martes, 17 de diciembre de 2019

Servicio Bíblico Latinoamericano Del 22 al 28 de Diciembre de 2019 – Ciclo A



Servicio Bíblico Latinoamericano
Del 22 al 28 de Diciembre de 2019 – Ciclo A

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Domingo 22 de Diciembre
4º de Adviento
Francisca Cabrini, fundadora (1917)

Isaías 7,10-14: La virgen dará a luz un hijo
Salmo 23: Que entre el Señor, el rey de la gloria
Romanos 1,1-7: Jesucristo, Hijo de Dios
Mateo 1,18-24: Jesús nacerá de María



Vamos a hacer en primer lugar un comentario litúrgico-pastoral a estos textos bíblicos en una línea más bien tradicional. Luego haremos una nota crítica.
En el pasaje de Isaías que escuchamos hoy resuena ese anuncio esperanzador del nacimiento de alguien que estará permanentemente inserto en medio de su pueblo. Al parecer estas palabras del profeta al rey Acaz se dieron en un contexto en el que las esperanzas del mantenimiento de la seguridad del reino de Judá se centraban más en el poder político y militar, dejando a un lado la confianza en el Dios YHWH. Isaías ha visto los afanosos intentos del rey para aliarse con sus vecinos en orden a defenderse de las amenazas del reino del norte, quienes a su vez se han aliado con otros para defenderse del poderoso de turno.
Para despertar de nuevo la confianza en Dios, el profeta se vale de un hecho probablemente histórico, el embarazo de alguna de las doncellas del rey. Así como esa joven dará a luz un primogénito, del mismo modo enviará Dios un descendiente davídico que asuma los destinos del pueblo, en medio del cual estará siempre; por eso su nombre “Emmanuel”, Dios con nosotros. Con base en esta profecía, se fue fomentando la idea de que el Mesías nacería de una virgen. Desde entonces, toda primeriza en Israel albergaba la esperanza de ser la madre del Mesías; todo ello debido a la misma terminología empleada tanto en el hebreo como en el griego y luego en nuestra lengua. Cuando Mateo relata la concepción de Jesús, se hace eco de esta profecía de Isaías y la cita textualmente.
La segunda lectura está tomada de la carta de san Pablo a los romanos, concretamente se trata del encabezamiento de la carta. Allí relata Pablo a los cristianos de Roma su propia vocación al apostolado, para lo cual fue elegido por el mismo Dios. Para Pablo está claro que el evangelio que él predica es Jesucristo mismo, su persona, su obra, su muerte y resurrección. Es muy importante para el apóstol subrayar que este Jesús es descendiente de David en cuanto a lo humano, pero que Dios le otorgó su Espíritu constituyéndolo en Mesías todopoderoso, Señor Único, resucitándolo de entre los muertos. Otra cosa que recalca Pablo es que su actividad evangelizadora le ha sido otorgada por puro don, por vocación; de ahí que su preocupación haya sido durante toda su vida el dar a conocer a la noticia de Jesucristo especialmente a los gentiles.
En el evangelio, Mateo nos narra el origen de Jesucristo. María estaba desposada con José, pero aún no vivían juntos. Ello indica que estaban en un período que llamaban desposorio o compromiso matrimonial, período que podía durar de seis meses a un año, tiempo prudente para el esposo construir o acondicionar la casa en donde recibiría a su esposa. En el entretiempo la novia seguía viviendo con sus padres, dependiendo de su papá hasta que pasara formalmente a depender de su marido. La promesa de matrimonio o desposorio implicaba completa fidelidad al novio; todo acto de infidelidad era adulterio, y como tal podía ser castigado conforme a la ley mosaica.
En esas circunstancias, nos narra el evangelio que María resultó embarazada; pero aclara diciendo: “por obra del Espíritu Santo”. El hecho haría sentirse muy mal a José; sin embargo, agrega Mateo, que como “era un hombre justo, y para no exponerla a la infamia, decidió abandonarla en secreto”. José hubiera podido hacer valer sus derechos, exigir el castigo previsto por la ley...; con todo, quizá sin darse cuenta, va colaborando también él con los planes divinos.
En estos planes divinos no todo está garantizado, pues en ellos también están involucradas la libertad y la voluntad humanas. Es una constatación que podemos hacer en toda la historia de la salvación partiendo desde el mismo paraíso. Parece que los planes de Dios caminaran sobre el filo de la navaja (!). Un ejemplo de ello lo tenemos en el relato que hoy nos cuenta Mateo.
Pero en esos planes hay siempre una cosa muy importante que se llama diálogo. Precisamente en el diálogo con el ángel que le habla en sueños a José se nos muestra cómo Dios va incorporando a su proyecto a sus mismas criaturas. El silencio de aceptación de José es la respuesta que Dios nos pide también a nosotros. Le ponemos muchas trabas y condiciones a la obra de Dios. A veces intentamos “corregir” la manera como Dios actúa; ¡no es necesario! Basta que pongamos nuestra fuerza y voluntad al servicio del plan de Dios, lo demás Él sabe cómo lo hace.
Aunque en nuestro pasaje se resalta la figura de José en su duda, en su aceptación de ser padre de Jesús y de ponerle el nombre, la verdad es que María, que apenas es nombrada, está también allí recordándonos su actitud de fe y sumisión a los planes de Dios que son vida para el hombre y la mujer de todos los tiempos.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 133 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «Una noche de dudas». El audio, el guión del texto, y su comentario bíblico-teológico, puede ser tomado de aquí: https://radialistas.net/133-una-noche-de-dudas/

