lunes, 27 de junio de 2022

Comentario Servicio Bíblico LatinoamericanoSemana del 3 al 9 de julio de 2022– Ciclo C

Servicio Bíblico Latinoamericano
Semana del 3 al 9 de julio de 2022– Ciclo C



Domingo 3 

Isaías 66,10-14: Haré derivar la paz hacia ella
Salmo 66: ¡Aclama al Señor, tierra entera!
Gálatas 6,14-18: Llevo las marcas de Jesús
Lucas 10,1-12.17-20: Los obreros son pocos



Primera lectura. La alegría del pueblo de Israel cuando contempla su renacer después de todas las amarguras del destierro la muestra el tercer Isaías con la figura del parto y los hijos recién nacidos que necesitan de la madre para mamar de sus pechos y recibir sus consuelos, los llevarán en sus brazos y sobre las rodillas los acariciarán. Están en la mano del Señor y como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo.
La figura de Dios Madre es muy querida para los profetas. Sin duda la experiencia familiar del padre, de la madre y de los hijos, es quizás la más admirable y comprensible para todos, cuando se quiere hablar del amor de Dios.
Cuando la Biblia habla de Dios Padre, ciertamente no está determinando el género masculino de la divinidad. Es cierto que esta denominación y esta traducción están condicionadas sociológicamente y sancionadas por una sociedad de carácter varonil. Pero, realmente, a Dios no se le quiere concebir simplemente como a un varón. Sobre todo, en los profetas, Dios presenta rasgos femeninos maternales. La noción de Padre aplicada a Dios, debe interpretarse simbólica¬mente. Padre es un símbolo patriarcal -con rasgos maternales-, de una realidad transhumana y transexual que es la primera y la última de todas. 
El profeta Oseas en el capítulo undécimo, trae uno de los textos más bellos del Antiguo Testamento. La experiencia del amor de Dios hace decir al profeta que el Señor ha ejercido las tareas de un padre-madre con el pueblo. También otros profetas presentan a Dios con características materno-paternales: un Dios que consuela a los hijos que se marchan llorando, porque los conduce hacia torrentes por vía llana y sin tropiezos (Jer 31,9); un Dios a quien le duele reprenderlos: ¡Si es mi hijo querido Efraín, mi niño, mi encanto! Cada vez que le reprendo me acuerdo de ello, se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión (Jer 31,20).
Esa ternura del amor de Dios queda expresada de manera inigualable en la figura de la madre:
¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré (Is 49,15).
Como a un niño a quien su madre consuela, así los consolaré yo (Is 66,13). 
Realmente el pueblo se sentía hijo de Yahveh. Desde la primera experiencia salvífica de Dios en la salida de Egipto, el Señor ordenó a Moisés decir al Faraón: Así dice el Señor. Israel es mi hijo primogénito, y yo te ordeno que dejes salir a mi hijo para que me sirva (Ex 4,23). Y esa seguridad que la experiencia de Dios-Padre daba a los israelitas no les permitía sentirse huérfanos porque, si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá (Sal 27, 10). 
La paternidad de Dios evocaba también una atención especial y una relación de protección de frente a aquellos que necesitaban ayuda y cuidado. Los profetas muestran la predilección de Dios por los pobres, los pecadores, los huérfanos y las viudas, en una palabra, por todos aquellos que sólo podían esperar la salvación de la intervención amorosa del Padre-Madre que se preocupa más por los hijos desprotegidos y abandonados que por los demás.

Segunda lectura. En la despedida de su carta a los Gálatas, Pablo de manera muy sintética reafirma dos de sus temas preferidos. La salvación no se da por la ley, y el hombre en Cristo es una nueva criatura.
La circuncisión era una muestra clara del cumplimiento de la Ley, pero Pablo les dice a los Gálatas que la salvación no proviene de la ley sino de Cristo. Y se apoya en la Cruz, signo de ignominia para los romanos, los paganos y los judíos, que ahora es el signo de la victoria y de la salvación, y por eso Pablo se gloría en ella, como también todos los cristianos, porque de ella brota la vida.
Circuncidarse o no circuncidarse no es lo importante. Lo importante es renacer como nueva criatura. El mundo de la ley ha muerto. Ya no hay diferencia entre judíos y paganos. Ya no hay circuncisos e incircuncisos, lo único que cuenta es el hombre nuevo, el hombre que es capaz de superar la tragedia del pecado y realizar el proceso de la resurrección de Jesús, para vivir como una persona nueva.

