viernes, 31 de enero de 2020

círculos del poder de Trump en la Casa Blanca

Los círculos del poder de Trump en la Casa Blanca

ALAI


En medio de su enjuiciamiento en el Congreso de EEUU, el presidente Donald Trump sigue muy enfocado en su campaña de reelección en noviembre de 2020. El mandatario divide su agenda en tres partes. Hay que ver si la evolución del impeachment(enjuiciamiento) cambia su estrategia.
En primer lugar, desde que llegó al poder, su agenda privilegia la creación de las condiciones que aseguren su reelección por un período de cuatro años adicionales, por lo menos. En segundo lugar, quiere consolidar las divisiones en las clases subordinadas (trabajadores, grupos étnicos, género y otras) para garantizar que se realice su lema que “EEUU sea grande de nuevo”. En tercer lugar, pretende modificar la correlación de fuerzas a escala mundial, atacando las políticas de globalización, para hacer realidad su consigna de “EEUU primero”.
El grito de batalla de “EEUU primero” implica agudizar el desequilibrio entre los Estados-naciones a escala mundial a favor de EEUU, socavando sus adversarios y debilitando sus aliados. El proteccionismo implica debilitar los lazos con otros países – tratados comerciales, culturales e, incluso, militares – así como un ‘cierre’ de las fronteras con países indeseables: ‘El muro’ de Trump descartó el proyecto de sus predecesores que enfatizaban la ‘globalización’, renovando el estilo abierto y agresivo de armamentismo, así como convirtiendo a China en el nuevo enemigo estratégico en el escenario mundial.
El enfrentamiento entre clases y fracciones de clase contribuye a su proyecto para que “EEUU sea grande de nuevo” en la medida en que distrae a las clases subordinadas que no logran identificar sus propios intereses. La variante nacionalista-desde-arriba tiene como corolario el racismo y la ideología de la ‘supremacía blanca’. Políticas que pretenden contener la emergencia de un país ‘multicultural’. En la inauguración de su campaña presidencial a finales de 2019, Trump anunció un cambio cualitativo en su lema que sería “EEUU ya es grande nuevamente”.
Para lograr estos objetivos, Trump ha tratado de construir un aparato político que controle los principales órganos del Estado: El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. En la Casa Blanca tiene un ‘Círculo Cero’ que cumple con las tareas de orientar sus objetivos. Por un lado, tiene a su asesor de confianza, Stephan Miller, encargado de promover su consigna de hacer a “EEUU grande nuevamente” y agitar las diferencias entre los diversos sectores de las clases subordinadas. Por el otro, cuenta con el Asesor Comercial, Peter Navarro, quien agita la consigna que plantea “EEUU primero” acabando con tratados y alianzas a escala internacional. El ‘circulo cero’ lo cierra (o quizás lo abre) la pareja formada por su hija, Ivanka, y su yerno, Jarred Kushner, quienes son sus agentes en los frentes de las múltiples batallas.
En el Círculo 1, Trump cuenta con sus ministros de Comercio y del Tesoro, Wilbur Ross y Steven Mnuchin, respectivamente. Así mismo su consejera política, Kellyanne Conway, quien se encuentra en constante alerta para detectar problemas. En el Círculo 2, tiene a Robert Lighthizer, comisionado de Comercio Exterior, Mike Pompeo, secretario de Estado y a Mitch McConnell, vocero (o presidente) del Senado, quien controla la agenda de la Cámara superior del Congreso.
Miller pareciera ser el zar de las políticas nacionalistas y de la supremacía blanca desde que Trump se deshizo de Roger Banner. En cambio, en el frente ‘global’, Trump cuenta con Navarro, quien debe compaginar con Ross y Mnuchin. Trump se deshizo de Matis (ministro de Defensa), Tillerson (secretario de Estado) y Garry Cohn (jefe del Consejo Económico).
En el plano de la comunicación social, Trump sólo cuenta con si mismo, el twiter y los encuentros con su base en arenas y estadios deportivos. Trump es su propio secretario de Estado y dirige los Ministerios de Defensa, Seguridad, Tesoro y Comercio. Además, maneja personalmente su red de comunicaciones. Cuenta con asesores y consejeros, pero todo lo decide Trump. Hay ocasiones que escucha más que otras. Según los empleados de la Casa Blanca, la única voz que tiene peso para el presidente de EEUU es la de su hija, Ivanka.
No hay que dejar por fuera a Henry Kissinger - aunque no está en la Casa Blanca – quien hace sentir su influencia intelectual en las políticas de Trump. El maestro de la geopolítica del desequilibrio confundió al ‘establishment’ y al mundo cuando jugó la carta rusa de Trump en contra de la carta china de los estrategas de la globalización.
30 de enero de 2020.
- Marco A. Gandásegui, hijo, es profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA)
https://marcogandasegui19.blogspot.com/
www.salacela.net
Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/204484

miércoles, 29 de enero de 2020

Comentario del Servicio Bíblico Latinoamericano Del 2 al 8 de Febrero de 2020 – Ciclo A



Servicio Bíblico Latinoamericano
Del 2 al 8 de Febrero de 2020 – Ciclo A





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Domingo 2 de Febrero
Presentación del Señor

Malaquías 3,1-4: Llega el mensajero del Señor
Salmo 23: El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria
Hebreos 2,14-18: Jesús, un ser humano pleno
Lucas 2,22-40: Este niño será signo de contradicción



El domingo del tiempo ordinario que correspondería celebrar, se ve desplazado en este domingo por la celebración de «La presentación del Señor», fiesta del 2 de febrero. No importa demasiado, porque no estamos en un tiempo «fuerte» del año litúrgico, ni los domingos del llamado «tiempo ordinario», en el que estamos, guardan un sentido mínimo de secuencia que pudiera verse alterada. Aunque hace unas cinco semanas hemos celebrado la navidad, y hace menos de un mes el «bautismo del Señor» –en el que lo dejábamos ya con sus treinta años–, hoy, inesperadamente volvemos atrás, de un día para otro, para poner en el centro de la atención del foco litúrgico al niño Jesús presentado en el templo. Son cosas que la reforma litúrgica conciliar no se atrevió a «racionalizar un poco más». El 2 de febrero no es ningún aniversario histórico de la presentación de Jesús en el templo, de forma que se puede desligar perfectamente de esa fecha y ponerla en un lugar más razonable dentro del desarrollo del «año litúrgico». (Otro tanto pasa a varias fiestas y solemnidades, que nos traen y nos llevan hacia adelante y hacia atrás en el año litúrgico, sin más razón que la mera tradición de las fiestas litúrgicas populares).
Pero eso sería sólo uno de los problemas. Otro, más importante, situado a un nivel más profundo, es la plausibilidad misma de hacer de estas escenas de los evangelios de la infancia una celebración litúrgica tan importante que «vence sobre la celebración del domingo» correspondiente. ¿Estamos seguros de que el hombre y la mujer de hoy se sentirán bien al verse sorprendidos este domingo, al entrar este domingo en la Iglesia y ver girar todo en torno a la escena del niño presentado en el templo? Es bien conocida la escena para los biblistas e incluso para los cristianos laicos asiduos a la catequesis bíblica; ¿pero será una escena susceptible de montar sobre ella un mensaje inteligible para el hombre y la mujer de hoy? ¿O sería mejor que la arquitectura del año litúrgico se montara sobre una visión más amplia, más actual, menos encerrada en las páginas bíblicas? Creemos que sí. Y lo decimos, para no cooperar con nuestro silencio a la sensación falsa de que «aquí no pasa nada», todo está bien en la liturgia de la Iglesia católica, sólo son las personas cristianas descreídas las que van abandonando masivamente —por decenas, o centenas de millones— las que abandonan la práctica de la liturgia dominical.
Para quienes no comparten este punto de vista crítico, montar una homilía «tradicional» no les resultará difícil. Les recomendamos acudir a los comentarios bíblico-litúrgicos oficiales, o a las notas de la misma Biblia, e instalarse y sumergirse en el escenario de la «teología bíblica» propia de los evangelios de la infancia. Los oyentes habituales, ya acostumbrados, aprietan la tecla correspondiente, y son capaces de escuchar con toda naturalidad esa teología de hace casi dos mil años; tiene un encanto propio, que seduce y calma los espíritus. Quienes no gustan de ser retrotraídos al mundo mental de esas argumentaciones y representaciones —principalmente los jóvenes— hace tiempo que han abandonado la liturgia.
En cuanto a la historicidad del relato, de esta escena neotestamentaria, ya sabemos que se trata de una construcción teológica, escrita varias décadas después de cuando pudo tener lugar y, con toda verosimilitud, sin ningún recuerdo histórico de base; está construida toda ella, como es fácil adivinar, en función de reinterpretar al Jesús nazareno muerto en la cruz en el marco de esa visión profética y mesiánica de la que echa mano el texto del evangelio de hoy. Es bien conocido.