Como nota crítica podríamos decir algo que hace mucho tiempo que es ya un «lugar común» en el mundo bíblico: los profetas no fueron en su tiempo adivinos del futuro, ni muchas de las cosas que los primeros cristianos creyeron ser «cumplimiento de lo anunciado por las Escrituras» realmente lo fueron. Ese esquema apologético de que lo sucedido en Jesucristo estaría previsto y ya anunciado en el pasado, hace tiempo que ha sido abandonado en los estudios bíblicos. Más. Desde hace apenas unos años, menos de veinte, se está hablando de una nueva ola, un nuevo «revolcón» en el tema de la historicidad bíblica. Ya sabíamos que había muchas cosas y figuras (importantes) de la Biblia que no eran literalmente históricas. Los grandes especialistas bíblicos ya mostraban hace tiempo una visión bastante matizada de la base histórica bíblica. Los planteamientos concordistas de La Biblia tenía razón, aquel famoso libro (1955), hace mucho tiempo que no gozan de audiencia.
Pero en los últimos años, como decimos, se ha dado una vuelta de tuerca. Hay toda una corriente arqueológica última, la más actual, que se pronuncia ya con claridad por una postura bastante más radical sobre la historicidad. No quieren ya utilizar la arqueología (religiosa) para ornamentar con curiosidades la ciencia bíblica, sino que creen que debemos ser honrados y someter los estudios bíblicos a lo que la arqueología laica descubre y cree poder probar. Es, de alguna manera, una nueva edición del conflicto entre la ciencia y la fe, pero a estas alturas la solución del conflicto está ya muy precocinada, y no caben componendas. Ya no vamos a condenar a Galileo... ni a los arqueólogos.
No podemos entrar aquí en más profundidad. Remitimos a un libro clave, de Finkelstein, La Biblia desenterrada. Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados, Siglo XXI Editores, Madrid y Buenos Aires, 2003 (está en la red). O vean cualquiera de estos cuatro videos: https://vimeo.com/user10361814/videos, que son de toda calidad científica.

Concretamente en torno a la Navidad, para grupos más críticos o formados, puede ser bueno estudiar a fondo el tema del significado de la encarnación, tanto del misterio en sí mismo, cuanto de los relatos evangélicos correspondientes. Hay propuestas teológicas muy interesantes que merecen atención, como «La metáfora de Dios encarnado» de John HICK (tiempoaxial.org), o «Jesús, hijo de mujer» de John Shelby SPONG (en la biblioteca de Koinonía, servicioskoinonia.org/biblioteca), o el estudio sobre «Las narraciones de la Natividad de Jesús» de Mariano CORBÍ, en la RELaT (servicioskoinonia.org/relat), el nº 381. Otras muchas ideas y sugerencias pueden verse en servicioskoinonia.org/pastoral en tiempo previo a la Navidad. 

