martes, 28 de marzo de 2017

Los vientres de alquiler, la Virgen Maria y la derecha católica


Los vientres de alquiler, la Virgen Maria y la derecha católica



Recientemente el cardenal Blázquez ha realizado unas declaraciones en favor de la mujer alertando sobre la esclavitud en la industria de los vientres de alquiler y sobre el peligro de la violencia hacia las mujeres y es curioso y paradójico porque no existe en el mundo ninguna institución que haya guardado en su seno tanto odio a la mujer como la iglesia católica. Probablemente la iglesia católica es la institución más misógina y machista que haya existido en la historia. Según el catolicismo, la maldición de la humanidad es provocada por la mujer, por Eva, que osa comer del árbol del conocimiento. Jesucristo, si existió históricamente, no era precisamente un feminista y todos los evangelios dan a la mujer una consideración de sierva cuyo deber era la sumisión al patriarcado. Jesucristo era, ni más ni menos, un machista judío del siglo I, incluso la indiferencia y misoginia de Jesús con las mujeres es llamativa.
En el momento de cristianización de Europa, la Iglesia persiguió a las herejías y a las creencias paganas y más tardíamente se persiguió con especial virulencia a las brujas. Cuando la iglesia devino una institución poderosa, el clero se convirtió en un lugar privilegiado para la aristocracia y los cardenales, obispos y canónigos se convirtieron en grandes señores llegando a una corrupción sin paragón histórico. En el siglo XVIII las imágenes de la pornografía se suelen desarrollar en iglesias y conventos y muchas abadías se convirtieron en verdaderos prostíbulos. La impronta del catolicismo y el cristianismo, en las mentalidades europeas, ha sido de tal calado que las normas civiles, durante siglos, han sido las normas de la moral católica. Hasta bien entrado el siglo XX muchos países europeos no se han podido desembarazar de la asfixia del catolicismo. En nuestro país, durante todo el siglo XX, la moral católica se impuso sobre la sociedad y todavía persisten privilegios inaceptables para el catolicismo.
En la actualidad la Iglesia se atrinchera en la caridad como reclamo casi único de su conexión con una buena moral. En efecto, ya ni los católicos nominales están de acuerdo con la moral católica. La discriminación natural de la mujer que sustenta el catolicismo, la homofobia o la represión de la libertad sexual son todo ello asuntos que muy difícilmente puede la iglesia seguir manteniendo incluso ni en su propio seno, ya que cada día a hay más curas y monjas que exigen derechos de libertad sexual en la iglesia y el acceso de la mujer a la jerarquía católica y a oficio de los ritos. Además, el desprestigio de la Iglesia católica, al ser la institución más pedófila del planeta y que más ha abusado de niños y niñas, se ha incrementado por cien en las últimas décadas. Los Estados occidentales, por otro lado, debido a las presiones internacionales ya no puede mantener, aunque quiera, la moral católica en las leyes civiles. Hoy la sociedad internacional ha inscrito en sus convenciones internacionales la lucha contra la discriminación de la mujer y contra la homofobia y muy difícilmente los Estados pueden refugiarse en las particularidades nacionales o religiosas para mantener leyes discriminatorias.
La derecha en España, pero pasa igual en otros países, bien sea democratacristiana, liberal u de otro tipo se ha alejado de la moral católica ya que no puede mantener las exigencias de la Iglesia en relación a la legislación civil y lo mismo ha pasado con la socialdemocracia cuya base electoral ya no le permite que mantenga privilegios con el catolicismo. En España, una de las últimas operaciones pro católicas la protagonizó el político Ruiz Gallardón que se envolvió en la bandera provida para rivalizar con intereses propios en el seno del Partido Popular. Todo este movimiento provida está perdiendo fuelle en Europa y ya queda prácticamente reducido, en el terreno político, a segmentos ultra católicos de extrema derecha o simplemente a católicos fanáticos. Pero los partidos políticos no dan la batalla en este aspecto ya que saben que ha dejado de ser un elemento de redito electoral. Igualmente ha ocurrido con la discriminación de las mujeres en aspectos como el matrimonio civil o el divorcio: el catolicismo ya no puede imponer estos asuntos a la sociedad civil y ya no tiene partidos políticos que los defienda, ni siquiera los democratacristianos. Ocurre lo mismo en asuntos tales como la censura, la homofobia o la muerte digna. Hoy es muy difícil que los partidos políticos europeos puedan oponerse al matrimonio homosexual o sustenten públicamente discriminaciones por razón de orientación sexual. De ahí la soledad del autobús de “Hazte oír”. Ni el Opus Dei les apoya. Hoy la derecha católica tiene otros objetivos a alcanzar.