Por otra parte la Iglesia católica celebra hoy la Jornada de la Vida Religiosa.
En primer lugar muchos se preguntarán por qué escogieron (ha sido hace bien pocos años) por qué se ha escogido esta fecha-celebración para celebrar en ella la jornada de la vida religiosa. ¿Se preguntarán a quién preguntaron quienes decidieron, o si tales personas que decidieron eran miembros de la vida religiosa o si, al menos, la conocían. Porque todo parece indicar que la naturaleza de la vida religiosa es bien difícil de relacionar con esa escena del evangelio —si es que concebimos la vida religiosa con suficiente rigor—. A quienes quieran aprovechar la ocasión para presentar ante el pueblo de Dios una reflexión sobre ella, les será difícil —o demasiado artificioso— tratar de relacionarla con «la presentación del Señor». Será mejor que cambien los textos, o que sencillamente presenten el tema sin pretender crear una relación artificial con el texto.
La vida religiosa institucionalizada en la Iglesia no arranca desde el principio del cristianismo. Surgió espontáneamente, desinstitucionalizadamente, y fue sólo más tarde cuando se fue institucionalizando. Como tantas otras cosas, acabó no sólo institucionalizada, sino «cautiva» de la institución.
Puede ser bueno recordar que, hace sólo cincuenta años, hasta el Concilio Vaticano II, hablábamos de la vida religiosa en términos de «la vida de perfección en la Iglesia». Era el «estado de perfección», el más perfecto (poniendo aparte el estado episcopal, del que se decía que era el «estado de perfección adquirida», status perfectionis adquisiate, frente al de los religiosos, que sólo era estado de perfección por adquirir, status perfectionis adquirendae).
Con el Concilio implosionó toda aquella teología y se derrumbó sin dejar rastro, quedó totalmente abandonada, prácticamente de golpe. Comenzó a hablarse de los consejos evangélicos y del «seguimiento de Jesús». Era un nuevo camino, sin retorno; nunca volveríamos atrás.
Ya en el posconcilio surgió la teología de los carismas religiosos: cada «familia espiritual» en la Iglesia se constituye en torno a un carisma fundacional (gracia) otorgadi por Dios al fundador/a, no para él mismo/a, sino como una «gracia trasmisible» destinada a ser compartida con otros y prolongada en la historia mediante la misión de esa familia religiosa. Las congregaciones se volcaron —empujadas por la Iglesia misma— a la tarea de (re)descubrir el carisma de su fundador y su propio carisma. Esta teología de los carismas ha sido una creación realmente feliz y ha prestado un servicio muy interesante a la identidad y misión de las familias espirituales, de las congregaciones religiosas.
Pero podemos decir que ya está superada. Los tiempos han cambiado demasiado. La problemática conciliar ha quedado enteramente desplazada por nuevas cuestiones, muy profundas, que en aquellos tiempos no podían ser captadas ni imaginadas. Hace tiempo ya que la teología de la vida religiosa ha evolucionado hacia planteamientos más profundos y existenciales. La vida religiosa sería fundamentalmente radicalidad. Todos los humanos somos religiosos, tenemos esa dimensión profunda en nuestra existencia; pero hay personas en las que esa dimensión se convierte en central y dominante, hasta el punto de poner entre paréntesis dimensiones muy naturales y «normales» de la vida (matrimonio, paternidad/maternidad, independencia, proyecto familiar, y a veces profesionalidad civil). La vida religiosa se puede identificar por la «liminalidad» que representa en su realización (ese estar en el limen, en el límite de la experiencia religiosa.
Esta perspectiva ha ampliado notablemente el concepto de la vida religiosa, a saber: no se trata de un concepto netamente cristiano, sino profundamente humano; la vida religiosa no sería cristiana (no la fundó Jesús), sino que está presente en muchas religiones y es una realidad de la vida humana, incluso civil (hay formas y estados de vida en los que el sujeto hipoteca aspectos y dimensiones naturales «normales» de su vida, para vivir en la radicalidad del compromiso y de la entrega).
Dentro del cristianismo, la vida religiosa sería el seguimiento radical de Jesús. Y ahí surge una dificultad grave: la forma canónica de la vida religiosa católica no puede identificarse con esa definición, porque está marcada por una fundamental «cautividad institucional»: no pone, no puede poner todo bajo el seguimiento de Jesús; por encima de este seguimiento está en última instancia la autoridad incontestable e incuestionable de la institución eclesiástica. Los institutos religiosos han de ser aprobados canónicamente para existir. Una vez aprobados no son ya una iniciativa libre de seguimiento radical de Jesús, sino una institución canónica de la Iglesia católica, sobre la que siempre pesa la hipoteca de la sumisión a la autoridad eclesiástica, externa a la familia religiosa, por encima incluso de lo que los religiosos en cuestión perciban en conciencia como exigencia de la radicalidad, del seguimiento radical de Jesús. El conflicto de la profecía y la radicalidad de los religiosos frente a las imposiciones de las congregaciones vaticanas (para la vida religiosa o para la doctrina de la fe), lo hemos vivido clamorosamente en las últimas décadas: religiosos que se querían comprometer con los pobres, que elaboraban una teología profética, que renovaban sus constituciones en la línea de la espiritualidad de la liberación... y que no podían hacerlo porque, en Roma, los monseñores de turno —la mayor parte de las veces no religiosos— simplemente lo prohibían. En la iglesia católica la vida religiosa puede ser seguimiento de Jesús sólo hasta donde el derecho canónico lo permite y/o hasta donde la curia vaticana lo consiente, no seguimiento radical-liminal de Jesús. Es una de las reformas profundas pendientes en la Iglesia.
En esta situación, no tiene de extraño que haya muchas formas de «vida radical» fuera de la vida religiosa católica, en el amplio mundo del Pueblo de Dios: personas que entregan radicalmente su vida a causas generosas y desinteresadas, libres de mediaciones institucionales.
Será bueno aprovechar la homilía para exponer con claridad a los fieles, por unos pocos minutos, la naturaleza evangélica de la vida religiosa, y la necesidad de dejarle renovarse liberándola de toda cautividad institucional.
El evangelio de hoy no está recogido en la serie «Un tal Jesús».
Como lectura complementaria sobre la vida religiosa recomendamos:
- Diarmuid O'MURCHU, Rehacer la vida religiosa, Publicaciones Claretianas, Madrid 2001, disponible en la biblioteca de los Servcios Koinonía;
- José María VIGIL, Crisis de la vida religiosa en Europa, llamado a la vida religiosa mundial, en la RELaT, nº 399 (servicioskoinonia.org/relat). 

Para la revisión de vida

             Todos estamos llamados a la radicalidad, a la coherencia completa, a la fidelidad total a nuestras propias convicciones. Lo cual, en lenguaje cristiano lo explicitamos como «seguimiento de Jesús».
             ¿Cómo va mi coherencia personal? ¿Soy coherente y radical? ¿Sigo a Jesús dignamente?

Para la reunión de grupo

-                 Como seguimiento de Jesús que es, la naturaleza de la vida religiosa no tiene que ver con clausuras, hábitos, apartamiento del mundo... porque no fue así como Jesús vivió. ¿Qué sería lo esencial de la vida religiosa? (Ayudarse para ello de una lectura seleccionada del libro de Diarmuid O'Murchu citado más arriba).
-                 La vida religiosa eclesial católica está desapareciendo en el primer mundo. Fuera de allí todavía tiene vocaciones, pero son vocaciones que provienen del mundo rural o del mundo urbano de religiosidad tradicional. La vida religiosa no logra pervivir en la capa social del nuevo mundo cultural urbano desarrollado universitario profesional de mentalidad concorde con la ciencia y la tecnología... ¿Por qué? Analizar el tema desde la perspectiva más amplia.
-                 ¿Dónde podríamos identifica hoy seguidores radicales de Jesús, luchadores entregados totalmente a su Causa, en el amplio mundo, más allá de los límites de la Iglesia?

