martes, 22 de julio de 2025

CÓMO CONSTANTINO CREÓ UN CÁNCER EN EL CRISTIANISMO

CÓMO CONSTANTINO CREÓ UN CÁNCER EN EL CRISTIANISMO
En 2025 se cumplen 1.700 años del I CONCILIO DE NICEA (reunión de obispos cristianos que tuvo lugar en Nicea, una ciudad en la actual Turquía, cerca de Constantinopla/Estambul). Marcó un antes y un después en la historia del cristianismo. Constantino, emperador romano, convocó el concilio en el año 325. El concilio duró un mes. Aunque no era cristiano en ese momento, Constantino buscaba la unidad del Imperio a través de las religiones (paganismo grecorromano, que practicaba un 45% de la población del Imperio; cristianismo, que era la fe del 35%; mitraísmo y otras religiones orientales, que practicaba el 12%; judaísmo, la religión del 6%; etc.). Esto introdujo una alianza entre Iglesia y poder político que supuso una desviación total del cristianismo original, que era una fe contracultural y crítica con el ejercicio del poder, un camino de liberación personal y social, y no una religión institucionalizada como tal. El Concilio marcó un giro institucional y político, vinculando el cristianismo al poder imperial romano. El Concilio de Nicea rompió con la figura histórica de Jesús de Nazaret y subordinó lo esencial de su doctrina. Por lo que se puede saber sobre Jesús, éste usó siempre un lenguaje sencillo, no instauró un sistema dogmático (más allá del mandamiento "amar a Dios con todo el corazón, alma y mente, y amar al prójimo como a uno mismo"), y no habló en términos filosóficos griegos. Nicea lo convirtió en un dios al estilo de las religiones de la Antigüedad. El cristianismo primitivo era fluido, diverso, plural, con varias interpretaciones sobre la figura de Jesús (por ejemplo, judeocristianos, gnósticos, ebionitas, etc.). El Credo de Nicea impuso una interpretación concreta y ortodoxa, y una uniformización forzada, dejando fuera a otras visiones. El concilio consolidó la Iglesia como una estructura jerárquica rígida, lo que contrasta con las comunidades cristianas originales, que eran horizontales y carismáticas. Esto abrió camino a un cristianismo completamente institucionalizado. Si el cristianismo es seguimiento de Jesús en su vida, enseñanzas y ética, el Concilio de Nicea desvió el cristianismo hacia una religión más doctrinal que práctica, más imperial que comunitaria. Nicea marcó una redefinición institucional, teológica y política. Siguió una línea interpretativa de los orígenes del cristianismo, pero a costa de marginar otras. Consolidó una ortodoxia, uniformó y simplificó una diversidad más rica, y abrió la discriminación de las mujeres en la Iglesia y siglos de persecución sangrienta, a muerte, de cualquier discrepancia, de la ciencia, y de la diversidad sexual y de género. Sólo el enciclopedismo en el siglo XVIII (el Siglo de las Luces), como movimiento intelectual y cultural, logró frenar este cáncer provocado hace 1.700 años en las iglesias cristianas, retomando (casi "reciclando") los principios cristianos de libertad, igualdad y fraternidad, argumentando la necesidad de tolerancia y secularización, y alumbrando, con el tiempo, la doctrina de los derechos humanos. La Iglesia católica romana, la Iglesia ortodoxa, las Iglesias ortodoxas orientales, la Iglesia asiria del Oriente, la Iglesia Reformada, la Iglesia luterana y la Iglesia anglicana, por otra parte enfrentadas entre sí durante siglos en guerras de religión, son algunas de las seguidoras del Concilio de Nicea (iglesias nicenas), frente a grupos cristianos minoritarios y perseguidos durante siglos que siguen insistiendo en centrarse en el mensaje original y en la figura del Jesús histórico, Liberador y en cuanto tal, llamado Hijo de Dios, y del movimiento que éste provocó en los primeros siglos tras su muerte, y no en títulos, denominaciones, jerarquías, vestiduras, imágenes, dogmas ni control de las personas. Texto: C. Ross Ostadarra. Imagen: Icono conmemorativo del Primer concilio de Nicea.

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