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martes, 27 de julio de 2021
Comentario Servicio Bíblico Latinoamericano Semana del 1 al 7 de agosto de 2021 – Ciclo B
Servicio Bíblico Latinoamericano
Semana del 1 al 7 de agosto de 2021 – Ciclo B
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Domingo 1 de Agosto
18º Ordinario
Alfonso María de Ligorio, fundador (1787)
Éxodo 16,2-4.12-15: Haré llover pan del cielo
Salmo 77: El Señor les dio un trigo celeste
Efesios 4,17.20-24: Vístanse de la nueva condición humana
Juan 6,24-35: El que cree en mí no pasará sed
La primera lectura, del Éxodo, nos recuerda cómo el desierto es la carencia de todo. A toda persona le llega de vez en cuando su desierto: la situación crítica en la que parece que no se encuentran soluciones de ayuda para sobrevivir a tan crítica situación. Al pueblo de Israel le era muy provechoso el tener que estar en el desierto donde todo falta, para que pudiera experimentar el portentoso modo que Dios tiene para ayudar a los que en Él confían. En el desierto el Pueblo de dios aprende a experimentar la condición de “pobre”, de “necesitado de todo” del auxilio de Dios. Esto le será útil para el crecimiento de su fe y de su esperanza en las ayudas milagrosas. En la península del Sinaí hay un arbusto llamado “tamarisco”. Produce una secreción dulce que gotea desde las hojas hasta el suelo. Por el frío de la noche se solidifica y hay que recogerla de madrugada antes de que el sol la derrita. ¿Sería esto lo que Dios le proporcionó a su pueblo, multiplicándolo claro está, de manera prodigiosa? Lo cierto es que los israelitas consideraron siempre la aparición de este alimento como una demostración de la intervención milagrosa a favor de su pueblo. Lo llamaron “maná”, porque los niños al comerlo preguntaban: “¿qué es esto?, “lo que en su idioma se dice: “Man-ah?”. También es llamado por los salmos “pan del cielo” (Sal 78) y el libro de la Sabiduría dice que, “sabía a lo que cada uno deseaba que supiera” (Sab 16,20). Jesús dirá que el Verdadero Pan bajado del cielo será su cuerpo y su sangre. O sea que este maná milagroso del desierto era un símbolo y aviso de lo que iba a hacer Dios más tarde con sus elegidos, dándoles como alimento el cuerpo de su propio Hijo divino.
La segunda lectura continuada de la carta a los Efesios pide a los creyentes que se dejen renovar por el Espíritu Santo y pasen de un modo de obrar no digno del ser humano, a un modo de obrar digno de quien tiene fe en Cristo. Pide que abandonemos nuestro estilo anterior de vida pecaminosa y marchemos en adelante por un nuevo camino de vida cristiana. Se nos invita a no dejarnos guiar por esta “vaciedad de criterios”. En estos pocos versículos continúa la exhortación a buscar la unidad y a vivir dignamente la propia vida cristiana, guiada y fundamentada en un verdadero conocimiento de Cristo. Pablo desarrolla este argumento jugando con la antítesis del ser humano viejo y el ser humano nuevo (Col 3,9-10; 1Cor 5,7-8). Elegir la novedad, lo nuevo, es elegir a Cristo. Esto significa romper con el viejo ser humano pecaminoso, con el pecado del mundo, para estar dispuestos a una continua renovación en el Espíritu, a vivir en la justicia y santidad y ser justos y rectos. Este texto es una clara respuesta a quienes piensan que el cristianismo simplemente es una cosa del pasado.