Para la oración de los fieles

-                 Para que no deje de haber siempre en el mundo radicales de Dios, personas polarizadas por su experiencia de Dios, que nos mantengan firmes los valores del amor y de la esperanza, roguemos al Señor…
-                 Por todas las personas que viven en comunidad el seguimiento de Jesús, para que sean coherentes con su vocación y sean ejemplo y estímulo para todo el Pueblo de Dios...
-                 Para que la Iglesia se examine mirándose constantemente en el espejo de las bienaventuranzas…
-                 Por los que se consideran “pobres de espíritu” muy lejos de la pobreza y de los pobres, para que el Señor les haga ver que ése no fue el camino que Él siguió…
-                 Para que nuestra eucaristía dominical sea siempre un espacio privilegiado de oración y de encuentro comunitario…
-                 Para que el evangelio de las bienaventuranzas nos haga realmente “dichosos” y demos testimonio de que en verdad el Evangelio es “buena noticia”…
-                 Por los jóvenes —ellos y ellas— que sienten la llamada de la radicalidad, para que sean valientes y nada les detenga en la realización de su vocación...

Oración comunitaria

             *Dios Padre y Madre universal, que por medio de Jesús -junto con tantos otros Maestros espirituales como has suscitado en la historia-, has manifestado a nuestro mundo el camino de la felicidad, de la bienaventuranza; haz que nuestra vida religiosa sea siempre una ayuda para alcanzar la felicidad que Tú esperas de nosotros, y a la que nos llamas y empujas, para que contribuyamos eficazmente a la paz y la felicidad del mundo. Nosotros te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. Amén.

             *Dios-Misterio sin fondo, Presencia inasible, Claridad sin cuerpo, Palabra silenciosa... Haznos sentir la Fuerza de tu presencia, la cercanía de tu misterio, para que escuchemos constantemente el llamado que nos haces a vivir en plenitud y en radicalidad, plenamente humanos y simultáneamente divinos... Amén.

Lunes 3 de Febrero
4ª Semana Ordinario
Óscar (865); Blas, mártir (316)

2Sm 15,13-14.30; 16,5-13: David iba llorando
Salmo 3: Levántate, Señor, sálvame
Mc 5,1-20: Cuenta lo que el Señor te ha hecho



La presencia del mal en el mundo y su personficiación a través de figuras propias de las culturas circundantes a los cristianos del primer siglo, dio origen a personajes como diablo (el que confunde, divide), demonio (opositor), satanás (adversario). Los espíritus malignos son fuerzas negativas que actúan en el interior de una persona, de un grupo o de una institución que tienen como finalidad crear confusión, división, corrupción, mentira, perversión, injusticia, violencia, etc. El daño que causa la presencia del mal es tal que tiene la capacidad de derrotar a la persona. Jesús se revela como el aniquilador del mal (maligno) que tiene como fin deshumanizar, esclavizar, oprimir, anular, corromper a la persona, individual o colectivamente. Jesús, sus discípulos y todos sus seguidores, tenemos el compromiso radical de luchar decididamente contra el mal en todas sus formas y sus estructuras. Un signo de la presencia eficaz del reino de Dios es que el mal está siendo derrotado. Renovemos nuestro compromiso de lucha frontal contra las fuerzas del mal que hay en nuestro mundo.

Martes 4 de Febrero
4ª Semana Ordinario
Andrés Corsini (1373)


2Sm 18,9-10.14b.24-25a.30–19,3: ¡Absalón, hijo mío!
Salmo 85: Inclina tu oído, Señor, escúchame
Mc 5,21-43: Niña, levántate



La enfermedad de las personas es fruto del desgaste natural del cuerpo o de algún accidente sufrido. La enfermedad doblega, deprime y oprime. En los tiempos de Jesús la enfermedad, además de debilitar las fuerzas y postrar a las personas, tenía una connotación más grave. El enfermo era considerado una persona impura, pecaminosa y maldita por Dios. Estar enfermo era lo peor que le podía pasar a una persona. Peor aún si la víctima era mujer y, más aún, menor de edad. Como mujer, no tiene ningún valor ante la sociedad religiosa de entonces, como niña menos, ya que su condición era similar a la de un esclavo. Aquí Jesús se revela como Señor de la vida, vencedor de la muerte. Es otro signo del dinamismo del Reino que trasforma y humaniza. En segundo lugar, se percibe claramente cómo Jesús ha despertado la esperanza del pueblo empobrecido y oprimido dando vida, reconciliando, sanando y comunicando la alegría del reinado de Dios. Mira si en nuestro contexto somos signos de salud, vida y esperanza para nuestra gente. 

Miércoles 5 de Febrero
Semana Ordinario
José María de Yermo y Parres (1904)
Felipe de Jesús (1597) y Águeda (251)


2Sm 24,2.9-17: Perdona mi pecado
Salmo 31: Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado
Mc 6,1-6: ¿No es éste el carpintero, el hijo de María?



Cuando una persona surge desde abajo y se presenta a sus parientes y paisanos generalmente es descalificada o puesta en duda por sus logros y alcances. Pasaba ayer y pasa hoy. Jesús vivió en Nazaret, una aldea pobre, integrada por campesinos, artesanos, pescadores y pastores. Oficios considerados de poca valía e incluso, se pensaba que quienes desempeñaban estas funciones eran personas impuras por su continuo contacto con la sangre de animales. Seguramente Jesús realizó muchas veces estas actividades. Por eso su sabiduría, su elocuencia, su autoridad, sus acciones liberadoras, sanadoras y reconciliadoras causaban admiración más bien despectiva. Sin embargo, Jesús continúa su misión sin desanimarse por las críticas y murmuraciones. Es el plan de Dios. El Reino de Dios no es fácilmente comprendido. Tiene muchos adversarios que quieren ocultar y eliminar la propuesta humanizadora anunciada por Jesús. Será un buen ejercicio, tomar conciencia de nuestras debilidades y fortalezas, personales y comunitarias, para enfrentar con entereza las críticas y descalificaciones por nuestro trabajo evangelizador. ¿Cómo se vive la dimensión profética en tu comunidad cristiana?

Jueves 6 de Febrero
4ª Semana Ordinario
Alfonso María Fusco (1910)
Pablo Miki y comps, mártires (1597)


1Re 2,1-4.10-12: ¡Ánimo, Salomón!
Interleccional 1Cro 29: Tú eres Señor del universo
Mc 6,7-13: Los envió de dos en dos



En los últimos años el fervor misionero se ha encendido en muchas personas: laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos. La invitación que hizo el Papa Francisco en "La Alegría del Evangelio" ha ido surtiendo efecto de manera firme y discreta. En América Latina y el Caribe, la V conferencia del CELAM motivó a todos los cristianos para realizar una gran misión continental. En cada país tomó formas diferentes, pero todos entramos en “modo misión”. Obviamente que el método y el estilo misionero han ido cambiando y adaptándose a las culturas y realidades diversas. No se trata de hacer proselitismo sino de proponer el evangelio de Jesús como la alternativa de vida, de paz, de justicia, de solidaridad y equidad para todos los pueblos del continente. Así como Jesús envió a sus discípulos a luchar en contra del mal, es decir, contra todas las fuerzas, estructuras, instituciones y realidades que oprimían y deshumanizaban, así también nos sigue enviando para que contribuyamos en la construcción de un mundo más humano, fraterno y solidario. Renovemos nuestro espíritu misionero.

Viernes 7 de Febrero
4ª Semana Ordinario
Juliana de Florencia (s. IV)


Eclo 47,2-11: David amó a su Creador
Salmo 17: Bendito sea mi Dios y Salvador
Mc 6,14-29: Muerte del Bautista



Cuando las personas se empeñan en mantener los privilegios y conveniencias que les da el poder, son capaces de destruir vidas humanas sin importar su inocencia. Nuestra tierra americana y caribeña está bañada con sangre de profetas y mártires. San Oscar Romero, Santa Laura Montoya, Enrique Angelelli, en fin, una lista larga de nombres que brillan en el firmamento de los santos de esta tierra. La mayoría de ellos incomprendidos, incluso por sus mismos hermanos en la fe. Pero el Espíritu profético ha actuado en ellos y sigue actuando en personas y comunidades que son coherentes con su compromiso bautismal y eclesial. Así como Juan el Bautista, fiel y radical hasta el fin, también nos sentimos desafiados para vivir a cabalidad y con profunda convicción y autenticidad el seguimiento de Jesús, el profeta mártir que nos acompaña en nuestro trasegar por la historia. A la luz de la Palabra de Dios, examinemos cómo vivimos nuestra vocación profética y si estamos preparados para el martirio (cruento o no).

