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viernes, 5 de marzo de 2021
Comentario del Servicio Bíblico Latinoamericano Semana del 7 al 13 de marzo de 2021 – Ciclo B
Servicio Bíblico Latinoamericano
Semana del 7 al 13 de marzo de 2021 – Ciclo B
OBSERVACIONES
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Domingo 7 de Marzo
3º de Cuaresma
Perpetua y Felicidad, mártires (303)
Éxodo 20,1-17: La ley fue dada por Moisés
Salmo 18: Señor, tú tienes palabras de vida eterna
1 Corintios 1,22-25: Predicamos a Cristo crucificado
Juan 2,13-25: Destruyan el templo y en tres días lo levantaré
El evangelio de Juan coloca esta manifestación mesiánica de Jesús al comienzo de su actividad pública y en el contexto de una fiesta de Pascua en Jerusalén. Para Juan es muy importante poner a Jesús y a su comunidad en ese marco de la sucesión de las fiestas judías. Eso lo vemos a lo largo de todo el evangelio, pues no hay ningún acontecimiento fuera de ese marco. Juan optó por encuadrar toda la actividad pública de Jesús en el tiempo religioso de los que su propio Evangelio define como “los judíos” (!). Al organizar la narración en función de una serie de fiestas judías, deja entrever una construcción ideológica y cultural rica, articulada e intencionada (hoy sabemos que las cosas no se sucedieron así, sino que se trata de una organización literaria de la narración, con una intención significativa).
La pascua judía es confrontada por Jesús y su comunidad discipular tres veces en el evangelio de Juan. Es evidente el simbolismo: con Jesús irrumpe una nueva Alianza (tres siempre simboliza el nacimiento de algo nuevo). El tiempo del Reino construye una nueva festividad. El tiempo de las fiestas judías es contrapuesto con un tiempo inusual y alternativo. El relato centra su interés en la dialéctica entre la estructura simbólica y temporal del judaísmo, y una estructura nueva alternativa que se quiere afirmar e institucionalizar.
El simbolismo de la revelación mesiánica de Jesús es sumamente resaltado en la confrontación con el templo. El relato necesita hacerlo; al fin y al cabo, se está construyendo y afirmando una nueva identidad. El templo de Jerusalén es el centro de las instituciones y símbolo de la gloria y el poder de la nación judía (tanto la residente en Palestina como la que se encuentra en la Diáspora). El evangelio emplea un símbolo conocido para indicar la presentación mesiánica de Jesús: el “látigo con cuerdas”. Era proverbial la frase “el látigo del Mesías” para significar la violencia que implica la irrupción de la era mesiánica. El uso que Jesús hace del “látigo” no deja la menor duda acerca de su identidad y del proyecto que encarna: con él arroja fuera del templo el ganado que se vendía para los sacrificios, las ovejas y los bueyes. Sacrificios, como ovejas y bueyes, así como sus potenciales compradores (sólo los ricos podían ofrecer este tipo de ganado en el sacrificio) son puestos fuera del horizonte del nuevo proyecto mesiánico-profético.
Al echar todos afuera del templo con sus ovejas y sus bueyes, Jesús declara la invalidez del culto de los potentados, del que los sacrificios constituían el momento cumbre. Jesús no denuncia solamente, como habían hecho los profetas, «el culto que encubre la injusticia», sino que declara infame «el culto que es en sí mismo una injusticia», por ser medio de explotación, pero sobre todo «por ser legitimación religiosa de la injusticia y del crimen». No propone una reforma del culto, sino su abolición.
