Servicio
Bíblico Latinoamericano
Del 22
al 28 de Diciembre de 2019 – Ciclo A
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Domingo 22 de Diciembre
4º de Adviento
Francisca Cabrini,
fundadora (1917)
Isaías 7,10-14: La virgen
dará a luz un hijo
Salmo 23: Que entre el
Señor, el rey de la gloria
Romanos 1,1-7:
Jesucristo, Hijo de Dios
Mateo 1,18-24: Jesús
nacerá de María
Vamos a hacer en primer lugar un comentario litúrgico-pastoral a estos
textos bíblicos en una línea más bien tradicional. Luego haremos una nota
crítica.
En el pasaje de Isaías
que escuchamos hoy resuena ese anuncio esperanzador del nacimiento de alguien
que estará permanentemente inserto en medio de su pueblo. Al parecer estas
palabras del profeta al rey Acaz se dieron en un contexto en el que las
esperanzas del mantenimiento de la seguridad del reino de Judá se centraban más
en el poder político y militar, dejando a un lado la confianza en el Dios YHWH.
Isaías ha visto los afanosos intentos del rey para aliarse con sus vecinos en
orden a defenderse de las amenazas del reino del norte, quienes a su vez se han
aliado con otros para defenderse del poderoso de turno.
Para despertar de
nuevo la confianza en Dios, el profeta se vale de un hecho probablemente
histórico, el embarazo de alguna de las doncellas del rey. Así como esa joven
dará a luz un primogénito, del mismo modo enviará Dios un descendiente davídico
que asuma los destinos del pueblo, en medio del cual estará siempre; por eso su
nombre “Emmanuel”, Dios con nosotros. Con base en esta profecía, se fue
fomentando la idea de que el Mesías nacería de una virgen. Desde entonces, toda
primeriza en Israel albergaba la esperanza de ser la madre del Mesías; todo
ello debido a la misma terminología empleada tanto en el hebreo como en el
griego y luego en nuestra lengua. Cuando Mateo relata la concepción de Jesús,
se hace eco de esta profecía de Isaías y la cita textualmente.
La segunda lectura
está tomada de la carta de san Pablo a los romanos, concretamente se
trata del encabezamiento de la carta. Allí relata Pablo a los cristianos de
Roma su propia vocación al apostolado, para lo cual fue elegido por el mismo
Dios. Para Pablo está claro que el evangelio que él predica es Jesucristo
mismo, su persona, su obra, su muerte y resurrección. Es muy importante para el
apóstol subrayar que este Jesús es descendiente de David en cuanto a lo humano,
pero que Dios le otorgó su Espíritu constituyéndolo en Mesías todopoderoso,
Señor Único, resucitándolo de entre los muertos. Otra cosa que recalca Pablo es
que su actividad evangelizadora le ha sido otorgada por puro don, por vocación;
de ahí que su preocupación haya sido durante toda su vida el dar a conocer a la
noticia de Jesucristo especialmente a los gentiles.
En el evangelio, Mateo
nos narra el origen de Jesucristo. María estaba desposada con José, pero aún no
vivían juntos. Ello indica que estaban en un período que llamaban desposorio o
compromiso matrimonial, período que podía durar de seis meses a un año, tiempo
prudente para el esposo construir o acondicionar la casa en donde recibiría a
su esposa. En el entretiempo la novia seguía viviendo con sus padres,
dependiendo de su papá hasta que pasara formalmente a depender de su marido. La
promesa de matrimonio o desposorio implicaba completa fidelidad al novio; todo
acto de infidelidad era adulterio, y como tal podía ser castigado conforme a la
ley mosaica.
En esas
circunstancias, nos narra el evangelio que María resultó embarazada; pero
aclara diciendo: “por obra del Espíritu Santo”. El hecho haría sentirse muy mal
a José; sin embargo, agrega Mateo, que como “era un hombre justo, y para no
exponerla a la infamia, decidió abandonarla en secreto”. José hubiera podido
hacer valer sus derechos, exigir el castigo previsto por la ley...; con todo,
quizá sin darse cuenta, va colaborando también él con los planes divinos.
En estos planes
divinos no todo está garantizado, pues en ellos también están involucradas la
libertad y la voluntad humanas. Es una constatación que podemos hacer en toda
la historia de la salvación partiendo desde el mismo paraíso. Parece que los
planes de Dios caminaran sobre el filo de la navaja (!). Un ejemplo de ello lo
tenemos en el relato que hoy nos cuenta Mateo.