Sábado 8 de Febrero
4ª Semana Ordinario
Jerónimo Emiliano, fundador (1513)


1Re 3,4-13: Dame un corazón dócil
Salmo 118: Enséñame, Señor, tus leyes.
Mc 6,30-34: Andaban como ovejas sin pastor


Recuerdo a un hermano misionero que el domingo de resurrección decía: “el Señor resucitó hoy, pero yo sigo muerto”, para hacer referencia al agotamiento producido por todas las actividades de semana santa: confesiones, predicaciones, celebraciones, procesiones…uuufff… Considero que algo parecido le sucedía a Jesús y sus discípulos. Luego de largas y pesadas jornadas de predicación y combate contra el mal, se sentían agotados, querían descansar un poco, alejarse de la multitud y retirarse a un lugar solitario para recuperar fuerzas y continuar la faena. Pero la gente, cautivada por la palabra arrolladora de Jesús, no se cansaba de escucharlo y de experimentar la salud, el perdón, la compasión y la vida que salían de su boca y de sus manos. Por eso Jesús renuncia a su descanso porque primero está la gente. Qué bueno que los ministros, misioneros, consagrados y agentes de pastoral comprometidos, tuviéramos los mismos sentimientos y actitudes de Jesús, a pesar del cansancio y agotamiento tener siempre la disposición para atender y escuchar con agrado las necesidades y requerimientos de nuestra gente.


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rostro de la CIA entre la jerarquía católica: Sergio Gualberti Calandrina

El rostro de la CIA entre la jerarquía católica: Sergio Gualberti Calandrina



Los rostros de la fe cristiana se muestran piadosos en la sonrisa de los niños, en las muecas de grandeza e inocencia de los ancianos, en las mujeres trabajadoras o en los indígenas a diferencia de las palabras estudiadas, solemnes y con aire de dignidad escolástica que se desnudan persistentes en las homilías cruceñas. Estas, muestran el rostro político de una iglesia cuyo prestigio es cada vez más cuestionable dada su apuesta poco decorosa por una parte pequeña y opresiva de la sociedad.Nadie sabe tanto lo que se tiene que decir o cómo decirlo en cada rito dominical o en cada circunstancia política que vive el país desde hace varios años como el ilustre arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti Calandrina. Los pasajes bíblicos que usa le sirven de coartada tanto como el púlpito desde el que instala el mensaje preciso, la flecha incendiaria o la sugerencia que resuena como un mandato proverbial. Nadie, solo Sergio Gualberti. Con una mirada de águila que apunta a su presa, se mueve en medio del contexto como pez en el agua.
La existencia de la iglesia católica está empedrada de historias no contadas, de silencios no quebrados, de fidelidades ideológicas ocultas, de militancias financieras oscuras, de traiciones pero también de actos heroicos casi olvidados. Los primeros abundan frente a los segundos. ¿Acaso no son santificables en nuestra memoria la vida estoica del Monseñor Arnulfo Romero, asesinado por encargo extranjero, o de Luis Espinal acribillado a balazos por una dictadura educada en la ignominia, solo por ejercer el derecho de la palabra y la palabra como un derecho que interpela? Las “oraciones a quemarropa” tenían la fuerza de un tornado y el filo de una navaja que hacían mover montañas o cortaban implacables el aire inconmovible.
Frente a estas historias ejemplares y excepcionales de una vida al servicio de los demás, existen otras al servicio de los menos, los poderosos, que cada día necesitan la caricia impostora de la iglesia jerarca que dice que profesa dedicación por los pobres mientras permite que se los masacre por su condición de “indios satánicos” o “salvajes”, como suele repetir la presidenta autonombrada a la que pontificaron en la mesa de negociación para legitimar la transición fugaz. Ninguna comunión ha sido más efectiva que aquella que se produce entre las palabras despojadas de sentido, las balas que asesinan y los silencios que imperan.
El arzobispo de marras y la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) tan adictas a dar lecciones de conducta moral al pueblo boliviano jamás dijeron esta palabra es mía cuando las FFAA y la Policía masacraban a balazo limpio a las “hordas masistas” en Sacaba y Senkata. Nunca el silencio fue tan solemne y descarnado como el que mantuvieron los jerarcas de la iglesia a pesar de que algunos de los cuerpos acribillados fueron a parar a capillas católicas en El Alto. Los 38 muertos no merecieron condena mientras la biblia se paseaba oronda por los pasillos del Palacio de Gobierno o por los cuarteles del odio. El Dios de los fusiles que escupieron muerte en las jornadas de noviembre sigue siendo el mismo Dios que Yanine Añez convoca cada vez que se le antoja. El Dios de la candidata es el mismo que el de la jerarquía: ambos prefieren el silencio y viven en complicidad auspiciosa.
En agosto del 2019, cuando la campaña electoral ingresaba en su recta decisiva, Sergio Gualberti, en misa solemne se explayaba pidiendo a los feligreses “renovación democrática” fundada en la igualdad social y política usando para ello el pasaje bíblico del profeta Isaías. Montado sobre la solemnidad patriótica de la fecha sostenía que el sueño de Dios exigía que en un momento de “grave decadencia social, económica y religiosa se renovara el signo inicial de un pueblo” que después de muchos años de un mal gobierno estaba sumido en la “confrontación, la injusticia y la pobreza”. ¿Algún parecido con los discursos de los candidatos de derecha?
Envuelto en una atmósfera de patricio romano, en medio de una multitud sumisa dispuesta a sacrificarse en aras de su palabra profética, señalaba la necesidad de reafirmar la adhesión a la democracia en un mundo (léase, Bolivia) en el que se “incrementan sistemas populistas, nacionalistas y soberanistas que disfrazaba de democracia el autoritarismo y el caudillismo anulando la separación de poderes y concentrando toda la autoridad en el dirigente electo” (Santa Cruz, 6 de agosto 2019). Este mensaje que contenían palabras que parecían propias de un discurso político partidario fueron pronunciadas por uno de los representantes de la iglesia más conservadora del país que hace de la esperanza un oficio pedagógico para fines políticos ultramontanos.
Una parte de la iglesia que tiene como proa de barco al arzobispado ideológico exige, cuanto menos, explicar el confinamiento del Cardenal indígena, Toribio Ticona, a las catacumbas populistas a las que lo condenó la rancia jerarquía blanca, señorial y procomiteísta de la Conferencia Episcopal. Extrañamente, en su veredicto al futuro, las palabras de Gualberti suenan tan familiares como las que acaba de pronunciar Mauricio Claver-Carone, el Asesor Especial para Asuntos del Hemisferio del Consejo de Seguridad Nacional, a su llegada al país andino-amazónico después del golpe de Estado. Claver-Carone, al puro estilo Gualberti, también apunta a los gobiernos “populistas” como una amenaza potencial a la paz hemisférica, aquella que requiere el complejo-militar-industrial de la mano de la maquinaria financiera capitalista. El populismo, tan incómodo para los afanes expansionistas resulta también un enorme obstáculo frente a la voracidad opípara de los grandes consorcios energéticos o mineros que conforman el poder extraterritorial.
Los sermones de Gualberti nunca están despojados de acciones prácticas. Los brazos operativos de la iglesia funcionaron como soldaditos de tropa imberbe, si no, pregunten a la Radio Erbol, a las pastorales sociales, a Cáritas o a la Fundación Jubileo, que se comportaron como verdaderos portaaviones de campaña. Nunca dispusieron de tantos recursos ni convicciones anómalas para enfrentar las elecciones de octubre del 2019 de cara a la “renovación democrática”.
En las homilías de Gualberti como en sus arteras jugadas políticas, hay como un sedimento de desprecio contra las grandes mayorías para quienes la cotidianidad es muy parecida a un estado de excepción. Ese Dios al que apela con la frecuencia que exige el declive hegemónico del poder regional y en algunos casos nacional, es el mismo al que recurre hoy el régimen criollo para saciar su apetito voraz de poder, el suyo como el extranjero.
Como no podía ser de otra manera y con la puntualidad que exigen las circunstancias, la última homilía de Gualberti (domingo 26 enero 2020) estuvo dirigida a implorar a los partidos de la derecha, su rebaño egregio, a unirse en un frente común. Textualmente señaló que “todos los ciudadanos y en particular los candidatos, tendríamos que dejarnos iluminar y guiar por los valores de la Palabra de Dios, la vida, los derechos humanos, la libertad, el bien común, la justicia, la paz y el espíritu de servicio. Lo que tiene que primar, incluso por encima de las justas aspiraciones, es la salvaguarda de la democracia y de la unidad alrededor de programas comunes, evitando la dispersión y el peligro de recaer en sistemas autoritarios”.
En sintonía con Yanine Añez o Añez con Gualberti, la presidenta autonombra no se cansó de invocar a construir un frente común para enfrentar las nuevas elecciones del 3 de mayo del 2020 con el objetivo que los “salvajes” no vuelvan al poder. Llámense salvajes, populistas o autoritarios, el mensaje es tan claro como el agua con el que se lava la copa de vino en los oficiosos sermones de una magra iglesia coludida y sin escrúpulo.
Proverbial consejo, la del primer católico cruceño, para ordenar el rebaño disperso en medio de una explosiva epidemia de dengue en Santa Cruz. Esta, ya cobró la factura de más de una decena de muertos y dos mil casos en observación crítica ante la ineptitud gubernamental obsesionada, con ayudita norteamericana, por borrar las profundas huellas de la solidaridad cubana en el campo de la salud. Al parecer, la santa iglesia política no se conmueve con las muertes del populacho tanto como con la derrota probable de su linaje privilegiado y de sus aliados perennemente bendecidos.
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Afirmaciones de Bolton pueden acelerar el "impeachment" a Trump

