jueves, 17 de agosto de 2017

COMENTARIO MATEO 18:15-20

Evangelio según san Mateo (18,15-20):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
Palabra del Señor
La comunidad es el nuevo lugar sagrado a partir de la encarnación y resurrección de Jesús. Por tanto las ofensas se refieren más que a Dios, tienen que ver con la misma comunidad. Por ese motivo la comunidad tiene poder para atar y desatar las ofensas. En algún sentido podríamos decir que la primera confesión es ante la comunidad. Pedir perdón a la comunidad siguiendo el método de: primero pedir perdón al hermano ofendido y después ante testigos y más tarde ante toda la comunidad. Por ese motivo en la primitiva iglesia la reconciliación era comunitaria. No bastaría con una simple confesión sacramental individual y que las cosas sigan igual como si la ofensa fuera primero contra Dios y todo se arreglara con una simple confesión. Y uno quedaría así tranquilo porque ya pidió perdón a Dios, pero la comunidad sigue herida y dividida. Es toda la comunidad la que se ha ofendido. Arrepentirse es reconstruir las relaciones rotas, porque Dios está presente allí donde dos o tres se reúnen en su nombre.
Diario Bíblico 2017
Los Misioneros Claretianos

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