Pero en esos planes
hay siempre una cosa muy importante que se llama diálogo. Precisamente en el
diálogo con el ángel que le habla en sueños a José se nos muestra cómo Dios va
incorporando a su proyecto a sus mismas criaturas. El silencio de aceptación de
José es la respuesta que Dios nos pide también a nosotros. Le ponemos muchas
trabas y condiciones a la obra de Dios. A veces intentamos “corregir” la manera
como Dios actúa; ¡no es necesario! Basta que pongamos nuestra fuerza y voluntad
al servicio del plan de Dios, lo demás Él sabe cómo lo hace.
Aunque en nuestro
pasaje se resalta la figura de José en su duda, en su aceptación de ser padre
de Jesús y de ponerle el nombre, la verdad es que María, que apenas es
nombrada, está también allí recordándonos su actitud de fe y sumisión a los
planes de Dios que son vida para el hombre y la mujer de todos los tiempos.
El evangelio de hoy
es dramatizado en el capítulo 133 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos.
López Vigil, titulado «Una noche de dudas». El audio, el guión del texto, y su
comentario bíblico-teológico, puede ser tomado de aquí: https://radialistas.net/133-una-noche-de-dudas/
Como nota
crítica podríamos decir algo que hace mucho tiempo que es ya un «lugar
común» en el mundo bíblico: los profetas no fueron en su tiempo adivinos del
futuro, ni muchas de las cosas que los primeros cristianos creyeron ser
«cumplimiento de lo anunciado por las Escrituras» realmente lo fueron. Ese
esquema apologético de que lo sucedido en Jesucristo estaría previsto y ya
anunciado en el pasado, hace tiempo que ha sido abandonado en los estudios
bíblicos. Más. Desde hace apenas unos años, menos de veinte, se está hablando
de una nueva ola, un nuevo «revolcón» en el tema de la historicidad bíblica. Ya
sabíamos que había muchas cosas y figuras (importantes) de la Biblia que no
eran literalmente históricas. Los grandes especialistas bíblicos ya mostraban
hace tiempo una visión bastante matizada de la base histórica bíblica. Los
planteamientos concordistas de La Biblia
tenía razón, aquel famoso libro (1955), hace mucho tiempo que no gozan de
audiencia.
Pero en los últimos
años, como decimos, se ha dado una vuelta de tuerca. Hay toda una corriente
arqueológica última, la más actual, que se pronuncia ya con claridad por una
postura bastante más radical sobre la historicidad. No quieren ya utilizar la
arqueología (religiosa) para ornamentar con curiosidades la ciencia bíblica,
sino que creen que debemos ser honrados y someter los estudios bíblicos a lo
que la arqueología laica descubre y cree poder probar. Es, de alguna manera,
una nueva edición del conflicto entre la ciencia y la fe, pero a estas alturas
la solución del conflicto está ya muy precocinada, y no caben componendas. Ya
no vamos a condenar a Galileo... ni a los arqueólogos.
No podemos entrar
aquí en más profundidad. Remitimos a un libro clave, de Finkelstein, La Biblia desenterrada. Una nueva visión
arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados, Siglo
XXI Editores, Madrid y Buenos Aires, 2003 (está en la red). O vean cualquiera
de estos cuatro videos: https://vimeo.com/user10361814/videos, que son de toda calidad científica.
Concretamente en
torno a la Navidad, para grupos más críticos o formados, puede ser bueno
estudiar a fondo el tema del significado de la encarnación, tanto del misterio
en sí mismo, cuanto de los relatos evangélicos correspondientes. Hay propuestas
teológicas muy interesantes que merecen atención, como «La metáfora de Dios encarnado» de John HICK (tiempoaxial.org),
o «Jesús, hijo de mujer» de John Shelby SPONG (en la biblioteca de Koinonía,
servicioskoinonia.org/biblioteca), o el estudio sobre «Las narraciones de la
Natividad de Jesús» de Mariano CORBÍ, en la RELaT (servicioskoinonia.org/relat),
el nº 381. Otras muchas ideas y sugerencias pueden verse en servicioskoinonia.org/pastoral en tiempo previo a
la Navidad.
Para la
revisión de vida
En esta última semana de adviento, trato de hacer una revisión de mi vida
sobre cómo me estoy preparando para vivir la conmemoración del nacimiento de
Jesús.
¿Voy a estar atento a no caer en
esa tentación que se ha hecho clásica ya, la de la identificación de la navidad
con el consumismo?
