martes, 3 de enero de 2023

Comentario del Servicio Bíblico Semana del 8 al 14 de enero de 2023 – Ciclo A

Servicio Bíblico Semana del 8 al 14 de enero de 2023 – Ciclo A Domingo 8 de enero de 2023 Epifanía del Señor (En algunos países el 6 de enero de 2023) Isaías 60,1-6: «La gloria del Señor amanece sobre ti» Salmo 72: «Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra» Efesios 3,2–3a.5-6: Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos Mateo 2,1-12: «Venimos de Oriente para adorar al Rey» La época en que se escribe esta parte del libro del profeta Isaías (parte llamada del «Tercer Isaías», es decir, parte del libro que hoy día se le atribuye a un tercer autor, distinto de los autores de la primera y de la segunda parte) corresponde a «la restauración», es decir, al regreso a Jerusalén de los israelitas que habían sido deportados a Babilonia. (Es, por otra parte, el tiempo en el que ha sido escrita la mayor parte de la Biblia). Isaías (este tercer Isaías, sea quien sea), anima la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, porque Él traerá la paz y la justicia a su pueblo, con lo que Jerusalén volverá a ser una ciudad radiante, llena de luz, en la que la presencia de Dios como rey hará de ella una nación grande, «ante cuya presencia se postrarán todos los pueblos de la tierra» [Nótese este ‘leitmotiv’ o estribillo tan presente en la Biblia, que evidencia que Judá-Israel se considera elegido por Dios para ser el centro del mundo, el pueblo ante el que se postrarán tarde o temprano todos los demás... Es un detalle grave, decisivo]. El profeta manifiesta con esta gran revelación de que Dios es quien dará inicio a una nueva época para Israel, una época donde reinará la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya nadie podrá hacerle daño. Esta visión profética posee una comprensión muy reducida de la acción salvífica de Dios, ya que es asumida como una promesa que se cumplirá en beneficio única y exclusivamente del pueblo de Israel y no de toda la tierra. Pablo, a través de la carta a los Efesios, ampliará esa comprensión, afirmando que la salvación venida por Dios, a través de Jesús, es para “todos”, judíos y paganos. El plan de Dios, según Pablo, consiste en formar un solo pueblo, una sola comunidad creyente, un solo cuerpo, una sola Iglesia, un organismo vivo capaz de comunicar a toda la creación la vida y la salvación otorgada por Dios. La carta a los Efesios expresa que el misterio recibido por Pablo consiste en que la Buena Nueva de Cristo se hace efectiva también en los paganos, ellos son coherederos y miembros de ese mismo Cuerpo; esto significa que Dios se ha querido revelar a toda la humanidad, actúa en todos, salva a todos, reconcilia a todos sin excepción. El evangelio que leemos hoy, en la Fiesta de la «Epi-fanía» [manifestación], confirma este carácter universal de la salvación de Dios. Mateo expresa, por medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; para ello el evangelista no duda en ubicar con exactitud el lugar donde nació Jesús, Belén, para decirnos que con su presencia en la historia se estaría dando cumplimiento a las palabras de los profetas... Por otro lado, el rechazo de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y el gozo infinito de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de la misión de Jesús, la apertura del Evangelio a los paganos y su llamado a formar parte de la comunidad cristiana. La Epifanía del Señor es la celebración precisa para confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se hace presente en todas las culturas (religiones), que actúa en todos, y que invita a la comunidad creyente a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del mundo actual. En un tiempo como el que vivimos, marcado por la conciencia del pluralismo religioso, el sentido de lo «misionero» y de la «universalidad