viernes, 27 de noviembre de 2020

Donald Trump, la expresión más honesta de Estados Unidos

Donald Trump, la expresión más honesta de Estados Unidos Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Erikmar M. Balza Guerrero | 27/11/2020 | EE.UU. Fuentes: TeleSur ¿Ha sido realmente Trump tan diferente a sus predecesores? Cuando comenzaron a llegar los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la reacción en todo el mundo, al menos en la izquierda, fue de incredulidad. No podían imaginar que estas elecciones pudieran estar tan reñidas después de cuatro años de Donald Trump, cuya administración todos coincidimos en que fue aberrante e indigna. Tienen razón en que su racismo manifiesto, su incitación a la violencia y su misoginia explícita han sido más pronunciadas que los de presidentes anteriores, que se han tomado el trabajo de enmascarar sus impulsos, por todo lo anterior con un brillo aceptado (por lo menos en Marketing). También es indudable que Trump carece de una mínima pizca de empatía por los demás. Pero, ¿es realmente tan diferente a sus predecesores?, ¿Más brutal?, ¿Más racista? o ¿Más ególatra? No lo creo. Donald Trump ha sido la expresión más honesta de Estados Unidos que jamás hayamos visto en un presidente. Para aquellos de nosotros que hemos visto o sentido la barbarie de la industria de la guerra, sanciones unilaterales, bloqueos económicos y la intromisión de los Estados Unidos en todo el mundo, en especial sobre las democracias legitimas, lo tenemos bastante claro. Por supuesto, el horror y la indignación que sienten los ciudadanos estadounidenses contra la administración Trump han sido justificadas. La separación y el enjaulamiento de familias inmigrantes que buscan refugio en las fronteras, su misoginia, su promoción de la supremacía blanca, el enaltecimiento de aquel ‘’destino manifiesto’’ y el envalentonamiento de las milicias paramilitares racistas, su nepotismo directo, conflictos de intereses, corrupción política, el aumento inmensurable de sus capitales, su mala gestión de la pandemia traducida en casi 300.000 mil muertos, la evasión de impuestos, entre otras desviaciones repudiables de cualquier administración pública, son impactantes tanto para ese pueblo, como para el mundo. Pero la verdad es que lo único que realmente lo distingue de los presidentes anteriores es que convirtió el espíritu de supremacía, racismo y división en un espejo del Pentágono de carne y hueso, mientras que sus predecesores, aunque a veces con elocuencia, sonrisas ganadoras e incluso temperamentos ‘’casi perfectos’’, dejaban caer esas caretas sobre las ruinas que dejaban las bombas en los techos de los indefensos del mundo. Digamos entonces ¿cómo es que Trump dice: “retrocede y espera” cuando se refería a Venezuela, pero lo vemos más atroz que el presidente Bill Clinton bombardeando la infraestructura de agua de Irak para distraer la atención de su escándalo sexual con Mónica Lewinsky? ¿O más atroz que la embajadora estadounidense ante la ONU, Madeleine Albright, declarando que 500.000 niños iraquíes muertos como resultado de las sanciones estadounidenses «valen la pena» (presumiblemente vale la pena la destrucción de una civilización antigua para obtener su petróleo y asegurar la hegemonía israelí en la región)? ¿O más atroz que la secretaria de Estado Hillary Clinton bromeando dijo: «¿Llegamos, vimos, y murió” sobre el espantoso asesinato del líder libio Muhammad Gadafi y la destrucción total de otras naciones árabes y africanas que anteriormente funcionaba bien? El estadounidense promedio, nunca han visto ni siquiera se han molestado en tratar de ver, la inefable destrucción generacional y el dolor que han infligido al Sur de América pero en particular, a las naciones árabes que aunque no le han hecho nada a Estados Unidos, yacen en ruinas y angustias indescriptibles como resultado de la industria bélica estadounidense. Ahora bien, ¿qué hacer con más de 70 millones de estadounidenses que votaron por Trump en las ultimas elecciones presidenciales donde quedó como ganador Joe Biden después de la negativa de Trump a ceder ante su rival demócrata y sus intentos de socavar la legitimidad de los resultados electorales con falsas acusaciones de fraude electoral? Esta parte significativa de los que votaron por Trump son sin duda irremediablemente racistas y estaban ansiosos por tener un compañero supremacista blanco en la Casa Blanca. Son las reliquias de una horrible historia de racismo que es, y siempre será, definitiva en este país. Para salvarle una pizca de «alma» a este país, deben retroceder después de la guerra de Vietnam, cuando una fusión de sentimientos pacifistas y levantamientos de derechos civiles moldeó la política de la nación. Esta es la única forma de reiniciar la política estadounidense con una conciencia fundamental del terror histórico que ha perpetrado en el mundo. Esto no sucederá a menos que los estadounidenses vean su historia como parte integral de la historia del mundo que está a merced de su militarismo belicista. Renovar la política estadounidense es despertar su memoria histórica, volver al discurso histórico de Martin Luther King «Más allá de Vietnam» en 1967, y recordar la forma en la que instó a luchar en contra de “Los tres gigantes: el racismo, el materialismo extremo y el militarismo”. Solo así Estados Unidos podrá entrar en el único carril que salvaguarda la humanidad, el mundo multipolar. De otra forma, seguirá oliendo a azufre… Fuente: https://www.telesurtv.net/opinion/Donald-Trump-la-expresion-mas-honesta-de-Estados-Unidos-20201125-0036.html

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Unicef llama a proteger a los niños más vulnerables ante la covid

Unicef llama a proteger a los niños más vulnerables ante la covid Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por | 25/11/2020 | Mundo Fuentes: IPS El impacto de la pandemia covid-19 ha sido muy duro para los niños y se necesita urgentemente evitar que esta crisis de salud se convierta en una crisis de los derechos de los niños, planteó la Unicef con motivo del Día Mundial de la Infancia este viernes 20. “A lo largo de la pandemia ha existido un mito persistente, de que los niños apenas se ven afectados por la enfermedad. Nada podría estar más lejos de la verdad”, expuso Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. El impacto es previsiblemente mayor en los 356 millones de niños, uno de cada seis, que viven en condiciones de pobreza extrema en el mundo, y al paso de la pandemia pueden agregarse otros 150 millones que quedarían en pobreza multidimensional, sin acceso a educación, salud, vivienda, nutrición, agua potable y saneamiento. En esa población vulnerable pide Unicef que se concentren los esfuerzos, en su más reciente informe, “Evitar la generación perdida del covid-19”. Aunque los síntomas de la covid suelen ser más leves en los niños, las infecciones están aumentando y sus vidas se pueden marcar por el impacto a largo plazo en la educación, la nutrición y el bienestar. “Si bien los niños pueden enfermarse y propagar la enfermedad, esto es solo la punta del iceberg de la pandemia. Las interrupciones en los servicios clave y las crecientes tasas de pobreza representan la mayor amenaza para los niños”, dijo Fore. Cuanto más persista la crisis, “más profundas serán sus repercusiones y el futuro de toda una generación está en riesgo”, añadió. El informe señala que, al 3 de noviembre, en 87 países los niños y adolescentes menores de 20 años representaban uno de cada nueve infectados por covid, 11 por ciento de los 25,7 millones de infecciones notificadas por estos países. La covid ha implicado interrupciones en los servicios sociales y de salud críticos para los niños. En un tercio de los 140 países analizados por Unicef, se registra una caída de al menos 10 por ciento en temas como vacunación de rutina, atención ambulatoria de enfermedades infecciosas infantiles y servicios de salud materna. Hay una disminución del 40 por ciento en la cobertura de los servicios de nutrición para mujeres y niños en 135 países, y en octubre de este año 265 millones de niños seguían perdiendo las comidas escolares en todo el mundo. Se estima que en un período de 12 meses podrían morir dos millones de niños más a causa de enfermedades infantiles, y 20 000 bebés más nacerían muertos, por las graves interrupciones de los servicios de salud y aumento de la desnutrición. Otros entre seis y siete millones de menores de cinco años sufrirán emaciación o desnutrición aguda, traducida en 10 000 muertes infantiles adicionales cada mes, principalmente en África subsahariana y Asia meridional. En noviembre, todavía 572 millones de alumnos, 30 por ciento de los matriculados en todo el mundo, estaban afectados por el cierre de escuelas en 30 países. En su máximo pico ese cierre afectó a 1570 millones de estudiantes. Para responder a esta crisis, Unicef pide a los gobiernos y otros agentes sociales que, en primer lugar, garanticen el acceso a los servicios de nutrición y salud, y hagan que las vacunas sean asequibles y estén disponibles para todos. Se requiere proteger la salud mental de niños y jóvenes, y poner fin al abuso y la violencia de género. La experiencia obtenida de anteriores emergencias de la salud demuestra que las niñas se enfrentan a un riesgo mayor de ser víctimas de la violencia por razón de género, el matrimonio infantil y los embarazos. También se debe asegurar que todos los niños continúen con su educación, incluyendo en este principio el cierre de la brecha digital. “Este no es el momento de desviar los fondos nacionales destinados a la educación”, reza el informe, y sostiene que “si la comunidad internacional trabaja unida, podemos conectar a internet a 3500 millones de niños y jóvenes para el año 2030”. Se plantea la necesidad de aumentar el acceso al agua potable, al saneamiento y la higiene, abordar la degradación del ambiente y el cambio climático, revertir el aumento de la pobreza infantil y redoblar la protección a los niños y sus familias que viven en situaciones de conflicto, desastre y desplazamiento. Fore dijo que “en este Día Mundial de la Infancia, pedimos a los gobiernos, los socios y el sector privado que escuchen a los niños y den prioridad a sus necesidades. Mientras miramos hacia un mundo pospandémico, los niños deben ser lo primero”. Fuente: https://www.ipsnoticias.net/2020/11/unicef-llama-proteger-los-ninos-mas-vulnerables-ante-la-covid/

