miércoles, 17 de marzo de 2021

El sionismo bajo el signo de la cruz

El sionismo bajo el signo de la cruz (I) Por Pablo Jofré Leal | 12/03/2021 | Palestina y Oriente Próximo Fuentes: Rebelión En América Latina hasta hace poco el cristianismo se asociaba, indisolublemente con el catolicismo. La Iglesia católica poseía el monopolio de la religión en esta parte del mundo y la figura del Papa, Cardenales, Obispos y curas representaban un reservorio moral indiscutible. En la última década, sobre todo, en forma notoria y peligrosa, el sionismo ha penetrado con fuerza, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica, realizando una labor de zapa en las bases religiosas de las iglesias evangélicas, permitiendo así el ascenso político de la ultraderecha política, gobiernos claramente fascistas y caudillismo alentados, apoyados y hasta financiados por esta ideología y su expresión como entidad llamada Israel. En un interesante trabajo de investigación de los autores Alberto Martínez López y Juantxo Domínguez y que resulta indispensable a la hora de analizar el poder que se está erigiendo como una peligrosa amenaza a las democracias y la libertad de pensamiento, titulado “Las Iglesias Evangélicas en América Latina: La base religiosa del ascenso de las derechas y del fascismo” (1) se nos da a conocer que en la actualidad los evangélicos representan 1 de cada cinco habitantes del continente y en algunos países de América central se están acercando a la mitad de la población y más. “El tsunami evangélico que recorre toda América Latina, lejos de amainar gana cada día más adeptos a su causa y, a medida que se van celebrando elecciones generales, consigue un mayor número de diputados en los parlamentos”. Un escenario muy favorable para estos grupos que a través de su credo buscan la imposición de valores fuertemente integrados con las políticas emanadas de Washington y los grandes centros de poder vinculados al sionismo. El cristianismo sionista, que es la vertiente política más fuerte de este mundo evangelista, ha explotado en forma masiva, dinámica, fuerte y ofensivamente su enorme poder mediático: dueños de diarios, revistas, radioemisoras, televisoras, redes sociales que aventajan en mucho a las agrupaciones políticas que no cuentan con ese poder financiero ligado al aporte de sus adherentes, de los cristianos sionistas estadounidenses y del régimen israelí, además de los negocios ilícitos en los cuales suelen estar inmersos. Martínez López y Domínguez nos dicen, además, que “la cuestión evangelista tiene también consecuencias geopolíticas con el apoyo a los gobiernos más reaccionarios de la derecha, sobre todo con los Estados Unidos de Trump, el Israel de Netanyahu, la Hungría de Orbán, la Italia de Salvini. Los evangelistas desean fortalecer su alianza con todos esos poderes, y para ello cuentan con el total apoyo de Estados Unidos, donde los evangélicos estadounidenses instruyen a sus contrapartes latinoamericanas sobre cómo coquetear con los partidos e ir alcanzando poco a poco el poder. Hay muy pocos grupos que tengan vínculos externos tan sólidos y con ese vínculo la relación incestuosa con el sionismo, hijo putativo del imperialismo. Electo con apoyo del sionismo y el mundo evangélico. Una retroalimentación que se explica por el apoyo incondicional que el denominado cristianismo sionista (2) le ha proporcionado a Israel, para consolidar su proceso de colonización y ocupación de Palestina, enmascarando su acción bajo dos mitos alentados por este aparente cristianismo. Y hablo de ilusorio cristianismo, pues difícilmente se puede hablar de seguir los fundamentos dejados por Cristo a quien permite el exterminio de otros seres humanos. El primero, defender la idea que los judíos y con ello la idea mítica de que Israel es un pueblo elegido y que la divinidad les ha prometido una tierra, que es la que actualmente usurpan. Resulta, al menos, contradictorio que el cristianismo sionista y en especial las iglesias evangélicas en Latinoamérica alienten esta idea ficticia, que los deja fuera de las preferencias de esta divinidad que inclina sus simpatías hacia un determinado pueblo y que es incluso capaz de obsequiarle, sin exhibir título de propiedad alguna, más allá de las letras escritas por los propios interesados, una tierra que les fue ofrendada sólo a ellos. Por tanto, cristianos de todas las calañas, quedan fuera de la elección divina y más aún quedan sin derecho a posesión. ¿Por qué esta aceptación de un hecho claramente escaso de consideración por el conjunto de feligreses y creyentes en una divinidad que con decisiones como el preferir un pueblo sobre otro y prometerles una tierra por encima de los demás muestra una decisión excluyente? En base a un interesante trabajo publicado el año 2007 en Information Clearing House por Donald Wagner (3), profesor de religión y de estudios de Oriente Medio en la North Park University de Chicago y director ejecutivo del Centro de Estudios