Para la revisión de vida

             En esta última semana de adviento, trato de hacer una revisión de mi vida sobre cómo me estoy preparando para vivir la conmemoración del nacimiento de Jesús.
             ¿Voy a estar atento a no caer en esa tentación que se ha hecho clásica ya, la de la identificación de la navidad con el consumismo?
             ¿Voy a vivir especialmente en esta navidad la solidaridad con los pobres?

Para la reunión de grupo

-                 Retomar la lectura de todo el cap. 7 de Isaías, una vez leído, discutir y asimilar las notas explicativas que trae la Biblia Latinoamericana.
-                 Leer de nuevo el pasaje de Mateo y estudiar la nota a este pasaje en la Biblia Latinoamericana.
-                 Escuchar y/o leer el capítulo 133 de “Un tal Jesús” y comentar en el grupo lo que nos sugiere sobre esta vivencia de la Navidad.
-                 Tomar esos materiales de profundización sugeridos más arriba, y organizar una o varias sesiones de estudio.

Para la oración de los fieles

-                 Por los cristianos de todas las confesiones, para que por encima de nuestros intereses de grupo, seamos capaces de transparentar en el mundo la presencia única y permanente de Dios. Oremos...
-                 Para que nuestra vida personal y grupal sea fiel reflejo del amor del Padre manifestado en su Hijo. Oremos...
-                 Para que esto en estos días de Navidad no olvidemos a los más necesitados de nuestras comunidades. Oremos...
-                 Para que la Navidad deje en nosotros frutos de una conversión sincera y de una adhesión incondicional a los planes del Padre... Oremos...

Oración comunitaria

             Padre bueno y misericordioso, cuando hacemos nuestra propia voluntad nos perdemos, se diluye el sentido de nuestra vida y arrastramos a muchos a la perdición; que al contemplar hoy a María y José obedientes a tu voluntad, sintamos también nosotros el placer y la necesidad de adherir a Ti nuestro ser y nuestra voluntad. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Lunes 23 de Diciembre
Feria privilegiada de Navidad
Juan Cancio (1473)

Mal 3,1-4.23-24: Enviaré al profeta Elías
Salmo 24: ¡Levántense, levanten la cabeza: se acerca la liberación!
Lc 1,57-66: El nacimiento de Juan



La reconciliación generacional es una de las grandes tareas de la era mesiánica. A los ojos de los padres y mayores, el camino al futuro habría de trazarse en apego estricto a las tradiciones de los antepasados; para los hijos, el porvenir era la modernidad que clamaba por la novedad y la creatividad para ajustarse y disfrutar de las nuevas condiciones de vida. La misma vida familiar estaba resquebrajada. En el seno de la familia actual, podemos constatar situaciones similares. La recomendación de los consejeros es fomentar la comunicación familiar; dialogar es el puente generacional. El diálogo nace de una búsqueda sincera de la verdad y es el pedagogo hacia la unión y la comunión. Por esto es indispensable educarnos en valores como la tolerancia, escuchar, la capacidad para reconocer errores y de ser asertivos, es decir, expresar las propias ideas respetando las de los demás. El profeta clama por discernir y purificar. “El que viene” representa lo nuevo en la continuidad. ¿Hay alguna área de la vida familiar que requiera una voz nueva?

Martes 24 de Diciembre
Vigilia de Navidad
Gregorio, mártir (303)


2Sam 7,1-5.8b-12.14a.16: Tu reino durará por siempre
Salmo 88: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Lc 1,67-79: Nos visitará el sol que nace de lo alto



La historia de salud se ha fraguado con la inquebrantable fidelidad de Dios para salvar a su pueblo. La fidelidad consiste en mantener lo acordado cuando las adversidades orillan a derogarlo. La fidelidad sobrevive gracias a la corriente cotidiana que la alimenta de gestos y actos casi imperceptibles. Ser fiel es vivir atento a la persona amada. En nuestros moldes culturales, la fidelidad ha quedado asociada a la relación de intimidad en la pareja matrimonial, pero es solo un aspecto. La fidelidad se rige por los valores que se asumen en la propia vida, y esto supone establecer relaciones de diferente coloratura con las personas de nuestro entorno. La fidelidad tiene que ver con la transparencia y con la disposición a amar con toda libertad. Sin la sinceridad y la libertad en amar la fidelidad es un yugo. El ser fiel “en lo poco” verifica la fidelidad de la escala mayor. La fidelidad de Dios a su pueblo es diaria y eso es lo que quiere de nosotros. ¿Cómo valoramos la fidelidad de Dios? 