¿Voy a vivir especialmente en esta
navidad la solidaridad con los pobres?
Para la
reunión de grupo
-
Retomar la lectura de todo
el cap. 7 de Isaías, una vez leído, discutir y asimilar las notas explicativas
que trae la Biblia Latinoamericana.
-
Leer de nuevo el pasaje de
Mateo y estudiar la nota a este pasaje en la Biblia Latinoamericana.
-
Escuchar y/o leer el
capítulo 133 de “Un tal Jesús” y comentar en el grupo lo que nos sugiere sobre
esta vivencia de la Navidad.
-
Tomar esos materiales de
profundización sugeridos más arriba, y organizar una o varias sesiones de
estudio.
Para la
oración de los fieles
-
Por los cristianos de
todas las confesiones, para que por encima de nuestros intereses de grupo,
seamos capaces de transparentar en el mundo la presencia única y permanente de
Dios. Oremos...
-
Para que nuestra vida
personal y grupal sea fiel reflejo del amor del Padre manifestado en su Hijo.
Oremos...
-
Para que esto en estos
días de Navidad no olvidemos a los más necesitados de nuestras comunidades.
Oremos...
-
Para que la Navidad deje
en nosotros frutos de una conversión sincera y de una adhesión incondicional a
los planes del Padre... Oremos...
Oración
comunitaria
Padre bueno y misericordioso, cuando hacemos nuestra propia voluntad nos
perdemos, se diluye el sentido de nuestra vida y arrastramos a muchos a la
perdición; que al contemplar hoy a María y José obedientes a tu voluntad,
sintamos también nosotros el placer y la necesidad de adherir a Ti nuestro ser
y nuestra voluntad. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Lunes 23 de
Diciembre
Feria privilegiada de
Navidad
Juan Cancio (1473)
Mal 3,1-4.23-24: Enviaré
al profeta Elías
Salmo 24: ¡Levántense,
levanten la cabeza: se acerca la liberación!
Lc 1,57-66: El nacimiento
de Juan
La reconciliación generacional es una de las grandes tareas de la era
mesiánica. A los ojos de los padres y mayores, el camino al futuro habría de
trazarse en apego estricto a las tradiciones de los antepasados; para los
hijos, el porvenir era la modernidad que clamaba por la novedad y la
creatividad para ajustarse y disfrutar de las nuevas condiciones de vida. La
misma vida familiar estaba resquebrajada. En el seno de la familia actual,
podemos constatar situaciones similares. La recomendación de los consejeros es
fomentar la comunicación familiar; dialogar es el puente generacional. El
diálogo nace de una búsqueda sincera de la verdad y es el pedagogo hacia la
unión y la comunión. Por esto es indispensable educarnos en valores como la
tolerancia, escuchar, la capacidad para reconocer errores y de ser asertivos,
es decir, expresar las propias ideas respetando las de los demás. El profeta
clama por discernir y purificar. “El que viene” representa lo nuevo en la
continuidad. ¿Hay alguna área de la vida familiar que requiera una voz nueva?
Martes 24 de
Diciembre
Vigilia de Navidad
Gregorio, mártir
(303)
2Sam 7,1-5.8b-12.14a.16:
Tu reino durará por siempre
Salmo 88: Cantaré
eternamente tus misericordias, Señor.
Lc 1,67-79: Nos visitará
el sol que nace de lo alto
La historia de salud se ha fraguado con la inquebrantable fidelidad de
Dios para salvar a su pueblo. La fidelidad consiste en mantener lo acordado
cuando las adversidades orillan a derogarlo. La fidelidad sobrevive gracias a
la corriente cotidiana que la alimenta de gestos y actos casi imperceptibles.
Ser fiel es vivir atento a la persona amada. En nuestros moldes culturales, la
fidelidad ha quedado asociada a la relación de intimidad en la pareja
matrimonial, pero es solo un aspecto. La fidelidad se rige por los valores que
se asumen en la propia vida, y esto supone establecer relaciones de diferente
coloratura con las personas de nuestro entorno. La fidelidad tiene que ver con
la transparencia y con la disposición a amar con toda libertad. Sin la
sinceridad y la libertad en amar la fidelidad es un yugo. El ser fiel “en lo
poco” verifica la fidelidad de la escala mayor. La fidelidad de Dios a su
pueblo es diaria y eso es lo que quiere de nosotros. ¿Cómo valoramos la
fidelidad de Dios?
