domingo, 30 de noviembre de 2025

Europeos suspenden la financiación de misiles Flamingo para Ucrania ante el escándalo de corrupción en ese país -

Europeos suspenden la financiación de misiles Flamingo para Ucrania ante el escándalo de corrupción en ese país - Sputnik Mundo, 30.11.2025 Aproximadamente 525.000 dólares, recaudados en el marco de una iniciativa de 'crowdfunding' en la República Checa, permanecen en la cuenta de la misma y no han sido transferidos a Fire Point, la empresa que fabrica estos misiles de crucero, informa el portal checo 'iDNES'. El replanteamiento se produjo luego de que trascendiera que el fabricante estaba vinculado a un cercano de Volodímir Zelenski —el empresario Timur Mindich— quien se encuentra en el centro del gran escándalo de corrupción en Ucrania, en el que está involucrado el entorno más cercano a Zelenski. De acuerdo con el impulsor de la iniciativa, Dalibor Dedecek, existía un gran temor de que los fondos "pudieran destinarse a un fin distinto al previsto". Mindich era presuntamente el propietario real y beneficiario final de Fire Point, empresa que de un modesto estudio de cine pasó a ser un imán para grandes contratos militares, según medios ucranianos. Ucrania: La Oficina Anticorrupción podría revelar información comprometedora sobre líderes europeos - Sputnik Mundo, 28.11.2025 Ucrania: "La Oficina Anticorrupción podría revelar información comprometedora sobre líderes europeos" Las primeras referencias al misil se remontan al mes de agosto de este año, cuando la compañía presumió de que su producto era capaz de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 3.000 km. No obstante, uno de los representantes de la iniciativa checa que visitó Ucrania, Martin Ondracek, reconoció que aún no hay una certeza absoluta de que el misil pueda realmente lanzarse y alcanzar con precisión su objetivo. Fire Point ya se había visto envuelta en escándalos cuando medios ucranianos denunciaron que la empresa había utilizado sus contactos para obtener contratos militares, había inflado los precios de los componentes para drones y se había enfrentado a varios procesos penales iniciados por los organismos anticorrupción.