La expulsión de los bueyes tiene que ver con la misma constitución de la sociedad tributaria-monárquica. El primer rey de Israel se constituyó a partir del “grupo de campesinos propietarios de bueyes”. No es de extrañar que a partir de entonces, latifundistas, bueyes y sacrificios en el templo estén articulados en un solo proyecto, y que se correspondan ideológica y religiosamente. Además, el dios Baal de los agricultores cananeos se representaba con un buey. La agricultura y la ganadería necesitan su propio dios y su propio culto. Los latifundistas fueron aliados importantes de Herodes para la consolidación de su poder, y él, como retribución, mantuvo en forma opulenta al templo. Así podemos entender por qué el templo estaba lleno de bueyes, si la ideología religiosa dominante cuyo centro simbólico estaba allí era la justificación principal del sistema social estratificado y concentrador en Palestina desde la Reforma de Josías.
La expulsión de las ovejas del templo tiene también un rico sentido simbólico. Las ovejas son figura del pueblo, encerrado en el recinto donde está condenado al sacrificio. Los dirigentes explotan y asesinan al pueblo –verdadera víctima del culto–, sacrifican y destruyen al rebaño, a cuya costa viven. Jesús no se propone reformar aquella institución religiosa propósito por cierto inútil, sino rescatar al pueblo de ella.
Todos los grupos judíos esperaban la utopía del Reino, de forma que la agitación del primer siglo hizo a muchos pensar que la hora estaba próxima. Para los zelotas era la hora de tomar las armas contra la ocupación romana para instaurar el reino de Dios en el cual el templo y su personal ya no estuvieran sujetos a ningún imperio. Los saduceos no esperaban activamente el Reino y se contentaban con mantener como mejor podían el culto del templo con la ayuda de las autoridades romanas. Los esenios, como los zelotas, estaban listos para tomar las armas por el Reino, pero se habían retirado al desierto en espera del momento oportuno (kairós), considerando que el templo estaba en manos ilegítimas. Los fariseos también consideraban que para que llegara el Reino había que acabar con el dominio extranjero y restaurar la autonomía del templo. Sin embargo, no entraron a ninguna guerrilla y se dedicaron a la más rigurosa observancia de la ley.
A diferencia de los grupos anteriores, la actitud de Jesús y de su comunidad discipular es de tajante oposición al templo, lo que aparece de una manera mucho más radicalmente –no sólo como rechazo de un culto de los poderosos– en las acciones contra los cambistas, a quienes les desparrama las monedas, y contra los vendedores de palomas, a quienes les ordena quitar de en medio su mercancía.
Los cambistas representaban “el sistema financiero” de la época. Todos los varones judíos mayores de 21 años estaban obligados a pagar un tributo anual al templo, e infinidad de donativos en dinero iban a parar al tesoro del templo. Además, en la antigüedad, los templos, por la inmunidad que les confería su carácter sagrado, eran el lugar elegido por los pudientes para depositar sus tesoros. El templo de Jerusalén llegó a ser uno de los mayores bancos de la antigüedad. Pero pagar el tributo y los donativos no se podía hacer en monedas que llevasen la efigie imperial, considerada idolátrica por los judíos: el templo acuñaba su propia moneda y los que iban a pagar tenían que cambiar sus monedas por las del templo. Los cambistas cobraban, naturalmente, su comisión. Al volcar sus mesas y desparramar sus monedas, Jesús estaba atacando directamente el tributo al templo y, con él, al sistema económico religioso dominante. El templo es para Jesús una empresa que explota económicamente al pueblo. De hecho, el culto proporcionaba enormes riquezas a la ciudad y a los comerciantes, sostenía a la nobleza sacerdotal, al clero y a los empleados. La acción de Jesús toca, por tanto, un punto neurálgico: el sistema económico e ideológico que representaba el templo en Israel.
La acción contra los vendedores de palomas es igualmente de enorme impacto ideológico. Las palomas eran animales sacrificiales de menor importancia, pues con ellas los pobres ofrecían sus cultos a Dios; sin embargo el hecho de que sus vendedores hayan sido los únicos a quienes Jesús se dirige y a los que hace responsables de la corrupción del templo, quiere hacer ver la enorme preocupación de Dios por la suerte de los pobres y su enojo por quienes hacen negocio con su pobreza. En contraste con las dos acciones anteriores, Jesús no ejecuta acción alguna, sino que se dirige a los vendedores mismos acusándolos de explotar a los pobres por medio del culto, del impuesto, y del fraude de lo sagrado.