En Europa, la Iglesia y la derecha católica pretende asociar la idea de modernidad y tolerancia, también en lo que incumbe a la liberación de la mujer, al cristianismo. De ahí intenta asociar la idea de Europa al cristianismo: “Europa es moderna porque es cristiana”, se argumenta. Se trata, al tiempo, de enfrentar esa modernidad europea y cristiana al islam fomentado una islamofobia cultural. El cristianismo es una religión humanista y el islam no lo es etc, etc. La opresión de la mujer en el mundo islámico y la pañoleta son los elementos que se utilizan para generar xenofobia. Los valores occidentales, se sigue argumentado, son cristianos. Es una ideología que al principio estaba reducida a la extrema derecha y hoy es asumida por todo el espectro político ya que se persiguen objetivos xenófobos en el interior de cada nación y de mantenimiento de relaciones neocoloniales, al nivel internacional. El caso más espectacular ha sido la extrema derecha del Frente Nacional francés que ha unido, en una voltereta de salto mortal, el cristianismo, la unidad nacional y el laicismo.
Al mismo tiempo que se afirma la superioridad de la civilización cristiana también se potencia, ante la imposibilidad de mantener la moral católica en la legislación civil europea, un feminismo conservador en el cual la familia es eje central del discurso; una familia moderna apoyada en la conciliación laboral y la igualdad entre lo sexos; no se condena abiertamente la homosexualidad ni siquiera el matrimonio homosexual pero si las adopciones homosexuales y la maternidad subrogada; la lucha contra la violencia machista en el hogar constituye también un elemento central del discurso haciendo hincapié en los elementos meramente represivos. Junto a ello se apoyan los programas que ensalzan a la mujer ejecutiva y triunfadora en el mundo de los negocios. Todo este discurso tiende, en verdad, a oscurecer la discriminación real de las mujeres en nuestra sociedad: la ocupación de los peores empleos por las mujeres y la consolidación de un moderno machismo que se manifiesta en fenómenos como la prostitución o la pornografía de masas además del aumento de violencia y el mantenimiento de la ideología patriarcal en los programas de televisión de más audiencia y en la publicidad. Es curioso que en los organismos e instituciones oficiales en asuntos tales como la familia, el menor, la mujer etc en los Estados europeos sean de la preferencia de ocupación por políticos y políticas de esa derecha católica favoreciendo y subvencionado el asociacionismo vinculado a esas ideologías y desviando fondos a la obra social de la iglesia católica. Además, al feminismo que de verdad lucha por los derechos de las mujeres y que critica al patriarcado y a las instituciones que lo defienden se le intenta o diluir en el imaginario social en estos nuevos feminismos del establishment o en hacerlo aparecer como violento y minoritario (véase por ejemplo el caso FEMEN).
La iglesia católica y también el cardenal Blázquez pese a condenar la “la ideología de género”-es decir las políticas por la igualdad—está haciendo campaña, últimamente, en contra de la violencia machista como si la iglesia católica no fuera culpable del machismo en nuestra sociedad siendo, como es, un puntal del patriarcado empezando por la estructura de la propia iglesia católica. Esa ideología patriarcal de la inferioridad de la mujer es la que ha potenciado el machismo violento. Pero ahora la iglesia, al alzar la voz contra el maltrato de la mujer, quiere aparecer como una institución defensora de la mujer, pese a negarle históricamente la libertad sexual, la autonomía personal o la igualdad.
Es curioso que cuando se han promulgado en muchos países europeos -con la feroz oposición de las iglesias-, las leyes civiles de matrimonio homosexual es cuando la iglesia católica ha comenzado a realizar una intensa campaña contra los vientres de alquiler. Anteriormente si bien se oponía formalmente, la iglesia no lanzó ninguna campaña como la que viene realizando en la actualidad y la razón es que la maternidad subrogada por homosexuales es lo que verdaderamente le molesta. Es cierto que los vientres de alquiler constituye un negocio que bien pudiera considerase la herma menor de la prostitución (véase mi artículo en http://diario16.com/vientres-de-alquiler-la-hermana-pequena-de-la-prostitucion/) pero debemos también comprender que la iglesia está utilizando este asunto para ir en contra de las nuevas formas familiares y particularmente las homoparentales. Por eso el feminismo no puede, en ningún momento, unirse a las campañas reaccionarias que enarbola esa derecha católica junto a la iglesia. Piénsese que la iglesia, al final, no defiende a la mujer sino defiende la reproducción natural en contra de los homosexuales. Por el contrario, el feminismo, al denunciar el negocio de los vientres de alquiler o la prostitución, enarbola la bandera de la liberación y no la de la defensa del patriarcado y el machismo.
La iglesia católica ha sublimado, históricamente, al mito de la Virgen, ya que es una mujer sin pecado; la virginidad se asocia, en la iglesia, a la pureza y el sexo, al pecado. Pero además, la Virgen es la madre de Dios- del verdadero patriarca- gracias a una inmaculada concepción, una especie de gestación subrogada o de vientre de alquiler. Paradójicamente el mito se vuelve contra la doctrina.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