martes, 24 de noviembre de 2020

China anunció el fin de la extrema pobreza

China anunció el fin de la extrema pobreza VOCES DEL MUNDO 09:23 GMT 24.11.2020URL corto Por Telma Luzzani 0 60 Síguenos en La erradicación de la indigencia se había fijado para este año, a pesar de la irrupción de la pandemia. "Es una noticia trascendental. Más de 800 millones de personas salieron de la pobreza en los últimos 40 años", dijo el analista Gustavo Ng, quien destacó además que la hazaña fue posible gracias a una "administración socialista". 00:00 / 47:31 El gobierno de China anunció que ha logrado erradicar la pobreza extrema de su territorio, mientras la crisis derivada de la pandemia arroja a millones de personas a la indigencia a nivel global. Xi Jinping, presidente de China, durante un discurso transmitido en una pantalla de Pekín, China (archivo) © AFP 2020 / GREG BAKER China propone estrategias para un orden mundial pospandémico "El hecho de que China, el país más poblado del mundo, termine con la pobreza extrema es un tema trascendental para la humanidad", indicó Gustavo Ng, uno de los editores del medio especializado DangDai y miembro del Grupo China en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) y Chinese Culture Translation and Studies Support (CCTSS). Nueve distritos en la provincia de Guizhou eran los últimos del país en registrar niveles de indigencia, algo ya superado, según anunció este lunes la agencia oficial de notcias china Xinhua. Según el entrevistado, "la plataforma de una economía socialista con una distribución tendiente a lo equitativo ha sido la base" para lograr esta hazaña, completada por el gigantesco crecimiento y acumulación de riqueza completado en las últimas décadas. "La estrategia puntual está sobre todo en las zonas rurales, donde hay mayor pobreza", agregó. En este sentido, aseguró que Beijing se basa en tres ejes: "para salir de la pobreza, el camino no es la política, sino la economía; cada región o zona tiene que basarse en los recursos propios; y es fuerte la presencia del Partido Comunista". Ng dijo también que "las minorías coinciden con los sectores más pobres" de la sociedad china, por lo que los planes aplicados a ellas "son diferentes". "En una gran cantidad de estos lugares el gobierno ha logrado promover planes educativos, de agro o el turismo", citó a modo de ejemplo. Asimismo, señaló que desde su época de funcionario en la provincia de Fujian, para el actual presidente Xi Jinping "sacar a la gente de la pobreza era una prioridad y una gestión". "Hay un costado humanitario y socialista en esto, pero también uno económico. Xi considera que el Estado tiene que funcionar y que los jóvenes tienen que ser productores", apuntó Ng, quien ha recorrido Tibet, Gansu y otras zonas chinas para investigar el tema entre las etnias del lugar. El pasado viernes, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) aseguró que la recesión provocada por el COVID-19 podría "poner a 130 millones de personas en situación de extrema pobreza", lo que contrasta con el anuncio chino. Guatemala: Hay más movilizaciones, pero Giammattei sigue firme En Guatemala, las manifestaciones ciudadanas persisten pese a que el gobierno del presidente Alejandro Giammattei decidió retirar el presupuesto que había desencadenado intensas protestas en todo el país centroamericano durante el fin de semana. Manifestantes lanzan retratos de congresistas durante las protestas en el Congreso de Guatemala en noviembre de 2020 © AP PHOTO / OLIVER DE ROS Guatemala en llamas: de dónde viene la crisis que golpea al país centroamericano "El presupuesto fue la gota que derramó el vaso. Hay una serie de tensiones por un proceso de polarización política y por este año por el encierro y de crisis económica, que exacerba las tensiones y las emociones", dijo a Voces del Mundo el politólogo Hugo Novales. Si bien "el presidente cuenta con una popularidad muy baja, tiene un cierto control de las instituciones que podrían ponerle un freno". "El presupuesto fue aprobado con dos tercios del Congreso, a pesar de que el presidente tiene el 10 por ciento de los votos", agregó. El académico de la Universidad Rafael Landívar observó además que "el sector privado organizado, que se opuso al presupuesto, finalmente se sumó al llamado al diálogo del presidente". Por su parte, "los partidos de izquierda no han logrado en este primer año de gobierno articular una alianza de oposición", dijo. "Si bien hay una fuerte oposición al gobierno, buena parte de la opinión publica también es muy conservadora", explicó Novales. "La Unidad Nacional de la Esperanza, del expresidente Álvaro Colom y de Sandra Torres, es un partido muy moderado, muy corrido al centro y en un proceso de crisis interna, dividido en dos facciones, incluso una de ellas que se ha aliado con la coalición de Giammattei", apuntó el entrevistado. Sobre la influencia de las movilizaciones en países de la región, aseguró que "resultan motivadores para los estudiantes universitarios, pero por la desarticulación de los partidos de izquierda, no parece que vayamos en la misma dirección". Foto grupal para la cumbre anual del G20 © REUTERS / NAEL SHYOUKHI La crisis del coronavirus domina la cumbre del G20, la primera a distancia En el programa se informó a su vez acerca de diversos anuncios y posturas en la cumbre virtual del G20, en la que Arabia Saudí ofició de país anfitrión; las protestas en Francia contra el proyecto de ley que prohíbe grabar a la Policía; y las manifestaciones en Chile que exigen la renuncia del presidente Piñera y la liberación de presos políticos. También se comentaron la salida de Estados Unidos del tratado de Cielos Abiertos de control de armamento y las conversaciones entre las cancillerías de Argentina y Bolivia en torno a la liberación del periodista argentino Facundo Molares, detenido durante el golpe de Estado de 2019 y con un delicado cuadro de salud. El equipo de 'Voces del Mundo' está integrado por Telma Luzzani, Néstor Restivo, Mercedes López San Miguel, Franco Luzzani, Patricio Porta y Diana Martínez Tancredi. Este programa se emite en vivo por Radio Cooperativa de lunes a viernes de 14 a 15, hora argentina.

lunes, 23 de noviembre de 2020

Dios puede ser rojo

Reseña de Cristianismo de Liberación. Perspectivas marxistas y ecosocialistas, de Michael Löwy ¿Dios puede ser rojo? Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Jon E. Illescas | 21/11/2020 | Cultura Fuentes: Rebelión En marzo de 1871, Karl Marx, por aquel entonces ocupado en defender La Comuna de París desde su posición de dirigente de la Internacional, tuvo tiempo de proseguir sus estudios históricos robándole tiempo a la noche, es decir, a su vida. Así, en una carta íntima dirigida a Engels, que no vio la luz hasta mucho después gracias al trabajo de Riazánov al frente del Instituto Marx-Engels de Moscú, tratando el tema del atraso del movimiento obrero en América Latina respecto al europeo, le escribió a su querido amigo: La religión cristiana ha servido, y todavía sirve, de ideología justificadora de la dominación de los poderosos. El cristianismo ha sido en América Latina una religión funcional al sistema. Sus ritos, templos y obras han contribuido a canalizar la insatisfacción popular hacia un más allá totalmente desconectado del mundo presente, por lo cual el cristianismo ha frenado la protesta popular frente a un sistema injusto y opresor. Bien, nada nuevo, dirán ustedes. No en vano, ya en 1844, en un artículo sobre la Filosofía del derecho de Hegel, Marx había escrito aquel lema que se quedó grabado para todos los comunistas como estribillo de una canción inmortal cuando aseguró que “La religión es el opio del pueblo”. Sin embargo, el problema radica en que pocos conocen el resto de la letra: La miseria religiosa es, a la vez, la expresión de la miseria real y una protesta contra esa miseria. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como el espíritu de un mundo sin espíritu. [Ahora sí el estribillo] Es el opio del pueblo. Interesante, no solo opio sino protesta. Sin embargo, algunos marxistas tienen todavía un problema mayor que enfrentar y es que la primera cita con la que abrí el texto sobre la religión como funcional a un sistema opresor y como freno para las protestas en Latinoamérica no es de Marx. ¿Disculpe? ¿Nos ha engañado desde el principio? ¡Mentiroso!, ¡trilero!, dirán ustedes. ¡Utilizando el nombre del gran Karl en vano! Disculpe el engaño, pero fue breve y por una buena causa. Verá, resulta que la cita es de… ¿Engels?, ¿Lenin? ¿Gramsci? ¿quizás del comunista peruano Mariátegui? No, ¡de los obispos! Repito: de los obispos católicos. En concreto, del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).[1] Pues bien, para entender esta frase y la complejidad de lo que con acierto Michael Löwy, el autor del libro que nos ocupa (marxista y ateo, por cierto), denomina el “cristianismo de liberación”, nada mejor que leer su nuevo volumen recientemente publicado en El Viejo Topo: Cristianismo de liberación. Perspectivas marxistas y ecosocialistas (2019). Esta obra expone de un modo riguroso los puntos de intersección y el diálogo que el cristianismo de izquierdas (principalmente católico pero también protestante) ha tenido con el marxismo y el socialismo a lo largo de la historia. Insignes nombres visitan sus páginas, desde Ernst Blochhasta Frei Betto, desde Walter Benjamin hasta Gustavo Gutiérrez, desde Mariátegui (ahora sí) hasta el MST brasileño, la Revolución sandinista o el Papa. ¿El Papa? ¡Por Dios y por los Santos! ¿Es que nos estamos volviendo locos? Bueno, relájese y recuerde la primera cita querido camarada, el mundo es más complejo de lo que a primera vista pudiera parecer. La dialéctica marxista no es maniquea sino dialógica. Necesitamos estudiar la realidad para poder cambiarla y no basta con decir “la religión es el opio del pueblo” porque ni siquiera Marx, ateo militante, dijo tal cosa. Tampoco Engels, Kautsky ni Rosa Luxemburg, también ateos, afirmaron tal gilipollez, si me permite la malsonante pero tan cotidiana palabra. Ellos establecieron conexiones entre los primeros cristianos y el movimiento comunista moderno. ¿Y qué decir de Gramsci que estudió la fortaleza de la Iglesia a través de los diferentes modos de producción para inspirarse en la reforma moral e intelectual que el movimiento comunista debería enarbolar para construir una nueva hegemonía? Afirmar que la religión es el opio del pueblo, así a lo bestia, o que los religiosos son poco menos que menores mentales de edad, es autorretratarse como un zoquete encantado de conocerse tras haber leído en oblicuo y no haber entendido nada (con esa perspectiva rara vez se entiende). Lanzar a los cuatro vientos tales aseveraciones es delatar que ese alguien es un comunista muy poco instruido. Justo lo contrario a lo que debe aspirar un buen comunista, por muy ateo y materialista que sea. Este libro de Löwy es un buen principio para que los marxistas nos alfabeticemos en el indudable potencial que tienen algunas formas de religión para cambiar el mundo y no solo para frenarlo (algo por todos conocido, desde iletrados adolescentes con acné enganchados al Fornite hasta los propios obispos católicos).En este libro, su reconocido autor se apoya en el cristianismo de liberación y en el fructífero papel que han tenido en los procesos revolucionarios en diversos países latinoamericanos y en el movimiento obrero europeo. Por esta razón, el PCE y el PCI tuvieron desde los años cincuenta del pasado siglo una acertada política hacia el mundo cristiano de izquierdas. Lo que les hizo difundir el programa comunista, la crítica marxista al capitalismo y el materialismo histórico entre importantes e infrecuentados sectores donde su mensaje podía caer en tierra fértil y florecer. El libro del intelectual franco-brasileño está organizado en cinco partes. En la primera, el autor analiza las relaciones entre religión, economía y política. En la segunda, la temática continúa con las aportaciones específicas de autores como Ernst Bloch, José Carlos Mariátegui y Walter Benjamin. En la tercera y cuarta (realmente inspiradora y vibrante por los acontecimientos históricos de liberación que describe), se centra en la experiencia latinoamericana de diálogo entre el cristianismo de liberación y las organizaciones revolucionarias de izquierda en la región. La última parte de la obra es un compendio de trabajos sobre el diálogo entre cristianismo de liberación y ecosocialismo. En este sentido, sus páginas se despiden con una interesantísima entrevista a Löwy realizada por Rafael Díaz-Salazar, referente gramsciano internacional y experto en sociología de las religiones que, con sus preguntas y las respuestas del marxista francés, ponen el broche ilustrado a un libro necesario para la izquierda. No cometamos el error de reclamar la autoría de la rueda cuando hay tanto producido y reflexionado antes que nosotros. Los marxistas no podemos ser ni pequeñoburgueses intolerantes y dogmáticos con el hecho religioso (habría que recordar lo que predicaba entre sus camaradas Ho Chi Minh respecto a ser respetuosos con las creencias de los campesinos o lo que afirmaba Lenin respecto a incluir a los creyentes en el partido) ni anarquistas de adoquines que afirmen que “no hay mejor Iglesia que la que arde”. Al contrario, los comunistas utilizamos el fuego interior que arde con el material inflamable de las injusticias de la sociedad de clases actual para construir un mañana mejor desde lo mejor del pasado y el presente, aprendiendo a diferenciar la paja de la aguja. Porque la aguja, pese a su tamaño, puede cortar y cortarnos. Como afirmó un tal Jesús de Nazaret: antes entra por su cabeza un camello que un rico al Reino de los Cielos. No seamos menos que esos sufridos jorobados. Nuestro reino y cielo se llaman socialismo y se construye en este mundo. El camino será largo, sufrido y tendremos que atravesar más de un desierto. Así que más vale que estemos acompañados de todos los que queramos recorrerlo con lucidez, pasión, entrega y compañerismo. Todos podremos aprender como camaradas, compañeros, hermanos. ¿Acaso no deberían ser sinónimas esas hermosas palabras? ¿O la lengua de los revolucionarios será tan parca, obtusa y empobrecida?¿No debemos ser lo mejor del pasado fortalecidos y propulsados como un cohete hacia a un mañana luminoso a partir de los pretendidos desechos del presente? No en vano, todos los citados (camaradas, compañeros, hermanos) han decidido asistir a una fiesta que tiene una puerta de entrada bien estrecha. No la hagamos más o moriremos aplastados. Desde el camarada ateo marxista-leninista hasta el creyente que también lucha por el socialismo o el cura de izquierdas del barrio, todos podemos unir fuerzas. Löwy nos da muchas razones para ensanchar la puerta de la esperanza simplemente analizando las experiencias revolucionarias donde marxismo y cristianismo se han dado la mano. Confrontémoslas, abramos la mente y los corazones. Aprendamos de ellas. Dejemos que sean otros los nuevos inquisidores. Jon E. Illescas es doctor en Sociología y autor del libro Educación tóxica. El imperio de las pantallas y la música dominante en niños y adolescentes (El Viejo Topo, 2019) además de director y presentador del programa Tu YouTuber Marxista .Artículo finalizado el 19 de noviembre de 2020. Nota: [1] Löwy, 2019, pp. 200/201.

