los derechos para administrar una comunidad en redes sociales que promovía la ideología del asesinato en masa. Sputnik conversó con el analista español Julián Jiménez acerca de este fenómeno y de la falta de reacción a dichas atrocidades por parte de Occidente. El experto se muestra convencido de que "que los miembros del batallón neonazi Azov maten a los padres de los niños de una familia, que los pillen saliendo de la ciudad con los niños de los que han matado es un nivel de vesania y de inhumanidad que ninguna persona que se considere humana puede justificar algo así". "¿Cómo se llama eso? Eso no tiene perdón de Dios", expresa Jiménez. El experto opina que "no va a haber una reacción internacional de los países occidentales", pues "están decididos de forma clara a considerar el batallón Azov un interlocutor válido". En particular, Jiménez recuerda que la cadena española La Sexta utiliza la cuenta de Telegram del regimiento Azov como fuente para sus videos. Los medios están blanqueando las atrocidades de los neonazis "de una forma repulsiva y repugnante". El ex defensor del menor de Rusia, sobre los militares ucranianos: "Métodos nazis" El experto agrega que no se puede olvidar que los miembros de dicho regimiento "son neonazis que no tienen aprecio por la vida humana y por los seres humanos en general". No obstante, Occidente opta por silenciar estas atrocidades, pues "está decidido, ha elegido bando, no le importa la gente que hay en ese bando, no le está importando y además, silencia todas estas atrocidades". El interlocutor de Sputnik subraya que en Ucrania se están descubriendo libros en los que "se adoctrina a los niños en el odio al diferente, en el odio a Rusia en consignas a favor del nacionalismo extremista ucraniano". También es necesario tener en cuenta "las imágenes que estaban circulando durante todos estos años sobre campamentos de niños en los que batallones neonazis como el batallón Azov o el batallón Aidar realizaban supuestamente para sus ejercicios patrióticos donde alzaban la mano haciendo el saludo romano-fascista, cantaban consignas, eran fotografiados entrenando como si fueran un ejército", concluye Jiménez.

A 42 años Monseñor Romero Vive!

A 42 años: Monseñor Romero Vive!!
Han pasado 42 años del asesinato del salvadoreño más conocido universalmente. Nos parecen pocos años ya que su memoria pervive en cada rincón de familias más humildes y los hogares donde hay un salvadoreño testigo de los trozos de historia patria más significantes de El Salvador.
¿ Que nos evoca su figura al recordarle hoy?
Primero, la necesidad palpable, fehaciente, de un guía espiritual de semejante tamaño, que aclare la conciencia nuestra para podernos encausar hacia un El Salvador, justo, humano, de una iglesia nueva, fresca, comprometida con los mejores anhelos patrios, para ampliar para todos: ricos, pobres, políticos, gobernados y gobernantes, el horizonte ético que nos libere de todo un legado, lastre de pecado y nos conduzca a una patria mejor.
Segundo, releer sus postulados, sus proclamas, sus homilías, que todavía resuenan fuertes y vigorosos, con un espíritu de profeta vetero testamentario, al estilo de El Bautista y también, porque no decirlo, de Jesús.
Tercero, la necesidad de renovación de la Iglesia, no pensando sólo en la iglesia romana, sino también en nuestras iglesias históricas y evangélicas, ya que no es posible vivir el cristianismo sin responsabilidad ciudadana, responsabilidad política, responsabilidad moral y mejor, una responsabilidad ética, que nos ayude a identificar lo justo de legal, identificar la trampa sobre las mentes y corazones y la verdad, del engaño.
Cuatro. Necesitamos un pueblo como el que tuvo Monseñor Romero, no fue suerte la de El tener un pueblo donde sería fácil ser pastor, ni suerte la nuestra, tener pastores, líderes, maestros que nos forjaron como un pueblo que supo reconocer en Monseñor al profeta necesario, sino que, en la voluntad de Dios, con fluyó una fuerza del Espíritu cuya fuerza expansiva todavía nos alcanza.
Quinto. Invito a amigos, compañeros, hermanos de sueños, a  de donde procede la vitalidad del mensaje de Monseñor Romero y de donde la fuerza de un pueblo para soñar en serio con un Gran El Salvador. 