sábado, 29 de noviembre de 2025

La epopeya palestina (y IX) Parámetros antiimperialistas y no religiosos

Recomiendo: La epopeya palestina (y IX) Parámetros antiimperialistas y no religiosos Por Claudio Katz | 29/11/2025 | Palestina y Oriente Próximo Fuentes: Rebelión La izquierda se moviliza contra Israel denunciando el carácter terrorista de sus incursiones. Pero esa unanimidad no suele extenderse a la actitud frente a Hamas, que presenta muchos grises e indefiniciones. Distintos sectores del progresismo consideran que esa organización cometió un acto de terrorismo, al atacar colonias fronterizas para tomar rehenes (Patria Grande, 2025). Esa evaluación es equivocada. Hamas no tiene ningún parentesco con Daesh o Al-Qaeda u otras organizaciones mercenarias, que utilizan el disfraz islamista para encubrir su dependencia de la CIA. La principal agrupación de los gazatíes, no surgió -como el yihadismo, ISIS o los talibanes- en los oscuros laboratorios de fuerzas reaccionarias conectadas al Pentágono. Tampoco se transformó en un Frankenstein en conflicto con sus creadores. ANTÍTESIS DEL TERRORISMO Hamas es un típico movimiento de liberación palestino, que emergió en la batalla contra el sionismo, con enormes raíces en su pueblo y un gran basamento social. Es intencionalmente asemejada a los grupos terroristas por los grandes medios de comunicación, para deslegitimar su lucha emancipadora (Abella, 2021). Esa descalificación es un desgastado recurso de la propaganda imperial. Desde la Revolución Francesa hasta la Comuna de Paris, el término terrorista no presentaba esa acepción negativa. Pero durante todo el siglo XX fue un apodo infaltable de los opresores, para referirse al Vietcong vietnamita, al IRA irlandés, al FLN argelino, al CNA sudafricano o a cualquier fuerza antiimperialista. Fatah, el FPLP, el FDLP y todas las organizaciones palestinas que precedieron a Hamas cargaron con el mismo mote (Ghanem, 2023). La incursión del 7 de octubre es cuestionada en esos términos por la captura de rehenes civiles, como si esa modalidad constituyera una novedad ajena a los contextos bélicos. Todas las confrontaciones en los procesos de liberación nacional incluyeron esas lamentables tragedias. Al evaluarlas en sí mismas se pierde de vista el dramático contexto en que se efectivizaron (Traverso, 2024). Esos episodios no solo estuvieron presentes en las luchas antimperialistas de América Latina, África o Asia, sino también en muchos movimientos de la resistencia europea contra el nazismo. Los actos de violencia de los oprimidos han sido penosos momentos históricos de una dura batalla, que siempre incluyó acciones éticamente objetables o políticamente ineficaces. Hamas no tomó rehenes por venganza o perversidad, sino para intercambiarlos por presos políticos. Al cabo de varias décadas, la resistencia palestina no ha encontrado otro recurso para liberar a sus encarcelados. El salvajismo del Apartheid sionista ha obstruido cualquier otro camino, para excarcelar a los incontables cautivos que transitan por sus prisiones. Frecuentemente se reconoce esa adversidad, pero igualmente se objeta la captura de civiles, como si las víctimas del mayor aparato militar de Medio Oriente tuvieron la posibilidad de realizar esa selección. No hay que olvidar, además, que la división entre civiles y uniformados es muy borrosa en Israel, dada la militarización general y constante de toda su población. La incursión del 7 de octubre ha sido reivindicada por todas las organizaciones palestinas. No fue un ataque aislado de Hamas, sino una acción avalada por Jihad, el FPLP, el FDLP y parte del ex Fatah. Esa aprobación y convergencia persiste hasta la fecha(Mezher, 2025) El protagonismo de Hamas no definió, además, el carácter de la incursión. Basta recordar que la gesta del gueto de Varsovia fue consumada con la participación de sionistas, socialistas, religiosos y apartidarios, para notar que no es la composición política interna, lo que determina el carácter reivindicable u objetable de una acción bajo el cerco del opresor (Katz, 2023). NUEVAMENTE LOS DOS DEMONIOS. Hay muchas voces progresistas que condenan a ambos bandos, señalando complicidades entre Netanyahu y Hamas para impedir una solución pacífica del conflicto. Destacan la convergencia entre ambos liderazgos para extremar tensiones, con el propósito de sostener su primacía política contra los rivales internos(Kupervaser, 2025). Esa equiparación retoma todos los desaciertos de la teoría de los ¨dos demonios¨, omitiendo que no está en juego una disputa entre fuerzas equivalentes. El campo de los opresores, colonialistas y expropiadores no tiene ninguna equivalencia con la sufrida área de los oprimidos y expropiados. Por esa razón, no es cierto que a los dos bandos el cabe el mismo derecho a la defensa o que existe una agresión mutua entre israelíes y palestinos. Tan solo prima el ataque de los primeros hacia los segundos y la resistencia de estos últimos a los atropellos que padecen. Netanyahu al comando del sionismo es el culpable. Ha saboteado todos los intentos de negociación y desconoce incluso la perspectiva de los Dos Estados. Por el contrario, Hamas ha ofrecido múltiples vías para concertar acuerdos y acepta debatir alternativas de compromiso para las demandas palestinas. Es inadmisible colocar a ambos contendientes en mismo plano. La resistencia de Hamas al terrorismo de Estado de Netanyahu es una batalla de David contra Goliat, que no puede ser juzgada como una confrontación entre iguales. Hay un genocidio en marcha de un opresor colonial, contra un pueblo que batalla como puede por sus derechos nacionales. Este dato básico es omitido por todos los sectores progresistas permeables a las presiones de Israel (Johnstone, 2025). Temen cargar con la acusación de antisemitismo, que el sionismo utiliza para paralizar a sus adversarios (Baroud, 2025b). Muchos progresistas suelen repetir en forma edulcorada los argumentos falaces que difunde Tel Aviv, para presentar a los agresores sionistas como víctimas con derecho a defensa. Adoptaron la exigencia de liberar a los rehenes, olvidando las penurias de los presos palestinos y eluden la denuncia del genocidio con menciones a una guerra entre iguales (Iqbal, 2025) Siempre omiten que el número de bajas inocentes causado por los milicianos palestinos es irrisorio, en comparación a los crímenes del sionismo. Las cifras de los caídos en ambos bandos hablan por sí solas, aunque la prensa hegemónica solo valorice la vida de un israelí y considere irrelevante la supervivencia de cualquier gazatí (Rodríguez, 2025). Otro cuestionamiento al acto de resistencia que consumó Hamas contra la prisión a cielo abierto montada por Israel, sugiere que Netanyahu conocía el operativo y lo dejó pasar para organizar una venganza, que le asegura su permanencia al frente del gobierno. Con esta conspirativa evaluación se desvaloriza el heroísmo de Hamas, señalando que la defensa israelí no fue vulnerada, sino tan solo enflaquecida adrede (Ajl, 2023). Pero esa novelesca interpretación oculta que el todopoderoso ejército sionista fue cogido por sorpresa y padeció una humillante derrota, por adversarios que le aplicaron su propia medicina de infiltración y emboscada. Hamas aprovechó el régimen de permisos laborales para los trabajadores palestinos temporarios, para diseñar y preparar un ataque que le propinó a Israel una impactante derrota. Tardaron varios días en retomar el control de sus bases, con una secuela de víctimas en gran medida causada por el propio fuego amigo de los gendarmes sionistas. Con mínimos recursos, Hamas asestó un golpe inusitado al costoso ejército israelí, poniendo de relieve la vulnerabilidad del barroco arsenal de esa fuerza (Malm, 2025). OPORTUNIDAD, UTILIDAD, RESULTADOS Algunas voces objetan la conveniencia y oportunidad de la incursión de Hamas, señalando que desembocó en la masacre actualmente afrontada por los gazatíes. Pero esa evaluación no parte de una valoración de la valentía y el heroísmo demostrado por los resistentes, en una epopeya que ya se inscribe en los grandes hitos de lucha anticolonial. La fría apreciación del acierto o no de ese operativo debe ser precedida por su valoración, porque el juicio de lo ocurrido no emerge de un veredicto imparcial. Hay una toma de partido previa a favor a los opresores o los oprimidos, que debe ser explicitada y la mirada de izquierda presupone el apoyo a la acción de los palestinos. En este caso, la aprobación exige resaltar la heroica labor de organización combatiente que desarrolló Hamas. Erigió una fuerza guerrillera con decenas de miles de integrantes y construyó una red túneles subterráneos forjados en la tradición del Vietcong. La referencia de ese antecedente puede ser también considerada, para comparar el 7 de octubre con la ofensiva del Tet. Ambas acciones suscitaron una conmoción en la opinión pública, que en el caso estadounidense condujo a registrar la imposibilidad de ganar la guerra en el Sudeste Asiático. Como símbolo de la resistencia frente al fascismo, la osada incursión de Hamas tiene parecidos con el levantamiento del gueto de Varsovia. En el sacrificio de un pueblo contra el invasor, el 7 de octubre rememora la batalla de Stalingrado. Hamas no improvisó la incursión en términos militares, ni dispuso arbitrariamente su concreción. Decidió efectivizarla para frustrar la avanzada negociación de los acuerdos Abraham, entre Arabia Saudita e Israel. Evalúo que la suscripción de ese convenio demolía en forma definitiva la causa palestina, al consolidar los asentamientos en Cisjordania y enterrar cualquier atisbo de algún Estado diferente al impuesto por el sionismo. La incursión fue realizada para demostrar que la acción armada es un componente de la resistencia palestina. Ese plano es muy cuestionado por quiénes entienden que resulta inútil sostener la batalla en ese terreno, contra un enemigo tan poderoso como Israel. Pero esa mirada omite que los desenlaces del Líbano indicaron que las fuerzas sionistas no son invencibles y que no hay forma de contener su expansionismo colonial, sin propinar derrotas militares a los ocupantes de territorios. Las movilizaciones, las huelgas y los piquetes no alcanzan para doblegar a esos invasores. Es la experiencia y el balance que transmiten los líderes de las organizaciones comprometidos desde hace décadas, en la durísima lucha contra el opresor sionista (Khaled, 2025) En la evaluación de lo ocurrido hace dos años, algunos enfoques estiman que el cálculo de Hamas no se corroboró con lo acontecido. Señalan que no irrumpió el esperado levantamiento en el mundo árabe, ni tampoco se verificó la apertura de un segundo frente en el Líbano o de un sostén más sólido por parte de Irán (Simon, 2025) En cambio, Israel puso en marcha una venganza que superó el sangriento historial del sionismo, generando una devastación que desmoronó todo signo de vida social en Gaza (Mhawosih, 2025). Entienden que esa demolición derivó en una sustancial derrota de Hamas, que no abrió senderos para los anhelos palestinos (Achcar, 2025c, 2025d) Las miradas opuestas observan que esa organización ha logrado resistir y reemplazar los caídos por nuevos luchadores (Peral, 2025). Destacan que recuperó su autoridad en Gaza, mantuvo su arraigo, penalizó a los colaboracionistas y reconstituyó sus fuerzas, reorientando su estrategia en el escenario creado por la feroz respuesta israelí (Seurat, 2025). Su acción generó, además, un impacto internacional que ha otorgado una nueva centralidad y legitimidad a la demanda nacional palestina (Eid, 2025). Esta variedad de balances se encuentra muy condicionada por el dramático contexto actual (Crookei, 2025). Es evidente que siempre resulta difícil dirimir a priori, cuáles son las batallas con posibilidades de éxito y cuáles devendrán en apuestas pérdidas. Ningún pueblo elige las condiciones en que debe batallar y en este caso el resultado final sigue abierto. PARALELOS CON HEZBOLLAH Las semejanzas de trayectoria que emparentan a Hamas con Hezbollah son muy instructivas. El movimiento localizado en el Líbano nació en los años 80, cuando la OLP fue obligada a exilarse y dejó un vacío ocupado por militantes que retomaron esa lucha, rechazando los compromisos que esa organización suscribió posteriormente con el Estado sionista. Hamas tuvo un origen similar en la misma época en Gaza y Cisjordania, al calor de la segunda Intifada. Surgió para continuar la resistencia que abandonó la ANP, al aceptar los acuerdos de Oslo, que consagraron la ampliación de los asentamientos y la consiguiente expropiación israelí del territorio prometido para erigir un Estado Palestino. En los dos casos surgieron organizaciones de lucha, para sustituir a los líderes y agrupaciones que abandonaron la resistencia contra el opresor. Tanto Hezbollah como Hamas, rechazaron el desarme exigido por los suscriptores de la capitulación de Oslo. La vitalidad de ambas organizaciones se explica por el viraje conciliador que siguieron los sucesores de Arafat. La agrupación inicial emblemática de lucha palestina (Fatah) perdió autoridad y transfirió su legado a los militantes de las corrientes islamistas, que mostraron mayor decisión en la continuidad del combate (Ghanem, 2024). Esa evaluación se inscribe en las tradiciones de izquierda que ponderan la consecuencia en la lucha. El perfil político-religioso de Hezbollah y Hamas es un dato de segundo orden, frente al rasgo central que define a esas organizaciones. La firmeza en la batalla por una causa nacional es el principal criterio para valorar una agrupación desde una óptica de izquierda. Esa entereza explica también la adopción de un programa más progresista por parte de Hezbollah, actualmente centrado en la introducción de normas de mayor equidad en la posesión de tierras, en la gestión de las finanzas, en la recaudación de impuestos y en la distribución de la riqueza. Son iniciativas promovidas por el ala radical del chiitismo, en disputa con los sectores conservadores de esa hermandad. Las vacilaciones y ambigüedades de todo el agrupamiento frente a la gran revuelta social libanesa de 2019 ilustran esas tensiones (Ghanem, 2024). Hamas ha transitado por un sendero semejante de evolución interna y de problemas entre el ala militar y el comando político localizado en el exterior. La tradición de protección social que caracteriza a la red sunita apadrinada por Hamas (Hermanos Musulmanes), es un ámbito de procesamiento de distintas demandas por abajo, en un escenario muy traumático. El tremendo acoso que ha sufrido su gestión en la Franja de Gaza y la exigencia de concentrar todos los esfuerzos en la resistencia bélica han dificultado la experimentación de avances en el terreno económico-social, pero existe un nítido contrapunto con la involución de la ANP. En ese sector el abandono de la lucha converge con el creciente divorcio, entre los funcionarios privilegiados financiados por los potentados del mundo árabe y el grueso de la población palestina. Tanto Hezbollah como Hamas se han convertido en polos de atracción para otras organizaciones y en la principal referencia de la izquierda. Esa centralidad se verifica en el empalme del Partido Comunista Libanés con la primera agrupación (Ghanem, 2024) y el acople del FPLP y el FDLP con la segunda. La capacidad de esos referentes para organizar a un pueblo en armas explica ese enlace. Hezbollah logró alistar bajo distintas modalidades a 100.000 personas y Hamas conformó una fuerza guerrillera de 30.000 o 40.000 uniformados, con los huérfanos de los caídos en las batallas precedentes. Partiendo de estas caracterizaciones de Hezbollah y Hamas como valerosos movimientos anticolonialistas, los sectores más dinámicos de la izquierda convocan a una intensa convergencia con ese liderazgo (Ghanem, 2023). Por el contrario, otras miradas objetan la evaluación de Hezbollah como una fuerza progresista y estiman que su programa económico-social es reaccionario. Remarcan, además, sus virajes oportunistas en torno a Siria y cuestionan su aproximación con Irán (Achcar, 2025a). Este último enfoque describe limitaciones, sinuosidades y desaciertos, que corresponde explicitar y discutir. Pero al divorciar esa consideración del rol protagónico que tienen ambas organizaciones en la lucha prioritaria contra el opresor sionistas, emite un juicio que omite lo esencial. DESARME Y DERROTISMO Las diferencias de abordaje en la izquierda de la cuestión palestina asumen un tono más dramático en las posturas frente al desarme. Ese abandono de la acción militar es la principal exigencia de Estados Unidos e Israel. Pretenden que Hezbollah y Hamas renuncien al único instrumento de resistencia, que tienen para contener el expansionismo sionista. El Departamento de Estado ha formulado esa demanda como un ultimátum al débil gobierno libanés, para que convenza a Hezbollah de esa rendición. Le propone repetir en forma potenciada alguna variante del exilio impuesto a la OLP en los años 80. Con Hamas la exigencia es más contundente e imperiosa. Es una orden de rendición que Netanyahu emite a cambio de nada, porque el criminal que gobierna Israel se dispone a ocupar Gaza en cualquier circunstancia. Simplemente perfecciona el pretexto de la captura de un nuevo territorio para la colonización sionista. La presión para el desarme de Hamas ha sumado a todos los gobiernos de la región, que se amoldan al libreto