Miércoles 25 de
Diciembre
NATIVIDAD DEL SEÑOR
Is 52,7-10: Verán los
confines de la tierra la victoria de nuestro Dios
Salmo 97: Los confines de
la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Heb 1,1-6: Dios nos ha
hablado por el Hijo
Jn 1,1-18: La Palabra se
hizo humana y habitó entre nosotros
Hoy celebramos la fiesta del nacimiento de Jesús de Nazaret, pero en
realidad en esta fiesta hay muchos componentes, de muy diverso género, y no
sería bueno tratarlos todos como dimensiones teológicas. Hay también elementos
culturales, sociales, históricos, afectivos... Esta mezcla hace desaconsejable
echar mano sólo de la lupa teológica racional. Quizá es ésta una fiesta en la
que hay que dejar a un lado esa perspectiva racional, y hacernos niños, y
celebrar con la ingenuidad del niño/a que todos/as llevamos dentro.
Pero digamos en todo caso una palabra sobre
cada lectura.
La lectura de Isaías es un canto de
alabanza de la próxima liberación de Jerusalén. Dos imágenes enmarcan la
lectura, por una parte la de los mensajeros que sobre los montes de Judá traen
la noticia de la próxima liberación, y gritan: ¡Yahvé reina! La segunda imagen
es la de los centinelas que prorrumpen en júbilo porque ven el retorno de Yahvé
a Sión y exclaman alborozados cómo el Señor ha consolado a su pueblo y ha
rescatado a Jerusalén. Y es que en el contexto en que se escribe el libro de
Isaías, la mayoría del pueblo de Israel se encuentra exiliado en Babilonia, son
esclavos de los asirios. Sin embargo, ven como muy positivo que Darío asuma el
poder, y ponen sus esperanzas en que el será el «rescatador», que les permitirá
retornar a su tierra. Esta realidad es inminente, por lo que el escritor canta
ya la alegría del retorno a la tierra. Para nosotros hoy, esos pies del
mensajero anuncian el nacimiento del Señor, y nosotros, como los centinelas,
proclamamos alegres la presencia del Salvador que se hace vida en medio de nosotros.
El salmo responsorial corresponde a un
himno de alabanza dirigido a Yahvé porque ha obrado maravillas y porque ha
revelado la justicia a las naciones acordándose de la lealtad de Dios a Israel.
El salmista invita a toda la creación (mar, ríos y montes) a aclamar a Yahvé
que llega a juzgar el mundo con justicia y los pueblos con equidad. Esa
felicidad la compartimos nosotros con el salmista cuando recibimos a Jesús que
llega, que nace. Él es Dios mismo que se convierte en Buena Noticia, anuncio de
salvación para todos los pueblos, que asume nuestra condición humana y por ello
estamos alegres y cantamos llenos de júbilo y esperanza.
La carta a los hebreos refuerza aún más
la alegría de esta celebración de la Natividad del Señor Jesús. Expresa que
«muchas veces y de múltiples maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres
por medio de los profetas, pero en estos últimos tiempos nos habló por medio de
su Hijo a quien instituyó heredero de todo». Hermanos, estamos en los últimos
tiempos pues la revelación a llegado a su plenitud en Jesucristo. Él es imagen
de Dios invisible, quien le ve a él ve al Padre; pues al asumir la condición
humana y al nacer en un establo, como un hombre pobre; Dios se ha manifestado
como solidario con todos los hombres de la tierra y por medio de Jesús ha
mostrado el camino de la salvación.
La liturgia de hoy, la de la misa del día, como
la más solemne –porque otra es la de la media noche–, proclama el prólogo del
evangelio de Juan. Un texto bien solemne, y muy especial. Haríamos mal
en leerlo como cualquier otro de los relatos evangélicos de la Navidad, en
torno al nacimiento de Jesús, como los evangelios de la infancia. El texto de
Juan pudo ser escrito treinta años más tarde, el último de entre los textos
evangélicos hoy canónicos, en torno al año 100 d.C. Entenderlo como un relato
«descriptivo» que nos trasmite información sobre «cómo sucedieron las cosas»,
información transmitida a Juan evangelista como por revelación directa, sería
un error. Hoy la ciencia bíblica enfoca este texto con otra luz, conoce mejor
su naturaleza y sabe que se trata de otra cosa.