El templo es “casa del mercado”, y allí el dios es el dinero. Al llamar a Dios mi Padre, Jesús no lo identifica con el sistema religioso del templo. La relación con Dios no es religiosa sino familiar, está en el ámbito de la casa familiar. La relación se desacraliza y se familiariza. En la casa del Padre ya no puede haber comercio ni explotación, siendo casa-familia acoge a quien necesite amor, intimidad, confianza, afecto.
Aún, Jesús da un paso más en su confrontación radical con el templo al proponerse él mismo como santuario de Dios. Frente al poder de Herodes (cuarenta y seis años de construcción del templo) emerge el poder del resucitado (tres días). En el Reino de Dios no se requiere templos sino cuerpos vivos. Éstos son los santuarios de Dios, donde brilla su presencia y su amor, si viven dignamente. Jesús no viene a continuar la línea religiosa tradicional. Vino a proponer una humanidad restaurada a partir del principio de la ultimidad de la vida en cuerpos que viven con dignidad. Sobre esta base es posible soñar y construir otra manera de vivir y otra manera de creer.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 107 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión, y su comentario bíblico-teológico, pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/107-con-el-latigo-en-la-mano/
La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un capítulo, el 68, titulado «¿Lugares sagrados», una entrevista a Jesús vuelto a la Tierra acerca de su visión sobre el Templo. El audio, el guión y unos materiales complementarios pueden recogerse aquí: https://radialistas.net/68-lugares-sagrados/
También se puede encontrar datos muy interesantes e ilustrativos sobre el Templo de Jerusalén en el «clásico» libro de Joaquín Jeremías, "Jerusalén en tiempos de Jesús", editorial Cristiandad, Madrid 1977 (accesible en internet).
Para la revisión de vida
- ¿Qué significan para mí «los diez mandamientos»? ¿Están en el centro de mi visión moral, o los he superado y transcendido en el mandamiento de Jesús, el «mandamiento nuevo»?
- ¿Los tomo demasiado como «mandamientos», como una orden, como si fueran algo así como una orden irracional, o los he interiorizado y los he hecho míos?
- ¿Vivo pendiente de la ley, o de alguna manera vivo ya en el espíritu de la ley, sin vivir atenazado por la «obligación»?
Para la reunión de grupo
- Se nos enseñó que para hacer nuestro «examen de conciencia» siguiéramos «los diez mandamientos de Dios y los 5 de la Iglesia»… Todavía hay personas cuyo «guión de examen» contiene en primer lugar o exclusivamente esos 15 mandamientos. ¿Es correcto ese planteamiento? ¿Por qué? ¿Pueden ocupar este espacio de la conciencia los mandamientos del Primer Testamento? ¿Y los mandamientos de Jesús? ¿Cuáles?
- Tener como referencia moral unos «mandamientos» puede tener un peligro: el de creer que las cosas malas son malas por estar prohibidas, que su pecaminosidad procede simple o principalmente del hecho de que han sido prohibidas. Santo Tomás de Aquino hizo famoso un adagio: «las cosas malas no son malas porque estén prohibidas, sino que están prohibidas porque son malas» (non mala quia prohibita, sed prohibita quia mala). Entender esto o no, posibilita dos tipos de espiritualidad o de moral: uno legalista y esclavo, otro adulto y libre.
- En la Edad Media europea hubo una corriente filosófica de lo que se llamó un «voluntarismo ético»: Dios ha mandado unos preceptos y con ello queda para nosotros claro la ética y la moral, pero en realidad podría haber mandado las cosas al revés, porque el bien y el mal éticos los dicta y los crea la «voluntad de Dios». Comentar esta posición teológica.
