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jueves, 27 de enero de 2022
Kazajistán, una derrota significativa de Occidente en Asia Central
Kazajistán, una derrota significativa de Occidente en Asia Central
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Por Alberto Cruz | 27/01/2022 | Mundo
Fuentes: CEPRID
Un país del que poco se habla, Kazajistán, ha sido quien ha comenzado el año a lo grande. Una serie de manifestaciones, inicialmente en protesta por el alza del precio del combustible, terminó convirtiéndose en una lucha entre clanes oligárquicos y en una derrota de las aspiraciones de occidente por lograr un nuevo asentamiento después del fiasco de Afganistán.
Transcurrido casi un mes desde ello, hay que comenzar por un principio que conviene tener en cuenta a la hora de hablar de cualquiera de los países de la ex URSS en Asia Central terminados en “stán” (Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán, Kirguistán y el propio Kazajistán) y que se resume en seis ejes que se repiten en cualquiera de ellos: 1) Adquieren un papel relevante a nivel geopolítico pasa Occidente tras la retirada de Afganistán porque se han quedado sin un lugar para ubicar sus tropas. 2) En todos ellos hay tensiones recurrentes por motivos étnicos y/o religiosos en los que, en ocasiones, la minoría rusa juega un papel de mayor o menor importancia. 3) En todos ellos hay importantes clanes oligárquicos, casi siempre vinculados a clanes étnicos y/o religiosos diferentes. 4) Dado que estos clanes se han enriquecido hasta extremos insultantes tras la privatización a gran escala practicada tras la desaparición de la URSS, hay una gran desigualdad social que genera periódicas tensiones económicas y sociales. 5) Por el hecho de estar donde están ubicados, han practicado con mayor o menor intensidad la política “multivectorial” o, lo que es lo mismo, han intentado un equilibrio entre sus alianzas con Occidente y con Oriente, con Rusia fundamentalmente en este caso. 6) Tienen un pasado común dentro del imperio otomano hasta la aparición de la URSS y, después, la penetración de Turquía en ellos supone un intento de reconstrucción de lo que el panturquismo denomina “el Gran Turán”.
Así que, por orden.
El papel de Gran Bretaña
Tras la retirada occidental en Afganistán hubo un país que se encontró, literalmente, con el culo al aire: no sabía dónde colocar a los 4.000 soldados que tenía en ese país. Mientras que EEUU trasladó los suyos a sus bases en los países del Golfo Pérsico y sus vasallos europeos (porque lo son) retiraron a los suyos hacia sus países dado que eran unos pocos centenares, el Reino Unido de la Gran Bretaña, en plena efervescencia neocolonialista tras el Brexit, no quiso hacer lo mismo aunque finalmente no le quedó otro remedio. Pero quiso remediarlo y volver a la zona. El único país de Asia Central donde tiene grandes intereses es Kazajistán.
Para ello, utilizó su nueva estrategia de seguridad nacional aprobada en marzo de 2021 que rompe con lo que hasta entonces había sido la política exterior británica porque, a partir de ese momento, dos países pasaron a convertirse, de forma oficial, en sus enemigos: Rusia y China. Por este orden. Rusia es considerada desde entonces «la principal amenaza para la seguridad británica» mientras que China es «un desafío sistémico». El documento en cuestión se llama «Gran Bretaña en la era de la competencia. Revisión integrada de seguridad, defensa, desarrollo y política exterior». Pero lo interesante es que se recoge un significativo aumento del presupuesto para las “operaciones especiales” de sus fuerzas armadas que pueden operar en cualquier lugar del mundo. No debería ser un secreto que los británicos están en Ucrania, casi compitiendo con EEUU por ver quién arma más y mejor a los nazis de allá, y que han sido los más rápidos en apoyar a Polonia en la crisis de los refugiados con Bielorrusia.
Lo que sí es un secreto, o al menos muy poco conocido, es que Gran Bretaña tiene grandes intereses económicos en Kazajistán (más que EEUU) como, por ejemplo, el uranio. Kazajistán el el país que más uranio exporta del mundo. Son 13 las empresas que lo extraen y de ellas solo dos son kazajas. El resto son extranjeras. Pero son dos británicas las más importantes, seguidas de otras de Canadá y EEUU. Hay muchos otros sectores donde la presencia británica es la principal, por eso el inefable Tony Blair, ex primer ministro británico, fue durante varios años asesor del ex presidente kazajo Nazarbayev.
Y es por eso que Gran Bretaña es desde hace mucho tiempo el refugio preferido de los oligarcas kazajos, perseguidos por la justicia de su país o no. Aquí es donde tienen sus principales residencias en el exterior los miembros del clan oligárquico más poderoso de Kazajistán, el del ex presidente Nazarbayev, donde desvían gran parte del dinero que logran – se dice que este clan controla el 55% de la riqueza del país – y donde viajan los oligarcas que tienen algún problema con la justicia por su latrocinio. Es el caso de Mujtar Abliazov, uno de los oligarcas más corruptos.
Este tipo es el clásico oligarca de todos y cada uno de los países del Este y de las ex repúblicas de la URSS: pasa de empresario a ministro, vuelve a ser empresario, vuelve a ser ministro, etc. Resumiendo: por la lucha de clanes, o de oligarcas, termina destituido, acusado de corrupto, abuso de poder, y condenado. Pero como era un hombre de Occidente, rápidamente Occidente salió en su apoyo y logró que menos de un año de cárcel después fuese indultado. Pero volvió a las andadas, fue de nuevo condenado aunque no arrestado porque huyó a Gran Bretaña, donde se le concedió asilo político. En virtud de tal, organizó su partido y su lobby de presión, muy activo en el Parlamento Europeo y donde, como también es habitual con todo lo que huela al Este, es bien recibido por todo el espectro político. Sobre todo, si está Rusia por medio.
Pero en Gran Bretaña también hizo de las suyas y molestó tanto a sus anfitriones que amenazaron con detenerle y retirarle el asilo. Abliazov volvió a huir, pero no muy lejos: a Francia. Rusia solicitó su extradición por delitos económicos, pero eso fue suficiente para que se le concediese la carta de asilo argumentando que era un perseguido político, ya se sabe, por el más villano de todos los villanos: Putin. Ya seguro, puso a toda vela su lobby en el Parlamento Europeo (1), organizó su partido y puso su cuartel general lo más cerca que pudo de Kazajistán: en Ucrania. No es extraño, por lo tanto, el papel que ha jugado este país en las revueltas kazajas.
Desde Ucrania, Abliazov ha ido haciendo anuncios de movilizaciones y protestas para “un cambio de régimen” que en muy contadas ocasiones han sido seguidas por la población, a pesar de haber contado con un nada despreciable apoyo: el de EEUU. Desde la página de la embajada de ese país en Kazajistán se han ido publicando todas y cada una de esas iniciativas con la excusa de que los ciudadanos estadounidenses podrían verse envueltos en ellas. La última, con todo lujo de detalles en cuanto a ciudades, lugares y horas fue el 16 de diciembre.
Ese día no ocurrió nada, pero sí quince días más tarde y casi en las mismas ciudades y lugares anunciados por la embajada. Lo interesante es que en cuanto las revueltas comenzaron esa información desapareció de la página de la embajada.
Las luchas obreras como encubrimiento de la lucha de clanes oligárquicos
Una de las ciudades más combativas del país, y donde en la práctica se iniciaron las revueltas es Janaozen. Ya en 2011 hubo movilizaciones obreras en esta ciudad, reprimidas con varios muertos, con el aumento de los salarios -sobre todo en el sector petrolero- como principal reivindicación visible.
Kazajistán tiene una interesante historia de lucha obrera y que va más allá de ese 2011, aunque es a partir de ahí cuando se multiplican y recorren todo este decenio llevando a la prohibición de sindicatos e, incluso, del Partido Comunista. Eso fue durante el mandato de Nazarbayev. Ya el año 2020 hubo huelgas en sectores industriales y petroleros, que se extendieron en el 2021 hasta las minas de oro. No obstante, la diferencia entre unas y otras es que en estas últimas hubo mucha menos represión, aunque la hubo.
Lo interesante es que estas luchas obreras siempre han sido utilizadas por los oligarcas en sus luchas internas, incluso dentro de un mismo clan. Esto es lo que ha sucedido ahora, que una reivindicación social por el alza del precio del combustible se ha convertido en una lucha entre clanes y en un pulso entre Occidente y Oriente a nivel geopolítico, con una pequeña extensión turca. Es por eso que antes decía que las reivindicaciones salariales eran las caras visibles de otras luchas menos visibles pero mucho más contundentes. Es algo, la lucha entre clanes, que se ha multiplicado por mil desde la desaparición de la URSS en todas sus ex repúblicas.
En 2011 se aprovechó esta revuelta obrera para limpiar uno de esos clanes que estaba ligado al propio Nazarbayev y que afectó, ni más ni menos, que a uno de sus yernos. Nazarbayev se le cargó, figuradamente hablando, por corrupto aprovechando la circunstancia. Pero no le ocurrió nada de nada, entre otras cosas porque eligió salir del país e irse… a Gran Bretaña, el paraíso dorado de los oligarcas kazajos. Cuando Nazarbajev dejó el poder en 2019, aparentemente, el yerno aprovechó su dorado y lujoso exilio para convertirse en un opositor del nuevo gobierno.
La rápida expansión de la revuelta no se puede ver como una coordinación porque, en Kazajistán (y en el resto de países “stán”) siempre es más de uno quien mueve los hilos, dentro y fuera del país. Y no siempre hay estrategias iguales, sino más bien diferentes. En este caso concreto, a tres bandas: entre los pro-occidentales, los pro-turcos y entre los pro-orientales. Con los matices que se quieran poner a estos calificativos.
Las demandas iniciales de los manifestantes eran razonables y el gobierno de Tokayev, aunque reaccionó al principio como todos los gobiernos, a los pocos días cedió, planteando la dimisión de sus integrantes. Pero eso no calmó los ánimos, sino que quienes movían los hilos fueron a por todas. Especialmente en el sur del país. Que en algunas ciudades el aparato de seguridad desapareciese de escena fue muy sorprendente, al igual que la aparición de manifestantes armados. Por quién y de dónde son preguntas aún pendientes, aunque el clan vencedor no duda en acusar a los islamistas de estas detrás de todo ello (con una acusación velada a Gran Bretaña y a EEUU por haber trasladado combatientes islamistas desde Siria a Afganistán y, de aquí, a Kazajistán). Pero aunque esta es una de las versiones oficiales, otra es que el máximo responsable de la seguridad del país lo facilitó y lo consintió todo, por lo que cuando las cosas se fueron aclarando un poco, en especial tras la llegada al país de las tropas de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC), fue detenido por “alta traición”. Y se destapó su relación con EEUU y con el hoy presidente Biden en particular.
El paralelismo con lo ocurrido en Ucrania en 2014 es más que evidente, así como las implicaciones externas e internas.
La OTSC mandó parar… ¿con acuerdo chino?
Hubo un momento en que pareció que el gobierno no se sostenía, los clanes pujaban en todas partes y la revuelta se extendía. Hasta que hizo su entrada en escena un actor inesperado: la OTSC. Esto fue determinante porque ninguno de los clanes en liza, excepto el que está en el poder, pensó siquiera que algo así podría producirse: no se hizo en Armenia durante la guerra de Nagorno-Karabaj con Azerbaiyán ni en Bielorrusia, pero sí ahora, siendo Armenia y Bielorrusia integrantes de la OTSC.
Una presencia rápida y eficaz, aunque con muchas preguntas aún por responder. Por ejemplo, si Rusia sabía lo que se estaba fraguando (no en vano casi el 25% de la población de Kazajistán es rusa) y tenía todo engrasado para operar en el momento oportuno. Por ejemplo, si ese movimiento fue consultado con China o no. Porque si China tuvo conocimiento de ello estamos en otra etapa de las relaciones geopolíticas, quiera o no Occidente. Ya no habrá más Ucranias, ni más golpes, ni revoluciones de colores, ni nada por el estilo en esa zona. Se está a un paso de la eliminación de Occidente de Asia Central.
No sería sorprendente que Rusia hubiese si no consultado sí comunicado a China la presencia de la OTSC en Kazajistán. Lo que han estado publicando los medios chinos va en esa dirección, sin ser tan explícitos. Se sabe que los ministros de Exteriores de los dos países han estado en contacto estrecho durante toda la revuelta y la postura de China, oficial, es que «China y Rusia, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y países vecinos y amigos de Asia Central, deben evitar que estalle el caos o la guerra en la región».