Por segunda vez en el evangelio de Lucas, Jesús envía a sus discípulos a la misión. Ahora la época de la cosecha ha llegado y es necesario muchos obreros para recoger la mies; son setenta y dos, un número que evoca la traducción de los Setenta en Génesis 10, en donde aparecen setenta y dos naciones paganas. Jesús va camino hacia Jerusalén, el camino que debe ser modelo del camino de la Iglesia futura. Salen de dos en dos para que el testimonio tenga valor jurídico según la ley judía (cfr. Dt 17,6; 19,15). 
La misión no será fácil; debe llevarse a cabo en medio de la pobreza, sin alforjas ni provisiones. La misión es urgente y nada puede estorbarla, por eso no pueden detenerse a saludar durante el camino; tampoco los discípulos deben forzar a nadie para que los escuchen, pero sí es el deber anunciar la proximidad del Reino. 
Este modelo de evangelización es siempre actual. Ciertamente es una tarea difícil si se quiere ser fieles al evangelio de Jesús. Muchas veces por una falsa comprensión de la inculturación se hacen concesiones que van contra la esencia del evangelio. 
Cuando los discípulos regresan de la misión están llenos de alegría. Hay una expresión que merece un poco de atención: Hasta los demonios se nos someten en tu nombre. ¿Qué significado tienen los demonios? Una breve explicación del término se dará al final. 
Jesús manifiesta su alegría porque se han vencido las fuerzas del mal, porque él rechaza cualquier forma de dominio, y exhorta a sus discípulos a no vanagloriarse por las cosas de este mundo. Lo importante es tener el nombre inscrito en el cielo, es decir participar de las exigencias del Reino y vivir de acuerdo con ellas (cfr. Ex 32,32). 
Hay otro motivo de alegría para bendecir la Padre. Sus discípulos son una muestra de que el Reino se revela a los sencillos y humildes. No son los conocimientos lo que permite la experiencia del Reino. Es esa experiencia de Dios por medio del contacto íntimo con Jesús y su seguimiento. 

El evangelio de hoy no está recogido en la serie «Un tal Jesús», pero en su página (https://radialistas.net/serie-un-tal-jesus/) puede encontrarse varios episodios relacionados con el contenido de ese evangelio.

Para la revisión de vida
- ¿Podría ser yo -un cualquiera como soy- uno de los discípulos comunes que Jesús envió? ¿O considero que sólo los grandes pueden ser «apóstoles»?
- ¿Tengo capacidad para captar, desde mi pequeñez, «estas cosas del Reino de Dios», que muchas veces los grandes y sabios no captan? ¿Me ayudan mi sencillez y humildad? ¿Estoy feliz de saborear en el corazón esta sabiduría?
- «Como un niño a quien su madre consuela, así los consolaré yo a ustedes» (Is 66,13). ¿Son masculinas todas las imágenes de Dios con las que yo me relaciono con Dios? ¿O casi todas? En general, ¿mi imagen de Dios es masculina, patriarcal? ¿Qué significa eso?

Para la reunión de grupo
- ¿Vale este texto para aplicarlo a nuestra situación actual, cuando en realidad, más que hora de cosechar es hora de sembrar? 
- «Los pobres y los ricos están en igualdad de oportunidades ante la salvación de Dios». Discutir esa frase. ¿Es verdad? ¿En qué aspectos sí y en cuáles no? ¿Tiene Dios acepción de personas? ¿Es irrelevante ante Dios ser rico o pobre?
- ¿Qué será eso que en teología se llama el «privilegio hermenéutico» de los pobres? [«hermenéutico» = interpretativo, de interpretación]. 
- ¿A qué se referirá Jesús cuando habla de «estas cosas» que han sido reveladas a los pequeños y que no logran captar los sabios e inteligentes?
-
Para la oración de los fieles
- Coloquemos nuestras peticiones en la mesa eucarística, con la seguridad de que el Padre-Madre del cielo las acogerá con ternura y amor.
- Te pedimos por tu Iglesia, para que sea reveladora de tu voluntad y acoja a los sencillos y humildes como portadores de tu palabra para el mundo de hoy. R/ Te rogamos, óyenos. 
- Por todos los aquí reunidos, para que seamos capaces de comunicar el amor de Dios, Padre-Madre, a todos nuestros hermanos. R/ Te rogamos, óyenos.
- Te pedimos que envíes evangelizadores comprometidos con el evangelio, que sepan irradiar con sus vidas el amor que han recibido del Señor. R/ Te rogamos, óyenos.