Afirmaciones de Bolton pueden acelerar el "impeachment" a Trump

CLAE / Rebelión


Si bien el juicio político al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había estado bien amarrado por la Casa Blanca desde que fuera lanzado por los demócratas en septiembre desde la Cámara de los Representantes, hoy varios senadores republicanos están moviéndose para complicarle el proceso al mandatario, tras las revelaciones del exsecretario de Seguridad Nacional John Bolton, quien se espera sea llamado a declarar la semana próxima.
Una filtración reportada del New York Times de un fragmento del libro que Bolton publicará en marzo, contradice la versión del presidente de que nunca se ordenó el congelamiento de unos 391 millones de dólares en asistencia militar a Ucrania para obligar a ese país a declarar una investigación contra los demócratas.
Bolton afirma que Trump le dijo en agosto que. esa asistencia debía condicionarse a una declaración pública del nuevo gobierno ucranio de que impulsaría una investigación contra los demócratas, en particular su contrincante electoral Joe Biden. El líder de la bancada minoritaria demócrata en el Senado, Chuck Schumer, exigió convocar a Bolton durante el juicio político e indagar si existe un encubrimiento masivo de la Casa Blanca.
Los analistas de Washington señalan que la semana que viene cuatro senadores republicanos votarán a favor de citar a declarar a nuevos testigos, entre ellos a Bolton, lo que podría hacer volar por los aires la bien arnada estrategia oficial: Mitt Romney, Lisa Murkowski, Maine Susan Collins y Lamar Alexander, lo que inclinaría la balanza. Hoy hay 53 senadores republicanos y 47 demócratas y así las cifras variarían a 49 contra el impeacheament y 51 a favor del juicio político.
La líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, advirtió que con esta revelación, los senadores republicanos ahora enfrentan una decisión entre nuestra Constitución o un encubrimiento. La Casa Blanca ya se está preparando para frenar tal solicitud si el Senado vota por llamar a Bolton y otros testigos.
Por su lado, Trump, muy posiblemente con otra de sus más de 16 mil 241 mentiras documentadas por el Washington Post, rechazó las acusaciones: “Yo nunca le dije a John Bolton que la asistencia a Ucrania estaba ligada a una investigación sobre los demócratas, incluidos los Biden… Si John Bolton dijo eso, es sólo para vender su libro”.
Uno de los dos cargos que se le imputan a Trump es, precisamente, el de obstrucción al Congreso por haber bloqueado la entrega de documentos oficiales y vetado a ciertos testigos clave de comparecer, como Bolton, a su jefe de gabinete, Mick Mulvaney, y a diversos responsables y oficiales del Departamento de Presupuestos y del de Energía.
Si ese dique se rompe, el escenario del impeachment puede abrirse hasta niveles insospechados. En el juicio político a Richard Nixon en 1974, los republicanos se mantuvieron fielmente apiñado en torno a su presidente… hasta que cuatro congresistas (Larry Hogan, Hamilton Fish, Tom Railsback y William Cohen) cambiaron su voto en un par de días.
Trump, ahora nervioso y temeroso, teme este escenario y fue aumentando la agresividad en su twitter a través de 142 tuits y retuits, mientras Romney señalaba que le gustaría escuchar a John Bolton y otros testigos . Alexander y Collins, en la misma posición, opinaron que es importante que se vote sobre si se necesitan más testigos y más documentos una vez que se escuchen a las partes presentar el caso.
Trump continuó los ataques contra sus acusadores. Un tuit enviado el domingo provocó alarma por su amenaza siniestra contra el jefe de los diputados-fiscales designados por el Parlamento para presentar los cargos en el juicio político: “ El tramposo Adam Schiff es un político corrupto, y probablemente un hombre muy enfermo. ¡No ha pagado el precio, aún, por lo que le ha hecho a nuestro país!”.
Mirko. C. Trudeau: Economista del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
http://estrategia.la/2020/01/28/afirmaciones-de-bolton-pueden-acelerar-el-impeachment-a-trump/
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En pos del Milenio, de Norman Cohn , Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos

Reseña de En pos del Milenio, de Norman Cohn
Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos de la Edad Media