lunes, 27 de marzo de 2017

El golpe jurídico-parlamentario: farsa y tragedia

El golpe jurídico-parlamentario: farsa y tragedia

26/03/2017
La euforia de los golpistas que quitaron del poder a una presidenta legítimamente electa retorciendo argumentos jurídicos, terminó en pocas semanas. Ahora que se conoce la trama, se nota la farsa, que se ha transformado en tragedia nacional. Ocupan la escena un presidente ilegítimo, débil y de pocas luces, gran número de ministros y parlamentarios denunciados por la operación Lava-Jato, que intentan proponer con la mayor celeridad posible proyectos claramente anti-pueblo y anti-nación. Pretenden llevar hasta el fin su proyecto de adhesión irrestricta, y ahora con Trump vergonzosa, a la lógica del Imperio que busca alinearnos con sus intereses geopolíticos.
La tragedia de nuestra historia, que se repite cada cierto tiempo, es la negación de sus derechos al pueblo, a los pobres, la difamación de sus movimientos y de sus líderes carismáticos. Las viejas élites, herederas de la Casa Grande, irrumpen siempre en el escenario político para conspirar contra ellos, criminalizar sus movimientos, empujar a los pobres hacia las periferias de donde nunca deberían haber salido.
Frente a todos ellos, las oligarquías y en general los conservadores y hasta los reaccionarios, se muestran perversos, apoyados por una prensa malvada y sin vínculo con la verdad, pues deforma y miente.
La clase dominante se irrita sobremanera por haber permitido llegar a presidente a un trabajador, Luiz Inácio Lula da Silva, extremadamente inteligente, mucho más que la mayoría de ellos, con un liderazgo carismático que impresionó a todo el mundo. Su gobierno hizo más transformaciones que ellos, aunque detentaron el poder mucho más tiempo.
El pueblo con él ganó centralidad y lo considera el mayor presidente que ha tenido este país. Con frecuencia se les oye decir: «fue un presidente que pensó siempre en nosotros, los pobres, que hizo políticas sociales que mejoraron nuestras vidas y nos devolvieron la dignidad».
Nuestra desigualdad es una de las mayores del mundo. Jessé Souza, expresidente del IPEA, reveló recientemente que la punta de la pirámide social brasilera está compuesta por cerca de 71 mil multimillonarios, beneficiados con exenciones de impuestos sobre ganancias y dividendos, mientras que los trabajadores son penalizados. Por eso hay crisis en la Seguridad Social cuya solución propuesta es tan inhumana que muchos jamas podrán jubilarse. Según el Sindicato Nacional de los Procuradores de Hacienda, en 2016 han sido evadidos 500 mil millones de reales, especialmente por las grandes empresas. ¿Por qué los gobernantes no corren tras ese dinero para cuadrar las cuentas de la Seguridad Social? ¿Por qué se acobardan ante la presión de los poderosos y de los dueños de los grandes medios de comunicación, corrompidos también ellos?
Estos adinerados no niegan la democracia, sería demasiado vergonzoso hacerlo. Pero quieren una democracia de baja intensidad, un Brasil para pocos y un Estado no de derecho sino de privilegio. Ocupan los aparatos del Estado para enriquecerse con más facilidad. Casi todos los políticos, con raras excepciones, están implicados en corrupciones.
Por el contrario, hay grupos progresistas que se consolidaron en el PT y sus aliados, no obstante la contaminación de muchos también por la corrupción, que postulan un Brasil para todos, autónomo, con un proyecto nacional propio que rescata a la multitud de desheredados con políticas sociales consistentes, buscando su completa emancipación.
Todos los que corrían a las calles contra Dilma y hacían caceroladas, andan como zombis, perplejos y avergonzados por la política anti-pueblo y entreguista que está siendo implantada.
Hay sectores de la justicia, geralmente de espaldas al pueblo, que respaldaron el golpe, cerrando los ojos ante los corruptos que prepararon y realizaron el golpe, única forma de arrebatar el poder central que no conseguirían conquistar por el voto. Pienso en el PSDB, partido pretencioso, cuya base social es la clase media conservadora e intelectuales afines al sistema-mundo, con mentalidad neocolonialista.
Estos renovaron la tragedia política brasilera tal como fue con Vargas y con Jango, culminando con la dictadura militar. Ahora en lugar de los tanques y de las bayonetas funcionaron las intrigas parlamentarias, con una jurisprudencia desequilibrada, a veces histérica, para alejar a la presidenta Dilma Rousseff. El gran analista de las políticas internacionales, Moniz Bandeira, nos advirtió de la presencia de los órganos de seguridad de Estados Unidos en el montaje y en la realización del golpe de Brasil, como hicieron antes en Honduras, después en Paraguay y ahora en Brasil. Se trata de controlar a la séptima economía del mundo y debilitar los BRICS, donde está Brasil.
Pero no triunfarán. El pueblo ha despertado y mantiene viva la esperanza que forjará la reconstrucción de Brasil.
*Leonardo Boff es columnista del JB online y escritor.
Traducción de Mª José Gavito Milano

lunes, 20 de marzo de 2017

"La democracia española es rehén de la jerarquía católica"


