Es una pagina que busca publicar contenido cristiano y temas de actualidad que ayuden a la comprension del mundo en que vivimos, que sirvan para edificar la vida y la comunidad cristiana, ya con aportes del autor de la pagina, o encontrados en diferentes sitios.
domingo, 31 de agosto de 2025
agujero negro en la memoria colectiva: China y la II Guerra Mundial
Recomiendo:
Un agujero negro en la memoria colectiva: China y la II Guerra Mundial
Por Biljana Bankovska | 29/08/2025 | Mundo
Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Soldados chinos en la Segunda Guerra Mundial (Sha Fei)]
Mientras China se prepara para conmemorar el 80º aniversario de la victoria sobre el fascismo el 3 de septiembre de 2025, la atención mundial se centra en el desfile militar de Pekín. Se especula sobre qué líderes mundiales se unirán al presidente Xi Jinping: la presencia de Putin es casi segura, aunque los rumores sobre la asistencia de Trump parecen descabellados. Algunos defensores de la paz argumentan que este momento ofrece una oportunidad para que las potencias mundiales reflexionen sobre los horrores de la Segunda Guerra Mundial, un sentimiento acorde con el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas y una necesidad urgente en medio de las crecientes tensiones mundiales. Sin embargo, la negativa de los líderes europeos a asistir, alegando preocupación por si ofenden a Japón, revela un problema más profundo. La conmemoración de China cierra el ciclo de aniversarios de la II Guerra Mundial, pero plantea una pregunta fundamental: ¿Comprendemos realmente el alcance global de esa guerra o hemos permitido que determinados capítulos vitales caigan en el olvido?
Existe una laguna evidente en nuestra memoria colectiva de la II Guerra Mundial, una guerra que llamamos «mundial», pero en la que el papel del cuarto vencedor aliado, China, queda constantemente relegado. China entró en el conflicto en 1931, no en 1939, y resistió hasta la rendición de Japón en 1945. Durante 14 años, sufrió aproximadamente 35 millones de bajas y retuvo a un millón de soldados japoneses, lo que permitió a la URSS y a los EE. UU. centrarse en otros frentes. Líderes como Roosevelt, Churchill y Stalin reconocieron el papel fundamental de China en el resultado de la guerra. Entonces, ¿por qué se ignora tan a menudo esta contribución y se entierra bajo capas de relatos centrados en Occidente?
Para muchos, la tragedia que definió la II Guerra Mundial fue el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, actos horribles que sirven como severa advertencia del poder destructivo de la humanidad, en este caso desatado por Estados Unidos. Estos acontecimientos merecen ser recordados, pero la posterior ocupación estadounidense de Japón y la imposición de la constitución de paz (también conocida como la Constitución de MacArthur) tuvieron menos que ver con la armonía que con asegurar un punto de apoyo estratégico en el Indo-Pacífico durante la Guerra Fría. Hoy en día, Japón se arma bajo el paraguas nuclear de Estados Unidos, aparentemente para contrarrestar la «amenaza» de China. Este giro narrativo es tan conveniente como engañoso.
Al igual que Rusia, que preserva ferozmente sus sacrificios de la II Guerra Mundial, China exige ahora el reconocimiento de los suyos. Su resistencia ante el militarismo japonés sigue siendo una saga en gran parte desconocida. Una mirada a este «agujero negro» de la memoria colectiva revela atrocidades que desafían la comprensión: la masacre de Nanjing de 1937, en la que murieron 300.000 civiles y se cometieron violaciones masivas; los experimentos químicos y biológicos de la Unidad 731 con prisioneros, incluidos niños, tan viles que conmocionaron incluso a los observadores nazis. Los enviados alemanes instaron a Berlín a frenar a Tokio, mientras que los registros japoneses documentaban meticulosamente su brutal caos. Desde entonces, valientes historiadores japoneses han sacado a la luz estos horrores, pero siguen siendo marginales en el discurso global. ¿Por qué este silencio?
Descubrir la historia de la II Guerra Mundial desde la perspectiva de Asia pone de manifiesto una verdad vergonzosa: los relatos occidentales, amplificados por Hollywood y los medios de comunicación, han glorificado selectivamente algunas historias y borrado otras. ¿El resultado? Los criminales son rehabilitados y las víctimas se convierten en villanos. Occidente suele aferrarse a una postura sesgada que valora algunas vidas por encima de otras. Las víctimas chinas han recibido escaso reconocimiento mundial, y su sufrimiento se ha visto eclipsado por el relato de la redención de Japón después de la guerra. Esta hipocresía se repite hoy en Gaza, donde la indignación selectiva, las lágrimas por Ucrania, pero el silencio por los 22 meses de sufrimiento de Gaza bajo las políticas de Israel, revelan el mismo doble rasero. Los líderes europeos, moldeados por un legado colonial que enmarcan como una «misión civilizadora», son cómplices. Mientras tanto, Estados Unidos alimenta una guerra comercial con China y, como advierten Kaja Kallas y algunos medios de comunicación, se prepara para un conflicto más amplio, al tiempo que pinta a China como «autoritaria y beligerante». Esto choca frontalmente con la historia antifascista de China y su compromiso moderno con la paz mundial.
El adagio de que los vencedores escriben la historia se desmorona aquí. A China, clara vencedora, se le negó la plataforma para mostrar su valentía, sus sacrificios y sus contribuciones. Hoy en día, el discurso occidental la tilda injustamente de amenaza. La II Guerra Mundial no comenzó ni terminó en Europa. China, miembro fundador de la ONU y el primero en firmar la Carta de las Naciones Unidas, sigue siendo su más firme defensor. Rechaza el relato dominado por Estados Unidos, elaborado por un país que se incorporó tarde a la guerra, que fue el que menos sufrió y el que desató la devastación atómica. El legado de China en la II Guerra Mundial alimenta su misión moderna: erradicar la pobreza, ayudar al Sur Global, construir infraestructuras globales y defender la paz y un futuro compartido para la humanidad.
La conmemoración de Pekín es una audaz refutación del monopolio occidental de la memoria de la II Guerra Mundial. Como afirma acertadamente Warwick Powell: «Durante ocho décadas, Occidente ha reescrito la II Guerra Mundial como una victoria de Estados Unidos y Europa, relegando a China a una nota al pie de página. La conmemoración de China este año desafía esa amnesia y reivindica el papel del país como fuerza central en la derrota del fascismo». Sin embargo, en los turbulentos tiempos actuales, el recuerdo por sí solo no basta. Desde Gaza hasta más allá, la lucha contra la inhumanidad y el fascismo exige que nos enfrentemos a estos puntos ciegos de la historia y a sus ecos modernos.
Biljana Bankovska es profesora de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de San Cirilo y San Metodio en Skopie, miembro de la Fundación Transnacional para la Investigación de la Paz y el Futuro (TFF) en Lund, Suecia. Es asimismo profesora de la European Peace University en Austria y la intelectual pública más influyente de Macedonia.
Texto en inglés: CounterPunch.org, traducido por Sinfo Fernández.
Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/08/28/un-agujero-negro-en-la-memoria-colectiva-china-y-la-ii-guerra-mundial/
sábado, 30 de agosto de 2025
Por qué podrían encarcelar a Soros?
- Sputnik Mundo,
"Por su apoyo a las protestas y mucho más": ¿Por qué podrían encarcelar a Soros?
La Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, intensifica la presión sobre el imperio de poder blando del empresario George Soros tras las revelaciones sobre los estrechos vínculos de la Open Society Foundations con la USAID y la supuesta obtención de beneficios de sus actividades.
¿Existen motivos para condenar al filántropo de 94 años y beneficiario del proyecto imperial estadounidense?
Delitos financieros
En el 2002, Soros fue condenado en Francia por uso de información interna en operaciones financieras relacionadas con la obtención de beneficios de la privatización de empresas estatales en los años ochenta. A pesar de su apelación, la sentencia fue confirmada por el Tribunal Supremo de Francia y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, resultando en una multa de más de 2,5 millones de dólares.
El caso en el que Soros estuvo involucrado junto con otros dos inversores se refiere a su intento de establecer control sobre el banco francés Société Générale a finales de los años ochenta.
En 1992, Soros habría ganado 1.000 millones de dólares al especular contra la libra esterlina, causando daños de miles de millones a la economía británica. Conocido como el Miércoles Negro, este evento le dio a Soros el apodo de "el hombre que quebró el Banco de Inglaterra". Aunque sufrió pérdidas reputacionales, no enfrentó sanciones legales por su rol en la crisis financiera.
El ex primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, acusó a Soros de desencadenar la crisis financiera asiática del 1997, al orquestar un colapso monetario en Malasia, Indonesia, Singapur y Filipinas. Soros respondió que Mahathir buscaba "ganarse al público local" y negó cualquier manipulación del mercado.
Soros usaría las protestas pro-Palestina en EEUU como instrumento de lucha política contra Trump
Financiamiento político
Se acusa a Soros de interferir en la política y financiar revoluciones de colores en todo el mundo, desde Europa del Este hasta África, América Latina y Asia.
El multimillonario ha sido vinculado con la interferencia en la política occidental. Según The Independent, Soros financió la campaña anti-Brexit "Best for Britain", citando documentos del movimiento.
Soros ha sido acusado repetidamente de interferir en las elecciones de EEUU, por su apoyo tradicional al Partido Demócrata. Desde mediados de los 2000, ha sido un gran donante de campañas políticas en EEUU, destacando una donación de 128,5 millones de dólares para apoyar al Partido Demócrata en el ciclo electoral del 2022.
Soros ha sido acusado de financiar a fiscales que persiguen a Trump. También se le acusa de financiar grupos como Black Lives Matter, que fomentaron disturbios civiles en EEUU.
¿Fraude contra el Gobierno de EEUU?
La Open Society Foundations de Soros está vinculada a cientos de millones de dólares en gastos de la USAID destinados a fomentar disturbios en todo el mundo.
El primer ministro de Hungría, Viktor Or
ban declara que USAID financiaba la preparación de golpe de Estado en Hungría
Anteriormente, Trump instó a que se procese penalmente al financiero y multimillonario húngaro-estadounidense George Soros y a su hijo por "apoyar acciones violentas" en EEUU.
"George Soros y su maravilloso hijo, de la izquierda radical, deberían ser acusados bajo la ley RICO [Racketeer, Influenced and Corrupt Organizations Act] por su apoyo a las protestas violentas, y mucho más, en todo EEUU", escribió Donald Trump en una publicación de Truth Social.
A principios de año, la India acusó a la organización y al fondo de Soros de interferir en los asuntos internos del país asiático. Anteriormente, Myanmar, Turquía y Hungría habían presentado acusaciones similares.
Cómo puede intervenir hoy la ONU para detener el genocidio en Palestina
Recomiendo:
Cómo puede intervenir hoy la ONU para detener el genocidio en Palestina
Por Marc Vandepitte | 29/08/2025 | Mundo, Palestina y Oriente Próximo
Fuentes: Rebelión
Traducido del neerlandés por el autor
El genocidio en Gaza continúa sin obstáculos desde hace ya dos años. Sin embargo, la ONU dispone de un mecanismo para eludir el veto estadounidense y proteger a la población palestina, si la comunidad internacional finalmente se atreve a intervenir.
Una realidad sin salida
Después de veintidós meses de violencia ininterrumpida el balance es abrumadoramente claro: Israel no detendrá por sí mismo el genocidio en Palestina. Estados Unidos, que desde hace décadas es el aliado más fiel de Israel, sigue firmemente detrás de Tel Aviv.
Países europeos como Alemania y Gran Bretaña, e incluso varios regímenes árabes de la región, dan también carta blanca a Israel. Su impunidad es total y el apoyo político de Occidente parece interminable.
Esto significa que el genocidio y el apartheid solo pueden terminar mediante la resistencia sostenida de la población palestina, la solidaridad internacional, y el creciente aislamiento y debilitamiento del régimen israelí.
Recuerda a la lucha contra el apartheid en Sudáfrica: una larga marcha que no se ganó con negociaciones amables, sino con una coalición mundial de presión, sanciones y resistencia.
¿Qué se puede hacer hoy mismo?
Quien analiza la situación comprende que la lucha contra el genocidio es de largo aliento. Sin embargo, hoy existen ya medios que se pueden aplicar de inmediato.
La ciudadanía de todo el mundo puede seguir ejerciendo presión mediante acciones de boicot, exigiendo que gobiernos e instituciones desinviertan en empresas que se benefician de la ocupación y la guerra, y saliendo a la calle con manifestaciones masivas y desobediencia civil.
También los procesos judiciales son un instrumento poderoso: los Estados tienen la obligación de iniciar persecuciones contra quienes sean culpables de genocidio y crímenes de guerra, incluso cuando estos ocurran lejos de su territorio.