Norman Cohn (1915-2007) tuvo que interrumpir su formación como historiador en la universidad de Oxford para servir durante la Segunda guerra mundial en el British Army, donde pronto sus habilidades en lenguas modernas hicieron que se le asignaran trabajos de inteligencia. Destinado en Viena en los primeros años de postguerra, escuchó numerosos testimonios de víctimas del nazismo, y éstos resultaron fundamentales para perfilar el que habría de ser el tema de estudio principal en su dilatada trayectoria investigadora posterior: un análisis de las condiciones históricas que propician persecuciones y genocidios, y de los mecanismos por los que determinadas minorías llegan a convertirse en “chivos expiatorios” y concentrar sobre ellas la frustración de las masas.Publicado en su edición original inglesa en 1957, En pos del Milenio ofrece un estudio exhaustivo de los movimientos que se desarrollaron entre los siglos XI y XVI en la Europa del norte y central, y que espoleados por interpretaciones milenaristas y apocalípticas propiciaron una agitación social que hoy vemos como precursora de las revoluciones de los siglos XIX y XX. Pronto la obra se convirtió en referencia esencial sobre estos asuntos y en la más influyente y conocida de Norman Cohn. La edición de Pipas de Calabaza que aquí se reseña es de 2015 y presenta una traducción de Julio Monteverde de la tercera y definitiva versión inglesa de 1970.
Base ideológica: profecías apocalípticas y herejías
El primer elemento ideológico a considerar son los relatos sobre el fin de los tiempos que son una tradición en el judaísmo y posteriormente también en el cristianismo. El Apocalipsis de san Juan, con sus conmovedores pasajes sobre la derrota del Anticristo y la restitución del reino de Dios fue interpretado muchas veces de forma literal durante los primeros siglos en que los fieles sufrían persecución, aunque después, tratadistas como Orígenes o san Agustín resaltan su carácter alegórico. Son importantes asimismo los documentos conocidos como oráculos sibilinos, de gran difusión en la Edad Media, que ofrecen relatos proféticos sobre el fin de los tiempos no muy diferentes de los de san Juan.
El segundo sustrato para estos movimientos lo proporcionan algunas de las interpretaciones ajenas a la norma, consideradas heréticas, que jalonan la historia del cristianismo. Entre éstas, tienen especial relevancia las promovidas por reformadores que se presentaban como abanderados de un genuino espíritu evangélico y arremetían contra el lujo y la lujuria del clero. Eran santos milagreros, sedicentemente ungidos por la gracia divina, que en seguida acaudillaban rebaños iletrados. Se describen ejemplos ya desde el siglo VI en Francia y luego también en los Países Bajos, pero es sobre todo a partir del XI cuando estos mensajes van a calar profundamente entre los pobres y oprimidos desencantados de la iglesia oficial.
Base social y económica
Pero quiénes son estos pobres a los que va a llegar el mensaje de los nuevos mesías. En el siglo XI, en Flandes y el valle del Rin comienza una incipiente industrialización que, unida a la superpoblación en el campo, va a propiciar la emigración a las ciudades. Cuando éstas son incapaces de absorber estos flujos, crecen el desarraigo y el desequilibrio social, y la miseria afecta a amplias capas de la población. La organización de la Primera Cruzada a partir de 1095 dio lugar a “ejércitos de pobres” que buscaban la égida de caudillos en los que identificaban a los monarcas universales de los relatos apocalípticos. Unía a estos pauperes su reivindicación del “reino de Dios” y su odio a los infieles, y pronto destacaron por la persecución a las comunidades judías que hallaban a su paso, aunque las clases pudientes y los clérigos de la iglesia oficial, considerados corruptos, tampoco se libraron de sus iras.
La protesta de las masas hundidas en la miseria toma así un cariz netamente religioso y en los siglos siguientes va a extenderse, junto a la industrialización y los flujos de población, por Francia, Holanda y Alemania, al tiempo que las sucesivas cruzadas que se predican sirven de fermento aglutinador. Un personaje fundamental es el emperador Federico II (1154-1250), que con su oposición al papado fue reivindicado por los que buscaban construir una nueva iglesia espiritual, en la estela de las enseñanzas de Joaquín de Fiore. En Francia, la agitación de los pauperes se prolonga hasta finales del siglo XIV, cuando la Guerra de los 100 años favorece una consolidación del poder real y la ruina de la industria induce una reducción de la población, pero en Alemania seguirá hasta principios del XVI, aferrada a profecías que prometían el regreso escatológico de Federico II como monarca universal.
Flagelantes y herejías del Libre Espíritu
En los movimientos descritos, dos tendencias presentan un interés particular. La autoflagelación se encuentra en Europa entre ermitaños de Italia a comienzos del siglo XI, y en el siguiente son comunes ya en el país procesiones de flagelantes, que en aquellos años de guerra, hambre y peste, y en una sociedad dominada por la religión, pueden considerarse un intento desesperado de impetrar la gracia divina. Poco después estas prácticas aparecen en Alemania, y se extenderán luego por el sur de Europa, aunque será sobre todo al norte de los Alpes donde tendrán carácter herético y estarán ligadas a visiones esotéricas y escatológicas, con pogromos y persecución de clérigos y propietarios que alcanzan su máxima expresión en el gran movimiento de flagelantes de mediados del siglo XIV.
El culto del Libre Espíritu surge hacia 1200 en la influyente universidad de París con los denominados amaurianos, seguidores del filósofo Amaury de Bène, panteístas místicos en la estela neoplatónica, que son perseguidos con cárceles y hogueras. Sus enseñanzas se extienden, sin embargo, y, pronto incorporan rasgos apocalípticos y una devoción a la indigencia, como estandarte contra el incipiente capitalismo que creaba aberrantes desigualdades. Son conocidos después como begardos o Fraternidad del Libre Espíritu, pobres voluntarios que viven de la mendicidad y representan la versión laica y herética de lo que los franciscanos defendían dentro de la ortodoxia. Las beguinas fueron comunidades de mujeres con ideas similares a las de los begardos, y que mantenían estrecha relación con ellos.
Cohn describe en detalle las doctrinas de estos movimientos y la historia de su propagación, así como la dura represión que sufrieron, a partir del siglo XVI por parte también de los protestantes. Se entrelazan en ellos misticismo de alto nivel con autodeificación y egoísmo exacerbado, amoralidad, promiscuidad sexual y delirios aristocratizantes. Todo ello desemboca a veces en prácticas revolucionarias: expropiaciones y comunidad de bienes, más allá de la tutela de familia y estado, algo que puede ser descrito como un anarquismo místico y cuya estela puede trazarse en Europa hasta el siglo XVII. A estos epígonos dedica el autor la parte final de la obra.
El milenarismo igualitario como anarquismo místico
En Grecia y Roma era bien conocido el mito de una antigua Edad de oro o reino de Saturno, fraternal e igualitaria, sin propiedad privada ni explotación. Estas ideas encuentran eco en los estoicos, que defienden la igualdad esencial de los seres humanos, y son incorporadas siglos después al cristianismo. De todas formas, dentro de éste, mientras autores como San Agustín sostenían esto mismo, lo cierto es que la iglesia oficial participaba del sistema esclavista imperante. En el siglo XIII el mito renace en un poema de Jean de Meun, Le roman de la rose, que alcanza gran difusión, y hacia 1370 impregna y guía los anhelos de los campesinos y artesanos insurgentes de Flandes, el norte de Francia y, en seguida, de Inglaterra.
En esta época, ideas similares se extienden por Bohemia y a finales del siglo, con la predicación de Jan Hus, desbordan sus fronteras. Tras la ejecución de éste en 1415, el movimiento se divide y su ala izquierda, los taboritas, profetiza el alba de una nueva sociedad igualitaria, de pobreza apostólica y pureza moral, pero cuya materialización acarreaba con frecuencia miseria y violencia. La persecución de los taboritas degeneró en una guerra a la que ellos dieron tintes milenaristas y apocalípticos, y culminó con su derrota y exterminio en la batalla de Lipany (1434), aunque sea posible identificar ecos suyos en la centuria siguiente, en la misma Chequia y en regiones próximas.
En 1474 Hans Böhm comienza en Niklashausen, cerca de Würtzburg, una predicación que recuerda las de las cruzadas de pobres de unos siglos antes, pero con el milenarismo de aquéllas sustituido por una invocación al “estado de naturaleza” de los taboritas radicales, que va sazonada con ataques furibundos a la Avaritia y Luxuria del clero. Aunque muy pronto se le condena a la hoguera, otros tomarán el relevo en los años siguientes, y entre ellos destaca Thomas Müntzer, un sacerdote de Turingia con una amplia instrucción, que desarrolla una mística con influencias taboritas y predica contra clérigos corruptos y gobernantes ateos una guerra apocalíptica de la que habría de emerger el nuevo milenio igualitario. Errante por Alemania y violentamente enfrentado con Lutero, Müntzer es uno de los inspiradores de la revuelta campesina que estalla en mayo de 1525. Derrotada ésta es decapitado el 27 de ese mes.
En los años posteriores se extiende por Suiza y Alemania un nuevo movimiento, caracterizado por su despreocupación teológica y por centrar su interés en una ética de fraternidad social, crítica con la propiedad privada. Son los anabaptistas, esencialmente pacíficos, pero que enseguida incuban dentro de ellos el virus escatológico, y no dudan en ocasiones en recurrir a la violencia para traer el reino de Dios. Estos radicales son los que toman el poder en Münster en 1534 y establecen una comuna que es minada luego por disensiones internas y acaba degenerando en monarquía. La ciudad cae en junio de 1535, y con el exterminio de sus líderes, el anabaptismo milenarista sufre un rápido declive.
Reflejos del pasado en el presente
Los movimientos descritos en el libro canalizaban su protesta contra penosas situaciones de explotación y miseria a través de profecías apocalípticas o mitos de la antigüedad clásica. De esta forma, la liberación de la opresión tomaba un carácter religioso de salvación que involucraba además una transformación radical del mundo. La iglesia oficial, dominada por Luxuria y Avaritia, y cómplice de la expoliación se convertía en enemigo a batir, al tiempo que la indefensión de los débiles buscaba siempre la égida de reyes justos y poderosos, monarcas escatológicos del dogma milenarista. Se observa también que los que aceptan el mensaje eran sobre todo los sectores marginados, arrojados por los cambios sociales a una situación insostenible. El desencadenante de las revueltas eran muchas veces catástrofes naturales.
Cohn concluye su obra buscando ecos en el siglo XX de la historia descrita, y es aquí donde podemos encontrar algunos aspectos discutibles. No resulta difícil estar de acuerdo con él en que los mecanismos de demonización de los judíos son similares en las dos épocas, pero su identificación de los movimientos revolucionarios del siglo XX con las fantasías milenaristas de taboritas, müntzerianos y anabaptistas radicales parece en exceso simplista. La edición reseñada incluye también las conclusiones de la primera edición inglesa de 1957, que son en este sentido aún menos admisibles, pues se equipara sin matices el anticapitalismo con el pensamiento del comunismo autoritario, ignorando la lucha que ha existido, ya desde la primera internacional, entre tendencias autoritarias y libertarias dentro del campo revolucionario.
El libro nos adentra en las convulsiones de un tiempo lejano en el que ciertamente no es difícil ver rasgos del presente, aunque el dominio absoluto por entonces de una religión llena de mitos y verdades reveladas hace que aquello nos parezca más que nada una sombría caricatura de lo de hoy. En nuestro tiempo, las profecías se han vestido de ciencia y son bastante más sutiles, aunque no por ello menos peligrosas. Con esta perspectiva, hay que decir que resulta muy oportuna, con su aguda ironía, la visión que se nos ofrece de los sectores más historicistas y dogmáticos del anticapitalismo en el espejo de los apóstoles de la Jerusalén celestial, afianzada más allá de cualquier duda por profecías sagradas y maestros infalibles.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/
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lunes, 27 de enero de 2020