concertado por Washington con Tel Aviv. Abbas de la ANP relama a viva voz, que su adiós a las armas sea seguido por todos los militantes de Gaza. Los emires del Golfo le ofrecen a la dirección de Hamas un exilio dorado a cambio de ese pronunciamiento (Scahill, 2025) y tanto Egipto como Arabia Saudita apuran cualquier compromiso, que les permita mejorar sus negocios con Israel (Alqarout, 2025). Pero salta a la vista que el desarme de la resistencia sepultaría cualquier perspectiva de un Estado Palestino. ¿Cómo podría forjarse esa entidad, si carece del cimiento bélico que detentan todos los países para esgrimir su status soberano? Esa obvia contradicción es cuidadosamente soslayada por todas las cancillerías occidentales, que por un lado reconocen la legitimidad de ese Estado y por otra parte bregan por el desarme de Hamas y Hezbollah. El evidente propósito de privar a los palestinos de cualquier protección militar es facilitar la Nakba que acecha a Gaza. El abandono de las armas es la fórmula que ha concebido Israel para implementar esa masacre y las dos organizaciones palestinas resisten esa presión, porque su efecto sería consagrar otro crimen del sionismo. Hay muchas voces en la izquierda mundial de solidaridad, elogio y acompañamiento de la valiente actitud de rechazo al desarme, que hasta ahora pudieron sostener Hamas y Hezbolah (Maestro, 2025). Otros recuerdan que ese tema ha sido el recurrente punto de conflicto entre la ANP y las organizaciones de resistencia. Lo que la prensa convencional describe como un choque entre el secularismo y el islamismo -o entre agendas socioeconómicas divergentes- ha sido siempre un conflicto entre una política de sometimiento y otra de confrontación con el opresor sionista (Andaljawad, 2024). Cuando la ANP no logró esa entrega de las armas coordinó su confiscación con la jefatura israelí (Baroud, 2025a). El principal argumento de la ANP para imponer el desarme es el carácter invencible de Israel y la consiguiente inutilidad de cualquier lucha armada. Pero esta mirada omite que el sionismo perdió varias batallas (Hearst, 2025) y que nadie ha demostrado la viabilidad de algún camino alternativo, frente a un colonizador que avanza despojando territorios. Los logros de la primera Intifada -con el modelo ejemplar de revuelta popular- fueron difíciles de sostener, cuando Israel optó por disparar a mansalva contra los manifestantes La inexpugnabilidad militar de Israel, fue el argumento también esgrimido por los gobernantes egipcios para tirar la toalla. Desde 1967 inspiraron una ideología de la derrota que ganó adeptos entre los sectores acomodados, con distintas falacias sobre debilidad cultural del mundo árabe (Safieddine, 2024). En este marco, algunas miradas de izquierda resaltan la adversidad del escenario imperante desde la incursión del 7 de octubre. Describen los infortunios que afrontan Hamas y Hezbollah frente a las fulminantes represalias sionistas, estiman que hutíes no representan una gran amenaza y evalúan que Netanyahu aprovecha el contexto actual para reforzar la preminencia de Israel (Achcar, 2025a). Esa evaluación ha sido extremada en la dramática disyuntiva que afronta Gaza. Convocan a Hamas a aceptar los términos del ultimátum israelí, cuestionando a su juicio la fantasía de sostener la resistencia armada (Achcar, 2025b). Esta postura ha sido duramente calificada como una inadmisible claudicación (Iturbe, 2025). Hamas ha negociado muchas variantes de compromiso con los enviados de Israel en los últimos dos años y no parece serio, oportuno o pertinente opinar desde afuera, sobre el acierto o desacierto de sus decisiones. Ellos están al frente de una epopeya y a ellos les cabe la responsabilidad del definir el rumbo a seguir. A las fuerzas de izquierda les corresponde el sostén y la solidaridad con esa batalla, evaluando con mucha cautela las posturas en debate entre los participantes de esa acción. Esa fue la actitud en el pasado con los luchadores de Cuba, Nicaragua, Vietnam o Argelia y esa debe ser la postura actual con Palestina. Salta a la vista la existencia de dos corrientes contrapuestas, de creciente sometimiento o continuada resistencia contra el opresor sionistas. La ANP se ubica en el primer terreno y Hamas-Hezbollah en el segundo. Frente a ese contraste el lugar de la izquierda es el campo de los combatientes. Resulta inaceptable que corrientes o pensadores socialistas, comunistas o trotskistas adopten posiciones más próximas a un liderazgo sometido, que a un heroico movimiento de luchadores. Esa desubicación despunta también en la convocatoria a que Hamas acceda a ceder el control de la Franja como “un acto de compasión por el pueblo de Gaza” (Achcar, 2025b). Con esos términos se supone que conforma una fuerza ajena y manipuladora de los habitantes del enclave y no una dirección democráticamente votada y surgida bajo el fuego de la batalla. Compasión o misericordia no son términos adecuados para referirse a un pueblo maltratado por la opresión. En la izquierda demandamos justicia y no piedad. EVALUACIONES Y APRENDIZAJES Gran parte del debate sobre Hamás está centrado en el controvertido problema de la lucha armada. Pero igualmente relevante es la polémica sobre sus opiniones y actitudes religiosas. En la izquierda son muy frecuentes las críticas a las posturas conservadoras de esa organización (Hassan, 2024). Hamas es una rama de los Hermanos Musulmanes, que conforman una variante sunita del islam y desarrollan un intenso trabajo comunitario de protección social. Su activo rol en la construcción y gestión de hospitales, escuelas y orfanatos ha amplificado su preeminencia inicial en Gaza y su influencia en otras zonas. Pero su estricta prédica y ajuste a las normas religiosas determina fuertes cuestionamientos de la izquierda. Son objeciones muy similares a las formuladas contra Hezbollah, que profesa la variante chiita del islamismo. Los enfoques más promisorios en la izquierda retoman los criterios leninistas, que priorizan la evaluación política de ambas corrientes, en contraposición al abordaje meramente anti religioso del racionalismo burgués. Esta última óptica anclada en la Ilustración, juzga a Hamas y Hezbollah por su grado de estrictez o flexibilidad en la aplicación de normas del islamismo. Adopta la devoción o tolerancia en la instrumentación de esos códigos como parámetro evaluador. Pero con ese abordaje resulta imposible definir cuáles son los aliados o los enemigos de la lucha anticolonialista, porque se sustituye la caracterización de las afinidades o distanciamientos en esa lucha por la atención a las posturas religiosas (Ghanem, 2024). En los años 70 esa visión no era tan distorsiva, por el amplio predominio que tenían las vertientes conservadoras en el universo islámico. Esa preeminencia explicaba la invariable utilización sionista de esas vertientes contra la OLP. Hamas fue justamente auspiciada por Israel siguiendo ese patrón, sin notar el giro que se avecinaba en ese ámbito. Mientras que gran parte de la vieja dirección laica de la OLP involucionó hacia el sometimiento, Hezbolah y Hamas contrapesaron ese viraje con posturas de radicalización. Desde una óptica latinoamericana, pueden notarse ciertos paralelos de esa evolución con las prácticas de las corrientes revolucionarias del cristianismo, que dieron lugar en el pasado a la Teología de Liberación. En una evaluación más contemporánea correspondería quizás resaltar su sintonía actual con la doctrina social de la Iglesia. Presentan ciertos parentescos con las vertientes reformistas ligadas al Papa Francisco, que disputan con la tradición reaccionaria de la jerarquía católica y con el perfil derechista de los competidores evangelistas. Los teóricos de la izquierda libanesa registraron el giro político de Hezbollah evitando la miopía del laicismo liberal, que desecha a todo el islamismo como un bloque uniforme y oscurantista. Resaltaron el error de trazar divisorias, en torno al grado o tipo de fe imperante en cada conglomerado del mundo árabe. Con esa mirada, pusieron el acento en caracterizar la participación u hostilidad de cada sector en la lucha antimperialista (Safieddine, 2024). Polemizaron con los enfoques, que erróneamente presentaban las confrontaciones entre milicias palestinas y derechistas, como una disputa entre musulmanes chiitas y cristianos maronitas. El legado Lenin está presente en este enfoque que privilegia el parámetro antiimperialista, como principal divisor de campos en una sociedad sometida a la dominación extranjera y la expropiación colonial. En el mundo árabe esa opresión presenta rasgos más explícitos y consecuencias más dramáticas, que en otras regiones del denominado Sur Global. Hamas y Hezbollah conforman una variedad contemporánea del nacionalismo revolucionario, que en el pasado encarnó Fatah y la OLP. Su impronta religiosa sunita o chiita determina gran parte del perfil de ambas corrientes, pero esa adscripción es un dato secundario a la hora de evaluar en qué campo de la confrontación se ubican. No cabe duda que participan o encabezan actualmente la batalla contra la criminalidad sionista. Las dos corrientes sintetizan dimensiones del universo palestino, árabe e islámico, que son compatibles con el antiimperialismo. Esas conexiones fueron subrayadas en el pasado por los pensadores que estudiaron el islam desde una óptica marxista (Sultán Galiev, Maxime Rodinson). Indagaron las causas materiales que determinaron la expansión y predominio milenario de esa creencia y distinguieron la existencia de vertientes oprimidas y opresoras al interior de ese universo (Ghanem, 2024). En esa búsqueda de las singularidades de una formación social, despuntan muchos parentescos con el marxismo latinoamericano. Los dos abordajes han enfatizado esa indagación, para definir estrategias políticas socialistas amoldadas a las tradiciones de cada región. Los militantes de izquierda en todo mundo tienen mucho que aprender de la práctica actual de sus pares palestinos y de los pensadores que conceptualizan esa resistencia en términos políticos y teóricos. Su extraordinaria resistencia ocupa actualmente el lugar que tenía la revolución vietnamita o cubana en los años 60 y 70. Las enseñanzas que se extraían de esa acción eran tan instructivas como las presentes en las batallas de Medio Oriente. Palestina procesa una epopeya heroica, que puede anticipar las gestas revolucionarias del futuro. En el próximo texto analizaremos la conexión de esa batalla con el escenario actual de América Latina. RESUMEN La falsa equiparación de Netanyahu con Hamas desconoce la responsabilidad del opresor. Las acusaciones de terrorismo intentan deslegitimar la resistencia de los palestinos, que no eligen las condiciones de su batalla. La izquierda debe multiplicar su solidaridad y los debates sobre el desarme corresponden a los involucrados en esa disyuntiva. La impronta religiosa de algunas variantes del nacionalismo revolucionario, confunde a quiénes olvidaron el antiimperialismo como parámetro rector de la evaluación política. REFERENCIAS -Patria Grande (2025) Exigimos humanidad: liberar rehenes, respetar el derecho internacional. 7-10-2025, https://www.facebook.com/PatriaGrandeArg/posts/exigimos-humanidad-liberar-rehenes-respetar-el-derecho-internacionalel-7-de-octu/1229893269176032/ -Abella, Gonzalo (2021) Resumen Medio Oriente / 29 de agosto de 2021 https://www.resumenlatinoamericano.org/category/medio-oriente/page/732/ -Ghanem, Leila. (2023). «No es nadie la muerte si va en tu montura». Diario 16+.Recuperado de https://diario16plus.com/internacional/leila-ghanem-no-es-nadie-la-muerte-si-va-en-tu-montura_383495_102.html -Traverso, Enzo. (2024). Enzo Traverso y Martín Martinelli presentan el libro “Gaza ante la Historia” https://huelladelsur.ar/2024/08/26/enzo-traverso-y-martin-martinelli-presentan-el-libro-gaza-ante-la-historia/ -Mezher, Jamil (2025) Desafio da resistencia https://www.brasildefato.com.br/2025/10/21/desafio-da-resistencia-agora-e-passar-a-atuar-unida-contra-a-ocupacao-diz-frente-popular-para-a-libertacao-da-palestina/ -Katz, Claudio (2023). La incursión que trastocó a Medio Oriente, 9-11-2023, www.lahaine.org/katz -Kupervaser, Daniel (2025) «Hamas y Netanyahu eternizarán el conflicto» https://www.pagina12.com.ar/857521-hamas-y-netanyahu-eternizaran-el-conflicto -Johnstone, Caitlin (2025). Bernie Sanders es un sionista macabro https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/09/23/estados-unidos-bernie-sanders-es-un-sionista-macabro/ -Baroud, Ramzy (2025b). El mundo árabe, la izquierda y quienes permanecieron en silencio: la historia no los perdonará https://www.lahaine.org/mundo.php/el-mundo-arabe-la-izquierda-y-quienes -Iqbal, Musa (2025). AOC expuesta, de nuevo: la máscara ‘progresista’ cae en su voto respaldando la máquina de guerra sionista, https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/10/20/pensamiento-critico-aoc-expuesta-de-nuevo-la-mascara-progresista-cae-en-su-voto-respaldando-la-maquina-de-guerra-sionista/ -Rodríguez, Olga (2025). Fase dos del genocidio israelí: ocupación del 53% de Gaza, asesinatos, segregación y línea amarilla20/10/2025, https://rebelion.org/autor/olga-rodriguez/ -Ajl, Max (2023). Una lectura equivocada de Palestina, https://espai-marx.net/?p=14666 -Malm, Andreas (2025): «Las puertas del infierno están abiertas en Palestina, pero es toda la humanidad la que está pasando bajo estas puertas» https://carcaj.cl/andreas-malm-las-puertas-del-infierno-estan-abiertas-en- -Khaled, Lheila (2025). «El 7 de octubre representó el inicio de la liberación» 28 agosto, 2025 https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/08/28/palestina-entrevista-a-la-historica-guerrillera-palestina-lheila-khaled-el-7-de-octubre-represento-el-inicio-de-la-liberacion-parte-1-y-2/ -Simon, Steven (2025). ¿Funcionará este acuerdo? Hasta ahora Netanyahu ha jugado todas sus cartas a su modo https://www.sinpermiso.info/textos/todas-las-posibles-dudas-sobre-el-plan-de-paz-para-gaza-dossier -Mhawosih, Mohammed R (2025). La política rota de Gaza, 18/10/2025 https://vientosur.info/la-politica-rota-de-gaza/ -Achcar, Gilbert (2025c). Un festival de adulación 16/10/2025| https://vientosur.info/un-festival-de-adulacion/ -Achcar, Gilbert (2025d). “El liberalismo atlantista nunca podrá recuperarse de su agonía actual” https://vientosur.info/el-liberalismo-atlantista-nunca-podra-recuperarse-de-su-agonia-actual/ -Peral, Daniel (2025) La perversión del bien https://rebelion.org/la-perversion-del-bien/ -Seurat, Leila (2025). Gaza. El retorno de Hamás a la táctica de la guerrilla 4/09/2025| https://vientosur.info/gaza-el-retorno-de-hamas-a-la-tactica-de-la-guerrilla/ -Eid, Heidar (2025). “La solución de dos Estados es racista”, https://rebelion.org/la-solucion-de-dos-estados-es-racista/ -Crookei, Alastair (2025) Tras una paz falsa, ahora Trump e Israel van a la guerra contra Irán https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/10/15/palestina-tras-una-paz-falsa-ahora-trump-e-israel-van-a-la-guerra-contra-iran/ -Ghanem, Leila (2024). El Islam y el Marxismo Insurgente Leila Ghanem: El Islam y el Marxismo -Ghanem, L. (2023). Leila Ghanem: «No es nadie la muerte si va en tu montura». Diario 16+.Recuperado de https://diario16plus.com/internacional/leila-ghanem-no-es- nadie-la-muerte-si-va-en-tu-montura_383495_102.html -Achcar, Gilbert (2025a). Neofascism, Imperialism, War, and Revolution in the Middle East https://newpol.org/issue_post/neofascism-imperialism-war-and-revolution-in-the-middle-east/ An Interview with By: Rodrigo Utrera Summer 2025 Actuel Marx Intervenciones Chile revista nº 35, agosto de 2025 -Scahill, Jeremy (2025). Hamas afirma que no firmará un acuerdo de «rendición», mientras se intensifica la guerra de desgaste https://rebelion.org/hamas-afirma-que-no-firmara-un-acuerdo-de-rendicion-mientras-se-intensifica-la-guerra-de-desgaste/ -Alqarout, A. (2025). Palestine and an Expanding Brics: Swaying the Global Order. Al Shabaka. Recuperado de https://al-shabaka.org/commentaries/palestine-and-an-expanding-brics-swaying-the-global-order/ -Maestro, Ángeles (2025). Algunas lecciones de los recientes acontecimientos: Oriente Próximo y el rearme de la OTAN 27 junio, https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/06/27/algunas-lecciones-de-los-recientes-acontecimientos-oriente-proximo-y-el-rearme-de-la-otan/ -Andaljawad, Omar (2024). La cuestión de Hamás y la izquierda 06/06/2024 https://vientosur.info/la-cuestion-de-hamas-y-la-izquierda/ -Baroud, Ramzy (2025a). La derrota de Israel y el renacimiento de la capacidad de acción palestina https://www.lahaine.org/mundo.php/la-derrota-de-israel-y-el-renacimiento -Hearst, David (2025) El fracaso de Israel para someter a Irán demuestra que ya no está en condiciones de dictar el orden regional, 27/06/2025 https://rebelion.org/el-fracaso-de-israel-para-someter-a-iran-demuestra-que-ya-no-esta-en-condiciones-de-dictar-el-orden-regional/ -Safieddine, Hicham (2024). El marxismo anticolonial de Mahdi Amel 20 julio, 2024 https://espai-marx.net/?p=15915 -Achcar, Gilbert (2025b) Gaza y la sabiduría de Salomón https://www.almounadila.info/archives/25432 -Iturbe, Alejandro (2025) La última claudicación de Gilbert Achcar -Hassan, Omar (2024). Hamas: A Marxist appraisal. https://marxistleftreview.org/articles/hamas-from-resistance-to-containment/ Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