cristiana» han cambiado profundamente. Hasta ahora, en demasiados casos, lo misionero era sinónimo de proselitismo, o sea, de un esfuerzo por ir a «convertir» al cristianismo a los «gentiles» o «paganos». La «universalidad cristiana» era entendida desde la centralidad del cristianismo: éramos la religión central, la (única) querida por Dios, y por tanto, una religión que era el destino establecido por Dios para toda la raza humana... Todos los pueblos (universalidad, sí) estaban destinados a abandonar su religión ancestral y a hacerse cristianos... Tarde o temprano el mundo llegaría a su destino: ser «un sólo rebaño, con un solo pastor»... (y al decir esto, los católicos imaginábamos una Iglesia católico-romana felizmente extendida a todo el mundo, extendida incluso a las demás confesiones cristianas, que habrían aceptado finalmente al Papa como pastor supremo y único...). Es decir, se trataba de una universalidad, sí, pero cristianocéntrica: la universalidad se da en nosotros, en el cristianismo, y fuera del cristianismo, todos los valores religiosos son inferiores y están destinados a subsumirse o a desaparecer... Hoy todo esto está cambiando, aunque muchos cristianos (incluidos no pocos de sus pastores y la teología más oficial) todavía siguen anclados, incluso inamovibles, en la visión tradicional. Buen día hoy, la fiesta de la Epifanía, para replantearse estos desafíos y para reflexionar sobre ellos en la homilía y en la comunidad cristiana. No desaprovechemos esta oportunidad para actualizar también personalmente nuestra visión en estos temas. En la RELaT (servicioskoinonia.org/relat) hay bastantes materiales para estudiar el tema, así como para debatirlo en grupos de estudio o de catequesis (véase por ejemplo los artículos no 351, 419, 277, 366, 409, 363, 445). El último de éstos artículos nos resulta radicalmente novedoso: nunca habíamos leído un texto teológico como éste, concebido y redactado desde una visión de la misión misionera que «no incluye la conversión del otro al cristianismo», una misión no concebida para convertir, una misión sin proselitismo, sin superioridad, sin voluntad de absorción del otro, ni explícita (exclusivismo) ni implícita (inclusivismo); merece la pena estudiarlo y debatirlo. En el Nuevo Testamento, además de Juan 7,42, encontramos referencias a Belén en las narraciones de Mateo 2 y Lucas 2 acerca del nacimiento de Jesús. La tradición de que el Mesías debía nacer en Belén tiene su base en el texto de Miqueas 5,2, donde se señala que de Belén Efrata debería salir quien gobernaría Israel y sería pastor del pueblo. Hoy ya sabemos que Jesús nació probablemente en Nazaret, y que la afirmación de que nació en Belén es una afirmación simplemente teológica, no histórica. El término “magos” procede del griego “magoi”, que significa matemáticos, astrólogos, es decir, estudiosos del cielo. Más tarde el teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (160-220 d.C.) aseguró que los magos eran reyes y que procederían de Oriente. En los regalos de los magos a Jesús, los Padres de la Iglesia ven simbolizadas la realeza (oro), la divinidad (incienso) y la pasión (mirra) de Cristo. Por cierto, la mayor parte de nuestras celebraciones litúrgicas nunca hacen referencia a las religiones no cristianas; nos mantenemos en una esfera férreamente cerrada a todo lo ajeno: no dejamos entrar ninguno de los regalos magníficos que otras religiones nos hacen... Buen día hoy para referirnos a esos dones que Dios mismo nos hace a través de las demás religiones, sus prácticas religiosas tan diferentes de las nuestras, sus métodos de oración, sus acentos éticos diversos... Como la familia de Jesús aceptó los dones que aquellos «paganos» le trajeron, así nosotros deberíamos abrirnos a ese intercambio de bienes... El evangelio de hoy no es dramatizado en la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil, pero