Aquí hay que fijarse en dos cosas: primero, se recoge de forma clara su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, o sea, está avisando a los países occidentales (EEUU, Francia y Gran Bretaña) de que no vayan por ahí porque nada de lo que propongan saldrá. Segundo, cuando habla de «países vecinos y amigos» está hablando de fronteras y dice cuál es el mínimo común que tienen, evitar el caos o la guerra en la región. China está enviando claras señales a los sospechosos habituales, léase Occidente, porque lo que no se ha contado es que la zona donde la revuelta kazaja fue más importante fue en el sur, centrada en la ciudad de Almaty. Y todo este sur, que está formado por dos provincias, Kazajistán Oriental y Almaty, es la frontera entre Kazajistán y China. Pero no con cualquier parte de China, sino con Xinjiang. Justo el quid de la cuestión para entender la campaña occidental contra China y las formas de debilitar a este país.
En Kazajistán ya se reconoce de forma abierta que es aquí donde han sido más violentas las protestas y donde más presencia islámica ha habido. La propia Turquía reconoce que es aquí donde más presentes están sus empresas. Y es aquí donde el gobierno kazajo dice que ha habido «campos de entrenamiento para extremistas islámicos» provenientes tanto de Oriente Próximo (especialmente Siria) como de Afganistán en cifras que oscilan entre los 20.000 y los 8.000 que, a buen seguro, estarán exageradas pero que indican que cuando el río suena, agua lleva. Con independencia de que el cauce sea grande o pequeño.
China es el país que más fronteras tiene con otros, hasta con 14 países. Por lo tanto, todo lo que pasa en los países vecinos es importante para ella. Por eso China siempre dice que con sus vecinos habla de evitar «los tres males: terrorismo, extremismo y separatismo». Esto está directamente relacionado con la seguridad nacional de China o lo que es lo mismo: China no se va a cruzar de brazos en nada de lo que suceda en ellos. Sobre todo porque una de las cosas de las que hablaron los ministros de Exteriores ruso y chino fue que si se dan otras revueltas de este tipo en la zona no sea la OTSC la que intervenga, sino la Organización de Cooperación de Shanghai. En la OTSC no está China, en la OCS sí. Eso es entrar en un nivel mucho más alto. Y decisivo.
La política del contento
Resumiendo: que ha habido una coordinación de fuerzas internas y externas es evidente. Que una lucha que puede haya tenido su origen en reivindicaciones populares y luchas obreras se ha desarrollado en un terreno muy diferente es real. Que en ese terreno los jugadores principales han sido los clanes es obvio, así como que cada clan ha buscado un apoyo diferente, en el Este o en el Oeste. No hay que olvidar, nunca, que las «revoluciones de colores» cuentan siempre, lo que se dice siempre, con cómplices locales. Tras la desaparición de la URSS en todas sus ex repúblicas, incluida Rusia, se produjo una privatización a gran escala en la que los antiguos dirigentes comunistas se convirtieron en oligarcas. Es el caso de Nazarbayev, que se convirtió en el dueño y señor del país tras la independencia.
En su discurso tras la revuelta, el presidente Tokayev acusó formalmente al clan de Nazarbayev de haber formado «un club de super ricos, incluso según los estándares internacionales». Sin mencionar expresamente a Nazarbayev, todo su «séquito» (palabra utilizada, es decir, a todos los que lo rodean pero no él) ha quedado marcado. Es decir, se reconoce -y esto es una victoria para los trabajadores, aunque pírrica- que los grupos oligárquicos se han convertido en los principales beneficiarios de la desaparición de la URSS y de la economía capitalista seguida desde entonces. Por lo tanto, todos estos clanes «deben rendir homenaje al pueblo de Kazajistán». Para ello, y con una celeridad sorprendente, el gobierno kazajo ha aprobado un fondo especial, llamado «Kazajstan jalkyna» (Al pueblo de Kazajistán) para que los oligarcas hagan “entregas voluntarias de capital para hacer frente a las necesidades de los ciudadanos», añadiendo que esas cantidades tendrán carácter anual. Ya se han hecho las primeras entregas por valor de un millón de euros. Una muestra de que los oligarcas han visto las orejas al lobo.
Al mismo tiempo, y aunque ni se menciona ni se toca a Nazarbayev, y esa fue una de las principales consignas de los primeros manifestantes, que se fuese Nazarbayev, el gobierno ahora está limpiando varios departamentos y empresas de la presencia de sus yernos, sobrinos y demás. Que es el clan perdedor es indudable. Hasta tal punto que ya se está hablando de recuperar el nombre de la capital, oficialmente llamada Nur-Sultán (en homenaje a Nazarbayev), por el antiguo de Astaná y de que su nombre desaparezca del aeropuerto y la principal universidad. Por el momento no son más que propuestas.
No es el único paso que el gobierno está dando para contentar a los manifestantes: se anuncia una congelación de los sueldos de los altos cargos del gobierno (ministros, viceministros, gobernadores, etc.) durante 5 años, la cancelación definitiva del aumento de las tarifas de combustible y la presentación antes de septiembre de una serie de medidas económicas que «ayuden a reducir la desigualdad social». Junto a ello, se ofrecen pequeñas piezas a los manifestantes como parar la privatización de dos centrales eléctricas que se habían ofrecido a empresas de los Emiratos Árabes Unidos.
¿Y qué pintar los turcos en esto?
Uno de los datos que está publicando el gobierno es que durante la revuelta se atacaron edificios y empresas de propiedad rusa y china, pero no turca u occidental. Por supuesto, hay imágenes de ello y los propios turcos están alarmados por la visibilización de este hecho, que da pie al discurso oficial de que ha habido presencia islámica. Si durante la revuelta Turquía reprochó la «represión antiislámica» ahora está viendo las orejas al lobo. «Los estados turcos bajo amenaza», se dice en Turquía. Y es que Nazarbayev una de las cosas que hizo fue aliarse con Turquía no solo por una cuestión económica, sino para lanzar el Consejo de Cooperación de los Estados de Habla Túrquica u Organización de Estados Turcos. Como primera medida, en 2017, se aprobó una ley que cambia el alfabeto cirílico al latino, basado en el alfabeto turco, en un proceso gradual que tendría que terminar el 2025.
Turquía teme ahora que este proceso se revierta o se haga mucho más lentamente. Incluso que quede estancado. Si Turquía dio un paso importante en la guerra de Nagorno-Karabaj al apoyar a Azerbaiyán, ahora ha retrocedido exponencialmente mucho más. Sobre todo porque dentro de la OTSC está Armenia, que ha enviado también sus soldados a Kazajistán. Algo más que una ironía y un aviso.
Nota
(1) El 20 de enero el Parlamento Europeo aprobó una resolución sobre “la violación de los derechos humanos” en Kazajistán y solicitó al responsable de la política exterior de la UE que visite el país “para evaluar la situación y contribuir a la liberación de los manifestantes detenidos”.
Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su nuevo libro es “Las brujas de la noche. El 46 Regimiento “Taman” de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial”, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID y que ya va por la tercera edición. Los pedidos se pueden hacer a libros.lacaida@gmail.com o bien a ceprid@nodo50.org También se puede encontrar en librerías.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
80 años de la solución final de la cuestión judía: ¿Está creciendo el antisemitismo alemán?
80 años de la solución final de la cuestión judía: ¿Está creciendo el antisemitismo alemán?
hace 4 horas (actualizado: hace 3 horas)
Frank-Walter Steinmeier, presidente alemán visita el antiguo campo de concentración nazi de Sachsenhausen - Sputnik Mundo, 1920, 27.01.2022
© REUTERS / Hannibal Hanschke
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Hace ahora 80 años, exactamente el 20 de enero de 1942, una quincena de funcionarios de alto rango de la burocracia nazi se reunía en una recoleta villa ubicada a orillas del lago Wannsee, en el extremo occidental de Berlín. Se sirvieron bocadillos, que fueron acompañados con coñac.
Solo había un punto en la agenda del día: "Los pasos organizativos, logísticos y materiales para una solución final de la cuestión judía en Europa". Planear el Holocausto solo tomó 90 minutos, pero cuando se reunió la llamada Conferencia de Wannsee, el genocidio ya estaba en marcha.
A pesar de que han pasado ocho décadas, aún sobrecoge repasar los detalles de aquella reunión que iba a concretar con extrema crueldad y frialdad el destino fatal de los judíos en el Viejo Continente.
Las actas tomadas ese día todavía se conservan. Mecanografiadas en 15 páginas ya amarillentas por el paso del tiempo, no hablan explícitamente de asesinatos masivos. Usan frases huecas como "evacuación", "reducción" y "tratamiento", y dividen la tarea entre diferentes departamentos gubernamentales y sus "especialistas pertinentes".
El contenido
La lectura de esas páginas provoca escalofríos. El protocolo usa un lenguaje deliberadamente evasivo, que, no obstante, revela la lista de países —la mayoría de ellos ocupados por la Wehrmacht—, donde Adolf Hitler y sus secuaces iban a actuar, y el número de judíos que planeaban matar. El objetivo era exterminar a 11 millones de personas, aproximadamente la población total de Portugal.
En particular, se exponían las medidas tomadas contra los judíos hasta el momento. Se hacía un recuento de los judíos que quedaban bajo control del Eje, Europa neutral y enemiga (se prevé tener 11 millones de judíos bajo control alemán); se abordaba de forma inconclusa el tema de qué hacer con los parcialmente judíos y con los judíos con condecoraciones militares o casados con no judíos.
La conferencia fue convocada por Reinhard Heydrich, el poderoso jefe del servicio de seguridad y de las SS, a quien Hermann Göring, la mano derecha de Hitler, había encargado por escrito, ya en julio de 1941, que se coordinara con otros departamentos gubernamentales y ministerios como el de Interior, Justicia y Asuntos Exteriores. En la reunión, Heydrich enfatizó que, una vez llevado a cabo el proceso de deportación de los judíos, el destino de los deportados se convertiría en un asunto interno bajo control de las SS.
Poco a nada se sabía de aquello hasta 1947, cuando apareció el protocolo. Los propios participantes habían negado hasta entonces su implicación. El documento, en palabras de Mark Roseman, historiador inglés especialmente interesado en el Holocausto, representa "la declaración más emblemática y programática de la forma nazi de cometer un genocidio". Roseman es el autor de un libro sobre esa tenebrosa reunión.
El Holocausto, dice Roseman, "es el asesinato en masa mejor documentado de la historia". Seis millones de muertos. Pero el relato sobre las decisiones de matar a los judíos todavía está en proceso de construcción y es posible que nunca se complete. Muchos registros fueron destruidos; muchas órdenes sobre asuntos judíos no se pusieron por escrito (las de Hitler, nunca, dice Roseman); muchos participantes murieron antes de que pudieran rendir cuentas; de los que sobrevivieron para declarar en los juicios, la mayoría mintió.
El antisemitismo sigue vivo
En cualquier caso, el recuerdo del 80º aniversario de la Conferencia de Wannsee tiene, además, un significado especial en estos momentos porque el antisemitismo y la ideología de la supremacía blanca están resurgiendo en Europa y Estados Unidos, junto con los ataques contra el pueblo judío y las minorías étnicas.
Cada vez son más habituales los ataques a sinagogas, como el ocurrido el pasado 15 de enero en Texas, cuando un hombre armado tomó rehenes dentro de una congregación judía que celebraba el sabbat. El supremacismo norteamericano también ha despuntado en los últimos años gracias a la degradación populista propiciada por la Administración de Donald Trump.
En Alemania, los mensajes xenófobos y antisemitas aumentan de fuerza y amplitud, animados por el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD). A mediados del año pasado miles de manifestantes se agolparon en las calles de varias ciudades alemanas, lanzando insultos no solo contra el Estado de Israel sino también contra los judíos en general, y utilizando consignas antisemitas demasiado viles.
Según un estudio sobre autoritarismo realizado por la Universidad de Leipzig, la xenofobia ha disminuido en Alemania, pero sigue existiendo a niveles preocupantes, especialmente en el este del país. En lo que solía ser Alemania Occidental disminuyó del 21,5 al 13,7% de la población entre 2018 y 2020. En la difunta República Democrática Alemana, anteriormente comunista, disminuyó del 30,7% a un nivel todavía desalentador del 27,8%.
Y el antisemitismo, manifiesto o sutil, sigue estando desconcertantemente generalizado entre la población alemana. Así, preguntados si, incluso hoy, los judíos tienen demasiada influencia, el 35% de los encuestados respondió que estaba mayormente o parcialmente de acuerdo (44% en el este, 33% en el oeste). Y el 80% considera que se debería hablar de hechos actuales, no de cosas que sucedieron hace más de 70 años.
Incluso si los prejuicios entre los alemanes étnicos se mantienen estables o disminuyen, sus manifestaciones se han vuelto más violentas. Muchos judíos afirman que se sienten menos seguros en Alemania. El incidente más impactante, ocurrido en la festividad judía del Yom Kipur o Día de la Expiación en 2019, fue un intento de masacre perpetrado por un supremacista blanco en una sinagoga situada en la ciudad oriental de Halle. No pudo derribar la puerta atrancada del tempo, pero luego disparó al azar a una mujer y un hombre en otro lugar.