viernes, 28 de noviembre de 2025

Trump apuesta a clausurar el conflicto en Ucrania para concentrarse en China

Trump apuesta a clausurar el conflicto en Ucrania para concentrarse en China Sputnik News El presidente de Rusia, Vladímir Putin, señaló que el borrador del plan de paz presentado por Estados Unidos reúne, por ahora, “solo cuestiones para discutir”, aunque reconoció que el documento “puede sentar las bases para futuros acuerdos”. “Trump tiene la expectativa de reproducir el viejo ´efecto Kissinger–Nixon´: separar a China de Rusia; su apuesta es que, a partir de un acuerdo de paz y de nuevos negocios con Moscú, Occidente pueda recuperar un equilibrio geopolítico que hoy se le escapa”, precisó Jorge Elbaum, sociólogo y profesor universitario argentino en un diálogo con Séptimo piso. “Sin embargo, los lazos entre Moscú y Pekín ya son estratégicos y profundamente complementarios en los planos económico, militar y político”, agregó. El académico detalló que “uno de los puntos que plantea Trump en un potencial acuerdo es retomar el reclamo de la Federación de Rusia para que se permita a los rusohablantes, ya sea en Odesa o en otras regiones de Ucrania, usar su lengua”. En esa misma línea, añadió que “debería garantizarse un derecho similar al que hoy existe en España con el euskera o el catalán, lenguas que en su momento fueron prohibidas por Franco y que, según esta mirada, el gobierno de Zelenski restringe ahora en territorio ucraniano”. Para cerrar, argumentó que “se abre un espacio para que Trump empuje su proyecto de paz, con la mira puesta en clausurar el conflicto y concentrarse en lo que considera su desafío estratégico principal: China; en esta lectura, el gigante asiático estaría desplazando a Estados Unidos en la competencia global, y Washington necesita liberar tablero para ese pulso mayor”.

La lección más lúgubre de Gaza: ¿quiénes son los verdaderos aliados y los enemigos de Palestina?