- Los diez mandamientos es uno de tantos elementos que en la biblia están repetidos, contados dos veces, y para más extrañeza, elencados de forma diversa. Están en Ex 20,1 y en Dt 5, 1. El estudio moderno de la Biblia comenzó precisamente observando repeticiones como ésta, y tratando de deducir su significado. El grupo puede hacer el intento de interpretar la diferencia de las dos redacciones.
- Si se quiere completar toda una sesión de trabajo y formación sobre la base de los mandamientos, se puede tocar el tema del abandono del segundo mandamiento (prohibición de hacer imágenes) y el desdoblamiento del décimo para recuperar el número de diez (“deca”-logo). Ambas cosas (abandono y desdoblamiento) tienen un significado teológico digno de profundizar.
- Que el "Templo" pueda convertirse en una "cueva de ladrones" no se refiere sólo a la mercantilización de la religión (hoy más improbable que en el tiempo de Jesús), sino también a su connivencia profunda con el gran capital (hoy probablemente más grave que en tiempo de Jesús). En un sistema capitalista neoliberal como el actual, que reconocidamente produce una concentración de la riqueza y una exclusión creciente de los pobres, ¿qué tendría que hacer la religión para «no ser ni parecer» legitimadora del desorden económico mundial actual? Si en el mundo 20/80 (el mundo en el que el 20% de la población acapara el 80% de los recursos) ese 20% más rico "es" cristiano, ¿qué pensar del "Templo" cristiano? Si los máximos multimillonarios actuales "son" cristianos, ¿qué decir de sus “capellanes”?
Para la oración de los fieles
- Para que la Iglesia, con sus actuaciones liberadoras y de servicio a los pobres, demuestre que adora a Dios en espíritu y en verdad, y no al Dios dinero. Oremos.
- Para que los derechos humanos no se queden en una hermosa declaración de buenas intenciones, sino que se respeten y sean tenidos en todos los pueblos como una norma fundamental de la convivencia humana. Oremos.
- Para que el sostenimiento económico de la comunidad cristiana sea llevada por los mismos creyentes, con su propia contribución, y en todos los países la Iglesia sea independiente de rentas y de privilegios del Estado. Oremos.
- Para que sean muchos los evangelizadores que, como san Pablo, se autofinancien con su propio trabajo, para que resplandezca siempre la evangelización como una tarea gratuita ajena a todo interés lucrativo. Oremos.
- Para que cada día prestemos más atención a los templos vivos que son las personas, que a los edificios de piedra. Oremos.
- Por los que se declaran cristianos públicamente y están en los puestos donde se toman las decisiones graves sobre la economía del mundo, para que siempre actúen como Dios nos pide: mirando justicia, la fraternidad y la preferencia por los más pobres. Oremos
Oración comunitaria
- Dios de la Vida, Padre «todo-bondadoso», que nos has señalado como Ley suprema el Amor: ayúdanos construir una comunidad mundial de hermanos y hermanas que, más allá de toda diferencia religiosa o cultural, te den siempre culto en espíritu y en verdad. Por Jesucristo nuestro Señor.
- o bien:
- Dios de la Vida y del Amor -de quien procede todo don-, que has puesto todos los bienes de la Tierra bajo la responsabilidad del ser humano, no para que los domine y explote despóticamente, sino para que cuide de todos ellos y de sí mismo como hermano mayor, con fraternidad y «sororidad»; haz que todos los que en ti creemos seamos denodados luchadores contra la destrucción de la naturaleza, el acaparamiento de riquezas y el olvido de los pobres. Como nos enseñó Jesús, tu Hijo, nuestro hermano, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
Lunes 8 de Marzo
3a Semana de Cuaresma
Juan de Dios (1550)
2Re 5,1-15a: Naamán fue curado
Salmo 41: Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿Cuándo veré el rostro de Dios?