Miércoles 25 de Diciembre
NATIVIDAD DEL SEÑOR


Is 52,7-10: Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios
Salmo 97: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Heb 1,1-6: Dios nos ha hablado por el Hijo
Jn 1,1-18: La Palabra se hizo humana y habitó entre nosotros



Hoy celebramos la fiesta del nacimiento de Jesús de Nazaret, pero en realidad en esta fiesta hay muchos componentes, de muy diverso género, y no sería bueno tratarlos todos como dimensiones teológicas. Hay también elementos culturales, sociales, históricos, afectivos... Esta mezcla hace desaconsejable echar mano sólo de la lupa teológica racional. Quizá es ésta una fiesta en la que hay que dejar a un lado esa perspectiva racional, y hacernos niños, y celebrar con la ingenuidad del niño/a que todos/as llevamos dentro.
Pero digamos en todo caso una palabra sobre cada lectura.

La lectura de Isaías es un canto de alabanza de la próxima liberación de Jerusalén. Dos imágenes enmarcan la lectura, por una parte la de los mensajeros que sobre los montes de Judá traen la noticia de la próxima liberación, y gritan: ¡Yahvé reina! La segunda imagen es la de los centinelas que prorrumpen en júbilo porque ven el retorno de Yahvé a Sión y exclaman alborozados cómo el Señor ha consolado a su pueblo y ha rescatado a Jerusalén. Y es que en el contexto en que se escribe el libro de Isaías, la mayoría del pueblo de Israel se encuentra exiliado en Babilonia, son esclavos de los asirios. Sin embargo, ven como muy positivo que Darío asuma el poder, y ponen sus esperanzas en que el será el «rescatador», que les permitirá retornar a su tierra. Esta realidad es inminente, por lo que el escritor canta ya la alegría del retorno a la tierra. Para nosotros hoy, esos pies del mensajero anuncian el nacimiento del Señor, y nosotros, como los centinelas, proclamamos alegres la presencia del Salvador que se hace vida en medio de nosotros.
El salmo responsorial corresponde a un himno de alabanza dirigido a Yahvé porque ha obrado maravillas y porque ha revelado la justicia a las naciones acordándose de la lealtad de Dios a Israel. El salmista invita a toda la creación (mar, ríos y montes) a aclamar a Yahvé que llega a juzgar el mundo con justicia y los pueblos con equidad. Esa felicidad la compartimos nosotros con el salmista cuando recibimos a Jesús que llega, que nace. Él es Dios mismo que se convierte en Buena Noticia, anuncio de salvación para todos los pueblos, que asume nuestra condición humana y por ello estamos alegres y cantamos llenos de júbilo y esperanza.
La carta a los hebreos refuerza aún más la alegría de esta celebración de la Natividad del Señor Jesús. Expresa que «muchas veces y de múltiples maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas, pero en estos últimos tiempos nos habló por medio de su Hijo a quien instituyó heredero de todo». Hermanos, estamos en los últimos tiempos pues la revelación a llegado a su plenitud en Jesucristo. Él es imagen de Dios invisible, quien le ve a él ve al Padre; pues al asumir la condición humana y al nacer en un establo, como un hombre pobre; Dios se ha manifestado como solidario con todos los hombres de la tierra y por medio de Jesús ha mostrado el camino de la salvación.
La liturgia de hoy, la de la misa del día, como la más solemne –porque otra es la de la media noche–, proclama el prólogo del evangelio de Juan. Un texto bien solemne, y muy especial. Haríamos mal en leerlo como cualquier otro de los relatos evangélicos de la Navidad, en torno al nacimiento de Jesús, como los evangelios de la infancia. El texto de Juan pudo ser escrito treinta años más tarde, el último de entre los textos evangélicos hoy canónicos, en torno al año 100 d.C. Entenderlo como un relato «descriptivo» que nos trasmite información sobre «cómo sucedieron las cosas», información transmitida a Juan evangelista como por revelación directa, sería un error. Hoy la ciencia bíblica enfoca este texto con otra luz, conoce mejor su naturaleza y sabe que se trata de otra cosa.
En todo caso, es un texto clave, uno de los pocos textos de los que se puede decir que han sido sencillamente decisivos para la configuración concreta del desarrollo del cristianismo. Muchos opinan que fue Pablo el creador del cristianismo, más que los evangelios sinópticos por ejemplo. Otra opinión también común es la de que quien fundó el cristianismo fue en realidad Juan, al fundamentarlo con esta visión fantástica genial que nos entrega este texto, que catapultó la reflexión sobre Jesús a su máxima dimensión.
Más allá de lo que de este texto hubiera de ser retenido o no, la dimensión de encarnación que daría al cristianismo lo ha marcado, realmente. Encarnación, y su complemento, la divinización, son como una columna vertebral del cristianismo, y una de las marcas registradas de su espiritualidad y su compromiso histórico.
En la dimensión concreta de la historicidad, ya sabemos: no tenemos ninguna noticia histórica de la fecha del nacimiento de Jesús. El 25 de diciembre fue tomado de la fiesta romana del nacimiento del Sol, pues a partir de ese día –hoy sabemos que no exactamente– comienza a aumentar el tiempo de insolación (en el hemisferio norte, obviamente, y locontrario en el sur); el Sol en estos días superaba su período anterior invernal, de muerte y disminución. Si a Jesús se le llamaba «el Sol de Justicia», qué mejor fecha para datar su nacimiento que el día del re-nacimiento del Sol astronómico, que en el mundo romano era considerado divino.
Puede ser interesante tener la curiosidad de examinar la letra de algunos de los «villancicos» tradicionales más comunes. Podrá observarse que en muchos casos su letra, en verdad, es teológicamente pobre, y a veces, racionalmente insostenible. «¡Pero funciona!», es decir: en el sentimiento religioso, la racionalidad no es lo decisivo... Lo religioso es pluridimensional; es también afectivo, estético, fruitivo, contemplativo... y sí, claro, también intelectual y racional, pero no sólo, ni fundamentalmente.
Pero hoy, día de Navidad, manda el Niño Jesús, y el niño que llevamos dentro cada uno de nosotros. Démosles libertad completa.