En Guatemala estamos indignados

En Guatemala estamos indignados Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Mariano González | 23/11/2020 | América Latina y Caribe Fuentes: Rebelión [Imagen: Congreso de Guatemala en llamas. APNews] El sábado 21 de noviembre miles de personas salimos a manifestar en contra del gobierno del presidente Alejandro Giammatei, de los diputados del Congreso y de un sistema político corrupto hasta la médula. Hay varias razones para protestar. Desde el inicio de la pandemia por Covid-19, el gobierno ha aprobado préstamos cuyo fin supuesto es luchar contra la enfermedad pero que, en realidad, se han ido a los bolsillos de los gobernantes. Hay acusaciones directas de corrupción que la Fiscal del Ministerio Público no ha investigado. La gota que rebalsó el vaso, fue la aprobación acelerada del presupuesto 2021 que disminuye fondos para la desnutrición (cuyos niveles son alarmantes) y aumenta el presupuesto para alimentación de los diputados, entre otros graves problemas. Todo ello en un contexto en el que los hospitales están sin medicinas, los médicos sin pagos y los números de la pandemia suben. La economía se ha resentido, miles de personas han perdido sus trabajos y los precios de alimentos y otros bienes han subido. Por ello, se convocó a manifestar a distintas “plazas” del país, incluyendo la “Plaza de la Constitución” (antiguo parque central) y lugar en el que tradicionalmente confluyen muchas protestas del país. Sin embargo, varias cosas cambiaron respecto a las multitudinarias manifestaciones de 2015, contra la corrupción del gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. Las principales exigencias eran la renuncia del presidente y de los congresistas, el cese a la corrupción y la anulación del presupuesto 2021. Pero también se portaban miles de carteles con otras variadas exigencias, incluyendo una Asamblea Constituyente. Ya no hubo una sola manifestación en la plaza. Jóvenes, muchos de ellos estudiantes, se dirigieron al Congreso de la República y, en un incidente que está por esclarecer, se prendió fuego a unas ventanas del edificio que alberga al repudiado Congreso y algunos manifestantes entraron a destrozar el odiado lugar. Hay versiones que fueron infiltrados del propio gobierno para justificar la represión subsiguiente, pero también es posible que los ánimos de los manifestantes estuvieran mucho más caldeados. Posteriormente, la policía antimotines se dirigió a la Plaza de la Constitución donde la concentración era totalmente pacífica, mientras cientos de jóvenes trataban de impedir la acción de la policía. A los manifestantes se les tiró bombas lacrimógenas y se les persiguió. Esta acción de jóvenes de ambos sexos, retrasó la llegada de los antimotines y permitió que la concentración principal manifestara durante un buen tiempo sin sufrir los efectos de las lacrimógenas. Sin embargo, los antimotines sí llegaron a tirar bombas a la Plaza y afectaron a niños, niñas, adultos y personas de la tercera edad. En otros puntos del país también hay informes de la policía atacando las manifestaciones pacíficas y en el resto de la tarde y noche del sábado, el centro de la ciudad fue testigo de diversos enfrentamientos, muchos de ellos captados por los teléfonos de los manifestantes. Se capturó a más de 40 personas, incluyendo mujeres y hombres periodistas. ¿Se está a las puertas de otro ciclo de protestas similar al de 2015? ¿Alcanzará niveles de confrontación violentos? Lo que queda claro es que existe un sentimiento de cólera e indignación en contra del gobierno, que fue expresado de distintas formas (pacíficas y violentas), mientras el gobierno no puede/ no quiere dar una respuesta a las exigencias ciudadanas. Las calles y las redes sociales parecen empezar a arder.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Petición: La Unión Europea debe respetar el resultado de las elecciones del 6D en Venezuela

Petición: La Unión Europea debe respetar el resultado de las elecciones del 6D en Venezuela Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Les 2 Rives | 19/11/2020 | Venezuela Fuentes: Les 2 Rives El 6 de diciembre de 2020, tal como lo estipula su Constitución, los ciudadanos venezolanos están convocados a elegir nuevos representantes a la Asamblea Nacional. Además de la pletórica diversidad de propuestas políticas (107 partidos en liza, 14.400 candidatos para los 277 escaños parlamentarios), esta elección representa, sobre todo, una salida democrática, legal y pacífica de la crisis política e institucional generada, en enero de 2019, por la autoproclamación de Juan Guaidó como «presidente interino» de Venezuela. En el transcurso del año 2020, las discusiones entre el gobierno y la oposición decidida a retomar la senda constitucional han llevado al establecimiento de nuevas garantías electorales, aceptadas unánimemente por todas las tendencias políticas involucradas en este proceso electoral. A pesar de sus reiterados llamamientos al diálogo en Venezuela, la Unión Europea se negó a aceptar este nuevo consenso democrático. Y decidió, finalmente, rechazar la invitación del Estado venezolano a enviar observadores para garantizar el buen desarrollo de los escrutinios. Esta contradicción es producto de la permanente presión de la administración de los Estados Unidos, inmersa en una operación cuya prioridad no es el respeto a la democracia o a los procesos electorales, sino el “cambio de régimen”, cueste lo que cueste. Este alineamiento con la política de los halcones de Washington es una grave señal de abdicación de una política exterior independiente que se venía exhibiendo en numerosos discursos de intención. Si la Unión Europea apostara verdaderamente a ser un vector de paz en un mundo de turbulencias, no debería sostener la vía de la violencia y de la confrontación en Venezuela. Por eso pedimos a la Unión Europea que respete el resultado electoral del próximo 6 de diciembre, y apoye la voluntad democrática de los venezolanos. Para ver la lista de primeros firmantes, haga clic aquí Añado mi firma Fuente: https://www.les2rives.info/petition6d_esp

