Tercer país seguro, primer país de asilo
Tercer país de reasentamiento… o, ¿en qué vertedero ponemos los desechos humanos?
37.000 personas en el mundo se ven forzadas a dejar sus hogares diariamente, sus raíces, sus familias pertenencias y la vida como la conocen, un total mundial de casi 71 millones de seres humanos en ésta situación. Las causas pueden ser la guerra, la violencia generalizada, el crimen organizado, inestabilidad política, violaciones masivas a derechos humanos, causas ambientales, entre otras; aunque al final, casi todas ellas se enmarquen en un sistema capitalista depredador que arrasa con toda forma de vida a la que se le pueda obtener beneficio económico.
Para Zygmun Bauman, la globalización se ha convertido en la más prolífica y menos controlada cadena de montaje de residuos humanos ; los procesos de mercantilización comercialización y monetarización de la subsistencia humana , han penetrado todos los rincones del globo; el progreso económico no fue capaz de proceder sin degradar y devaluar los modos de ganarse la vida de millones de seres humanos, poniendo en movimiento cantidades ingentes de seres humanos despojados de medios de supervivencia. Nos enfrentamos a la necesidad de buscar soluciones locales a problemas producidos globalmente, a una aguda crisis de la industria de eliminación de residuos humanos.
Los desechos humanos, por tanto, son todas esas personas despojadas de la posibilidad de crear un proyecto de vida viable, despojados de la posibilidad de lo que Judith Butler llama “una vida que merezca ser vivida”, según las construcciones políticas; puesto que no les queda más que sobrevivir y deambular por el mundo en el que no basta la condición biológica de humano para tener derechos, sino que es necesario que un Estado lo reconozca como tal y lo proteja. Parafraseando a Beauvoir, “no se nace humano, el Estado lo hace”.
Los desechos humanos son esos millones de nudas vidas u Homo sacer (concepto de Agamben para personas no reconocidas como tales y despojadas de derechos) que no sirven al sistema económico como productores o consumidores, pero que sus cuerpos sí generan ganancias sobre todo privadas al ponerlos en movimiento , generando una fuerte industria de la migración.
Se habla mucho de la negativa de México a aceptar convertirse en un “Tercer país seguro” para Estados Unidos, ceder una cosa ante un chamaco berrinchudo como lo es Trump, llevaría a una escalada de cesiones en la que se deje a México con pocos elementos para contrarrestar las peticiones del chamaco, pues la carta de negociar acoger a los solicitantes de asilo y contener a migrantes en el “patio trasero” versus detener el flujo de armas de manera ilegal de Estados Unidos a México, no es precisamente viable puesto que ya somos el “patio trasero” como lo dijo Zínser, y de facto ya somos un Tercer País Seguro -que no es seguro ni para ser mexicano-, pero ya aceptamos el acuerdo “Permanencer en México ” bajo presiones arancelarias de Estados Unidos, país que jamás tendrá en su menú la “enchilada completa” ni para nuestros connacionales y que lejos de ello, nos comparte “voluntariamente a fuerza”: pupuzas, baleadas, patacones, etcétera.
No es que los refugiados y migrantes no quepan en un sentido espacial en nuestro país, eso aplicaría si fuéramos Japón o una Isla, no caben porque son pobres, porque les tenemos miedo, porque los relacionamos con problemas de seguridad, de salud , porque sentimos que con lo pobres que ya somos en un país rico en recursos -cuyo ridículo coeficiente de Gini nos posiciona como el segundo país más desigual entre los países de la OCDE – vendrán a quitarnos lo que no tenemos o tomarán de lo que tenemos de manera escasa: la poca educación (que peleamos porque cómo se va a universalizar si la meritocracia es necesaria); el poco acceso a salud, el precario empleo, el pobre techo.
Nacionales de un país y migrantes estamos en igualdad de condiciones, ambos, aplastados por un sistema que ha desmantelado el estado benefactor y que genera ganancias económicas para un puñado de humanos. Es el propio estado que funcionando como estructura protectora de la libertad mercantil, permite o participa del lucro con los humanos y sus cuerpos, su movilidad, sus necesidades básicas de sobrevivencia, y del lucro con toda forma de vida mercantilizable, puesto que ahora es más redituable atacar la vida que protegerla; pasamos de estados benefactores y preservadores de la vida a estados necropolíticos, en los que la obtención de ganancias es mayor en proporción a la amenaza en la que se encuentre la vida.