Reloj del Juicio Final avanza 20 segundos


Los científicos anuncian que este marcador simbólico del fin del mundo ahora se encuentra a 100 segundos de la medianoche
El Reloj del Juicio Final avanza 20 segundos y está más cerca que nunca del Apocalipsis

Agencias


El Boletín de los Científicos Atómicos ha anunciado este jueves que el Reloj del Juicio Final está más cerca del Apocalipsis. Los expertos han adelantado 20 segundos con el fin de advertir a los líderes y ciudadanos de todo el mundo que la situación de seguridad internacional es ahora más peligrosa que nunca.Los científicos anuncian que este marcador simbólico del fin del mundo ahora se encuentra a 100 segundos de la medianoche.
"La humanidad continúa enfrentando dos peligros existenciales simultáneos: la guerra nuclear y el cambio climático, que se ven agravados por un multiplicador de amenazas, una guerra de información habilitada por la cibernética que socava la capacidad de respuesta de la sociedad", escribió la comunidad científica en un comunicado.
Los expertos lamentan que los líderes mundiales hayan socavado tratados importantes sobre el control de armas nucleares durante el último año y creado "un ambiente propicio para una renovada carrera armamentista nuclear".
Tras señalar que el mundo está presenciando la "negación" y el "desprecio" por parte de los líderes políticos en cuanto a la escalada nuclear y la emergencia climática, el exsecretario general de la ONU, Ban Ki-moon agregó: "Podemos superar las amenazas existentes que enfrentamos, pero debemos actuar, juntos, ahora".
Las manecillas del reloj avanzaron a pesar de que los científicos indicaron que el año pasado creció la conciencia pública sobre la crisis climática, "en gran parte debido a las protestas masivas de los jóvenes de todo el mundo".
Sin embargo, consideran que las acciones gubernamentales aún están lejos de contrarrestar el desafío.