puede utilizarse el episodio 135, «Fiesta con los pastores». En su página (https://radialistas.net/135-fiesta-con-los-pastores/) pueden recogerse el guión, un comentario excelente de los autores, y el audio; o puede buscarse otro episodio si ya se utilizó este la semana pasada. La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un capítulo, el 06, titulado «¿Ángeles, Reyes y estrellas?», que puede ser útil para suscitar un diálogo- debate sobre la simbología mítica de la fiesta de la Epifanía. Su guión y su audio puede recogerse en https://radialistas.net/6-angeles-reyes-y-estrellas/ Es importante consultar la información complementaria que la serie ofrece al final de la entrevista. Para la revisión de vida Dios se da a conocer a todas las gentes; no sólo al pueblo elegido, sino a todos los pueblos, representados en los Magos de Oriente. ¿Tengo yo ese mismo sentimiento de universalidad de Dios, o creo que sólo nosotros conocemos a Dios y estamos en la verdad? ¿O pensamos tal vez que sólo nuestra religión es verdadera, que las demás son "falsas"? Para la reunión de grupo - - El símbolo de la fiesta de la Epifanía (unos magos de Oriente yendo a adorar a Jesús) es una elaboración teológica propia (exclusivamente) del “evangelio de la infancia” de Mateo, escrito en un momento en el que la comunidad cristiana está tratando de expandirse misioneramente. Es fácil interpretar la escena de estos magos como “inclusivismo”, como si “aun la gente buena y religiosa que hay fuera del cristianismo debiera venir a Jesús”, o como “exclusivismo”, como si “fuera de Jesús no hubiera salvación”... Hoy, dos milenios más tarde, con una visión bastante más amplia, y tras un Concilio Vaticano II que ha dicho las palabras más positivas y optimistas sobre el valor salvífico de las demás religiones que ningún otro concilio de la Iglesia Católica, caben otras interpretaciones más abiertas. Dialoguemos sobre ello. - - La salvación de Dios ofrecida en Jesús es universal, como lo es la salvación que Dios causa y ofrece fuera (o antes) del cristianismo a través de las religiones de los pueblos. Dios es el mismo a pesar de la multiplicidad de sus nombres o de la diversidad de las religiones. Por eso los magos adoran a Jesús sin ser cristianos, y por eso los cristianos podemos participar de las riquezas religiosas de toda la humanidad. Todo lo que es de Dios nos pertenece a sus hijos, a todos sus hijos. Por eso debe haber diálogo y paz entre las religiones... ¿Es ésta una argumentación correcta? - - La Epifanía de Jesús, su manifestación a toda la humanidad, significa que hay más de un «Pueblo de Dios», que no sólo el cristianismo lo es. ¿Seguimos identificando el «pueblo de Dios» con la Iglesia católica?, ¿con el cristianismo? ¿Son correctas esas identificaciones? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Qué «pueblos» serían «Pueblo de Dios»? ¿Se trata necesariamente de pueblos? - - El Concilio Vaticano II nos ha recordado que la manifestación de Dios en Jesús no es la única. Dios, como sabemos, se ha manifestado de muchas maneras también a otros pueblos (Heb 1,1)... ¿Qué cambios de actitud y hasta de lenguaje conllevaría aceptar este "recordatorio"? ¿Qué cambios también implica en los fundamentos de la misión, de la evangelización a los pueblos no cristianos? - - Como cristianos tenemos aún que lidiar con la traba de la conciencia que tenemos de ser los elegidos, frente/ante todas las demás religiones. Una ayuda puede ser el ver que también otras religiones han pensado ser las únicas verdaderas, la elegida por Dios. Véase el número 385 de la RELaT (http://servicioskoinonia.org/relat/385.htm): ¿Aparece la idea de la elección también en otras religiones?, de Ariel FINGERMAN. - (Para el tema del pluralismo religioso, recomendamos el libro de J.M. VIGIL, Teología del pluralismo