Para la revisión de vida

             En todo caso, la Navidad es fiesta de humanización, que celebra lo más humano de la vida: el amor, la ternura, la familia, la solidaridad... ¿Qué debo hacer para que no se me escape la Navidad, para vivirla a fondo?

Para la reunión de grupo

-                  Recordemos la «infraestructura» de la fiesta de la Navidad: Coincide con el comienzo del invierno astronómico, cuando los días comienzan a crecer... Era una fiesta también romana, y fue la Iglesia quien «cristianizó» esa fiesta poniendo en ella la celebración del nacimiento de Jesús. ¿Qué nos inspira todo esto?
-                  En el centro de la Navidad está el tema de la encarnación: Dios se ha hecho ser humano. Si el grupo lo cree oportuno, comentar el conocido tema de «La metáfora del Dios encarnado», título del libro de John Hick. (En la RELaT –servicioskoinonia.org/relat– hay dos capítulos del mismo; ver el libro en tiempoaxial.org)
-                  La navidad es en algunos países el período en que más suicidios se producen, sobre todo por parte de personas que viven solas, apartadas de la familia, o sin familia... Todos podemos aventurar una interpretación y hacer alguna reflexión.

Para la oración de los fieles

-                 Por todos los hombres y mujeres del mundo, especialmente por los más necesitados, para que acojan con amor y alegría al Dios que a todos sale al encuentro, a cada uno por sus propios caminos religiosos, roguemos al Señor
-                 Para que el nacimiento de Jesús nos dé la confianza y el optimismo de saber que Dios no abandona a la Humanidad, y que a toda ella la guía y conduce...
-                 Para que el ambiente social navideño vaya acompañado en nuestras vidas por una vivencia intensa del misterio de la navidad, con oración y contemplación llena de paz y de agradecimiento...
-                 Por todos los que están lejos de sus hogares, o no tienen familia, o están en soledad obligada o voluntaria; para que experimenten gozosamente la comunión y el amor por encima del cerco soledad que les rodea...
-                 Para que el ambiente de la navidad propicie en nuestros hogares el necesario clima de amor y ternura que durante la vida diaria nos es más difícil...