Pero hay más. La comunidad internacional también puede exigir protección directa para la población palestina. El derecho internacional incluso establece que los Estados no se pueden quedar de brazos cruzados ante un genocidio, sino que están obligados a intervenir. Es vergonzoso que la mayoría de los Estados ignoren esta obligación.
«Uniting for Peace»: un mecanismo olvidado
Pocos lo saben, pero la ONU dispone desde 1950 de un instrumento particular destinado precisamente a este tipo de situaciones.
El Consejo de Seguridad de la ONU cuenta con 15 miembros, de los cuales 5 son permanentes (EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido) y cada uno tiene derecho de veto: un solo «no» de uno de ellos basta para bloquear una resolución. La Asamblea General, en cambio, incluye a los 193 Estados miembros y decide por mayoría simple o de dos tercios.
Durante la Guerra Fría se adoptó la llamada resolución ‘Uniting for Peace’ 377(V), la cual establece que, cuando el Consejo de Seguridad queda paralizado por el veto de un miembro permanente, la Asamblea General está facultada para actuar.
Esa resolución fue promovida por Estados occidentales para evitar o neutralizar el veto de la Unión Soviética. Por esa razón se consideró posible sustituir al Consejo de Seguridad en prácticamente cualquier situación que requiriera medidas para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales.
En teoría –y en la práctica– la Asamblea General puede decidir enviar una fuerza de protección a Palestina. Una misión de la ONU podría proteger a civiles de los ataques israelíes, abrir corredores seguros para la ayuda humanitaria, reunir pruebas de crímenes de guerra y ayudar en la reconstrucción.
Existe un precedente: en 1956 se envió la primera fuerza de paz de la ONU al Sinaí, a pesar de la oposición de Gran Bretaña, Francia e Israel.
El mecanismo está listo, pero apenas se utiliza. No obstante, puede marcar la diferencia, ya que elude por completo el veto de EE.UU., que bloquea toda medida útil en el Consejo de Seguridad.
Falsas soluciones
Mientras tanto, circulan varias propuestas que llevan la etiqueta de ‘intervención’, pero que en realidad no están destinadas a proteger a la población palestina.
Algunos proponen un grupo reducido de observadores internacionales que solo registren lo que ocurre. Eso puede ser útil para informes, pero nunca ha tenido un efecto disuasorio frente a la violencia israelí.
Otros, como Francia y Arabia Saudí, quieren enviar una llamada «fuerza de estabilización». Sin embargo, los detalles de esos planes revelan que se trataría sobre todo de controlar a la resistencia palestina y volver a la situación anterior a octubre de 2023: un statu quo en el que la población palestina queda encerrada y es exterminada lentamente.
Aún más grotescos son los planes de Donald Trump, que abogó abiertamente por una ocupación estadounidense de Gaza, o las propuestas del propio Israel de desplegar a aliados árabes como fuerza de ocupación. Tales escenarios refuerzan el apartheid y el genocidio, en vez de ponerles fin.
Un Consejo de Seguridad fallido
En teoría, el Consejo de Seguridad tiene la facultad de imponer intervenciones armadas en virtud del Capítulo VII de la Carta de la ONU. Pero todos saben que mientras Estados Unidos ejerza su veto es letra muerta.
Esto significa que solo hay dos soluciones posibles: o bien una resolución redactada totalmente a favor de Israel, o bien un veto que haga imposible cualquier protección efectiva. Por lo tanto, quien crea que la salvación debe venir del Consejo de Seguridad, se equivoca. El camino hacia la justicia y el fin del genocidio no pasa por el Consejo de Seguridad, sino eludiéndolo.
Lo que puede hacer la Asamblea General
La Asamblea General sí dispone de poder real. Con una mayoría de dos tercios puede llamar a los Estados a imponer sanciones y un embargo de armas contra Israel. Puede decidir excluir a Israel del acceso a la ONU, tal como ocurrió en su momento con Sudáfrica.
Puede apoyar la creación de un tribunal para juzgar a los dirigentes israelíes por crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, apartheid y genocidio. Puede reactivar antiguos mecanismos de la ONU contra el apartheid. Y, sobre todo: puede decidir enviar una fuerza armada de protección a Gaza y a Cisjordania, a invitación del Estado palestino.
Según recientes declaraciones de la Corte Internacional de Justicia, Israel no tiene ninguna soberanía en esos territorios. Por lo tanto, el país no tiene ningún derecho legal a impedir tal misión.
¿Cómo funciona eso en la práctica?
El procedimiento no es complicado. Primero, un veto bloquea una propuesta en el Consejo de Seguridad. Después, un Estado miembro puede solicitar la reanudación de una sesión extraordinaria de la Asamblea General. Allí se elabora una resolución, en consulta con Palestina, y posteriormente se aprueba con mayoría de dos tercios. A continuación, el Secretario General recibe el encargo de buscar países dispuestos a aportar tropas. Entonces se puede conformar y desplegar la misión.
No hay obstáculos jurídicos. La dificultad es puramente política: Estados Unidos hará todo lo posible por presionar, chantajear o comprar a los Estados para que no se alcance la mayoría requerida. Pero esa mayoría es alcanzable, como lo demuestran votaciones anteriores sobre Palestina.
Un momento crucial
El 18 de septiembre expira el plazo que la Asamblea General impuso el año pasado a Israel para acatar los fallos de la Corte Internacional de Justicia. Esa misma resolución prometió «nuevas medidas» en caso de incumplimiento. Nadie puede afirmar ya que se pueda perder más tiempo.
Mientras tanto, la tragedia se extiende aún más. En Gaza reina la hambruna. Los bombardeos y la ocupación continúan sin cesar. Con la nueva ofensiva contra la ciudad de Gaza, se expulsa masivamente a la población hacia un campo de concentración en el sur de la Franja, desde donde luego será deportada al extranjero.
En Cisjordania la violencia de los colonos y las redadas militares alcanzan proporciones cada vez mayores. Pronto comenzará la construcción de nuevos asentamientos que harán inviable e imposible un futuro Estado palestino. La situación es catastrófica y el reloj avanza implacablemente.
La historia juzgará con severidad. Quien no actúe ahora, se convierte en cómplice. La oportunidad de mantener la credibilidad en la defensa de los derechos humanos y el derecho internacional está al alcance de la mano. Esa oportunidad se llama «Uniting for Peace». El 9 de septiembre se reúne la Asamblea General. Es ahora o nunca.
Fuentes:
– How the UN could act today to stop the genocide in Palestine
– What’s UN Resolution 377A, can it help in efforts to stop Israel-Gaza war?
– A Humanitarian Action by the UN General Assembly in Gaza?
Texto original De Wereld Morgen
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor y traductor, y Rebelión como fuente de la traducción.
viernes, 29 de agosto de 2025
campaña antidroga de EEUU es "una excusa para hacerse con el control del petróleo venezolano"
América Latina
La campaña antidroga de EEUU es "una excusa para hacerse con el control del petróleo venezolano"
La campaña antidrogas de EEUU es solo un pretexto para controlar el petróleo de Venezuela y apartarla de China y Rusia, subraya a Sputnik el exanalista de la CIA Larry Johnson. Agrega que la posible acción militar contra Caracas responde al enojo de Washington por haber perdido el control sobre el país sudamericano.
"Se trata de un pretexto para reutilizar la campaña antidroga como excusa para hacerse con el control del petróleo venezolano. Y probablemente también para excluir cualquier influencia de China o Rusia en esa nación", señala el analista estadounidense.
En este contexto, recuerda que Venezuela desplegó 15.000 soldados en la frontera con Colombia para combatir el narcotráfico, en respuesta a la presencia militar estadounidense, incluidos buques de guerra, en la región.
"El hecho es que Venezuela no produce cocaína. Eso se hace en Colombia. Los principales carteles, como el cartel de Cali, por ejemplo, están en Colombia", apunta, al subrayar, que el argumento estadounidense carece de solidez.
Amenaza militar de EEUU en el Caribe: "La peligrosidad es máxima y las consecuencias impredecibles"
ayer
La posible acción militar contra Venezuela está motivada por la ira de EEUU por haber perdido el control de este país, sostiene Johnson.
"Creo que esto es un paso muy equivocado, pero refleja la ira de EEUU. Esto se remonta a casi 30 años, por haber perdido el control de Venezuela. Porque hubo un tiempo en que los líderes de Venezuela eran agentes pagados de la CIA", concluyó.
Asimismo, añade que parece haber una gran probabilidad de que el país norteamericano emprenda algún tipo de acción militar contra Venezuela. "EEUU se encontraría en posición de matar civiles bajo el pretexto de estar combatiendo a los narcotraficantes", destacó. Y expresó que, si lo hace, "será desastroso".
jueves, 28 de agosto de 2025
De cómo los medios occidentales contribuyeron a convertir el genocidio de Israel en «noticias falsas»
Recomiendo:
De cómo los medios occidentales contribuyeron a convertir el genocidio de Israel en «noticias falsas»
Por Jonathan Cook | 28/08/2025 | Mentiras y medios, Palestina y Oriente Próximo
Fuentes: Voces del Mundo
La intención de Israel de aniquilar Gaza habría quedado clara mucho antes si hubiéramos escuchado a los periodistas palestinos, en lugar de las evasivas y ambigüedades de medios como la BBC.
La justificación de Israel para la matanza masiva del pueblo de Gaza y su inanición —ahora confirmada oficialmente como una hambruna provocada por Israel— se basó desde el principio en una serie de mentiras fácilmente desacreditadas: bebés decapitados, bebés en hornos, violaciones masivas.
No debería sorprender a nadie que Israel siguiera difundiendo mentiras igualmente escandalosas mientras se dedicaba, como saben y deben hacer todos los regímenes genocidas, a desmantelar las infraestructuras más básicas para la supervivencia de la población de Gaza.
Cortó la ayuda humanitaria que proporcionaba la agencia de las Naciones Unidas UNRWA y destruyó los hospitales del enclave, al tiempo que asesinaba, encarcelaba y torturaba a su personal médico.
Israel afirmó que tenía documentos que probaban que la ONU era una tapadera de Hamás, documentos que nunca presentó. Mientras tanto, los 36 hospitales de Gaza han sido atacados, con el argumento implícito de que estaban construidos sobre «centros de mando y control» de Hamás, aunque esos centros no se han encontrado nunca.
En ampliación de este discurso, Israel detuvo y encarceló a los principales médicos del enclave, que habían estado trabajando sin descanso para tratar a la interminable oleada de hombres, mujeres y niños mutilados, como supuestos «agentes de Hamás» encubiertos.
Además, como debe hacer cualquier régimen genocida, especialmente uno que desea mantener la pretensión de ser una democracia con el «ejército más moral» del mundo, Israel trabajó incansablemente para ocultar sus atrocidades.
Impidió el acceso de los periodistas occidentales a Gaza y luego ha ido eliminando uno por uno a los periodistas palestinos del enclave, hasta asesinar a más de 200, 11 de ellos sólo en las últimas dos semanas, entre ellos colaboradores de Middle East Eye y Al Jazeera. Otros se han visto obligados a huir al extranjero en busca de seguridad.
La prensa occidental, que apenas se pronunció sobre su exclusión durante la mayor parte de los últimos 22 meses de genocidio, se encogió de hombros colectivamente mientras sus colegas en Gaza eran exterminados lentamente. Nada que ver con esto.
Así fue hasta este mes, en que Israel festejó un ataque aéreo que mató a seis periodistas palestinos, incluido el equipo completo de cinco personas que cubría la ciudad de Gaza para Al Jazeera.
El momento del ataque fue extremadamente providencial. Israel está movilizando a 60.000 soldados para dar el último empellón a lo que queda de la ciudad de Gaza, donde alrededor de un millón de palestinos —la mitad de ellos niños— están enjaulados muriéndose de hambre.
Esos civiles serán asesinados o recluidos en un campo de concentración que Israel denomina «ciudad humanitaria», cerca de la frontera con Egipto. Allí esperarán su expulsión definitiva, posiblemente a Sudán del Sur, un Estado fallido al que Israel proporcionó las armas que alimentaron la guerra civil y la violencia.
Campaña de difamación
Israel justificó el asesinato del equipo de Al Jazeera alegando que uno de ellos, Anas al-Sharif, reportero ganador del premio Pulitzer, era en secreto un «terrorista de Hamás».
La afirmación no era menos absurda que las excusas que Israel ha estado utilizando para justificar la expulsión de los trabajadores humanitarios y el asesinato y encarcelamiento de cientos de miembros del personal médico de Gaza.