religioso, Editorial El Almendro, Córdoba, y editorial Abyayala, Quito, Ecuador. Véase tiempoaxial.org También puede descargarse de internet). Para la oración de los fieles - Para que estemos siempre dispuestos a dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza a quien nos lo pida. Roguemos al Señor. - Para que cada religión esté dispuesta a escuchar a las demás y a acoger con apertura de corazón lo que el Espíritu nos manifiesta en las religiones de todos los pueblos. Roguemos... - Para que todos los catequistas sepan unir el testimonio de su propia vida a una buena preparación para ejercer su ministerio. Roguemos... - Para que cuantos viven sumidos en la duda, el temor o la intranquilidad se encuentren con Dios vivo y alcancen la luz y la paz que buscan y necesitan. Roguemos... - Por cuantos buscan un mundo más justo y en paz, para que encuentren la recompensa a sus trabajos y desvelos. Roguemos... - Para que vivamos de tal modo la fraternidad con quienes nos rodean que seamos para todos un verdadero testimonio de fe y de amor. Roguemos... Oración comunitaria * Dios, Padre nuestro: el relato evangélico nos narra que en un día como éste Jesús fue reconocido por unos magos venidos de Oriente en su búsqueda; haz que quienes te buscan, encuentren y sigan las estrellas que Tú pones en su camino, y quienes ya te hemos encontrado podamos contemplar un día, cara a cara, la gloria de tu rostro. Por Jesucristo. * Oh Dios, Dios único, «Dios de todos los nombres» con los que los humanos de todos los tiempos te han buscado. Tú que te has hecho buscar por todos los pueblos, y a todos ellos también les has salido al encuentro en su propia vida espiritual, en su religión, concédenos apertura de corazón para sentir tu presencia omnímoda en todas las religiones de la tierra. Tú que vives y das vida, y dialogas con todos los pueblos, por los siglos de los siglos. Amén. Lunes 9 de enero de 2023 Bautismo del Señor Is 42,1-4.6-7: «Miren a mi siervo, a quien prefiero» Salmo 29: El Señor bendice a su pueblo con la paz Hch 10,34-38: Ungido por la fuerza del Espíritu Santo Mt 3,13-17: «Éste es mi Hijo querido, mi predilecto» Hoy celebra la liturgia el bautismo de Jesús. Las lecturas de este día nos ofrecen tres elementos para reflexionar sobre el bautismo en el Señor. Un primer elemento lo encontramos en el texto de Isaías, quien nos habla de la actitud del siervo de Dios; éste ha sido llamado y asistido por el Espíritu para llevar a cabo una especial misión en el pueblo de Israel: hacer presente con su vida la actitud misma de Dios para con la humanidad; es decir, evidenciar que Dios instaura su justicia y su luz por medio de la debilidad del ser humano. Por tanto, es tarea de todo bautizado testimoniar que Dios está actuando en su vida; signo de ello es su manera de existir en medio de la comunidad; debe ser una existencia que promueva la solidaridad y la justicia con los más débiles, pues en ellos Dios actúa y salva; en ellos se hace presente la liberación querida por Dios. El segundo elemento está presente en el relato de los Hechos de los Apóstoles. La intención central de este relato es afirmar que el mensaje de salvación, vivido y anunciado por Jesús de Nazaret, es para todos. La única exigencia para ser partícipe de la obra de Dios es iniciar un proceso de cambio (respetar a Dios y practicar la justicia), que consiste en abrirse a Dios y abandonar toda clase de egoísmo para poder ir, en total libertad, al encuentro del otro, pues es en el otro donde se manifiesta Dios. A ejemplo de Jesús, todo bautizado tiene el deber de «pasar por la vida haciendo el bien»; tiene la tarea constante de cambiar, de despojarse de todo interés egoísta para poder así ser testigo de la salvación. El evangelio de Mateo desarrolla el tercer elemento que identifica el verdadero bautismo: La obediencia a la voluntad del Padre. “La justicia