jueves, 24 de marzo de 2022

A 42 años Monseñor Romero Vive!

A 42 años: Monseñor Romero Vive!!
Han pasado 42 años del asesinato del salvadoreño más conocido universalmente. Nos parecen pocos años ya que su memoria pervive en cada rincón de familias más humildes y los hogares donde hay un salvadoreño testigo de los trozos de historia patria más significantes de El Salvador.
¿ Que nos evoca su figura al recordarle hoy?
Primero, la necesidad palpable, fehaciente, de un guía espiritual de semejante tamaño, que aclare la conciencia nuestra para podernos encausar hacia un El Salvador, justo, humano, de una iglesia nueva, fresca, comprometida con los mejores anhelos patrios, para ampliar para todos: ricos, pobres, políticos, gobernados y gobernantes, el horizonte ético que nos libere de todo un legado, lastre de pecado y nos conduzca a una patria mejor.
Segundo, releer sus postulados, sus proclamas, sus homilías, que todavía resuenan fuertes y vigorosos, con un espíritu de profeta vetero testamentario, al estilo de El Bautista y también, porque no decirlo, de Jesús.
Tercero, la necesidad de renovación de la Iglesia, no pensando sólo en la iglesia romana, sino también en nuestras iglesias históricas y evangélicas, ya que no es posible vivir el cristianismo sin responsabilidad ciudadana, responsabilidad política, responsabilidad moral y mejor, una responsabilidad ética, que nos ayude a identificar lo justo de legal, identificar la trampa sobre las mentes y corazones y la verdad, del engaño.
Cuatro. Necesitamos un pueblo como el que tuvo Monseñor Romero, no fue suerte la de El tener un pueblo donde sería fácil ser pastor, ni suerte la nuestra, tener pastores, líderes, maestros que nos forjaron como un pueblo que supo reconocer en Monseñor al profeta necesario, sino que, en la voluntad de Dios, con fluyó una fuerza del Espíritu cuya fuerza expansiva todavía nos alcanza.
Quinto. Invito a amigos, compañeros, hermanos de sueños, a  de donde procede la vitalidad del mensaje de Monseñor Romero y de donde la fuerza de un pueblo para soñar en serio con un Gran El Salvador. 

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