miércoles, 23 de marzo de 2022

Información falsa, imágenes adulteradas, videos trucados y censura al servicio de la OTAN

Información falsa, imágenes adulteradas, videos trucados y censura al servicio de la OTAN Por Jorge Elbaum | 23/03/2022 | Mentiras y medios Fuentes: CLAE La propaganda bélica es tanto más eficiente cuando existe una carencia relativa de pensamiento crítico y logra instalarse una explicación única, des-historizada y simplista de los acontecimientos. La intervención militar de Rusia en Ucrania prologa la reconfiguración del orden mundial. Cualquier escenario que devenga de la tragedia bélica reordenará las relaciones internacionales y esa situación inquieta a quienes se dedican a instituir un sentido común homogéneo a nivel global. La decisión del Kremlin pateó el tablero de una hegemonía exclusiva en la que uno de los actores estatales, Estados Unidos, se arrogaba la prerrogativa de la intervención, la injerencia o la invasión de territorios ajenos a sus fronteras. La ruptura de esa regla implícita por parte de Vladimir Putin –y su sostenimiento a pesar de las amenazas y las sanciones– supone un duro revés para quienes sostienen la creencia en franquicia única de tono imperial. La intervención militar desplegada en Ucrania –e incluso las negociaciones que se realizan en la frontera de Bielorrusia y Polonia– suponen un doble desafío al sentido común del pensamiento unilateralizado: por un lado derrumba el dogma de la existencia de un único jugador con capacidad para imponer reglas del juego en la arquitectura global; por el otro, exhibe la impotencia de quien se muestra como garante de la seguridad internacional: Washington pugna por demostrar que sus sanciones económicas y financieras son eficaces, mientras queda en evidencia el límite militar advertido por Putin. Estas son las dos razones por las que se ha desatado una enorme campaña comunicacional, a través de canales institucionales e informales, destinada a imponer un relato único capaz de fingir el liderazgo resquebrajado de la Casa Blanca. Las acciones militares que se desarrollan en el límite oriental de Europa están acompañadas por un bombardeo de propaganda política intencionada, abarrotada de operaciones de guerra cognitiva basadas en informaciones falsas, simulaciones y virtualizaciones de la realidad. La guerra supone un acto de violencia encaminado a forzar a un contendiente a someterse a determinada voluntad. La comunicación de guerra –desplegada en forma incremental en el último medio siglo– implica una coacción psicológica y cognitiva orientada a adoptar determinados patrones de hostilidad respecto de quien se busca etiquetar como enemigo. Las contiendas bélicas están cada vez más acompañadas de operaciones comunicacionales que se instalan por dentro y por fuera del campo de batalla. La propagación de contenidos político-militares busca empoderar a uno de los actores en conflicto y desacreditar al oponente: es un proceso de difusión de conceptos orientados a direccionar y/o manipular la opinión pública a través de datos, informaciones o imágenes, con la intencionalidad de favorecer un punto de vista o la posición de uno de los contendientes. Procura, en ese marco, movilizar la confianza, la empatía y la adhesión en relación con uno de los antagonistas, y producir el aborrecimiento y el odio del restante. Esta operación incluye la utilización deliberada de mecanismos de sugestión acordes con las estructuras de significación (previas) existentes en una sociedad. La primera etapa de esta guerra comunicacional fue descripta por el coronel Jacques Baud, analista de inteligencia, consultor de la OTAN y exintegrante del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas suizas, en su detallado análisis sobre la construcción de Ucrania como una avanzada de Washington para debilitar a Moscú. Baud fue destinado por la OTAN a Kiev luego de que en 2014 la ultraderecha nacionalista llevara a cabo un golpe de Estado; y recientemente publicó una cronología del conflicto en la publicación del Centro Francés de Investigación e Inteligencia. En su artículo detalla las acciones combinadas, estimuladas por la OTAN, que derivaron en el desenlace trágico que se vive en la actualidad. Borrar la historia Entre los mecanismos más utilizados desde 2014 hasta la actualidad figura la des-historización. Ese instrumento comunicacional busca desconectar los actuales sucesos de sus antecedentes e imponer la idea de una medida irracional e intempestiva decidida por Moscú. Para lograr ese sentido dominante, se impuso la invisibilización de los nueve años previos de la represión en el Donbas, de la proscripción del lenguaje ruso como idioma oficial (hablado por aproximadamente el 20% de la población ucraniana), la persecución de los feligreses de la Iglesia Ortodoxa Rusa y la periódica designación –por parte del gobierno de