plena” a la que se refiere Jesús en el diálogo con Juan el Bautista manifiestamente la íntima relación existente entre el Hijo de Dios y el proyecto del Padre. Esto significa que el bautismo es la plenitud de la justicia de Dios, ya que las actitudes y comportamientos de Jesús tienen como fin hacer la voluntad de Dios. Esta obediencia y apertura a la acción de Dios afirma su condición de hijo; es hijo porque obedece y se identifica con el Padre. Esta identidad de Jesús con el Padre (ser Hijo de Dios) se corrobora en los sucesos que acompañan el bautismo: el cielo «se abre», desciende el Espíritu, y una voz comunica que Jesús es Hijo predilecto de Dios. Es «hijo» a la manera del siervo sufriente de Isaías (Is 42,1): hijo obediente que se encarna en la historia y participa completamente de la realidad humana. El bautismo, en consecuencia, provoca y muestra la actitud de toda persona abierta a la divinidad y voluntad de Dios; y hace asumir, como modo normal de vida, el llamado a ser hijos de Dios, identificándonos en todo con el Padre y procurando, con nuestro actuar, hacer presente la justicia y el amor de Dios. Por desgracia, en la actualidad el bautismo se ha limitado al mero rito religioso, desligándolo de la vida y la experiencia de fe de la persona creyente. Se ha olvidado que el bautismo es un hecho fundamental del ser cristiano, pues tendría que ser la expresión de la opción fundamental de la persona, opción que toma a la luz del ejemplo de Jesús y por la que se compromete a ser cristiano. El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 7 de la serie «Un tal Jesús», titulado «Bautismo en el Jordán», de los hnos. López Vigil. El audio, el guión y su comentario pueden ser tomados de: http://radialistas.net/category/un-tal-jesus Para la revisión de vida Hoy es el primer domingo del “tiempo ordinario”; se acabaron los “tiempos fuertes” de la liturgia, el adviento y la navidad; vuelve la vida ordinaria... Un adagio clásico de ascética decía: “in ordinariis, non ordinarius”, para expresar la meta de quien quiere ser santo (‘extraordinario’) en las cosas ordinarias, en la vida diaria... Al comenzar el “tiempo ordinario” debemos renovar nuestro deseo de vivir “extraordinariamente”. Uno de los estribillos de espiritualidad del Concilio Vaticano II fue su insistencia en que la santidad no hay que buscarla por caminos extraordinarios, sino «por», «a través» de la vida ordinaria (LG 39-42). Para la reunión de grupo - Isaías interpreta la misión del mesías como “implantar el Derecho”... Reflexionemos: ¿Qué relación tiene el Derecho con la misión de todo un Mesías? ¿Qué relación puede tener el Derecho con la misión de todo un cristiano? - ¿Cómo está nuestro mundo desde la óptica del Derecho? ¿Es el Derecho (Internacional, mundial) el que rige el “orden” del mundo? ¿Estamos avanzando hacia un ordenamiento jurídico mejor, o hemos retrocedido hacia la ley de la selva, la ley del más fuerte, la justicia (o venganza) por la mano propia...? ¿Puede ser la promoción del derecho y la exigencia de un nuevo Derecho Mundial uno de los grandes deberes de los cristianos, para hacer efectiva en nosotros la misión del Mesías en el mundo actual? - ¿Guarda el bautismo de Jesús alguna relación con nuestro bautismo? - Jesús “se bautizó como adulto”; en no pocos lugares los “nuevos movimientos religiosos” y las sectas acusan a los católicos de que nuestro bautismo no es válido, por ser administrado a los niños... ¿Qué pensar? ¿Debería reformarse la pastoral bautismal? ¿Qué decisión tomar entre lo ideal y la practicidad? Para la oración de los fieles - Para que todos los hombres y mujeres, sean de la religión que sean, acepten y fomenten el Amor, la Justicia y el Derecho, roguemos al Señor... - Por todos los seguidores de Jesús, para que se distingan siempre –como el Mesías en el que creen- por su amor a la paz, a