Quizás toda esta creciente tendencia antisemita se deba a que se ha extinguido o mitigado con el paso del tiempo el periodo de expiación del pueblo alemán por las atrocidades perpetradas en el campo de exterminio de Auschwitz, emblema de un crimen nacional cometido y/o tolerado entonces.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
miércoles, 26 de enero de 2022
Edward Snowden sale en defensa de Nayib Bukele y la adopción del bitcoin
Edward Snowden sale en defensa de Nayib Bukele y la adopción del bitcoin
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Por | 26/01/2022 | Conocimiento Libre
Fuentes: elsalvadorgram.com
El consultor tecnológico estadounidense Edward Snowden, quien en el 2013 cobrara popularidad por filtrar documentos clasificados como alto secreto de programas de la NSA, en torno a vigilancia masiva de ciudadanos y funcionarios por parte de los Estados Unidos, sorprendió esta tarde al publicar un tweet, saliendo en defensa del Gobierno de Nayib Bukele y su adopción del bitcoin como moneda de curso legal.
Para poner en contexto lo ocurrido, esta tarde el Fondo Monetario Internacional (FMI), urgió al Gobierno de El Salvador a eliminar al bitcoin como una moneda de uso cotidiano, argumentando que ésta implica una fuerte amenaza para la economía nacional, debido a la alta volatilidad de dicha criptomoneda, cuyo valor cambia de un momento a otro, impidiendo que ésta sea estable para transacciones de gran relevancia.
«Alguien suena nervioso», publicó Snowden adjuntando un tweet de AFP donde se menciona sobre el llamado del FMI a El Salvador, insinuando que el Fondo está buscando detener el avance de la criptomoneda a nivel mundial.
Fuente: https://elsalvadorgram.com/2022/01/edward-snowden-sale-en-defensa-de-nayib-bukele-y-la-adopcion-del-bitcoin/
BATALLA POR LA INFORMACIÓN Y ESPIONAJE GLOBAL
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El golpe de Burkina Faso tiene trasfondo geopolítico
El golpe de Burkina Faso tiene trasfondo geopolítico
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Por Juan Agulló | 26/01/2022 | África
Fuentes: Rebelión
En la matriz del reciente Golpe de Estado en Burkina Faso (África Occidental) están, la guerra contra la Al-Qaeda local y una inestabilidad geopolítica que afecta a la región entera, el Sahel. En 2014, como consecuencia de dicho conflicto fue desplegada en la zona una misión militar francesa que ha terminado provocando un fuerte descontento popular. Rusia, a la que se supone ocupada en Ucrania, aparece entre bambalinas
Limitar lo sucedido desde el domingo pasado en Uagadugú, capital del Burkina Faso, a un problema nacional es perderse mucho. En ese Golpe de Estado conviven diversas dinámicas: se confirma una renovación generacional en el ejército burkinés (y en última instancia, en las élites dirigentes del país africano); se evidencia el hastío popular con los efectos de la larga guerra contra Al-Qaeda del Maghreb Islámico pero también se suma un capítulo más a la sorda lucha que, las grandes potencias, libran por el control del estratégico Sahel.
En realidad, varias tramas convergen en un Golpe de Estado clásico que, como el ocurrido recientemente en el vecino Mali, parece inaugurar una inquietante tendencia: la población civil lo aprueba y lejos de manifestarse para defender la democracia, se expresa apoyando lo que considera una medida de fuerza contra la corrupción pero, sobre todo, contra la incompetencia. De hecho, anteayer en Uagadugú -como hace un par de semanas en Bamako (Mali)- miles de manifestantes salieron a la calle ¿Todos pagados o amedrentados? Dudoso
Francia, la vieja potencia colonial sabía lo que podía suceder y sugirió, según la prensa de Costa de Marfil (otro país vecino) evacuar discretamente al depuesto Presidente, Roch Kaboré aunque, éste, se habría negado. El Presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que en esta ocasión reaccionaría igual que en el caso de Mali: recurriendo a la CEDEAO (la organización de integración del África occidental, a la que pertenece Burkina Faso) con vistas, se supone, a promover un embargo regional contra el país saheliano. Eso, Macron lo sabe, es papel mojado.
La influencia de Francia en la zona (y por ende, la de la Unión Europea) es declinante. Ahora, la Operación Barkhane y la Covid-19 parecen haberle puesto la puntilla a una relación (neo)colonial que se remonta al siglo XIX. Desde el punto de vista práctico existen similitudes, subrayadas por algunos analistas, entre la citada misión militar francesa y la presencia occidental, liderada por Estados Unidos, en Afganistán: desde 2014 ha habido cerca de dos mil muertos; un millón y medio de desplazados y en consecuencia, decepción e incertidumbre.
En el caso de Burkina Faso, la indignación no solo se dirige contra los militares franceses (que amparados en la pandemia y en una aprobación muy discreta de su misión en la propia Francia han ido abandonando, por goteo, los cinco países del Sahel) sino, también, contra el Gobierno de Kaboré. Dicho Gobierno surgió indirectamente del espíritu de otro Golpe militar “popular” (en 2014, contra el régimen clientelar y afrancesado del viejo Blaise Compaoré, que gobernó el país durante 23 años) y ahora parece haberle fallado a los burkineses.
Los episodios que han precipitado la situación son elocuentes: el año pasado se supo que varios cuarteles militares situados en la árida, poco habitada y peligrosa zona Norte del país habían hecho llamamientos desesperados de avituallamiento y municiones que no habían sido atendidos. En uno de ellos, Al-Qaeda, perpetró una masacre: 53 muertos el pasado 14 de noviembre. La opinión pública se enteró coincidiendo con la revelación de otro escándalo: el Gobierno había comprado seis helicópteros inadecuados para el combate. Hubo protestas…
Y de las calles de Uagadugú se pasó a los cuarteles. El ruido de sables en Burkina Faso, como antes en el caso de los vecinos Mali, Chad o Níger se amparó en el descontento popular y frente a lo que parte de la prensa francesa caviló (posible fidelidad del alto mando del ejército al viejo Compaoré, que vive en Costa de Marfil) ha podido desembocar -ya se verá- en un inédito acercamiento de sus cuadros medios a Rusia. Dicha maniobra se inspiraría en líneas de cooperación trazadas durante la cumbre ruso-africana de Sochi, celebrada en 2019.
Rusia de hecho, como China, “vende” bien en África. La apuesta de Pekín, eso sí, es más económica (39 países de la región ya se han sumado a la iniciativa de la “Nueva Ruta de la Seda”). Moscú, por el contrario, lo que ofrece es seguridad y estabilidad: gusten o no sus métodos y a quién proteja, casos como los de Chechenia, Siria o recientemente, Kazajistán, hablan por sí solos. Los rusos parecen haber desarrollado una técnica pero lo que sobre todo se aprecia es su experiencia de terreno y su eficacia. Y Burkina Faso tendría con qué pagar…
Y tendría con qué pagar -como el resto de sus vecinos del Sahel- porque la región está subexplotada, sobre todo en términos de recursos minerales. Burkina Faso es, de hecho, un gran exportador de oro y en los otros cuatro países del entorno parece haber grandes depósitos de uranio, hierro y otros minerales estratégicos. Eso es parte de lo que podría explicar el acercamiento de los cuadros medios del ejercito burkinés a Rusia: la evolución de la guerra contra Al-Qaeda parece haber afectado gravemente a la explotación minera.
Y en ese sentido, lo que sutilmente ofrecen China y Rusia, es compatible: estabilización para incrementar los términos de la explotación minera y por tanto divisas para países muy necesitados. Dicha posibilidad genera, por cierto, mucha inquietud en Europa pues el Sahel es una especie de “patio trasero”: no solo supone un colchón frente a dinámicas migratorias sino que forma parte de una especie de enorme reserva estratégica de energías fósiles como el gas o el petróleo. En la crisis de la lejana Ucrania, por cierto, también está implicado el gas.
Sea como sea y suceda lo que suceda parecen venir tiempos interesantes, no solo para Burkina Faso, sino para todo el Sahel. Los recientes Golpes de Estado (cinco en poco más de un año en África Occidental) pudieran estar apuntando a algo más que a caricaturescas diatribas locales: la guerra total, larvada desde las vecinas Argelia y Libia, pudiera estar dando paso a transformaciones estructurales y estratégicas con un impacto mucho más global del que, a primera vista, cabría imaginar. Nos movemos ya, de hecho, en un mundo post-Covid.
* Juan Agulló es Sociólogo y periodista @JAgulloF
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
martes, 25 de enero de 2022
Ernesto Cardenal. Entre la mística y la épica, diez postales
Ernesto Cardenal. Entre la mística y la épica, diez postales
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Por Jorge Boccanera | 25/01/2022 | Cultura
Fuentes: Agencia Paco Urondo
Se cumplió el 97 aniversario del nacimiento del poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal. Agencia Paco Urondo lo recuerda con esta semblanza del escritor Jorge Boccanera, amigo del nicaragüense y estudioso de su expresión literaria, escrita años atrás.
1. El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal nació en 1925 en un país invadido y falleció en 2020 en un país ocupado. Extraña paradoja. Los propósitos de quienes habían invadido siempre chocaron con el signo ideológico de los actuales usurpadores del poder; y quienes hoy se atornillan dicen estar políticamente en las antípodas de los conquistadores del norte. Precisamente en esa franja de coherencia ideológica que denunció sin ningún tipo de seguidismo acrítico los atropellos vinieran de donde vinieran, se sitúa Cardenal con su rúbrica de luchador incansable que nunca bajó los brazos.
2. Lo conocí antes de conocerlo. Fue a través de una pequeña antología de poesía latinoamericana que cayó en mis manos; me deslumbró su poema “Somoza desveliza la estatua de Somoza en el Estadio Somoza” (ahora me pregunto si el acto habrá sido en una plaza también bautizada como “Somoza”). Ignoraba yo que el autor utilizaba el recurso literario de traspaso de voz para que el mismo dictador hablara en el poema, duplicando así el dramatismo del texto. Incluso se puede presentir el tono discursivo y pomposo del tirano –más con la utilización del “vosotros”- que expresa en un inusual rapto de sinceridad: “No es que yo crea que el pueblo me erigió esta estatua/ porque yo sé mejor que vosotros que la erigí yo mismo… Ni tampoco que pretenda pasar con ella a la posteridad/ porque yo sé que el pueblo la derribará un día… erigí esta estatua porque sé que la odiáis”. Lo llamativo, que confirma el carácter de vaticinio de la poesía (de ahí que un sinónimo de poeta sea “vate”), es que el pueblo sí la derribó un día. Debieron pasar cerca de dos décadas desde que el texto se publicó en 1961 en el libro Epigramas y aquel día de julio de 1979 cuando Cardenal, que entraba a Managua en un jeep con Sergio Ramírez y otros dirigentes sandinistas- escuchó por la radio –así me lo contaría tiempo después- que mucha de la gente lanzada a las calles para festejar el triunfo revolucionario estaba tratando de tirar abajo aquella ofensa hecha monumento.
3. Alguna vez le conté al poeta que en 1976, exiliado y de paso para México, crucé en colectivo Managua y en una parada de varias horas me llegué, espoleado por aquel poema suyo, a ver la estatua de Somoza. Recuerdo haberme encontrado con una plazoleta gris, pelada de árboles, frente al estadio Somoza, donde se aburría el monigote ecuestre de bronce hecho por un escultor italiano, según me dijo alguien, que dotó a la cabalgadura de enormes testículos (¿acaso con la pretensión de reafirmar el aspecto temerario de “Tacho” Somoza?). No le fue fácil a la gente echar abajo aquella efigie empotrada en una base considerable de cemento (el monumento alcanzaba quince metros); por lo cual se sumó a los muchos brazos, alguna grúa. Ahora pienso que Cardenal debe haber sentido aquel 19 de julio de 1979 que el episodio de la estatua ratificaba, como quedó anotado, lo premonitorio de la poesía. Pero además, que “el altísimo” por fin había escuchado sus salmos (“Escucha mis palabras oh Señor”). Y sobre todo, debe haber sentido que sólo la lucha popular por la dignidad y la justicia –iniciada en Nicaragua por Sandino, continuada por Fonseca y tantos mártires y hombres anónimos- puede dar relieve al rostro más hermoso de las utopías.
