martes, 7 de enero de 2020

Comentarios Semana del 12 de Enero al Sabado 18


 

Servicio Bíblico Latinoamericano
Del 12 al 18 de Enero de 2020 – Ciclo A





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Domingo 12 de Enero
Bautismo del Señor

Isaías 42,1-4.6-7: Miren a mi siervo, a quien prefiero
Salmo 28: El Señor bendice a su pueblo con la paz
Hechos 10,34-38: Ungido por la fuerza del Espíritu Santo
Mateo 3,13-17: El Espíritu bajó sobre Jesús



Hoy celebra la liturgia el bautismo de Jesús. Las lecturas de este día nos ofrecen tres elementos para reflexionar sobre el bautismo en el Señor.
Un primer elemento lo encontramos en el texto de Isaías, quien nos habla de la actitud del siervo de Dios; éste ha sido llamado y asistido por el Espíritu para llevar a cabo una especial misión en el pueblo de Israel: hacer presente con su vida la actitud misma de Dios para con la humanidad; es decir, evidenciar que Dios instaura su justicia y su luz por medio de la debilidad del ser humano. Por tanto, es tarea de todo bautizado testimoniar que Dios está actuando en su vida; signo de ello es su manera de existir en medio de la comunidad; debe ser una existencia que promueva la solidaridad y la justicia con los más débiles, pues en ellos Dios actúa y salva; en ellos se hace presente la liberación querida por Dios.
El segundo elemento está presente en el relato de los Hechos de los Apóstoles. La intención central de este relato es afirmar que el mensaje de salvación, vivido y anunciado por Jesús de Nazaret, es para todos. La única exigencia para ser partícipe de la obra de Dios es iniciar un proceso de cambio (respetar a Dios y practicar la justicia), que consiste en abrirse a Dios y abandonar toda clase de egoísmo para poder ir, en total libertad, al encuentro del otro, pues es en el otro donde se manifiesta Dios. A ejemplo de Jesús, todo bautizado tiene el deber de «pasar por la vida haciendo el bien»; tiene la tarea constante de cambiar, de despojarse de todo interés egoísta para poder así ser testigo de la salvación.
El evangelio de Mateo desarrolla el tercer elemento que identifica el verdadero bautismo: La obediencia a la voluntad del Padre. “La justicia plena” a la que se refiere Jesús en el diálogo con Juan el Bautista manifiestamente la íntima relación existente entre el Hijo de Dios y el proyecto del Padre. Esto significa que el bautismo es la plenitud de la justicia de Dios, ya que las actitudes y comportamientos de Jesús tienen como fin hacer la voluntad de Dios. Esta obediencia y apertura a la acción de Dios afirma su condición de hijo; es hijo porque obedece y se identifica con el Padre. Esta identidad de Jesús con el Padre (ser Hijo de Dios) se corrobora en los sucesos que acompañan el bautismo: el cielo «se abre», desciende el Espíritu, y una voz comunica que Jesús es Hijo predilecto de Dios. Es «hijo» a la manera del siervo sufriente de Isaías (Is 42,1): hijo obediente que se encarna en la historia y participa completamente de la realidad humana. El bautismo, en consecuencia, provoca y muestra la actitud de toda persona abierta a la divinidad y voluntad de Dios; y hace asumir, como modo normal de vida, el llamado a ser hijos de Dios, identificándonos en todo con el Padre y procurando, con nuestro actuar, hacer presente la justicia y el amor de Dios.
Por desgracia, en la actualidad el bautismo se ha limitado al mero rito religioso, desligándolo de la vida y la experiencia de fe de la persona creyente. Se ha olvidado que el bautismo es un hecho fundamental del ser cristiano, pues tendría que ser la expresión de la opción fundamental de la persona, opción que toma a la luz del ejemplo de Jesús y por la que se compromete a ser cristiano.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 7 de la serie «Un tal Jesús», titulado «Bautismo en el Jordán», de los hnos. López Vigil. El audio, el guión y su comentario pueden ser tomados de: http://radialistas.net/category/un-tal-jesus 

