jueves, 23 de mayo de 2019

Comentariodel santo evangelio según san Juan (15,9-11)

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-11):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».
Palabra de Dios
1.   Dios (el Padre del cielo) se relaciona con los seres humanos como se relaciona con Jesús. Se trata de un tipo de relación que no se define por el poder que exige sumisión, sino por el amor que pide estabilidad, fidelidad, permanencia. La imagen del “padre”, tal como se suele vivir entre humanos, es con frecuencia ambigua. Porque tendría que ser siempre una relación de bondad y cariño, pero a menudo es una relación de imposición, amenaza y castigo. Por no hablar de tantos casos en los que no hay relación alguna, por causa del mutuo interés, incluso el rechazo, entre padre e hijo.
2.   El Padre del que habla Jesús es siempre bondad y amor, acogida y tolerancia, respeto y ayuda incondicional. En esta serie de actitudes del Padre hacia el Hijo consisten los “mandamientos” (etolás), que no son órdenes (y menos aún imposiciones), sino los deseos que brotan del cariño. Cuando hay cariño entre personas, los deseos son órdenes. Pero no pasa de ser deseos, que el amor las traduce en hacer lo que agrada al otro.
3.Cuando se vive así y de esa manera, la vida es fuente incesante de la mayor alegría. No es alegría que proviene del tener, sino de la dicha del que siempre ofrece respeto y bondad y, en respuesta, recibe lo mismo que da. Así tendría que ser siempre nuestra relación con los demás, sean quienes sean. Y sean como sean.
José María Castillo
La Religión de Jesús

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