En un pensamiento Kantiano, contenido en “La Paz Perpetua”, la superficie de la tierra es limitada, no podemos diseminarnos en el espacio hasta un infinito y por tanto, debemos tolerarnos mutuamente . Un ser humano nacido en un polo de la tierra tendría exactamente el mismo derecho que otro nacido en otro punto, todos debiéramos tener al menos, el mismo derecho de visitarla libremente , ah, pero no, inventamos la superioridad de razas, las rayitas que nos dicen en qué territorio debemos pagar nuestros impuestos e inventamos también el miedo a la pobreza en un mundo en el que más de la mitad de la población mundial vive con menos de 2 dólares al día, ¡tenemos ridículo miedo a los pobres en un mundo de pobres!, y tenemos también miedo a los desechos humanos, porque nos condicionan a ver el valor de la vida desde el consumo y lo productivo, desde lo que produce y genera. No olvidemos que en ese despectivo concepto de residuos humanos, se engloba también a miles de niños que habrían representado el futuro de sus países y que muy probablemente sean generaciones pérdidas, con las respectivas futuras consecuencias.
En términos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR o UNHCR), organismo que reconoce el carácter social y humanitario del problema de los refugiado, insta a los países a que hagan cuanto les sea posible por evitar que este problema se convierta “en causa de tirantez entre Estados” y eso es justo lo que pasa, nadie quiere llevar la carga que implica acoger a los refugiados, en tanto no representen un beneficio económico. Veamos qué diferencia hay entre los distintos vertederos de vidas humanas, términos de reciente creación y avalados por Naciones Unidas
1.Tercer País Seguro
El concepto se basa en la premisa de que si una persona tiene necesidad de protección internacional, es decir, su vida, su libertad o su seguridad corren peligro en su país de origen (País Uno) y éste no puede garantizar sus derechos humanos, podrá solicitar protección en otro país, claro, todos sueñan con un país “desarrollado”, que respete los Derechos Humanos y ofrezca una buena calidad, ése es el país de elección al que se llega con la intención de presentar una solicitud de asilo (un Segundo País) , que para el ejemplo, el “American Dream” lo personifica Estados Unidos.
Suponemos entonces que las personas llegan a Estados Unidos, pero éste no quiere otorgarles protección, porque claro, una persona puede en el papelito internacional de Derechos Humanos, tener el derecho al asilo, pero es más bien una prerrogativa de Estado otorgarlo o negarlo y seleccionar a quién sí y a quién no. Éste es el mejor ejemplo de que los derechos humanos terminan en donde acaba la rayita del país de origen que se supone debiera protegerlos. Para que Estados Unidos pueda librarse de la carga que no quiere, evalúa si las personas solicitantes de asilo han transitado por otro país considerado “seguro” (Tercer País) esto es, que se encuentra adherido a la Convención de 1957 y al Protocolo de 1967 de Protección de Refugiados y tiene las condiciones para un goce pleno de derechos para ellos. Si fue así y previo acuerdo internacional entre países de “Tercer País Seguro”, las personas pueden ser retornadas a ése país de tránsito porque se supone que allí debieron realizar su solicitud y no haber llegado hasta el país soñado. Esto aplica en América, ya que en Europa existen diversos acuerdos de “Safe third country” en los que no necesariamente los refugiados transitaron por Turquía , pero este país funciona como vertedero de indeseados para Europa bajo un acuerdo con Grecia, motivado la promesa de hacerla algún día parte de la Unión y de millones de Euros en ayuda.
Ni México ni Turquía tienen las condiciones para ofrecer a los refugiados un pleno goce de derechos y tampoco son seguros y mucho menos Libia , que es uno de los depósitos de humanos más grandes de la Unión Europea (UE) en donde existe una real crisis humanitaria, se lucra con los cuerpos de las personas, se subastan esclavos que llegan en ésa condición a la propia cegada Unión Europea, para la cual, mientras se contenga el problema fuera de ella, sigue siendo un país seguro. La pregunta es ¿seguro para quién? pues obviamente para la seguridad de la UE pero de ninguna manera para los refugiados. Ésta figura ha derivado en un gran negocio para la UE conocido como la “externalización de fronteras”, pues grandes cantidades de dinero se mueven a distintos países en distintos continentes, así como dispositivos tecnológicos y armas, para hacer de perros guardianes y contenedores de migrantes para evitar a toda costa su llegada a territorio de la UE.
