La Pascua se ha convertido en poco más que un acto de hipocresía comunitario
Mondoweiss
Traducido del inglés para Rebelión por J. M. |
Miembros de IfNotNow (Si no es ahora, NdT) protestan por la ocupación de los territorios palestinos por Israel con un "Seder de liberación" en Washington DC, 2016. (Foto: Gili Getz
“Deslegitimación” es la palabra favorita utilizada para atacar de los defensores de la única e (in)comprendida democracia.
Por lo general se despliega para acusar a defensores de los derechos humanos de querer “limpiar el Estado judío de la faz de la tierra” por atreverse a sugerir una forma alternativa y más justa de la gestión del país. La retórica apocalíptica está diseñada para cerrar un debate sobre la discriminación institucional y retratar la convocatoria de los derechos palestinos como el acto más venenoso de antisemitismo desde el Holocausto.
A menudo funciona
De hecho la mayoría de nuestros líderes políticos han comprado de lleno la estafa lingüística de “deslegitimación”. Pero existe otra “deslegitimación” que debe ser de más interés para cualquier persona que se preocupa por el pasado y el futuro de los judíos y el judaísmo. Esta deslegitimación funciona porque año tras año se destruye nuestro derecho a defender los valores más universales de nuestra herencia judía.
Hipocresía comunitaria
La Pascua es la más popular y observada de todas las festividades judías. Este año la celebración de ocho días de la redención, la liberación y la libertad religiosa y política comienza el lunes 10 abril. Pero desde hace mucho tiempo nuestro compromiso incondicional al proyecto del nacionalismo judío comenzó a debilitarla. Tanto es así que la Pascua actual se ha convertido en poco más que un acto anual de hipocresía comunitaria. Y en este año de aniversarios amargos (Balfour, el plan de partición de la ONU, la ocupación de Cisjordania, el sitio de Gaza) estaremos elevando la deprimente hipocresía hasta nuevas alturas.
El sionismo, que se propuso crear una redención moderna del pueblo judío, ha destruido, sin prisa y sin pausa, la integridad de nuestro recuerdo de la Pascua. La actual persecución del pueblo palestino al servicio de una idea equivocada de la autodeterminación judía nacional ha deslegitimado nuestro derecho a reclamar nuestra historia fundacional de libertad religiosa y política. ¿Por qué alguien tomaría en serio nuestro derecho a hablar como judíos en las grandes cuestiones actuales al tiempo que no somos capaces de hacer frente a la catástrofe moral de nuestra propia creación?
En las buenas y en las malas
Durante siglos nuestro recuento de la historia del Éxodo tenía un objetivo vital. Se nos unía en una narrativa que ponía la liberación religiosa y política en el centro de la conciencia judía.
Nos contamos esta historia en tiempos buenos y malos.
Los filósofos judíos medievales de Andalucía la contaron en España bajo el benigno dominio del islam. El pescador judío de Salónica la relató en la Grecia del siglo XVI. Los sastres explotados de Whitechapel y el Lower East Side la contaron. Nosotros la contamos lo mejor que pudimos justo antes del final del gueto de Varsovia, en 1943.También la contamos en los campos de concentración.
Como un pueblo minoritario que vive bajo la circunstancia de ser a veces bienvenido y otras en las que los vecinos resultan hostiles, la Pascua era un acto de solidaridad y el mantenimiento de una celebración de nuestros valores judíos. No es de extrañar que se mantuviera tan popular.
La imposibilidad de la Pascua
Pero para aquellos que tienen ojos para ver, oídos para oír y el corazón para aprender, celebrar la Pascua en el siglo XXI se ha convertido en un imposible.
Podemos fingir que está bien separar nuestra tradición religiosa de la política diaria. Pero en realidad nunca hemos hecho eso.
En palabras de la liturgia, la noche del Seder, en cada generación nuevos faraones se han levantado contra nosotros. Y en la Pascua ellos siempre estaban en el centro de nuestra mente, el invitado no deseado en nuestra mesa.
Mirábamos a nuestro alrededor y lo contábamos en la narración de nuestra condición actual. Sí, terminamos nuestra comida con las palabras “El próximo año en Jerusalén”, pero, de hecho, pocos hacían el esfuerzo para llegar realmente allí. En la práctica “Jerusalén” fue una expresión de los ideales de liberación y justicia en lugar de un destino físico.
Lo que es diferente en esta generación es que hemos llegado a ser el faraón, hemos llegado a ser el opresor y destructor de los demás. Pero a diferencia de aquellas generaciones anteriores no permitimos que nuestra condición actual se entrometa en nuestra mesa de la Pascua. Eso haría las cosas demasiado difíciles e incómodas.
La vida en un “estrecho lugar”
Los judíos que reconocemos la gravedad de nuestra condición actual nos encontramos en estas Pascuas en un "lugar estrecho". Pero tal vez ese es uno de los aspectos de la fiesta que no ha sido deslegitimado.
En hebreo, llamamos al Antiguo Egipto “Mitzrayim”. Nuestros rabinos han hecho un gran juego con el significado de la raíz de esta palabra creando un fuerte tema teológico que sustenta nuestro recuento anual del Éxodo.