Entrevista al teólogo Juan José Tamayo
"La democracia española es rehén de la jerarquía católica"

Público.es

"La reforma del papa Francisco no ha pasado los Pirineos", denuncia Juan José Tamayo sobre el alto clero español: "No estamos en una democracia laica, sino en un Estado que tiene una confesionalidad que no disimula"

"Puedes ponerlo, fui condiscípulo riguroso del cardenal Cañizares, nuestras tesis doctorales fueron dirigidas por el mismo profesor de Teología. Él nos decía que no había dirigido dos tesis con posiciones más contrarias".
La tesis de Juan José Tamayo (Palencia,1946) versó sobre la Juventud Obrera Cristiana, mientras que la del cardenal Antonio Cañizares, sobre la vida, obra y milagros de un santo valenciano. Tamayo continuó sus estudios hasta convertirse en uno de los más reconocidos teólogos de la liberación. Ideología que, cuentan, inspiró el giro que el papa Francisco quiso dar a la Iglesia católica.
Justo cuando se cumplen cuatro años de papado de Jorge Bergoglio, cuando la Conferencia Episcopal ha elegido a Cañizares vicepresidente, y cuando el laicismo del Estado español vuelve a ser foco de debate, Tamayo, director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones en la Universidad Carlos III, carga duramente contra el alto clero español y el papel de la Iglesia en la democracia.
P: ¿Ha logrado la democracia española independizarse de la Iglesia católica?
R: La democracia española, después de la muerte de Franco, desde la Transición hasta nuestros días, es rehén de la Iglesia católica. O mejor, de la jerarquía católica. Desde la Transición lo que han hecho los diferentes partidos que han estado en el Gobierno ha sido dotar a la Iglesia de cada vez más privilegios esperando una rentabilidad en apoyo político.
No estamos en una democracia laica, sino en un Estado que dudo que sea siquiera no confesional, sino que tiene una confesionalidad que no disimula. Primero en los textos, ya que la Constitución reconoce el estatuto especial de la Iglesia católica, y segundo en la práctica política, ya que le concede todo tipo de privilegios: educativos, económicos, fiscales e incluso militares, ya que el Ejército español cuenta con un arzobispo con sacerdotes a su servicio, y que van ascendiendo en graduación al mismo nivel que el resto de los militares.
Estas prebendas no solamente no se han reducido con el paso del tiempo y con los partidos de izquierda en el gobierno, sino que se han incrementado todavía más. El ejemplo más claro es la casilla de la declaración de la renta, que le supone un ingreso de 250 millones que concedido por el Estado generosa y gratuitamente, sin que haya una justificación para esa aportación.
El trato que se da a la Iglesia católica en este tema es del mismo nivel que el trato que se le da a los asuntos sociales. Eso es una hipoteca gravísima y un ejemplo claro de que seguimos en un Estado confesional.
¿Y la moral del Estado? ¿Cree que también está demasiado influida por la Iglesia católica?
Claro. La moral del Estado es una moral católica, pero además de los sectores más conservadores. Lo que está pasando es que afortunadamente la ciudadanía éticamente es mayor de edad, se rige por su propia conciencia, los derechos humanos y los principios de una ética cívica, y para nada tiene en cuenta ese trasvase desde la moral católica hacia la moral del Estado. El mejor antídoto frente a esa dependencia está en esa madurez y mayoría de edad de ciudadanos y ciudadanas españolas, que en muy poco tiempo han conseguido liberarse de la moralina represiva de la Iglesia católica.
Buena parte de las leyes que se han elaborado en estos 40 años, que han rozado los principios doctrinales de la Iglesia católica, han tenido que salir con forceps. Y además con unas enormes limitaciones, porque la Iglesia católica se ha encargado de identificar pecado con delito, calificando de delitos aquellos comportamientos que en el interior de la Iglesia católica son pecado, cuando tenían que estar clara y netamente separados. Un ejemplo de esta falta de separación está en los juicios de personas que han expresado libremente una serie de actitudes en espacios religiosos que se consideran profanación dentro de la Iglesia católica y el Código Penal los traduce en culpabilidad penal.
Yo creo que todavía la moral del Estado está hipotecada por la moral cristiana... Tradicional. Porque hay una ética del Evangelio, que es la ética de la Liberación, de la justicia, de la solidaridad, la ética de la opción por los excluidos, que no practican los jerarcas, no la ponen en práctica y tampoco se ha traspasado al Estado.
Pero a la hora de identificar sus propios delitos...
No se ha producido ninguna colaboración de la Iglesia católica en casos claramente delictivos de sacerdotes, de profesores de colegios, pederastas, que no han sido entregados a la justicia, ni tan siquiera han recibido un castigo dentro de la propia comunidad cristiana.
La jerarquía católica, la Conferencia Episcopal, no se ha pronunciado ante el autobús de Hazte Oír. Tenía que haberlo hecho, porque es un mensaje totalmente homófobo, pero sin embargo ha preferido callarse. ¿Por qué? Porque en el fondo está de acuerdo con esos mensajes ultraconservadores que fomentan el odio.