Los médicos de Gaza, abrumados cada día durante casi dos años por un número de muertos y heridos más propio de grandes catástrofes naturales, y en condiciones en las que se les niegan los medicamentos y equipos básicos, supuestamente tenían tiempo suficiente para dedicarse a conspirar con los combatientes de Hamás. O al menos eso es lo que Israel quiere hacernos creer.
Según nos dicen, Sharif también encontró tiempo entre los descansos de su frenética agenda de reportajes de 22 meses, gran parte de ella ante las cámaras, para actuar como comandante de Hamás «dirigiendo ataques con cohetes contra civiles israelíes».
Presumiblemente, tenía poderes sobrehumanos que le permitían sobrevivir sin dormir durante dos años y, como una partícula cuántica, estar en dos lugares diferentes al mismo tiempo.
Ahora sabemos exactamente dónde se originó esta ridícula historia: en algo que Israel llama su «Célula de Legitimación». El nombre de la unidad de inteligencia, que seguramente nunca se suponía que saliera a la luz, lo delata. Su trabajo ha consistido en legitimar las atrocidades de Israel con historias que difaman a sus víctimas y, de ese modo, hacen que el genocidio resulte más aceptable para el público israelí y el occidental.
El sitio web de noticias israelí +972 revelaba este mes la existencia de la célula pocos días después del asesinato de Sharif, informando de que se creó después del 7 de octubre de 2023, el día en que Hamás y otros grupos se fugaron de su campo de prisioneros de Gaza, sembrando la matanza, tras 17 años de brutal asedio.
El objetivo principal de la Célula de Legitimación ha sido ayudar a Israel a difundir en los medios de comunicación occidentales historias que retratan a los hospitales de Gaza como focos de terrorismo y a sus periodistas como «agentes encubiertos de Hamás».
Pruebas falsificadas
Basándose en tres fuentes de inteligencia israelíes, +972 informó de que el motivo de Israel para crear la Célula de Legitimación no estaba relacionado con la seguridad, sino que respondía exclusivamente a necesidades propagandísticas, lo que en Israel se conoce como «hasbará».
Según se informa, la célula estaba desesperada por encontrar un vínculo —cualquier vínculo— entre un puñado de periodistas en Gaza y Hamás, con el fin de sembrar la duda en la mente del público occidental, justificar el asesinato de los periodistas del enclave e impedir que denunciaran las atrocidades israelíes.
Al hacerse eco precisamente de las advertencias que desde hace tiempo vienen haciendo los críticos de Israel, estos funcionarios de inteligencia dijeron a +972 que el trabajo de la célula se consideraba «vital para permitir que Israel prolongara la guerra». El objetivo era impedir que la oposición popular en Occidente al genocidio creciera hasta el punto de obligar a las capitales occidentales —patrocinadoras de Israel— a poner fin a la maquinaria asesina israelí.
Otra fuente añadió: «La idea era permitir al ejército israelí operar sin presión, para que países como Estados Unidos no dejaran de suministrar armas».
Según estas fuentes, los funcionarios israelíes estaban tan interesados en transmitir su mensaje de prolongación del genocidio al público occidental que «tomaron atajos», una forma educada, al parecer, de indicar que simplemente fabricaron pruebas.
Tras el asesinato del reportero de Al Jazeera Ismail al-Ghoul y su cámara en julio de 2024, Israel citó un documento de 2021 supuestamente encontrado en un «ordenador de Hamás» para argumentar que era un «miembro del ala militar» y que había participado en el ataque del 7 de octubre de 2023 contra Israel.
No obstante, el supuesto documento afirma que Ghoul recibió su rango militar en 2007, cuando tenía 10 años.
En el caso de Sharif, fue acusado de antemano. En octubre de 2024, Israel afirmó que él y otros cinco periodistas de Al Jazeera pertenecían en secreto a las ramas militares de Hamás o la Yihad Islámica. En marzo, uno de ellos, Hossam Shabat, fue asesinado.
La estafa de las «noticias falsas»
No solo se difamaba a los periodistas de Al Jazeera sobre el terreno en Gaza. Adicto a sus extravagantes mentiras, Israel afirmó que la propia cadena con sede en Doha recibía directrices editoriales de Hamás.
Tras meses de genocidio israelí, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había elaborado un discurso sin pruebas en el que Al Jazeera era un «canal terrorista» que «participó activamente en la masacre del 7 de octubre».
Eso proporcionó la excusa para que Israel ilegalizara Al Jazeera el año pasado, clausurando sus actuaciones en la Jerusalén Oriental ocupada ilegalmente y, desde septiembre, en Cisjordania.
Hubo un paralelismo directo con la estrategia de Israel contra la UNRWA, que utilizó las mentiras más descaradas para expulsarla de Gaza y dejar a la población a merced de los soldados israelíes y de un grupo mercenario respaldado por Israel y Estados Unidos, la mal llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés).
El plan de la GHF ha consistido en aterrorizar a la población con disparos letales para alejarla de los llamados «centros de ayuda». Esto ha permitido que la campaña de hambre de Israel —por la que Netanyahu es buscado por la Corte Penal Internacional— continúe, paradójicamente, bajo la cobertura de una supuesta iniciativa humanitaria.
Desde julio, el Comité para la Protección de los Periodistas había estado advirtiendo que la vida de Sharif corría un peligro inminente y que estaba siendo «objeto de una campaña de desprestigio militar israelí, que creían que era precursora de su asesinato».
Las verdaderas preocupaciones de Israel quedaron de manifiesto el mes pasado cuando el portavoz del ejército, Avichay Adraee, acusó a Sharif de empañar la imagen de Israel con sus reportajes desde la ciudad de Gaza, al promover «la falsa campaña de hambruna de Hamás».
Adraee sostenía que Sharif formaba parte de la «maquinaria militar de Hamás» por informar de la misma hambruna creciente sobre la que la ONU, la Organización Mundial de la Salud y las principales organizaciones de derechos humanos llevan meses advirtiendo, y que la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés) anunció la semana pasada que se encontraba ahora en el nivel más alto de hambruna.
Del mismo modo que Israel ha provocado la hambruna en Gaza difamando y excluyendo a las agencias de ayuda de la ONU, está impidiendo la cobertura adecuada de la hambruna difamando y asesinando a periodistas palestinos. El lunes, Israel bombardeó el hospital Nasser en Jan Yunis, matando a 21 personas, entre ellas cinco periodistas que trabajaban con Middle East Eye y las agencias de noticias Reuters y AP, entre otros medios.
Las exageradas historias sobre los vínculos con Hamás tienen un propósito similar en ambos casos. Si se consigue que la opinión pública occidental sospeche que los periodistas palestinos informan bajo las órdenes de Hamás, entonces la cobertura de las atrocidades israelíes puede descartarse como «noticias falsas» y el genocidio prolongarse aún más, aunque las imágenes de niños demacrados plagan nuestras pantallas.
Cuestión de «proporción»
Al ejecutar a Sharif, Israel afirmó que tenía pruebas de que era un «terrorista activo de Hamás» y «jefe de una célula de su brigada de cohetes». Pero incluso los documentos que publicó —ninguno de los cuales se ha puesto a disposición para su verificación independiente— mostraban que fue reclutado en 2013 y que abandonó el grupo en 2017.
Aunque estas afirmaciones se aceptaran como ciertas —lo que, dado el largo y constante historial de mentiras de Israel, sería una temeridad extrema—, lo que sugieren es que Sharif no había estado involucrado con Hamás durante los ocho años anteriores a convertirse en blanco de Israel.
En otras palabras, incluso según las fantasiosas «pruebas» proporcionadas por la Célula de Legitimación de Israel, Sharif gozaba de estatus civil cuando Israel lo asesinó a él y a otros cinco periodistas que se encontraban a su lado. Por lo tanto, el ataque a la tienda de los periodistas fue un flagrante crimen de guerra.
Pero si bien la mendacidad israelí es totalmente previsible —al fin y al cabo, es el objetivo de toda su industria oficial de hasbará—, lo que sorprende más es la continua connivencia de los medios de comunicación occidentales en la promoción de la letanía de mentiras de Israel.
El periódico más popular de Alemania, Bild, publicó una portada que bien podría haber sido escrita por el ejército israelí: «Terrorista disfrazado de periodista muerto en Gaza». Sin afirmaciones, sin comillas. Sólo una declaración de hechos.
Los medios de comunicación británicos no fueron mucho mejores, ya que la mayoría de ellos destacaron en sus titulares y reportajes las calumnias sin pruebas de Israel sobre la «legitimación» de Sharif.
Sorprendentemente, la cobertura de la BBC en su programa estrella News at Ten se tragó por completo la versión israelí de que Sharif era un objetivo legítimo, además de difundir acríticamente la presunción de que Israel lo tenía como objetivo a él y sólo a él.
Y llegó hasta plantear esta pregunta obscena y muy sesgada: «Veamos la cuestión de la proporcionalidad. ¿Está justificado matar a cinco periodistas cuando sólo se tenía como objetivo a uno?».
El planteamiento «proporcional» da por sentado que Israel tenía derecho a responder con fuerza letal a una causa incitante —los presuntos vínculos terroristas de Sharif— y sólo se pregunta si esa causa tan sugestiva justificaba la magnitud de la respuesta letal de Israel.
Israel no podía haber esperado más. En consonancia con la labor de la Célula de Legitimación, había desviado a BBC News de informar sobre un crimen de guerra israelí contra periodistas y lo había redirigido hacia un debate sobre si su acto había sido mesurado o sensato.
Cambio de tornas
Piers Morgan, cuyo popular programa online Uncensored ha sido una de las principales plataformas de debate en las que se enfrentan los partidarios y detractores de Israel, ilustra la facilidad con la que se permite a Israel moldear el discurso.
Morgan ilustra perfectamente la forma en que los periodistas occidentales aceptan de buen grado los prejuicios racistas sobre los periodistas no occidentales, incluso cuando parecen cuestionar esos prejuicios.
Poco después del asesinato de Sharif, Morgan invitó a Jamal Elshayyal, director del programa 360 de Al Jazeera. Este tuvo que enfrentarse a Jotam Confino, un periodista que trabajó en su día para el canal de televisión israelí i24 News, fundamental en la difusión del engaño de los «bebés decapitados» de Israel, y que ahora escribe para publicaciones de derecha y fervientemente proisraelíes, como The Telegraph y The New York Sun.
El papel de Confino en el debate era reforzar los argumentos israelíes sobre las sospechas de que Sharif era un terrorista de Hamás. Elshayyal respondió enumerando el historial de décadas de Israel asesinando a periodistas que le avergonzaban, especialmente palestinos. Señaló la infame ejecución por parte de Israel de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh en 2022 y la posterior revelación de sus sistemáticas mentiras destinadas a ocultar su papel en su asesinato.
También destacó los peligros más amplios para la seguridad de los periodistas que colaboran en campañas de difamación como la dirigida contra Sharif, basadas en la idea de que el asesinato está justificado para los periodistas que tienen opiniones políticas que no gustan a sus verdugos.
Como era de esperar, Morgan pasó por alto este argumento.
Ante la ausencia de pruebas de que Sharif fuera comandante de una célula de Hamás, Confino cambió su ataque a afirmaciones más generales de que el periodista de Al Jazeera podría haber simpatizado con Hamás.
Pero no se detuvo ahí. Dirigió su mirada hacia Elshayyal, argumentando que no estaba en posición de defender a Sharif, ya que había expresado opiniones antiisraelíes en las redes sociales.
Es de destacar que Morgan se unió entonces a Confino para interrogar a Elshayyal sobre sus opiniones políticas, exigiéndole que condenara a Hamás por su ataque del 7 de octubre de 2023. Cabe destacar que no se exigió a Confino que condenara a Israel por su genocidio, algo mucho más grave.
En este intercambio profundamente inquietante —y racista— estaba implícita la suposición de que los periodistas árabes deben demostrar su buena fe ideológica a los periodistas occidentales antes de que sus opiniones y sus vidas cuenten.
Elshayyal estaba allí para defender no sólo a Sharif, sino también el derecho de los periodistas a informar libremente sin amenaza de asesinato, independientemente de su ideología política. En cambio, se vio obligado a defender su derecho a participar en el debate, basándose en sus propias posiciones políticas.
Un programa, presentado por un destacado periodista británico, que debería haber denunciado claramente el crimen de guerra israelí de asesinar sistemáticamente a periodistas en Gaza, se desvió rápidamente hacia una caza de brujas contra los periodistas críticos con Israel.
Vidas desechables
El contexto que ha faltado en la cobertura occidental es el siguiente: Israel ha matado a más de 240 periodistas palestinos en Gaza en los últimos dos años, más que todos los periodistas muertos en las dos guerras mundiales, la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, las guerras en la antigua Yugoslavia y la guerra de Afganistán juntas.