El evangelio de hoy, de Juan, el discurso del pan de vida, se desenvuelve en tres afirmaciones lógicamente sucesivas, y la primera que presenta este texto es: el real o verdadero “pan del cielo” no es el maná dado una vez por Moisés, contrariamente a lo que la gente pensaba (v.31). Es literalmente el pan que ha bajado del cielo. Dios, no Moisés, es quien da este pan (v.32). Jesús ha realizado signos para revelar el sentido de su persona (domingo anterior), pero la gente sólo lo han entendido en la línea de sus necesidades materiales (6,26.12). Jesús ha querido llevarnos a la comprensión de su persona, porque sólo a través de la fe pueden entender quien es él y sólo así podrá donarse a ellos como comida: pero para hacer esto es necesario trabajar o procurar por un alimento y una vida que no tienen término y que son dones del Hijo del hombre (v.27). Los judíos piensan de inmediato en las obras (v.28; Rm 9,31-32), pero Jesús replica que sólo una obra deben cumplir: creer en él (v.29; Rm 3,28), reconocer que tienen necesidad de él, como se tiene necesidad del alimento material. Al considerar la exigencia de Jesús muy grande es por lo que piden una demostración de los que afirma realizando una señal que al menos se compare con aquellas realizadas por Moisés (vv. 30-31), pues aquellas que acaba de realizar (6,2) no se consideran suficientes. Jesús responde afirmando que es más que Moisés, pues en él (Cristo) se realiza el don de Dios que no perece. Su pan se puede recoger (6,13), el maná se pudrió (Ex 16,20).
“Yo soy el pan de vida” es una fórmula de fuerza extraordinaria, parecida a aquellas otras que sólo a Jesús se podría atribuir: “Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy el buen pastor”... el que viene a Jesús no tendrá hambre ni sed, no necesita de otras fuentes de gozo para saciar sus anhelos y aspiraciones. Jesús es fuente de equilibrio y de gozo, fuente de sosiego y de paz. Jesús es el lugar y fundamento de la donación de la vida que Dios hace al ser humano. En Jesucristo, Dios está por completo a favor del ser humano, de tal modo que en él se le abre su comunión vital, su salvación y su amor, y en tal grado que Dios quiere estar al lado del ser humano como quien se da y comunica sin reservas. En la comunión con el revelador –Cristo- se calma tanto el hambre como la sed de vida que agitan al ser humano.
El evangelio de este domingo no está dramatizado por la serie «Un tal Jesús» de los hermanos López Vigil. Pero puede echarse mano de cualquiera de los que se refieren a la eucaristía, por ejemplo, los referidos a la última cena (109, 110 y 111), que pueden ser tomados de https://radialistas.net/serie-un-tal-jesus/
Para la revisión de vida
- ¿Es capaz nuestra fe de descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos pequeños y grandes de nuestra existencia?
- Nuestro corazón busca la felicidad, pero ¿dónde suele hacerlo: en las migajas pasajeras que ofrece el mundo o en el pan de vida eterna?
- ¿Soy de los que buscan más el pan material que el pan que lleva a la eternidad?
Para la reunión de grupo
- Investigar la “tipología del maná” recorriendo los textos de Ex 16; Nm 11,4-9. 31-33).
- Leer algo más del maná y las codornices como fenómenos objetivos y naturales.
- ¿Qué otras interpretaciones ha recibido el milagro del maná? (cf o buscar: Filón de Alejandría).
Para la oración de los fieles
- Para que vivamos con confianza la seguridad de que a través de las vicisitudes de la historia, en medio del caos, siempre se manifiesta una Fuerza misteriosa que auto-organiza las fuerzas en concurso y crea una nueva posibilidad, superior, para continuar ascendiendo y convergiendo.
- Para que todos los cristianos tengamos siempre hambre y sed de Cristo, hambre y sed de que se realice su Utopía, y nos alimentemos en la mesa de la palabra y del pan de vida para tener fuerzas para llevarla a término.
- Por los aquí presentes, para que la misma fe que nos ha hecho adorar la Eucaristía, el “pan vivo bajado del cielo”, nos haga reconocer a Cristo en nuestros hermanos, especialmente en los más necesitados.
Oración comunitaria
- Dios Padre bueno que en Jesús de Nazaret nos has presentado verdaderamente el pan del cielo, aumenta nuestra fe para que, recibiéndolo, sacie el hambre de Verdad que hay dentro de cada ser humano.