Migrantes en Libia, muchos de ellos pasan a las filas de esclavos a la venta. Crédito: Hispan TV
La medida que Estados Unidos pretende implementar, continúa ésa misma línea europea y guarda una similitud con la política estadounidense hacia los cubanos conocida como “ pies secos, pies mojados ”, es decir, lo de menos es el Derecho Humano al Asilo, la vida o la seguridad; lo importante es cómo y por dónde llegaste para poder reconocerte como humano dotado de derechos o para permitirle a ése país deslindarse de personas que no desea en su territorio, así que si un solicitante de refugio transitó por México antes de llegar a los Estados Unidos, lástima Margarito, será retornado, pero si transitó por Canadá, pues allí si existe un “Safe Third Country Agreement”.
2. Primer País de Asilo
Se le llama al país en el cual el solicitante ha encontrado ya protección efectiva de primera instancia. Se aplica para evitar movimientos secudarios irregulares o lo que llaman “ asylum tourism” . Bajo la noción de que si la persona requiere protección, es suficiente obtener la de un Estado disponible y con medidas eficaces que la garanticen.. En caso de que no hubiera una condición legal apropiada o un goce pleno de sus derechos, el refugiado puede sentirse en la necesidad de buscar protección fuera de este “primer país de asilo” y trasladarse a otro país. Sobre este principio descansa la Regulación de Dublín de la Unión Europea , que básicamente consiste en que los solicitantes de asilo deben aplicar en el primer país que pisan de la Unión Europea y que ha sido una cuestión tan controvertida que hasta puso en riesgo la cohesión de la Unión porque los países de fronteras externas estaban recibiendo muchas solicitudes, mientras otros países del interior no eran solidarios con la carga. El caso de Alemania y el por qué es el país de la UE que más refugiados a recibido a la fecha (1.1M) sin ser un país de frontera externa, es un caso sobre el que escribiré posteriormente.
3. Tercer país de reasentamiento
Este concepto surge bajo el amparo de lo que ACNUR denomina “Soluciones duraderas” , es decir, si se considera que las personas ya reconocidas con la condición de refugiado, se encuentran en un territorio en el que no se garantizan de manera plena sus derechos o que puede mejorar su condición de vida en otro territorio, (a consideración de ACNUR y países involucrados, porque no es que el refugiado considere que no tiene pleno goce de sus derechos) entonces son trasladados a otro territorio previo consentimiento personal -al menos en el sistema de protección latinoamericano- ya que según la Convención de Cartagena ningún refugiado puede ser trasladado sin el consentimiento de su voluntad.
Éstas son algunas de las figuras bajo las cuales los Estados se amparan para ejercer su prerrogativa por sobre las vidas humanas. Aquellos considerados “desechos humanos”, son seres que merecen la misma dignidad y derechos por el simple hecho de ser humanos , independientemente de si se les reconoce o no, independientemente del lugar en el que les tocó asomarse al mundo, los derechos humanos fundamentales no son negociables y no debieran depender estar sujetos a jurisdiciones divididas por fronteras que generan una ruptura en la protección.
Si se aplicara con justicia la Responsabilidad Internacional, Trump estaría obligado a otorgar asilo a los solicitantes, lo que significaría un mínimo de reparación del daño causado como consecuencia de la desestabilización e intervención que ha realizado en Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Venezuela y etcétera, etcétera… pero con las figuras de “Tercer país seguro”, “Primer país de asilo” o “Tercer país de reasentamiento”, es más fácil verter a los humanos despojados de medios de vida y de derechos humanos a otros países que cargar con las consecuencias de las acciones que generaron ésos despojos y encima, se lucra con las vidas de éstas personas, misma situación con la Unión Europea.