Se trata de un patrón evidente, pero al que los periodistas occidentales parecen estar completamente ciegos, incluso cuando Israel sigue impidiéndoles informar en Gaza, casi dos años después del inicio de su genocidio.
Irene Khan, relatora especial de la ONU sobre la libertad de opinión y de expresión, observó recientemente que Israel está «llevando a cabo un programa de asesinatos muy cuidadosamente planificado y selectivo para eliminar cualquier tipo de información independiente sobre Gaza».
La indulgencia de los medios de comunicación occidentales con las descaradas mentiras de Israel no es sólo un abandono de los fundamentos de la ética periodística. También convierte en blanco de ataques a todos los periodistas que siguen informando desde Gaza.
Esto envía un mensaje a Israel de que sus vidas se consideran prescindibles; que incluso la más mínima excusa para asesinarlos será tomada en serio.
Lo que es aún más perverso es que los propios periodistas occidentales están normalizando un precedente que supone una grave amenaza, tanto para sus propias vidas frente a los Estados canallas como para el futuro del periodismo de guerra.
Patrón de mentiras
Los discursos de «legitimación» de Israel sólo funcionan gracias a la receptividad de los periodistas occidentales a estas campañas de desinformación y a la predisposición del público occidental a aceptarlas de forma similar.
Funcionan porque, por parte de las clases políticas y mediáticas occidentales, se ha cultivado en nosotros un racismo profundamente arraigado, generación tras generación. Israel creó su Célula de Legitimación sólo porque sabe lo fácil que es explotar los miedos occidentales. Presenta su caso a través de portavoces occidentales —que hablan con fluidez en las lenguas nativas de las audiencias— que aprovechan las ansiedades coloniales arraigadas desde hace mucho tiempo sobre los «bárbaros a las puertas» y las amenazas a la «civilización occidental».
No obstante, a medida que la matanza perpetrada por Israel se ha prolongado, mes tras mes, el público occidental ha encontrado cada vez más difícil creer en estos discursos.
Cuanto más tiempo ha continuado el bombardeo intensivo de Gaza y el hambre masiva de su población, más difícil ha sido ocultar el patrón de mentiras de Israel, y una imagen cada vez más clara que sugiere que no se trata de una guerra de «autodefensa», sino de ambiciones genocidas.
Las impactantes imágenes de niños demacrados, tras meses en los que Israel ha confesado abiertamente que está matando de hambre a la población de Gaza, hablan por sí solas, de una forma tan evidente que no debería haber sido necesaria la confirmación
Milei es atacado a pedradas durante su visita a conurbado de Buenos Aires
Milei es atacado a pedradas durante su visita a conurbado de Buenos Aires
Javier Milei fue recibido a pedradas - Sputnik Mundo, 27.08.2025
Un mitin del presidente argentino, Javier Milei, terminó de forma abrupta luego de que a su paso por Lomas de Zamora, en el conurbado sur de Buenos Aires, fuera atacado a pedradas por parte de los residentes.
De acuerdo con el diario argentino La Nación, se trata de la segunda vez en tan solo una semana que la caravana proselitista del actual mandatario es atacada.
Reportes señalan que Milei, su hermana y titular de la Secretaría General de la Presidencia, Karina, así como el diputado José Luis Espert fueron custodiados y retirados del lugar por elementos de seguridad oficiales.
martes, 26 de agosto de 2025
CIA, el Mossad y Epstein: desentrañando los vínculos de espionaje de la familia Maxwell
Recomiendo:
La CIA, el Mossad y Epstein: desentrañando los vínculos de espionaje de la familia Maxwell
Por Alan MacLeod | 25/08/2025 | Mentiras y medios
Fuentes: The Unz Review. An alternative Media Selection.
Traducido del inglés por Marwan Pérez para Rebelión
Ante la creciente especulación sobre la posibilidad de que Trump indulte a Ghislaine Maxwell, convicta por explotación sexual de menores, MintPress presenta a la familia, desde su padre, -magnate de los medios de comunicación y espía de alto nivel para Israel-, sus hermanas -Isabel y Cristina que trabajan para impulsar los intereses de Tel Aviv en Silicon Valley-, sus hermanos -(Kevin e Ian) fundadores de un dudoso pero influyente Think Tank de estudios antiislámicos-, hasta sus sobrinos -con puestos influyentes en el Departamento de Estado y la Casa Blanca-. El clan Maxwell mantiene amplios vínculos con el poder estatal estadounidense e israelí. Esta es su historia.
Liberando a Ghislaine, enterrando los archivos de Epstein
Crece la especulación sobre la posible liberación inminente de Ghislaine Maxwell. A pesar decir en todos los medios que iba a publicar los Archivos de Epstein, cada vez hay más indicios de que la administración Trump está considerando indultar a la traficante sexual convicta más notoria del mundo.
El mes pasado, Trump (quien ya contempló la idea durante su primer mandato) se negó repetidamente a descartar un indulto, declarando a la prensa: «Puedo hacerlo«. Apenas unos días después, Ghislaine Maxwell fue trasladada a otro estado, a un centro penitenciario de mínima seguridad en Bryan, Texas, una práctica sumamente inusual. Generalmente, ni las mujeres condenadas por delitos sexuales, ni aquellas con más de 10 años restantes de condena tienen permitido ser trasladadas a tales centros. La medida desató especulación e indignación a partes iguales.
La decisión de reubicar a Ghislaine Maxwell se produjo después de que alguien —posiblemente una fuente dentro de su propio equipo— comenzara a filtrar pruebas incriminatorias y vergonzosas que vinculaban a Trump con Epstein. Esto incluyó una tarjeta de cumpleaños que Trump le envió a Epstein, con una mujer desnuda dibujada a mano y el texto: «Feliz cumpleaños, y que cada día sea otro maravilloso secreto».
Durante años, Ghislaine Maxwell ayudó a su socio Jeffrey Epstein a traficar con niñas y mujeres jóvenes con fines sexuales, creando así una gigantesca red de delitos sexuales. Entre los socios de Epstein se encontraban multimillonarios, científicos, famosos y políticos, incluyendo al presidente Trump, a quien consideraba su «mejor amigo«.
En 2021, dos años después de la misteriosa muerte de Epstein en una prisión de Manhattan, y Ghislaine Maxwell fue declarada culpable de delitos de tráfico y abuso sexual de menores, y posteriormente condenada a 20 años de prisión.
La noticia de que Trump podría liberar a una criminal tan infame conmocionó a sus bases y provocó acusaciones de corrupción flagrante en los medios. «¿Hay alguna razón para indultar a Ghislaine Maxwell aparte de comprar su silencio?», titulaba un artículo en The Hill. Mientras tanto, Tim Hogan, asesor principal del Comité Nacional Demócrata, denunció la existencia de un «encubrimiento gubernamental en tiempo real«. «El FBI de Donald Trump, dirigido por su leal Kash Patel, omitió el nombre de Trump de los archivos de Epstein, que aún no se han publicado», declaró.
Robert Maxwell: magnate de los medios y agente israelí
Si bien muchos de los crímenes de Ghislaine Maxwell han salido a la luz, son menos conocidos los innumerables vínculos de su familia con la seguridad nacional de Estados Unidos e Israel. Entre ellos, los más importantes son los de su padre, Robert Maxwell, un magnate de los medios de comunicación caído en desgracia y uno de los primeros emprendedores tecnológicos.
Robert Maxwell, un refugiado judío que huyó de la ocupación hitleriana de su Checoslovaquia natal, luchó por Gran Bretaña contra Alemania. Tras la Segunda Guerra Mundial, utilizó sus conexiones checas para facilitar el suministro de armas al naciente Estado de Israel, armas que les ayudaron a ganar la guerra de 1948 y a llevar a cabo la Nakba, la limpieza étnica de casi 800.000 palestinos.
Los biógrafos de Robert Maxwell, Gordon Thomas y Martin Dillon, escriben que fue reclutado por primera vez por la inteligencia israelí en la década de 1960 y comenzó a comprar corporaciones tecnológicas israelíes. Israel utilizó estas empresas y su software para llevar a cabo espionaje y otras operaciones clandestinas en todo el mundo.
Robert Maxwell amasó un vasto imperio empresarial de 350 empresas que empleaban a 16.000 personas. Era propietario de diversos periódicos, como The New York Daily News, el Daily Mirror británico y el israelí Maariv, además de algunas de las editoriales de libros y publicaciones científicas más influyentes del mundo.
Con el poder empresarial llegó el poder político. Fue elegido para el Parlamento británico en 1964 y contaba entre sus amigos más cercanos al secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, y al primer ministro soviético, Mijaíl Gorbachov.
Utilizó esta influencia para promover los intereses israelíes, vendiendo software israelí de inteligencia a Rusia, Estados Unidos, Reino Unido y muchos otros países. Este software incluía una puerta trasera israelí secreta que permitía a la agencia de inteligencia israelí, el Mossad, acceder a información clasificada recopilada por gobiernos y agencias de inteligencia de todo el mundo.
Al mismo tiempo que ampliaba sus capacidades de espionaje, Israel desarrollaba un programa secreto de armas nucleares. Este proyecto fue desenmascarado por el activista pacifista israelí Mordechai Vanunu, quien, en 1986, filtró pruebas a la prensa británica. Robert Maxwell, uno de los magnates de la prensa más poderosos de Gran Bretaña, espió a Vanunu, y envió fotografías y otra información confidencial a la Embajada de Israel. Esta información de inteligencia permitió al Mossad llevar a cabo el secuestro internacional de Vanunu y a su posterior encarcelamiento.
Su muerte también estuvo rodeada de controversia, similar a la de Epstein. En 1991, el cuerpo sin vida de Robert Maxwell fue encontrado en el océano, en lo que las autoridades calificaron como un extraño accidente en el que el magnate se cayó de su lujoso yate. Hasta el día de hoy, sus hijos no se ponen de acuerdo sobre si creen que fue asesinado.
Los rumores de que Robert Maxwell había actuado, durante décadas, como un «superespía» israelí quedaron prácticamente confirmados con el suntuoso funeral de Estado que recibió en Jerusalén. Su cuerpo fue enterrado en el Monte de los Olivos, uno de los lugares más sagrados del judaísmo, el lugar desde el que se dice que Jesús ascendió al cielo.
Prácticamente toda la élite israelí, tanto del gobierno como de la oposición, asistió al evento, incluyendo a nada menos que seis líderes vivos de los servicios de inteligencia israelíes. El propio presidente Chaim Herzog pronunció el panegírico. También intervino en el evento el primer ministro Yitzhak Shamir, quien declaró: «Robert Maxwell ha hecho más por Israel de lo que hoy se puede decir».
En el Reino Unido, sin embargo, se le recuerda con menos cariño. Hombre de reputación temible, Maxwell dirigió su negocio de medios de comunicación con mano de hierro, al igual que Rupert Murdoch (otro individuo con estrechos vínculos con Israel). Tras su muerte, se supo que había robado más de 500 millones de dólares del fondo de pensiones de sus empleados para rescatar a otras empresas en crisis de su imperio, dejando en ruinas los planes de jubilación de muchos de sus trabajadores. Como comentó el periódico The Scotsman diez años después, en 2001:
Si [Robert Maxwell] fue despreciado en vida, fue odiado en su muerte cuando se supo que había robado 440 millones de libras del fondo de pensiones de Mirror Group Newspapers. Fue, oficialmente, el mayor ladrón de la historia criminal británica.
Isabel Maxwell: La mujer de Israel en Silicon Valley
Incluso antes de su publicación, Isabel Maxwell —hija de Robert y hermana mayor de Ghislaine— logró obtener una copia de la biografía de Thomas y Dillon sobre su padre. Inmediatamente voló a Israel, según informó The Times de Londres , donde se encontró con un «amigo de la familia» y subdirector del Mossad, David Kimche. Estas acciones no sirvieron para contrarrestar la afirmación central del libro: que su padre era, en efecto, un «superespía» israelí de alto nivel.
Isabel Maxwell ha disfrutado de una larga y exitosa trayectoria en la industria tecnológica. En 1992, junto con su hermana gemela, Christine, fundó una empresa que desarrolló uno de los primeros motores de búsqueda de internet.
Sin embargo, tras el escándalo de las pensiones de su padre, ella y sus hermanos se centraron en reconstruir cada faceta del derrumbado imperio empresarial de su padre. Las hermanas vendieron el motor de búsqueda, obteniendo enormes beneficios.
Como señaló el medio israelí Haaretz, en 2001 Isabel Maxwell decidió dedicar su vida a promover los intereses del Estado de Israel, prometiendo «trabajar solo en asuntos relacionados con Israel», ya que «cree en Israel». Descrita por la experiodista de MintPress y reportera de investigación Whitney Webb como «la puerta trasera de Israel a Silicon Valley«, se ha convertido en una embajadora clave del país en el mundo tecnológico.