Para la revisión de vida

          Hoy es el primer domingo del “tiempo ordinario”; se acabaron los “tiempos fuertes” de la liturgia, el adviento y la navidad; vuelve la vida ordinaria… Un adagio clásico de ascética decía: “in ordinariis, non ordinarius”, para expresar la meta de quien quiere ser santo (‘extraordinario’) en las cosas ordinarias, en la vida diaria… Al comenzar el “tiempo ordinario” debemos renovar nuestro deseo de vivir “extraordinariamente”. Uno de los estribillos de espiritualidad del Concilio Vaticano II fue su insistencia en que la santidad no hay que buscarla por caminos extraordinarios, sino «por», «a través» de la vida ordinaria (LG 39-42).

Para la reunión de grupo

-                 Isaías interpreta la misión del mesías como “implantar el Derecho”... Reflexionemos: ¿Qué relación tiene el Derecho con la misión de todo un Mesías? ¿Qué relación puede tener el Derecho con la misión de todo un cristiano?
-                 ¿Cómo está nuestro mundo desde la óptica del Derecho? ¿Es el Derecho (Internacional, mundial) el que rige el “orden” del mundo? ¿Estamos avanzando hacia un ordenamiento jurídico mejor, o hemos retrocedido hacia la ley de la selva, la ley del más fuerte, la justicia (o venganza) por la mano propia…? ¿Puede ser la promoción del derecho y la exigencia de un nuevo Derecho Mundial uno de los grandes deberes de los cristianos, para hacer efectiva en nosotros la misión del Mesías en el mundo actual?
-                 ¿Guarda el bautismo de Jesús alguna relación con nuestro bautismo?
-                 Jesús “se bautizó como adulto”; en no pocos lugares los “nuevos movimientos religiosos” y las sectas acusan a los católicos de que nuestro bautismo no es válido, por ser administrado a los niños… ¿Qué pensar? ¿Debería reformarse la pastoral bautismal? ¿Qué decisión tomar entre lo ideal y la practicidad?

Para la oración de los fieles

-                 Para que todos los hombres y mujeres, sean de la religión que sean, acepten y fomenten el Amor, la Justicia y el Derecho, roguemos al Señor…
-                 Por todos los seguidores de Jesús, para que se distingan siempre –como el Mesías en el que creen- por su amor a la paz, a la concordia, a la justicia y al derecho…
-                 Para que aprendamos de todos los hombres y mujeres, de cualquier religión, que han descubierto el imperativo absoluto de los derechos humanos, que vienen a ser “derechos divinos”…
-                 Para que todos renovemos nuestro bautismo: nuestra decisión de seguir a Jesús y comprometernos con su proyecto mesiánico de “implantar el Derecho en el mundo”…
-                 Para que la Iglesia resuelva de la mejor manera posible la problemática inherente a la pastoral del bautismo de niños…

Oración comunitaria

          * Dios Padre nuestro, que en el bautismo de Jesús lo has proclamado como tu “Hijo muy amado, el predilecto”; te suplicamos nos cobijes bajo su nombre y nos concedas conformarnos cada día más cercanamente a su imagen, haciendo nuestra su Causa y prosiguiendo su misión de ser “luz de las naciones” y de “implantar el Derecho en la tierra”. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor…

          * Misterio Infinito, inexpresable, que queremos adorar en silencio, sin palabras... Reconocemos tu Presencia ubicuamente, en el corazón de la Materia y en las raíces de la Realidad, en lo mejor del ser humano, que nos conduce por eso a una convergencia incontenible con el Amor, con la Justicia y la Fraternidad. Ayúdanos a adorarte con el Corazón profundo de nuestro ser, y con la práctica de la justicia, «pasando por la vida haciendo el bien, y curando a nuestros hermanos y hermanas de toda opresión».