Una Conferencia Episcopal que acaba de elegir como vicepresidente al cardenal Cañizares, conocido por sus declaraciones homófobas
Cañizares es un cardenal que en sus declaraciones demuestra odio a todo lo que tenga que ver con las relaciones que no son heterosexuales. Que está en contra de la teoría de género, a la que desprecia llamándola ideología de género y diciendo que es una de las ideologías más funestas de la humanidad. Además, con motivo del fenómeno de la inmigración dijo que había que tener mucho cuidado con los inmigrantes porque podían ser como el caballo de Troya.
Eligen por mayoría absoluta a un cardenal que es homófobo, que es xenófobo, que es machista, patriarcal y sexista. ¿No es esto un ejemplo claro de cómo está posicionada la Conferencia Episcopal? No es un obispo sin más, es que este obispo con estas declaraciones ha sido ratificado por mayoría absoluta como vicepresidente de la Conferencia Episcopal. ¿No es esto grave?
¿Es esto una prueba de la progresiva radicalización del discurso de la Conferencia Episcopal?
En la medida en que avanzan las leyes críticas con la violencia de género, defensoras de la Igualdad entre hombres y mujeres, respetuosas con las diferentes identidades sexuales, ellos radicalizan todavía más sus posiciones reaccionarias e integristas. Se consideran los guardianes de la moral.
Yo nunca he hecho declaraciones contra Cañizares, fue mi condiscípulo y fuimos buenos amigos. Él era un hombre… Nunca progresista, pero tampoco tan integrista como ahora, sino más centrista, del Vaticano II, de planteamientos más moderados. Nunca sacó los pies del estribo como lo está haciendo ahora.
Que haga esas declaraciones me parece muy mal, aún cuando nunca le he criticado públicamente, las repruebo radicalmente. Pero que a esta persona la hayan nombrado vicepresidente de la Conferencia Episcopal me parece la mejor prueba, la verificación empírica de la deriva inmovilista que está siguiendo la jerarquía católica.
¿Podría estar Cañizares radicalizando su discurso precisamente para ascender en la jerarquía eclesiástica?
Precisamente ahora con [el papa] Francisco, hacer esas declaraciones tan generadoras de odio debería generar todo lo contrario. Pero claro, la reforma de Francisco no ha pasado los Pirineos. Y por eso Cañizares, que se posiciona de manera clara y directa y sin ningún tipo de reparo contra las orientaciones renovadoras del papa, puede ascender. Si realmente los obispos españoles caminaran en la dirección del papa, a Cañizares nunca le habrían podido elegir vicepresidente.
Se ha impuesto la continuidad integrista y conservadora en contra de la orientación reformadora. Estas elecciones han sido una bofetada en contra del proyecto del papa Francisco.
¿Se ha quedado la Iglesia española anclada en el pasado?
A la Conferencia Episcopal le falta sentido profético, están demasiados instalados en el sistema eclesiástico, son demasiado complacientes con el poder político del que reciben muchas prebendas, y en agradecimiento no demuestran esa crítica que por ejemplo hace Francisco al capitalismo por ser injusto de raíz. Estos obispos, a lo largo de la crisis no han hecho apenas declaraciones contra la responsabilidad que tiene el neoliberalismo al provocar todavía más desigualdad.
Es ingente la cantidad de documentos que han publicado los obispos españoles en estos últimos 40 años contra el divorcio, contra el aborto, contra la píldora del día después, contra las relaciones prematrimoniales, contra la fecundación in vitro, contra la ordenación de las mujeres, contra el matrimonio de los sacerdotes, contra y contra y contra todo aquello que supone una apertura en la sexualidad, en las relaciones de pareja, en los modelos de familia, etc. Yo he recogido hasta 14 noes de los obispos. Sin embargo muy pocas veces, y de manera encubierta, han condenado la violencia de género. Condenan la teoría de género descalificandola como ideología, incluso algunos obispos consideran que esta ideología de género es la responsable de que las mujeres se rebelen y luego los hombres ejerzan la violencia contra ellas. Es escandaloso.
Tantos documentos contra la ideología de género y ni una sola manifestación, ni una solo documento público contra la violencia de género que se lleva por delante mujeres. ¿No es eso una falta de piedad, de misericordia, de sensibilidad hacia la violencia contra las mujeres? ¿No está también legitimando, al menos indirectamente, esa violencia?
¿Y no va eso contra su propio interés? ¿Cómo logrará la Iglesia llegar a la gente si adopta una postura tan reaccionaria?
Son los peores propagandistas de su propio producto. Ellos mismos se están haciendo el harakiri. Con estas posiciones cada vez es mayor el número de apóstatas explícitos que abandonan la Iglesia porque no pueden compartir estos planteamientos que no tienen ninguna sensibilidad hacia los sectores que sufren.
Ellos van a decir que la causa de la falta de fe es de la secularización, de la pornografía, del libertinaje… Pero en el fondo la responsabilidad en la crisis que está sufriendo la Iglesia hoy es interior, están eligiendo el peor camino para poder defender la autenticidad y la verdad del mensaje que dicen anunciar.