Lc 4,24-30: Dios curó a Naamán el sirio
En muchos momentos de su historia, el pueblo de la Biblia padeció un etnocentrismo rancio, similar al de muchos trasnochados nacionalismos actuales. Al colocarse en el centro exclusivo de la beneficencia de Dios, le impedía apreciar la nobleza, bondad y verdad que estaba operando en las culturas de su alrededor, predominantemente paganas e idólatras. El peso de esto es determinante en las actitudes que encontramos en las páginas bíblicas. Lo que san Lucas plantea en el discurso inaugural de Nazaret, es que el Evangelio de Dios está destinado también a los extranjeros, no solo a los judíos. Entendamos que este discurso respondía al hecho de que la fe cristiana había sido rechazada por los judíos.
La palabra de Dios, por su propia naturaleza, es una palabra inmersa en la cultura en la que habla. En cualquier caso, los efectos de esa palabra deberán notarse en el pan y la salud para los hambrientos y los enfermos, bordando con la lectura de hoy. ¿Qué bondades percibimos en las personas que no comparten nuestro credo?
Martes 9 de Marzo
3a Semana de Cuaresma
Francisca Romana (1440)
Dn 3,25.34-43: Acepta nuestro corazón contrito
Salmo 24: Señor, recuerda tu misericordia
Mt 18,21-35: Perdona como el Padre te perdonará
Las deudas esclavizan; son producto de la insuficiencia o insolvencia de un individuo que recurre a otro para conseguirse los medios de subsistencia. Con frecuencia, una deuda encadena otra, y así sucesivamente, hasta generar una espiral de endeudamiento. A la base de la deuda hay una carencia de autonomía por lo que el deudor pierde equidad social frente al prestamista. Así, la deuda no solo es un asunto de bienes en trámite, sino que condiciona las relaciones entre las personas, porque la deuda crea dependencia, de un lado, y acrecienta el haber del otro. No caer en deudas es una bendición, no siempre es posible. Por eso, la parábola de Jesús solicita una respuesta radical al perenne problema de las deudas.
El Reino es experiencia del perdón de las deudas. El perdón no tiene otra base que la compasión que deja de mirar la ganancia o el beneficio para mirar el corazón angustiado del deudor y liberarlo. El perdón de las deudas es una obra redentora o liberadora que recrea la humanidad de la relación de las personas.
Miércoles 10 de Marzo
3a Semana de Cuaresma
María Eugenia de Jesús (1898)
Dt 4,1.5-9: Pon por obra los mandatos de Dios
Salmo 147: Glorifica al Señor, Jerusalén
Mt 5,17-19: Quien cumpla y enseñe será grande en el Reino
El evangelio de Mateo teje la continuidad de Jesús con la revelación más autorizada entre los judíos, la ley y los profetas, y no en ruptura con ella. Esa continuidad la expresa en términos de cumplimiento. Para argumentar así, se visualiza un trasfondo de dos telones: el primero es el de la discrepancia de las nuevas enseñanzas cristianas, que alteraban lo consabido, como calendarios y dietas, o la circuncisión y otras regulaciones diarias de los fieles. El segundo telón es el de la interpretación escrituraria, que argumenta que la historia de Jesús cobra sentido cabal solo leyendo las Escrituras. El trasfondo es ciertamente judío, donde la tradición mateana aprendió a tejer lo viejo y lo nuevo, para forjar a su único maestro, Jesús.
En nuestras condiciones de vida familiar y social, también se deja sentir esa tensión entre lo antiguo y lo nuevo. Los educadores saben que se trata de tejer la continuidad y no la ruptura, para crecer con sapiencia y respeto recíproco. ¿Buscamos ser grandes a los ojos de Dios?