Es por ello que el Cosmopolitismo kantiano debiera retomarse más que nunca como un principio de paz y convivencia humana, como una base puesta hace 200 años de Ciudadanía Universal, un concepto que la mexicana Ariadna Estévez ha desarrollado considerablemente. Es necesario también, aplicar soluciones colectivas y locales para los problemas causados globalmente, priorizar alternativas al desarrollo y no medidas como el Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica promovido por CEPAL que contempla más proyectos de muerte y de lucro con las distintas formas de vida.
Blog de la autora: https:// laposiciondelsol.wordpress. com/
Para Zygmun Bauman, la globalización se ha convertido en la más prolífica y menos controlada cadena de montaje de residuos humanos ; los procesos de mercantilización comercialización y monetarización de la subsistencia humana , han penetrado todos los rincones del globo; el progreso económico no fue capaz de proceder sin degradar y devaluar los modos de ganarse la vida de millones de seres humanos, poniendo en movimiento cantidades ingentes de seres humanos despojados de medios de supervivencia. Nos enfrentamos a la necesidad de buscar soluciones locales a problemas producidos globalmente, a una aguda crisis de la industria de eliminación de residuos humanos.
Los desechos humanos, por tanto, son todas esas personas despojadas de la posibilidad de crear un proyecto de vida viable, despojados de la posibilidad de lo que Judith Butler llama “una vida que merezca ser vivida”, según las construcciones políticas; puesto que no les queda más que sobrevivir y deambular por el mundo en el que no basta la condición biológica de humano para tener derechos, sino que es necesario que un Estado lo reconozca como tal y lo proteja. Parafraseando a Beauvoir, “no se nace humano, el Estado lo hace”.
Los desechos humanos son esos millones de nudas vidas u Homo sacer (concepto de Agamben para personas no reconocidas como tales y despojadas de derechos) que no sirven al sistema económico como productores o consumidores, pero que sus cuerpos sí generan ganancias sobre todo privadas al ponerlos en movimiento , generando una fuerte industria de la migración.
Se habla mucho de la negativa de México a aceptar convertirse en un “Tercer país seguro” para Estados Unidos, ceder una cosa ante un chamaco berrinchudo como lo es Trump, llevaría a una escalada de cesiones en la que se deje a México con pocos elementos para contrarrestar las peticiones del chamaco, pues la carta de negociar acoger a los solicitantes de asilo y contener a migrantes en el “patio trasero” versus detener el flujo de armas de manera ilegal de Estados Unidos a México, no es precisamente viable puesto que ya somos el “patio trasero” como lo dijo Zínser, y de facto ya somos un Tercer País Seguro -que no es seguro ni para ser mexicano-, pero ya aceptamos el acuerdo “Permanencer en México ” bajo presiones arancelarias de Estados Unidos, país que jamás tendrá en su menú la “enchilada completa” ni para nuestros connacionales y que lejos de ello, nos comparte “voluntariamente a fuerza”: pupuzas, baleadas, patacones, etcétera.
No es que los refugiados y migrantes no quepan en un sentido espacial en nuestro país, eso aplicaría si fuéramos Japón o una Isla, no caben porque son pobres, porque les tenemos miedo, porque los relacionamos con problemas de seguridad, de salud , porque sentimos que con lo pobres que ya somos en un país rico en recursos -cuyo ridículo coeficiente de Gini nos posiciona como el segundo país más desigual entre los países de la OCDE – vendrán a quitarnos lo que no tenemos o tomarán de lo que tenemos de manera escasa: la poca educación (que peleamos porque cómo se va a universalizar si la meritocracia es necesaria); el poco acceso a salud, el precario empleo, el pobre techo.
Nacionales de un país y migrantes estamos en igualdad de condiciones, ambos, aplastados por un sistema que ha desmantelado el estado benefactor y que genera ganancias económicas para un puñado de humanos. Es el propio estado que funcionando como estructura protectora de la libertad mercantil, permite o participa del lucro con los humanos y sus cuerpos, su movilidad, sus necesidades básicas de sobrevivencia, y del lucro con toda forma de vida mercantilizable, puesto que ahora es más redituable atacar la vida que protegerla; pasamos de estados benefactores y preservadores de la vida a estados necropolíticos, en los que la obtención de ganancias es mayor en proporción a la amenaza en la que se encuentre la vida.
