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jueves, 10 de marzo de 2022
El Salvador sueña en grande con su ballet
El Salvador sueña en grande con su ballet
SAN SALVADOR (Sputnik) — El Salvador lanzó una apuesta fuerte por revitalizar su Ballet Nacional, y para ello se apoyó en una leyenda de la danza en Cuba y América Latina: el maestro Alberto Méndez.
El epíteto no es gratuito: se trata de un pilar del mundialmente célebre escuela cubana de ballet, que fue partenaire de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso y de divas como Josefina Méndez, Loipa Araújo, Ekaterina Maxímova y Carla Fracci.
Sin embargo, su mayor legado radica en la creación y en la enseñanza, al punto de ser considerado uno de los coreógrafos más importantes que ha tenido Cuba, país donde la danza es algo casi genético, desde la más culta hasta la más popular.
Su palmarés incluye sendos ballets para que Alicia los bailara con los míticos Antonio Gades (Ad Libitum, 1978) y Rudolf Nureyev (Poema del Amor y del Mar, 1990), entre otros galardonados y defendidos en los más exigentes escenarios internacionales.
Con tal aval, el relativamente joven Ballet Nacional de El Salvador (BNES) recurrió al maestro para abrir su temporada 2022, con un espectáculo de confeso "acento cubano" que conmemoró además el 105 aniversario del Teatro Nacional de este país.
El estreno de Ballet Nacional con acento cubano contó con la presencia en primera fila de la creadora de la compañía, Gabriela Rodríguez, una exbailarina que resulta ser la esposa del presidente de la República, Nayib Bukele.
Proyecto artístico del fotógrafo Gabriel Dávalos con bailarines del Ballet Nacional de Cuba - Sputnik Mundo, 1920, 29.05.2021
La exportación de Cuba que supera cualquier bloqueo: su ballet
Nace una compañía
La administración Bukele oficializó el 27 de noviembre de 2020 la creación del BNES, justo en el Teatro Nacional de San Salvador, un edificio histórico en una zona lastrada por estigmas que, poco a poco, comienzan a desparecer.
"Estamos abriendo un espacio para que jóvenes salvadoreños puedan trabajar como profesionales aquí, en su país, y vamos a seguir trabajando para dignificar a los artistas y trabajadores de la cultura", dijo entonces la primera dama.
Gabriela —como es conocida, sencillamente, la esposa del mandatario— agregó que esta compañía demostraba lo crucial de invertir en arte y cultura, para que muchos niños y niñas pudieran convertirse en los artistas que sueñan ser.
La primera obra que bailó el BNES fue la suite del ballet Coppélia, de Léo Delibes, bajo la dirección del exbailarín búlgaro Rumen Rashev, a quien dieron las riendas de la compañía con la misión de pulir su talento artístico y técnico.
Nuevos aires
El Salvador no es ajeno a la influencia de la escuela cubana y, de hecho, en 2017 recibió al Ballet Nacional de la isla y a la mismísima Alicia Alonso, quien fue condecorada por el entonces presidente Salvador Sánchez Cerén (2014-2019).
Además, la exministra de Cultura y actual vicepresidenta de la Asamblea Legislativa, Sue Callejas, estudió danza contemporánea en Cuba y allá conoció de primera mano la capacidad de sus artistas, muchos de ellos devenidos pedagogos.
Era, entonces, cuestión de tiempo que se diera una nueva colaboración cultural entre ambas naciones, que ya habían trabajado en la creación de grupos de teatro infantil y comunitario en la mayoría de los departamentos de El Salvador.
Así llegó Méndez, con 82 años de pura vitalidad y mucho por enseñar, que valoró desde un inicio el entusiasmo y la juventud del BNES, y que montó un espectáculo con obras tan exigentes como su multipremiado ballet Muñecos, compuesto en 1978.
El programa inició con Tarde en la siesta, con música del reconocido compositor cubano Ernesto Lecuona (1895-1963), prosiguió con la mencionada Muñecos, con Paso a tres, Tango (con música de Astor Piazzolla) y cerró con La Ninfa del Danubio.
La función, constató la Agencia Sputnik, fue un éxito…
Desafíos… ¿culturales?
Pese al prometedor inicio de temporada, es prematura avizorar un futuro de triunfos para el BNES, a pesar de las buenas intenciones, la voluntad política y la contratación de maestros capaces de hacer bailar a una estatua.
El Salvador no es precisamente reconocido como una plaza fuerte de la cultura, y la administración Bukele tiene otros retos y prioridades, aunque para Gabriela el BNES sea una, y muy importante.
De hecho, ese control férreo de la primera dama sobre la compañía ya le costó el puesto a dos leyendas de la danza en el país, Marta Castellón y el mencionado Moreno, según un reportaje del periodista Roberto Valencia publicado en el portal Aquí mando yo.
La investigación señala que "los despidos de trabajadores bajo amenazas o presiones son un patrón de conducta en un país donde el autoritarismo llega hasta debajo de los reflectores que iluminan una danza tan elitista como el ballet".
Sin embargo, el apoyo gubernamental es una buena noticia tanto para el BNES como para el desarrollo de la disciplina en El Salvador, donde destacan otras iniciativas privadas, como la Compañía de la veterana Alcira Alonso.
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