La palabra Mitzrayim, puede entenderse como frontera, cerrar o limitar. Puede significar atar, amarrar, estar restringido. Puede significar escaso, apretado o estrecho. Pero más comúnmente se escucha Mitzrayim como “el lugar estrecho”.
Esta Pascua ser judío y pedir igualdad de derechos para todos los que viven en Israel / Palestina resulta un lugar muy estrecho para estar.
He publicado esto en mi página de Facebook el mes pasado reflexionando sobre cómo la vida estrecha y restringida se había convertido en una discrepancia para los judíos en los últimos doce meses.
Gracias a una serie de decisiones, cada vez más absurdas, tomadas por personas con un conocimiento aparentemente superficial sobre la historia judía, la religión y la humanidad básica, ahora me encuentro retratado como un radical peligroso. Vea aquí cómo sucedió:
En primer lugar el Gran Rabino Ephraim Mirvis dijo que yo no era judío porque no soy sionista.
Luego la primera ministra Theresa May dijo que soy antisemita porque cuestiono la noción de autodeterminación judía nacional del sionismo.
Y ahora la Knesset israelí ha decidido que soy un terrorista porque apoyo la protesta no violenta en favor de los derechos humanos.
¿Me volví loco o el mundo está loco?
Un montón de amigos de Facebook me aseguró que mi salud mental no estaba en cuestión. Pero, ¿dónde queda el mundo? Y si la Pascua ha perdido toda legitimidad, ¿qué debería hacer un judío disidente con su tiempo durante esta fiesta religiosa clave?
Abandonar su Hagadá
Hay reuniones de la Pascua alternativa si vive en diferentes ciudades de todo el mundo, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén. En la noche del Seder hay otras “consideraciones”, escritas para despertar un contenido de pensamiento añadido a la liturgia del libro de servicios de la Hagadá tradicional. Pero tengo otra sugerencia para este año.
Abandonar la Hagadá tradicional en esta Pascua. Ponga a un lado las hagadás alternativas también. Deje simplemente las nuevas consideraciones.
En su lugar, adopte un texto religioso totalmente diferente.
Mi propuesta de reemplazo litúrgico también cuenta la historia de esclavos y de un faraón. También describe la opresión y muestra una ruta para la liberación. Representa todo lo que hace a la deslegitimación de la Pascua y, al mismo tiempo, exactamente cómo se puede hacer una vez más legítima. Fue publicado el mes pasado, el 15 de marzo.
Mi lectura recomendada para la celebración de la Pascua es la lectura del informe de la Comisión Económica y Social para Asia Occidental (CESPAO) de las Naciones Unidas sobre las prácticas israelíes con el pueblo palestino y la cuestión del apartheid. Sus autores son el profesor Richard Falk, exrelator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados y profesor emérito de derecho internacional en la Universidad de Princeton, y Virginia Tilley, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Illinois del Sur.
Su informe no es una queja o un “festival de odio” contra Israel. Se mide en el tono académico de la presentación y análisis del derecho internacional. Incluso se anticipa y se ocupa de las principales objeciones a sus conclusiones.
Sus conclusiones están bien argumentadas. De diferentes maneras Israel implementa políticas con el claro propósito e intención de crear una situación de apartheid para los palestinos en el propio Israel, en la anexada Jerusalén oriental, en los territorios ocupados de la Ribera Occidental y Gaza y para los refugiados palestinos.
El atropello de las administraciones de Trump y Netanyahu fue tan enérgico que es evidente que no habían tenido tiempo de leer el informe que condenan. Pero poner las palabras “israelí” y “apartheid” en la misma frase era más que suficiente. Dos días más tarde, el 17 de marzo, el informe fue retirado de la página web de la CESPAO por la insistencia del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres y Rima Khalaf, presidenta de dicha comisión, que renunció a su cargo diciendo: “...es mi deber no ocultar un clar crimen y me atengo a todas las conclusiones del informe“.
Una vez más la verdad es demasiado dolorosa, demasiado difícil, demasiado política para enfrentar.
Sin embargo el informe es un texto digno de la Pascua de este año. Si lo leemos cuidadosa y fielmente, si prestamos atención a sus descripciones y análisis, se puede liberar tanto a los judíos como a los palestinos de nuestro empalme (pero con muy diferentes experiencias) de esclavitud moderna del sionismo. Y si bastantes otros se unen a este movimiento de liberación, entonces nosotros, los judíos, incluso podremos encontrar un camino de regreso a una Pascua judía legítima.
Este post fue publicado originalmente en el sitio Patheos, en la serie de Robert Cohen, Writing from the Edge: Rescuing the Hebrew Covenant One Blogpost al a Time ,de la semana pasada.
Nota de la traductora:
Seder de Pesaj: https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%A9der_de_P%C3%A9saj. Hagadá: https://es.wikipedia.org/wiki/Hagad%C3%A1
Fuente: http://mondoweiss.net/2017/04/passover-communal-hypocrisy/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.
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