En un pensamiento Kantiano, contenido en “La Paz Perpetua”, la superficie de la tierra es limitada, no podemos diseminarnos en el espacio hasta un infinito y por tanto, debemos tolerarnos mutuamente . Un ser humano nacido en un polo de la tierra tendría exactamente el mismo derecho que otro nacido en otro punto, todos debiéramos tener al menos, el mismo derecho de visitarla libremente , ah, pero no, inventamos la superioridad de razas, las rayitas que nos dicen en qué territorio debemos pagar nuestros impuestos e inventamos también el miedo a la pobreza en un mundo en el que más de la mitad de la población mundial vive con menos de 2 dólares al día, ¡tenemos ridículo miedo a los pobres en un mundo de pobres!, y tenemos también miedo a los desechos humanos, porque nos condicionan a ver el valor de la vida desde el consumo y lo productivo, desde lo que produce y genera. No olvidemos que en ese despectivo concepto de residuos humanos, se engloba también a miles de niños que habrían representado el futuro de sus países y que muy probablemente sean generaciones pérdidas, con las respectivas futuras consecuencias.
En términos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR o UNHCR), organismo que reconoce el carácter social y humanitario del problema de los refugiado, insta a los países a que hagan cuanto les sea posible por evitar que este problema se convierta “en causa de tirantez entre Estados” y eso es justo lo que pasa, nadie quiere llevar la carga que implica acoger a los refugiados, en tanto no representen un beneficio económico. Veamos qué diferencia hay entre los distintos vertederos de vidas humanas, términos de reciente creación y avalados por Naciones Unidas
1.Tercer País Seguro
El concepto se basa en la premisa de que si una persona tiene necesidad de protección internacional, es decir, su vida, su libertad o su seguridad corren peligro en su país de origen (País Uno) y éste no puede garantizar sus derechos humanos, podrá solicitar protección en otro país, claro, todos sueñan con un país “desarrollado”, que respete los Derechos Humanos y ofrezca una buena calidad, ése es el país de elección al que se llega con la intención de presentar una solicitud de asilo (un Segundo País) , que para el ejemplo, el “American Dream” lo personifica Estados Unidos.
Suponemos entonces que las personas llegan a Estados Unidos, pero éste no quiere otorgarles protección, porque claro, una persona puede en el papelito internacional de Derechos Humanos, tener el derecho al asilo, pero es más bien una prerrogativa de Estado otorgarlo o negarlo y seleccionar a quién sí y a quién no. Éste es el mejor ejemplo de que los derechos humanos terminan en donde acaba la rayita del país de origen que se supone debiera protegerlos. Para que Estados Unidos pueda librarse de la carga que no quiere, evalúa si las personas solicitantes de asilo han transitado por otro país considerado “seguro” (Tercer País) esto es, que se encuentra adherido a la Convención de 1957 y al Protocolo de 1967 de Protección de Refugiados y tiene las condiciones para un goce pleno de derechos para ellos. Si fue así y previo acuerdo internacional entre países de “Tercer País Seguro”, las personas pueden ser retornadas a ése país de tránsito porque se supone que allí debieron realizar su solicitud y no haber llegado hasta el país soñado. Esto aplica en América, ya que en Europa existen diversos acuerdos de “Safe third country” en los que no necesariamente los refugiados transitaron por Turquía , pero este país funciona como vertedero de indeseados para Europa bajo un acuerdo con Grecia, motivado la promesa de hacerla algún día parte de la Unión y de millones de Euros en ayuda.
Ni México ni Turquía tienen las condiciones para ofrecer a los refugiados un pleno goce de derechos y tampoco son seguros y mucho menos Libia , que es uno de los depósitos de humanos más grandes de la Unión Europea (UE) en donde existe una real crisis humanitaria, se lucra con los cuerpos de las personas, se subastan esclavos que llegan en ésa condición a la propia cegada Unión Europea, para la cual, mientras se contenga el problema fuera de ella, sigue siendo un país seguro. La pregunta es ¿seguro para quién? pues obviamente para la seguridad de la UE pero de ninguna manera para los refugiados. Ésta figura ha derivado en un gran negocio para la UE conocido como la “externalización de fronteras”, pues grandes cantidades de dinero se mueven a distintos países en distintos continentes, así como dispositivos tecnológicos y armas, para hacer de perros guardianes y contenedores de migrantes para evitar a toda costa su llegada a territorio de la UE.