Oración comunitaria
- Te rogamos, Padre Bueno que acojas las súplicas que te hemos presentado y nos recibas y consueles a nosotros mismos de la misma manera que una madre acoge y consuela a sus pequeños hijos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Lunes 4 de Julio
14ª Semana Ordinario
Isabel de Portugal (1336)

Os 2,16.17b-18.21-22: Me casaré contigo
Sal 145: El Señor es clemente y misericordioso
Mt 9,18-26: Mi hija murió. Ven y vivirá


Uno de los problemas del pueblo de la Biblia siempre fue su inconstancia e infidelidad, debilidades que no le permitían comprometerse en amor verdadero con su Dios. Dios, el eterno enamorado de su creación, queriendo unirse en alianza, terminaba abandonado por otros “amores”, otros “dioses”. La experiencia de la fe en muchos espacios religiosos ha quedado reducida a practicas cultuales que no permiten vivir a profundidad ese encuentro de amor en reciprocidad. Por eso hoy es tan fácil que la gente viva insatisfecha en su vivencia cristiana porque esta parece no sostenerla en sus anhelos más hondos de realización. Necesitamos promover, como creyentes, encuentros de cercanía y compasión que alivien a quienes están rotos por el abandono y la desigualdad social. ¿Estaremos dispuestos como Jesús a tener entrañas de misericordia para con el dolor humano? Dos mujeres, una adulta y una joven, son la expresión de un mundo enfermo y agonizante que necesita alivio. ¡Actuemos! por fe y convicción, pues nuestros gestos humanitarios pueden ayudar a salvar vidas. 
Martes 5 de Julio
14ª Semana Ordinario
Antonio Ma. Zacarías, fundador (1539)

Os 8,4-7.11.13: Siembran vientos, cosechan tempestades
Sal 115: Israel confía en el Señor
Mt 9,32-38: La mies es abundante


«Con su plata y su oro se hicieron ídolos para su perdición», denuncia Oseas al pueblo que parece haber extraviado su camino adorando a otros dioses y en el momento de angustia buscan a Dios para que los salve. Algo similar sucede cuando descuidamos el encuentro personal, familiar, comunitario con Dios creyendo que, con nuestras solas fuerzas, resistiremos los embates del mal. El reconocimiento de nuestra fragilidad, mezclada con ingenuidad, nos debería de alertar respecto de las trampas de todo lo que el sistema-mundo ofreció como fuente de felicidad y plenitud humanas. Lo que no se nos dijo es que también nos harían dependientes e idólatras de estilos de vida por los que sacrificamos todo, incluso a tener libertad. Frente a tantos detractores de la fe, necesitamos de personas que no sólo den testimonio de la experiencia liberadora sino que ayuden consolando y dignificando a otras. Necesitamos comunidades vivas que abran sus puertas a quienes se sienten como «ovejas sin pastor». ¡Oremos por las vocaciones laicales comprometidas! 
Miércoles 6 de Julio
14ª Semana Ordinario
María Goretti, mártir (1902)

Os 10,1-3.7-8.12: Consulten al Señor
Sal 105: Busquen continuamente el rostro del Señor
Mt 10,1-7: Vayan a las ovejas de Israel


La arrogancia del ser humano ha llegado a límites inimaginados, hasta llegar a considerarse el “homo deus” por los adelantos en inteligencia artificial, nanotectonología, el dominio de la naturaleza. El ser humano cada vez más grande y Dios cada vez más pequeño. Pero Dios sigue esperando que reaccionemos ante nuestra propia fragilidad y pequeñez. Si no queremos cosechar tempestades de las que no nos podamos librar, necesitamos sembrar justicia que ponga un alto y límite a los que nunca se sacian; además, sembrar misericordia que alivie a quienes van perdiendo las fuerzas y el sentido de la vida. Dios sigue llamando a hombres y mujeres para que, abriendo su corazón al amor, se dispongan a sanar las enfermedades y dolencias que padecen miles de seres humanos. No es justo que la idolatría de unos pocos al poder y al dinero continúe sacrificando vidas inocentes. Nuestras comunidades han de fundarse en igualdad, practicando la solidaridad y la palabra profética que nos haga críticos frente a toda injusticia. ¡Hagamos vida el Reino! 
Jueves 7 de Julio
14ª Semana Ordinario
Fermín, obispo y mártir (s. IV)