Fuente: http://www.publico.es/politica/entrevista-juan-jose-tamayo-democracia.html

sábado, 18 de marzo de 2017

¿Misa en televisión? No, gracias

¿Misa en televisión? No, gracias



Hace un mes firmé en una red social una petición promovida por un miembro de la asociación “Europa Laica” de Valencia, en la que se proponía que RTVE cesara de retrasmitir semanalmente la santa misa. Anteayer saltó a la actualidad que Unidos Podemos ha presentado una proposición no de ley- esto de las proposiciones no de ley parece la cesta de los papeles del Congreso de los Diputados/as- recogiendo esa propuesta ciudadana de acabar con esa retrasmisión casposa de la televisión pública. Desde siempre milito por las causas perdidas y yo ya sabía que, desde el mismo momento que firmé la petición, esa causa ya estaba perdida. Además, la glamurosa Tamara Falcó ha salido en defensa de la Santa Misa televisiva y todos los ultra católicos, incluyendo a los incomprendidos de Hazte Oír, para los próximos domingos se han conjurado, todos a la una, para ver la santa misa en televisión en una especie de aquelarre católico del desagravio. Pablo Iglesias e Irene Montero han argumentado todo lo que han podido argumentar frente a un arco parlamentario que parece que se les va caer encima. Ya tienen el calificativo que se merecen: fanáticos e intolerantes. El mundo al revés. En España, los que han defendido la libertad de conciencia y el laicismo en las instituciones han sido considerados por el poder y una gran parte de la sociedad como intolerantes cuando, en verdad, no se puede comprender la democracia sin el laicismo y sin la separación de la iglesia y el Estado. Personajes tan ilustres como Manuel Azaña, si se les ha colgado una leyenda negra encima ha sido por su lucha por el laicismo. Solo los ignorantes dicen que la constitución de la segunda república era intolerante en materia religiosa. Al contrario, la constitución de la segunda república fue la única constitución que por primera vez y por ahora ultima, planteaba una separación estricta iglesia- estado. Si en España existe una democracia de tan baja calidad ello es así, entre otras razones, por la gran influencia que ha tenido la Iglesia en el Estado. Son cosas más que sabidas. Ahora que se habla de la memoria histórica, solo habría que hacer un poco de memoria para saber cuál ha sido la contribución de la iglesia católica en la reciente historia de España: el fomento de la ignorancia y la censura y de la servidumbre de los ciudadanos hacia las dictaduras fascistas, el cultivar la mansedumbre, el imponer la represión sexual de la población, apoyar el machismo y mantener a la mujer ungida al patriarcado más feroz. Y ya en la democracia la iglesia católica, desde el principio, ha sido una institución que se ha movilizado, con todas sus fuerzas, contra el avance de los derechos civiles y la libertad de expresión, además de luchar por el mantenimiento de todos sus privilegios (financiación del clero, colegios concertados, hospitales, obra “social”, patrimonio histórico etc., etc.). Todos los gobiernos se han plegado a sus deseos y todos los gobiernos han buscado, al final, su complacencia. Tener a la iglesia de tu lado es algo que se considera muy respetable en política. Además, esto afecta a todos los colores: ahí tenemos, sin ir más lejos, a Manuela Carmena que esta como loca, de aquí para allá, invitando al Dalai Lama y al Papa de Roma buscando una foto sublime y haciéndose selfis con el limosnero y muy sospechoso Padre Ángel en las cenas humillantes con los pobres en Navidad o recibiendo bendiciones del enigmático Cardenal Osoro.
La Iglesia Católica se atrinchera, para cualquier cosa, en los Acuerdos con la Santa Sede de 1979 y también en la constitución. Desde luego la constitución española no es una constitución laica ni siquiera es aconfesional. El laicismo es algo sencillo: el Estado no reconoce ni financia ninguna religión. Justamente todo lo contrario que pasa en este país. Aquí no solo se reconoce a la religión en el espacio público sino que se la financia a manos llenas.
La Iglesia Católica, que es una corporación inmensamente rica, tiene medios de comunicación propios donde puede dar su mensaje como quiera (la COPE, 13 tv y es accionista y controla muchos diarios provinciales). En realidad sus medios son un coto bien parapetado para la extrema derecha en este país y promocionan la mansedumbre y el conservadurismo ciudadano frente a las injusticias sociales. Pero no solamente existe una injerencia de la iglesia católica sobre el Estado y el ámbito público también encontramos ejemplos en sentido contario. Por ejemplo, en los dos primeros años del primer gobierno de Zapatero, la Iglesia y sus medios de comunicación (particularmente la cadena COPE) se convirtieron en un ariete político- social contra la estabilidad del nuevo gobierno, impulsando una política de tensión y desestabilización (en la calle y en las ondas) que llegó a poner en aprietos al nuevo gobierno y hasta la mismísima monarquía. Solo el experimento de galicanismo de Zapatero y su vicepresidenta ante el Vaticano lograron que la conferencia episcopal española, por instrucciones vaticanas, desinflara la estrategia de tensión expulsando de la COPE y de sus medios al periodista Jiménez Losantos y a todo su equipo. Ahí comenzó la decadencia del antipático Rouco Varela. Por su puesto, el desinflar la desestabilización en las ondas y en las calles tuvo su contrapartida, entre ellas la elevación del IRPF y aparcar la asignatura pendiente del laicismo para tiempos sine die.