Lunes 13 de Enero
1a Semana Ordinario
Hilario (307)

1Sm 1,1-8: Feniná insultaba a Ana
Salmo 115: Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza
Mc 1,14-20: El reino está cerca



Marcos llama la atención al colocar el comienzo del ministerio de Jesús después de la prisión del Bautista. Parece indicar que la misión de Jesús es la realización del anuncio hecho por Juan. La actitud profética de Juan le ha costado el repudio de los dirigentes políticos y religiosos de Jerusalén y Palestina. Su palabra abierta y sincera y sus gestos simbólicos se han convertido en confrontación y denuncia de la opulencia, corrupción y dominación de Herodes y su familia, y, en general, de todos los gobernantes de entonces. Jesús comienza invitando a la conversión, al cambio rotundo del estilo de vida alejado del proyecto de Dios, e invitando a acoger el Reino como buena noticia que enciende la esperanza del pueblo. Inmediatamente llama a los que serán sus colaboradores en la gran misión del anuncio del Reino. Ellos son: Andrés, Santiago y Juan, que junto con Jesús, se constituyen en la semilla del gran proyecto de Dios. Hoy Jesús nos invita a continuar en nuestras actuales circunstancias la tarea comenzada por Él.


Martes 14 de Enero
1a Semana Ordinario
Félix de Nola (260)


1Sm 1,9-20: El Señor se acordó de Ana
Interleccional 1Sm 2: Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador
Mc 1,21-28: ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús?



Enseñar y hablar con autoridad significa respaldar con la vida lo que dicen las palabras. La enseñanza no es solo trasmisión de ideas y conceptos. La enseñanza es comunicación de una profunda experiencia de vida capaz de impactar a las personas que están escuchando. Cuando las palabras están avaladas por las actitudes, acciones y gestos cotidianos es lo que denominamos “autoridad moral”. Hace lo que dice y dice lo que hace. En eso consiste la autoridad de Jesús, su autenticidad de vida. Precisamente por esa coherencia es capaz de expulsar y derrotar los espíritus malignos encarnados en las estructuras religiosas representadas en la sinagoga. Jesús es fuente de vida y libertad y eso hace que todo poder de dominio quede derrotado ante su presencia y por su palabra. Cuánta coherencia y autenticidad de vida necesitamos hoy como Iglesia, como creyentes en el Dios de la vida y seguidores de Jesús de Nazaret. Solo cuando tengamos autoridad como la de Jesús seremos capaces de derrotar los “espíritus malignos” encarnados en nuestras estructuras sociales y religiosas. 


Miércoles 15 de Enero
1a Semana Ordinario
Pablo (342)


1Sm 3,1-10.19-20: Habla, tu siervo escucha
Salmo 39: Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad
Mc 1,29-39: Sanó a enfermos de diversas dolencias



El mal no se encuentra solamente en las estructuras sociales, políticas, culturales o religiosas. También está presente en las personas, las domina, las oprime, las derrota, las enferma. Pero solo quien tiene la firme convicción puede tender una mano para ayudar a levantarse ante quien se encuentra postrado por la pobreza, la injusticia, la violencia o la corrupción que son las graves enfermedades que hoy aquejan al mundo contemporáneo, es capaz de ayudar a ponerse en pie a todas las personas y comunidades oprimidas por las estructuras de poder. Una mujer y, seguramente "anciana”, aquejada por una fiebre que la tiene postrada es objeto del poder misericordioso y liberador de Jesús. La toma, de la mano, la levanta y la sana. Liberada, sale de sí misma para ponerse plenamente al servicio del Reino presente en Jesús. Los seguidores de Jesús no podemos quedarnos al margen de los sufrimientos que aquejan a nuestros hermanos. Como Él, estamos llamados a tender la mano para ayudar a recobrar la salud, es decir, la vida en abundancia.