la concordia, a la justicia y al derecho... - Para que aprendamos de todos los hombres y mujeres, de cualquier religión, que han descubierto el imperativo absoluto de los derechos humanos, que vienen a ser “derechos divinos”... - Para que todos renovemos nuestro bautismo: nuestra decisión de seguir a Jesús y comprometernos con su proyecto mesiánico de “implantar el Derecho en el mundo”... - Para que la Iglesia resuelva de la mejor manera posible la problemática inherente a la pastoral del bautismo de niños... Oración comunitaria * Dios Padre nuestro, que en el bautismo de Jesús lo has proclamado como tu “Hijo muy amado, el predilecto”; te suplicamos nos cobijes bajo su nombre y nos concedas conformarnos cada día más cercanamente a su imagen, haciendo nuestra su Causa y prosiguiendo su misión de ser “luz de las naciones” y de “implantar el Derecho en la tierra”. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor... * Misterio Infinito, inexpresable, que queremos adorar en silencio, sin palabras... Reconocemos tu Presencia ubicuamente, en el corazón de la Materia y en las raíces de la Realidad, en lo mejor del ser humano, que nos conduce por eso a una convergencia incontenible con el Amor, con la Justicia y la Fraternidad. Ayúdanos a adorarte con el Corazón profundo de nuestro ser, y con la práctica de la justicia, «pasando por la vida haciendo el bien, y curando a nuestros hermanos y hermanas de toda opresión». Martes 10 de enero de 2023 1 a Semana Ordinario Ana de los Ángeles Monteagudo (1686) Heb 2,5-12: Dios lo coronó de gloria y honor Sal 8: Diste a tu Hijo el mando sobre las cosas de tus manos Mc 1,21-28: «¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús» En nuestra sociedad en la que levantamos barreras y muros y ponemos distancias de los demás, una sociedad de relaciones digitalizadas y despersonalizadas, somos tentados/as a la apatía y el aislamiento, al olvido de la solidaridad y del cuidado mutuo. Bajo tal realidad, ¿qué tenemos que ver con quienes nos rodean? El evangelio de Marcos responde la pregunta con un Jesús comprometido y atento a su prójimo. Jesús entra en la sinagoga de Cafarnaúm y escucha una voz que pregunta: «¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret?» Inmediatamente, Jesús libera al hombre del espíritu inmundo, restituyéndole su libertad y su consciencia y devolviéndolo a su familia y comunidad. Jesús responde con compromiso solidario y rechaza la tentación de ignorar las palabras del hombre poseído. El acto de Jesús modela la actitud que se espera de la persona creyente: el cristiano no puede cerrar ojos, oídos, ni manos ante su prójimo necesitado. Crear comunidad y reino de Dios en una sociedad que nos aísla, separa y deshumaniza es el gesto-respuesta que expresa nuestra responsabilidad con quienes sufren a nuestro alrededor. Miércoles 11 de enero de 2023 1a Semana Ordinario Teodosio (529) Heb 2,14-18: Dios lo hizo semejante a nosotros Sal 105: El Señor se acuerda de su alianza eternamente Mc 1,29-39: Sanó a varios enfermos Marcos retrata un Jesús que recorre los pueblos seguido por multitudes que esperan con ansias una mano sanadora. ¡Qué pasaje tan significativo en una realidad de pandemia generalizada! El pasaje retrata a personas desesperadas, cansadas por la angustia, el dolor, el miedo a la muerte, la exclusión social y el malestar físico, buscando la gratuidad de la sanación divina. El recorrido por los pueblos y la atención a las gentes angustiadas retrata la realidad actual que vivimos, donde inmensas cantidades de personas caen enfermas en desesperación física y emocional, expectantes de segundas oportunidades que les devuelvan la esperanza de vida. De igual forma, hace eco de grupos de personas solidarias llevando medicamentos a quienes sufren malestar, pan, vestido y consuelo. ¿Podríamos vernos retratados en este grupo que no es