Los vergonzosos y delirantes Acuerdos de la Santa Sede en asuntos culturales establecieron, en 1979, en relación a este asunto de los medios de comunicación públicos lo siguiente: “Salvaguardando los principios de libertad religiosa y de expresión, el Estado velará para que sean respetados en sus medios de comunicación social, los sentimientos de los católicos y establecerá los correspondientes acuerdos sobre estas materias con la Conferencia Episcopal Española”. Afortunadamente no se han desarrollado más estos acuerdos, pero la Conferencia episcopal ha protestado en alguna ocasión, ante la dirección de RTVE, cuando aparece algún programa con contenidos que no son enteramente de su agrado, alegando que pudieran herir los sentimientos católicos. Pero en realidad no hace falta ya que en RTVE existe una autocensura en relación a las informaciones sobre la iglesia católica. Todo el mundo sabe, en RTVE, que con la iglesia no te puedes meter y así está establecido en sus “principios básicos de programación”, documento aprobado por el Consejo de Administración de RTVE. “RTVE recogerá en su programación el hecho religioso, en tanto que fenómeno de relevante significación social, con el máximo respeto a la libertad religiosa, a la pluralidad de confesiones y a sus símbolos representativos, y a los sentimientos religiosos individuales y colectivos”
En RTVE, desde que comenzó a emitir sus primeros programas ,la influencia de la iglesia católica ha sido brutal. Durante la dictadura de Franco la televisión y la radio estaban al servicio del catolicismo y toda la programación estaba imbuida por un espíritu católico ramplón. Los curas formaban parte de su consejo de administración y eran elementos clave en la censura. Ya en la democracia, la influencia se limitó a mantener una parrilla de programación propia para el catolicismo, tanto en la radio como en la televisión: “ángelus”, “buenos días me de dios”, y un largo etcétera de pequeños programas por aquí y por allá incluyendo las misas y la retrasmisiones de semanas santas, canonizaciones, etc. etc. Con la irrupción de las televisiones privadas la parrilla de programación propia católica en RTV se ha ido limitando pero no demasiado ( se estima entre tres y seis millones de euros el costo directo de estas retrasmisiones); pero una cosa ha permanecido inalterable: nadie puede hacer críticas serias al catolicismo en la RTVE ya que los sentimientos de los católicos tienen que estar protegidos por la autocensura.
En el 2013, la asociación “Europa Laica” remitió una queja ante RTVE sobre la invasiva y evangelizadora programación católica en el ente público. La respuesta: también damos algunos minutejos a los islámicos, judíos y evangélicos. Es triste que los evangélicos de España, que han sufrido por siglos, la persecución católica y del Estado hayan acabado, en este y en otros asuntos, legitimando el Estado criptoconfesional católico que tenemos en España en vez de exigir un Estado laico como lo hicieron durante la dictadura franquista. Las religiones minoritarias en España están sirviendo de excusa para mantener los privilegios del catolicismo: damos la iglesia católica pero también damos un poquito a las religiones minoritarias. A esta tomadura de pelo lo llaman pluralidad religiosa cuando habría que llamarlo, en verdad, pluriconfesionalismo.
La proposición no de ley de Unidos Podemos ha provocado un debate público más que necesario pero lo importante es ver la reacción del establishment político (PSOE, PP Y Ciudadanos) y de la gente de orden en este país: se da por sentado que todos aquellos que no comulgan con la misa en la televisión pública son unos intolerantes y fanáticos. Que para tener alguna oportunidad en el sistema político hay que tragar con la misa dominical. Ese es un límite elemental.
Cuando esa misa dominical de RTVE desaparezca entonces viviremos en un país sin vestigios del nacionalcatolicismo. De momento los no creyentes y los ateos estamos condenados al infierno en la parrilla de la programación de la RTVE.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


martes, 14 de marzo de 2017

La AIF, un gendarme en el corazón del Vaticano para limpiar el "banco del papa"