“Isabel Maxwell se ha forjado un nicho único para sus intereses como enlace entre empresas israelíes que están en sus primeras etapas de desarrollo, e inversores privados en Estados Unidos. Al mismo tiempo, ayuda a empresas estadounidenses interesadas en abrir centros de desarrollo en Israel”, el periódico económico local Globes escribió . “Tiene una vida intensa, incluyendo innumerables vuelos entre Tel Aviv y San Francisco”.
Israel es conocido por ser la fuente principal y más controvertida del mundo del software espía y las herramientas de piratería informática; herrramientas que son utilizadas por gobiernos represivos de todo el mundo para vigilar, acosar e incluso asesinar a opositores políticos. Esto incluye el infame software Pegasus, utilizado, por ejemplo, el gobierno de Arabia Saudita para rastrear al periodista del Washington Post, Jamal Khashoggi, antes de asesinarlo en Turquía.
Isabel Maxwell construyó sobre las conexiones políticas de su padre. «Mi padre fue una gran influencia en mi vida. Fue un hombre muy competente y logró muchas de sus metas. Aprendí mucho de él y he adaptado muchas de sus costumbres», dijo. Lo que incluye desarrollar vínculos estrechos con numerosos líderes israelíes, entre ellos Ehud Olmert y Ehud Barak, uno de los colaboradores más cercanos de Jeffrey Epstein.
Durante la década de 2000, participó regularmente en la Conferencia de Herzliya, una reunión anual a puertas cerradas de los más importantes funcionarios políticos, de seguridad e inteligencia de Occidente, además de ser una “pionera tecnológica” en el Foro Económico Mundial.
También fue incluida en la junta directiva del Centro Shimon Peres para la Paz y la Innovación, financiado por el gobierno israelí , y de los Amigos Americanos del Centro Yitzhak Rabin para Estudios de Israel, dos organizaciones estrechamente asociadas con esos ex primeros ministros israelíes.
En 2001, se convirtió en la directora ejecutiva de iCognito, cargo que aceptó , según sus propias palabras, «porque [la empresa] está en Israel y por su tecnología». Esta tecnología en cuestión tenía como objetivo proteger a los niños en línea, algo sumamente irónico, dado que su hermana traficaba y abusaba sexualmente de menores durante ese período.
Isabel Maxwell era una persona mucho más seria y competente que Ghislaine. Como señaló Haaretz :
Mientras su hermana menor, Ghislaine, protagoniza las columnas de chismes tras desayunar con Bill Clinton o por sus vínculos con otro amigo íntimo, el príncipe Andrés de Gran Bretaña, Isabel Maxwell quiere mostrar fotos tomadas con el gran muftí de Egipto, o con beduinos en una tienda de campaña, o de visitas a un campo de refugiados de Gaza.
En 1997, Isabel Maxwell fue nombrada presidenta de la empresa israelí de seguridad tecnológica Commtouch. Gracias a sus contactos, Commtouch logró captar inversiones de muchas de las figuras más destacadas de Silicon Valley, entre ellas Bill Gates, estrecho colaborador de la familia Maxwell y del propio Jeffrey Epstein.
Christine Maxwell: ¿Financiada por Israel?
La hermana gemela de Isabel, Christine Maxwell, no se queda atrás. Veterana de las industrias editorial y tecnológica, cofundó con su hermana la firma de análisis de datos Chiliad. Como directora ejecutiva, ayudó a supervisar la producción de una enorme base de datos antiterrorista que la compañía vendió al FBI durante el auge de la Guerra contra el Terror. El software ayudó a la administración Bush a tomar medidas enérgicas contra los musulmanes estadounidenses y a socavar las libertades civiles en Estados Unidos tras el 11-S y la Ley Patriota. Hoy, es la líder y cofundadora de otra corporación de big data, Techtonic Insight .
Al igual que su hermana y su padre, Christine Maxwell mantiene una estrecha relación con el Estado de Israel. Actualmente es investigadora del Instituto para el Estudio del Antisemitismo y la Política Global (ISGAP), donde, según su biografía ,
Trabaja para promover la investigación académica innovadora que aprovecha las tecnologías facilitadoras para potenciar la comprensión proactiva y combatir los grandes peligros del antisemitismo contemporáneo, y mejorar la relevancia continua del Holocausto para el siglo XXI y más allá.
La junta directiva de ISGAP está compuesta por un selecto grupo de funcionarios de seguridad nacional israelíes. Entre ellos se encuentran Natan Sharansky, exministro del Interior y viceprimer ministro de Israel, y la general de brigada del ejercito israelí Sima Vaknin-Gil, exjefa de la censura militar israelí y directora general del Ministerio de Asuntos Estratégicos y Diplomacia. También forma parte de la junta directiva Alan Dershowitz, el abogado de Jeffrey Epstein.
Este think tank fue clave en la decisión del gobierno estadounidense de reprimir las protestas de Gaza de 2024 en campus universitarios de todo el país. El grupo elaboró informes que vinculaban a líderes estudiantiles con organizaciones terroristas extranjeras y promovió afirmaciones dudosas sobre una ola de antisemitismo que invadía las universidades estadounidenses. Christine Maxwell se reunió frecuentemente con líderes demócratas y republicanos, a quienes instó a «investigar» (es decir, reprimir) a los líderes de las manifestaciones.
ISGAP ha advertido continuamente sobre la influencia extranjera en los campus estadounidenses, elaborando informes y celebrando seminarios que detallan el supuesto control de Qatar sobre el sistema de educación superior de Estados Unidos y vinculándolo con el creciente sentimiento antiisraelí entre la juventud estadounidense.
Sin embargo, si ISGAP deseara investigar otras operaciones de influencia de gobiernos extranjeros, no tendría que buscar mucho, ya que sus propios fondos provienen, en su inmensa mayoría, de una sola fuente: el Estado israelí. En 2018, una investigación reveló que el Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel (entonces dirigido por la propia general de brigada Vaknin-Gil) canalizó 445.000 dólares a ISGAP, una suma que representaba casi el 80 % de sus ingresos totales de ese año. ISGAP no divulgó dicha información ni al público ni al gobierno federal.
En el punto álgido de la preocupación por la injerencia extranjera en la política estadounidense, la noticia apenas se publicó. Desde entonces, el gobierno israelí ha seguido financiando al grupo ISGAP con millones de dólares. En 2019, por ejemplo, les aprobó una subvención de más de 1,3 millones de dólares. Por lo tanto, como miembro de la organización, Christine Maxwell es la beneficiaria directa de los fondos del gobierno israelí.
Maxwells de tercera generación: trabajando en el gobierno de Estados Unidos
Si bien las hijas de Robert Maxwell estuvieron cerca del poder estatal, algunos miembros de la tercera generación de la familia han ocupado cargos dentro del propio gobierno estadounidense. Poco después de graduarse de la universidad, Alex Djerassi (el único hijo de Isabel Maxwell) fue contratado por Hillary Clinton en su campaña presidencial de 2007-2008. Djerassi redactó memorandos, informes y documentos de política para el equipo de Clinton y la ayudó a prepararse para más de 20 debates.
Las familias Clinton y Maxwell están estrechamente entrelazadas. Ghislaine Maxwell se fue de vacaciones con la hija de Hillary, Chelsea, y tuvo una presencia destacada en su boda. Tanto ella como Jeffrey Epstein fueron invitados varias veces a la Casa Blanca de Clinton. Mucho después del encarcelamiento de Epstein, el presidente Bill Clinton invitó a Ghislaine Maxwell a una cena íntima con él en un exclusivo restaurante de Los Ángeles.
Aunque Hillary Clinton fracasó en su intento por llegar a la Casa Blanca, el presidente Obama la nombró como su Secretaria de Estado, y una de sus primeras medidas fue incorporar a Djerassi (hijo de Isabel Maxwell) a su equipo. Rápidamente ascendió de rango, convirtiéndose en Jefe de Gabinete de la Oficina del Subsecretario de Estado, Oficina de Asuntos del Cercano Oriente. En este puesto, se especializó en el desarrollo de la política estadounidense hacia Israel e Irán, aunque también trabajó en la ocupación estadounidense de Irak y acompañó a Clinton en sus visitas a Israel y el mundo árabe.
Durante su estancia en el Departamento de Estado, se desempeñó como representante del gobierno estadounidense ante las Conferencias de los Amigos de Libia y los Amigos del Pueblo Sirio. Estas eran dos organizaciones de grupos radicales y belicistas que buscaban el derrocamiento de ambos gobiernos y su reemplazo por regímenes afines a Estados Unidos. Washington logró lo que quería. En 2011, el líder libio, el coronel Gadafi, fue derrocado, asesinado y reemplazado por caudillos islamistas. Y en diciembre pasado, el veterano presidente sirio, Bashar al-Assad, huyó a Rusia y fue reemplazado por el fundador de Al Qaeda en Siria, Abu Mohammad al-Jolani.
Posteriormente, Djerassi fue nombrado personal asociado al think tank Carnegie Endowment for Peace, financiado por el gobierno estadounidense. Durante su estancia allí, se especializó de nuevo en política para Oriente Medio. Su biografía indica que «trabajó en temas relacionados con la democratización y la sociedad civil en el mundo árabe, las revueltas árabes y la paz entre israelíes y palestinos». Actualmente, trabaja en Silicon Valley.
Aunque la fortuna de Djerassi estaba ligada a la facción Clinton del Partido Demócrata, su primo Xavier Malina (el hijo mayor de Christine Maxwell) respaldó al caballo correcto, trabajando en la campaña presidencial de Obama-Biden de 2008.
Su buen trabajo fue recompensado con un puesto en la propia Casa Blanca, donde se convirtió en asistente de personal en la Oficina Ejecutiva del Presidente. Al igual que su primo, una vez finalizado su mandato, Xavier Malina también consiguió un puesto en la Fundación Carnegie para la Paz antes de emprender una carrera en el mundo tecnológico, trabajando durante muchos años en Google en el Área de la Bahía. Actualmente trabaja para Disney.
Si bien las acciones de padres y abuelos no deberían determinar las carreras de generaciones posteriores, el hecho de que dos individuos que provienen de una familia multigeneracional de espías y agentes impenitentes de una potencia extranjera hayan conseguido puestos en el centro del Estado de Estados Unidos es al menos digno de mencionar.
Los hermanos Maxwell: de la bancarrota al contraterrorismo
Gran parte del clan Maxwell es muy influyente en la política estadounidense e israelí. Sin
lunes, 25 de agosto de 2025
El pantano de Ucrania, ¿por qué Occidente cree su propia propaganda?
Recomiendo:
El pantano de Ucrania, ¿por qué Occidente cree su propia propaganda?
Por Alejandro Marcó del Pont | 25/08/2025 | Economía
Fuentes: El tábano economista
Lo principal es esencial a los ojos, Trump felicitó a Zelensky por su traje (El Tábano Economista)
El infierno estratégico, se podría argumentar, no es necesariamente un lugar de llamas y agonía explícita, sino más bien una sala de espejos donde cada decisión se refleja invertida, distorsionada hasta convertirse en su propia derrota. Es la siniestra habilidad de tener la verdad frente a los ojos, desnuda y cruda, y persistir en interpretarla al revés, confundiendo la arrogancia con la fortaleza, la sumisión con la unidad y, el más grave de todos los errores, un alto al fuego temporal con la frágil paz duradera. Esta disonancia cognitiva, este abismo entre la narrativa fabricada y la realidad material, encuentra su expresión más pura y costosa en el pantano de Ucrania.
Existe un guion, meticulosamente elaborado, cuya narrativa insiste, con una terquedad cercana al fervor religioso, en que la operación especial rusa comenzó como un acto de agresión no provocada un día de febrero de 2022. Algo horrible de decir o espantoso de contar, que como era de esperar, surgió de la mente revanchista de un solo hombre, desconectado de cualquier contexto histórico de seguridad previa.
Cualquier mención a las causas profundas, a la secuencia de eventos será tachada de «propaganda del Kremlin». Sin embargo, para comprender el callejón sin salida actual y la férrea posición de Moscú, es imperativo, por incómodo que resulte, trazar esa línea histórica, que nunca modificó su narrativa. La expansión constante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el este, desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, no es un detalle anecdótico; es la herida abierta, la grieta tectónica que incubó este conflicto.