En todo caso, es un texto clave, uno de los
pocos textos de los que se puede decir que han sido sencillamente decisivos
para la configuración concreta del desarrollo del cristianismo. Muchos opinan
que fue Pablo el creador del cristianismo, más que los evangelios sinópticos
por ejemplo. Otra opinión también común es la de que quien fundó el
cristianismo fue en realidad Juan, al fundamentarlo con esta visión fantástica
genial que nos entrega este texto, que catapultó la reflexión sobre Jesús a su
máxima dimensión.
Más allá de lo que de este texto hubiera de ser
retenido o no, la dimensión de encarnación que daría al cristianismo lo ha
marcado, realmente. Encarnación, y su complemento, la divinización, son como
una columna vertebral del cristianismo, y una de las marcas registradas de su
espiritualidad y su compromiso histórico.
En la dimensión concreta de la historicidad, ya
sabemos: no tenemos ninguna noticia histórica de la fecha del nacimiento de
Jesús. El 25 de diciembre fue tomado de la fiesta romana del nacimiento del
Sol, pues a partir de ese día –hoy sabemos que no exactamente– comienza a
aumentar el tiempo de insolación (en el hemisferio norte, obviamente, y
locontrario en el sur); el Sol en estos días superaba su período anterior
invernal, de muerte y disminución. Si a Jesús se le llamaba «el Sol de
Justicia», qué mejor fecha para datar su nacimiento que el día del
re-nacimiento del Sol astronómico, que en el mundo romano era considerado
divino.
Puede ser interesante tener la curiosidad de
examinar la letra de algunos de los «villancicos» tradicionales más comunes.
Podrá observarse que en muchos casos su letra, en verdad, es teológicamente
pobre, y a veces, racionalmente insostenible. «¡Pero funciona!», es decir: en
el sentimiento religioso, la racionalidad no es lo decisivo... Lo religioso es
pluridimensional; es también afectivo, estético, fruitivo, contemplativo... y
sí, claro, también intelectual y racional, pero no sólo, ni fundamentalmente.
Pero hoy, día de Navidad, manda el Niño Jesús,
y el niño que llevamos dentro cada uno de nosotros. Démosles libertad completa.
Para la
revisión de vida
En todo caso,
la Navidad es fiesta de humanización, que celebra lo más humano de la vida: el
amor, la ternura, la familia, la solidaridad... ¿Qué debo hacer para que no se
me escape la Navidad, para vivirla a fondo?
Para la
reunión de grupo
-
Recordemos la «infraestructura» de la fiesta de
la Navidad: Coincide con el comienzo del invierno astronómico, cuando los días
comienzan a crecer... Era una fiesta también romana, y fue la Iglesia quien
«cristianizó» esa fiesta poniendo en ella la celebración del nacimiento de
Jesús. ¿Qué nos inspira todo esto?
-
En el centro de
la Navidad está el tema de la encarnación: Dios se ha hecho ser humano. Si el
grupo lo cree oportuno, comentar el conocido tema de «La metáfora del Dios
encarnado», título del libro de John Hick. (En la RELaT –servicioskoinonia.org/relat–
hay dos capítulos del mismo; ver el libro en tiempoaxial.org)
-
La navidad es
en algunos países el período en que más suicidios se producen, sobre todo por
parte de personas que viven solas, apartadas de la familia, o sin familia...
Todos podemos aventurar una interpretación y hacer alguna reflexión.
Para la
oración de los fieles
-
Por todos los hombres y mujeres del mundo,
especialmente por los más necesitados, para que acojan con amor y alegría al
Dios que a todos sale al encuentro, a cada uno por sus propios caminos
religiosos, roguemos al Señor
-
Para que el nacimiento de Jesús nos dé la confianza
y el optimismo de saber que Dios no abandona a la Humanidad, y que a toda ella
la guía y conduce...
-
Para que el ambiente social navideño vaya acompañado
en nuestras vidas por una vivencia intensa del misterio de la navidad, con
oración y contemplación llena de paz y de agradecimiento...
-
Por todos los que están lejos de sus hogares, o no
tienen familia, o están en soledad obligada o voluntaria; para que experimenten
gozosamente la comunión y el amor por encima del cerco soledad que les rodea...
-
Para que el ambiente de la navidad propicie en
nuestros hogares el necesario clima de amor y ternura que durante la vida
diaria nos es más difícil...
Oración
comunitaria
Dios, Padre
Nuestro, que en Jesús nos has dado tu Palabra, hecha carne y sangre, fuerza y
ternura, muerte y resurrección; te pedimos nos des la fuerza necesaria para
seguir sus pasos por el camino que él nos trazó para llegar hasta ti, abrazando
en nuestro caminar hacia ti a todos los hermanos y hermanas. Por Jesucristo
Nuestro Señor.