4. Conocí personalmente a Cardenal en 1977, en ese México hospitalario donde fraternizábamos exiliados de Uruguay, Chile, Argentina, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, haitianos, dominicanos, más algunos aún vivos de la España republicana y de la Guatemala de Árbenz. Me lo presentó el poeta y ensayista Julio Valle Castillo –joven y sabio ya en ese tiempo, a quien le debo todo lo que conozco de la poesía de su país- durante una lectura en el Museo Carrillo Gil. No sabía en ese momento que en tiempos por venir íbamos a compartir otras mesas de lectura y a mantener una relación de amistad de cuatro décadas. Las dos últimas veces que nos encontramos fueron en Nicaragua en una lectura conjunta (en una mesa junto a Raúl Zurita y Antonio Gamoneda); dos años antes me había tocado presentarlo en la celebración de sus noventa años en el Palacio de Bellas Artes de México. En esa gran sala, abarrotada de gente y a un año de la matanza de estudiantes asesinados en Ayotzinapa, muchos gritan a coro una consigna: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”; el acto literario se transforma en un mitin político. Como antes, como siempre, la voz trémula, palpitante, del poeta, se alzó instando a trabajar por una comunidad más humana, aclarando que: “La revolución no acaba en este mundo… la hierba tenaz asoma otra vez entre el concreto”.
5. Corre 1983. Estoy en Nicaragua invitado por el Ministerio de Cultura a formar parte del jurado del Premio de Poesía “Rubén Darío”, junto a otros escritores, entre ellos Cardenal y el poeta cubano Cintio Vitier, ambos cristianos y revolucionarios. Cuando le referí a Cardenal que yo había sido monaguillo en mi infancia en el puerto de Ingeniero White, en Bahía Blanca, y que aún recordaba de memoria oraciones en latín cuyo significado ignoraba, puso en palabras lo que para mí habían sido sonidos y agregó: son alabanzas al señor. Le conté que en una revista que llegamos a editar en Argentina un grupo de poetas jóvenes antes del golpe militar, colocamos a su inicio un lema del manifiesto de Sacerdotes del Tercer Mundo: “No se trata de tener más, sino de ser más en un tener común”. Coincidía, me dijo, con el cura colombiano Camilo Torres, quien dijo que la revolución era “la caridad eficaz”. Agregó que la verdadera iglesia está con los pobres”. Tiempo después, en 1989, viendo una foto que recorrió el mundo con el Papa Juan Pablo II en Nicaragua con su dedo admonitorio sobre la frente del poeta, pensé en la aflicción de Cardenal, quizá mayor que los exilios y penurias que había padecido. Para el pontífice no eran compatibles lo que para Cardenal era algo natural: la labor pastoral junto a su compromiso militante. Así y todo, nada melló su integridad y su vocación religiosa. En un encuentro en 2015 le pregunté qué pensaba del papa argentino; dijo que tenía mucha fe en el papa Francisco, y subrayó temía por su vida, dadas las críticas formuladas al poder financiero. Me alegré cuando, cuerpeándole a la parca, entre mejorías y recaídas, le llegó el perdón de parte del papa Francisco. Había cargado esa sanción por treinta y cinco larguísimos años.
6. Quizá Ernesto Cardenal haya sido el último gran humanista de América Latina, en el marco de aquellos escritores que amasaron su obra entre la estética y la ética. Poeta, sacerdote, escultor, traductor, viajero, editor de antologías de poesía nicaragüense y norteamericana, y militante político, cargaba en su mochila una historia de monje trapense, una revolución triunfante, una poesía afincada en Dios, el amor y la naturaleza, una comunidad contemplativa en la isla Mancarrón del archipiélago de Solentiname y una obra que influyó a gran parte de generaciones posteriores. Entre sus libros principales figuran: Hora Cero; Gethsemani, Ky; Epigramas, Salmos, Oración por Marilyn Monroe, El estrecho dudoso, Homenaje a los indios americanos y Cántico Cósmico.
7. En la Nicaragua sandinista tuve la suerte de conocer a un poeta que fue cabeza de la generación vanguardista de los años 20 y que Cardenal consideraba como su maestro: José Coronel Urtecho. Conversé en Managua con este poeta trasgresor y desenfadado, autor de noveletas, farsetas y libros de viaje; y pude visitarlo en los noventa en su casa de Los Chiles, frontera entre Nicaragua y Costa Rica, donde corroboré su manejo de la charla, al punto de que alguien lo calificó de “universidad ambulante”. En alguna de las entrevistas que le hice a Cardenal, le toqué el tema. Dijo: “Fue un maestro mío y de toda mi generación y de todas las generaciones de Nicaragua hasta el día de hoy. Un gran genio, no tanto por lo que escribió, que fue muy bueno aunque bastante reducido en comparación con su obra oral. Me refiero a su conversación que fue de toda la vida, todo el tiempo estaba hablando y era realmente genial en su conversación. No he conocido una persona con una conversación así”.
8. En el tomo uno de su trilogía autobiográfica, Vida perdida, Cardenal se recuerda asombrado cuando de niño, escuchando al pasar comentarios de una empleada de su casa, escuchó hablar del Gueguense; “obra de teatro colonial, bilingüe, escrita en español y náhuatl” que se representaba en algunas calles. Quizá sea ése el momento en que integró a su curiosidad el folclore, los mitos y las leyendas populares que introdujo en su obra. Ese personaje que según Cardenal sería más tarde “descubierto por los intelectuales” y para muchos se trata “del primer personaje del teatro hispanoamericano”, es una obra mestiza de gran libertad creativa. Por ello su poesía está atravesada por el habla de su pueblo, junto al ensamble que caracteriza a su obra, de franjas que aluden a la historia, la historia precolombina, los pasajes bíblicos y una modernidad vacía. En esa trama dialogante destacan giros y locuciones populares, y junto a las voces anónimas toman la palabra los humildes; se llaman Amanda Aguilar, Joaquín Artola, Angelina Díaz, Bernardino Ochoa, Juan, Laureano, Alejandro, Natalia y coronel Santos López, peón jornalero que acompañó a Sandino en su gesta heroica.
9. Charlo con Cardenal en Cosquín, en Rosario, en Buenos Aires, en Veracruz, México, todos lugares donde me tocó hablar de su obra. En Veracruz, en ocasión de que le fuera conferido el doctorado Honoris Causa de parte de la Universidad de Xalapa, compartimos además una mesa de lectura. Se hizo presente otro de los temas de su poesía: su denuncia sobre el mercado depredador sobre el medioambiente. Lee su poema inédito “Reflexiones en el Río Grijalva” y su voz ondea sobre ese río majestuoso que cruza el encumbrado Cañón del Sumidero y los Estados mexicanos de Chiapas y Tabasco, cuya biodiversidad se ve seriamente amenazada por la mano del hombre, porque en el reino del “quetzal… el jaguar simbólico/ y la garza de cuello interrogante/ también del tucán”, se cierne la mancha de deshechos feticos, “el cadáver de un Super” (mercado), y agrega el poeta este dato: allí se recogen por día, entre otros desperdicios, tres toneladas de latas de refresco.
10. El sacerdote poeta de boina vasca al uso de los maquis franceses, jeans, cotona (camisa campesina de hilo), sandalias franciscanas y alguna vez con poncho, que insistía sobre un destino general de mutaciones para la humanidad (“volveremos a ser gas de estrellas otra vez./ Hidrógeno seré pero hidrógeno enamorado”), duerme sobre los huesos de una estrella. Abrazamos su ejemplo.
Fuente: https://www.agenciapacourondo.com.ar/cultura/ernesto-cardenal-entre-la-mistica-y-la-epica-diez-postales
Sinofuturismos ¿Cómo sueña China el futuro?
Sinofuturismos ¿Cómo sueña China el futuro?
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Por Salvador Marinaro | 17/01/2022 | Mundo
Fuentes: Le Monde Diplomatique
El nuevo orden global posiciona a China como gran potencia mundial. Entre los objetivos sociales y económicos, hay una particular insistencia en el desarrollo de nuevas tecnologías. Esto se puede ver en la joven ciudad de Shenzhen, donde el futuro es el protagonista. En aceleración constante, la ficción y los artistas chinos rebelan un futuro posible después del colapso ecológico.
En el centro de la ciudad de Shenzhen, polo tecnológico en el sur de China, se levanta un edificio con aspecto de nave espacial. Los trazos rectos del ala izquierda forman un rombo que descansa sobre una laguna artificial y asciende como una plataforma de despegue. Las ondulaciones en concreto y un domo de acero y vidrio coronan el salón principal y dan la bienvenida al Museo y Centro de Exhibiciones de Arte Contemporáneo y Planificación. Aquí, en el corazón de la urbe más moderna del país asiático, rodeada de edificios espejados, avenidas arboladas y pulcras, y habitada por la población más joven del planeta (un promedio de 28 años), la joya arquitectónica de la ciudad no está dedicada a la historia, ni al gobierno, ni a los héroes, sino al mañana.
Es que en China el futuro está en todas partes. Desde muestras de pintura que combinan arte y tecnología hasta documentos oficiales que establecen objetivos de mediano plazo (para el 2025) y de largo plazo (para el 2035), los debates sobre ciencia e innovación se repiten en universidades, think tanks y galerías de arte. Está claro: la población, que vivió el cambio económico más acelerado de la historia y que vio sus ingresos multiplicados por diez en veinte años, sueña con el porvenir. Un porvenir en el que China ostenta el liderazgo geopolítico y tecnológico.
Por eso, no es extraño que este monumento al mañana se levante en la ciudad conocida como la Silicon Valley de Oriente, sede de los gigantes digitales Tencent, ZTE y Huawei. En solo dos generaciones, la zona pasó de ser una aldea de pescadores con poco más de veinte mil habitantes, a convertirse en una metrópolis donde viven, trabajan y estudian más de diez millones de personas. Este salto vertiginoso convirtió a Shenzhen en el modelo a seguir para los líderes del partido.
“La construcción de un país orientado a la innovación ha dado grandes resultados. Son numerosos los logros en campos como los vuelos espaciales tripulados, la exploración lunar y del suelo marino, la supercomputación, la computación cuántica y la producción de aviones y trenes de alta velocidad”, se lee en el plan quinquenal lanzado por el gobierno pekinés para el ciclo 2021-2025. Entre los objetivos sociales y económicos, hay una particular insistencia en el desarrollo de nuevas tecnologías: “Buscamos encender la mecha de la innovación”, se menciona en las primeras páginas.
Sin ir más lejos, el eslogan del presidente Xi Jinping, un “sueño chino” (aunque también podría traducirse como “China sueña”), combina crecimiento económico con desarrollo científico. Para ello, la inversión estatal en investigación crece a un ritmo de más del diez por ciento anual. En pocos años, el país asiático se transformó en el principal inversor a nivel mundial en desarrollos de computación cuántica, inteligencia artificial y big data: tecnologías que, según los expertos, podrían definir el mundo que se viene.
Los sueños de la modernidad, sin embargo, también engendran monstruos. Desde películas de ciencia ficción en las que el Partido Comunista salva a la humanidad de un colapso ecológico, pasando por la difusión internacional de escritores futuristas, hasta artistas gráficos que denuncian un próximo colapso ambiental, la idea de futuro impregna las expresiones artísticas. Quizás, un resultado inesperado de este desarrollo vertiginoso.
“Ser modernos es formar parte de un universo en el que, como dijo Marx, todo lo sólido se desvanece en el aire”, escribió el ensayista norteamericano Marshall Berman (1). Ahora, cuando el eje geopolítico parece girar hacia el este, resuena la pregunta sobre cómo se piensa la modernidad en el país asiático. Relatos que ponen el acento en la relación entre personas y máquinas, entre medio ambiente y sociedad, con un Estado que todo lo ampara, parecen ser las cuestiones que más se repiten en las metáforas de futuro en las artes chinas.
Si bien la técnica y el desarrollo científico estuvieron en el centro de los debates intelectuales desde que el Imperio Qing fue derrotado en las guerras del Opio, fue en las últimas décadas cuando el futuro se transformó en un asunto de gobierno.
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Una vez adentro del museo de Shenzhen, el texto de bienvenida exalta al autor del experimento que dio origen a la ciudad y al boom económico chino: Deng Xiaoping, líder del Partido Comunista, señaló el delta del río Perla como punto de partida de su programa de Reforma y Apertura. Héroe indiscutido de la ciudad, su imagen está en la plaza principal, en las avenidas y en las recepciones de las oficinas.
El resto del museo ofrece una superposición de futuros imaginados. Ya desde su definición, la planificación urbana es una manera de adelantarse al mañana. Así, en las primeras salas, los planos y cuadrículas se ensamblan para mostrar cómo se contuvo el crecimiento poblacional y cómo la metrópolis emergió casi de la nada.
Más adelante, aparecen los planes para las siguientes décadas: nuevos centros poblacionales con espacios verdes en las alturas, edificios parquizados que se adaptan a la vegetación tropical, hubs logísticos que prometen reducir los tiempos de transporte y las emisiones de carbono. Las imágenes con fondos de colores pasteles y blancos dan una sensación de naturaleza y contrastan con la tipografía de los caracteres chinos.