Os 11,1-4.8c-9: Cuando Israel era niño, lo amé
Sal 80: Que brille tu rostro, Señor, y nos salve
Mt 10,7-15: Lo que recibieron gratis, denlo gratis


Nuestra vida cristiana no es un asunto de religión y de culto solamente; es una cuestión de amor por la vida, como nos lo recuerda hoy el profeta Oseas. Dios se vació a sí mismo para quedarse presente en su obra creadora. La imagen del celo entrañable de Dios es conmovedora, porque realmente no hemos valorado tanto amor manifestado. Pasamos más tiempo quejándonos de lo que todavía no obtenemos o alcanzamos y no nos damos oportunidad de disfrutar a plenitud aquello que ya somos y tenemos. Muchas personas se olvidan de que son presencia viva de Dios, se descuidan y maltratan. A estas personas es a quienes más quiere Dios redimir y aliviar, liberándolas. Para eso somos una Iglesia en salida, misionera, para dejar la comodidad de nuestras vidas privadas compartiendo solidariamente las angustias y las penas de tantas personas que nos rodean. La misión hoy más que nunca ha de basarse en el cuidado y la defensa de la vida. ¿Cuál es tu aporte para la transformación de este mundo? 
Viernes 8 de Julio
14a Semana Ordinario
Procopio, mártir (303)

Os 14,2-10: Israel florecerá como azucena
Sal 51: Mi boca proclamará tu alabanza, Señor
Mt 10,16-23: No hablarán ustedes sino el Espíritu


Jesús advierte a los apóstoles las implicaciones del discipulado del Reino. Seguirlo a Él significa correr su misma suerte, asumir las dificultades y contrariedades que por su causa se presenten. El verdadero apóstol, si vive sin falsear o anestesiar demasiado el Evangelio, casi siempre será incómodo y, como consecuencia, sufrirá calumnias y persecuciones. Jesús no envía a hacer proselitismo para ganar adeptos ni provocar maliciosamente sin causa, sino a testimoniar el amor del Padre y a anunciar con “parresía” (valentía o audacia) la Buena Nueva del Reino. ¡Cuánto necesitamos de cristianos que hablen proféticamente y que no se acomoden a las estructuras de pecado! Es lamentable porque muchas veces nos hacemos cómplices de sistemas generadores de muerte. A veces somos demasiado calculadores dando demasiada importancia a la reputación y los privilegios. ¡Pidamos a Dios nos dé espíritu profético! Quienes seguimos a Jesús no debemos pretender utilizar su nombre como escudo para evitar las “incomodidades” o para refugiarnos en nuestras propias seguridades. ¿Has vivido el rechazo por hablar la verdad? ¡No tengas miedo! 
Sábado 9 de Julio
14a Semana Ordinario
N. S. de Chiquinquirá
Paulina del C. Agonizante de Jesús (1942)

Is 6,1-8: He visto con mis ojos al Rey
Sal 93: El Señor reina, vestido de majestad
Mt 10,24-33: No teman a los que matan el cuerpo


Continúa el discurso de Jesús con diversas instrucciones y palabras motivadoras para abrazar con espíritu discipular las consecuencias de anunciar del Evangelio. La misión no es solo sinónimo de gloria, éxito o momentos satisfactorios; la persecución y el sufrimiento también son parte de ella. ¡La cruz siempre será camino obligado para resucitar! Así Jesús asumió las cruces de su vida en las tensiones, angustias y miedos; pero también desde la fe, el consuelo, la esperanza y la fuerza del Padre que lo sostuvo en los momentos de prueba. En tres ocasiones exhorta a la comunidad a no tener miedo. Porque el miedo es sinónimo de timidez, cobardía y mediocridad. Por tanto, el miedo no puede ser un obstáculo ni una excusa para dejar de anunciar el Evangelio ni para reconocer a Jesús vivo y presente en nuestra historia. Dar testimonio de Jesús es sentirnos parte de su vida, causa y sacrificios. ¡Que su Palabra nunca nos deje cómodos ni indiferentes porque pueda ser signo de que no la escuchamos! 

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