Jueves 11 de Marzo
3a Semana de Cuaresma
Eulogio de Córdoba (859)
Jer 7,23-28: Estas personas no escucharon a Dios
Salmo 94: Ojalá escuchen hoy la voz del Señor
Lc 11,14-23: Quien no está conmigo está contra mí
La realidad es irrefutable, como reza el dicho “contra los hechos no valen argumentos”. La realidad se impone por su evidencia. Sin embargo, lo que vemos en el evangelio es que los datos son interpretables, y que su interpretación debe ser coherente con un marco de referencia, al que llamamos contexto. Jesús refiere a ese contexto para defender sus poderosas acciones liberadoras, mismas que sus contemporáneos adjudican a su jerarquía de emisario del mal.
En el proyecto del Reino, muchas veces los esfuerzos evangelizadores se diluyen porque no están insertos en una tela que les dé unidad y coherencia que les provea de mayor alcance. Cada discípulo parece evangelizar por su cuenta, y termina provocando más división que impulso vital en la comunidad cristiana. Es como si el quehacer evangelizador fuera asunto individual. El llamado de Jesús es a trabajar contextualmente, es decir, considerando no solo las obras buenas, sino colocándolas en relación más amplia con la historia y sentido de pertenencia al pueblo de Dios. ¿Cómo se nota que el Reino de Dios ha llegado a nosotros?
Viernes 12 de Marzo
Ma. Teresita Albarracín (1959)
Luis Orione, fundador (1940)
Os 14,2-10: Seré rocío para Israel
Salmo 80: Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz
Mc 12,28b-34: El Señor, es el único Señor
“Hasta la pregunta ofende”, se dice cuando la respuesta es tan obvia que no necesita reflexionarse una respuesta. Pero por supuesto que todos los judíos conocían cuál era el mandamiento principal, porque lo recitaban diariamente. Se discutía entre los rabinos, sí, la jerarquía de los preceptos en orden a llevar una vida recta y piadosa; Jesús pone el dedo en el corazón humano. El hombre está destinado a amar, y en esto estriba su felicidad plena.
Nadie pone en duda que una persona ame a Dios; la apreciación cambia cuando se cuestiona si la misma lo ama totalmente, como prescribe el mandamiento. Cambia porque esa totalidad exigida por Jesús es constatable, y “contra los hechos no valen los argumentos”. Esto mismo, la verificación del amor ocurre con el segundo mandamiento. El amor al prójimo es fácilmente constatable porque se nota. Es evidente. Esto nos tiene que obligar a hacer del amor algo constatable en la vida personal con sus repercusiones comunitarias. De aquí depende nuestro presente y nuestro futuro. ¿Cómo manifiestas el amor a tu prójimo?
Sábado 13 de Marzo
3a Semana de Cuaresma
Ángel de Pisa (1275)
Eufrasia (410)
Os 6,1-6: Quiero misericordia y no sacrificios
Salmo 50: Quiero misericordia y no sacrificios
Lc 18,9-14: El publicano regresó justificado
La parábola de Jesús ilustra quién es justo y quién no lo es a los ojos de Dios. Por eso la parábola se desenvuelve en el templo. El fariseo es reputadamente piadoso, pero tiene una concepción distorsionada de sí mismo; se singulariza alejándose de todos, incluso de su vecino de oración. Él se define por lo que no es y, en su mundo, Dios debiera estar orgulloso de él. Pero Jesús lo reprueba. El otro, un pecador público, se mira como Dios lo vería; no aspira a la vida, pero Dios se la otorga.
Ante los ojos tenemos tendencias recientes que enaltecen al individuo de una manera que lo singulariza de manera competitiva. Pensemos en las redes sociales. Dicha distinción no siempre ocurre por las virtudes morales desplegadas ante los demás, ni siquiera por logros que beneficien a personas necesitadas, sino por banalidades y venalidades que debiendo silenciar, propalan como si de hazañas se tratara. En lugar de inundar el mundo con justicia, lo sumergen en corrupción y sinsentido. Mirémonos con los ojos de Dios.
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