Recomiendo: La lección más lúgubre de Gaza: ¿quiénes son los verdaderos aliados y los enemigos de Palestina? Por Ramzy Baroud | 28/11/2025 | Palestina y Oriente Próximo Fuentes: Voces del Mundo El extraño, aunque predecible, espectáculo que rodeó la votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) sobre el proyecto de resolución 2803 no sólo fue revelador, sino que constituyó una devastadora exposición política. Esta resolución, que de hecho otorgó a la ocupación israelí cobertura legal para su presencia militar en Gaza, demostró una profunda traición institucional al pueblo palestino. La resolución 2803 del CSNU debería haber sido objeto de una censura mundial abrumadora y de un veto rápido y basado en principios por parte de Rusia y China. Sin embargo, nada de eso se materializó. La explicación simplista —que Rusia y China temían ser culpadas de la reanudación del genocidio— es una cortina de humo deliberada. La realidad es más cruda: el genocidio israelí en Gaza nunca se ha detenido, simplemente se ha transformado. Es fundamental señalar que la exigencia de la resolución, que condiciona la supuesta «retirada gradual» de Israel al desarme completo de la resistencia palestina, es una escalofriante invitación al inevitable retorno a gran escala del exterminio masivo a la Franja, que se halla ya completamente destruida. El verdadero facilitador de esta tragedia política fue la capitulación diplomática encubierta de las potencias regionales. La falta de veto y la ausencia de una oposición árabe formidable fueron premeditadas y se consolidaron cuando los principales Estados árabes y musulmanes emitieron una declaración conjunta, el 14 de noviembre de 2025, en la que pedían apoyo al plan de Trump para Gaza y a la posterior resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Este respaldo al plan estadounidense, redactado fundamentalmente en colaboración con Washington y la entidad colonial de Tel Aviv, que tiene como objetivo dividir Gaza y separarla irrevocablemente de Cisjordania, plantea una pregunta central y angustiosa: ¿de qué lado luchan estos regímenes árabes? Más allá de recitar tópicos vacíos sobre el fin del genocidio, la oficialidad árabe colectiva hizo poco para exigir responsabilidades a la ocupación israelí o ejercer una presión sustantiva sobre sus benefactores occidentales. Sus acciones, a menudo llevadas a cabo en la sombra, revelaron una profunda alineación con la agenda imperial: Demanda privada de aniquilación Según el periodista de investigación y autor de War, Bob Woodward, en sus entrevistas con figuras clave de la administración, varios países árabes prominentes trasladaron en privado al ex secretario de Estado estadounidense Antony Blinken su ferviente deseo de que la ocupación israelí destruyera a Hamás. Este escalofriante sentimiento privado, totalmente contradictorio con su postura pública, confirmó un objetivo estratégico compartido con la ocupación: la erradicación total de la resistencia armada palestina. Socavar el bloqueo económico del Mar Rojo Algunos Estados árabes participaron activamente en el establecimiento de corredores comerciales terrestres que sirvieron como rutas alternativas vitales para la economía israelí. Esta acción fue una maniobra directa y calculada para socavar el bloqueo del Mar Rojo, moral y estratégicamente eficaz, impuesto por Ansarullah en Yemen al transporte marítimo israelí, anulando así la potente presión económica ejercida por el grupo. Propaganda antipalestina patrocinada por el Estado Ciertos conglomerados mediáticos árabes, en particular los que reciben una importante financiación de las monarquías del Golfo, libraron una cruel guerra propagandística. Esta campaña se diseñó para difundir narrativas antipalestinas, justificar las atrocidades de la ocupación, vilipendiar a los líderes de la Resistencia y marginar deliberadamente la causa palestina de la conciencia panárabe. Colaboración con las fuerzas de ocupación para impedir la ayuda humanitaria Aparecieron informes creíbles que sugerían que determinados elementos dentro de ciertos países árabes proporcionaron apoyo o ayuda logística a grupos criminales armados que operaban en Gaza. Estos grupos estuvieron implicados en la colaboración con las fuerzas israelíes para sabotear la distribución de la ayuda, atacando específicamente la infraestructura de la Resistencia y, lo que es más cruel, matando a los desesperados palestinos que intentaban acceder a la ayuda humanitaria. Parálisis estratégica y narrativa Los Estados árabes demostraron su total incapacidad para forjar una estrategia cohesionada y contundente con la que contrarrestar el genocidio israelí. Su incapacidad para presentar un discurso unificado, poderoso e implacable en la escena internacional permitió que el discurso occidental-israelí de «autodefensa» dominara de forma abrumadora, dejando al descubierto una profunda parálisis política y moral. Represión de la solidaridad pública La hipocresía quedó al descubierto cuando varios gobiernos árabes tomaron medidas drásticas contra sus propios ciudadanos, impidiendo activamente que los activistas solidarios llegaran a las fronteras cercanas a Gaza. Llegaron incluso a detener a algunos activistas destacados e impedir violentamente que otros celebraran manifestaciones masivas, lo que demostró que la «simpatía» oficial estaba subordinada a la preservación de las relaciones de seguridad con Occidente y la ocupación. Indiferencia y distracción flagrante Mientras se llevaba a cabo la destrucción genocida de Gaza, numerosas naciones árabes continuaron ostentosamente organizando eventos lujosos y de alto perfil, incluidos importantes festivales de música y torneos deportivos internacionales. Este espectáculo deliberado de normalidad sirvió para minimizar las atrocidades, separar a las élites gobernantes de la tragedia y garantizar que el negocio de la distracción continuara sin cesar. La centralidad de Palestina Palestina ha sido históricamente el epicentro de la identidad colectiva árabe y la causa definitoria para las masas árabes. De hecho, la propia formación de la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OCI) fueron respuestas institucionales directas a las crecientes injusticias infligidas a los palestinos por el proyecto colonial y sionista. Al exigir la solidaridad árabe, los palestinos no se apartaron de este mandato histórico, que comenzó mucho antes del establecimiento oficial de Israel sobre las ruinas de la Palestina ocupada. De hecho, a partir del 20 de abril de 1948, antes de la retirada oficial del Mandato Británico, voluntarios árabes —el Ejército de Liberación Árabe— comenzaron a llegar a Palestina para llenar el vacío dejado por los Estados formales, que en su mayoría se encontraban bajo control o hegemonía colonial en aquel momento. Tras la Segunda Guerra Mundial y la relativa liberación de la mayoría de los Estados árabes, Palestina se convirtió en el imperativo central de todas las causas políticas árabes, y Egipto, en particular, dio un paso al frente para asumir esa responsabilidad generacional. Pero en cada momento crítico, la traición acechaba perpetuamente en las sombras, donde se hacían promesas vacías sólo para ocultar conspiraciones e intrigas profundamente arraigadas. Con el tiempo, a Palestina se le fue cínicamente asignando una posición mucho menos urgente en las prioridades árabes. Sin embargo, los palestinos seguían albergando la esperanza de que la identidad colectiva que los unía a las masas árabes —una unidad de historia, religiones compartidas y experiencias comunes— acabaría prevaleciendo sobre los mezquinos beneficios personales de los regímenes gobernantes. La claridad de la traición Sin embargo, los últimos años han traído consigo un inevitable y brusco despertar. Mientras que algunos actores con principios en el Líbano y Yemen mostraron una genuina solidaridad árabe —a menudo a través de inmensos sacrificios—, la gran mayoría de la clase política árabe actuó como si no le preocupara en absoluto el genocidio en curso o, lo que es peor, se alineó parcial o abiertamente con los intereses de Israel y Estados Unidos. Esa traición, por muy angustiosa que sea, resultará finalmente beneficiosa, ya que ha proporcionado la distinción devastadoramente clara que los palestinos y sus partidarios necesitaban desesperadamente para continuar la búsqueda de la justicia. En un momento en que países como Sudáfrica y Colombia, entre muchos otros, están tomando medidas legales y diplomáticas sustantivas para responsabilizar a la ocupación israelí y detener su genocidio, mientras que los países árabes sostienen activamente la economía israelí, los palestinos tienen ahora una oportunidad real de distinguir inequívocamente entre aliados genuinos y falsos hermanos. Aunque esta devastadora constatación no alterará la identidad del pueblo palestino como parte de una autodefinición colectiva árabe más amplia, nada mitigará jamás el hecho de que los regímenes árabes vieron morir a los palestinos en masa y no hicieron nada para impedirlo. Las profundas repercusiones de esta constatación histórica resonarán entre los palestinos durante generaciones. Servirá como testimonio histórico indeleble contra aquellos regímenes que optaron por mantener sus lucrativos vínculos con Washington y Tel Aviv a costa de la letal erradicación sistemática de una nación. La lección trágica y definitiva es que los palestinos deben mirar hacia dentro y hacia adelante, sabiendo que su único apoyo verdadero y fiable proviene de la solidaridad del movimiento mundial por la libertad, y no de las corrompidas capitales de su región inmediata. Ramzy Baroud es periodista y director de The Palestine Chronicle. Es autor de seis libros, el último publicado fue These Chains Will Be Broken: Palestinian Stories of Struggle and Defiance in Israeli Prisons (Clarity Press, Atlanta). Su próximo libro, Before the Flood, será publicado porSeven Stories Press. El Dr. Baroud es investigador principal no residente en el Centro para el Islam y los Asuntos Mundiales (CIGA) de la Universidad Zaim de Estambul (IZU). Su sitio web es www.ramzybaroud.net. Texto en inglés: The Palestine Chronicle, traducido por Sinfo Fernández. Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/11/27/la-leccion-mas-lugubre-de-gaza-quienes-son-los-verdaderos-aliados-y-enemigos-de-palestina/

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Europa carroñera: necesita del conflicto ucraniano o sus economías colapsarán del todo

En Radio Sputnik, ‘Ajedrez de geopolítica’, Conduce Javier Benítez. Europa carroñera: necesita del conflicto ucraniano o sus economías colapsarán del todo El Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia [SVR] reveló que Reino Unido no está interesado en el cese de las hostilidades en Ucrania y convence a sus socios de la posibilidad de causar una derrota estratégica a Moscú por una simple razón: el dinero. Y es que la alternativa a esta situación significará la debacle económica de Londres. Países europeos al borde del abismo Varios países europeos, si no todos, han ‘desbloqueado’ un nuevo nivel de pánico. Esa que les hace temblar las piernas. Y pasó a esta nueva ‘pantalla’ tras conocerse el nuevo plan de paz del presidente de EEUU, Donald Trump. Así las cosas, el Reino Unido “teme” que sus planes de “seguir ganando dinero con la sangre de los ucranianospuedan ser frustrados por la actividad pacificadora de Donald Trump”, por lo que “para esta ocasión los británicos han preparado ‘una alternativa de seguro’”, apunta el organismo. “Los ingresos de la guerra prácticamente salvan la economía británica de un fracaso. Las empresas del complejo militar-industrial británico, en otro tiempo problemáticas, se han convertido en ‘una locomotora’ de la industria nacional”, reza el comunicado del SVR. Para Walter Formento, director del Centro de Investigaciones en Política y Economía [CIEPE], “esto da cuenta de la profunda necesidad estructural que tienen el Reino Unido y toda la Unión Europea, que hoy expresan directamente los intereses de Davos y de la OTAN que consiste en darle continuidad a una guerra [conflicto ucraniano] que se encuentra ya en su segundo tramo, porque ya en el primer momento fueron derrotados”. “En ese primer momento donde fueron derrotados, se vieron obligados a replegarse sobre la Unión Europea, porque ya no lo pudieron hacer sobre EEUU porque allí ya habían sido desbancados por el presidente [Donald] Trump, que expresa intereses contrarios a la OTAN, a Davos, y a los intereses financieros globales dentro de EEUU. Entonces hoy sólo cuentan con la Unión Europea. Pero particularmente se encuentran presionados desde dos frentes: el de los BRICS y el de EEUU. Por lo tanto, los grandes intereses globales, financieros de Davos que hoy controla la Unión Europea, se encuentran frente a este desafío estratégico–estructural, en una posición de debilidad”, concluye Formento. En este escenario, la perspectiva de una posible paz en Ucrania también ha provocado nerviosismo entre los inversores de la industria de defensa de Alemania, el segundo mayor proveedor de armas de Kiev después de EEUU, haciendo caer las acciones de importantes fabricantes de armas y equipos bélicos como Rheinmetall, Hensoldt y Thyssenkrupp Marine Systems y Renk.

"Sin presiones": Petro cuestiona el enfoque de paz de Donald Trump

Sputnik Mundo "Sin presiones": Petro cuestiona el enfoque de paz de Donald Trump El presidente de Colombia, Gustavo Petro, cuestionó a su homólogo estadounidense, Donald Trump, por su enfoque sobre la paz, luego de que la Embajada de Washington en Honduras publicara una frase atribuida al mandatario norteamericano. "No creo que la paz se logre con fuerza. Así solo se alcanza una paz pequeña, que después se convierte en guerra. Colombia es un ejemplo de eso. La paz grande solo surge del acuerdo verdadero sin presiones, de la interlocución auténtica y del diálogo", afirmó en su cuenta de la red social X. Sus palabras llegaron después de que la Embajada estadounidense en la capital de Honduras, Tegucigalpa, publicara una frase de Trump en la que aseguraba que la presencia de Estados Unidos en cualquier parte del mundo es sinónimo de paz. "Dondequiera que vamos, Estados Unidos está construyendo la paz, y es una paz que se logra mediante la fuerza", publicó la embajada, citando al presidente norteamericano. Este es un nuevo episodio de tensión diplomática entre Bogotá y Washington, desde el regreso de Trump al poder en enero de 2025. Colombia, tradicional aliado, se ha enfrentado a Estados Unidos por sus nuevas políticas migratorias, la lucha antidrogas y la situación en Venezuela. Incluso, el Departamento del Tesoro sancionó al presidente Petro, a varios aliados y a algunos familiares, al incluirlos en la lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC). Además, retiró la visa del mandatario colombiano y le prohibió la entrada a Estados Unidos.

martes, 25 de noviembre de 2025

Las armas del poder de la voluntad: Hamás y la Yihad Islámica sobre el plan de Trump para Gaza