Ahora bien, cuando la certeza de la técnica se detiene y empiezan las especulaciones, la muestra se transforma en una versión postapocalíptica de las Ciudades invisibles de Italo Calvino: un catálogo de urbes que surgen a partir del colapso ecológico. Se exhiben fotomontajes de montes y ríos contaminados que recuerdan al estilo shān shu ǐ(motivo clásico de la pintura china y de la filosofía daoísta que presenta lagunas y montañas), planos de oficinas para profesiones que todavía no existen y una colección de modelos de las ciudades del futuro.
La muestra “El post-antropoceno” del colectivo sinocanadiense JOA se presenta como un conjunto de ciudades reales –Pekín, Nueva York y Manila– que debieron transformarse ante el cambio climático. En las maquetas se observan distintos niveles subterráneos, fabulosos aparatos para controlar las emisiones de gases invernadero o procesar la basura, además de burbujas que aíslan a la ciudad del ambiente hostil.
Como planteaba Berman, el pensamiento sobre el futuro está vinculado a los cambios del paisaje físico y social que ocasiona la modernidad, en la que conviven promesas de bienestar con gritos de alarma. Así, toda imaginación sobre el futuro es el resultado de la trama social y política de un momento dado, en el que los artistas sienten que el mañana está demasiado cerca. Preocupaciones del presente coexisten con experiencias del pasado para hacer del futuro una afirmación política.
En este sentido, fue el filósofo hongkonés Yuk Hui quien observó que China, un país con una historia científica tan extensa como la Occidental, tiene mucho que aportar a las reflexiones sobre la técnica.
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“El desarrollo tecnológico en China es tan vertiginoso que da miedo”; así explica Yuk Hui, en una entrevista para el diario español El Mundo, la preocupación inicial de sus investigaciones. La pregunta por los modos de conceptualizar la naturaleza y la tecnología en China lo llevó a indagar en las escuelas tradicionales, principalmente el confucionismo y daoísmo.
Formado como ingeniero en computación y filósofo en la Universidad de Hong Kong, Yuk se doctoró en el Goldsmiths College de Londres. Sus estudios reformulan el interrogante que planteó Martin Heidegger en una serie de conferencias de 1954 que se tituló La pregunta por la técnica. El pensador alemán indagó en la esencia de la tecnología en el mundo griego. En sus conclusiones, el desarrollo técnico es al mismo tiempo un destino y un peligro común de la humanidad.
De acuerdo con el pensador hongkonés, hay que romper con este presupuesto lineal. En lugar de pensar en un solo desarrollo global, unidireccional y cuyo epicentro es la modernidad europea, él plantea la existencia de diversas “tecnologías”. Así, la naturaleza no es única sino que se presenta como el resultado de los modos de relacionarse con el medio ambiente de acuerdo con la cultura y la historia. Del mismo modo, no existe una sola técnica, como supone el racionalismo, sino múltiples tecnologías que fundamentan los vínculos entre el ser humano, el entorno natural y la máquina.
Esta genealogía lo lleva a preguntarse por la relación entre los términos qi (“utensilio”) y dao (“camino” o “devenir”), uno de los conceptos fundamentales de las escuelas clásicas del pensamiento chino. Observa que en el daoísmo no había una contradicción entre naturaleza y máquina, sino que el qi funcionaba en tanto y en cuanto acompañaba al fluir del entorno.
A diferencia de la cosmovisión judeocristiana, en la cual Dios ordena dominar la naturaleza, o en la mitología griega que el cosmos se ordena a través de una serie de parricidios, Yuk Hui considera que en la mitología china la técnica no ejerce violencia en lo natural sino que lo complementa. Sin embargo, este pensamiento se interrumpe con las invasiones extranjeras y el colapso interno que sufre el país asiático a mediados del siglo XIX.
En su libro Fragmentar el futuro, editado por el sello argentino Caja Negra, Yuk plantea que el desarrollo actual y acelerado de la técnica en China partió de un presupuesto colonial. A partir de la primera y segunda guerra del Opio, en 1837 y 1856, los intelectuales chinos abogaron por la modernización. El desarrollo del ejército y una economía industrial, creían, salvaría al país del imperialismo europeo y japonés.
El pensador hongkonés plantea: «Detrás de ese deseo, como su condición de posibilidad, está la historia de la colonización, modernización y globalización que de la mano del crecimiento económico y la expansión militar, ha dado origen a una cultura monotecnológica en la que la tecnología moderna se vuelve la principal fuerza productiva y determina en gran medida la relación entre seres humanos y no-humanos».
Es decir, el desarrollo técnico implicó una búsqueda de equipararse a Occidente, en el periodo de mayor inestabilidad de la historia china. De hecho, para el sinólogo norteamericano David Kirby, la modernización científica y política no es un fenómeno de las últimas décadas, sino que se extiende a lo largo del siglo XX.
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En la muestra de video Sinofuturism中华未来主义 (1839 – 2046 AD) (2) del artista chino-malayo Lawrence Lek, una voz robótica medita sobre el desarrollo de la inteligencia artificial en China. La serie presenta imágenes de máquinas, computadoras interconectadas y túneles de trenes ultrarrápidos en un loop de casi una hora.
El sinofuturismo se define como “un movimiento que no está basado en individuos, sino en múltiples flujos superpuestos. Flujos de población, productos y procesos”, pero además la voz en off explica: “Ya que ha surgido sin ninguna clase de intención o autoría, suele ser asociado equivocadamente con China contemporánea. Pero no es así. Es la ciencia ficción que ya existe”.
La muestra generó una reacción inmediata. Su autor fue acusado de representar un “tecnorientalismo”, al presentar una visión estereotipada del Extremo Oriente. La revista That’s Beijing dijo que su obra “no era un manifiesto, sino una teoría conspirativa”, mientras su autor aplicó el mismo concepto en dos exposiciones más que se exhibieron en 2017 y 2019.
En su libro The question concerning technology in China: an essay in cosmotechnics, Yuk Hui vuelve sobre la idea de Lek. Según su hipótesis, después de la ruptura del pensamiento tradicional, de la relación entre qi y dao, China se pliega al desarrollo unidireccional de la modernidad en una aceleración constante. Así, los eslóganes del gobierno de Mao Zedong que promovían “superar al Reino Unido y alcanzar a Estados Unidos” encuentran su realización en las primeras décadas del siglo XXI.
Yuk identifica al “sinofuturismo” con las imágenes de comunidades administradas tecnológicamente sin necesidad de una articulación social y política (presente en ciertos autores de la derecha libertaria como Nick Land). Estas representaciones promueven una idea de bienestar económico a través de la inteligencia artificial y la big data. En este sistema, la sociedad no debería colocar ningún freno a la aceleración tecnológica.
Mientras algunos pensadores especulan con sociedades sin política como resultado del avance técnico, en la ciencia ficción china todo futuro atañe al gobierno.
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La película La tierra errante, estrenada el 9 de febrero de 2019, el día del Año Nuevo en China, fue un suceso. Financiada por la productora estatal China Film Corporation y distribuida por Netflix, surgió de la adaptación de un cuento de uno de los escritores más importantes de la ciencia ficción china, Liu Cixin, autor de la trilogía besteller El problema de los tres cuerpos (3). En pocos meses, se transformó en el segundo film más taquillero y uno de los pocos que lograron saltar la Gran Muralla.
La historia cuenta que, ante un colapso ecológico (causado por la expansión del Sol), un Gobierno Unido de la Tierra emprende la misión de mudar nuestro planeta a otro sistema solar. La misión incluye cinco fases que las naciones del mundo deben cumplir: uno, construir propulsores a lo largo del ecuador; dos, desarrollar ciudades bajo tierra (en las que solo entra la mitad de la población, mientras que el otro cincuenta por ciento debe sacrificarse por la supervivencia de la especie); tres, prepararse para una travesía de mil setecientos años; y cuatro, luego de un aterrizaje que dura otros ochocientos años, volver a repoblar la superficie.
Ante las imágenes de los rascacielos de Shanghái sumergidos en el hielo, el abuelo del protagonista recuerda: “Antes, aquí, a nadie le preocupaba el Sol porque estaban obsesionados con otra cosa: hacer dinero”. Luego, se despide de la ciudad para transportar con su nieto uno de los motores que impulsan a la Tierra.
Si la historia reproduce muchos de los clichés del cine apocalíptico hollywoodense, la historia de los personajes agrega guiños para el espectador. Los héroes reivindican valores como la familia, el respeto a los mayores y el sacrificio por el bien común, mientras los occidentales resultan hedonistas o generan risa.
Tal como se estipula en el país asiático, la película fue aprobada por los organismos de censura, que al final promueven el nacionalismo. En las entradas de algunos cines, podía leerse: “Solo el Partido Comunista puede salvar la Tierra”.
La película, con algunos pochoclos de por medio, plantea varios de los temas que propone Yuk Hui y que se repiten en la ciencia ficción china: sociedades hipertecnologizadas, con gobiernos que surgen por o para administrar un aparato técnico inconmensurable, organismos estatales que buscan mantener la estabilidad social ante el colapso de la naturaleza o una invasión extraterrestre. De hecho, las producciones multimillonarias, los éxitos de venta y la apertura de institutos de investigación especializados muestran que la ciencia ficción vive una etapa dorada (e intrincada) con el gobierno.
Este periodo de auge comenzó hace una década. A partir de la publicación en inglés del primer libro de Liu Cixin, el género pasó de ser visto como “una literatura menor” (cercana al wuxia, las populares novelas de artes marciales) a convocar a millones de lectores. Su autor ahora es conocido como Da Liu o “el gran” Liu.
El problema de los tres cuerpos narra el primer contacto de los humanos con una civilización alienígena a partir de un programa establecido durante la Revolución Cultural. Luego de la muerte de su padre a manos de los Guardias Rojos, la protagonista decide mandar un mensaje de radio como un gesto desesperado: “Nuestra civilización ya no es capaz de resolver los problemas por sí misma”. Por desgracia, la señal es interceptada por una sociedad extraterrestre que se prepara para emigrar a un nuevo sistema solar y está lista para una guerra.
El género que escribe Liu es conocido como “ciencia ficción dura” porque abunda en referencias a modelos teóricos y científicos. Sus personajes suelen meditar sobre problemas de termodinámica, física gravitatoria y teoremas que explican cómo sería el encuentro de los terrícolas con sociedades más avanzadas. Formado como ingeniero mecánico, el autor trabajaba en una central eléctrica antes de que sus escritos le dieran fama internacional.
La traducción al inglés de su primera novela recibió el premio Hugo (que se otorga a las mejores narraciones de ciencia ficción o fantasía). Entre los elogios, el entonces presidente estadounidense Barak Obama dijo que era una obra “increíblemente imaginativa y realmente interesante” y el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, la seleccionó para su club de lectura.
Esta recepción fuera de China certificó el prestigio local del autor y contribuyó a que la ciencia ficción dejara de ser vista como un divertimento para adolescentes. “Se acabó el avergonzarse”, dijo Fei Dao, uno de los jóvenes exponentes del género. Según cuenta, mientras hacía su doctorado en la Universidad de Tsinghua, hablar de ciencia ficción en una clase de literatura era como “si alguien le preguntara a Pavarotti si estaba contemplando la posibilidad de empezar a rapear”.
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Si bien el éxito editorial es reciente, la ciencia ficción en China tiene una larga historia vinculada a los vaivenes intelectuales y políticos de los últimos cien años. La escritora y crítica Regina Kanyu Wang considera que el primer exponente del género aparece en el siglo IV a.C. Liezi (uno de los libros clásicos del daoísmo) cuenta la historia de un artesano tan diestro que construye un autómata de madera y cuero para presentarle sus habilidades al emperador. Su muñeco era capaz de bailar, cantar y moverse con tanto realismo que el emperador obligó a su autor a destrozarlo para comprobar que no era una persona disfrazada.
A pesar de estos antecedentes (el género fantástico, como pensaba Borges, tiene una larga historia en el Extremo Oriente), el género actual surge con el inicio de la historia moderna. Entre los escritores y reformistas que marcaron un cambio fundamental, Lu Xun, “el padre de la literatura moderna”, propuso que la ciencia ficción podría servir para difundir los descubrimientos científicos de Occidente, nada más ni nada menos que en el prólogo de su traducción de la Vuelta al mundo en ochenta días. El escritor publicó otras dos traducciones propias: De la Tierra a la Luna y Viaje al centro de la Tierra.