Avanzó aproximadamente 1.600 kilómetros hacia las fronteras rusas, incorporando a una decena de países que antes integraban el Pacto de Varsovia; no fue un acto geopolítico neutral. Fue, en la percepción rusa —y no sin una base de razón—, el desmembramiento deliberado y progresivo de cualquier arquitectura de seguridad colectiva euroasiática que pudiera incluir a Moscú como un socio en pie de igualdad. Ignorar esta lógica fundamental, este casus belli estructural, es condenarse a no comprender absolutamente nada del conflicto y menos aún, su discusión.
La prueba más dolorosa de esta obstinación occidental yace en un documento fantasma, un camino no tomado que condenó a cientos de miles a una muerte evitable. En la primavera de 2022, el mundo estuvo al borde de una solución. Según revelaciones del Wall Street Journal, que han sido corroboradas por diversas fuentes, existió un borrador de tratado de paz entre Rusia y Ucrania, un texto de 17 páginas que delineaba el fin del conflicto.
Sus cláusulas, ahora vistas desde el presente, parecen provenir de una realidad alterna donde la sensibilidad prevaleció sobre la arrogancia. Ucrania se comprometía a restaurar su neutralidad constitucional, abandonando toda aspiración de ingresar a la OTAN; otorgaba estatus oficial al idioma ruso; aceptaba límites concretos al tamaño y capacidades de sus fuerzas armadas, renunciando a albergar armas extranjeras ofensivas, y, lo crucial, reconocía la influencia rusa en Crimea, a cambio de recibir garantías de seguridad de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, un mecanismo multilateral que incluía a Rusia, pero también a potencias occidentales.
Sobre los territorios de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, el documento preveía un mecanismo de consulta popular, un referéndum bajo supervisión internacional para decidir su estatus futuro, un proceso que, de todos modos, Moscú impondría meses después, en septiembre de 2022. Este acuerdo, por imperfecto que fuera, hubiera congelado el conflicto, salvado innumerables vidas y preservado la integridad territorial ucraniana en mucha mayor medida que la catástrofe actual.
¿Por qué no se firmó? La respuesta es el núcleo de la tragedia occidental: la creencia fanática en su propia propaganda. La narrativa de una Rusia al borde del colapso, estrangulada por sanciones económicas «sin precedentes» y derrotada en el campo de batalla por un David ucraniano armado por Occidente, se impuso sobre la realidad. El entonces primer ministro británico, Boris Johnson, fue enviado a Kiev con un mensaje claro, según múltiples reportes: no se firmará ningún acuerdo; Occidente proveería todo lo necesario para la victoria.
Era una apuesta basada en una ilusión, una que el propio New York Times y otros medios del establishment se vieron forzados a admitir que había fracasado estrepitosamente tras la contraofensiva ucraniana del verano de 2023, un esfuerzo monumental que se estrelló contra las profundas líneas defensivas rusas con un coste humano y material inaceptable, un desgaste que continuó hasta septiembre de 2024, sellando el destino del conflicto. La guerra se prolongó no porque Ucrania pudiera ganar, sino porque Occidente no podía admitir que su estrategia de derrotar a Rusia era un espejismo. Prefirieron sacrificar la paz posible en el altar de una victoria imposible.
El 14 de junio de 2024, en un discurso fundamental ante los ejecutivos de su Ministerio de Asuntos Exteriores, el presidente Vladímir Putin enumeró las condiciones para poner fin a la guerra. Sus condiciones eran, en esencia, las mismas de 2022, pero ahora endurecidas por el hierro y la sangre de dos años más de guerra: 1) la desmilitarización de Ucrania, reduciendo drásticamente su potencial ofensivo; su «desnazificación», un término propagandístico que en la práctica se traduce en un cambio de élite política en Kiev mediante elecciones; 2) el restablecimiento permanente de la neutralidad constitucional, enterrando cualquier aspiración a la OTAN, y, el punto crucial, el reconocimiento internacional de la «nueva realidad sobre el terreno», es decir, la anexión rusa de las cuatro regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia en sus fronteras completas, aunque no las controle totalmente.
Solo una vez aceptados estos hechos Moscú estaría dispuesto a sentarse a hablar de lo que Putin llama la «reorganización de la arquitectura de seguridad euroasiática», es decir, abordar la causa raíz que ellos identifican: la expansión de la OTAN. ¿Algo ha cambiado? En absoluto. La única diferencia es que ahora Rusia no negocia desde una posición de buscar un compromiso, sino desde la posición de una potencia victoriosa que busca la rendición de su adversario y la formalización de sus ganancias. Occidente, que en 2022 despreció un acuerdo que hubiera salvado mucho de lo que ahora está perdido, se encuentra ante unas exigencias mucho más severas.
La intrínseca y brutal relación entre el avance en el campo de batalla y la mesa de negociaciones quedó expuesta de manera obscena con la reciente intervención del presidente Trump reduciendo los 50 días para alcanzar una tregua con Ucrania. Era el reconocimiento tácito de un hecho incontrovertible para cualquier analista militar serio: la línea del frente ucraniano se está desintegrando. Los avances rusos están quebrando la resistencia enemiga, que sufre de una escasez crítica de soldados, artillería, municiones y defensas aéreas. La propuesta de Trump de una reunión en Alaska, por surrealista que pareciera, era un síntoma de desesperación, un intento de Washington de crear una rampa de salida gestionada antes de que el colapso militar en el teatro europeo se volviera total e incontestable, arrastrando consigo el prestigio y la credibilidad de Estados Unidos.
La cumbre de Alaska, en este sentido, fue una jugada maestra de Putin, una maniobra de soft power ejecutada con precisión quirúrgica. Le permitió presentarse ante el mundo no como un paria, sino como un actor global legítimo e indispensable, recibido en suelo estadounidense para discutir los términos de la paz, términos que él mismo dictaba. Le otorgó una legitimidad diplomática que Occidente le había negado durante años y, lo que es más crucial, le regaló un tiempo invaluable para continuar sus operaciones militares de desgaste, consolidando sus ganancias territoriales mientras sus oponentes se distraían con el teatro de la diplomacia. Alaska, como era previsible, no produjo un avance concreto, pero su mera celebración fue una victoria propagandística y estratégica para Moscú.
Demostró que, después de tres años de conflicto y de una retórica belicista sin cuartel, era la OTAN —o más precisamente— su líder, Estados Unidos, quien, reconociendo su derrota indirecta, se veía forzada a mendigar una conversación. La pregunta crucial que flota en el aire es: ¿por qué Rusia, desde su posición de fuerza abrumadora, extendería este salvoconducto a Washington? ¿A cambio de qué concedería a Estados Unidos una retirada medianamente digna de este pantano?
La respuesta parece tejerse en una compleja red de cálculos de largo plazo. Es posible que el Kremlin vea en Trump a un interlocutor más pragmático, menos ideologizado y más susceptible de entablar una relación transaccional basada en intereses mutuos, lejos del moralismo de la administración Biden. Existe la posibilidad de un gran quid pro quo que trascienda Ucrania: un entendimiento tácito sobre esferas de influencia que podría abarcar desde la gestión del Ártico y los recursos energéticos, hasta acuerdos sobre la no proliferación de cierto tipo de armamentos o incluso una relajación coordinada de sanciones.
La audaz teoría de un «Kissinger inverso» —donde Estados Unidos intentaría separar a Rusia de su alianza estratégica con China— es, aunque extremadamente difícil, un objetivo lo suficientemente tentador para Washington como para ofrecer concesiones sustanciales a Moscú. Para Rusia, incluso el simple hecho de flirtear con esta posibilidad le otorga una ventaja en su relación con Beijing, permitiéndole negociar desde una posición de mayor fuerza con su poderoso socio oriental, evitando convertirse en un mero satélite de China. Es un juego de equilibrios geopolíticos de alto riesgo donde Rusia, astutamente, se posiciona como el pivote entre dos gigantes enfrentados.
Sin embargo, la imagen más elocuente de la derrota estratégica europea y su humillante subordinación no se encontró en las estepas de Ucrania, sino en el Salón Oval de la Casa Blanca. Como astutamente expuso el analista Alfredo Jalife-Rahme, dos fotografías valen más que un millón de palabras para capturar el nuevo orden mundial en ciernes. La primera muestra a Donald Trump junto a un Volodymyr Zelensky visiblemente incomodo, posando frente a un mapa mural de Ucrania que, por su ubicación, resulta profundamente sugerente, casi como un presagio de la amputación territorial que se avecina (bit.ly/3V647wq). La segunda es aún más devastadora: un grupo de líderes europeos: el Canciller alemán, el presidente francés, el primer ministro británico, la presidenta de la Comisión Europea —sentados apretujados en sus sillas, con semblantes ceñudos y cuerpos encogidos, como colegiales regañados— frente a la imponente mesa de trabajo de Trump, flanqueada por los bustos vigilantes de Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt, titanes de la unidad y el poder presidencial estadounidense (bit.ly/4oInf1d).
La imagen es perfecta: la vieja Europa, arrogante y presumida de su poder, reducida a un coro de suplicantes expectantes, aguardando mansamente la audiencia del nuevo emperador para ser informada de su destino. Habían acudido allí con una chispa de valentía. Creyeron que acompañar a Zelensky les daría peso colectivo. Fue un error catastrófico de cálculo. El objetivo real de convocarlos, según confesó un alto funcionario de la administración Trump a Politico, era precisamente el opuesto: decirles: “Estamos al mando; aprueben todo lo que digamos».
Esta torpeza europea no nace solo de la cobardía política; nace de una realidad material incontestable y aterradora. La capacidad de Europa para librar esta guerra —o cualquier guerra de alta intensidad contra una potencia como Rusia— sin el paraguas nuclear, logístico, de inteligencia y militar de Estados Unidos es simplemente inexistente. El proyecto de autonomía estratégica europea ha sido, hasta ahora, poco más que un eslogan bonito para discursos en conferencias. Una retirada abrupta de Estados Unidos, o incluso una reducción sustancial de su compromiso, dejaría al continente frente a un desastre estratégico de proporciones históricas. Carece de una fuerza disuasoria creíble por sí sola: sus stocks de armamento están agotados tras dos años de enviarlos a Ucrania, su industria militar es lenta, fragmentada e incapaz de escalar en una producción a la velocidad necesaria.
El movimiento de Trump al convocar a los europeos fue de una jugada maquiavélica. Tenía un objetivo dual perfecto. Por un lado, al forzar a los líderes europeos a presenciar y, por su silencio implícito, avalar la negociación directa con Zelensky, conviertiendolos en cómplices de cualquier acuerdo desfavorable que se alcanzara. Sin ellos la idea de que Zelensky, presionado por Trump, aceptar términos perjudiciales, y pudiera luego volver a Bruselas o Berlín en busca de refugio entre sus «socios belicistas», quedaba instantáneamente destruida.
Si Europa, representada por sus máximos líderes, guardó una dócil obediencia en el Salón Oval, no puede luego desvincularse del resultado. Por otro lado, proporciona a Estados Unidos la coartada perfecta para una retirada gestionada. Si el acuerdo finalmente se firma —aunque sea una capitulación encubierta— Washington podrá presentarlo como un éxito de su diplomacia, caso en contrario se atribuirá cualquier concesión dolorosa a la «debilidad» o «intransigencia» de los europeos y de Zelensky.
La narrativa ya está siendo preparada: «Hicimos lo posible, pero nuestros aliados no estuvieron a la altura», «Zelensky se aferró a un orgullo nacionalista irresponsable». Incluso se especula con la posibilidad de orquestar una «revolución de colores» en Kiev para derrocar a un Zelensky que, una vez firmada la paz, se convertiría en un recordatorio viviente de la derrota y cuyo alto nivel de corrupción —documentado por Transparencia International y otros— lo hace extremadamente vulnerable a ser usado como chivo expiatorio. Su principal motivación para mantenerse en el poder, más allá del patriotismo, podría ser muy pragmática: la inmunidad judicial. Sin la presidencia, podría enfrentar no solo el ostracismo político, sino la prisión.
El momento más surrealista y revelador de toda esta tragicomedia geopolítica ocurrió cuando, en medio de la reunión con los europeos y Zelensky presentes, Trump llamó por teléfono a Vladimir Putin y, en un alarde de teatro diplomático, le ofreció organizar una cumbre inmediata con Zelensky y él estar presente. La respuesta de Putin, transmitida a todos los presentes, fue una maestría del desdén: No tienes que venir. Quiero verlo personalmente.
Fue la confirmación final de que la guerra se terminará en los campos de batalla, mientras un presidente estadounidense negocia directamente con el Kremlin el futuro de Europa, con los líderes europeos reducidos a espectadores mudos y consentidos de su propia irrelevancia. Es el compendio de la pérdida de soberanía, el costo final de haber creído su propia propaganda y haber dilapidado, en una sucesión interminable de errores, cualquier oportunidad de forjar un destino estratégico propio.