Recomiendo: Las armas del poder de la voluntad: Hamás y la Yihad Islámica sobre el plan de Trump para Gaza Por Jeremy Scahill, Jawa Ahmad | 25/11/2025 | Palestina y Oriente Próximo Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Miembros de las Brigadas Qasam de Hamás en la ciudad de Gaza el 5 de noviembre de 2025 (Hamza Z. H. Qraiqea/Anadolu)] Introducción Israel continúa asediando Gaza a pesar del alto el fuego que entró oficialmente en vigor el 10 de octubre. Diariamente, las fuerzas israelíes atacan a los palestinos en el enclave, matando a más de 340 desde que el presidente Donald Trump elogió su plan de “paz” como un logro monumental que marcaría el comienzo de una nueva era. La mayoría de las muertes son de mujeres y niños. Durante la última semana, las fuerzas israelíes, que aún ocupan más del “50% de Gaza, han penetrado más profundamente la “línea amarilla” e Israel amenaza con reiniciar su asedio a gran escala si Hamás no se desarma y se rinde. Israel también se ha negado a permitir la entrada de los alimentos, medicamentos y otros artículos de primera necesidad acordados en el enclave. El 17 de noviembre, en una medida sin precedentes, el Consejo de Seguridad de la ONU respaldó formalmente el plan neocolonialista de Trump para Gaza, que incluye el despliegue de una fuerza internacional que no estaría bajo el mando de la ONU, sino que operaría bajo la dirección de una junta privada controlada por Trump. Esta fuerza, según Trump, tendría la tarea de desarmar a la resistencia palestina y desmilitarizar Gaza con el fin de privar a los palestinos de su derecho a la autodefensa. En esta última entrega de la serie de Drop Site sobre la resistencia palestina desde el 7 de octubre, los líderes de la resistencia palestina reflexionan sobre el camino que los ha llevado hasta aquí. Hemos realizado una serie de entrevistas personales con altos funcionarios de Hamás y la Yihad Islámica. Analizaron los acontecimientos que condujeron al acuerdo de alto el fuego de octubre, su postura sobre el desarme y el plan de Trump para Gaza y describieron su visión del estado de la lucha de liberación palestina. Este informe de Jeremy Scahill y Jawa Ahmad requiere de una lectura extensa y detallada, pero creemos que merece la pena. El hecho de que la mayoría de los medios de comunicación occidentales no informen sobre la perspectiva de la resistencia palestina constituye una mala praxis periodística y un perjuicio para la comprensión pública. *** Poco después de las 15:46, hora de Doha, del 9 de septiembre, Osama Hamdan recibió una llamada de un periodista que le preguntaba si sabía algo sobre la explosión que acababa de ocurrir en la capital catarí. El alto líder de Hamás se encontraba en una reunión al otro lado de la ciudad, frente a las oficinas del movimiento de resistencia islámica en la calle Wadi Rawdan, en el exclusivo distrito de Legtaifiyah. No había oído ningún sonido. “Ha habido una explosión en Doha”, recordó Hamdan que le dijo el periodista. “Creo que el objetivo ha sido su gente”. Hamdan comenzó a llamar a otros funcionarios de Hamás. “Nadie contesta. Todos los teléfonos estaban fuera de servicio”, recordó Hamdan. Después de unos cinco minutos, uno de los hermanos se acercó y me dijo: “Ha habido un ataque aéreo contra la oficina”. Mientras Hamdan se dirigía al lugar, funcionarios israelíes comenzaron a informar a los medios de comunicación que Israel había llevado a cabo una serie de ataques aéreos con el objetivo de asesinar a altos funcionarios de Hamás. “Los miembros de la cúpula atacada lideraron las actividades de la organización terrorista durante años, fueron directamente responsables de la masacre del 7 de octubre y dirigieron la guerra contra el Estado de Israel”, declaró el ejército en un comunicado. Israel afirmó que el bombardeo tenía como objetivo matar al líder de Hamás en Gaza, el Dr. Khalil Al-Hayya. “Estamos esperando los resultados del ataque”, declaró un funcionario. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se encontraba en una reunión patrocinada por la embajada de Estados Unidos en Jerusalén inmediatamente después de los ataques. “Al principio de la guerra, prometí que Israel llegaría hasta quienes perpetraron ese horror”, se jactó Netanyahu. “Esa promesa se ha cumplido hoy”. Los ataques aéreos israelíes se descartaron, sobre todo porque se llevaron a cabo en Catar, un aliado de Estados Unidos que alberga el Mando Central de EE. UU., la principal instalación militar estratégica estadounidense en la región. Las oficinas de Hamás en Doha se establecieron en 2011 a petición directa del gobierno estadounidense para mantener abiertas las vías diplomáticas con el grupo. El gobierno catarí, junto con Egipto, ha sido uno de los principales enlaces de Estados Unidos para las negociaciones sobre los conflictos regionales. “Fue un mensaje político muy claro de que Netanyahu no está dispuesto a aceptar un alto el fuego ni ningún tipo de solución. Quería deshacerse de la delegación que estaba negociando”, declaró Hamdan a Drop Site. Añadió que Netanyahu quería proclamar “una situación victoriosa al asesinar al líder de Hamás en Gaza”. Al bombardear Catar, “también demuestra que no respeta ni siquiera a las personas que, como mediadores, están dispuestas a lograr el alto el fuego”. Foto: Columna de humo en Doha tras el ataque israelí. Las redes sociales se inundaron de relatos proisraelíes que afirmaban que Al-Hayya había sido asesinado, junto con otros altos cargos de Hamás, como Khaled Meshaal y Zaher Jabbarin. Netanyahu afirmó que Israel había atacado “a los principales cabecillas terroristas de Hamás”. Pero Hamdan pronto descubrió que, de hecho, ningún alto cargo de Hamás había muerto. “Se concentraron en la zona donde esperaban que se produjera la reunión de la delegación”, declaró Hamdan sobre los intentos de asesinato. “Pero no lo lograron”. En cambio, los ataques acabaron con la vida del hijo de Al-Hayya, Hammam, junto con el secretario personal del líder de Hamás, tres asistentes de oficina y guardaespaldas. Un agente de seguridad catarí también murió. En total, se informó que aviones de guerra israelíes habían disparado entre 10 y 12 misiles contra el complejo, destruyendo las oficinas administrativas y el apartamento de Al-Hayya. La esposa, la nuera y los nietos de Al-Hayya también resultaron heridos en los ataques. Hamdan tuvo que comunicarle a Al-Hayya la noticia de que su hijo sido martirizado en el ataque. El líder de Hamás, cuyo hijo Osama murió en un ataque israelí en 2014, perdió a numerosos familiares en el genocidio de Gaza. Hamdan dijo que Al-Hayya asimiló la noticia y luego expresó unos sentimientos que el líder de Hamás reiteraría posteriormente en público. “A pesar del dolor de perder a mi hijo, a mi compañero, a mi director de oficina y a los jóvenes que me rodean, a pesar de este dolor, que es un dolor humano natural, no somos de hierro ni de piedra. Lloramos por nuestros mártires; lloramos por nuestras familias; lloramos por nuestros hermanos”, dijo Al-Hayya. Lo que veo a diario de matanzas, tiranía, asesinatos y destrucción en Gaza me hace olvidar el dolor de perder a mis seres queridos, a mis hermanos y a otros. Porque siento que todos ellos son como mis propios hijos. Si bien Israel justificó públicamente el ataque de Doha invocando el 7 de octubre, el ataque fue, en realidad, un intento de eliminar al equipo negociador de Hamás en un momento crucial, y hacerlo dentro de las fronteras de un país que mediaba en las conversaciones de alto el fuego. En los días previos al bombardeo, la administración Trump, a través de mediadores cataríes, había enviado a Hamás un esbozo de lo que funcionarios estadounidenses afirmaban que era una nueva propuesta de alto el fuego. La oferta extraoficial del presidente Donald Trump era escasa en detalles, pero su exigencia principal era que todos los cautivos israelíes retenidos por Hamás y la Yihad Islámica Palestina en Gaza fueran liberados de inmediato, no por fases. A cambio, el presidente estadounidense sugería que iba a presionar a Israel para que aceptara un alto el fuego y reanudara el flujo de ayuda humanitaria al enclave. Desde la perspectiva de Hamás, la oferta parecía una trampa, en gran parte porque su lenguaje era vago y evasivo respecto a las condiciones que el acuerdo impondría a Israel para poner fin al genocidio y la campaña de hambruna forzada. Hamás también había resultado perjudicado por las promesas de Trump. En mayo, emisarios estadounidenses se reunieron directamente con funcionarios de Hamás para negociar la liberación del ciudadano estadounidense y soldado israelí Edan Alexander, quien se encontraba entre los cautivos en Gaza. A cambio, se le dijo a Hamás que Trump exigiría un alto el fuego inmediato y la reanudación del suministro de ayuda a Gaza. Hamás liberó a Alexander y Trump incumplió su promesa. Aun así, altos líderes de la resistencia palestina reconocieron que la única vía para un fin negociado del genocidio pasaba por Trump, y por esta razón se habían reunido en Doha para discutir la propuesta estadounidense el 9 de septiembre, cuando Israel intentó asesinarlos. Hamás había aceptado un acuerdo antes del ataque israelí El 18 de agosto, tres semanas antes del ataque israelí sobre Doha, el equipo negociador palestino había ofrecido concesiones sustanciales y ya había aceptado los términos de una propuesta de alto el fuego de 13 puntos que Trump e Israel exigían. El “marco Witkoff” se redactó originalmente en marzo y lleva el nombre del enviado especial de Trump, Steve Witkoff. La aceptación de los términos por parte de Hamás fue la culminación de meses de negociaciones y conversaciones técnicas tras el abandono unilateral por parte de Israel, el 2 de marzo, del acuerdo original de alto el fuego de enero, la imposición de un bloqueo total sobre Gaza y la reanudación de los bombardeos de tierra arrasada el 19 de marzo. El marco de Witkoff se centraba en un alto el fuego inicial de 60 días con la reanudación de la entrega de ayuda, la liberación de la mitad de los cautivos israelíes, vivos y fallecidos, y la posibilidad de extender el alto el fuego mientras proseguían las negociaciones para poner fin a la guerra. “Creo que la evaluación que hizo el presidente Trump fue que Hamás no entregaría a los 20 cautivos en Gaza de una sola vez, porque esta es la única carta que Hamás y la resistencia aún tenían”, declaró Mohammed Al-Hindi, el principal negociador político de la Yihad Islámica Palestina, en una entrevista con Drop Site la semana pasada. “Hamás y las facciones, tras consultarnos mutuamente, decidimos aceptar el acuerdo de Witkoff”. Los negociadores palestinos llegaron a la conclusión de que era importante romper el estancamiento y reducir al mínimo sus límites. Durante meses, los israelíes habían presentado reiteradamente nuevas demandas después de que los negociadores palestinos indicaran la posibilidad de un acuerdo. En un esfuerzo por resolver la cuestión, los negociadores palestinos informaron a los mediadores que aceptarían concesiones sustanciales. Estas incluían la liberación de ocho cautivos israelíes el primer día del acuerdo, la retirada de sus demandas de un plazo claro para la retirada de las fuerzas israelíes del corredor de Filadelfia y la aceptación de una “zona de contención” israelí que rodeara Gaza y se adentrara más en territorio palestino de lo que deseaban. También acordaron avanzar con un acuerdo temporal a falta de una garantía clara de Trump sobre el fin de la guerra. “Si el gobierno israelí se niega ahora a aceptar la propuesta de los mediadores -que es fundamentalmente suya-, expone la verdadera naturaleza de su postura”, declaró Al-Hindi a Drop Site en agosto. Los negociadores palestinos consideraron que el marco de Witkoff no era sino un plan defectuoso y temporal que dejaba la puerta abierta para que Israel reanudara el genocidio y mantuviera fuerzas significativas dentro de Gaza, sin embargo, el equipo negociador reiteró su posición de que Hamás estaba preparado para entrar en un acuerdo de “todo para todos” para liberar a todos los cautivos israelíes de una vez y firmar una tregua a largo plazo con Israel. “La pregunta planteada al Sr. Witkoff fue: ¿Cómo define el alto el fuego? ¿Es un alto el fuego permanente o sólo por un tiempo?”, recordó Hamdan. “La respuesta fue: Es un paso hacia el fin de la guerra, pero no es un alto el fuego permanente”, dijo. A pesar de sus reservas, los negociadores palestinos decidieron entonces aceptar los términos y avanzar con lo que esperaban que fuera el inicio de un proceso que pusiera fin a la guerra. “Incluso cuando aceptamos ese acuerdo el 18 de agosto, en nuestra respuesta dijimos que preferíamos el fin de la guerra y, si eso ocurría, devolveríamos a todos los prisioneros de guerra y los cuerpos de los muertos”, dijo Hamdan. “Sugerimos: ¿por qué no modificar la primera frase, diciendo: ‘En función de este acuerdo, habrá un alto el fuego permanente’, o una declaración del fin de la guerra con un intercambio completo de prisioneros?” Israel no respondió oficialmente a la aceptación por parte de Hamás del marco de Witkoff ni a su sugerencia de un acuerdo integral. En cambio, se unió a altos funcionarios estadounidenses para hacer afirmaciones falsas de que Hamás se negaba a llegar a un acuerdo, a pesar de haber aceptado lo que, según un alto funcionario catarí, constituía el 98% de las demandas estadounidenses e israelíes. “Nos sorprendió que Israel lo rechazara, e incluso que Witkoff lo rechazara, intentando responsabilizar a Hamás y a la resistencia palestina”, declaró Al-Hindi. “ Y dieron a Israel otra oportunidad para destruir la Franja de Gaza. Durante este período, Israel intensificó los ataques contra civiles en Gaza -todos ellos crímenes- como si fuera en respuesta a la negativa de las facciones, a pesar de que estas habían aceptado la propuesta”. Mientras Israel expandía sus operaciones terrestres contra Gaza y lanzaba lo que, según afirmó, sería una invasión a gran escala de la ciudad de Gaza con el objetivo de desplazar por la fuerza a un millón de palestinos, el presidente Trump anunció el 3 de septiembre que presentaría otra oferta “final” a Hamás. Al ignorar que los negociadores palestinos ya habían cedido ante lo que Trump también había llamado la “última oportunidad” para un acuerdo, Estados Unidos entregó un documento de 100 palabras a Hamás, a través de los mediadores cataríes, que exigía la liberación incondicional de todos los cautivos israelíes en Gaza, vivos y muertos. Este intercambio implicaría un alto el fuego de 60 días y un compromiso vago de poner fin a la guerra. “Hamás acoge con satisfacción cualquier iniciativa que contribuya a los esfuerzos por detener la agresión contra nuestro pueblo. Afirmamos nuestra disposición inmediata a sentarnos a la mesa de negociaciones”, declaró el grupo en un comunicado del 7 de septiembre. Mientras Estados Unidos iniciaba comunicaciones clandestinas con Hamás, afirmando su deseo de llegar a un acuerdo, el jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Eyal Zamir, amenazó públicamente con asesinar a los líderes de Hamás fuera de Gaza si la resistencia palestina no se rendía. “La mayoría de los líderes de Hamás residen en el extranjero; vamos a atraparlos también”, declaró. El 8 de septiembre, mediadores cataríes entregaron a Hamás una versión ampliada de la propuesta de 100 palabras de Trump. Al día siguiente, menos de dos horas después de que los negociadores de Hamás se reunieran en Doha para discutir su respuesta a Trump, Israel lanzó el ataque asesino. Trump y otros funcionarios estadounidenses afirmaron que Israel no había informado a Estados Unidos con antelación del ataque y que el presidente sólo fue informado por el ejército estadounidense sobre el movimiento de los aviones de guerra israelíes poco antes de los ataques. Esta narrativa es inverosímil, dado que Catar alberga al CENTCOM, junto con importantes activos militares y de inteligencia de Estados Unidos. Foto de Jeremy Scahill Catar posee también amplios sistemas de defensa aérea estadounidenses y se coordina rutinariamente con ese ejército, incluso cuando hizo frente a los ataques de misiles iraníes contra la base aérea de Al Udeid en junio de 2025. El 9 de septiembre, Israel no encontró resistencia en sus ataques contra las oficinas de Hamás en Doha. Dos días antes de los ataques israelíes, Trump emitió una declaración ominosa: “He advertido a Hamás sobre las consecuencias de no aceptar. Esta es mi última advertencia, ¡no habrá otra!”, escribió en Truth Social. “Lo sabían al cien por cien”, dijo Hamdan acerca del conocimiento de Estados Unidos sobre los ataques sobre Doha. “Creo que hubo una especie de luz verde, quizás menos que una autorización, porque Netanyahu les habría dicho antes de hacerlo: ‘Puedo hacer algo que puede cambiar toda la situación. Y si lo hiciéramos, podríais darle a Israel una victoria clara y tendríais oportunidad de parar la guerra’”. Hamdan afirmó que la afirmación de Trump, a posteriori, de haberse opuesto al bombardeo equivalía a una farsa. El ataque de Doha fue el primer paso en un nuevo intento liderado por Estados Unidos para ayudar a Israel a lograr lo que no había logrado con su guerra genocida: la rendición de la causa de la liberación palestina y la subyugación a largo plazo del pueblo palestino. Unidad palestina en respuesta al plan de Trump Si escuchamos a Donald Trump, el acuerdo finalmente firmado por Israel y Hamás el 8 de octubre fue un logro monumental no visto en Oriente Medio en milenios. Celebró su plan de 20 puntos como “uno de los grandes días de la civilización” y se jactó de que traería la “paz eterna a Oriente Medio”. El plan de Trump era de gran alcance y conllevaba ramificaciones monumentales para el futuro no sólo de Gaza, sino de la liberación palestina en general. En la práctica, resultaba imposible que los negociadores pudieran responder a cada punto del plan con rapidez. En el plano político, Hamás no creyó tener derecho a negociar unilateralmente un acuerdo de este tipo en nombre de todos los palestinos. El plan de Trump incluía el despliegue de tropas extranjeras y el establecimiento de una junta internacional, con Trump a la cabeza y el ex primer ministro británico Tony Blair a su lado, para dictar los asuntos de Gaza. También dejaba abierta la posibilidad de una presencia militar israelí a largo plazo en Gaza y preveía el desarme total de los palestinos, anulando así su derecho a resistir la ocupación israelí. El mensaje principal de Trump, a ojos de los negociadores, fue que los palestinos debían renunciar a su lucha por la liberación y la autodeterminación y someterse a la subyugación internacional, principalmente estadounidense e israelí. En realidad, la parte palestina no aceptó todos los términos de Trump. A cambio, Hamás ofreció una respuesta multifacética, fruto de las consultas con una amplia gama de facciones políticas, incluidas aquellas que no controlan fuerzas armadas, en un esfuerzo por responder al presidente Trump con una posición unificada. Si los únicos problemas que enfrentaban los negociadores eran un alto el fuego, la resistencia palestina confiaba en que podrían llegar a un acuerdo. La situación era más compleja porque el alto el fuego propuesto estaba vinculado a lo que los funcionarios de Hamás consideraban cuestiones existenciales para la lucha de liberación nacional e