Jueves 26 de
Diciembre
Jueves 26 de Diciembre
Esteban, protomártir
(s. I)
Ntra. Sra. de
Andacollo
Hch 6,8-10; 7,54-60: Veo
el cielo abierto
Salmo 30: A tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu
Mt 10,17-22: El Espíritu
del Padre hablará por ustedes
Esteban es testigo de la luz, gracias a su compromiso con la verdad y la
justicia, manifestadas en Cristo Jesús. Fue considerado blasfemo y por eso lo
lincharon. Esteban era helenista en Jerusalén: un foráneo para los locales;
para el grupo de mesianistas galileos, un extraño. Pero creyó en el proyecto de
Dios y dio su vida por él. El reino de Dios no es un proyecto de ultratumba,
sino de hacer la experiencia de Cristo Jesús con los más necesitados de nuestro
mundo. En ese proyecto hay una gran dosis de ruptura con lo establecido y de
rebeldía contra lo instituido cuando los marginados y oprimidos no son
prioridad de acción y de misión. El reino privilegia a los excluidos. Implica,
por lo mismo, una necesaria lectura de la realidad y una reinterpretación de la
fe cristiana, más en la línea testimonial y militante, que en la pietista
ritual. La fe cristiana que recupera el proyecto de Dios debe hacerlo viable el
día de hoy. El proyecto de Jesús requiere testigos.
Viernes 27 de
Diciembre
Juan, apóstol y
evangelista (s. I)
1Jn 1,1-4: Les anunciamos
lo que hemos visto
Salmo 96: Alégrense,
justos, con el Señor
Jn 20,2-8: El otro
discípulo llegó primero
San Juan es testigo de Cristo, la palabra de la vida. La vida nueva, del
Resucitado, es lo específico de la experiencia apostólica, vivida en comunidad.
El apóstol ha experimentado la palabra con la totalidad de sus sentidos, y se
vuelve nuncio y escritor, evangelista, en busca de la alegría plena y
compartida. Uno de los distintivos de las tradiciones de san Juan es que plasma
la verdad en simbolismos de belleza singular. La belleza es una ruta a la
verdad definitiva, que muchas veces queda relegada en aras de una comprensión
más racionalizada de la experiencia de Dios. El camino de la belleza se plasma
en colores, armonía, intensidad simbólica de realidades que se aprenden
mediando los sentidos. Es un reto actual recuperar el lenguaje simbólico y
forjar símbolos nuevos, que, como anota Evangelii
Gaudium, “le den nueva carne a la transmisión de la Palabra” (no. 167). La
venida del Cristo llama a contemplar, ver y palpar la palabra de la vida
duradera. Ella finca nuestra comunión vital con Dios y con los hermanos. ¿Cómo
cultivamos la belleza en nuestra comunidad?
Sábado 28 de
Diciembre
Santos Inocentes
Catalina Volpicelli
(1894)
1Jn 1,5–2,2: La sangre de
Jesús limpia
Salmo 123: Hemos salvado
la vida, como un pájaro de la trampa del cazador
Mt 2,13-18: Herodes mandó
matar a los niños
El cristiano es un hombre marcado por el perdón. Su conciencia y su vida
nueva se generan de ese manantial. Es creyente el que tiene conciencia de haber
sido perdonado por Dios, gracias a Cristo Jesús; de él derivan todos sus modos
de operar. El perdón divino lo acogemos solo al reconocer la justicia de Cristo
y la injusticia nuestra. ¿Cuál es nuestra injusticia? No ser como Cristo; ni
amar ni vivir como Cristo. El perdón es un don y fruto de la generosidad
personal; supone renunciar a la compensación de la deuda que la transgresión
del otro ha ocasionado con la ruptura del equilibrio en la relación. Perdonar
nos vuelve abiertos y vulnerables. El perdón hace a un lado la ofensa para
centrarse en el ofensor; lo mira para tomar su lugar. Esto es lo que ha
sucedido en el perdón cristiano. Cristo ha tomado el lugar del ofensor, y, en
él, hemos sido perdonados. Pertenecemos a una comunidad de personas perdonadas
en Cristo. Esa conciencia ha de modelar todas nuestras relaciones. ¿Vivimos
como “perdonados” o como “impecables”?
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