miércoles, 18 de noviembre de 2020

el pueblo ganó a los golpistas bolivianos

el pueblo ganó a los golpistas bolivianos Sputnik / Sebastián Ochoa FIRMAS 11:23 GMT 18.11.2020(actualizada a las 16:03 GMT 18.11.2020)URL corto Por Vicky Peláez 3490 Síguenos en Los golpes de Estado no son nada nuevo en América Latina y representan una realidad latente en el transcurso de toda la historia republicana del continente. Siempre han sido sangrientos, y los gobiernos instalados de esta manera permanecían en el poder durante muchos años. Luchar, vencer, caerse, levantarse, luchar, vencer, caerse, levantarse. Hasta que se acabe la vida, ese es nuestro destino (Álvaro García Linera, 2019). Por eso el rápido final del último golpe de Estado en Bolivia, que duró apenas 11 meses, sorprendió y dejó atónitos a todos los analistas del mundo que pronosticaban una vida larga al nuevo Gobierno de facto en el país instalado con el auspicio de Washington. El golpe militar en Brasil duró 21 años, en Chile 17 años, en Uruguay 12 años, en Argentina 7 años y el Gobierno de Banzer en Bolivia 7 años. Jeanine Áñez, presidenta transitoria de Bolivia © AP PHOTO / JUAN KARITA Jeanine Áñez y la larga e inútil lucha contra el MAS Entonces, ¿qué es lo que pasó realmente para que el Gobierno de facto encabezado por Jeanine Áñez tuviera que ceder el poder al Movimiento Al Socialismo (MAS) a través de las elecciones que los golpistas trataron de posponer tres veces y finalmente tuvieron que retirarse después de un rotundo triunfo del partido azul (MAS) en la contienda presidencial? Para tratar de descifrar el fracaso rápido de la derecha boliviana, que llegó al poder por medio de un golpe de Estado, habría que recalcar que la élite boliviana apenas obtuvo el poder que se olvidó enseguida de su consigna de "recuperar la democracia de la dictadura masista". En vez de la tal democracia los golpistas impusieron una dictadura real en pro de las clases medias urbanas tradicionales, burguesas y de las élites económicas 'blancas' excluyendo a los indígenas rurales y las clases populares urbanas que son la inmensa mayoría. Se produjo enseguida un intento de retroceso de Bolivia al período anterior a Evo Morales que el estudioso boliviano René Zavaleta Mercado (1937-1984) definió como prevalencia de la sociedad abigarrada caracterizada por la yuxtaposición en relaciones asimétricas de poder entre distintas culturas que producía "un desfase entre el Estado y la sociedad civil, una reducción histórica oligárquica, ciega señorial y ajena a las cualidades sociales reales de la sociedad boliviana marcadamente indígena". Por supuesto, la mayoría de los ciudadanos bolivianos no estaba lista para aceptar el retroceso drástico en todas las conquistas populares alcanzadas durante casi 14 años bajo el liderazgo de Evo Morales. En solo 11 meses el Gobierno de facto destruyó los adelantos económicos y eliminó los programas sociales del Gobierno del MAS y dejó la economía, según el nuevo presidente de Bolivia, Luis Arce, "con cifras que no se veían ni en una de las peores crisis en la década de los ochenta del siglo pasado. Han aumentado el desempleo, la pobreza y las desigualdades". A la vez, la fuerte represión desatada tras el golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019 contra el legítimo presidente Evo Morales por la Policía y fuerzas militares que se solidarizaron con la extrema derecha persiguiendo a los militantes del MAS y a los miles de manifestantes que protestaban, provocó un rechazo y repudio de la mayoría de los bolivianos. Todo lo relacionado con el concepto de un Estado plurinacional fue rechazado por el Gobierno de facto, calificando Jeanine Áñez a los masistas de "indios y bestias salvajes". Los grupos paramilitares haciendo gala de su impunidad se encargaron de hostigar no solamente a los exdirigentes y militantes del MAS, sino a cualquier persona que expresaba su simpatía a este partido. No hay que olvidar que el primer anuncio de Jeanine Áñez al entrar al Palacio Quemado fue: "Gracias a Dios, ha permitido que la Biblia vuelva a entrar al palacio presidencial. Que él nos bendiga y nos ilumine". Precisamente usando esta iluminación y bendición el Gobierno firmó el Decreto Supremo 4078 bajo el cual las fuerzas militares y policiales desataron una masacre de bolivianos en noviembre de 2019 que protestaban contra este Gobierno ilegítimo en Sencata (El Alto), Sacaba (Cochabamba) y Yapacani (Santa Cruz) segando la vida de los 37 ciudadanos del país y dejando heridos. Desde aquel trágico noviembre el Gobierno adoptó una política de violación sistemática de los derechos humanos de su pueblo y la persecución judicial de sus opositores políticos acusándolos sin ninguna prueba de actividades terroristas. Hugo Chávez vuelve al palacio de Miraflores, 14 de abril de 2002 © AP PHOTO / RICARDO MAZALAN Intervenciones de EEUU en América Latina, al detalle Uno de los casos de la impiedad de la dictadura del Gobierno de facto que recibió la cobertura internacional fue cuando una turba el día 6 de noviembre de 2019 detuvo a la alcaldesa del poblado de Vinto de Cochabamba, Patricia Arce, y después los exaltados miembros de grupos paramilitares la golpearon, le cortaron el cabello, le pintaron la cara de rojo y la obligaron a caminar descalza, escupiéndole y vejándola durante horas. Por supuesto, estas aberraciones del poder produjeron el rechazo inclusive de los sectores de la clase media, que dieron la bienvenida al golpe de Estado promovido por la cúpula de la Iglesia católica y la evangélica boliviana, la élite nacional, los partidos de la oposición, la embajada de Brasilia, la Fundación Jubilee y en especial, por Washington, que tuvo un apoyo incondicional en esta tarea de Bruselas. El secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, "tuvo una responsabilidad mayúscula en la caída de Evo Morales que él admite sin ruborizarse y hasta se enorgullece de haber contribuido a los cambios de régimen en Bolivia". Estados Unidos estaba interesado en una de las reservas más grandes del planeta de litio que poseía Bolivia, de unos 21 millones de toneladas certificadas, y estaba preocupado por el anuncio de Evo Morales al comienzo de 2019 sobre la pronta firma de un contrato entre Bolivia y China (Xinjiang TBEA Group Baocheng) para la extracción de este mineral y la producción de baterías y otros productos utilizando litio y dejando el 51% de las acciones para Bolivia y el 49% para China. La inversión inicial era de 2.300 millones de dólares. Washington no podía permitir que China lo adelantase en este negocio, e instigó un golpe de Estado presionando a los militares bolivianos. Las elecciones en Bolivia © REUTERS / DAVID MERCADO Iglesias, grupos violentos, sectas y militares retirados conspiran contra el nuevo Gobierno en Bolivia Como declaró el congresista republicano estadounidense Richard Black en junio de 2020, "hubo preocupación de nuestra parte de que los chinos podrían comenzar a ejercer influencia dentro de Bolivia y que de alguna manera podría haber hecho más difícil que EEUU obtenga litio en Bolivia". Elon Musk, el magnate multimillonario (el quinto hombre en el mundo con más de 100.000 millones de dólares), emprendedor sudafricano nacionalizado canadiense y estadounidense y dueño de fábricas de carros eléctricos, fue más directo al declarar sobre el golpe de Estado en Bolivia que "daremos un golpe de Estado a quien queramos. Y que lo tomen como un hecho, así no más". Mucho antes de la preparación del contrato con los chinos, el Gobierno de Evo Morales había firmado un contrato con la empresa alemana ACI Systems con el fin de instalar una planta de materiales catódicos y baterías de ion litio destinados al mercado europeo, dejando prácticamente fuera a EEUU del proyecto de industrialización de litio boliviano. El primero de octubre del año pasado, Evo Morales sorprendió al mundo entero al presentar el primer carro eléctrico producido en Bolivia por la empresa nacional Industrias Quontum Motors, que funcionaba con baterías de litio procedente del salar Uyuni Potosí. No es de extrañar que el Gobierno de facto de Jeanine Áñez se deshiciese del contrato con ACI Systems y se quedasen en nada las conversaciones con la empresa china Xinjiang TBEA. También el Gobierno cerró la planta de urea y amoniaco en Bulo-Bulo, Cochabamba, inaugurada en 2017 que también producía oxígeno, tan necesario en estos tiempos de pandemia, ocasionando una pérdida de 120 millones de dólares. El proyecto entre Bolivia y Rosatom de Rusia de construcción de un centro de investigación nuclear en la ciudad El Alto ubicado a casi 4.100 metros de altura firmado en 2017 fue también paralizado. No obstante, al día siguiente de la partida de Evo Morales al exilio en México el 12 de noviembre de 2019, el Gobierno de facto, según la publicación Global Research, saqueó el Banco Central su oro y grandes cantidades de dólares y, se supone, los envió a EEUU para comprar armas para reprimir a su pueblo. Ya en los primeros días de su Gobierno Jeanine Áñez se empeñó en restablecer relaciones diplomáticas con EEUU e Israel, y solicitó al departamento de Estado norteamericano el retorno de la Usaid y de la DEA a suelo boliviano. En marzo pasado los expertos de inteligencia de América del Sur y de Estados Unidos se dieron cita en La Paz para el Primer Congreso Internacional de Agencias de Seguridad de América para proteger el continente del crimen organizado y el terrorismo. Los golpistas esperaban ayuda inmediata norteamericana tanto financiera como moral y técnica, pero sus deseos no se cumplieron porque EEUU estaba enfrascado en su lucha electoral y en su revolución de colores. Simplemente Washington no tenía tiempo para prestar una atención detallada a Bolivia. Lo mismo pasó con Bruselas, sumergida en su lucha contra la pandemia y la crisis económica. De esta forma el Gobierno de facto se quedó desprotegido y prácticamente abandonado por los grandes y poderosos de este planeta La bandera de EEUU y el emblema de China © AP PHOTO / ANDY WONG El dragón hace temblar al águila: EEUU teme perder América Latina ante el ascenso de China Esperaban privatizar todo lo que pudieran y entregar los recursos naturales, pero en las condiciones de una severa crisis económica mundial no pudieron hacerlo. Lo único que les quedaba era robar el dinero público y aprovecharse de la pandemia para hacer un negocio redondo con respiradores y con todos los utensilios médicos que se necesitaban para combatir el COVID-19 que estaba azotando al país. Actualmente hay 43 procesos judiciales por robo del dinero relacionado con la salud de la población. Después del golpe, Áñez y su Gobierno no supieron gestionar el Estado, no tenían un plan de Gobierno y la única idea que los iluminaba era imponer el neoliberalismo en Bolivia sin saber claramente cómo hacerlo. Así el país entró en una crisis interna caracterizada por el desgobierno. En nueve meses de administración de la presidenta interina se registraron 13 cambios de ministros por renuncia, destitución y sustitución de estas autoridades. También Jeanine Áñez determinó la eliminación de tres ministerios: el de Cultura, el de Comunicación y el de Deportes. Después de los primeros tres meses de gestión de los golpistas, se inició una destrucción económica del país, sumergido en una severa crisis económica agravada por la pandemia. El PIB, que en 2019 alcanzó los 40.000 millones de dólares, cayó un 11% tras 11 meses de Gobierno de facto. La deuda externa aumentó en 1.500 millones de dólares y las reservas internacionales bajaron de 8.900 millones a 6.800 millones de dólares. La informalidad está rondando el 80% de la Población Económicamente Activa (PEA) y el desempleo aumentó del 4% al 30%. Ello se tradujo en dos millones de nuevos pobres, y la clase media tanto tradicional como nueva entró en una etapa de empobrecimiento. Luis Arce, presidente electo de Bolivia © REUTERS / UESLEI MARCELINO Arce, la nueva cara intelectual del socialismo boliviano Todo esto provocó el renacimiento de la lucha popular que se había replegado durante los primeros meses del golpe y la represión. Finalmente se logró tomar las calles y obligar al Gobierno de facto a convocar elecciones para el 18 de octubre pasado. El candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) renovado, el economista Luis Arce, y su compañero de fórmula David Choquehuanca ganaron la Presidencia y vicepresidencia de Bolivia con el 55,1% de los votos. Ahora les toca reconstruir un país saqueado. En su discurso de inauguración del nuevo Gobierno, Luis Arce, quien fue el autor y el ejecutor del programa económico de desarrollo de Bolivia en el Gobierno de Evo Morales desde 2006, declaró que "venceremos a la pandemia y a la crisis económica, como lo hicimos antes (...) Gobernaremos con responsabilidad e inclusión (...) Nos comprometemos a rectificar lo que estuvo mal y profundizar lo que estuvo bien". Así se cumplió en Bolivia el mensaje de la canción de Piero: Para el pueblo lo que es del pueblo, porque el pueblo se lo ganó. LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

martes, 17 de noviembre de 2020

Comentario Servicio Bíblico Latinoamericano Semana 22 al 28 de noviembre de 2020 – Ciclo A