Lunes 2 de Agosto
18ª Semana Ordinario
Ntra. Sra. de los Ángeles
Eusebio de Vercelli (371)
Nm 11,4b-15: Yo no puedo con este pueblo
Salmo 80: Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza
Mt 14,13-21: Denles ustedes de comer
Conseguir que las personas compartan lo suyo con las que menos tienen es un verdadero milagro. La tendencia ordinaria es que otro resuelva el problema del hambre. Alrededor de 795 millones de personas en el mundo no tienen alimento necesario para llevar una vida saludable y activa. Mueren diario 8 500 niños por desnutrición, según una estimación de Unicef. Leer el evangelio nos compromete. El pan de La Palabra nos debe llevar al pan de la mesa compartida, eso es Eucaristía. No puedo esperar a que sea otro quien tome la iniciativa. Saber que hay personas cerca de mi casa pasando hambre es motivo suficiente para no dormir. Una práctica evangélica que nos comprometa para actuar es lo que necesitamos para cambiar el rostro del mapa mundial. No necesitamos más oraciones sino acciones. Todo es relativo, menos Dios y el hambre, como dijo el gran profeta de Brasil, Mons. Casaldáliga. Pidamos a Dios para que en cada Eucaristía, en cada Padrenuestro recordemos que hay personas necesitadas de mi solidaridad.
Martes 3 de Agosto
18ª Semana Ordinario
Pedro Julián Eymard, fundador (1868)
Números 12,1-13: Moisés no es como los otros profetas; ¿cómo os habéis atrevido a hablar contra él?
Salmo responsorial: 50: Misericordia, Señor: hemos pecado.
Mt 14,22-36: ¡Hombre de poca fe!
El evangelio de Mateo está dirigido a una comunidad cristiana que, luego de haberse enfrentado con el judaísmo oficial, son excluidos de la sinagoga y están aprendiendo a caminar solos. El relato de hoy refleja esta situación y representa a las comunidades de todos los tiempos. En la figura de Pedro estamos retratados todos los que hemos sido llamados a ser discípulos, aquellos que hemos sido seducidos por Jesús y proclamamos a los cuatro vientos la pertenencia al proyecto del Reino; pero que flaqueamos y caemos en las dificultades. Es importante resaltar que Pedro no teme porque se hunde sino que se hunde porque teme. Y, ¿quién mejor que Jesús para conocer nuestra fragilidad? El miedo no es obstáculo para caminar. Recordemos este relato cuando lleguen las dificultades y tribulaciones para tener la convicción de que Él estará siempre diciéndonos como a Pedro: “¡Ánimo!, ¡soy yo! ¡sigue en camino, no detengas la marcha!
Miércoles 4 de Agosto
18ª Semana Ordinario
Juan María Vianney (1859)
Números 13,1-2.25; 14,1.26-30.34-35
Salmo 105: Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo
Mt 15,21-28 ¡Mujer, qué grande es tu fe!
Un elemento de la lectura bíblica desde la hermenéutica en clave de mujer es ver cómo ellas hacen uso del poder. Su método propone ver aquellos textos en donde la mujer aparece no sólo como víctima sino como protagonista de conquistas, espacios y reclamos de derechos. Eso lo podemos recrear en el relato de hoy: Dos mujeres son protagonistas de este momento trascendente con Jesús. Una enferma, no habla, sólo sufre en su cuerpo la carga de una enfermedad que la atormenta, que la deja incapaz de hablar. La otra es madre, una mujer valiente, recursiva; ella es su abogada. Ha sido capaz de cruzar las fronteras geográficas de Tiro y Sidón y esas otras fronteras culturales y psicológicas por la sanación de su hija. No solo eso, ella ha sido capaz de trasgredir las reglas y los espacios para pedir una migaja aunque fuera, con tal de que sanara su hija. Y con su fe cruzó las montañas y alcanzó lo que buscaba, su hija quedó sana aquél día del encuentro con el Galileo. ¿Conoces madres así?