implicaba alcanzar una posición unificada entre las facciones y los negociadores palestinos. En los días previos al acuerdo de octubre, los negociadores palestinos se enfrentaron a una presión sin precedentes por parte de mediadores árabes e islámicos para que hicieran concesiones significativas y finalmente alcanzaran un acuerdo de alto el fuego. También escuchaban crecientes demandas desde el interior de Gaza para alcanzar un acuerdo que pusiera fin al genocidio. Los jefes de inteligencia turcos y egipcios, junto con altos funcionarios cataríes, les aseguraron que Trump hablaba en serio sobre detener la ofensiva israelí. Los negociadores palestinos, conscientes de la naturaleza errática de Trump, no dudaban de que este hubiera hecho tales declaraciones a los mediadores regionales. Sin embargo, les preocupaba que, si Trump decidía permitir que Israel reanudara el genocidio después de la liberación de todos los cautivos israelíes, no habría forma de hacer cumplir el alto el fuego. “Los mediadores regionales son incapaces de obligar a Israel a cumplir ningún compromiso conforme al acuerdo. Esto es algo que enfatizamos: existe una incapacidad, en tal sentido, entre los mediadores regionales”, dijo Al-Hindi. “Por supuesto, los estadounidenses son parciales: están a favor de Israel y lo apoyan. A pesar de algunas diferencias ocasionales, siguen apoyando a Israel”. En sus deliberaciones, la coalición de facciones palestinas elaboró ​​una estrategia para encontrar el equilibrio: Hamás y la Yihad Islámica -cuyos brazos armados mantenían a los cautivos israelíes y luchaban contra la ocupación israelí- sólo tenían el mandato para llegar a un acuerdo sobre cuestiones directamente relacionadas con el alto el fuego y el intercambio de cautivos. “El punto de inflexión fue que, por primera vez en los últimos dos años, los mediadores y el gobierno estadounidense adoptaron una postura clara: esto significa el fin de la guerra contra Gaza, lo que implica que el genocidio se detendrá”, dijo Hamdan. Liberar a todos los cautivos con las fuerzas israelíes aún profundamente atrincheradas en Gaza fue una apuesta que la resistencia palestina había rechazado sistemáticamente. Sin embargo, la evaluación interna indicaba que Trump había determinado que poner fin a la guerra activa contra Gaza era una prioridad para él. Esto no se debía a que Trump sintiera un genuino respeto o preocupación por los palestinos, sino a la compleja constelación de intereses en juego: acuerdos comerciales, su relación con las monarquías del Golfo y su aspiración al Premio Nobel de la Paz. También comprendían que Trump reconocía que Israel sería incapaz de rescatar con vida a los 20 cautivos israelíes de Gaza mediante la fuerza militar y que su reputación internacional se encontraba en una situación crítica. Al-Hindi expuso el pensamiento estratégico a Drop Site: Desde el principio, no pusimos objeción a liberar a todos los cautivos de inmediato, pero sólo si se garantizaban dos condiciones: el cese de la agresión y la retirada. Estos fueron los dos elementos en los que insistimos en todo momento. Si Israel hubiera aceptado un acuerdo que incluyera el intercambio de todos los cautivos de una vez, ni la Yihad Islámica ni Hamás habrían puesto objeción alguna. Pero fue Israel quien insistió en un enfoque gradual. Y les digo que insistieron porque Netanyahu quiere prolongar la guerra por razones políticas relacionadas con su coalición gobernante en Israel, y también por motivos personales. Así que optó por acuerdos fragmentados: intercambios más pequeños. Pero estábamos dispuestos a liberar a todos desde el primer día si Israel hubiera aceptado, y el precio era poner fin a la guerra y su retirada. Al-Hindi afirmó que, al tratarse de los términos para negociar el fin del genocidio activo en Gaza, el esquema del plan de Trump estaba “en general en línea con nuestra postura, pero necesitábamos garantías de que la guerra terminaría y de que la retirada se produciría, incluso por etapas”. En una serie de reuniones -que incluyeron a Witkoff y Kushner, así como a mediadores de Qatar, Egipto y Turquía- se informó a los palestinos que Trump hablaba en serio sobre obligar a Israel a poner fin a la guerra. Durante la semana previa al anuncio del acuerdo, los negociadores de Hamás circularon el texto propuesto entre las facciones palestinas y lo entregaron a los comandantes de las Brigadas Qasam y a los líderes políticos de Hamás en Gaza. A pesar de las reiteradas invitaciones de Hamás y otros, Abás y la Autoridad Palestina se negaron a participar en las deliberaciones. Se llegó a un consenso en que poner fin al genocidio era la prioridad más urgente, pero no podía lograrse a costa de ceder ante las amenazantes demandas de Trump respecto al futuro de Palestina. “Lo más importante del plan de Trump es el alto el fuego”, declaró el Dr. Mustafa Barghuti, secretario general de Iniciativa Nacional Palestina y destacado líder político, en una entrevista con Drop Site. Barghuti, excandidato presidencial elegido al parlamento en 2006, lideró los esfuerzos para generar consenso en el panorama político palestino durante el genocidio y participó directamente en la determinación de la respuesta al plan de Trump. Coincidió en que lograr un alto el fuego debía separarse de responder a las demandas más generales de Trump. “El resto debe negociarse de forma que se garantice una verdadera reconstrucción de Gaza y que los palestinos, Gaza y Cisjordania finalmente sean liberados de la ocupación israelí”, declaró Barghuti a Drop Site. “Esa es la cuestión principal, en mi opinión, y es preciso abordarla”. Por estas razones, Hamás y la Yihad Islámica acordaron una aceptación, con un alcance limitado, únicamente de los términos para poner fin a la guerra en curso, levantar el bloqueo a la entrada de bienes esenciales a Gaza e intercambiar prisioneros. “Esta es la primera fase, y nos comprometemos plenamente a implementarla con éxito”, declaró Al-Hindi, quien participó directamente en las negociaciones. Cualquier acuerdo o respuesta formal sobre la mayor parte de la propuesta de Trump requeriría la participación de todas las facciones palestinas, no sólo de Hamás y la Yihad Islámica, afirmaron los negociadores palestinos. Al aceptar la Fase 1, Al-Hindi afirmó que los negociadores palestinos comunicaron a los mediadores su deseo de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que especificara el mandato, las funciones y la duración de las fuerzas que entrarían en Gaza. Añadió: “No aceptamos que estas fuerzas operen dentro de la Franja de una manera que entre en conflicto con el pueblo palestino y su resistencia; queremos que sean fuerzas de mantenimiento de la paz. Queremos una redacción clara que vincule Cisjordania con Gaza, no algo ambiguo relacionado con las reformas de la Autoridad Palestina, que Israel y Estados Unidos controlarían”. Si bien Hamás aceptó la Fase 1 de la propuesta de Trump, declaró el 3 de octubre que las demás fases del plan de Trump “se discutirán dentro de un marco palestino unificado, en el que Hamás participará y contribuirá de forma responsable”. “Dijimos que todas las cuestiones de la segunda fase son asuntos nacionales que involucran a todas las facciones y fuerzas nacionales que participan en las mismas”, añadió Al-Hindi. En respuesta a la aceptación de Hamás, Trump ignoró los matices de la respuesta palestina y la calificó como “un GRAN día para el mundo árabe y musulmán, Israel, todas las naciones vecinas y los Estados Unidos de América”. Así comenzó una minigira victoriosa por Oriente Medio, primero para pronunciar un discurso ante la Knéset israelí y luego en Sharm el-Sheikh, Egipto, para la firma de un acuerdo simbólico en la “Cumbre de Paz de Gaza”, un evento que no incluyó ni a palestinos ni a israelíes. “Esta larga y difícil guerra ha terminado. Hay quien dice que ha durado 3.000 años, otros que 500; sea lo que sea, es la mayor de todas. Y en un logro sin precedentes, prácticamente toda la región ha respaldado el plan de que Gaza será desmilitarizada inmediatamente, que Hamás será desarmado y que la seguridad de Israel ya no se verá amenazada de ninguna manera -declaró Trump ante la Knéset el 13 de octubre-. Así que Israel, con nuestra ayuda, ha ganado todo cuanto ha podido por la fuerza de las armas. Habéis ganado. Habéis ganado. Ahora es el momento de convertir estas victorias contra los terroristas en el campo de batalla en el premio final de paz y prosperidad para todo Oriente Medio. Ya era hora de que pudierais disfrutar de los frutos de vuestro trabajo”. Hamás cumplió con su parte del acuerdo limitado y liberó a los 20 cautivos israelíes vivos el día que Trump aterrizó en Israel. También devolvió los cuerpos de la mayoría de los fallecidos y ha estado cooperando con equipos internacionales para localizar a los pocos que aún permanecen sepultados bajo los escombros de los bombardeos israelíes. “En Sharm el-Sheij, recibimos un compromiso claro de la administración estadounidense, y Witkoff y el yerno de Trump, Jared Kushner, nos informaron directamente de que el presidente Trump tiene plena garantía de que todos esos acuerdos se iban a cumplir al cien por cien”, recordó Hamdan. En lo que a Israel concierne, ha violado repetidamente el alto el fuego, asesinando a 340 palestinos en Gaza desde el 10 de octubre y negándose a permitir la entrada al enclave de los suministros básicos acordados. Según los términos del acuerdo, Israel liberó a casi 2.000 palestinos del cautiverio israelí y devolvió los cuerpos de 330 fallecidos. Muchos de ellos presentaban signos de tortura y ejecución extrajudicial. A algunos, según funcionarios médicos, se les habían extirpado los órganos quirúrgicamente. Los palestinos liberados salieron de las cárceles y bases militares israelíes demacrados, enfermos -algunos con extremidades u ojos amputados- y con historias de torturas atroces. Las fuerzas de ocupación israelíes permanecen atrincheradas en más de la mitad del territorio de Gaza y sus líderes siguen difundiendo el mensaje de que su guerra de aniquilación y conquista continuará hasta que los palestinos se rindan. Funcionarios israelíes afirman que están construyendo infraestructuras en el este de Gaza y que prevén permanecer allí en un probable futuro. “Hay un alto el fuego, pero Israel sigue destruyendo las casas, los restos de las casas en Gaza. Esto significa que quieren convertir Gaza en un lugar donde nadie pueda vivir”, dijo Hamdan. “¿Es eso una señal de una oportunidad para la paz? Creo que le están mostrando a la gente que no hay forma de seguir viviendo en su tierra a menos que resistan”. El golpe de Estado de Trump en la ONU: un sello inventado de legitimidad internacional Desde la firma del acuerdo la administración Trump se ha esforzado por encontrar una vía para hacer cumplir su agenda más amplia, concretamente su compromiso de desarmar a la resistencia palestina y desmilitarizar Gaza. Si bien los países árabes e islámicos respaldaron públicamente los esfuerzos de Trump, ninguno de ellos se ha comprometido a proporcionar tropas en un despliegue que corre el riesgo de luchar contra los combatientes de la resistencia palestina. Hamás, la Yihad Islámica y otros líderes palestinos han sido claros al afirmar su disposición a la presencia de una fuerza internacional bajo los auspicios de las Naciones Unidas, pero sólo si su único mandato es hacer cumplir el alto el fuego. “No nos oponemos a la presencia de fuerzas internacionales, pero para el mantenimiento de la paz, como la FPNUL en el Líbano. Fuerzas que mantengan la paz en la región”, declaró Al-Hindi. “Pero si su función se extiende a asuntos internos de la Franja de Gaza -gestionar la ayuda y su distribución, proteger a los civiles o entrenar a la policía palestina-, todas estas funciones abren la puerta a la interferencia y la fricción entre estas fuerzas y el pueblo palestino dentro de Gaza. Para mantener la estabilidad en la región, estas fuerzas deben ser fuerzas de mantenimiento de la paz que se interpongan entre los israelíes y la Franja de Gaza”. El 3 de noviembre, la administración Trump comenzó a circular un borrador de resolución de la ONU con la esperanza de otorgarle a Trump un fuerte impulso de legitimidad internacional para implementar su agenda. El objetivo central de este esfuerzo era obtener el respaldo formal de la ONU a la “Junta de Paz” de Trump, convirtiéndolo en el virrey de facto del territorio. Sin embargo, Estados Unidos no quería que una fuerza internacional quedara bajo el mando o la supervisión de la ONU. En los días siguientes, la administración Trump trabajó entre bastidores para presionar a los países árabes y otros países islámicos para que se unieran a su campaña. Los líderes palestinos consideraron que esta situación era peligrosa. “Hay tres principios en los que todos coincidimos como fuerzas palestinas, con la parte egipcia y con los mediadores”, declaró Barghuti. Una es que Gaza será gobernada por los propios palestinos, no por una autoridad extranjera. Segunda, que Gaza no debe separarse de Cisjordania. Y tercera, que la fuerza internacional de la que hablan debe ser una fuerza de paz de la ONU para observar el alto el fuego, para separarnos de los israelíes y garantizar la retirada completa de Israel de Gaza. Estos son los principios que deben regir cualquier propuesta en las Naciones Unidas. Barghuti añadió: “No debemos volver a aceptar ningún tipo de dominio extranjero sobre nosotros. No necesitamos de nuevo el colonialismo y, sobre todo, no necesitamos que Tony Blair venga a gobernarnos”. En el período previo a la votación, Trump logró una victoria diplomática cuando la resolución fue respaldada por una coalición de países islámicos: Catar, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Indonesia, Pakistán, Jordania y Turquía. También consiguió un respaldo pírrico del gobierno del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, que nominalmente gobierna partes de la Cisjordania ocupada y es sumamente impopular entre los palestinos. Abás también controla el escaño de observador no miembro del “Estado de Palestina” en la ONU. De esa forma, Trump podría afirmar que “los palestinos” e Israel estaban del mismo lado. Israel, que no logró derrotar ni desarmar a la resistencia palestina en Gaza durante dos años de genocidio, quería que la entrega de ayuda o cualquier retirada israelí estuviera vinculada al desarme palestino, un término consagrado en el lenguaje vago del plan de Trump. Netanyahu no ha ocultado su desprecio por la ONU, que ha aprobado cientos de resoluciones a lo largo de las décadas condenando el régimen de apartheid israelí. En septiembre, en la Asamblea General, calificó a la ONU de “pantano de bilis antisemita”. Sin embargo, Netanyahu vio una oportunidad estratégica en que la ONU respaldara el desarme de la resistencia palestina y la desmilitarización de Gaza, especialmente si se producía sin la participación real de la ONU. El 17 de noviembre el Consejo de Seguridad se reunió para votar sobre la resolución. El enviado de Estados Unidos ante la ONU, Mike Waltz, dijo a los Estados miembros que el genocidio se reanudaría si el Consejo no cedía a las demandas de Trump, afirmando que “un voto en contra de esta resolución era un voto para volver a la guerra”. En una medida sin precedentes, el Consejo aprobó el despliegue de una fuerza internacional que no operaría bajo la bandera de la ONU, sino que estaría comandada y controlada por Trump y su autoproclamada Junta de la Paz. La ONU, en efecto, suscribió la postura de Trump de que los palestinos debían ser despojados de su derecho a la resistencia armada contra la ocupación y el apartheid. La resolución establece que las fuerzas de ocupación de Trump estarían autorizadas a operar con el respaldo de la ONU hasta finales de 2027, fecha en la que su mandato podría renovarse. “Tenemos experiencia en estos asuntos. Cualquier cosa ‘renovable’ puede continuar indefinidamente y no ser temporal. Puede durar largos períodos”, declaró Al-Hindi, subdirector de la Yihad Islámica y cofundador del movimiento. “Con Oslo, dijeron que era prorrogable por cinco años, pero ya han pasado más de 30 años, y aún vivimos bajo Oslo”. La resolución, aprobada sin objeciones, no contenía instrucciones vinculantes ni un mapa detallado para la retirada completa de las fuerzas israelíes, lo que consolida aún más la ocupación israelí indefinida de amplias zonas de Gaza. Establece que Israel colaboraría con Egipto y las tropas internacionales para “estabilizar un entorno de seguridad en Gaza” mediante el desarme de Hamás y otras fuerzas de la resistencia palestina. Si bien Trump logró la victoria en la ONU, la implementación de su plan podría resultar complicada. A finales de octubre, Trump afirmó en Truth Social que varios Estados árabes “me han informado explícita y firmemente, con gran entusiasmo, que acogerían con agrado la oportunidad, a petición mía, de entrar en GAZA con una fuerza considerable para ‘meter en vereda a Hamás’ si continúa actuando mal, violando su acuerdo con nosotros”. No obstante, varios Estados árabes clave, como Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Jordania, junto con la Liga Árabe, han sugerido que no enviarán tropas en una misión para desarmar a los palestinos. Funcionarios estadounidenses han reconocido discretamente que, por ahora, les cuesta convencerlos de que cambien de postura. Sin embargo, algunos de estos actores no han descartado por completo participar en una fuerza internacional y han solicitado mayor claridad sobre el alcance de la misión. El gobierno ha mantenido conversaciones con países islámicos no árabes, como Indonesia, Turquía, Pakistán y Azerbaiyán, pero ningún país se ha comprometido públicamente a participar en el actual programa. Incluso si algunos países ofrecen tropas, es probable que Trump tenga que recurrir a contratistas militares privados para reforzar su fuerza. “Creo que los Estados árabes e islámicos que supuestamente iban a participar en dichas fuerzas rechazan la entrada a la Franja de Gaza con el fin de desarmar a la resistencia palestina”, declaró Al-Hindi. “Esa es la tarea de Israel, una tarea que no ha logrado durante dos años. ¿Deberían venir esas fuerzas a hacer el trabajo sucio en nombre de Israel?”