Servicio Bíblico Latinoamericano Semana 22 al 28 de noviembre de 2020 – Ciclo A OBSERVACIONES - Cada día de la semana comienza una nueva página para facilitar la impresión independiente. Por ese mismo motivo no hay numeración de páginas. - En el tamaño de letra se ha intentado llegar a un equilibrio en ahorro de papel en la impresión y legibilidad. - Se ha renunciado al uso del color para facilitar la impresión. Esta opción y todas las anteriores, son modificables en su procesador de textos.  Domingo 22 de Noviembre 34o Ordinario Jesucristo Rey del Universo Cecilia, virgen y mártir (177) Ezequiel 34,11-12.15-17: Voy a juzgar entre oveja y oveja Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta 1 Corintios 15,20-26.28: Dios lo será todo para todos Mateo 25,31-46: El juicio de las naciones Problemática pastoral de la festividad de Cristo Rey Vamos a comenzar removiendo obstáculos, porque hay problemas respecto a los posibles significados de esta fiesta. Veamos algunos de ellos: a) El origen de esta fiesta y su contexto original. Esta fiesta fue establecida en un contexto anterior al Vaticano II, en 1925, por Pío XI, y con un espíritu muy cercano al de cristiandad, cuando el Vaticano expresaba claramente su deseo de que el cristianismo fuera la religión oficial de los Estados cristianos. Al confesar a Cristo como Rey universal, se quería con ello expresar el deseo de que también la Iglesia participara ya aquí en la tierra de esa realeza: una realeza de Cristo reconocida, que redundaba inevitablemente en una Iglesia respetada, favorecida por el Estado, con alto estatus en la sociedad, fuerte y organizada, que, aunque no podía ya revestirse de poder político temporal, al menos podía participar de él por una relación estrecha y armoniosa con los poderes sociales. Durante mucho tiempo, el título de "Cristo Rey", el "reinado social del Corazón de Jesús"... incluyeron esos aspectos de auto-encumbramiento de la Iglesia, olvidando que la práctica de Jesús de Nazaret fue muy distinta, incluso totalmente contraria. (¡Cuántas congregaciones religiosas con esos nombres...!). b) El concepto de Reino monárquico. El Reino no es hoy día la forma más frecuente de organización sociopolítica. La mayor parte de los países son repúblicas, de diferentes rostros, y los reinos que persisten, ya no lo son en su forma clásica, sino en adaptaciones a la cultura política actual (por ejemplo las monarquías "parlamentarias") que niegan en el fondo la esencia misma de lo que era un "reino" (pues ahora «el rey reina pero no gobierna»... ya no es lo que fue). Aun siendo conscientes de la limitación inevitable que todo lenguaje teológico tiene por su misma naturaleza analógica, figurada, simbólica, apofática... cada vez más se viene insistiendo en que la palabra "reino" no sería ya la más adecuada para expresar la utopía bíblico-mesiánica del «Reinado de Dios» del que hablaron los profetas y Jesús, porque en esta altura de la historia la palabra «Reino» ya no expresa una forma de organización sociopolítica deseable para los humanos. Cada vez se evidencia más la dificultad de hablar de Dios (y de Cristo) como "rey", y de su proyecto escatológico como un "reino". ¿Estamos seguros de que un reino, una monarquía, podría ser una analogía del “Reino de Dios” realizado? La realización del reino de Dios, ¿no exigiría la superación de muchos aspectos de lo que es una monarquía, un “reino”? ¿Acaso una comunidad cristiana puede ser comparada con un «reino», con una «monarquía»? ¿Y una familia, puede ser comparada? Pablo Suess propuso hace tiempo la expresión "democracia participativa del RD", para corregir la evocación que el término clásico conlleva. Es bueno aludir con frecuencia a esa insuficiencia de la expresión clásica, para hacer caer en la cuenta a los oyentes, y para liberar al contenido (el Reino mismo, el significado), de las limitaciones del significante (una palabra no completamente adecuada). En vez de hablar del «Reino» de Dios, puede ser mejor hablar del Proyecto, de la Utopía de Dios...: queremos «construir la Democracia de Dios, cósmica, pluralista, inclusiva, y por eso, amorosa, encarnación viva del Dios de los mil rostros, colores, géneros, culturas, etnias, sentidos...». c) Connotación de género en la palabra "Reino". Es útil saber que en el ámbito de la teología feminista angloparlante se rechaza también la expresión (God's Kingdom), a causa de su machismo larvado (kingdom alude directamente a king, no a queen...). En español no tenemos ese problema en esta expresión, pero el saber que existe en otras lenguas invita a prevenirlo también en otros frentes. Los grandes temas de la fiesta de hoy y de la semana Hay varios grandes temas que podrían servir para orientar la reflexión de la homilía o la reflexión del círculo bíblico o la comunidad cristiana en torno a los textos de este domingo. Habrá que elegir entre ellos. Aquí sólo los apuntamos: a) El Reino de Dios, como contenido del mensaje de Jesús. Jesús nunca se proclamó Rey: nada más lejos de Él. Lo que Jesús hizo fue ponerse al servicio total del Reino, de forma que éste fue el centro mismo de su predicación y de su vida, la Causa por la que dio la vida. Importa pues hacer honor a la identidad verdadera de Jesús: Él no fue rey, ni lo quiso ser nunca, por mucho que algunos cristianos crean que llamándolo así lo honran... La intención puede ser buena, pero el título que de hecho se le atribuye no podría ser de su agrado. Jesús habló del Reino, fue su servidor y su mensajero, pero sus seguidores se olvidaron del Reino. y lo constituyeron a él como el Reino mismo, como el Rey... El mensaje fue sustituido por el mensajero. Jesús nos indicaba el Reino, como la Causa por la que estaba apasionado y por la que dio su vida, y un buen grupo de seguidores se olvidaron de esa causa, y se enamoraron de Jesús. Es preciso volver a Jesús, y su Causa... Para hablar concretamente del Reino es bueno reparar en el texto del prefacio de esta fiesta, que da una «descripción» muy plástica de su contenido. Esa idea fue recogida en el conocido estribillo del Salmo 71 del compositor Manzano, que dice: «Tu Reino es Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es Justicia... es Paz... es Gracia... es amor, ¡venga a nosotros tu Reino, Señor». Bien glosada, y debidamente justificada esa perspectiva teológica, puede ser un buen guión para la homilía. Y no debería faltar ese canto en la celebración de hoy. b) La relación entre cristocentrismo y reinocentrismo. Una cierta interpretación de esta fiesta –muy común por lo demás en el cristianismo en general– propicia un cristocentrismo exagerado, absoluto, que no hace justicia a la verdad de la revelación, al mensaje real de Jesús, a lo que Jesús realmente dijo, no a lo que después dijeron que había dicho. Importa pues pastoralmente discernir una «correcta jerarquía de valores», que la teología de la liberación fue la primera que dio en llamar "reinocentrismo", con tal fuerza de persuasión, que no hay teología ni espiritualidad honesta que se puedan resistir. c) El mesianismo de Jesús. La aclamación o la espera de Jesús como Rey se dio en el contexto del mesianismo: se esperaba un liberador. Hoy la postración es tal que ni siquiera se espera nada, pudiendo hacer de la aclamación de Jesús como Rey algo bien alejado de lo que el mesías supuso realmente para los que lo esperaron. d) La dimensión escatológica: el final de los tiempos, nuestro ineludible caminar en la historia, el "juicio final"... El final del año litúrgico nos hace tematizar en nuestra reflexión el final mismo de la historia, y el final también de nuestras vidas personales. Pero ya en un contexto mental diferente, en el que sabemos que nuestra aventura humana no es la razón del cosmos, que el mundo no acabará el día que Dios decida acabar el ciclo de la humanidad y pasar a la vida eterna, y que no se trata de que estemos aquí para una prueba que se verificará en el día del juicio final, tras lo cual iríamos al cielo o al infierno... El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 100 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «El juicio de las naciones». El guión, el audio y un comentario teológico pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/100-el-juicio-de-las-naciones/ La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un capítulo (5 minutos de entrevista con Jesús que vuelve a la Tierra) titulado «¿Fin del mundo?», relacionado con el escenario en el que transcurre la imagen del evangelio de este domingo; puede ser recogido en: https://radialistas.net/89-fin-del-mundo/ Para la revisión de vida - El Reino de Dios fue el “leit motiv”, el estribillo de la vida de Jesús, el centro de su predicación, el motivo de sus milagros, la razón de ser de su fidelidad hasta la muerte, la corona de su resurrección. ¿Qué es para mí el Reinado de Dios? ¿Está también en el centro de mi vida? ¿Es mi «Causa», como fue la de Jesús? - Tal vez yo soy de los muchos a quienes la expresión «Reino de Dios» «vela más que revela» el valor supremo de la vida de Jesús... ¿Me he preocupado por renovar mi comprensión de esa Utopía de Jesús, y de re-formularla adecuadamente? Para la reunión de grupo - Basándose en este texto del evangelio, se dice en la teología latinoamericana que, al fin y al cabo, los pobres (el amor efectivo hacia ellos, la opción por su causa) son el «único sacramento universal e imprescindible para la salvación». Todos los demás sacramentos, no son ni tan universales, ni tampoco imprescindibles. Comentar la frase y el tema. - Si Jesús no fue rey históricamente –bien lejos que estuvo de serlo–, ni se llamó rey, ni dejó que le llamaran así, ni le hubiera gustado que le llamaran así... ¿tiene sentido que nosotros le aclamemos con ese título? ¿Por qué? ¿Podría un cristiano o una comunidad, desde su sensibilidad religiosa y su posición teológica personal, rechazar el dar ese título a Jesús, o ese título expresa un dogma? ¿Puede un cristiano ignorar o rechazar una advocación, una devoción, incluso una devoción oficial? ¿Por qué? - La llamada “parábola del juicio final” nos cuenta claramente cuál es el criterio con el que «se nos va a examinar»: “tuve hambre y me diste de comer...”. ¿Me doy cuenta de que Dios no nos está pidiendo que hagamos nada «religioso», sino, sencilla y llanamente, que nos preocupemos del prójimo y lo ayudemos en todo lo que podamos? - Contemplemos una imagen tradicional de “Cristo Rey”: corona, cetro, trono, ropaje... Hagamos un análisis simbólico de la imagen: ¿Qué evoca cada uno de estos elementos simbólicos en la mente o en la piedad de un cristiano/a sencillo/a? Hagamos a continuación un análisis teológico de lo expresado en la pregunta anterior. ¿Cómo calificar esas evocaciones? ¿Cuáles son evangélicas y cuáles antievangélicas? ¿En qué y por qué? - Utilizar el episodio nº 100 de la serie radiofónica "Un tal Jesús" –citado más arriba– para una reunión de trabajo en el grupo o la comunidad. Tanto el texto como el audio –así como un sugerente comentario bíblico teológico– pueden ser tomados de https://radialistas.net/serie-un-tal-jesus/ - ¿Qué podemos sugerir al sacerdote para la homilía de esta fiesta? - Para la oración de los fieles - Por la Iglesia de Jesús, para que siga siempre los pasos de aquél no vino a ser servido sino a servir, roguemos al Señor... - Por todos los que ejercen poder y autoridad en este mundo, para que, como quería Jesús, acepten el poder como la herramienta que permite un servicio más universal y más eficaz, roguemos al Señor... - Por las religiones que -como en otro tiempo el catolicismo- todavía hoy pretenden estados confesionales, santas cruzadas o repúblicas religiosas, en las que una religión impone a la sociedad la "realeza" de un Dios intolerante y uniformizador: para que comprendan que Dios es amor y pluralidad, y que está contra toda manipulación de su nombre, roguemos al Señor... - Para que Jesús, el que "pasó haciendo el bien" y "se humilló pasando por uno de tantos" sea nuestro modelo, nuestro guía y -en ese sentido, sí- nuestro rey y nuestra fuerza en la "militancia" por el Reino de Dios, roguemos al Señor... - Para que los cristianos, y especialmente los teólogos, entremos cada vez más en el nuevo paradigma del diálogo de las religiones, para que siempre sospechemos desconfiadamente de todo planteamiento cristocéntrico que venga a reducirse de hecho en un planteamiento eclesiocéntrico, roguemos al Señor... Oración comunitaria - Oh Dios que quisiste fundar todas las cosas en tu amor universal a todos los Pueblos, y en tu comunicación multiforme e inefable con todos ellos. Haz que toda la Creación y la Humanidad, unidas por el Cuidado mutuo y el Diálogo, logre la plenitud del Amor hacia el que siempre le has estado atrayendo. Tú que vives y estás presente en todos los pueblos y religiones desde siempre y para siempre. Amén. - - Dios, Padre nuestro, que quieres que en nuestra vida nos veamos libres de toda esclavitud y que luchemos para liberar a los oprimidos, haciendo así presente tu Reino entre nosotros, te pedimos que guíes nuestros pasos para que construyamos un mundo en el que todos vivamos como hermanos, como auténticos hijos tuyos, en paz, en justicia y en libertad. Por Jesucristo. - - Dios nuestro y de todos los Pueblos, Tú que, de un modo u otro, esperas a la Humanidad revestido de todos los nombres, por los caminos de todas las religiones; haznos comprender que Tú no quieres encomendarnos una evangelización que someta a los pueblos, ni que arranque culturas y religiosidades, sino un diálogo que promueva el Amor y la Justicia, la Verdad generosa y la Vida para todos y todas. Tú que vives y estás presente en todos los pueblos y religiones desde siempre y para siempre. Amén.   Lunes 23 de Noviembre 34ª Semana Ordinario Miguel Agustín Pro (1927) Clemente I (97) Ap 14,1-3.4b-5: Han sido rescatados para Dios Salmo: 23: Estos son los que buscan al Señor Lc 21,1-4: Una viuda daba limosna Uno de los grandes misterios de la fe cristiana es la Encarnación del Hijo de Dios. Creemos en un Dios cercano y sencillo, que ve lo oculto, lo pequeño y conoce el valor de nuestros esfuerzos, esos que, probablemente, nadie valora. Tal como lo relata el evangelio de Lucas, las contribuciones que se depositaban en el templo para las fiestas eran destinadas a impuestos, ofrendas, leña, utensilios y mantenimiento del lugar. Algunos aportes eran voluntarios y se depositaban en cofres ubicados en el Atrio de las Mujeres. Allí estaría Jesús observando todo ese movimiento, pero tan solo aquella viuda pobre llamó su atención. Muchos de nosotros que trabajamos con niños, jóvenes, ancianos, enfermos, con personas carentes o simplemente con otros compañeros tenemos que aprender a observar al modo de Jesús y medir no con la misma medida a todos, sino a cada uno con la medida del esfuerzo que está a su propio alcance. ¿Cómo nos miramos a nosotros mismos?, ¿Sabemos valorar nuestros logros y esfuerzos cotidianos?   Martes 24 de Noviembre 34ª Semana Ordinario Andrés Dunc-Lac y comp. (1839) Ap 14,14-19: Ha llegado la siega Salmo 95: El Señor llega a regir la tierra Lc 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra Desde los inicios de la historia, el ser humano quiso ser como dios y construir una edificio tan alto para alcanzarlo. Las grandes construcciones, palacios, templos y monumentos son un fenómeno constante a lo largo de la historia de la humanidad, en todo tiempo y cultura. A medida que el tiempo avanza las grandes ciudades van concentrando mayor número de habitantes. Desde entonces y hasta hoy sucede algo similar: esas metrópolis constituyen un complejo entramado de diferencias sociales, culturales, políticas y económicas. El trabajo pastoral en las grandes metrópolis se enfrenta al desafío de especializarse cada vez más si es que pretende lograr algún resultado. Incluso afrontar el desafío de la falta de interés o atracción por la dimensión religiosa o la vida comunitaria. Las comunidades creyentes de hoy y del futuro en las grandes ciudades deben aprender a ser receptivas, comprensivas, acogedoras y servidoras de nuevas e impensadas formas de vida. ¿Seremos capaces de construir comunidades no con ladrillos de cemento sino con ladrillos de mayor humanización?   Miércoles 25 de Noviembre 34ª Semana Ordinario Luis y María Beltrame (1951/1965) Ap 15,1-4: Cantaban el canto del Cordero Salmo 97: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Lc 21,12-19: Todos les odiarán por causa mía Más de un 52% de la población mundial vive actualmente en las ciudades y se prevé que en el año 2050 este porcentaje aumente al 66-70%. Es por ello que la pastoral de las grandes ciudades es de estricta actualidad, considerando inevitablemente la sustentabilidad de la vida en ellas. Quienes tenemos un compromiso con el Evangelio desde la opción por los pobres sabemos que las periferias de las grandes ciudades son lugares donde se concentran las desigualdades más escandalosas de las metrópolis, donde tienen lugar las fronteras entre lo humano y lo inhumano, donde un clamor silencioso convive con el resplandor hipnótico de carteles luminosos que ofrecen paraísos inalcanzables para la mayoría. Hablar de Dios en las grandes ciudades corre el riesgo de tornarse un discurso más entre tantos otros. Por eso será indispensable que las comunidades creyentes hagan de las ciudades lugares humanamente habitables, accesibles y dignificantes, dando testimonio real y coherente de que es posible vivir el Evangelio en las grandes ciudades porque Dios también habita en ellas.   Jueves 26 de Noviembre 34ª Semana Ordinario Santiago Alberione, fundador (1971) Ap 18,1-2.21-23; 19,1-3.9a: ¡Cayó la gran Babilonia! Salmo 99: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero Lc 21,20-28: Jerusalén será destruida Seguimos hilando nuestra reflexión en torno a Jerusalén, y así vamos desentrañando el gran simbolismo bíblico que ella encierra por ser el centro sociocultural, político y religioso que aglutinó gran parte del proyecto de Israel como pueblo elegido por Dios para ser luz de las naciones. Pues bien, Jesús se encontró con una ciudad muy diferente a aquel ideal. Jerusalén se convirtió en el centro de una trama de alianzas entre poderosos que hicieron imposible la liberación del pueblo. Esta tensión será motivo de sucesivas invasiones y violencia contra la población más vulnerable. Este contraste nos acompaña para seguir reflexionando sobre las grandes oportunidades de vida y desarrollo que ofrecen hoy las grandes ciudades, ais como las debilidades y amenazas que ellas generan. Una de las metas que se han fijado las Naciones Unidas hasta el 2030 es tener ciudades y comunidades sostenibles. Necesitamos mejorar la planificación y la gestión urbanas para que éstos espacios sean más inclusivos, seguros y resilientes. ¿Vives en una ciudad grande? ¿Qué aporta tu comunidad a los espacios urbanos?   Viernes 27 de Noviembre 34ª Semana Ordinario Ntra. Sra. de la M. Milagrosa Virgilio (784) Ap 20,1-4.11–21,2: Vi a la nueva Jerusalén Salmo 83: Ésta es la morada de Dios con los hombres Lc 21,29-33: El reino de Dios está cerca La visión de una nueva Jerusalén, el cielo nuevo y tierra nueva, el reinado de Dios que acontece finalmente triunfante nos alienta a seguir construyendo con esperanza lugares habitables. Se debe avanzar en la construcción de “ciudades cuidadoras”, donde los hombres y las mujeres se hagan cargo, en un contexto de corresponsabilidad y solidaridad, de las labores de cuidado necesarias para la reproducción de la sociedad. “Las urbes latinoamericanas exhiben enormes desigualdades en materia de género en cuestiones de acceso a ingresos propios, niveles de pobreza, uso del tiempo y dedicación al trabajo remunerado y no remunerado entre varones y mujeres. La incorporación de las mujeres al mercado laboral no ha ido de la mano de una mayor participación de los hombres en las tareas domésticas de cuidado en los hogares, lo que representa retos para las políticas públicas urbanas”. Con estas expresiones los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU nos siguen alentando a generar nuevas relaciones para la vida urbana sustentable. ¿Somos conscientes de estas desigualdades en materia de género?   Sábado 28 de Noviembre 34ª Semana Ordinario Catalina Labouré (1876) Ap 22,1-7: Sus siervos lo adorarán Salmo 94: ¡Maranatha! Ven, Señor Jesús Lc 21,34-36: Estén siempre despiertos Quienes, en alguna ocasión, vimos un manantial de agua cristalina brotando sin fin entre las piedras de alguna montaña desértica sabemos que el planeta es un ser vivo, activo y resiliente. Quizá por eso mismo pensamos que podrá soportar toda las acciones que emprendemos en su contra para extraer su riqueza, explotando sus recursos naturales que tardarán más tiempo en reponerse que el tiempo que tardamos en consumirlo. "Ecocidio" es una palabra nueva que algunos expertos usan para advertir del grave riesgo de destrucción terminal del medio ambiente y de nosotros con él. Nuestra hermana tierra está en peligro, igualmente nuestra vida. La deforestación y la desertificación provocadas por las actividades humanas y el cambio climático suponen grandes retos para el desarrollo sostenible y han afectado la vida y los medios de vida de millones de personas en la lucha contra la pobreza, porque de la tierra proviene todo.   Servicio Bíblico Latinoamericano http://servicioskoinonia.org/biblico Em Português: http://www.claretianos.com.br/servicobiblico In italiano: http://www.peacelink.it/users/romero/parola.htm Reciba gratuitamente este servicio por correo-e en castellano: Para suscribirse: http://servicioskoinonia.org/informacion Para contactarnos: contacto@biblico.org Servicio Bíblico Latinoamericano es uno de los Servicios Koinonia http://servicioskoinonia.org Consulte las lecturas bíblicas de cualquier domingo o día de la semana desde 2004 a 2036, en nuestro Calendario Bíblico-Litúrgico http://servicioskoinonia.org/biblico/calendario/ (y en inglés): http://servicioskoinonia.org/BiblicalLiturgicalCalendar