indiferente? La vida entregada de Jesús nos recuerda el acto salvífico de Dios, que atiende con ternura y compasión a todas las personas y que nos llama a usar nuestras capacidades para traer alivio, descanso y consuelo a quienes aguardan expectantes. Jueves 12 de enero de 2023 1a Semana Ordinario Arcadio, mártir (304) Heb 3,7-14: «Anímense unos a otros» Sal 95: Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón» Mc 1,40-45: «Lo quiero; queda sano» Además de órgano vital que bombea sangre por nuestro cuerpo, el corazón es metáfora de sentimientos como el agradecimiento, la ternura o el amor comprometido. Sin embargo, en la Biblia también aparece como símbolo de dureza y resistencia a los mandatos divinos y a una relación armoniosa con el prójimo. La Carta a los Hebreos llama a la comunidad a no endurecer el corazón y a caminar según el querer de Dios. ¿Qué “querer” es ese? Marcos 1, 41 presenta el episodio de Jesús y el hombre enfermo de lepra. Éste se arrodilla ante el Maestro pidiendo por su salud con palabras que conmueven a Jesús, estremeciendo su interior. Este sentimiento, de un corazón conmovido, impulsa o activa la voluntad de Jesús a curar al hombre de su mal. En un mundo de apatía y lejanía, donde conmoverse es debilidad y no virtud, somos llamados, como comunidad, a construir relaciones tiernas y compasivas. Pidamos a Dios nos aleje de ser llamados duros de corazón. Viernes 13 de enero de 2023 1 a Semana Ordinario Hilario (307) Heb 4,1-5.11: Dios descansó el séptimo día Sal 78: «No olviden las acciones de Dios» Mc 2,1-12: El Hijo del Hombre puede perdonar pecados No existe persona que se haya liberado de sufrir algún tipo de exclusión. Por el color de piel, el idioma, la nacionalidad, la procedencia social o la condición económica se invisibiliza y margina a muchos seres humanos negándoles su dignidad. La Carta a los Hebreos, en cambio, invita a la comunidad a permanecer en Dios ‘para que nadie sea excluido’ (Heb 4,1) de la vida comunitaria que celebra el reino de Dios. Marcos, por su parte, con el relato del paralítico nos recuerda que la exclusión también se vive en las relaciones socio-religiosas, principalmente si se clasifica a las personas. Toda comunidad de fe debe acoger e incorporar a quienes son rechazados por la lógica de este mundo, sin importar su condición. El paralítico es llevado ante Jesús por es misma fuerza comunitaria, y la acción solidaria tiene como fruto la curación física y la liberación de la exclusión y la marginación. Pidamos a Dios que nos ayude a construir su proyecto salvífico, opuesto a toda forma de exclusión. Sábado 14 de enero de 2023 1a Semana Ordinario Félix de Nola (260) Heb 4,12-16: Acerquémonos a Dios Sal 19: «Tus palabras, Señor, son espíritu y vida» Mc 2,13-17: «He venido a llamar a los pecadores» Sentarse a la mesa es un acto de intimidad y sacralidad. Compartimos la mesa con familia y amistades en señal de afecto o con desconocidos para iniciar un acercamiento. Incluso en una comida se llegan a sellar compromisos y negocios. La mesa es una oportunidad para la comunión donde quienes participan viven momentos de alegría y esperanza. En el cristianismo la mesa también tiene un trasfondo religioso y social importante. En ella los comensales aprenden la enseñanza de Jesús y en su comunión se construye el Reino. Marcos nos retrata una escena en la que Jesús se sienta a la mesa, pero no con su familia o amistades, sino con personajes de no muy buena reputación: Come con Leví y con otras personas tratadas como pecadoras por parte del sistema religioso. Jesús hace de la mesa espacio de encuentro liberador, promoviendo la inclusión y la conversión; mostrando en una comida la acción transformadora de Dios. Participemos de la mesa transgresora que se convoca para luchar por la justicia y la igualdad. 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