El nuevo eje del mundo gira en torno a Moscú y Washington, las causas principales del conflicto no se han movido, por lo que la paz, parece bastante lejana.
Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/08/24/el-pantano-de-ucrania-por-que-occidente-cree-su-propia-propaganda/
jueves, 21 de agosto de 2025
Alaska, o un capítulo bélico a resolverse
Recomiendo:
Alaska, o un capítulo bélico a resolverse
Por Carlos Verón De Astrada | 21/08/2025 | Mundo
Fuentes: Rebelión
Las cumbres generalmente son la coronación de un proceso de negociaciones precedentes realizadas por equipos que representan a las partes. Al ser así, cuando se realizan, tienen un carácter más simbólico que real. Sin embargo, esa simbología tiene su razón de ser, entre otras cosas, porque las partes en conflicto apuntan a dejar ante la opinión pública y en especial, a sus respectivas poblaciones, de que el acuerdo preserva la dignidad de ambos.
En la reunión celebrada en Alaska entre los Presidentes de Rusia, Vladimir Putin y de EEUU, Donald Trump, en la que se trataron varias cuestiones y sobre las que en buena medida hubo acuerdo, con respecto al conflicto en Ucrania en curso, no hubo muchos cambios respecto a la situación a la que se llegó a la fecha, con la lamentable pérdida de muchas vidas humanas, principalmente de Ucrania. Pero lo que se pone en evidencia de forma clara e inequívoca, es que, en ese conflicto bélico, los contendientes no son precisamente Ucrania y Rusia, sino EEUU y Rusia. O si se quiere, entre la OTAN y Rusia. Por esa sencilla razón, en el intento de avanzar en el finiquito del conflicto participan las dos primeras potencias nucleares del mundo. De hecho, en las conflagraciones internacionales del siglo XX, quienes se reunían eran los gobernantes con poder de decisión como aquellas en que participaban Rossevent, Churchil y Stalin en Teheran, Yalta y otros.
A propósito, en la Conferencia de prensa que dieron ambos mandatarios que, por cierto, fue muy breve, el mismo Presidente Trump, expresó que ya comunicó tanto a los países miembros de la OTAN como a Zelensky, sobre la realización de esta cumbre y una vez que culmine, serán comunicados sobre lo tratado y resuelto en la misma.
Cualquier observador medianamente atento a lo que pasa en el mundo, sabe que la OTAN sin el aporte de EEUU no funciona. De hecho, esa alianza militar fue creada por EEUU en 1949 para agredir a Rusia con el argumento, como todas las justificaciones bélicas, de defensa contra el avance del comunismo internacional.
En realidad, la guerra en Ucrania, es una guerra entre la OTAN y Rusia. Una guerra que conlleva desgarramientos dentro de una misma cultura. Es decir, una guerra de bloques de poder mundial, expresada en una guerra civil. Guerra civil porque Ucrania fue desde tiempo inmemorial es parte de Rusia; son pueblos de una misma cultura; pueblos eslavos, lo que hace que muchos rusos tengan parientes en Ucrania y como es natural, se conflictúan con la idea de ir a combatir donde viven esos parientes.
Pero volviendo al tema de la Cumbre de Alaska, se puede decir que, dado el avance notable del ejército ruso sobre Ucrania, lo que militarmente significa que es el claro ganador, y eso, una OTAN disminuida, tuvo que haber sido el motivo por el cual, el Presidente norteamericano haya invitado a Putin a reunirse en un territorio que hoy pertenece a EEUU pero que fuera territorio ruso hasta la segunda mitad del siglo XIX en que un Zar lo vendió. Siendo así, resulta que Rusia y EEUU pueden considerarse limítrofes, separados solo por un estrecho. Buen argumento para presentar ante la opinión pública internacional, como el fundamento para un mejoramiento de las relaciones entre Rusia y EEUU.
Se negociaron proyectos conjuntos, acuerdos para la explotación del Ártico, en la cual Rusia lleva ventaja, la unificación de los dos territorios por ejemplo con un túnel bajo el Estrecho de Bering, la limitación de fabricación de armamento nuclear, etc . Y es probable que se haya hablado de A. Latina, por ejemplo de Cuba y Venezuela, lo que daría la posibilidad de que EEUU afloje sus hostigamientos y asedios sobre esos países . Toda esa puesta en escena en un marco de gran cordialidad adornado con sonrisas mutuas. Lo que queda, hasta ahora en el misterio, es qué pasará con esas “tierras raras” ubicadas en el Dombass que el comediante Zelensky prometió a EEUU cuando todavía no era controlada por los rusos.
Pero de cualquier manera y para concluir, esta Cumbre puede dejar una imagen presentable para Trump, porque aparecería como el que alcanzó la paz en la guerra en Ucrania, que “si él hubiese estado en él gobierno de EEUU no se hubiese producido”. Y ni qué decir para Putin que está ganando la guerra y no está dispuesto a ceder un centímetro de lo ya ocupado en Ucrania y pone como condición para arribar a la paz, que se superen “las causas profundas de la guerra”. Esto es, que Ucrania no forme parte de la OTAN.
De todos modos, más allá del buen saldo en términos de imagen para las partes, lo que hay que presupuestar como una perspectiva cierta, es que después de la posible paz en Ucrania, no se acabará la guerra en el mundo. Hay que dar por seguro que se abrirán nuevos frentes bélicos, probablemente en la región del Cáucaso. Eso porque desde que la humanidad entró en el neolítico, la paz es una utopía. Una utopía inalcanzable.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
miércoles, 20 de agosto de 2025
Palestina y la crisis de humanidad
Palestina y la crisis de humanidad
Por Cristóbal León Campos | 20/08/2025 | Palestina y Oriente Próximo
Fuentes: Rebelión
La revelación del genocida sionista Benjamin Netanyahu sobre la intención de invadir y controlar la totalidad de Gaza por parte del ejército israelí de ocupación no representó una novedad, pero sí constituye una de las últimas llamadas para el mundo antes de la hecatombe global. Pues si el genocidio no es detenido, no podremos en un futuro hablar de humanidad sin sentir vergüenza ante el mayor crimen del siglo XXI cometido ante nuestros ojos, transmitido en tiempo real y advertido desde hace ya más de 77 años.
Hoy la situación en la Franja de Gaza y el resto de Palestina es más que una crisis humanitaria, es una crisis de humanidad, ya que la devastación del genocidio no sólo ha destruido viviendas, escuelas, edificios religiosos, museos, lugares históricos, hospitales, comercios, infraestructura civil y gubernamental, y no sólo a asesinado con impunidad a miles de palestinos y condenado al hambre y la insalubridad a millones de ellos, junto a un largo etcétera de crímenes de guerra, sino que ha logrado corromper toda la esencia de la humanidad que durante siglos occidente difundió como una idea de “superioridad”, pues vivimos la destrucción de todo valor moral y ético en aras de la acumulación de riqueza y de poder en unas cuantas manos y al servicio de un pequeño sector global que se autoeligió como los gobernantes del mundo.
El imperialismo estadounidense, el sionismo israelí, el neocolonialismo europeo, el sometimiento de gobiernos como el argentino (que aplaude e imita la inmoralidad genocida) y la inutilidad de instituciones internacionales que se ven rebasadas por la imposibilidad de detener con base en la razón el genocidio, son la muestra de que ya no sólo estamos en un periodo de reacomodo geopolítico que nos acerca cada vez más a una guerra global, sino que hemos entrado a una etapa definitoria de la historia de la humanidad, siendo que los valores morales y éticos de occidente se han desmoronado por sí mismos, al ser desechados por quienes juran defenderlos y los propagan como una forma de “civilización”, cuando en realidad observamos que la acumulación de capital está a punto de abrir un proceso de involución y crisis sistémica que llevará a Occidente a cavar su propia tumba. La fase imperialista está destruyendo lo que propaga, tal y como Lenin advirtiera, cuando señaló a esta fase como la última del capitalismo.
La paz está muy lejos, las guerras extendidas en el Medio Oriente, la beligerancia entre Rusia y Ucrania, las agresiones del imperialismo en América Latina a través de bloqueos e injerencia político-económica e invasión cultural, el colonialismo que aún hoy somete a poblaciones enteras de África y Asia, son algunas de las espinas clavadas en la médula del esqueleto de lo que hemos llamado humanidad, que se desangra sin parar ante el horror, la brutalidad y el cinismo recrudecido, y más cuando con total desvergüenza genocidas como Donald Trump y Netanyahu se preparan para celebrar un premio nobel manchado de muerte y sinrazón. A la humanidad se le asesina y a la paz se le disfraza de progreso, desarrollo y civilización, nada, pero absolutamente nada nuevo en el discurso y actuar del imperialismo y el sionismo.
Y es en esta nueva fase de la crisis de humanidad donde resuenan con mayor fuerza las palabras de Fidel Castro pronunciadas en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), celebrada el 12 de octubre de 1979, cuando dijo: “La base de la paz justa en la región comienza por la retirada total e incondicional de Israel de todos los territorios árabes ocupados y supone para el pueblo palestino la devolución de todos sus territorios ocupados y la recuperación de sus derechos nacionales inalienables”. Si el genocidio no es detenido ya y se restituyen los derechos del pueblo y la nación palestina a existir y a vivir en su territorio, estaremos clavando una espina en la devastada esperanza del futuro de la humanidad.
¡Palestina será libre!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
ONU 2025 desmonta el mito: Venezuela no es ruta central del narcotráfico.
ONU 2025 desmonta el mito: Venezuela no es ruta central del narcotráfico.
La revelación de que la Casa Blanca habría autorizado el uso de fuerzas militares contra "cárteles de droga" en América Latina reactivó un libreto que la región conoce: etiquetar como criminal para abrir las puertas a la intervención. La estrategia estadounidense ha sido considerada como "una violación flagrante de la soberanía nacional".
Ese telón de fondo permite leer el lugar que ocupa la narrativa del "Cártel de los Soles" en la arquitectura de presión contra Caracas.
UN 2025: Venezuela no es un "narcopaís"
El World Drug Report 2025 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) vuelve a colocar el foco fuera de Venezuela.
Según el análisis del tanque de pensamiento venezolano Misión Verdad, a partir del WDR, el país se mantiene libre de cultivos ilícitos, además, aparece con mención mínima como ruta secundaria. En ese sentido, se muestra que la "gran autopista" hacia Estados Unidos sale por el Pacífico colombiano y ecuatoriano (87% del flujo), con 8% por el Caribe/Guajira y "solo 5%" intentando cruzar por territorio venezolano.
Nicolás Maduro - Sputnik Mundo, 1920, 19.08.2025
Maduro ordena el despliegue de 4,5 millones de milicianos mientras buques de EEUU se aproximan a costas de Venezuela
hace 19 horas
Además, el reporte reitera a Estados Unidos como mayor mercado consumidor y alerta por la crisis de opioides sintéticos. En otras palabras, los datos dibujan el mapa del problema en otros países y rutas, no en Venezuela.
La fotografía europea abona a esa lectura. La EU Drugs Agency reporta que, en 2024, España realizó su mayor decomiso de cocaína (13 toneladas) en un único cargamento oculto tras bananas procedentes del puerto de Guayaquil, Ecuador, y que la disponibilidad de la droga se sostiene en niveles altos en el Eurobloque. Venezuela no aparece ahí como corredor relevante.
Ese marco empírico permite ubicar la acusación en su sitio: más que aportar evidencias judiciales, la etiqueta "Cártel de los Soles" ha operado como rótulo político para presentar a Venezuela como "amenaza", esto con el fin de habilitar listas y medidas coercitivas.
Petro advierte que cualquier operación militar en Venezuela sin el aval regional "es una agresión contra Latinoamérica"
Fernando Casado lo documenta en su investigación sobre el mito: en marzo de 2015, mientras la Casa Blanca declaraba a Venezuela "una amenaza" y activaba sanciones, se produjo un torrente de "filtraciones" de la DEA y del Departamento de Justicia a medios para incriminar a altos funcionarios, una dinámica que el autor conecta con la escalada de hostilidades y el cálculo de intervención.
Casado describe, además, la arquitectura mediática que dio verosimilitud al expediente: el exdirector de ABC, Ángel Expósito, admitió que cuando el medio "tiene acceso a una información de la CIA, ABC publica la información de la CIA", mientras su corresponsal en Washington actuó como vocero de "informes confidenciales" suministrados por agencias estadounidenses. El mecanismo consistió en ocultar la procedencia, editorializar y convertir insumos de inteligencia en "noticia" para producir daño reputacional.