Modelos de solidaridad

Modelos de solidaridad Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Iosu Perales | 16/11/2020 | Otro mundo es posible Fuentes: Rebelión En el marco de la grave crisis pandémica y social, las actividades de organizaciones asistenciales y su proyección pública han crecido notablemente. Esto ha hecho que su responsabilidad social haya aumentado de forma exponencial, a la vez que han aumentado voces que centran su atención en el debate de cuál debe ser un modelo óptimo de solidaridad. Hay bastante consenso en los movimientos sociales y ONGs a la hora de definir el ataque al estado del bienestar como el adelgazamiento de las políticas sociales públicas y su sustitución progresiva por la caridad ejercida por personas e instituciones privadas. Es un enfoque que deja de lado la Declaración Universal de los Derechos Humanos que tiene como pilar el principio de “todos los derechos para todas las personas”, algo que deben procurar principalmente las instituciones del Estado. De triunfar este enfoque de manera radical regresaríamos a la práctica extendida de las mesas petitorias presididas por damas con visón, a las monjitas de la gota de leche (que tanto bien han hecho en las décadas de postguerra) y, en general, a una sociedad de medio siglo atrás con grandes bolsas de pobres asistidas por organizaciones paternalistas. No hay más que ver hoy día los cantos de satisfacción de la derecha tertuliana hacia gestos de caridad de magníficos ciudadanos y ciudadanas anónimas que dan asistencia a familias y personas en situación extrema. El regreso de una compasión trasnochada que sin cuestionar las causas de la marginación social se limita a dar de comer el hambriento, es lo más parecido a una sociedad profundamente clasista que se niega reconocer todos los derechos para todas las personas. Generalmente la caridad es una práctica vertical, propia de una relación desigual entre el que da y el que recibe. Es un acto unilateral del que da. En sentido distinto, la compasión, como valor humanista y/o religioso, debiera manifestarse como SOLIDARIDAD, propia de una relación horizontal, entre iguales. Mientras desde el poder se inyecta el valor del paternalismo, desde abajo, desde la sociedad, hemos de incidir en el valor de la solidaridad entendida como una co-responsabilidad ante los diferentes dramas sociales. Creo que hemos de enfocar la solidaridad como complementaria a la justicia. No es el fin, es un valor e instrumento práctico para caminar hacia un horizonte de justicia. Esta última, por cierto, es el valor central de la ética y plantea la igualdad de derechos y oportunidades entre los seres humanos. La realización de la justicia está íntimamente vinculada a lo público, es una virtud política. Para llevarla a cabo hace falta un soporte institucional adecuado, políticas de gobierno de marcado carácter social y una fuerte vigilancia ciudadana. Así, los poderes públicos han de velar porque el interés general no sea lesionado por los intereses particulares. Ahora bien la solidaridad cómo valor ciudadano, de empatía entre seres humanos, es también un valor privado, es decir que en complementariedad con lo público debe ser ejercitada al máximo posible de manera individual, familiar y como organizaciones. En todo caso la justicia requiere de cambios estructurales y poderes democráticos. La democracia también debe modificar la economía. Recientemente escuché un discurso de Caritas Gipuzkoa que me sorprendió gratamente por su claridad en la crítica al modelo económico-social bajo el cual vivimos y por su apuesta en favor de otro mundo posible. Me temo que este enfoque es minoritario en las organizaciones de la Iglesia Católica. De tal modo la solidaridad ha de formar parte de una aspiración, de un horizonte presido por la justicia; es nada más y nada menos que una compañera imprescindible de esta última. En coherencia con una concepción de la solidaridad que se apoya en el modelo causal (hay que actuar sobre las causas) no podemos limitarnos a la asistencia social, a la compasión siempre necesaria como valor humanista, sino que hemos de ser actores vivos y activos en el cambio de un modelo social que genera injusticias. No es para nada apropiado el enfoque de ONGs que únicamente actúan para paliar los graves daños que produce el modelo económico dominante; hay que comprometerse en la lucha por los cambios. A este respecto he decir que me pareció emocionante las palabras del Papa Francisco a los jóvenes en Río de Janeiro: “No balconeen la vida, bajen a la calle y armen el lío”. Claro y contundente. ¿Qué es lo que está en juego? Algo esencial que representa el pilar irrenunciable de nuestra propia concepción de la humanidad: la idea de que el derecho a vivir dignamente es un derecho de toda persona desde el momento que nace. Y, como dijo Martín Buber, el afán por lo justo no puede realizarse en el individuo, sino sólo en la comunidad humana. De ello se deriva la necesidad de movilizarnos ante cada desahucio, ante cada despido, ante cada ataque a la dignidad de las personas. Hoy, en nuestro pueblo, en Euskadi y en el estado español hay familias que pasan literalmente hambre; que lo han perdido todo. En este sentido cabe destacar la lucidez y coherencia de ONGs que prestando ayuda a la gente necesitada, al mismo tiempo, denuncian la barbarie neoliberal y luchan por cambiarla. ¿Qué debe suponer la solidaridad en la vida cotidiana de las organizaciones que prestan ayudas?: -En primer lugar, la empatía. Ponerse siempre en lugar del otro, del que está al otro lado de la mesa. Personas instaladas en la angustia, en el miedo a la vida de cada día. -En segundo lugar, desde la empatía comprender los errores que estas personas puedan cometer, sus picardías, sus pequeños engaños, algo que es producido por la miseria. Entonces hay que pensar ¿yo que haría en su lugar? .-En tercer lugar desterrar toda tentación de ver en el que pide a un sospechoso, a alguien que me la quiere jugar, una amenaza. Ver siempre en el otro, en la otra, a mi prójimo -En cuarto lugar, no permitir que se instale en nosotros ideas de discriminación, de racismo. -En quinto término, eliminar de nuestras mentes y corazones toda tentación de sentir y ejercer una superioridad. ¡Fuera de nosotros toda estigmatización racial y cultural! A partir de aquí se debe ejercer la solidaridad con reglas de juego y normas, pero practicadas desde la flexibilidad. También desde nuestra propia inteligencia para tratar de que la relación con las personas que acuden sea sincera y transparente. Es cierto, por otra parte, que es saludable respetar y aceptar una pluralidad o formas de entender las prácticas solidarias cuando de verdad salen del corazón. Sin embargo, la solidaridad, como la libertad, la democracia y otros muchos valores pueden y deben estar sujetas a la reflexión crítica y al debate, pues no todo vale. En este sentido no es lo mismo el asistencialismo que con buena voluntad hacen personas bien intencionadas, que la responsabilidad de quienes desde el poder construyen una sociedad basada en la desigualdad y el no reconocimiento de todos los derechos para todas las personas. Estos poderes son portadores de una Idea de civilización y de una mirada sobre la humanidad profundamente sectaria y excluyente. Lo que si podemos decir a las personas concretas que actúan con buena voluntad que, por favor, no se instalen en ese pequeño estatus de poder que puede llevarnos a actuar con jerarquía, con actitud de mando; no instalarse en ese poder que nos permite actuar premiando o castigando, ahora te doy ahora te quito… Debemos reparar en las causas de las desgracias de muchas personas que son convecinas. Es importante que poco a poco la ciudadanía vayamos entendiendo que nos debemos a una solidaridad que ha se superar miradas compasivas puntuales para abrazar una compasión del compromiso con la justicia. Y para esto último hay muchas vías abiertas. Para terminar, es bueno recordar que nos constituimos en personas morales cuando nos reconocemos como parte de un entramado de vinculaciones que nos comprometen con otras personas, y de ese vínculo nace y crece una solidaridad innegociable que defiende y exige todos los derechos para todas las personas. ¿Qué clase de vida nos parece la mejor para todas las personas? Esa es la gran pregunta que debe estar en la base de la vida política y de la política de la vida. A la hora de responderla no olvidemos el consejo del escritor Mario Benedetti: “Todo es según el dolor con que se mire”.