Por la misma época, el escritor Liang Qichao publicó el primer relato de temática futurista en caracteres chinos. Su cuento “Una crónica del futuro de la Nueva China” cuenta una visita a 1962, año en el que Shanghái sería la ciudad anfitriona de la Exposición Mundial y que coincide con los festejos por los cincuenta años del triunfo del movimiento reformista. En el texto, China tiene una estructura de tres partidos y lidera la paz en el sistema internacional. Además, los jóvenes occidentales estudian mandarín para mejorar sus posibilidades de desarrollo profesional. Premonición o esperanza, la obra muestra hasta qué punto los deseos de modernización vinculaban tecnología con poderío del Estado.
De acuerdo con el investigador Mingwei Song, la ciencia ficción tuvo al menos dos períodos de auge desde la fundación de la República Popular China en 1949. La primera se da entre mediados de 1950 y principios de 1960, influenciada por el futurismo y los cómics de la Unión Soviética. Detrás de la Cortina de Hierro, el género combinaba los anhelos científicos y las utopías de una revolución mundial con una pedagogía del comunismo. En China, a mediados de los cincuenta, durante un periodo de relativa tolerancia a las manifestaciones culturales, algunos autores propusieron fantasías escolares que difundían desarrollos técnicos y valores centrales del socialismo.
A partir de 1978, con la reapertura de las universidades después de la Revolución Cultural, se vivió otra etapa de resurgimiento, en coincidencia también con el desarrollo técnico. De la literatura publicada en los primeros años de la Reforma y Apertura, de acuerdo con el sinólogo alemán Rudolf Wagner, la ciencia ficción ocupó una proporción considerable. De hecho, el escritor Liu Cixin comenzó su carrera en estos años.
Según Wagner, “los escritores […] se acercaron a la ciencia ficción, justamente, para expresar y desarrollar las esperanzas comunes de su comunidad”. Para él, estas manifestaciones literarias servían, entonces, para proponer una dirección en las políticas sobre ciencia y tecnología en China: los anhelos y las preocupaciones de las políticas de reforma.
Esta etapa de auge, sin embargo, no perduró. En 1983, en plena efervescencia cultural después del colectivismo maoísta, el gobierno emprendió la “Campaña contra la contaminación espiritual”, que buscaba limpiar los “elementos del capitalismo y comercialismo” que habían ingresado en la sociedad. Quizás por su popularidad o por su carácter disruptivo, la ficción especulativa fue censurada. La revista más reconocida del rubro, Scientific and Literary,pasó de vender más de doscientos mil ejemplares a solo setecientas copias.
Como afirma el traductor y escritor Ken Liu, la ciencia ficción china tardaría más de una década en recuperarse de estas políticas. De hecho, el género únicamente pudo desarrollarse en momentos de cambio estructural, cuando la sociedad y el sistema político se enfrentaban a transformaciones fundamentales; es decir, cuando el futuro estaba en debate.
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En palabras de Yuk Hui, el siglo XX fue un momento “de experimentos de modernización en China […], en esa etapa hemos sido testigos de una transformación gigantesca con el objetivo de incorporarnos a los tiempos mundiales de la velocidad, innovación y competencia militar”.
Al mirar por la ventana del metro, el protagonista del cuento “Jingbian” [Terribles transformaciones] reconoce que el tren ya no para en las estaciones y decide avanzar hasta la casilla del conductor para descubrir qué está sucediendo. En el camino observa que los pasajeros de los otros vagones empiezan a sufrir transformaciones físicas y mentales. Algunos envejecen con rapidez, otros se convierten en animales o se arrojan al canibalismo. Al final, cuando el tren se detiene, ninguno de los viajeros es el mismo.
El autor del relato, Han Song, nació en 1965 y es considerado, junto con Liu, uno de los maestros de la ciencia ficción en China. Además de ser escritor, trabaja como editor en la agencia estatal Xinhua. Muchas de sus historias son parábolas de la sociedad atravesadas por las máquinas: viajeros de un subte fantasma, pasajeros de un tren rápido que no puede detenerse, tripulantes que nacen y mueren en un Boeing 767. Al momento de otorgarle el premio Xinyun, los críticos plantearon que sus textos recrean un espacio más cercano al presente que los de muchos escritores realistas.
Los vínculos entre crítica y poder suelen ser complejos y negociados. En el cuento “Salinger y los coreanos”, Han plantea una supuesta invasión norcoreana a los Estados Unidos. Como una fábula delirante y de a momentos socarrona, el narrador glorifica la moral del ejército coreano, mientras intenta descubrir el paradero de J. D. Salinger, autor de El guardián entre el centeno.
En los escritos del género, el comunismo es un tema recurrente. En el relato “Cuidando de Dios”, Liu Cixin relata la visita a la Tierra de una civilización evolucionada y benévola. Los Dioses, como son denominados, se presentan como los creadores de la humanidad. Su único deseo es ser atendidos en la vejez por los humanos, a quienes tratan de hijos. A cambio de los cuidados, prometen darles su tecnología de avanzada. Ante esta oferta, el protagonista exclama: “Ahora seremos capaces de fundar un verdadero comunismo”. Una frase que vuelve a vincular política y técnica.
El relato puede ser fácilmente vinculado a la tradicional estructura familiar del confucionismo, en la que los hijos deben respeto reverencial a los padres. Sin embargo, la familia entre humanos y Dioses sufre una paulatina disolución que puede ser leída como una crítica a la modernidad: pronto, las personas descubren que no tienen la capacidad de utilizar ese tipo de tecnología y les piden a sus creadores que se vuelvan al cosmos.
Si bien en la mayoría de las ficciones las menciones al poder aparecen de modo solapado, en general con la apelación a un gobierno único e indivisible que busca la estabilidad social, también existen relatos que pueden ser leídos como una crítica. En el cuento “La ciudad del silencio”, el escritor Ma Boyong propone una relectura de George Orwell. En un futuro cercano, el ministerio de Propaganda de una entidad política que se nombra como “La Nación” publica una serie de palabras autorizadas para hablar. Mientras el protagonista descubre un grupo secreto de lectores que se reúne para decir “malas palabras” (y leer fragmentos de 1984), el listado de términos aceptados cada vez se reduce más hasta que la ciudad queda en silencio. El cuento ganó el premio Yine y se publicó en China continental, en parte porque la historia estaba ambientada en una ciudad llamada “Nueva York”.
Así como Yuk Hui considera que el siglo XX en China puede ser pensado como la historia de su incorporación a los flujos científicos y técnicos de la modernidad occidental, bajo una idea unívoca de progreso, algunos autores también proponen una dinámica opuesta. La nouvelle de Baoshu, Bajo una luz más halagüeña lo que ha pasado verás (publicada originalmente en inglés) (4), narra la historia de China en un sentido inverso. Ante una crisis económica, el gobierno de Deng Xiaoping empieza a nacionalizar empresas hasta que un joven líder del interior gana poder e inicia un movimiento de jóvenes inspirados en el Libro rojo. Al final, estalla la guerra civil entre nacionalistas y comunistas hasta llegar a la invasión japonesa.
En uno de los últimos capítulos, el protagonista le dice a su hijo: “Cuando yo era joven, China tenía tantos satélites en el espacio que perdí la cuenta. Incluso teníamos naves tripuladas y una estación espacial. Sin embargo, ahora un pequeño satélite ya se considera un logro extraordinario. ¿Qué le ha sucedido al mundo?”.
En el epílogo, Baoshu comenta que el relato surgió ante una pregunta: ¿cómo sería si la generación de la Apertura, aquella que vivió el crecimiento económico y multiplicó su capacidad adquisitiva, aquella que vio la aceleración del cambio tecnológico, tuviera que enfrentar los desafíos de la Revolución Cultural?
Como se observa en el Museo de Shenzhen, la capacidad disruptiva del futuro es su potencialidad. Múltiples futuros son posibles, desde utopías tecnocráticas de un crecimiento económico ilimitado hasta el futurismo punk de sociedades surgidas del colapso ambiental. Esta fragmentación de los tiempos posibles que propone Yuk Hui, también ofrece una alternativa a los autores chinos: hablar de los conflictos del presente sin mencionar tiempo ni lugar.
Notas:
1. Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011.
2. Sinofuturism (1839 -2046 AD) es un videoensayo de Lawrence Lek que explora los paralelismos entre las representaciones de la inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico chino. A través de siete estereotipos clave de la sociedad china (la informática, la copia, el juego, el estudio, la adicción, el trabajo y el juego), muestra cómo el desarrollo tecnológico de China puede considerarse una forma de inteligencia artificial [N. de la E.].
3. Cixin Liu, El problema de los tres cuerpos,Trilogía de los Tres Cuerpos 1, Buenos Aires, Nova, 2017.
4. Puede encontrarse en Ken Liu (ed.), Estrellas rotas: II antología de ciencia ficción china contemporánea, Madrid, Alianza-Runas, 2020.
Salvador Marinaro. Licenciado en Periodismo, profesor en Fudan University (Shanghái), autor de Una tristeza decente (Nudista, 2018) y coeditor de la revista Chop Suey.
Este artículo pertenece a Review. Revista de libros, nº 27 y toma como referencia los libros Yuk Hui, Fragmentar el futuro. Ensayos sobre la tecnodiversidad (Caja Negra, 2020) y Yuk Hui, The question concerning technology in China: an essay in cosmotechnics (Urbanomic, 2016). Para leer otros artículos o suscribirte a la revista podés hacerlo a través de su sitio web, o combinar su suscripción con la del Dipló papel desde aquí.
Fuente: https://www.eldiplo.org/notas-web/sinofuturismos-marinaro/
Kiev no ve motivos para decir que Rusia planea invadir Ucrania
Kiev no ve motivos para decir que Rusia planea invadir Ucrania
hace 20 horas (actualizado: hace 17 horas)
KIEV (Sputnik) — Kiev no ve razones para declarar que Rusia pretenda invadir Ucrania, sostuvo el secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa ucraniano, Alexéi Danílov.
"No vemos ningún motivo para afirmar hoy una ofensiva a gran escala (de Rusia) contra nuestro país", dijo en una rueda de prensa.
Danílov apuntó que Ucrania sigue los desplazamientos de las tropas rusas en el territorio del país euroasiático y agregó que su presencia podría sorprender a los socios extranjeros ucranianos, pero no a sí misma y que esta situación se observa desde 2014.
Asimismo, Danílov recalcó que el Consejo no registra una evacuación masiva de misiones diplomáticas desde el país y puntualizó que solo tres países —Estados Unidos, el Reino Unido y Australia— han anunciado tales planes.
"Cada país toma su propia determinación en lo que respecta a sus ciudadanos que están en nuestro país", destacó.
El secretario también se refirió a la "gran guerra de desinformación" relativa a la salida en masa del personal diplomático ruso desde Ucrania, pero esto, según sus palabras, no se ha observado.
Entre otras cosas, Danílov aseveró que Kiev, por su parte, no tiene intención de atacar a nadie.
"Nuestros aeródromos reciben aviones que nos ayudan con armas para la protección, subrayo que son armas para la protección. (...) Es nuestro país y no lo vamos a entregar a nadie", avanzó, al precisar que ahora hay muchos países dispuestos a ayudar a Ucrania con armas, en caso de "agresión rusa".
Rusia: EEUU busca "destruir" moralmente a Ucrania
El ministro de Defensa de Ucrania, Alexéi Reznikov, rechazó las afirmaciones de Estados Unidos sobre un presunto plan de Rusia para incursionar en su país.
"A día de hoy nuestro servicio de inteligencia y los de nuestros socios indican que no hay ninguna acumulación de tropas rusas que evidencien un ataque inminente", dijo el titular ucraniano al canal televisivo ICTV.
Reznikov pidió no sembrar el pánico entre la población ucraniana y desmintió que existiera alguna amenaza.
Ucrania y algunos países occidentales expresaron últimamente su preocupación por el aumento de las fuerzas militares de Rusia en la frontera con Ucrania.
Rusia rechazó en más de una ocasión las acusaciones de planear una agresión contra el país vecino, alegando que desplaza tropas dentro de su propio territorio, lo cual no amenaza a nadie. Según Moscú, Occidente utiliza estas acusaciones como pretexto para emplazar más equipo militar de la OTAN cerca de las fronteras rusas.
Moscú también advirtió a Ucrania y Occidente en reiteradas ocasiones de que no intente resolver el conflicto de Donbás por medios militares y denunció que el suministro de armas a Ucrania incita a Kiev a recurrir a la fuerza para atajar el conflicto.
Internacional
Comentarios populares
Zelensky has dejado entrar al diablo en casa, ahora que? Tonto, sale en las peliculas, solo quiere muerte y sufrimiento.
maria de los angeles aguilera
24 de enero, 23:02 GMT
7
Zelensky se arrepentira toda su vida de ser un instrumento del neonazis de su pais, Rusia ha dicho hasta el cansancio que no pretende invadir a Ucrania pero no permitirá que ciudadanos Rusos de Donbas, que ha sido utilizado y Blinken debe responder esta semana para apaciguar cabezas calientes
alberto.r
24 de enero, 23:11 GMT
lunes, 24 de enero de 2022
La invasión de Ucrania
La invasión de Ucrania
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Por Rafael Poch de Feliu | 22/01/2022 | Mundo
Fuentes: Ctxt
Desde el punto de vista de los intereses europeos, nada sería más sencillo que establecer estatutos de neutralidad y renunciar al despliegue de armas nucleares.
Que Rusia vaya a “invadir Ucrania”, ocupando todo el país, está completamente descartado. En las calles de Budapest todavía se ven los rastros de la ocupación soviética de 1956. Lo de entonces en Hungría sería de risa al lado de lo que pasaría en Ucrania en tal caso. Eso es algo evidente para cualquiera mínimamente informado, así que no merece la pena extenderse.
Otra cosa es que, ante la falta total de resultados de la reclamación de Rusia a Estados Unidos y la OTAN, exigiendo garantías de seguridad, debería haber una respuesta “fuerte” de Moscú. Rusia anunció “medidas militares”. ¿Cuáles? Como mínimo colocar misiles nucleares “tácticos” en Bielorrusia, Kaliningrado y demás. Como máximo, una anexión del Donbass con el beneplácito de la población local. Los actuales precios del petróleo al alza y la previsión de que se mantendrán permiten con creces al Kremlin sufragar los costes económicos de tales operaciones.
Podrían hacerse también militarmente con la zona al sur del Donbass (Mariupol) para organizar un cinturón de seguridad en dirección sur-oeste y empalmar las dos zonas rebeldes con Crimea, pero esto último me parece extremadamente arriesgado. La población de los distritos ucranianos de Zaporozhia y Jersón, mayoritariamente rusoparlantes como la de Odessa, no lleva su rusofilia hasta el extremo de desear ingresar en Rusia y romper con Ucrania, como fue claramente el caso de la población de Crimea en 2014. En esa hipótesis extrema, habría mucha violencia y la ocupación rusa se convertiría en un infierno…
Lo que está claro es que Moscú hará algo. De lo contrario, todo parecería un farol. El oso ruso, que después de veinticinco años sin hacerle ni caso ha proclamado “línea roja” y tanto gruñe, perdería la cara. Toda la movida que ha iniciado Moscú con la exigencia de “garantías de seguridad” no es teatro. Va en serio. Estaría bien que nuestros medios de comunicación, nuestros expertos y nuestros políticos informaran sobre (y se leyeran) los documentos propuestos por Moscú.
El proyecto de acuerdo propuesto a Estados Unidos para disminuir la tensión señala en su artículo 1 que las dos partes, “no deben emprender acciones que afecten a la seguridad del otro”, y en el artículo 2 propone que las organizaciones internacionales y alianzas militares de las que forman parte, “se adhieran a los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas”. Hay muchos otros aspectos interesantes, por ejemplo en el artículo 7 se dice que “las partes deben abstenerse de desplegar armas nucleares fuera de sus territorios nacionales y repatriar a su territorio las que ya tengan desplegadas”. El mismo artículo apunta que las partes “no deben entrenar al personal civil y militar de los países no nucleares para usar armas nucleares”, ni “realizar maniobras que contemplen el uso de armas nucleares”. Es la OTAN quien hace todo eso: mantiene armas nucleares en países como Bélgica, Alemania, Holanda, Turquía e Italia, y sus militares son entrenados en el manejo de bombarderos con capacidad nuclear.
Rusia pide que la OTAN cese todo empeño en ampliarse hacia el Este, particularmente hacia Ucrania y Georgia. Que garantice que no estacionará baterías de misiles en países fronterizos con ella. Que se restablezca el acuerdo INF que Estados Unidos abandonó unilateralmente en agosto de 2019 y que se abra un diálogo Este/Oeste en materia de seguridad. Todo esto es manifiestamente razonable y merece una discusión pública a todos los efectos.
Es obvio que Estados Unidos no quiere saber nada del asunto y las razones son claras: aunque el verdadero adversario de Washington está en Asia, la gran potencia imperial americana dejaría de serlo en cuanto dejase de dominar Europa. Ese es, precisamente, el cometido de la OTAN. Henry Kissinger lo expresa así: “Sin Europa, América se convertiría en una isla distante de las costas de Eurasia, se vería en la soledad de un estatuto menor”. Así que es imperativo mantener la tensión en Europa y para ello hay que continuar metiéndole el dedo en el ojo al oso ruso. Pero, ¿tiene eso algo que ver con “intereses europeos”?
Salvo raras excepciones, los periodistas y expertos europeos contribuyen a esa insensata y ajena cruzada. Explican la cronología de la agresividad rusa comenzando con la invasión rusa de Georgia de 2008, siguiendo con la anexión de Crimea de 2014 y concluyendo con el fomento de la rebelión separatista en la región del Donbass pocos meses después.
No explican que la entrada de los rusos en Georgia tuvo lugar después de que el ejército georgiano penetrara en Osetia del Sur –una de las regiones étnicas de Georgia peleadas con el gobierno de esa república– donde el ejército ruso tenía el estatus de fuerza de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, en lo que fue un episodio de guerra relámpago del presidente georgiano Mijaíl Sakashvili bendecido por el Presidente George W. Bush y aprovechando que Putin viajaba a China para la olimpiada de Pekín.
No explican que Rusia se anexionó Crimea solo después de que Estados Unidos y la Unión Europea promovieran un cambio de régimen sobre la ola de una gran protesta popular que derribó al gobierno legítimo de Ucrania, y cuyo momento determinante fue el oscuro y mortal tiroteo de civiles en Kíev, probablemente a cargo de los golpistas y sus padrinos occidentales.
Occidente, que nunca ha movido un dedo por la anexión de Jerusalén Este y los Altos del Golán por parte de Israel, por la ocupación del Sahara occidental a cargo de Marruecos, o por la ocupación de la mitad de Chipre por Turquía, operaciones todas ellas realizadas contra la voluntad de la mayoría de la población, impuestas mediante la represión y la limpieza étnica, monta un gran escándalo por la anexión rusa de Crimea, incruenta y que contó con el aplastante apoyo de su población.
Nuestros periodistas y expertos tampoco quieren situar la actual crisis en su perspectiva de treinta años y prefieren omitir las escenas en las que Putin lo explica con meridiana claridad. A cambio, nos ofrecen diariamente la pormenorizada crónica de los desmanes y fechorías del régimen de Putin, o de Xi Jinping, la mayoría de ellas completamente reales, sin cotejarla con los mucho peores crímenes y fechorías de las potencias occidentales. La eliminación de adversarios con polonio en Londres, la infame negación de responsabilidad en el derribo del vuelo de Malaysia Airlines del 17 de julio de 2014, con sus 300 muertos y las demás flores de Moscú coincidieron mas o menos con el tiempo en que un presidente de Estados Unidos galardonado con el Premio Nobel de la Paz se desayunaba cada día en la Casa Blanca firmando las listas de la gente que su ejército eliminaba con drones por doquier en el mundo. Centenares de asesinatos extrajudiciales.
Brutal está siendo la ilegalización de la organización rusa “Memorial”, dedicada a la memoria de los crímenes del estalinismo en los terribles años treinta soviéticos. El escándalo por el trato a esta organización de furibundos liberales anticomunistas, cuyos promotores siempre han considerado las masacres de Stalin y su régimen como una consecuencia lógica de la Revolución de Octubre, está más que justificado, pero siempre será un escándalo ambiguo e incompleto sin atender al holocausto de las guerras de Washington posteriores al 11-S de 2001. ¿A qué memoria tendrán derecho en Occidente los 38 millones de desplazados que esas guerras han producido desde Afganistán a Libia, pasando por Yemen, Pakistán, Irak, Somalia, Siria o Filipinas?
Es posible que a causa de su estupidez estratégica y de la mano de Estados Unidos, Europa se meta en una fase peligrosa y turbulenta con Rusia. Desde el punto de vista de los intereses europeos, nada sería más sencillo que renunciar a armas nucleares en la parte oriental del continente y establecer un estatuto de neutralidad para los países del Este de Europa, o como mínimo para Georgia, Ucrania y los países bálticos. La histeria con la que se replica a ese tipo de escenarios, diciendo que cualquier concesión en esa dirección supondría un “nuevo Yalta” (Borrell) o hacer de esos países, “satélites de Rusia”, es absurda. No fueron satélites Austria (cuyo Staatsvertrag de 1955 le dio la plena soberanía, sin militares extranjeros a cambio de un estatus de neutralidad), ni Finlandia, en una época en la que el poder de Moscú era infinitamente superior, y no lo serán ahora. No es el sometimiento a Moscú de ningún país lo que está en juego. Es la seguridad de Rusia, país frágil que no conviene agitar por su alto potencial de inestabilidad interna. Es la paz y la soberanía bien entendida, en Europa.
Fuente: https://ctxt.es/es/20220101/Firmas/38467/rusia-ucrania-invasion-otan-rafael-poch.htm
Contrarrevolución se impone en Honduras
La contrarrevolución se impone en Honduras
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Por Javier San Vicente Maeztu | 22/01/2022 | América Latina y Caribe
Fuentes: Rebelión
El pasado 28 de noviembre de 2021, el pueblo hondureño acudió masivamente a las urnas para dar la presidencia de la República a Xiomara Castro, que ganó las elecciones con más de 10 puntos de ventaja sobre su principal contrincante, Nasry Asfura del Partido Nacional.
La victoria de Castro fue el fruto de una alianza histórica formalizada antes de las elecciones a través del conocido como “Pacto del Bicentenario”, firmado entre amplios sectores opositores, entre los que se incluyen el izquierdista Partido Libertad y Refundación (al que pertenece Castro), al Partido Salvador de Honduras (dirigido por el ex presidenciable Salvador Nasralla), el Partido Unidad e Innovación Democrática, y sectores del Partido Liberal vinculados al excandidato presidencial Luis Zelaya, entre otros. Uno de los principales acuerdos políticos incluidos en el Pacto Bicentenario fue la promesa de nombrar Presidente del Congreso Nacional al diputado Luis Redondo, del Partido Salvador de Honduras
La alianza formada buscó vencer a través de las urnas a un Partido Nacional que había caído en el descrédito total tras las elecciones de 2017. En ellas, Juan Orlando Hernandez se reeligió de forma inconstitucional y mediante un fraude electoral masivo. El expresidente, su hermano, y otros políticos de su círculo cercano han sido señalados, encausados y encarcelados por su participación directa en el tráfico de cocaína; y han sido acusados de ser responsables de numerosas violaciones a los derechos humanos. La fortaleza del pacto del bicentenario hizo que la maquinaria corrupta nacionalista no pudiera evitar perder la presidencia de la República. Sin embargo, a través de una estrategia bien calculada, el Partido Nacional logró, como en anteriores comicios, abultar notablemente sus resultados en el Congreso Nacional, donde obtuvo 43 diputados de 128 (frente a 50 del partido de la Presidenta electa).
Hasta la primera quincena de enero todo parecía ir por buen camino, aunque causaba cierta inquietud observar como el gobernante Partido Nacional parecía estar dispuesto a hacer una entrega pacífica del poder. Sin embargo, a una semana de la toma de posesión de la nueva presidenta, se ha producido una crisis de altas dimensiones al interior de LIBRE. El 20 de enero de 2022, la Presidenta Xiomara Castro convocó a una reunión a las y los Diputados electos de su partido, para acordar el proceso de nombramiento de Luis Redondo como Presidente del Congreso. Sin embargo, a esta cita faltaron 20 de los 50 diputados obtenidos por la formación. Ese mismo día, los diputados disidentes, capitaneados por Jorge Cálix y Beatriz Valle, se reunieron con diputados del Partido Nacional para tratar de lograr que, con la ayuda de los cachurecos, se elija Presidente del Congreso al propio Jorge Cálix. Esta situación generó una fuerte repulsa por parte de la presidenta Castro, de los principales lideres del Pacto del Bicentenario y de las bases sociales de sus movimientos. La crisis está servida.
Una vez más, se hace evidente que Juan Orlando Hernández y sus secuaces no tiene intención de respetar la voluntad democrática del pueblo hondureño, y que para ello está dispuestos a recurrir a las técnicas habituales, como la compra de diputados (como dijo Samuel Zemurray, en Honduras una mula vale más que un diputado). Antecedentes de este tipo de actuaciones sobran. Las más sonada fue la compra de un cuarto de los diputados de la bancada de LIBRE y de un tercio de la bancada del PAC durante el nombramiento de las nuevas autoridades de la Corte Suprema de Justicia en 2015. La entrega de dádivas y fondos autorizados por la Presidencia de la República a diputados del Congreso Nacional a cambio de favores, prebendas y contratos ha sido una constante durante los últimos años, lo cual ha supuesto un grave deterioro de la vida parlamentaria. La última bicoca ofrecida por los cachurecos fue la aprobación la semana pasada de salarios y beneficios a todos los diputados suplentes, gesto que podría tener algo que ver con la crisis actual.
En este contexto, se puede calificar al grupo de diputados disidente de LIBRE como una auténtica fuerza contrarrevolucionaria, dirigida a torpedear la transición del país hacia un régimen democrático, después de 12 años de un narco régimen autoritario, corrupto y represor. La “contra cachureca” acaba de ver la luz. Si se suman los 20 diputados disidentes a la bancada del Partido Nacional, suman en total 63 diputados, por lo que tan solo con pactar con un puñado de diputados liberales o de otros partidos pequeños, el Partido Nacional controlaría el poder legislativo, disminuyendo drásticamente las posibilidades de actuar al nuevo gobierno.
Para comprender mejor este conflicto, es importante analizar quienes son los principales actores involucrados y que es lo que está en juego.
¿Quién es Luis Redondo?
Luis Redonde es un diputado originario del Departamento de Cortés, que en los últimos años se ha destacado por realizar una labor constante de lucha contra la corrupción y arbitrariedad dentro del Congreso Nacional. Entre sus acciones más visibles se cuentan la elaboración de un informe detallando uno de los episodios más lamentables ocurrido en el poder legislativo en la última década: la llamada “diarrea legislativa”, ocurrida en 2014. En dicho informe, en cuya elaboración también participo su ahora rival Jorge Calix, se dio a conocer que el Congreso Nacional aprobó 67 decretos y 100 proyectos energéticos en una sola sesión y con los votos favorables de nacionalistas y liberales. En muchos casos las concesiones aprobadas favorecieron a los propios diputados.
Así, el papel que podría tener Luis Redondo como Presidente del Congreso Naciones podría sin duda suponer un cambio en el corrupto y arbitrario funcionamiento del poder legislativo, que con importantes restricciones para el acceso a fondos públicos por parte de los diputados. Esta posibilidad puede haber sido visto como una amenaza para algunos diputados, que esperaban beneficiarse de la piñata de fondos públicos que actualmente ocurre en el Congreso Nacional y podría explicar el éxito de la jugada de Jorge Calix, que ha sumado a algo menos de la mitad de los diputados de su partido a su causa.
¿Quién es Jorge Calix y quien lo acompaña?
Jorge Calix es un diputado de Francisco Morazán, hasta ahora vinculado al Partido Libertad y Refundación. Ha sido muy activo durante su desempeño parlamentario, participando en múltiples iniciativas contra el gobierno nacionalista, y utilizando con eficacia las redes sociales para posicionar sus mensajes. De clase acomodada, es histórico el rechazo que sienten por él buena parte de las bases de su partido. En las elecciones primarias del partido ha sido acusado repetidamente de fraude a sus propios compañeros.
A Cálix le acompaña la mujer que lo llevó al Congreso Nacional, Beatriz Valle, otra representante de la élite económica vinculada a Libre. También se le han unido diversas figuras menores del partido, entre las que destaca Yahve Sabillón, Diputado que en el pasado había dado apoyado iniciativas de la lucha contra la corrupción, pero que, al unirse a la “contra cachureca” de Calix, acaba de dejar en claro que forma parte del problema que decía combatir.
¿Por qué es tan importante la presidencia del Congreso Nacional?
La gran pregunta es por qué este grupo de diputados ha generado una crisis de esta magnitud, cuando las expectativas sociales y de su partido eran tan positivas. La respuesta se encuentra en el deficiente funcionamiento del poder legislativo, en el que su presidente goza de una autoridad faraónica y un alto nivel de discrecionalidad para permitir o bloquear la aprobación de leyes y contratos públicos. En este contexto, el presidente del Congreso puede actuar como un auténtico poder fáctico, por lo cual múltiples actores políticos y económicos buscan relacionarse con él. Las oportunidades de enriquecimiento y de crecimiento político son enormes. Además, el paso por la presidencia del legislativo es visto en el sistema político hondureño como un paso previo hacia la candidatura presidencial.
¿Qué va a ocurrir en los próximos meses?
Si la “contra cachureca” liderada por Calix logra consolidar sus pactos con el Partido Nacional y el Partido Liberal, la presidencia de Xiomara tendrá las manos atadas para realizar la renovación de instituciones clave como la Corte Suprema de Justicia, y no podrá llevar adelante las necesarias reformas dirigidas a desmontar la estructura de poder corrupta creada por el nacionalismo, ni revertir los procesos de concesionamiento del territorio hondureño a través de las ZEDES. El desgaste para el gobierno sería tremendo y supondría una oportunidad de oro para que las fuerzas oscuras que han gobernado Honduras desde el golpe de estado de 2009, se reorganicen para retomar el poder en 202.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
El bucle de la anaconda, la estrategia de la OTAN contra Rusia
El bucle de la anaconda, la estrategia de la OTAN contra Rusia
hace 2 días
José Negrón Valera - Sputnik Mundo
El año 2030 parece convertirse en un horizonte al cual debemos prestarle mucha atención. Tres noticias disgregadas pero que se complementan nos brindan pistas sobre la configuración que tomará el mundo en dicha fecha.
En primer lugar, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China informa que, para dicho año, comenzará la comercialización global de las tecnologías 6G, en las que el país asiático tiene ventaja. Dicha tecnología permitirá "un nuevo mundo en el que todo tendrá conexión inteligente a un gemelo digital" integrando la "computación avanzada, macrodatos, inteligencia artificial y cadenas de bloques".
Segundo aspecto. El panel intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) sitúa en el 2030 "la fecha en que será irreversible el daño al planeta causado por la acción humana. Dicho de otro modo, será el año en que comience la extinción de la especie". Al igual que sucede en la película No miren arriba, la élite occidental sigue en su afán de colonizar otros planetas, mientras siguen haciéndose multimillonarios producto de la pandemia y la reorganización global del trabajo e ignorando todas las alertas que los expertos sobre cambio climático hacen.
Tercer dato. El articulista Alfredo Jalife-Rahme, citando al académico Homer-Dixon, advierte a Canadá, y podríamos incluir al planeta entero acerca del inminente colapso de Estados Unidos. Según Homer-Dixon "en 2025 la democracia estadounidense podría colapsar, causando una extrema inestabilidad política interna, incluyendo una extensa violencia civil. Ya para 2030, sino antes, EEUU podría estar gobernada por una dictadura de extrema derecha".
El trío de consideraciones a las que nos acabamos de referir, hablan de una fecha que se comporta como un poderoso marcador temporal para entender lo que está ocurriendo en estos momentos en la frontera con Rusia y la demencial carrera armamentística impulsada por la OTAN.
2030, a juicio del analista geopolítico, Oswaldo Espinoza, entrevistado para Sputnik, es el año del no retorno puesto por el Occidente colectivo para impulsar su agenda de reorganización del mundo y sus áreas de influencia.
Esto incluye "presionar a Rusia en todo su entorno, el llamado espacio postsoviético como parte de un plan que informalmente se ha dado a conocer como 'el bucle de la anaconda' y que consiste en cercar a Rusia en todas sus fronteras, con la OTAN haciendo el trabajo en las regiones de Europa oriental, el Báltico, el mar Negro, el Cáucaso y Asia Central, mientras que Japón hace lo propio en el Lejano Oriente ruso, y EEUU y el Reino Unido aumentan la presión en la ruta del norte".
Un parlamentario ruso explica sus palabras sobre "misiles rusos en Venezuela"
Para Espinoza, este año 2022 y los que siguen servirán para atestiguar el posicionamiento de los actores geopolíticos en el tablero mundial de cara a una "potencialmente terrible confrontación de grandes potencias que todos los expertos ubican alrededor del año 2030".
"No descarto que pueda ocurrir algo similar o de más corto alcance este mismo año, pero de hecho, ninguno de los principales actores estaría dispuesto o se siente preparado hoy para entrar de lleno en un conflicto armado. Dicho en el argot cinematográfico estamos en los tráileres, el estreno real será en el 2030", matiza el analista.
¿Hasta dónde llega el margen maniobra de Rusia para defenderse del asedio planteado por EEUU y la OTAN?
El margen de maniobra y la capacidad de respuesta rusa puede considerarse más bien estrecha y en cierta forma limitada geográfica y temporalmente, de hecho los rusos han declarado que en caso de seguir cediendo a la expansión de la OTAN en sus fronteras ya no tendrían a dónde retirarse, y el canciller Lavrov se pronunció en el sentido del tiempo disponible afirmando que Rusia no esperaría eternamente una respuesta de Occidente a su propuesta de garantías de seguridad por escrito; obviamente primero se le da la oportunidad al diálogo diplomático, pero Rusia no quiere que esto se prolongue innecesariamente y exige una respuesta formal y oportuna.
Ahora bien, la postura de EEUU y la OTAN en las negociaciones de mantenerse firme en su política de expansión, el apoyo constante y sonante a Ucrania con recursos, equipos y personal militar, apuntan al fracaso de los diálogos diplomáticos, dejando a Rusia sin las garantías de seguridad que tanto necesita, por lo que las respuestas y medidas de todo tipo ya se están preparando para conseguir esas garantías por sí misma.
Vicecanciller ruso: "No tememos a nadie, incluido a Estados Unidos"
Si se trata de visualizar los escenarios de respuesta a la negativa occidental a aceptar las garantías solicitadas por Rusia, deberíamos considerar en primer lugar las medidas de represalia diplomática, política y económica que buscarían devolver a EEUU y Europa el daño que Occidente provoca y causaría a Rusia con las sanciones. No obstante, el escenario militar es, con justa razón, el que más interesa a la opinión pública, y en ese sentido estimo que en primera instancia Rusia mantendrá y fortalecerá la presencia de sus fuerzas en los distritos occidental y sur, incrementado los ejercicios y priorizando la modernización del equipo y armamento en este hipotético frente con la OTAN.
¿Cuáles son las líneas rojas planteadas por Rusia a las que tendremos que prestar atención?
Las líneas rojas más importantes en este momento, y de las que todos deberíamos estar pendientes, son en primer lugar el fin de la expansión de la OTAN hacia el este, especialmente en el espacio postsoviético, pero sobre todo la prohibición expresa de no incluir a Ucrania y Georgia en la Organización del Tratado Atlántico norte; la otra línea tiene que ver con el emplazamiento de misiles de corto y mediano alcance cerca de las fronteras rusas, en la propia Ucrania o los países bálticos, dada la ubicación de Moscú el tiempo de vuelo de esos misiles hasta la capital rusa sería de apenas unos minutos haciendo muy difícil la defensa, razón por la cual las preocupaciones de seguridad de los rusos están más que justificadas.
El problema es que EEUU y la OTAN no están dispuestos a aceptar las líneas rojas de Rusia, lo cual demuestran con sus declaraciones y acciones, en primer lugar no renuncian a su política de expansión hacia el este, y no excluyen la posible admisión de Ucrania, además invitan a Suecia y Finlandia a renunciar a su histórica neutralidad relativa y unirse definitivamente a la OTAN, rompiendo con el papel que tradicionalmente han jugado en el sistema de seguridad europeo.
Respecto a la otra línea, los rusos han denunciado que los lanzadores de misiles defensivos instalados en Polonia pueden reconfigurarse rápidamente para lanzar misiles de crucero potencialmente nucleares, y por otro lado se mantiene latente la posibilidad de instalar nuevos lanzadores en otros países de la región. Por último, hay que mencionar que ya están llegando las nuevas bombas nucleares estadounidenses desplegadas desde el aire a Italia y Alemania para ser utilizadas por las fuerzas aéreas de ambos países.
¿Es posible que lo sucedido en Kazajistán se repita en otro país postsoviético?
En efecto, como decía en una pregunta anterior, el conflicto está latente en Nagorno Karabaj que recientemente vio alguna actividad de parte de Azerbaiyán, a lo de Kazajistán hay que hacerle seguimiento cercano porque puede volver a complicarse en cualquier momento debido a las decisiones políticas recientes, la presión sobre Bielorrusia no va a cesar sobre todo en torno a la frontera con Polonia, la UE ya prepara un bloqueo económico contra Transnistria donde se encuentran fuerzas de paz rusas, es precisamente esta región que para la Red Voltaire es la siguiente en el plan de la OTAN y finalmente según The Diplomat el apoyo de Kirguistán a la operación de Rusia y la OTSC (Tratado de Seguridad Colectiva) en Kazajistán se debió principalmente a que pueden estar previendo necesitar ese mismo tipo de apoyo en su propio caso. En general, todo el perímetro ruso puede resultar objeto de acciones similares a las de Kazajistán, no solo Europa Oriental, el Cáucaso y Asia Central, también el Báltico, el Extremo Oriente ruso y hasta la ruta del norte.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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