Del "golpe de los plátanos" a la securitización hemisférica
Consultado por Sputnik, Diego Sequera, analista político y cofundador de Misión Verdad remite la coyuntura actual al giro que siguió al 30 de abril de 2019, cuando fracasó el intento de golpe de Estado en la nación latinoamericana.
"William Barr, fiscal general de Estados Unidos de aquel entonces, propone acusar al presidente de narcotráfico y volcar toda la narrativa ya no como un tema político de dictadura-democracia, sino un tema de criminalidad, un problema de seguridad, y un problema de seguridad hemisférica con proyección caribeña y con todo lo demás", dijo.
Para el experto, ese desplazamiento integró la acusación a un paradigma que hoy opera como política interna en Washington. En sus palabras, "entonces, la política doméstica no es un asunto de llevar la democracia a ninguna parte, es un asunto de orden y seguridad. Y en esa medida engrana con el Comando Sur".
Sequera subraya la plasticidad de las etiquetas y su encaje con las matrices del crimen organizado regional: "Al Tren de Aragua y el proceso de hibridación de estas estructuras, que sí, efectivamente, tienen narcotráfico y en algunos casos operan como terroristas, buscan convertirlo, si no en actores políticos, en actores de un poder mucho más institucionalizado. En esa medida, se refuerza ese paradigma de amenaza regional".
En esa lectura, la construcción "narco" se superpone con otras amenazas maleables para justificar una mayor presencia de seguridad. El analista cuestiona en este sentido la viabilidad de la aplicación de la directiva de "lucha contra el narcotráfico" en América Latina.
Sin embargo, Sequera considera que hay que mostrar cautela ante la "directiva secreta" para desplegar fuerzas militares en la región, ya que "no se sabe si es una filtración real o es un globo de ensayo […] lo que sacó el New York Times y que no es exactamente política oficial todavía".
De vuelta a los datos, el analista contextualiza que según el WDR 2025, se identifica a Estados Unidos como principal país de destino de la cocaína y, recuerda que en Europa, el reporte oficial confirma récord de incautaciones y detalla que España alcanzó en 2024 su mayor decomiso en una sola embarcación con bananas provenientes de Guayaquil, Ecuador. Nada de ello sitúa a Venezuela como corredor central.
Así, la narrativa del "Cártel de los Soles" aparece para el experto como engranaje de un dispositivo político-militar más amplio.
Rusia está de acuerdo en que China, EEUU, Reino Unido y Francia brinden las garantías de seguridad a Ucrania, indica Lavrov -
Rusia está de acuerdo en que China, EEUU, Reino Unido y Francia brinden las garantías de seguridad a Ucrania, indica Lavrov
- Sputnik Mundo, 20.08.2025
Rusia está de acuerdo en que las garantías de seguridad de Ucrania se proporcionen en igualdad de condiciones con la participación de países como China, EEUU, Reino Unido y Francia, declaró el canciller ruso, Serguéi Lavrov. Asimismo, destacó que Moscú no aceptará garantías de seguridad colectivas sin la participación de Rusia.
"No podemos estar de acuerdo con el hecho de que ahora se propone resolver los problemas de seguridad, la seguridad colectiva, sin Rusia. No va a funcionar. Hemos explicado en más de una ocasión que Rusia no exagera sus intereses, pero garantizaremos nuestros intereses legítimos con firmeza y dureza", enfatizó el ministro de Exteriores en una conferencia de prensa.
Moscú aboga por que las garantías colectivas de seguridad de Kiev por parte de Europa sean realmente fiables, apuntó Lavrov.
"En cuanto a la información de que Reino Unido, Francia y Alemania quieren elaborar garantías colectivas de seguridad, estamos a favor de que estas garantías sean realmente fiables", declaró.
En lo que respecta a las garantías para Ucrania, hay que basarse en los resultados alcanzados en las negociaciones de Estambul en 2022, agregó el canciller.
"Aquí tenemos un muy buen ejemplo, que, por cierto, se refiere a la iniciativa de la propia parte ucraniana, como ocurrió en Estambul en abril de 2022, cuando el equipo negociador ucraniano propuso los principios básicos de un acuerdo para poner fin a las hostilidades y garantizar una solución duradera. Entre estos principios se encontraba la renuncia de Ucrania a ingresar en la OTAN o en cualquier otro bloque militar, así como la confirmación del estatus neutral y no nuclear de Ucrania", indicó.
- Sputnik Mundo, 1920, 20.08.2025
Internacional
El plan de paz de Trump para Ucrania: ¿Una gran victoria para Putin?
hace 3 horas
El ministro añadió que Estados Unidos, a diferencia de la Unión Europea (UE), se dedica a la diplomacia en la dirección de Ucrania y está buscando soluciones a la crisis que garanticen la no reanudación del conflicto.
"En cuanto al presidente de EEUU, su equipo, vemos que realmente desde su llegada a la Casa Blanca, se dedican a la diplomacia en la dirección ucraniana, lo que significa buscar acuerdos mutuamente aceptables que eliminen las causas subyacentes de la crisis, esto se aplica a cualquier situación de conflicto y garantizaría la no reanudación del conflicto", aseguró.
La UE, a su vez, hasta ahora dirige sus esfuerzos solo para mantener a Estados Unidos como proveedor de armas a Ucrania, apuntó Lavrov. Moscú, por el momento, solo ve por parte de los países europeos un agravamiento agresivo de la situación y torpes intentos de cambiar la posición del presidente Trump sobre la solución de Ucrania, explicó.
"Como vimos durante la escolta del señor [Volodímir] Zelenski a Washington el lunes [18 de agosto] de esta semana. Allí no escuchamos ninguna idea constructiva de la boca de los europeos", agregó Lavrov.
El mapa de Ucrania en la Casa Blanca ha sido un duro bofetón para Zelenski y sus aliados - Sputnik Mundo,
Cumbre Rusia-Ucrania-EEUU
Rusia está lista para trabajar en cualquier formato, enfatizó el ministro de Exteriores ruso, comentando las perspectivas de una reunión trilateral sobre Ucrania. Moscú está dispuesta a discutir con Kiev los aspectos políticos de la solución, mencionó. Mientras tanto, el Kremlin aún no ha recibido una respuesta ucraniana a la propuesta de crear tres grupos de trabajo en el marco del proceso de Estambul, indicó Lavrov.
"En la última, tercera ronda, nuestros negociadores propusieron la creación de tres grupos de trabajo para tratar más específicamente los temas de la agenda. Grupos militar, humanitario y político. Hasta ahora, no hay respuesta de Ucrania", señaló.
Agregó que el presidente Putin después de la conversación con su par estadounidense el 19 de agosto, hizo una propuesta no solo para continuar estas conversaciones, sino también para pensar en elevar el nivel de las delegaciones.
"Y esto encaja en nuestra propuesta, que acabo de mencionar, de que en el marco de este proceso, un bloque separado se dedicaría a considerar los aspectos políticos de la regulación, junto con los militares, junto con los humanitarios", concluyó el ministro.
El 15 de agosto, el presidente estadounidense se reunió en Anchorage, Alaska, con su homólogo ruso, Vladímir Putin. Días después, Trump prosiguió sus gestiones de paz en Ucrania y recibió en la Casa Blanca a Volodímir Zelenski, junto a seis líderes europeos: el presidente francés, Emmanuel Macron, el finlandés, Alexander Stubb, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el canciller alemán, Friedrich Merz, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
El 19 de agosto, EEUU confirmó los preparativos para una posible reunión entre Vladímir Putin, y Volodímir Zelenski. Mientras tanto, la última ronda de negociaciones entre Rusia y Ucrania fue celebrada el 23 de julio, se celebró la tercera ronda de negociaciones directas entre Rusia y Ucrania en el Palacio de Ciragan en Estambul.
martes, 19 de agosto de 2025
Maduro ordena el despliegue de 4,5 millones de milicianos mientras buques de EEUU se aproximan a costas de Venezuela.
Maduro ordena el despliegue de 4,5 millones de milicianos mientras buques de EEUU se aproximan a costas de Venezuela.
soutnik Mundo.
El presidente venezolano Nicolás Maduro dijo que el plan especial busca "garantizar la cobertura con más de 4,5 millones de milicianos de todo el territorio nacional, grupos preparados, activados y armados".
Además, el jefe del Ejecutivo venezolano aseveró que la República bolivariana "defenderá nuestros mares, cielos y tierras" frente a la "insólita y extraña amenaza de un imperio en decadencia".
La agencia de noticias AP informó, citando a un funcionario al tanto de los planes, que tres destructores estadounidenses con misiles guiados Aegis llegarán cerca de costas venezolanas en las próximas 36 horas, como parte de una operación ordenada por la Administración Trump para supuestamente combatir las amenazas de seguridad en la región, particularmente a los cárteles de la droga.
Con unos 4.000 marines e infantes de marina, se trata del mayor despliegue militar de Estados Unidos en la región desde la invasión de Panamá en 1989, de acuerdo con los reportes de prensa.
La doctrina Dahiya israelí para exterminar a los palestinos
Recomiendo:
La doctrina Dahiya israelí para exterminar a los palestinos
Por Hedelberto López Blanch | 19/08/2025 | Palestina y Oriente Próximo
Fuentes: Rebelión
Tras cometer durante casi dos años el mayor genocidio del siglo XXI contra el pueblo palestino, ahora el régimen sionista israelí pretende, con el apoyo y beneplácito total de Estados Unidos, anexarse por completo la Franja de Gaza y desplazar a sus pobladores hacia otras naciones del área.
Esa ocupación militar viola todas las leyes internacionales, el derecho a la vida, a la soberanía e independencia de Palestina mientras el mundo occidental, naciones árabes y hasta organizaciones como las Naciones Unidas permanecen impávidas y no han sido capaces de hacer algo para salvar a niños, mujeres y ancianos palestinos de las flagrantes violaciones cometidas por Israel y Estados Unidos.
El pasado 8 de agosto, el gabinete de seguridad sionista aprobó un plan para ocupar militarmente Gaza y con ella la totalidad del territorio de la Franja lo cual ha sido rechazado por numerosos países y también tibiamente por Naciones Unidas. Piensan adueñarse de Gaza y crear un gobierno civil controlado por Tel Aviv.
El presidente estadounidense Donald Trump quien niega que exista genocidio contra los palestinos, y ha propuesto «simplemente limpiar ese territorio», ahora ha declarado que solo a los israelíes les corresponde tomar la decisión sobre Gaza.
Las acciones terroristas y genocidas de Israel están basadas en la llamada Doctrina Dahiya, una estrategia militar israelí que implica el uso de bombardeos masivos, desproporcionados e indiscriminados «contra zonas urbanas para desalentar ataques enemigos».
La doctrina fue formulada por el general Gadi Eizenkot y plantea que la destrucción de infraestructuras civiles puede forzar a los grupos armados a la rendición sin hacer distinción entre objetivos civiles y militares.
Esta doctrina recibe su nombre de la zona de viviendas de los chiítas en Beirut antes de que fuera arrasada por la Fuerza Aérea israelí durante el conflicto entre Israel y el Líbano en 2006 que causó grandes pérdidas de civiles.
Tel Aviv la ha utilizado en varias operaciones militares en Gaza, Líbano y Siria.
En una entrevista a la agencia de noticias Reuters en 2008, el general Eizenkot dijo: «Lo que ocurrió en el barrio Dahiya de Beirut en 2006 ocurrirá en todas las aldeas que se utilizan como base para disparar contra Israel. Usaremos unas fuerzas desproporcionadas y causaremos grandes daños y destrucción. Desde nuestro punto de vista, no son pueblos civiles, sino bases militares…Esto no es una recomendación, sino un plan, y ha sido aprobado».
Para esa genocida práctica militar los sionistas utilizan el denominado «bombardeo de alfombra», también llamado bombardeo de área o bombardeo de saturación, que consiste en el uso de cantidad de artefactos explosivos en caída libre, combinadas con bombas incendiarios, cuyo objetivo es la destrucción total de la zona, ya sea para eliminar personal o material militar para crear pánico en la población civil y para desmoralizar al enemigo.
En la tierra arrasada de Gaza por Israel, han sido asesinados más de 60 000 (sin contar los miles enterrados bajo los escombros) heridos alrededor de 200 000, en su mayoría niños y mujeres. Para tratar de expulsar a los palestinos de sus territorios, los sionistas bombardean hospitales, escuelas y prohíben la entrada de alimentos a la zona para eliminarlos por hambre e inanición.
¿Hasta cuándo permitirán los pueblos del mundo y las organizaciones internacionales que continúen las masacres y el genocidio contra los palestinos?
La realidad es que sin el apoyo de Estados Unidos, Israel nunca hubiera podido cometer esas flagrantes violaciones de lesa humanidad.
Solo el accionar de los pueblos podrá detener esa ignominia.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)