No hay periodo de gracia para Joe Biden

No hay periodo de gracia para Joe Biden Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Ben Burgis | 17/11/2020 | EE.UU. Fuentes: Jacobin - Viento Sur Es bueno que Donald Trump haya perdido. Pero ahora la izquierda tiene que cambiar el paso de inmediato para oponerse al gobierno de Joe Biden. No hay periodo de gracia para Joe Biden Biden en Wilmington, Delaware, 4 de noviembre de 2020. Foto de Tasos Katopodis/Getty Images. El fin de la era Trump es un buen dato. Como le gusta decir a mi amigo y camarada David Griscom, “es un programa cuya segunda temporada no quieres ver”. Donald Trump nombró a enemigos acérrimos de los sindicatos para la Junta Nacional de Relaciones Laborales y ascendió un elenco de gente macabra de la Sociedad Federalista al poder judicial federal. Duplicó la frecuencia de ataques con drones en Yemen y llevó a EE UU al borde de la guerra con Irán. Prohibió a las personas musulmanas entrar en el país y separó a los padres y madres inmigrantes de sus hijos. Si alguna vez hubo un caso en el que la victoria del mal menor sobre el mal mayor mereciera abrir una botella o dos de champán, este lo ha sido. Pero una vez sobrios, recordemos que ser menos malo que Trump es absolutamente compatible con ser un enemigo implacable de la clase trabajadora. El gobierno entrante de Joe Biden no merece ni una pizca de confianza en sus buenas intenciones ni un día de paciente espera por parte de la gente progresista para ver cómo actúa antes de pasar a la oposición abierta. Esto puede parecer tremendamente exagerado. Un rápido vistazo a la página web de la campaña de Biden / Harris muestra que el presidente electo quiere hacer que los colegios universitarios sean de matrícula gratuita, crear una alternativa pública que compita con las compañías privadas de seguros médicos y permitir a los y las trabajadoras afiliarse a un sindicato mediante un procedimiento simple y fácil, lo que impulsaría la afiliación y la fuerza de la clase trabajadora. Los socialistas tenemos buenas razones para criticar la insuficiencia de estas propuestas. He argumentado en sendos artículos anteriores en Jacobin que propuestas como la del sitio web de Biden de crear una alternativa pública “similar a Medicare” no van más allá de un sistema de salud de dos categorías que carecería de la mayoría de las ventajas de una sanidad universal y mantendría la mayoría de desventajas del sistema actual. Lo mismo cabe decir de la propuesta de colegios universitarios gratuitos, pero manteniendo las elevadas tasas de las universidades a las que los padres ricos envían a sus hijos. De todos modos, no se puede negar que las reformas planteadas en el sitio web de Biden mejorarían las vidas de millones de personas de clase trabajadora. El problema es que no hay una razón convincente para tomarnos en serio ninguna de estas propuestas. Lo que muestra el historial Joe Biden fue elegido senador por Delaware por primera vez en enero de 1973. Mantuvo el escaño hasta que pasó a ser vicepresidente de Barack Obama en enero de 2009. Siguió en esta función hasta enero de 2017, y prácticamente desde entonces se ha postulado para presidente. Eso significa que tenemos cuarenta y siete años de pruebas en las que basarnos para ver quién es Biden y qué intereses representa. El sitio web de su campaña incluye afirmaciones retóricas sobre los males del encarcelamiento masivo. Dice que nadie debe ser encarcelado solo por el consumo de drogas, que el sistema penitenciario debe centrarse en la “redención y rehabilitación” y que debemos trabajar para reducir el número de personas encarceladas. Sin embargo, cualquiera que recuerde algo de su historial en el Senado sabe que durante décadas la suya fue una de las voces más potentes que clamaron por un sistema de justicia penal más severo y punitivo. Cuando Radley Balko contó la historia de la serie de medidas de “mano dura contra el crimen” en su libro de 2013, Rise of the Warrior Cop, el nombre de Biden surgió una y otra vez. No hace mucho, Biden se jactaba de estas cosas. El sitio web del candidato Biden incluye un plan, copiado de Elizabeth Warren, para “facilitar que las personas abrumadas por las deudas obtengan alivio declarándose en quiebra”. Sin embargo, ¡el senador Biden contribuyó de modo importante a poner el máximo de obstáculos en esta vía! Fue uno de los principales defensores Demócratas de un proyecto de ley de quiebra tan estricto que incluso muchos Demócratas centristas se opusieron. No es difícil encontrar muchas contradicciones de este tipo entre el historial de Biden y el sitio web de su campaña. (También conviene saber que, a pesar de las ridículas afirmaciones que circularon en el momento en que fue elegida compañera de fórmula de Biden de que Kamala Harris era una de las senadoras más progresistas, su historial no es mucho mejor.) Sin embargo, nada de esto debería desanimar demasiado a quienes comparten la esperanza de Bernie Sanders de que Biden pueda convertirse en “el presidente más progresista desde Franklin Delano Roosevelt”. Técnicamente es posible que Biden haya pasado por una especie de experiencia de conversión al estilo de la caída en el camino de Damasco y que ahora se dedique a oponerse a los intereses del régimen al que ha servido durante toda la vida. Este tipo de cosas suceden. Wendell Potter, por ejemplo, pasó de ser un ejecutivo de una compañía de seguros médicos que presionó incluso contra toda reforma gradual de la sanidad a un apasionado defensor de la sanidad pública. Un problema con esta hipótesis es que no hace mucho actuó como el Biden de siempre. Si hubiera experimentado una transformación como la de Potter, ¿acaso sucedió en junio de 2019, cuando prometió notoriamente a una sala llena de donantes adinerados que no “demonizaría” a los ricos, que bajo su presidencia nadie vería descender su “nivel de vida” y que “nada cambiaría fundamentalmente”? ¿Qué decir de este mes de marzo, cuando en medio del caos inicial de la pandemia de covid-19 le dijo a un entrevistador que si ambas cámaras del Congreso aprobaban la sanidad universal mientras él fuera presidente, la vetaría? Si bien no es técnicamente incompatible con las medias tintas a las que se ha comprometido oficialmente en materia de atención médica y educación superior, estos ejemplos no corroboran exactamente la idea de un converso. Hace solo dos semanas, varios medios informaron de que el equipo de transición de Biden está barajando a varios republicanos para ciertos puestos destacados en el gabinete, incluido Charlie Dent, un excongresista convertido en cabildero, y John Kasich, exgobernador de Ohio. Cuando Dent se apresuró a registrarse como cabildero, pasado el período de cuarentena de un año legalmente obligatorio tras su salida del Congreso, los clientes que declaró eran compañías farmacéuticas y proveedores de seguros médicos privados. Como gobernador, Kasich fue un notorio destructor de sindicatos. Aunque sea exagerado decir que “el personal es la política”, este no es la clase de equipo que uno seleccionaría para impulsar reformas como la facilidad de sindicación y el seguro médico público alternativo. ¿Biden el camaleón? Una forma a simple vista más realista de argumentar que las propuestas de la candidatura Biden / Harris deben tomarse en serio es la siguiente: Claro que Biden no ha cambiado. Es un oportunista cínico, como lo ha sido durante toda su carrera. Pero los vientos soplan ahora en otra dirección. Era duro con el crimen cuando eso era popular, y está en contra del encarcelamiento masivo ahora que eso es popular. Estaba dispuesto a ponerse duro con los pobres que intentaban declararse en quiebra en 2005, cuando esta retórica sobre la responsabilidad personal estaba en boga, pero ahora que el partido se ha desplazado a la izquierda, él también lo ha hecho. Como no tiene principios propios, se deja llevar, y ahora mismo esto significa que gobernará como progresista. Esto es más o menos con lo que la campaña de Trump / Pence ha pasado la mayor parte del año tratando de asustar a los habitantes conservadores de las zonas residenciales para que crean que a pesar de la larga carrera de Biden como centrista favorable a las empresas, ahora es poco menos que un ariete de Bernie Sanders y la brigada. La mayoría de la gente de izquierda pusimos los ojos en blanco cuando Trump dijo cosas así, pero tal vez no deberíamos haberlo hecho. Quizás Biden gobernará realmente al menos como un Bernie light. Hay por lo menos tres razones para no aceptar este argumento. La primera es que cuando un político pasa décadas actuando de una manera y luego afirma en un año electoral que de repente comenzará a actuar de una manera muy diferente, lo lógico es sospechar que es un camaleón puro, que realmente tiene unas preferencias políticas que se han visto reflejadas a lo largo de su dilatada trayectoria en la vida pública. La segunda es que, si bien el ascenso del movimiento en torno a Bernie y la popularidad de sus propuestas políticas es realmente un fenómeno estimulante, decir que “el partido” se ha desplazado a la izquierda es una exageración grosera. De los cientos de congresistas Demócratas, las integrantes del “grupo socialista democrático” informal todavía se pueden contar con los dedos de una mano. La tercera y más significativa es que no tenemos que especular sobre lo que haría en el cargo alguien del ala centrista del Partido Demócrata que hace promesas populistas de izquierda mientras se postula para presidente. Hemos visto esta película antes. Cuando lo que a Biden le gusta llamar “el gobierno Obama / Biden” llegó al poder, la plataforma de campaña incluyó tanto la facilidad de sindicación como la sanidad pública. Lo que se contó a la base Demócrata fue que Obama trató de que se aprobara la alternativa de la sanidad pública hasta muy avanzado el procedimiento de aprobación de la Ley de Atención Sanitaria Asequible, pero simplemente no consiguió los 60 votos a favor que requería en el Senado. El hecho incómodo de que dicha ley terminara siendo aprobada mediante un proceso de conciliación que solo requirió 50 votos desmiente esta narrativa, pero en cualquier caso, más tarde se reveló que la propuesta de incluir un sistema público ya se cayó de la mesa en el verano de 2009, en las negociaciones con las compañías de seguros y la asociación de hospitales. La facilidad de sindicación se dejó caer mucho más silenciosamente. Después de lo que solo podría describirse con mucha generosidad como un empujón del gobierno de Obama, nunca se llegó a votar. El hombre clave del gobierno para ese empujón fue… el vicepresidente Biden. Los malos recuerdos de ese episodio se reavivaron el año pasado cuando Biden estaba esforzándose por obtener el respaldo de los sindicatos a su candidatura presidencial. Barack Obama abandonó varias de sus promesas electorales a la clase trabajadora después de su elección. ¿Fue Obama poco sincero en su apoyo a estas reformas? Puede que sí y puede que no. El problema estructural es que incluso si tuviera realmente una preferencia leve pero genuina por la facilidad de sindicación frente al procedimiento actual de reconocimiento de sindicatos y por una versión de la ley de sanidad que incluyera una alternativa pública o no, no habría importado. Los intentos serios de impulsar tales reformas inevitablemente tropezarían con una fuerte resistencia de sectores adinerados, y sería absurdo esperar que centristas como Obama o Biden gastaran el capital político que habrían tenido que gastar y quemar los puentes que habrían tenido que quemar para superar esa resistencia. Es posible que Obama hablara en serio cuando prometió proteger a los denunciantes de prácticas ilegales en la administración, y en la campaña electoral de 2008 dijo una y otra vez que como presidente “cerraría Guantánamo y restablecería el habeas corpus”. No obstante, estructuralmente habrían surgido problemas similares ante cualquier intento de enfrentarse al aparato de seguridad nacional sobre esos temas, y nunca hubo alguna razón para pensar que Obama iría a por todas en esta lucha. Incluso un hipotético presidente Sanders solo podría haber superado la resistencia del capital a su programa mediante una movilización masiva de las bases populares. Las posibilidades de que el presidente electo Biden convoque una movilización de este tipo y la lleve a la victoria son menores que cero. Sabemos cómo terminó la película la última vez. El gobierno Obama / Biden bombardeó bodas en Pakistán, persiguió a Edward Snowden por todo el mundo y presidió una expansión constante de la desigualdad económica en el país. Se coordinó con agentes locales para reprimir a Occupy Wall Street y libró una guerra silenciosa pero eficaz contra los sindicatos de maestros. Quizás la secuela sea diferente. Me encantaría que me demostraran que estoy equivocado sobre todo esto, y pasaría los próximos cuatro años discutiendo con los liberales sobre cuestiones como si el sistema sanitario público implementado por Biden es suficientemente bueno o si tenemos que seguir adelante con Medicare para todos. Pero no podemos basarnos en esta hipótesis. Ciertamente, no podemos permitirnos el lujo de no criticar al gobierno entrante por creer que Biden quiere las cosas que queremos y está haciendo todo lo posible por conseguirlas. Como dicen que George W. Bush no llegó a decir: “Engáñame una vez, la culpa es tuya. Engáñame dos veces, la culpa es mía”. https://www.jacobinmag.com/2020/11/joe-biden-administration-opposition-push-left Traducción: Viento Sur – Fuente: https://vientosur.info/no-hay-periodo-de-gracia-para-joe-biden/ Ben Burgis es profesor de filosofía y autor de Give Them An Argument: Logic for the Left.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Donald Trump fue derrotado

