lunes, 2 de agosto de 2021

El asalto al Capitolio, toma dos

El asalto al Capitolio, toma dos 14:01 GMT 30.07.2021 Manifestantes durante las protestas frente al Capitolio (Washington) - Sputnik Mundo, 1920, 30.07.2021 © AP Photo / Julio Cortez A punto de cumplirse siete meses del asalto al Capitolio, la insurrección contra el sanctasanctórum de la democracia estadounidense aun levanta muchas ampollas en la polarizada sociedad de ese país. El ataque del pasado 6 de enero que dejó cinco muertos y casi 140 heridos ha vuelto a la memoria de la comunidad internacional, tras comenzar las comparecencias públicas de la comisión parlamentaria formada por la Cámara de Representantes para investigar aquel vergonzoso incidente que dio la vuelta al mundo. Sigue la polémica Uno de los oficiales de la Policía Metropolitana de Washington, Michael Fanone, agredido brutalmente por la turbamulta alentada por el entonces presidente Donald Trump, realizó delante de nueve congresistas una declaración muy emocional y dura que subrayaba un terrible hecho: nada ha cambiado desde entonces. La animadversión bipartidista sigue muy latente. La polarización ha llegado a niveles "tóxicos", viene a decir la revista británica The Economist. Republicanos y demócratas no se pueden casi ni ver las caras y el consenso que rara vez alcanzan entre ellos requiere esfuerzos extraordinarios que exigen demasiada paciencia y tiempo. Los últimos avances en el Senado para lograr un acuerdo sobre inversión pública estimado en 1,2 billones de dólares no ocultan en absoluto el profundo mar de fondo político que todavía se vive en Estados Unidos. Las bases más conservadoras del republicanismo continúan convencidas de que Trump es su presidente legítimo y defienden la narrativa conspiranoica de que el resultado de las elecciones presidenciales fue un fraude masivo orquestado por funcionarios de varios estados y tolerado por los medios de comunicación progresistas. Este sector del electorado es abiertamente racista, homófobo y agresivo en sus planteamientos. Sus representantes, entre ellos miembros de los grupos de extrema derecha 'Proud Boys' y 'Oath Keepers', son precisamente aquellos que violentaron la sede parlamentaria penetrando a golpes y a gritos en el Capitolio, subiendo desde las amplias escalinatas que desembocan en el edificio. Eso ocurrió dos semanas antes de que Joe Biden prestara juramento como presidente en ese mismo lugar. Algunos de los asaltantes, al menos 440, fueron detenidos por participar en el inédito ataque, pero a la mayoría de ellos —el 70%— se les concedió la libertad condicional a espera de juicio. Sorprendente, pero real. ¿Cómo es posible? Porque la mayoría de los acusados se enfrenta a cargos menores como haber entrado en un edificio de acceso restringido o por haber mostrado una conducta violenta. Fanone, que sufrió un ataque al corazón después de haber sido apaleado y paralizado con una descarga eléctrica por las hordas trumpistas, criticó sin ambages a los republicanos, incluido al líder de la minoría conservadora en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, quien prefirió no asistir al primer día de sesiones de la comisión investigadora. "Siento que fui al infierno y regresé para protegerles a ellos y a la gente en esta sala", dijo el policía Fanone, refiriéndose a los legisladores que niegan o minimizan el alcance de la insurrección, "pero muchos ahora me dicen que el infierno no existe, o que ese infierno en realidad no fue tan malo". De repente, Fanone golpeó la mesa con la mano y gritó: "¡La indiferencia mostrada hacia mis colegas es una vergüenza!" Fanone, que sufre estrés postraumático, admitió un día después de su declaración que había recibido una llamada soez y amenazante de un anónimo y quedó grabado su mensaje intimidatorio en el contestador automático. La investigación La comisión, formada por siete demócratas y dos republicanos —los muy críticos con Trump Liz Cheney y Adam Kinzinger—, es un capítulo más de la larga y enconada disputa que ambos partidos mantienen sobre lo ocurrido dentro y fuera del Capitolio. Después de que el Senado tumbara una investigación independiente, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, creó esa comisión a pesar de la negativa del citado McCarthy, quien ha hecho gala no solo de un cinismo increíble sino también de una mala fe sonrojante pues quería torpedear la composición de la comisión colocando en ella a dos republicanos muy radicales que iban a burlarse desde dentro. El propio presidente de la comisión, Bennie Thompson, parece dispuesto a tirar de la manta, y quiere interrogar al mismísimo Trump, a miembros del Congreso y a funcionarios de la anterior Administración. No lo tendrá nada fácil. Otro de los cuatro policías que prestaron declaración, Harry Dunn, hizo una interesante reflexión en voz alta: "Liz Cheney y Adam Kinzinger están siendo elogiados como valientes héroes. Y aunque estoy de acuerdo con esa opinión, ¿por qué?, ¿porque dijeron la verdad?, ¿por qué es difícil decir la verdad?" Dunn comentó que cuando un sicario va a la cárcel, también debería hacerlo la persona que lo contrató. Ese sentimiento debería resonar dentro del Departamento de Justicia, ya que defiende la idea que es preciso investigar e inculpar a quienes permitieron la insurrección, un hecho sin precedentes desde la Guerra Civil ocurrida en el siglo XIX. Cuando se le preguntó a Dunn si lo que presenció fue Estados Unidos, respondió con franqueza: "Supongo que es Estados Unidos. No debería ser así, pero supongo que así son las cosas". "El 6 de enero, por primera vez, tuve más miedo de trabajar en el Capitolio que durante todo mi despliegue del Ejército en Irak. En Irak, esperábamos violencia armada, porque estábamos en una zona de guerra. Pero nada en mi experiencia en el Ejército, o como agente de la ley, me preparó para lo que enfrentamos aquel día". Así de contundente se expresó el sargento Aquilino Gonell, quien detalló cómo él y otros policías metropolitanos fueron pateados, rociados con productos químicos, electrocutados y golpeados con astas de bandera por sus compatriotas asilvestrados. El congresista McCarthy, quien se desdijo de su afirmación anterior de que Trump era "responsable" de la insurrección y se negó a permitir que los miembros republicanos del Congreso participaran en las audiencias, se encontraba entre varios altos funcionarios del Partido Republicano que afirmaron que estaban "demasiado ocupados" para asistir a la audiencia. En definitiva, la primera sesión superó las expectativas de todos, no fue grandilocuente e incluso aportó nuevas pruebas sobre los hechos, pruebas que deberían hacer reaccionar al FBI. Fue la toma dos, la repetición, la evocación de un suceso asombroso y despreciable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario