domingo, 20 de abril de 2025

Aún es sábado.

Aún es sábado. Los fariseos festejan. Jerusalén está confundido. Los discípulos están escondidos. Judas se ha ahorcado. María está llorando. Pedro lo ha negado. El enemigo se está riendo. La muerte ha “ganado”. La esperanza está perdida. Jesús está enterrado. Una roca lo tiene encerrado. Una legión lo vigila. Son las 11:59... Falta 1 minuto para que sea domingo. Pero aún es sábado. El cielo guarda silencio 60 segundos más. El infierno descorcha vino. Roma duerme tranquila. Pilato cree que se ha librado. El Sanedrín respira aliviado. El templo sigue de pie... pero vacío de Dios. Es sábado… y parece que el mal tiene la última palabra. Es sábado… y las promesas parecen cenizas. Es sábado… y los sueños están envueltos en ilusión. Los discípulos no entienden. Las mujeres no duermen. La fe está colgando de un hilo... roto. Pero el cielo no improvisa. El reloj de Dios nunca llega tarde. Porque, aunque nadie lo ve... Aunque nadie lo espera... Aunque nadie lo imagina... Allá, en el silencio del sepulcro... donde los soldados bostezan... donde las sombras celebran... algo está comenzando a latir. Una respiración interrumpe la muerte. Un corazón vuelve a golpear las tinieblas. Una luz comienza a rasgar lo imposible. Es sábado... Pero el infierno cometió un error: ¡Mató al que no se podía quedar muerto! Son las 11:59... Falta un minuto para que el mundo vuelva a nacer. El infierno sigue brindando, pero su fiesta tiene los segundos contados. El diablo sonríe confiado, sin saber que está a punto de escuchar el sonido más temido por el reino de las sombras: el sonido de una piedra moviéndose sola. Los ángeles ya afilan trompetas. El universo contiene el aliento. La tumba empieza a temblar. La muerte siente un escalofrío. Porque ese cadáver que vigilan… no es un cadáver cualquiera. Es la resurrección hecha carne. Es Dios haciendo lo que siempre hace: transformar finales en principios, cruces en tronos, lágrimas en himnos y tumbas en puertas abiertas. Son las 12:00... Y la muerte ha sido despojada. Y el infierno empieza su bancarrota. No era solo un hombre… Era el principio y el fin. Era la vida misma. Era el "Yo Soy"... el que sigue vivo y reina hoy, por los siglos de los siglos. Amén. #danielhabif

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