. Añadió: “Cualquier plan que hable de quitarle las armas al pueblo palestino -es decir, quitarle su voluntad, porque las armas son esencialmente una expresión de voluntad- y llevarlos a un punto en que crean que la resistencia es inútil será un plan fallido”. Tanto Trump como Netanyahu han presentado la cuestión del desarme palestino como un hecho consumado en sus agendas para Gaza, como si los palestinos se hubieran rendido. En consecuencia, Israel persiste en su amenaza de continuar la guerra si Gaza no se desmilitariza. “Francamente, declaraciones de este tipo suelen ser mera retórica que no refleja la realidad”, declaró Musa Abu Marzuk, miembro fundador de Hamás, en una entrevista con Drop Site. Si has luchado durante dos años contra un movimiento de resistencia y aun así no has logrado erradicarlo definitivamente, ¿es posible que logres lo que deseas en la mesa de negociaciones sobre este tema? Creo que es muy difícil. Por lo tanto, tendrán que reducir considerablemente sus expectativas al respecto. Si bien la resolución menciona el establecimiento de un comité tecnocrático palestino apolítico en Gaza, este operaría bajo la supervisión de un comité designado por Trump, lo que en la práctica sometería el gobierno de Gaza a un control extranjero. “Las Naciones Unidas están subordinadas únicamente a los intereses de Estados Unidos e Israel -debido al dominio estadounidense- y cualquier cosa que no beneficie a Estados Unidos o a Israel no puede ser aprobada en el Consejo de Seguridad”, declaró Ihsan Ataya, miembro del buró político de la Yihad Islámica Palestina. “Es inaceptable imponer a nuestro pueblo la visión israelí-estadounidense envuelta en una fachada de la ONU”. Trump también ha calificado sus planes para Gaza como un acuerdo comercial, alardeando de todos los compromisos de inversión que ya ha recibido. Desde que en febrero lanzó por primera vez su idea de transformar Gaza en una “Riviera de Oriente Medio” propiedad de Estados Unidos, ha hablado con frecuencia del potencial inmobiliario de una Gaza “frente al océano”. Su actual plan de “reconstrucción” se centra en un plan multimillonario de inversión privada y pública con fines de lucro. “El problema también radica en la presidencia por Trump de la ‘Junta de la Paz’, cuya primera misión es establecer un fondo para recaudar fondos y reconstruir Gaza. Esto significa que todos los fondos recaudados a nivel mundial se destinarán a este fondo, que será controlado por el propio Trump”, declaró Ataya a Drop Site. “Gracias a la astucia y el engaño del presidente estadounidense, ha vinculado su nombre a esta junta de tal manera que le da la autoridad para seguir al frente de la misma incluso después de dejar la presidencia de Estados Unidos. Así, Gaza se convertiría en la práctica en el proyecto económico de Trump”. Rusia y China, que propusieron una resolución alternativa, se retractaron rápidamente, decidieron no vetar el plan de Trump y, en cambio, se abstuvieron, sellando su aprobación. “Felicitaciones al mundo por la increíble votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hace apenas unos momentos, que reconoce y respalda la JUNTA DE PAZ, que presidiré e incluirá a los líderes más poderosos y respetados del mundo”, escribió Trump en Truth Social después de la votación. “Esta será una de las mayores aprobaciones en la historia de las Naciones Unidas, conducirá a una mayor paz en todo el mundo y es un momento de proporciones verdaderamente históricas”. Netanyahu celebró la resolución y declaró: “Creemos que el plan del presidente Trump conducirá a la paz y la prosperidad, ya que insiste en la desmilitarización total, el desarme y la desradicalización de Gaza”. Predijo que el plan de Trump, con el respaldo de la ONU, “conducirá a una mayor integración de Israel y sus vecinos, así como a la expansión de los Acuerdos de Abraham”. El portavoz de Netanyahu, Shosh Bedrosian, declaró: “Gaza será desmilitarizada y Hamás será desarmado. Esto ocurrirá por las buenas o por las malas. Ahora bien, en cuanto a un Estado palestino, nuestra oposición se mantiene firme, válida y no ha cambiado un ápice”. Una amplia coalición de facciones palestinas, que incluye a casi todas las organizaciones políticas y movimientos de resistencia excepto Fatah de Abbas, emitió una declaración conjunta denunciando la resolución, calificándola de “decisión respaldada por Estados Unidos que viola los marcos internacionales de seguridad y allana el camino para acciones israelíes sobre el terreno contra la voluntad del pueblo palestino”. Afirmaron el derecho del pueblo palestino a la resistencia armada y caracterizaron el despliegue de una fuerza extranjera como “una nueva herramienta de agresión contra nuestro pueblo y la continuación de su genocidio”. Hamás emitió una declaración por separado en la que afirmaba que la resolución busca imponer un “mecanismo de tutela internacional sobre Gaza”, y añadió que el despliegue de una fuerza con el mandato de desarmar a los palestinos “lo convierte de un actor neutral en un socio en la ejecución de la agenda de la ocupación”. Se afirma que la resolución codifica una estructura en la que la entrega de alimentos, medicinas y otros artículos esenciales para la vida, así como los esfuerzos de reconstrucción, “siguen sujetos a la politización, el chantaje y la subyugación”. Con esta resolución, los palestinos se encuentran ahora en un momento histórico: una batalla por la supervivencia y la liberación contra el eje estadounidense-israelí, respaldado formalmente por muchas naciones árabes y aprobado por la Autoridad Palestina, que opera sin mandato popular. Esto equivale a un esfuerzo por desarmar toda la causa de la liberación palestina y externalizar su futuro a un nebuloso comité exterior presidido por Trump. “Nadie -especialmente los estadounidenses, también los europeos y lamentablemente algunos árabes- quiere que haya resistencia ante Israel en la región. La resistencia los avergüenza”, declaró Al-Hindi. “Por lo tanto, el objetivo final es que el pueblo palestino pierda su resistencia. Si perdemos la resistencia y la capacidad de resistir, la causa palestina está liquidada. Lo que protege al pueblo palestino es su resistencia. La cuestión no son los nombres de Hamás o Yihad Islámica: el pueblo palestino resiste porque el enemigo, Israel, lo ataca continuamente”. La trampa del desarme En un discurso pronunciado el 6 de noviembre en una conferencia empresarial en Miami, Witkoff afirmó que Estados Unidos estaba inmerso “en pleno proceso de desmantelamiento de armas: un programa de desmilitarización y amnistía”. También afirmó que Hamás se había comprometido con el desarme y la entrega de sus armas a la fuerza internacional de Trump. “Hamás ha indicado siempre que se desarmaría. Lo han dicho; nos lo dijeron directamente durante la famosa reunión que Jared tuvo con ellos”, declaró Witkoff. “Hamás ha dicho siempre que vamos a necesitar que la fuerza de seguridad internacional venga aquí y sea el eslabón al que le entreguen las armas”. En la entrevista con Drop Site, Hamdan negó rotundamente que Hamás hubiera hecho tal promesa. “No. No sé qué está diciendo, pero no dijimos nada de eso, porque toda la delegación estaba allí y nadie lo dijo”, afirmó Hamdan. “Si quieren negociar, eso llevará tiempo, más allá de los cuatro días de negociaciones” que condujeron al acuerdo de Sharm el-Sheij. “Tenemos que hablar con nuestros hermanos y otras facciones. Y cuando alcancemos un entendimiento nacional al respecto, comenzaremos a hablar con los mediadores y los estadounidenses”. El Departamento de Estado no respondió a una solicitud de comentarios sobre las afirmaciones de Witkoff y la negación de Hamás. Entre las facciones de la resistencia palestina, existe un amplio consenso de que Netanyahu quiere utilizar la cuestión del desarme para justificar la continuación de la guerra de aniquilación en Gaza. A pesar del alto el fuego, Israel lo explotará para extender sus ataques contra Gaza, como lo ha hecho repetidamente en el Líbano. Los palestinos argumentan que el desarme no se trata realmente de las armas en sí, sino de un intento de obtener legitimidad para imponer una rendición que Israel no pudo lograr ni con más de dos años de bombardeos masivos y operaciones terrestres, ni con 77 años de ocupación y limpieza étnica. La resolución de la ONU, afirman, codifica efectivamente este proyecto. “Rechazamos esta resolución y cualquier resolución que etiquete a la resistencia como terrorismo, conceda al enemigo sionista el derecho a atacar al pueblo palestino en Gaza con pretextos endebles y le otorgue la absoluta autoridad en materia de seguridad que esta resolución le otorga”, declaró Ataya. “Es natural que Estados Unidos busque ofrecer un servicio al enemigo sionista, ya que no pudo eliminar la resistencia durante la guerra. Por lo tanto, está trabajando para desarmar la resistencia y eliminar las fuentes de su fortaleza”. Foto de Jeremy Scahill Si sólo se escucha el relato israelí sobre las armas que posee la resistencia palestina en Gaza, probablemente se concluiría que poseen un sofisticado arsenal de armas avanzadas capaces de amenazar la existencia misma de Israel. Como ha sucedido desde la imposición del asedio a Gaza en 2006, la realidad es que Hamás y la Yihad Islámica operan, en su gran mayoría, con armas caseras fabricadas clandestinamente dentro de Gaza. Casi la totalidad del suministro de cohetes disparados contra Israel se ha agotado durante los últimos dos años de guerra, y los combatientes de la resistencia utilizan armas pequeñas, artefactos explosivos improvisados ​​de fabricación casera, munición israelí reutilizada y lanzagranadas propulsadas por cohetes. El intento de Israel de presentar las armas en poder de la resistencia palestina como algo más que una defensa contra la invasión y la ocupación no tiene fundamento, afirmó Abu Marzuk. “Los propios israelíes aseguraron haber eliminado la mayoría de las brigadas Qasam en Gaza -en el norte, en Jan Yunis y en Rafah- y que prácticamente no queda ningún miembro de las Brigadas Qasam. El presidente Trump afirmó que 25.000 miembros de las brigadas Qasam fueron asesinados, y su número es aproximadamente de ese orden”, añadió. Israel también anunció recientemente que la mayor parte de la capacidad militar de Hamás fue destruida; afirmaron que el 90% de su capacidad fue aniquilada. Por tanto, si destruyeron el 90% de la capacidad militar de Hamás y mataron a la mayoría de los combatientes de Qasam, como dice el presidente Trump, ¿a quién van a desarmar y dónde están las armas que afirman van a retirar cuando ya las destruyeron? “Les digo que no hay armamento pesado. Incluso las municiones antitanque son fabricadas por jóvenes palestinos dentro de Gaza. En cuanto a los rumores de contrabando y similares, todo esto es pura palabrería que Israel difunde en los medios para presentar a Gaza como si poseyera un gran poder militar”, dijo Al-Hindi. “Por ejemplo, las Yasin 105 (granadas propulsadas por cohetes), los jóvnes las fabrican dentro de la Franja de Gaza, y pueden fabricarlas en cualquier momento. Los morteros se fabrican dentro de Gaza, y luego están los artefactos explosivos improvisados ​​(IED), que también se fabrican dentro de la Franja”. A lo largo de las negociaciones para un acuerdo que ponga fin a la guerra de Gaza, los negociadores palestinos han expresado repetidamente su postura sobre el tema de las armas y han dejado claro que están abiertos a una tregua a largo plazo, impuesta internacionalmente, durante la cual las fuerzas de la resistencia no participarán en ninguna operación ofensiva. “Las armas presentes en Gaza son principalmente las armas de la voluntad”, declaró Al-Hindi. “Siempre que se necesitan armas, los jóvenes las fabrican de inmediato, y su determinación es férrea. Por lo tanto, hablar de entregar armas no es práctico, no es realista y carece de sentido, porque en cualquier momento, si hay voluntad y si hay agresión, y el pueblo palestino quiere defenderse, se pueden fabricar armas fácilmente dentro de Gaza”. Si bien Hamás niega haber llegado a ningún acuerdo sobre armas, la postura de la resistencia palestina tiene matices. A lo largo de las negociaciones para poner fin al genocidio, Israel ha exigido el desarme total y el desmantelamiento de Hamás. Los grupos de la resistencia han afirmado que esta es una línea roja y equivaldría a una rendición de la causa de la liberación y la autodeterminación. Al mismo tiempo, han comunicado a los mediadores, así como a funcionarios estadounidenses en conversaciones directas, que están abiertos a acuerdos con certificación y supervisión internacional que impliquen la desactivación efectiva de las armas en poder de la resistencia, aunque no su entrega. Sin embargo, advierten, la resistencia sólo haría esto en el contexto de una tregua a largo plazo con Israel y un cese total de los ataques militares contra los palestinos. “Cuando la delegación negociadora discuta la cláusula relativa a la entrega de armas, la pregunta será: ¿A quién entregaremos estas armas?”, dijo Ataya. “¿Existe un Estado o un gobierno palestino que defienda a nuestro pueblo en Gaza para que podamos entregarle nuestras armas? ¿O deberíamos entregarlas a nuestro enemigo y rendirnos? ¿Es concebible que la resistencia -que no fue derrotada en la guerra, que el enemigo no logró erradicar y que se vio obligada a negociar con sus líderes un acuerdo de intercambio de prisioneros- alce ahora la bandera blanca, se rinda y se ponga la soga al cuello?”. Al-Hindi, por su parte, afirmó: “El asunto de las armas no es tema de discusión, lo que significa que la entrega de las armas no es negociable, pero la aparición o el uso de armas es algo que sí se puede discutir. Es decir, ningún tipo de arma aparecería en las calles palestinas, y la policía y las fuerzas de seguridad palestinas tendrían pleno control sobre ellas. Los centros de entrenamiento para los combatientes de la resistencia desaparecerían, las armas se almacenarían y firmaríamos una tregua con una duración definida. Pero la idea de que entregáramos nuestras armas… ¿qué armas hay siquiera en Gaza, para empezar?”. Hamdan reiteró una postura articulada consistentemente por Hamás: los grupos de resistencia armada no tendrán sentido si se establece un Estado palestino con un ejército nacional capaz de defenderse. “Entre los palestinos, incluida la resistencia, hay una idea muy simple y clara: Somos una nación bajo ocupación. Si la liberación de la ocupación puede ocurrir pacíficamente, será beneficioso para los palestinos”, declaró. “No queremos que mueran más palestinos. De hecho, no queremos que muera nadie. Ni hoy, ni ayer, ni desde el primer día de 1948. Pero la historia de la ocupación demuestra claramente que Israel no está dispuesto a rendirse. Si quieren que entreguemos las armas, ¿qué sigue? No hay respuesta. Significa que nos matarán o nos expulsarán”. Un funcionario israelí sugirió recientemente a la CNN que a Israel le preocupa que la administración Trump pueda, en última instancia, avanzar con la reconstrucción -y otros aspectos del plan estadounidense- sin abordar de forma concluyente el desarme. Al-Hindi, un pediatra que ha dedicado su vida a construir la resistencia palestina y ha negociado acuerdos previos con Israel, cree que Israel se verá obligado finalmente a aceptar un compromiso sobre el desarme como parte del plan de Trump. “Lo que buscan es un mensaje simbólico y psicológico para poder decirle al mundo que derrotaron a la resistencia palestina y que la resistencia es inútil”, declaró Al-Hindi. “Eso es algo que nunca conseguirán”. Israel desenmascarado En muchos sentidos, el plan de Trump para Gaza salvó a Israel de sí mismo. Si bien Israel logró matar a 70.000 palestinos -una cifra oficial de muertos confirmados que probablemente sea mucho mayor- y arrasar grandes franjas de Gaza, no logró la victoria militar prometida por Netanyahu. Israel no logró recuperar por la fuerza a sus cautivos retenidos en Gaza y tuvo que firmar un acuerdo negociado con una insurgencia compuesta principalmente por guerrilleros que calzaban sandalias y atacaban a las tropas de ocupación con armas caseras. El plan de Trump ofreció a Israel la oportunidad de preservar su agenda de aniquilación contra los palestinos bajo la bandera de la legitimidad ofrecida por la coalición de Estados árabes e islámicos que Trump atrajo para apoyar su agenda. Esto culminó con la obtención de la reciente resolución de la ONU sin condiciones. Con la reputación de Israel destrozada por su guerra genocida, Trump intervino para presentar deshonestamente toda la operación como un precursor trascendental de la paz histórica en la región. “Estos dos últimos años de genocidio han demostrado que Israel no es tan fuerte como afirma ante el mundo. Sin el apoyo estadounidense y occidental -armas, inteligencia y todos esos recursos- Israel no podría haber resistido a las pequeñas facciones en Gaza. Israel no podría mantenerse por sí solo; necesita a Occidente”, declaró Al-Hindi. Israel se ha convertido en un Estado racista, que comete crímenes abiertamente ante el mundo entero y está siendo perseguido en tribunales internacionales. Este es el nuevo Israel. El Israel que una vez alineó su ideología y las creencias de su pueblo con su imagen de sí mismo, su visión del mundo y sus políticas globales, se ha convertido ahora en un Estado plagado de divisiones internas. Hamdan afirmó que, si bien la agenda de Trump coincide en gran medida con la de Israel, Netanyahu sigue preocupado de que el fin de la guerra de Gaza pueda, en última instancia, amenazar su control del poder. “Los israelíes siguen intentando socavar el acuerdo. Netanyahu entiende que, si se detiene la guerra, la situación se volverá en su contra. Acudirá a los tribunales por sus problemas penales. La comunidad internacional hablará sobre la Corte Internacional de Justicia y la orden de la Corte Penal Internacional”, declaró Hamdan. “Él entiende que esto le resultará contraproducente a nivel político. Por eso, quiere mantener la situación inestable por motivos personales y también políticos, porque no podemos olvidar que, durante los últimos dos años, habló claramente de un ‘gran Israel’. Y un gran Israel no se crea mediante la paz. Debe crearse mediante la guerra”. Al-Hindi cree que el mundo ha comprendido la verdadera naturaleza de la posición de Israel en la región, y que la campaña de propaganda de varias décadas para retratar a los palestinos como terroristas está siendo desmantelada como resultado directo de la guerra genocida de Israel en Gaza, afirmó. “La resistencia palestina consiste en movimientos de liberación nacional en una fase de liberación nacional; esa es la lectura correcta y la definición fundamental. Somos movimientos de resistencia nacional y nuestra lucha es dentro de Palestina, solo dentro de Palestina y desde Palestina”, afirmó. “Quien representa un peligro político es Israel, porque es un proyecto hegemónico que busca debilitar a todos”, añadió. “Nuestra lucha es contra Israel y dentro de Palestina, y nos estamos defendiendo. Somos movimientos de liberación nacional, y estamos dispuestos a establecer relaciones con todos sobre esa base”. El arco de la historia no comenzó el 7 de octubre y no terminará con el plan colonial de Trump. Hamdan reconoce que el camino por delante está lleno de riesgos y peligros, pero también cree que los últimos dos años de genocidio han enviado al mundo el mensaje de que los palestinos nunca abandonarán su lucha por la independencia. “Según nuestra historia, hubo momentos en que todos creyeron que los palestinos estaban derrotados y se alzaron de nuevo”, dijo. “Si alguien cree que puede obligar al pueblo palestino a renunciar a sus derechos, se equivoca. No estamos derrotados. Y no estamos muy lejos de ver un Estado palestino independiente y soberano, inshallah”. Jeremy Scahill es un periodista de Drop Site News que fue cofundador de The Intercept. Es reportero de investigación, corresponsal de guerra y autor de “Dirty Wars: The World Is a Battlefield” y “Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army”. Ha informado desde Afganistán, Iraq, Somalia, Yemen, Nigeria, la antigua Yugoslavia y otros lugares del mundo. Jawa Ahmad es investigador de temas de Oriente Próximo en Drop Site News. Texto en inglés: Drop Site News, traducido por Sinfo Fernández. Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/11/23/las-armas-del-poder-de-la-voluntad-hamas-y-la-yihad-islamica-sobre-el-plan-de-trump-para-gaza/