Donald Trump fue derrotado Tweet about this on TwitterShare on FacebookEmail this to someone Por Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) | 12/11/2020 | EE.UU. Fuentes: Rebelión Que festejemos la derrota de Trump no implica apoyar o tener alguna expectativa en Joe Biden. El sábado 7 de noviembre se confirmó que el presidente yanqui Donald Trump perdió las elecciones, aunque él sigue diciendo que le hicieron fraude. Esto se da en medio de la pandemia y en la crisis más grave del capitalismo mundial. Desde la UIT-CI compartimos el festejo de los trabajadores, el movimiento antirracista, el movimiento de mujeres, el movimiento ambientalista y la mayoría del pueblo estadounidense, así como en otros países. Salió derrotado el presidente y multimillonario derechista, imperialista, racista y misógino que negó el coronavirus, desmanteló el sistema de salud, defendió a la policía asesina de George Floyd y sometió a los pueblos del mundo con sus planes de saqueo a favor de las grandes transnacionales y los banqueros. Trump era el presidente del capitalismo imperialista que solo ofrece hambre, desigualdad social y es una amenaza para el planeta con la destrucción ambiental, llegando al extremo de negar el cambio climático producido por el uso irracional de recursos que hacen las transnacionales y los gobiernos capitalistas. Que festejemos la derrota de Trump no implica apoyar o tener alguna expectativa en Joe Biden, quien ganó en nombre del otro partido patronal imperialista, el Partido Demócrata. Biden fue el vicepresidente del gobierno de Obama, no solo no solucionó los problemas de los trabajadores, los afrodescendientes o el pueblo pobre, sino que ante la crisis capitalista de 2008 salvó a los bancos y las multinacionales e impulsó también los planes de hambre en el resto del mundo. Por eso la clase trabajadora y los pueblos del mundo no deben depositar ninguna esperanza en Biden, pero sí en las y los trabajadores, en el movimiento antirracista y de mujeres en lucha de los Estados Unidos que enfrentaron a Trump en las calles. La derrota electoral de Trump es también una gran derrota política para toda la ultraderecha mundial, para los Salvini, Le Pen, Bolsonaro, los Orban de Hungría, el partido Vox del Estado español, los neonazis de Alemania, o de Aurora Dorada, de Grecia. La derrota de Trump es la expresión electoral de la rebelión antirracista por el crimen de George Floyd y la crisis del Covid-19 Muy pocas veces un presidente de los Estados Unidos no ha sido reelecto. En los últimos cien años sólo cuatro no fueron reelegidos. Trump quedará en la historia como el quinto. La participación electoral fue la mayor en la historia en un país donde el voto no es obligatorio y, hay que inscribirse, y se aplican toda clase de maniobras para suprimir votantes en las distintas legislaciones de los estados. La participación llegó al 66% de los inscriptos, 155 millones. También fue récord el voto por correo, que llegó a cien millones pese a todos los intentos de Trump por disuadirlo y entorpecerlo. Millones fueron a votar para sacarse de encima a Trump por el odio a su racismo, a la represión policial y a su negación del Covid-19. La derrota de Trump se explica porque antes estuvo la rebelión antirracista que se desató, a fines de mayo, por el crimen policial de George Floyd. Fue una rebelión nacional, con movilizaciones callejeras convocadas por el movimiento Black Lives Matter (Las vidas de las personas negras importan) en todas las grandes ciudades y que llegó a movilizar más de 20 millones de personas, superando las manifestaciones contra la guerra de Vietnam. El gobierno se dividió, no pudo sacar las tropas a las calles. El jefe del Pentágono, Mark Esper, y el jefe de las FFAA no estuvieron de acuerdo. Trump quedó entonces muy debilitado. Se puso en evidencia una crisis política. Ahora Trump “despidió” a Mark Esper por su cuenta de Twitter. La rebelión antirracista se combinó con el desastre del tratamiento que dio Trump al Covid-19. Su negacionismo llevó al descontrol de la pandemia y que Estados Unidos sea el primer país de contagiados (10 millones) y muertos (240.000) por el Covid-19. Una extrema polarización de la sociedad estadounidense a favor y en contra de Trump El resultado electoral expresó la extrema polarización política y social que existe en el país y todas las contradicciones de la sociedad estadounidense. Millones se volcaron a votar contra Trump dándole el triunfo a Biden. Pero también ha sorprendido a muchos que millones le dieron el voto a Trump. Aunque Biden no logra un triunfo contundente, como habían previsto las encuestas, consigue el récord de 74 millones de votos para la fórmula del Partido Demócrata, nueve millones más que los logrados por Hillary Clinton en las elecciones de 2016. Pero Trump no dejó de hacer una buena elección y llegó a 70 millones, superando en ocho millones su elección de 2016. Biden capitalizóel descontento popular y social contra Trump. De hecho, no hizo campaña poniendo énfasis en su programa, sino sobre todo “para salir de Trump”. Logró tener una diferencia en el voto popular de cuatro millones por sobre Trump. Sin embargo, por el sistema de votación indirecto de elección, a Biden le costó llegar a superar los 270 electores (estaría logrando 294) que se necesitan para triunfar en el Colegio Electoral. Un sistema antidemocrático que da electores por cada estado, sin proporcionalidad. El que gana se lleva todos los electores en cada estado. Por eso en 2016 Trump ganó la presidencia, aunque Hillary Clinton había obtenido tres millones de votos más que el republicano. Bush también ganó en 2000 con menos votos que el demócrata Gore. El resultado electoral echó por tierra las maniobras de Trump para desconocerlo alegando fraude y recurriendo a la Justicia y a la movilización de su base para bloquear el conteo de votos, en ambos sentidos sus intentos fracasaron. Trump pierde pero se consolida como líder de una extensa franja social ultraconservadora, reaccionaria y racista Muchos, en Estados Unidos y el mundo, se preguntan cómo un personaje tan reaccionario y repudiable como Trump pudo lograr 70 millones de votos y ganar la elección en estados importantes, con gran parte de población latina y negra, como Texas y Florida. El voto a Trump pone de manifiesto la extrema polarización social que existe en los Estados Unidos, que no tiene punto de comparación con otros países. Trump se apoya en millones de personas de la tradicional base social de racistas, neofascistas, grupos de odio de supremacistas blancos, milicias armadas de la derecha, de xenofobia visceral, odio a feministas, ambientalistas, como también de una base popular de granjeros de las zonas rurales donde predomina el fundamentalismo evangélico. Pero también de una franja de trabajadores blancos del viejo cordón industrial en decadencia por la crisis capitalista. No hablamos de la totalidad o la mayoría de los obreros industriales, que tradicionalmente votan a los demócratas. Pero existe esa franja de trabajadores marginados y desencantados con el sistema que en su desesperación dan el voto a un personaje como Trump. Esta polarización ha crecido con la crisis social combinada con la rebelión antirracista, el crecimiento del movimiento obrero, de mujeres o contra el cambio climático. Millones creen en el discurso “locoide” de que Biden puede “llevar al socialismo”, que se “va a Cuba y Venezuela” y que Biden es parte de la “ultraizquierda” que va a “destruir” los Estados Unidos. A mayor crisis social, crisis económica y luchas populares, mayor crecimiento del polo racista y fascistizante. También muchos analistas se sorprendieron con el leve crecimiento de votos de Trump en sectores de población latina y negra. Cosa que es cierta. Pero siempre los republicanos han tenido votos en la franja latina y negra. Por ejemplo: “En 1984, el 37 por ciento de los latinos votaron por el republicano Ronald Reagan; el 40 por ciento votó por George W. Bush, también republicano, en 2004” (Isvett Verde, The New York Times, 6 de noviembre de 2020). Muchos votos latinos y de la población negra a Trump se dieron por el desencanto que provocó el gobierno de Obama. Pero la esencia de ese leve crecimiento se explica por el histórico aumento de votantes. Por eso aumentaron los votantes latinos y negros tanto para Trump como para Biden. Pero el 87% de las y los electores negros votaron contra Trump, fue un voto decisivo para su derrota (datos Reuters, 4/11). Y, pese al voto cubano de derecha en Florida, a nivel nacional dos tercios de los votos latinos fueron contra Trump. En síntesis, Trump perdió, pero consolida su base social y va a intentar quedar como alternativa para las elecciones de 2024. El trumpismo no deja de ser una expresión de la crisis del Partido Republicano. Trump llegó a presidente por la falta de figuras de peso luego del fracaso de George Bush (h), el mismo que ya expresó sus diferencias con Trump enviando un saludo de reconocimiento a Biden. Un cambio de mando del imperialismo yanqui en medio de su crisis global El cambio de jefe imperialista también fue festejado en las alturas. La derrota de Trump fue bien recibida por sus competidores y aliados de las grandes potencias capitalistas como la Unión Europea (UE), el Reino Unido, el Vaticano o Canadá. Biden fue, rápidamente, felicitado por Angela Merkel, Emmanuel Macron, Pedro Sánchez y el Papa, entre otros. Rusia y China guardan silencio, por ahora. Todos ellos esperan un mejor trato y una apertura de nuevas negociaciones en medio de la profundización de la crisis económica mundial. El triunfo de Biden y los demócratas no solucionará la crisis global que sufre el sistema capitalista imperialista. Se vive una de las más graves crisis de la historia del capitalismo combinada con la pandemia del coronavirus, sin solución a la vista aún. Trump no hizo más que meter leña al fuego de la crisis con sus “guerras económicas” y sus políticas de ajuste mundial. Con Biden es previsible un cambio en donde vuelva a primar la negociación, tanto con sus pares de las potencias capitalistas como con los gobiernos de las semicolonias. Volverá la vieja combinación imperialista de “zanahoria con garrote”. Pero no hay posibilidades de que Biden supere la crisis política global capitalista. Además, está inmerso en la propia crisis política y social de su país, que todavía tendrá otros capítulos con el intento de Trump de seguir desconociendo el resultado electoral y posiblemente con mayoría republicana en el Senado. Crisis política que, probablemente, se seguirá expresando durante el gobierno Biden-Harris. Lo seguro es que Biden no representa ningún cambio positivo para la clase trabajadora y los sectores populares de los Estados Unidos y del mundo. Biden y el gobierno imperialista del Partido Demócrata va a gobernar en nombre de las multinacionales, el capital financiero y el FMI. Al comienzo de su gobierno (asume el 20 de enero) adoptaría algunas medidas cosméticas, como quizás adherir al limitado Acuerdo de París del cambio climático, o volver a la Organización Mundial de la Salud (OMS), de donde se retiró Trump. Pero el centro de la política de Biden será seguir, con “rostro humano”, tratando de descargar la crisis sobre las y los trabajadores, con nuevos planes de ajuste y hambre impuestos por las multinacionales y el FMI. La unidad de los trabajadores, las trabajadoras y los pobres del mundo será la poderosa herramienta para seguir enfrentando al imperialismo yanqui, a sus gobiernos aliados y a sus planes de recortes y ajustes. En la perspectiva de lograr gobiernos de la clase trabajadora que abran el camino del cambio de fondo, de terminar con el capitalismo y avanzar hacia un verdadero socialismo. Desde la UIT-CI llamamos al pueblo trabajador estadounidense, al movimiento de mujeres, antirracista, ambientalista, a seguir movilizados por sus urgentes reclamos ante el nuevo gobierno y a formar una nueva alternativa política independiente. Hay que ofrecerle una alternativa a las y los miles que salieron en todo el país a festejar la derrota de Trump. Una alternativa al bipartidismo capitalista imperialista. Un nuevo partido o movimiento de izquierda unitario e independiente que represente verdaderamente los intereses de la clase trabajadora, la juventud y el movimiento antirracista. Unidad Internacional de las y los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)