de Oriente Medio, podemos avanzar en el entendimiento de esta relación pecaminosa entre el cristianismo y el sionismo. Wagner señala que el sionismo, legitimado por las iglesias evangélicas, no es un fenómeno nuevo. “Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, encontrando su nicho de expansión en las elites empresariales y políticas de Estados Unidos, que a su vez hundían esta creencia gracias a obras del sacerdote anglicano Thomas Brightman, que defendía la idea de defensa del “retorno de los judíos a Palestina” para así acelerar el retorno de Cristo. Tanto Brightman como Henry Finch, quien sostenía que “los judíos deberían recuperar su país, vivir seguros allí y por los tiempos de los tiempos” son considerados autores protosionistas. Teniendo en cuenta a los mencionados protosionistas, Wagner nos sigue ilustrando sobre esta interesante e interesada relación al señalar que un tal Louis Way, clérigo anglicano que enseñó que previo a cualquier retorno del mesías, los judíos debían retornar a Palestina. En la misma línea, se menciona a John Nelson Darby que a mediados del siglo XIX colocaba a Israel en el centro de su pensamiento teológico. Para Darby un estado judío, al cual llama Israel, era una herramienta fundamental de la voluntad de Dios para cumplir con la totalidad de sus planes hasta el último día de la vida en la tierra. Con esa idea, Darby da origen a una forma de fundamentalismo denominado “premilenarismo” que implica la esperanza que Cristo retorne a la tierra antes de la batalla del Armagedón y del comienzo de su reinado de 1000 años en esta tierra. Darby llevó a Estados Unidos sus enseñanzas en visitas destinadas a diseminar este milenarismo y su teología, devenido en base del fundamentalismo cristiano-sionista en el país del norte. En Gran Bretaña, un personaje comienza a destacar por llevar adelante la enseñanza de estas visiones teológicas premilenaristas, Lord Shaftesbury, con vínculos muy estrechos con los líderes políticos del Parlamento. Este personaje defendió la idea que los judíos debían ser alentados a regresar a Palestina en gran número. Medio siglo antes que los propios sionistas declarados en el primer congreso sionista celebrado en la ciudad suiza de Basilea, el 31 de agosto del año 1897. Shaftesbury afirmaba la idea falsaria que “los judíos eran un pueblo sin país para un país sin pueblo”. Una idea que daba sustento, no sólo espurio sino que interesado, para que el clero británico, la casta política, los medios de información y hasta la corona se declararan férreos defensores del sionismo. Una afirmación que de tanto repetirse acabo convertida en dogma de fe para los políticos sionistas, invisibilizando así la vida de múltiples generaciones de palestinos en Jaffa, Al Quds, Al Jalil, Ariha, su vida cotidiana, su labor agrícola que incluso significó considerar a Palestina a fines del siglo XIX y principios del siglo XX como uno de los mayores exportadores de naranjas del mundo. Donald Wagner en su trabajo afirma que “Una de las figuras más importantes en el desarrollo del Sionismo Cristiano fue el capellán anglicano de Viena, la capital de Austria, década del 80 del siglo XIX, William Lechner, conocido del líder sionista Theodore Hertz. Helder se enamoró de Herzl y de su proyecto sionista como si se tratara de un proyecto concebido por Dios. Utilizó su vasta gama de contactos políticos para ayudar a Herzl a encontrar sponsors para su proyecto. Le consiguió a Herzl encuentros, por ejemplo, nada menos que con el Sultán Otomano y con el Kaiser alemán. Pero lo decisivo fueron sus contactos con la élite británica. De esa forma llegaron a un político británico que se llamaba Lord Balfour”. Un encuentro que tendría lamentables repercusiones en el campo geopolítico, para el mundo árabe en particular y el conjunto de Asia occidental en general. El efecto desastroso de esta conjunción entre el sionismo y representantes de la corona británica, a la sazón potencia mundial, se expresarían con la denominada Declaración Balfour (4) de noviembre del año 1917 donde en forma esencial se sostenía que los judíos tenían derecho a un hogar nacional y que Gran Bretaña daría todo su apoyo a esa idea, que además los favorecía como potencia hegemónica. Una declaración unida a los acuerdos Sykes-Picot (5) del año 1916. Estas bases fundantes del cristianismo-sionista tendrán un desarrollo explosivo, tanto en los Estados Unidos donde constituyen una base social y financiera de enorme importancia para el régimen sionista, que concreta su instalación como ocupante y colonizador en Palestina a partir del año 1948. Base que otorga sostén financiero, apoyo político a través de grupos de presión como es el AIPAC (comité de asuntos públicos estadounidense-israelí por sus siglas en inglés) y que digita y orienta la política exterior de Estados Unidos, sobre todo a partir del año 1967 (tras la guerra de los cinco días de junio) cuando Israel se convierte en el aliado