Kiev– de criminales nazis como héroes o próceres. Para ahondar en la sensación de arbitrariedad producida por Moscú, fue imprescindible además silenciar la limpieza étnica en Lugansk y Donetsk, que desde 2014 hasta la actualidad produjo unas 14.000 víctimas. La conflagración mediática que se desarrolla en la actualidad a nivel global imita –según el coronel español Pedro Baños– “el principal instrumento o elemento del arte de la guerra: el engaño. Y la desinformación es engañar (…) buscan manipular nuestras emociones (…) y lo que se pretende es manipular nuestras decisiones más que nuestros pensamientos”. Para eso se recurre a opinadores ideologizados que elaboran conclusiones sin datos ni información, o se apela a imágenes provenientes de videojuegos, tal cual quedó expuesto con la utilización de War Thunder a principios de marzo. La propaganda bélica es tanto más eficiente cuando existe una carencia relativa de pensamiento crítico y logra instalarse una explicación única, des-historizada y simplista de los acontecimientos. Es en este marco que la maquinaria mediática global del capitalismo neoliberal manipula la información, apela a noticias falsas y emplea videos trucados para generar una visión totalmente favorable a la OTAN, satanizar a Rusia y a Vladímir Putin. Este mecanismo incluye la oferta de contenidos únicamente favorables a uno de los contendientes, omitiendo aquello que debilita al llamado Occidente, pretendidamente pacífico y democrático. Ese mismo registro es el que se desespera por omitir el carácter fascista de los nacionalistas ucranianos y lleva a cabo concienzudas sentencias de opinología militar con el objeto de imponer formatos de realidad opuestos al resultado de las operaciones ejecutadas por el Kremlin. Según el mainstream de los panelistas, los rusos se encuentran debilitados, contabilizan muchas bajas y la resistencia ucraniana es muy eficaz. La propaganda de guerra busca intimidar al enemigo y, al mismo tiempo, exaltar al contendiente considerado virtuoso. Busca invisibilizar determinadas derrotas y amenazar a quienes no repiten el guión oficializado –en este caso el recreado por la OTAN y por Hollywood–. Para esos objetivos se convierte en imprescindible el hostigamiento a todo pensamiento crítico, basado siempre en construcciones intelectuales historiadas. Durante las últimas semanas, los países que se auto-perciben como abiertos a la pluralidad informativa se han dedicado a inhibir la difusión de información alternativa, ante el temor a debatir sobre las complejidades de la conflagración. El periódico francés Le Figaro eliminó de su portal las investigaciones de la periodista francesa Anne Laure Bonnel, que cubre desde Ucrania el conflicto desde hace un lustro. Los países integrantes de la OTAN, por su parte, prohibieron los portales de noticias rusos bajo la acusación de difundir información falsa. Durante la última semana los organismos de regulación comunicacional españoles intentaron eliminar de la web y las redes sociales a la periodista Inna Afinogenova, de Russia Today, que cuenta con 700.000 seguidores. El 29 de enero, Inna desenmascaró al portal ElDiario.es, que había realizado una cobertura sobre personas ucranianas residentes en Europa Occidental. Entre los entrevistados, ElDiario.es dialogó con Sonia Barabasch, a quien se presentó como la hija de una víctima de las ansias imperiales rusas. Su padre, integrante de la 14ª División de Granaderos Waffen-SS, eludió los juicios de Nuremberg al unirse en matrimonio con una asturiana y recibir la consabida protección del caudillo Francisco Franco. En la entrevista, en la que se asumía como víctima, Sonia afirmaba que su padre emigró a España “tras luchar contra las URSS por una Ucrania libre”, razón por la que fue condecorado pocos años atrás por el actual Estado ucraniano posterior al Maidán, con la misma consideración que se le otorgó a Stepán Bandera. Una vez que Inna descorrió el velo de la ignorancia, se lanzó una feroz campaña para bloquear a Russia TV de todos los soportes mediáticos de transmisión. La guerra comunicacional incluye la creciente virtualización de contenidos que poseen una capacidad inédita de engañar al receptor. Las aplicaciones basadas en Inteligencia Artificial (IT), que se emplean para modificar la realidad o imponer versiones de ella ajenas a los sucesos, representan un gran peligro para aquellos que desconocen las nuevas innovaciones de invención, adulteración y falsificación que se están manipulando para captar conciencias al servicio de la promoción del odio o la acumulación de empatías con los intereses de las corporaciones trasnacionales. Esto es lo que se está manipulando en la actualidad: se modifican rostros, se yuxtaponen videos de otros conflictos, se suplantan signos identificatorios de los uniformes de los contendientes, se propagan fotos de bombardeos en otras