La AIF, un gendarme en el corazón del Vaticano para limpiar el "banco del papa"

AFP


Ⓒ AFP – Vincenzo Pinto | El suizo René Brülhart, presidente de la Autoridad de Información Financiera, el 7 de marzo de 2017 en la plaza San Pedro del Vaticano.
Instalada en el corazón de la Ciudad del Vaticano, la joven autoridad contra el lavado dirigida por un experto suizo asegura haber dado pasos de gigante para eliminar las operaciones opacas del “banco del papa”, salpicado por los escándalos.
La Autoridad de Información Financiera (AIF) está a sólo unos pasos de la residencia del papa Francisco, que festeja el lunes sus cuatro años de Pontificado.
Dentro de ella, en sus oficinas adornadas con crucifijos, no quedan dudas. La entidad está al servicio del papado, como recuerda con voz suave su presidente, René Brülhart.
Antes de su misión en la Santa Sede, este abogado aceptó el desafío de adecuar las normas de la plaza financiera de Liechtenstein a las normas internacionales, sin que fuera recibido con los brazos abiertos.
René Brülhart llegó a la AIF en el otoño 2012, durante el pontificado de Benedicto XVI, que había creado esta agencia para empujar a las instituciones financieras del Vaticano a adoptar los criterios internacionales en materia de lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo.
“Mi primer trabajo consistió en comprender los desafíos”, describe sobriamente René Brülhart. Luego, abocarse a la escritura de una nueva ley contra el lavado, conforme a las normas internacionales y ya no más a la única lógica de la casa.
“Tuve numerosas puertas abiertas en el Vaticano”, asegura. “Pero no todos están contentos, sirvo antes que todo a la institución de la Santa Sede”.
No dice nada sobre la “vieja guardia” que le puso obstáculos. El papa Francisco decidió en junio de 2014 cambiar a la totalidad del consejo de dirección de la AIF.

– Gran limpieza –

Según los informes de actividad de la AIF, siete transacciones potencialmente sospechosas le fueron señaladas en 2011 y 2012. Luego fueron casi 900 en los tres años siguientes, prueba de que el sistema cambia.
Los señalamientos conciernen esencialmente a cuentas del Instituto para las Obras de Religión (IOR), apodado ‘el banco del papa’. Una pequeña parte se envía cada año al fiscal del Vaticano.
La gran limpieza terminó a fines de 2015, con el cierre de casi 5.000 cuentas bancarias “sospechosas”.
“Todas no eran ilegales o estaban vinculadas a actividades criminales”, precisa Brülhart. “Algunas pertenecían a personas que no correspondían más a la clientela querida por el IOR”, explica.
El estatuto del banco, que no fue modificado, permite abrir una cuenta después de una donación, pero el banco busca captar y concentrarse en “clientes” religiosos, las congregaciones y los empleados del Vaticano.
A escala de los tiempos del Vaticano, la celeridad del gendarme financiero parece revolucionaria.
“Esconderse detrás de anchos muros ya no era posible”, subraya un observador interno.
Y ya era tiempo. Durante el pontificado de Benedicto XVI estallaron nuevos escándalos financieros, en 2010 se congelaron fondos sospechosos y en 2012 el director del banco se vio obligado a dejar la institución.
Hasta entonces, el IOR hacía pocas preguntas sobre el origen de los fondos.
En el pasado, la mafia también fue acusada de aprovechar este anonimato o de utilizar testaferros para blanquear fondos.
Ya “no recomendaría” intentar reciclar dinero sucio en el Vaticano, afirma René Brülhart.
“Si no se tomara en serio nuestro trabajo, ni el Banco de Italia, ni las organizaciones de supervisión Paunidenses o alemana habrían firmado memorándum de acuerdo con nosotros”, sostiene.
En 2011, el Vaticano pidió participar en el proceso de evaluación Moneyval, órgano del Consejo de Europa para el lavado de dinero. El último informe, en 2015, concluyó que el Vaticano palió muchas deficiencias estructurales, pero tardó en iniciar las demandas judiciales.
En la oficina del fiscal de la Santa Sede esperan 17 investigaciones, tres de ellas ya están siendo instruidas en Italia. Entre 2013 y 2016 se congelaron 13 millones de euros de fondos de origen dudoso.
Fuente: http://www.holactu.com/2017/03/12/la-aif-un-gendarme-en-el-corazon-del-vaticano-para-limpiar-el-banco-del-papa/