Jueves 5 de Agosto
18ª Semana Ordinario
Basílica de Sta. María la Mayor
Nm 20,1-13: Ábreles la fuente de agua
Salmo 94: Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: “No endurezcan su corazón”
Mt 16,13-23: Te daré las llaves del Reino
Con el tiempo y la convivencia, las personas consideraba a Jesús como profeta, como hombre de Dios. En la mentalidad judía no había diferentes profetas sino un mismo espíritu profético que pasaba de uno a otro. No hay sino un mismo Espíritu de Dios que habla a través de distintas personas de las que ha tomado posesión plena. Jesús exige a sus cercanos seguidores decirle quién es él. Pedro tomando la iniciativa, responde en nombre de todos. Entonces recibe la promesa de que la fe y la comunidad basada sobre esa confesión de fe no van a morir. Jesús no promete a Pedro una Iglesia, sino que Él, edificará sobre Pedro, sobre su fe, una Iglesia; por eso dice “mi Iglesia”. Es importante recordar que la Iglesia es la comunidad y no el edificio. A la construcción le llamamos "iglesia" porque es el espacio en dónde se reúne la Iglesia, es decir, la comunidad cristiana. No olvides cristiano, la Iglesia eres tú.
Viernes 6 de Agosto
18ª Semana Ordinario
Transfiguración del Señor
Dn 7,9-10.13-14: Su vestido era blanco
Salmo 96: El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra
2Pe 1,16-19: Oímos una voz del cielo
Mateo 17,1-9: Su rostro resplandecía como el sol
Los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) narran la transfiguración. La comunidad de Marcos, cuyo texto leemos hoy, está integrada, en su mayoría, por personas de origen pagano; es una comunidad pobre, en crisis, llamada a dar razón de su fe e identidad. Para ella la experiencia de Jesús transfigurado, será de mucha importancia en el reafirmar su fe y su seguimiento. El Evangelio quiere decir que la Ley y los Profetas están al servicio y tienen sentido en función de Jesús, que es el Señor, en su gloria, al servicio del cual está toda la Sagrada Escritura. La propuesta de Pedro de quedarse en la montaña es una insinuación para no afrontar el futuro próximo de Jesús que seis días antes les había anunciado su pasión. Nosotros, al igual que la comunidad de Marcos, no podemos evitar la realidad, tendremos que seguir dando testimonio de nuestra fe, aun cuando el temor y los acontecimientos nos quieran superar.
Sábado 7 de Agosto
18ª Semana Ordinario
Cayetano, fundador (1547)
Sixto, papa y mártir (258)
Dt 6,4-13: Amarás al Señor tu Dios
Salmo responsorial: 17:Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Mt 17,14-20: Si tuvieran fe, nada les sería imposible
Es mucha la angustia para la familia cuando hay un hijo enfermo. El testimonio de fe de este padre nos debe contagiar. El texto dice que se acerca a Jesús, se arrodilla frente a él y le pide compasión hacia su hijo. El hombre describe el padecimiento de su hijo con unas palabras que conmueven a Jesús: mi hijo “sufre horriblemente”. El hombre había agotado los medios posibles y los discípulos no pudieron ayudarlo. Ahora él estaba, frente a frente, con el Maestro y no vacila… Su fe hizo posible el milagro aquella tarde en Galilea. Los discípulos que han recorrido largos caminos con Jesús y lo vieron hacer milagros no lograron sanar a esta persona. Profesar nuestra fe en Jesús no es garantía de ser verdadero discípulo. Es la fe en Jesús y su poder lo que hacen posible lo imposible. Si tuviéramos fe suficiente habríamos cambiado la geografía del mundo. ¿Cómo manifiestas tu fe? ¿El sufrimiento ha hecho crecer tu fe? ¿Te consideras una semilla de mostaza?
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