El papa pide a indígenas mexicanos resistir la opresión y el maltrato
Agencias
El Papa Francisco
instó el lunes en Chiapas, el estado más pobre de México con mayoría de
población indígena, a rechazar la opresión y el maltrato, en una región
donde hace dos décadas se gestó una rebelión armada en reclamo de
mejores condiciones de vida.
En el tercer día de su visita a uno de los países más católicos del mundo, Francisco ofició una misa para las comunidades indígenas en San Cristóbal de la Casas, una pintoresca ciudad colonial en las montañas del sur del país que fue tomada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) al inicio de la rebelión de 1994.
Haciendo referencias a la Biblia y al libro indígena Popol Vuh, Francisco dijo que "hay un anhelo de vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente".
"De muchas maneras y de muchas formas se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles", dijo el papa en la homilía ante 100,000 fieles.
Muchos de ellos llegaron de distintas regiones del montañoso estado y de otras entidades e incluso de la vecina Guatemala, vistiendo coloridos trajes típicos.
La misa se celebró por momentos en lenguas indígenas en un centro deportivo donde fue colocada una representación de la colorida catedral de la ciudad detrás del altar.
LA TIERRA SUFRE DOLORES DE PARTO
El papa se refirió también a la grave devastación ambiental que vive el planeta que "gime y sufre dolores de parto".
"Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia", dijo en la misa.
"En esto ustedes (los pueblos indígenas) tienen mucho que enseñarnos, que enseñar a la humanidad. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza", agregó.
El papa llegó a Chiapas en momentos en que la Iglesia Católica ha perdido más adeptos que en otros lugares de México: en dos décadas hasta el 2010 el porcentaje de la población que se reconoce como católica bajó diez puntos a un 58 por ciento, muy por debajo de la media nacional de 83 por ciento.
Según especialistas, esto se debió en parte a que la Iglesia Católica no permitía las eucaristías en lenguas indígenas en un estado donde un amplio porcentaje de las personas no habla español.
Aunque en los hechos algunos sacerdotes ofician misa en lenguas indígenas, el papa las autorizará formalmente a partir de ahora.
En los últimos años, las crecientes corrientes como bautistas, pentecostales y evangélicos ganaron terreno para convertir al estado en uno de los que ostenta mayor diversidad religiosa también porque, según los analistas, muchos dejaron de ver a la Iglesia Católica como la más cercana al pueblo.
Luego de la misa, Francisco tiene previsto almorzar con ocho representantes de las comunidades indígenas, quienes probablemente le plantearán los problemas de la región menos próspera de México, donde la pobreza ha trepado en los últimos años a más de las tres cuartas partes de la población.
Durante su visita a México, el papa ha tocado temas álgidos tales como la aguda desigualdad que impera, la corrupción y la violencia, aunque no ha hablado de los casos de pederastia que han escandalizado a la feligresía en los últimos años.
El sumo pontífice visitará la catedral donde se encuentra la tumba de Samuel Ruiz, quien pasó 40 años como obispo de Chiapas abogando por los derechos de los indígenas y a quien se le acusó de esgrimir "la teología de la violencia" por apoyar las reivindicaciones.
Después se desplazará a la capital del estado, Tuxtla Gutiérrez, donde sostendrá un encuentro con las familias.
"Su mensaje deberá hacer que haya un renacer de la Iglesia; un resurgir de la ternura de la Iglesia para recibir a los hijos que se habían ido por falta de amor", dijo el sacerdote Franco Alonso, que llegó desde la fronteriza Guatemala para ver al papa.
En el tercer día de su visita a uno de los países más católicos del mundo, Francisco ofició una misa para las comunidades indígenas en San Cristóbal de la Casas, una pintoresca ciudad colonial en las montañas del sur del país que fue tomada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) al inicio de la rebelión de 1994.
Haciendo referencias a la Biblia y al libro indígena Popol Vuh, Francisco dijo que "hay un anhelo de vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente".
"De muchas maneras y de muchas formas se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles", dijo el papa en la homilía ante 100,000 fieles.
Muchos de ellos llegaron de distintas regiones del montañoso estado y de otras entidades e incluso de la vecina Guatemala, vistiendo coloridos trajes típicos.
La misa se celebró por momentos en lenguas indígenas en un centro deportivo donde fue colocada una representación de la colorida catedral de la ciudad detrás del altar.
LA TIERRA SUFRE DOLORES DE PARTO
El papa se refirió también a la grave devastación ambiental que vive el planeta que "gime y sufre dolores de parto".
"Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia", dijo en la misa.
"En esto ustedes (los pueblos indígenas) tienen mucho que enseñarnos, que enseñar a la humanidad. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza", agregó.
El papa llegó a Chiapas en momentos en que la Iglesia Católica ha perdido más adeptos que en otros lugares de México: en dos décadas hasta el 2010 el porcentaje de la población que se reconoce como católica bajó diez puntos a un 58 por ciento, muy por debajo de la media nacional de 83 por ciento.
Según especialistas, esto se debió en parte a que la Iglesia Católica no permitía las eucaristías en lenguas indígenas en un estado donde un amplio porcentaje de las personas no habla español.
Aunque en los hechos algunos sacerdotes ofician misa en lenguas indígenas, el papa las autorizará formalmente a partir de ahora.
En los últimos años, las crecientes corrientes como bautistas, pentecostales y evangélicos ganaron terreno para convertir al estado en uno de los que ostenta mayor diversidad religiosa también porque, según los analistas, muchos dejaron de ver a la Iglesia Católica como la más cercana al pueblo.
Luego de la misa, Francisco tiene previsto almorzar con ocho representantes de las comunidades indígenas, quienes probablemente le plantearán los problemas de la región menos próspera de México, donde la pobreza ha trepado en los últimos años a más de las tres cuartas partes de la población.
Durante su visita a México, el papa ha tocado temas álgidos tales como la aguda desigualdad que impera, la corrupción y la violencia, aunque no ha hablado de los casos de pederastia que han escandalizado a la feligresía en los últimos años.
El sumo pontífice visitará la catedral donde se encuentra la tumba de Samuel Ruiz, quien pasó 40 años como obispo de Chiapas abogando por los derechos de los indígenas y a quien se le acusó de esgrimir "la teología de la violencia" por apoyar las reivindicaciones.
Después se desplazará a la capital del estado, Tuxtla Gutiérrez, donde sostendrá un encuentro con las familias.
"Su mensaje deberá hacer que haya un renacer de la Iglesia; un resurgir de la ternura de la Iglesia para recibir a los hijos que se habían ido por falta de amor", dijo el sacerdote Franco Alonso, que llegó desde la fronteriza Guatemala para ver al papa.
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