latitudes y se inventan declaraciones con subtitulados falsos. Construir la imagen Según Jonas Bendiksen, uno de los más reconocidos fotoperiodistas de la agencia Magnum, la cultura de la fake news “ha entrado de lleno en el mundo de la imagen”. En su reciente publicación, The Book of Veles ha puesto en evidencia cómo se intervienen las fotos en la actualidad y cómo es utilizado el engaño para persuadir y redireccionar las emociones en pos de intereses corporativos. En septiembre del año pasado, Bendiksen sorprendió a sus colegas de la agencia Magnum al revelar que su libro era el producto de un engaño basado en fotografías manipuladas digitalmente y en textos vomitados por la IT. Ninguno de los fotógrafos responsables del afamado festival Visa Pour l’Image –cuya edición se celebró tiempo después de publicado el libro– se dio cuenta de la falsedad que conllevaba el texto. La conclusión la conocen bien quienes promueven las operaciones de guerra comunicacional: la imagen ya no vale más que mil palabras. Pero es lucrativa para atrapar conciencias. Uno de los principales recursos de la mediatización bélica es la simplificación. La cosificación del enemigo, tratado como un ente único capaz de rectar todos los sentimientos negativos: “La propaganda –afirma Alejandro Pizarroso– debe concentrarse en un solo objetivo: (…) hay que localizar un enemigo –una persona, un grupo, un país– y contra él concentrar todos los argumentos. Para debilitar la causa del adversario, hay que “demonizar al líder enemigo, presentarlo como un ser inmundo que hay que derribar, como el último de los dinosaurios, como un loco, un bárbaro, un criminal diabólico, un carnicero, un perturbador de la paz, un enemigo de la Humanidad, un monstruo”. Este es el marco desde el cual se trata de infundir rechazo emocional respecto a los déspotas del Kremlin y/o las oligarquías rusas, buscando legitimar las sanciones por parte de quienes se presentan como los protectores de la humanidad. En los últimos 70 años, ningún medio se ha referido a un mandatario de la manera que lo han hecho con el gobernante ruso. En un excelente texto del investigador ecuatoriano Dax Toscano se recopilan las imputaciones realizadas contra el Presidente Putin en los últimos meses. Entre ellas figuran las pronunciadas por Joe Biden el 17 de marzo de 2021, cuando definió al gobernante ruso como un asesino, y las proferidas una semana atrás, cuando lo definió como un “criminal de guerra”. Ninguno de esos graves epítetos fue enunciado desde el mainstream mediático corporativo para catalogar a las acciones militares llevadas a cabo durante el último siglo por los Estados Unidos: en 1945, cuando la Alemania Nazi se había rendido incondicionalmente, el Presidente Harry Truman ordenó el lanzamiento sobre población civil de dos bombas atómicas –en Hiroshima y Nagasaki–, provocando la muerte de medio millón de ciudadanos. Dicho crimen de lesa humanidad se produjo como advertencia al resto del mundo, sobre todo a la Unión Soviética, sobre el sistema mundial que pretendía imponerse en la posguerra. Un lustro después, durante la Guerra de Corea, el mismo Truman ordenó el bombardeo de población civil, lanzando 635.000 toneladas de bombas y produciendo casi dos millones de muertos. Una década después, Lyndon Johnson y Richard Nixon utilizaron armas químicas como el napalm y el agente naranja para exterminar a un millón de personas. El número de víctimas en Irak, Afganistán, Yemen y Libia –correlatos de la “guerra contra el terrorismo”– asciende a siete millones de personas desplazadas y 3 millones que perdieron sus vidas. En 1991 el filósofo Jean Baudrillard publicó tres ensayos en el periódico Libération que luego conformaron un texto unificado titulado La guerra del Golfo no ha tenido lugar. En aquella ocasión los bombardeos sobre población civil en Irak se sucedían sin que se evidenciara ninguna tragedia, mutilación o mancha de sangre sobre el terreno. Años después, Julian Assange rescató la intrínseca crueldad de la guerra al difundir los documentos de las operaciones militares de Estados Unidos en Afganistán. Por exhibir verdades de crudeza aterradora permanece detenido desde hace diez años. La actual guerra en Ucrania aparece, a diferencia de lo que observó Baudrillard, como sobre-presentada por múltiples imágenes y relatos cuya simulación no apunta a ocultar la tragedia sino a confundir para ocultar una muy probable derrota del discurso neoliberal de cariz occidental. El nuevo orden mundial que devendrá de esta conflagración incluirá a China como uno de los grandes vencedores. Y requerirá de infinitas producciones de Hollywood para disimular u ocultar dicha mutación. Jorge Elbaum. Sociólogo, doctor en Ciencias Económicas, analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Publicado en elcohetealaluna.com Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.