Oración comunitaria

             Dios, Padre Nuestro, que en Jesús nos has dado tu Palabra, hecha carne y sangre, fuerza y ternura, muerte y resurrección; te pedimos nos des la fuerza necesaria para seguir sus pasos por el camino que él nos trazó para llegar hasta ti, abrazando en nuestro caminar hacia ti a todos los hermanos y hermanas. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Jueves 26 de Diciembre
Jueves 26 de Diciembre
Esteban, protomártir (s. I)
Ntra. Sra. de Andacollo


Hch 6,8-10; 7,54-60: Veo el cielo abierto
Salmo 30: A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu
Mt 10,17-22: El Espíritu del Padre hablará por ustedes



Esteban es testigo de la luz, gracias a su compromiso con la verdad y la justicia, manifestadas en Cristo Jesús. Fue considerado blasfemo y por eso lo lincharon. Esteban era helenista en Jerusalén: un foráneo para los locales; para el grupo de mesianistas galileos, un extraño. Pero creyó en el proyecto de Dios y dio su vida por él. El reino de Dios no es un proyecto de ultratumba, sino de hacer la experiencia de Cristo Jesús con los más necesitados de nuestro mundo. En ese proyecto hay una gran dosis de ruptura con lo establecido y de rebeldía contra lo instituido cuando los marginados y oprimidos no son prioridad de acción y de misión. El reino privilegia a los excluidos. Implica, por lo mismo, una necesaria lectura de la realidad y una reinterpretación de la fe cristiana, más en la línea testimonial y militante, que en la pietista ritual. La fe cristiana que recupera el proyecto de Dios debe hacerlo viable el día de hoy. El proyecto de Jesús requiere testigos.

Viernes 27 de Diciembre
Juan, apóstol y evangelista (s. I)


1Jn 1,1-4: Les anunciamos lo que hemos visto
Salmo 96: Alégrense, justos, con el Señor
Jn 20,2-8: El otro discípulo llegó primero



San Juan es testigo de Cristo, la palabra de la vida. La vida nueva, del Resucitado, es lo específico de la experiencia apostólica, vivida en comunidad. El apóstol ha experimentado la palabra con la totalidad de sus sentidos, y se vuelve nuncio y escritor, evangelista, en busca de la alegría plena y compartida. Uno de los distintivos de las tradiciones de san Juan es que plasma la verdad en simbolismos de belleza singular. La belleza es una ruta a la verdad definitiva, que muchas veces queda relegada en aras de una comprensión más racionalizada de la experiencia de Dios. El camino de la belleza se plasma en colores, armonía, intensidad simbólica de realidades que se aprenden mediando los sentidos. Es un reto actual recuperar el lenguaje simbólico y forjar símbolos nuevos, que, como anota Evangelii Gaudium, “le den nueva carne a la transmisión de la Palabra” (no. 167). La venida del Cristo llama a contemplar, ver y palpar la palabra de la vida duradera. Ella finca nuestra comunión vital con Dios y con los hermanos. ¿Cómo cultivamos la belleza en nuestra comunidad?

Sábado 28 de Diciembre
Santos Inocentes
Catalina Volpicelli (1894)


1Jn 1,5–2,2: La sangre de Jesús limpia
Salmo 123: Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador
Mt 2,13-18: Herodes mandó matar a los niños



El cristiano es un hombre marcado por el perdón. Su conciencia y su vida nueva se generan de ese manantial. Es creyente el que tiene conciencia de haber sido perdonado por Dios, gracias a Cristo Jesús; de él derivan todos sus modos de operar. El perdón divino lo acogemos solo al reconocer la justicia de Cristo y la injusticia nuestra. ¿Cuál es nuestra injusticia? No ser como Cristo; ni amar ni vivir como Cristo. El perdón es un don y fruto de la generosidad personal; supone renunciar a la compensación de la deuda que la transgresión del otro ha ocasionado con la ruptura del equilibrio en la relación. Perdonar nos vuelve abiertos y vulnerables. El perdón hace a un lado la ofensa para centrarse en el ofensor; lo mira para tomar su lugar. Esto es lo que ha sucedido en el perdón cristiano. Cristo ha tomado el lugar del ofensor, y, en él, hemos sido perdonados. Pertenecemos a una comunidad de personas perdonadas en Cristo. Esa conciencia ha de modelar todas nuestras relaciones. ¿Vivimos como “perdonados” o como “impecables”?

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