incondicional de Estados Unidos y potencias europeas en la región de Asia Occidental. Una alianza suscitada por la visión que se tenía de la entidad sionista como brazo ejecutor de las políticas hegemónicas occidentales en Asia Occidental y Central. Sólo en Estados Unidos, el cristianismo sionista cuenta con 80.000 pastores, muchos de ellos telepredicadores con enormes fortunas. Más de mil emisoras de radio, 100 canales de TV, 250 distintas organizaciones, con sus publicaciones impresas y virtuales y miles de millones de dólares en donaciones. La influencia del sionismo, para lograr los apoyos de los grupos evangélicos, no tiene freno, utilizando desde las presiones a sus líderes con carpetas sobre su vida personal confeccionadas por el Mossad (servicio de inteligencia exterior), el financiamiento de organismos vinculados al mundo evangélico, apoyo político y financiero a líderes y pastores evangélicos que suelen ser invitados a la Palestina histórica ocupada con gastos pagados y el disfrute de todas las prebendas, que permite la compra de conciencias y voluntades. En países como Guatemala, con el cómico y evangélico elegido presidente Jimmy Morales, Honduras con Juan Orlando Hernández, en Brasil con el converso Jair Mesías Bolsonaro la elección presidencial contó con el generoso apoyo financiero de entidades vinculadas al cristianismo-sionista cuyo agradecimiento se constató al poco tiempo. Esto, cuando los gobiernos elegidos con el apoyo mencionado comienzan a tomar decisiones tan polémicas como ilegales, tales como trasladar la embajada de sus países desde Tel Aviv a Al Quds e influir sobre la percepción de sus sociedades sobre la colonización y la ocupación sionista de Palestina. A lo señalado debemos sumar la toma de posición del sionismo a la hora de apoyar, por ejemplo, a grupos políticos opositores como es el caso de la ultraderecha venezolana. Gobiernos vinculados al narcotráfico y el paramilitarismo como es la Colombia de Iván Duque, la ultraderecha paraguaya y ecuatoriana. Miembros del Comité parlamentario chileno-israelí entre otros, agrupados anualmente bajo la convocatoria de la Fundación de Aliados de Israel. Una entidad con acceso a fondos ilimitados, creada el año 2004 en Israel por iniciativa del rabino y político ultrasionista Binyamin Elon. La idea de este grupo de presión “era identificar parlamentarios u hombres de influencia cristianos y evangelistas para orientar la agenda legislativa de varios países a favor de los intereses del Estado de Israel. John Hagee, el fundador de la poderosa organización evangelista Cristianos Unidos por Israel, y Patb Roberston, el pastor estadunidense que llamó a asesinar al antiguo presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fueron contactos privilegiados de Elon para tejer esta alianza sionista” (6) Notas https://ametzagaina.org/2019/01/15/las-iglesias-evangelicas-en-america-latina-la-base-religiosa-del-ascenso-de-las-derechas-y-del-fascismo/ El Sionismo Cristiano es un poder político creciente y un movimiento religioso dentro del ala más conservadora del fundamentalismo protestante, pero también puede encontrarse dentro de otras ramas evangélicas del cristianismo, incluyendo las alas evangélicas de la Iglesia Presbiteriana, la Unión Metodista, la Iglesia Luterana y otras Iglesias Protestantes. Este movimiento prospera durante periodos de incertidumbre política y económica como ocurre actualmente, caracterizado por el terrorismo internacional, la recesión global y el miedo a la guerra en Oriente Medio. Con su visión pesimista de la historia, el Sionismo Cristiano pretende dar respuestas claras y simples a través de una aproximación literal y predictiva de la Biblia. Algunos estiman que entre 20 y 25 millones de fundamentalistas americanos sostienen estos puntos de vista, y que el fenómeno sigue creciendo. https://www.musulmanesandaluces.org/hemeroteca/48/sionismo_cristiano.htm https://rebelion.org/cristianismo-y-sionismo/ Declaración Balfour. Carta, que el día 2 de noviembre del año 1917 el secretario de relaciones exteriores inglés, Balfour, envió al multimillonario Lord Rothschild, prometiéndole al movimiento sionista, el establecimiento de un hogar nacional judío en territorio palestino. Esto, a contrapelo de los derechos del pueblo que allí habitaba (aunque la carta mencionara que no se afectarían esos derechos). En carta posterior quedaría clara la verdadera intención del gobierno inglés en beneficio del sionismo. Acuerdos Sykes-Picot. Acuerdo político firmado entre Francia e Inglaterra por el cual ambos países definieron repartirse el control del este de Oriente Medio, en el área conocida como levante mediterráneo. Esto, tras el fin del imperio Otomano. Una división que ha persistido hasta hoy en sus líneas generales. https://www.telesurtv.net/opinion/La-Agenda-secreta-de-Israel-en-America-Latina-20160501-0023.html Artículo Cedido por www.segundopaso.es

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