Migrantes en Libia, muchos de ellos pasan a las filas de esclavos a la venta. Crédito: Hispan TV
La medida que Estados Unidos pretende implementar, continúa ésa misma línea europea y guarda una similitud con la política estadounidense hacia los cubanos conocida como “ pies secos, pies mojados ”, es decir, lo de menos es el Derecho Humano al Asilo, la vida o la seguridad; lo importante es cómo y por dónde llegaste para poder reconocerte como humano dotado de derechos o para permitirle a ése país deslindarse de personas que no desea en su territorio, así que si un solicitante de refugio transitó por México antes de llegar a los Estados Unidos, lástima Margarito, será retornado, pero si transitó por Canadá, pues allí si existe un “Safe Third Country Agreement”.
2. Primer País de Asilo
Se le llama al país en el cual el solicitante ha encontrado ya protección efectiva de primera instancia. Se aplica para evitar movimientos secudarios irregulares o lo que llaman “ asylum tourism” . Bajo la noción de que si la persona requiere protección, es suficiente obtener la de un Estado disponible y con medidas eficaces que la garanticen.. En caso de que no hubiera una condición legal apropiada o un goce pleno de sus derechos, el refugiado puede sentirse en la necesidad de buscar protección fuera de este “primer país de asilo” y trasladarse a otro país. Sobre este principio descansa la Regulación de Dublín de la Unión Europea , que básicamente consiste en que los solicitantes de asilo deben aplicar en el primer país que pisan de la Unión Europea y que ha sido una cuestión tan controvertida que hasta puso en riesgo la cohesión de la Unión porque los países de fronteras externas estaban recibiendo muchas solicitudes, mientras otros países del interior no eran solidarios con la carga. El caso de Alemania y el por qué es el país de la UE que más refugiados a recibido a la fecha (1.1M) sin ser un país de frontera externa, es un caso sobre el que escribiré posteriormente.
3. Tercer país de reasentamiento
Este concepto surge bajo el amparo de lo que ACNUR denomina “Soluciones duraderas” , es decir, si se considera que las personas ya reconocidas con la condición de refugiado, se encuentran en un territorio en el que no se garantizan de manera plena sus derechos o que puede mejorar su condición de vida en otro territorio, (a consideración de ACNUR y países involucrados, porque no es que el refugiado considere que no tiene pleno goce de sus derechos) entonces son trasladados a otro territorio previo consentimiento personal -al menos en el sistema de protección latinoamericano- ya que según la Convención de Cartagena ningún refugiado puede ser trasladado sin el consentimiento de su voluntad.
Éstas son algunas de las figuras bajo las cuales los Estados se amparan para ejercer su prerrogativa por sobre las vidas humanas. Aquellos considerados “desechos humanos”, son seres que merecen la misma dignidad y derechos por el simple hecho de ser humanos , independientemente de si se les reconoce o no, independientemente del lugar en el que les tocó asomarse al mundo, los derechos humanos fundamentales no son negociables y no debieran depender estar sujetos a jurisdiciones divididas por fronteras que generan una ruptura en la protección.
Si se aplicara con justicia la Responsabilidad Internacional, Trump estaría obligado a otorgar asilo a los solicitantes, lo que significaría un mínimo de reparación del daño causado como consecuencia de la desestabilización e intervención que ha realizado en Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Venezuela y etcétera, etcétera… pero con las figuras de “Tercer país seguro”, “Primer país de asilo” o “Tercer país de reasentamiento”, es más fácil verter a los humanos despojados de medios de vida y de derechos humanos a otros países que cargar con las consecuencias de las acciones que generaron ésos despojos y encima, se lucra con las vidas de éstas personas, misma situación con la Unión Europea.
Es por ello que el Cosmopolitismo kantiano debiera retomarse más que nunca como un principio de paz y convivencia humana, como una base puesta hace 200 años de Ciudadanía Universal, un concepto que la mexicana Ariadna Estévez ha desarrollado considerablemente. Es necesario también, aplicar soluciones colectivas y locales para los problemas causados globalmente, priorizar alternativas al desarrollo y no medidas como el Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica promovido por CEPAL que contempla más proyectos de muerte y de lucro con las distintas formas de vida.
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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.