lunes, 25 de abril de 2022

Alemania dopa a nazis con armas para que Rusia pierda

El régimen de El régimen de Alemania dopa a nazis con armas para que Rusia pierda: ¿a qué nos recuerda eso? hace 2 días Mundo Así de claro lo ha dejado el propio canciller de Alemania, Olaf Scholz, quien por un lado entrega armas a Ucrania, gran parte de las cuales van a parar a manos de batallones nazis, al mismo tiempo que declara que no se puede permitir la victoria de Rusia en Ucrania. La Alemania nazi tampoco quería la victoria de Rusia en la Segunda Guerra Mundial. ¿Déjà vu? Tras 77 años de finalizada la Segunda Guerra Mundial, Alemania vuelve a ponerse del lado de los nazis, espalda con espalda. Y no es que lo diga alguien cualquiera: es lo que se desprende de las declaraciones del canciller alemán Olaf Scholz. A buen entendedor, pocas palabras bastan. Por supuesto, como toda persona valiente lo dijo escondiéndose –escudándose– detrás de alguien, en este caso, la OTAN. "Junto con nuestros socios en la OTAN, estamos completamente de acuerdo: Rusia no puede ganar esta guerra", declaró, al indicar que Alemania seguirán apoyando a Kiev "activamente", lo que implica, apoyar a los batallones nazis. Lo único que le faltó decir a Scholz fue: ¿lo entienden, o les hago un dibujito? Y es que el apoyo a los nazis se ha institucionalizado de una forma insoportablemente descarada. Así, por estos días, al reunirse en Kiev con el actor Volodímir Zelenski, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, también puso sus fichitas a su ruleta: "Ustedes no están solos. Estamos junto a ustedes y haremos todo lo posible para apoyar sus esfuerzos y hacer que Ucrania gane la guerra". El analista de medios Paco Arnau advierte que estamos en presencia de una guerra cognitiva, una guerra mediática, paralela a la guerra real. "La guerra mediática que estamos sufriendo en Occidente, no tiene nada que ver con la guerra real. Estamos asistiendo a una guerra muy 'Sui géneris'": primero, una guerra que empezó hace ocho años tras el golpe [de Estado] de ultraderecha en Kiev fomentada por EEUU, que ha entrado en una nueva fase con la llamada operación especial por parte de Rusia, invasión, llamada así por parte del régimen de Kiev y los regímenes occidentales que le apoyan", explica. La radiografía Arnau indica que se trata de una guerra asimétrica, en el sentido de que la parte que dice ser invadida, no tiene ningún empacho en atacar a su propio territorio y a la población civil. De hecho, llevan ocho años bombardeando Donbás. "En el fondo, lo que está pasando, es que el régimen de Zelenski y las potencias occidentales que lo apoyan, están asumiendo de alguna forma, que el Este de Ucrania, que es de tradición rusa, lo van a perder, y que no les importa acabar ejecutando una política de tierra quemada en su propio territorio. ¿Qué ocurre? Que en la guerra cognitiva que estamos viviendo, toda la destrucción que está provocando el régimen ucraniano, con bombardeos y ataques sobre la población civil, sobre todo en el Este y en sureste de Ucrania, en Mariúpol, nos lo están presentando como ataques rusos. Hay un doble objetivo: primero, arraso las zonas que considero enemigas de la propia Ucrania que digo representar, y a la vez presento esa destrucción como propaganda propia achacándosela al enemigo. La guerra cognitiva va por ahí, la guerra real va por otra parte”, sostiene Arnau.: ¿a qué nos recuerda eso? Sputnik Mundo Así de claro lo ha dejado el propio canciller de Alemania, Olaf Scholz, quien por un lado entrega armas a Ucrania, gran parte de las cuales van a parar a manos de batallones nazis, al mismo tiempo que declara que no se puede permitir la victoria de Rusia en Ucrania. La Alemania nazi tampoco quería la victoria de Rusia en la Segunda Guerra Mundial. ¿Déjà vu? Tras 77 años de finalizada la Segunda Guerra Mundial, Alemania vuelve a ponerse del lado de los nazis, espalda con espalda. Y no es que lo diga alguien cualquiera: es lo que se desprende de las declaraciones del canciller alemán Olaf Scholz. A buen entendedor, pocas palabras bastan. Por supuesto, como toda persona valiente lo dijo escondiéndose –escudándose– detrás de alguien, en este caso, la OTAN. "Junto con nuestros socios en la OTAN, estamos completamente de acuerdo: Rusia no puede ganar esta guerra", declaró, al indicar que Alemania seguirán apoyando a Kiev "activamente", lo que implica, apoyar a los batallones nazis. Lo único que le faltó decir a Scholz fue: ¿lo entienden, o les hago un dibujito? Y es que el apoyo a los nazis se ha institucionalizado de una forma insoportablemente descarada. Así, por estos días, al reunirse en Kiev con el actor Volodímir Zelenski, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, también puso sus fichitas a su ruleta: "Ustedes no están solos. Estamos junto a ustedes y haremos todo lo posible para apoyar sus esfuerzos y hacer que Ucrania gane la guerra". El analista de medios Paco Arnau advierte que estamos en presencia de una guerra cognitiva, una guerra mediática, paralela a la guerra real. "La guerra mediática que estamos sufriendo en Occidente, no tiene nada que ver con la guerra real. Estamos asistiendo a una guerra muy 'Sui géneris'": primero, una guerra que empezó hace ocho años tras el golpe [de Estado] de ultraderecha en Kiev fomentada por EEUU, que ha entrado en una nueva fase con la llamada operación especial por parte de Rusia, invasión, llamada así por parte del régimen de Kiev y los regímenes occidentales que le apoyan", explica. La radiografía Arnau indica que se trata de una guerra asimétrica, en el sentido de que la parte que dice ser invadida, no tiene ningún empacho en atacar a su propio territorio y a la población civil. De hecho, llevan ocho años bombardeando Donbás. "En el fondo, lo que está pasando, es que el régimen de Zelenski y las potencias occidentales que lo apoyan, están asumiendo de alguna forma, que el Este de Ucrania, que es de tradición rusa, lo van a perder, y que no les importa acabar ejecutando una política de tierra quemada en su propio territorio. ¿Qué ocurre? Que en la guerra cognitiva que estamos viviendo, toda la destrucción que está provocando el régimen ucraniano, con bombardeos y ataques sobre la población civil, sobre todo en el Este y en sureste de Ucrania, en Mariúpol, nos lo están presentando como ataques rusos. Hay un doble objetivo: primero, arraso las zonas que considero enemigas de la propia Ucrania que digo representar, y a la vez presento esa destrucción como propaganda propia achacándosela al enemigo. La guerra cognitiva va por ahí, la guerra real va por otra parte”, sostiene Arnau.

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