E

Trump en Irán y el síndrome de Nerón


Decadencia del imperio estadounidense
Trump en Irán y el síndrome de Nerón

Viento Sur


A la hora de redactar este texto, en el cambiante paisaje de Oriente Medio, las tropas de EE.UU. han asesinado en Iraq al general iraní Soleimani y la respuesta del Estado persa ha sido el bombardeo de dos bases bajo control estadounidense en Iraq. Son estos los últimos episodios en la errática política diplomática y militar de la Administración Trump, política que muestra los síntomas de un sistema sin nadie al mando y al fiel del sistema rompiendo el mismo y la incertidumbre de un futuro por escribir.Los equilibrios de intereses ¿imposibles?
La gestión de las relaciones bilaterales entre ambos países, bajo la dirección del mandatario neoyorquino, están presididas por el voluble, y preocupante, carácter personal de Trump pero también por dos cuestiones centrales y sobre las que pivota toda la estrategia (que la hay): en primer lugar, colocar al estado iraní como enemigo principal de EE.UU .y debilitar su potencia económica, religiosa, militar y política en la región, en beneficio de los aliados clásicos de EE.UU., como los regímenes autocráticos suníes, el régimen sionista en Israel o incluso el grupo ISIS (cuyo principal enemigo militar han sido siempre Irán y sus aliados.) En segundo lugar, un ataque sin precedentes de EE.UU. a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el multilateralismo y el Derecho internacional. Sin embargo, estas dinámicas, que veremos a continuación, no consiguen ocultar el sustrato sobre el que se basan: la progresiva pero constante decadencia del otrora imperio estadounidense, incapaz de construir alianzas estables, militarmente debilitado, amenazado económica y políticamente por otras potencias y con una imagen pública en franca descomposición.
En lo referente al primer eje, y dejando a especialistas sobre la región profundizar en este análisis, no cabe duda que parte de la política exterior y de defensa de EE UU (véanse los últimos documentos sobre Estrategias Nacionales de Seguridad y de Defensa del gobierno estadounidense) se fundamenta sobre la construcción de un gran enemigo persa, construcción dialéctica alejada de los datos empíricos. Irán no es un actor que suponga amenaza alguna para la seguridad estadounidense si bien, y esta es la clave, es seguramente el actor más relevante en el complejo escenario de Oriente Medio. Ha sido, sin lugar a dudas, el principal actor militar en la derrota del ISIS (junto, qué duda cabe, con las milicias kurdas y el ejército iraquí) y es la alternativa al control de la zona de una Arabia Saudí progresivamente debilitada. La necesidad de configurarlo como un enemigo clave responde, sí, a necesidades de política exterior pero no a cuestiones de seguridad interna. Alentar un conflicto bélico abierto con Irán podía ser beneficioso en términos electorales para una reelección de Trump pero los intereses estatales, básicos en una análisis desde la óptica realista de la política exterior del antiguo hegemón, no se traducen en la obtención de beneficio alguno de una guerra de este tipo.
Respecto al segundo eje, el ataque al Derecho internacional y la ONU, nos encontramos ante la paradoja de Nerón: un emperador que, enfermo ante su propia decadencia, prende en llamas el símbolo de su antiguo poder. El Derecho internacional moderno, surgido tras la finalización de la II Guerra Mundial y la creación de la ONU es, como cualquier cuerpo jurídico, el resultado de pactos y compromisos en las élites. En este caso, es el resultado de acuerdos entre los sujetos de Derecho que lo conforman, los Estados herederos del resultado de la II Guerra Mundial. Bajo este diseño, los Estados más potentes, con EE UU a la cabeza, acordaban un sistema jurídico fiable y garantista para todos los Estados soberanos siempre que las grandes potencias se vieran vinculadas a él con mayor flexibilidad.
De esta manera, y en un sistema capitalista, los Estados, como receptores y continentes de la confrontación interna de clases, y la protección subsiguiente y estructural de las clases dominantes sobre las dominadas (Poulantzas), han impulsado un orden que supone un doble juego de equilibrios: por un lado, el equilibrio entre las clases sociales, estatales e internacionales para mantener el Status Quo; y, por otra parte, el equilibrio inestable entre las diferentes formas estatales y potencias. Al igual que ocurre con los ordenamientos jurídicos internos, los principios sobre los que se asienta, véase igualdad entre sujetos de derecho, libertad, soberanía, etc., son absolutos desde una óptica formal pero una declaración de intención en el ámbito jurídico material. En el derecho interno estatal, no existe, ni ha existido nunca, una igualdad material entre mujeres y hombres. Existe una formulación retórica y androcéntrica de igualdad entre hombres y mujeres como impulso a la lucha por la igualdad, siempre que la igualdad de las mujeres implique obtener lo mismo que los hombres (Astola). En el plano internacional, no ha existido nunca una igualdad material entre EE UU y, a modo de ejemplo, Burkina Faso o España, si bien la formulación formal de igualdad ante el derecho revela un posicionamiento de búsqueda retórica de un cierto equilibrio entre entes estatales. Así, para analizar desde una óptica jurídica internacionalista ciertos acontecimientos, es necesario analizar no sólo los derechos y deberes afectados, sino también la previsión normativa respecto al incumplimiento de obligaciones (reparadora y no sancionadora en el ámbito del Derecho internacional), el reparto de poder interno en los estados y fundamentalmente los intereses y reparto de poder externo.
El conflicto actual de EE.UU. con Irán, añadiéndose a lo que las especialistas en la región puedan explicarnos, es una plasmación de los intereses de las élites estadounidenses. En este caso, y dado que EE.UU. es el agente agresor, debemos analizar sus acciones desde la óptica de los equilibrios que pretende defender: la supremacía de los intereses del capital en el ámbito interno y electoral estadounidense y los de las élites y clases dominantes supranacionales que se abstienen de utilizar datos empíricos sobre seguridad y terrorismo para centrar todos sus ataques en un actor como la República Islámica de Irán que, simplemente, no es la gran fuente de inestabilidad en la región. Así, la administración Trump está intentando mantener el control del Estado, ante un envite electoral que se jugará, curiosamente y también, en clave de lucha de clases.
Los intereses particulares, también del propio presidente y las oligarquías a las que sirve para mantener el poder, explican, en parte, el desprecio de EE.UU. al Derecho internacional en general y a la ONU y el multilateralismo en particular. Sin embargo, esta necesidad interna y partidista choca con los intereses estatales del propio EE UU, que no está ni preparado, ni es capaz, ni puede seguramente ganar (tampoco perder) una guerra abierta. Así, los intereses de Trump y la élite que le rodea pueden oponerse a los intereses nacionales de EE.UU. y, en último lugar, de la burguesía (republicana y demócrata) estadounidense. De esta forma, la Administración Trump se sitúa fuera de los términos clásicos de política exterior de su país, sin compartir los elementos más ideológicos del otro gran enemigo del orden internacional, George W. Bush.
En el ámbito externo, la actitud de EE.UU. para con el Derecho internacional va más allá de defender una cierta anarquía en las relaciones internacionales. Es habitual que las potencias, con la estadounidense a la cabeza, fuercen e incluso violen en ocasiones el ordenamiento jurídico internacional. De alguna manera, como ocurre con el ordenamiento estatal interno, las élites que diseñan y controlan el sistema jurídico internacional, lo flexibilizan a su interés sabedores de que no existen fórmulas automáticas, jurídicas o imperativas que corrijan los desvaríos. Estas mismas élites representadas en la escena internacional por las grandes potencias, subrayan la necesidad de un orden jurídico (entre el resto, al menos) que permita unas relaciones más o menos pacíficas y cooperativas. Sin embargo, es en este eje en el que la acción de EE.UU. contra Irán es más relevante. Situarse como objetor permanente de un orden jurídico del que reclamas ser el líder o el hegemón tiene unas consecuencias nefastas, claramente para el Derecho internacional o la cooperación pacífica entre Estados, pero sin duda peores para el Estado que así se comporta. La primera vez que se demostró un desafío directo de EE UU a los principios básicos del orden internacional, mucho más profundos que el cumplimiento de ciertas obligaciones, fue en la guerra e invasión de Iraq de 2003. Acción unilateral y sin base jurídica que todavía pesa gravemente en la capacidad de esta potencia de ser un socio fiable y que ofrezca fiabilidad jurídica incluso a sus tradicionales socios. Como Nerón, Trump afronta la decadencia progresiva de EE UU como potencia central de las relaciones internacionales quemando los elementos clave del sistema que un día protagonizó.
El Derecho internacional no olvida
En estas semanas de gran tensión, EE.UU. ha pisoteado gravemente aspectos cruciales del Derecho internacional general:
  • Asesinato selectivo de Soleimani: pese a la propaganda estadounidense (difundida alegremente en ciertos medios españoles), no existe duda sobre la ilicitud de esta medida. Desde un punto de vista iusinternacionalista es una violación flagrante del art. 2.4 de la Carta ONU que prohíbe cualquier ataque armado sobre otro Estado soberano (Iraq en ese caso). Es un ataque pues, directo sobre Iraq e indirecto sobre Irán. Ambos vetados expresamente por el orden jurídico internacional. Tiene, además, el elemento no menor de que un asesinato es, obviamente y además, un tipo penal en cualquier ordenamiento estatal del mundo.
  • No existe la legítima defensa preventiva: la argumentación estadounidense de que el general preparaba actos terroristas inminentes no sólo es absurda desde un punto de vista de credibilidad, sino que supone volver (tras 2003) a reclamar una modificación normativa mediante la práctica para instaurar una legítima defensa preventiva. Sin embargo, este intento ha fracasado en cada intento pues supondría una derogación táctica de la prohibición de amenaza o uso de la fuerza. De ser cierta alguna de las acusaciones, el único camino lícito implicaba aportar pruebas ante el Consejo de Seguridad (ONU) para que, este sí, ejerciera sus competencias de imposición de la paz y la seguridad internacionales.
  • Veto a la entrada del ministro iraní de Asuntos Exteriores a EE U. para intervenir en el CS:EE UU, como Estado que acoge la sede principal de la ONU en Nueva York, ha firmado con esta organización el Acuerdo de Sede, tratado internacional que regula las obligaciones de quien tiene el honor y los beneficios de albergar una sede de una institución internacional, y debe ofrecer visado a los representantes de los Estados miembros para hacer su labor.
  • Presencia militar del ejército EE UU en Iraq:tras la petición de las autoridades soberanas iraquíes de retirada a las tropas estadounidenses, la continuidad de esta presencia se sitúa al margen del ordenamiento internacional, adoptando de nuevo un carácter de fuerza ocupante y abriendo la posibilidad a la resistencia militar lícita del pueblo iraquí.
Las consecuencias de este ataque directo a los principios del ordenamiento internacional, acompañado por la habitual diarrea dialéctica del presidente estadounidense contra el ordenamiento, la ONU y la idea del multilateralismo, no serán todas inmediatas, pero anuncian una aceleración en la decadencia del antiguo imperio. Ya no propone, como en la época de Bush, la construcción de un Derecho internacional hegemónico (Rodrigo), al servicio de sus intereses, sino que pretende sobrevivir al margen del ordenamiento. Los primeros frutos de esta “nueva” política no se dejan esperar:
  • Aislamiento: Ningún Estado es capaz de dominar las relaciones internacionales desde la soledad. Si la decisión, legítima, de practicar una política exterior unilateral se mantiene, las habituales aspiraciones de control de la agenda internacional se ven drásticamente reducidas. Es evidente, en los últimos tres lustros, que EE UU va perdiendo lenta pero constantemente, aliados fiables y estables (nótese la frialdad y lejanía de la mayoría de los países de la UE o su decadente impacto en América Latina). Al mismo tiempo, otros Estados van ocupando posiciones para aumentar su influencia, véanse los casos evidentes de China y Rusia, con un acercamiento al cumplimiento del Derecho internacional menos burdo y opositor que el demostrado por Trump. Recordemos que el Derecho internacional es, sin duda, producto de las élites del sistema internacional para evitar, precisamente, el surgimiento de una alternativa. Si los Estados pequeños, y soberanos (y por tanto las élites a las que sirven), pueden seguir confiando en el mínimo que ofrece el ordenamiento internacional, será quien más lo defienda el ganador en la contienda. Los intentos de solucionar la cuestión libia o el cambio climático ya se realizan sin la participación relevante de Washington.
  • ONU–EE UU: El desafío constante a la ONU y las reglas del multilateralismo debilita la idea de unas relaciones internacionales pacíficas, pero también anuncia un cambio de actitud de las instituciones internacionales frente al antiguo hegemón. El boicot estadounidense de las reglas comunes, sea sobre paz y seguridad o sobre comercio internacional o cultura (véase el bloqueo de la OMC o la salida de Unesco) está suponiendo una progresiva pero inexorable desconexión del multilateralismo institucionalizado, que puede ir construyendo las normas del futuro pese, y no de la mano, a EE UU. No es previsible en el inmediato un cambio de sede principal de la ONU a un país que respete sus compromisos jurídicos, pero es factible que empecemos a hablar de activar mecanismos en reposo con respecto al ejército estadounidense como la Corte Penal Internacional o su dificultad constante para lograr acuerdos bilaterales con el resto de estados.
  • Limitaciones militares: La tensión militar con Irán ha resultado en un fiasco para los intereses nacionales de EE UU. Las diatribas online de Trump sobre la fuerza de su ejército sólo han servido para que todo el planeta asista en directo al primer ataque con misiles (incapaces de detener) en años a una base militar bajo control estadounidense. Lo que es aún más revelador es que un Estado se ha atrevido a tamaño desafío y no ha recibido respuesta. Tampoco ha sido sancionado por el Consejo de Seguridad de la ONU ni ha provocado gran respuesta del resto de potencias. Claro está, en parte, para no aumentar más la tensión. Pero en cualquier caso ha demostrado una debilidad militar de la antigua superpotencia, desconocida hasta el momento.
Concluimos recordando el principio: tenía sentido aumentar la tensión con Irán para dibujar un enemigo claro. Tenía sentido desde un punto de vista de política exterior estadounidense y también en el ámbito interno de la política en Washington. Sin embargo, la extralimitación de la Administración Trump ha forzado estos objetivos y desequilibrado los juegos de control de las élites económicas. Un EE UU más débil y con su fuerza imperial en descomposición, como es el caso, no es el modelo necesariamente buscado pues su función es precisamente la de control del sistema capitalista. Este debilitamiento exterior del control del poder puede tener un efecto cascada si se contagia al ámbito interno.
El desmoronamiento, silencioso y constante, de lo que un día fue el hegemón del orden internacional puede dibujar una sonrisa cínica. No deja de ser violentamente hermoso ver a Nerón incendiar la ciudad eterna. Sin embargo, ningún Imperio ha caído sin dejar un rastro de destrucción y sufrimiento entre las gentes empobrecidas. Y ninguna caída de Imperio ha anunciado garantía alguna de un régimen mejor posterior.
Ander Gutiérrez-Solana Journoud es profesor de Derecho Internacional Público en la UPV/EHU.
Fuente: http://vientosur.info/spip.php?article15551