Jueves 16 de Enero
1a Semana Ordinario
José Vaz (1711)


1Sm 4,1-11: El Arca fue capturada
Salmo 43: Redímenos, Señor, por tu misericordia
Mc 1,40-45: “Lo quiero; queda sano”



La lepra, en tiempos de Jesús, era considerada una enfermedad muy grave. Además se pensaba que era consecuencia de un pecado cometido por la persona o por sus antepasados. Por eso a la persona con esta enfermedad se le marginaba y excluía de la vida social y religiosa. El leproso del evangelio encuentra en Jesús una posibilidad de recuperar su dignidad como miembro del pueblo de Dios. Pone toda su esperanza y su confianza en Jesús, quién le devuelve la salud y la vida. Le ordena que no se lo diga a nadie porque no pretende ser famoso y también para evitar la murmuración y persecución de las autoridades religiosas. Pero el testimonio del liberado se vuelve viral y vienen muchos a buscar esperanza en él. Qué bueno sería que hoy nos buscaran porque somos instrumentos de la misericordia liberadora de Dios y no por nuestros propios méritos. La misión del discípulo es escuchar la súplica de las personas que sufren y aportar un granito de arena para su liberación.


Viernes 17 de Enero
1a Semana Ordinario
Antonio (356)


1Sm 8,4-7.10-22a: Gritarán, Dios no responderá
Salmo 88: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor
Mc 2,1-12: El Hijo del Hombre puede perdonar pecados



La gente se agolpa alrededor de Jesús para escuchar su mensaje de libertad y esperanza. Le traen un paralítico. Sabemos que la parálisis impide desplazarse con libertad, moverse con autonomía. Los escribas y fariseos que observan la escena han paralizado al pueblo con el peso de la ley que les imposibilita caminar en libertad y en justicia. Por eso cuestionan a Jesús por liberar al paralítico (al pueblo) de la inmovilidad a que lo tienen sometido. Por eso el perdón de los pecados está acompañado con la curación de la parálisis. Jesús le trasmite una palabra de confianza para que él mismo se levante y se ponga en camino con su camilla a cuestas. Necesitamos que la Palabra de Jesús, el evangelio, nos devuelva la convicción para levantarnos, asumir nuestra historia y ponernos en camino hacia el reino de Dios que ya está entre nosotros. Hay muchas parálisis que nos inmovilizan: las dictaduras de todo color, las estructuras corruptas e injustas, la segregación y la xenofobia generalizada. La Palabra de Jesús libera, sana y salva.


Sábado 18 de Enero
1ª Semana Ordinario
Prisca, mártir (s. I)


1Sm 9,1-4.17-19; 10,1: Saúl regirá a su pueblo
Salmo 20: Señor, el rey se alegra por tu fuerza
Mc 2,13-17: He venido a llamar a los pecadores



Jesús continúa su misión y la gente le sigue. En episodios anteriores Jesús ha llamado discípulos, ha curado a una mujer, ha liberado a un endemoniado, ha limpiado a un leproso, ha sanado a un paralítico. Y sobre todo ha proclamado a todos el mensaje del reino de la vida abundante. Ahora nos encontramos con una nueva llamada. El elegido no es precisamente una persona muy virtuosa o muy querida por el pueblo. Es un recaudador de impuestos, colaboracionista con el invasor romano. Por eso esta acción de Jesús (como las anteriores) provoca la reacción negativa de sus adversarios. Pero la respuesta de Jesús es contundente: Él no ha venido para aquellos que se creen justos y virtuosos sino para los que necesitan ser motivados a una conversión profunda de corazón que se traduzca en actitudes y acciones que encarnen los auténticos valores del Reino. Nuestra misión no es solo para quienes ya están dentro de nuestras comunidades, sino, sobre todo, para los alejados, excluidos y maginados de los círculos eclesiales.



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