El exlíder laborista fue víctima de un asesinato político cuidadosamente planificado y brutalmente ejecutado
El asesinato politico de Jeremy Corbyn
Fuentes: Middle East Eye
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
(Foto portada: Reuters)A lo largo de su carrera parlamentaria, Jeremy Corbyn, una persona educada y calmada, no ha dejado nunca de provocar emociones fuertes.
Para sus enemigos, quedará como uno de los peores líderes del laborismo. No pudo unir a su partido. Envió demasiados mensajes contradictorios sobre el Brexit, la cuestión más importante de su tiempo. Nunca se ocupó del problema del antisemitismo laborista. Y, finalmente, cayó en una derrota catastrófica en las elecciones generales de 2019.
Para el ejército igualmente ferviente y ardiente de sus partidarios, Corbyn triplicó la membresía del partido, desterró la austeridad, cambió el discurso político dominante hacia la izquierda y presentó una alternativa genuinamente radical ante el atolladero del capitalismo posindustrial.
Periodismo veraz
No podemos compararnos con Corbyn.
Ninguno de nosotros somos miembros del Partido Laborista, y de hecho uno de nosotros ha trabajado como corresponsal político y comentarista de The Spectator, The Daily Telegraph y The Daily Mail, tres incondicionales de la opinión de los tory. A los dos nos importa mucho el periodismo preciso y veraz. Ambos, como ciudadanos británicos, apreciamos la tradición de juego limpio y decencia.
Por estas razones es por lo que creemos que todos deberíamos estar preocupados por la imagen de Corbyn que los medios británicos han estado reflejando durante los cuatro años en que fue líder.
Corbyn nunca fue la monstruosa figura presentada ante pueblo británico. Nunca fue marxista. No estaba empeñado en la destrucción del capitalismo occidental. Era socialista. Tampoco era antisemita, y no hay pruebas serias que sugieran que lo fuera, aunque ciertamente no lo absolvemos de cierta falta de criterio al unirse, por ejemplo, a varios foros de Internet en sus años en la bancada de atrás.
Y no fue una figura divisiva: una afirmación hecha en su contra por muchos de sus oponentes de derechas.
Asesinato político
De hecho, uno de los problemas de Corbyn fue ser demasiado blando con sus enemigos internos cuando intentó unir al Partido Laborista después de la sorprendente victoria de su liderazgo en 2015. Fue un político imperfecto que cometió errores.
Pero también poseía decencia personal y autenticidad, apenas reconocidas en medio de los miles de críticas feroces presentadas contra él en la prensa y en los medios. Por eso pensamos que era importante llevar a cabo la primera entrevista seria con Corbyn desde que dimitió como líder laborista el 3 de abril de este año.
Queríamos darle una oportunidad, algo que en gran medida se le negó como líder laborista, para contar su versión de la historia. También queríamos exponer una triste verdad: Corbyn fue víctima de un asesinato político cuidadosamente planificado y brutalmente ejecutado.
La mayor parte del laborismo y de sus responsables no le dieron nunca una oportunidad; algunos de ellos (ahora nos estamos enterando) hicieron más campaña contra su líder electo que contra el gobierno conservador. Tampoco se la dieron personajes de alto rango relacionadas con el Estado británico, incluidos antiguos jefes de espionaje, oficiales del ejército y funcionarios públicos, todos los cuales deberían haber tenido mejores conocimientos.
Veamos la afirmación de que el director de estrategia de Corbyn, Seumas Milne, no obtendría autorización de seguridad en el número 10 de Downing Street porque se “codeó” con Putin.
El exjefe del MI6, Sir Richard Dearlove, declaró al Mail el domingo: “No se puede permitir que alguien con esa clase de antecedentes acceda a la información clasificada. No tendría sentido”.
“Eso significa que Corbyn no podría adoptar los juicios y las decisiones que debe tomar un primer ministro a menos que deje de consultarles”. El sucesor de Dearlove en el MI6 y expresidente del Comité Conjunto de Inteligencia, Sir John Scarlett, “se codeó” con Putin y aceptó su hospitalidad en el Club Valdai el año antes de que fuera Milne.
Uno de nosotros tomó una copa en un bar de Moscú con un Scarlett sumamente relajado que evidentemente disfrutaba de su tiempo hablando con Putin y sus colegas.
Falsedades y tergiversaciones
De Corbyn se dijo mentira tras mentira, día tras día, mes tras mes. Durante los últimos cuatro años, muy pocos periodistas se han molestado en hacer su trabajo para verificar determinadas afirmaciones e informar de manera justa sobre él.
En nuestro análisis del libro de Tom Bower “A dangerous hero”, investigamos y expusimos la gran cantidad de falsedades y tergiversaciones presentadas como gran biografía del líder laborista publicada por Harper Collins, uno de los editores más importantes de Gran Bretaña.
Mostramos cómo Bower tergiversó una reunión del Centro por Retorno Palestino (PRC, por sus siglas en inglés). Bower acusó al PRC de ser un grupo que culpaba a los judíos por el Holocausto. Nadie afiliado al PRC ha expresado nunca tales opiniones, como aceptó una investigación dirigida por el Comisionado de Normas.
Harper Collins y Bower acordaron no repetir la acusación. The Mail on Sunday, que serializó profusamente el libro de Bower, retiró la acusación y se disculpó. El punto a tener en cuenta aquí es que tales afirmaciones suelen venirse abajo cuando se enfrentan a la posibilidad de que sean examinadas de forma adecuada en un tribunal de justicia por jueces que tienen en cuenta los hechos y las pruebas y que realizan su investigación siguiendo el debido proceso.
Sir Keir Starmer, abogado de formación, tenga bien en cuenta: el debido proceso es importante. Ha estado brillando por su ausencia durante los últimos cuatro años en el partido que ahora encabeza. Mostramos cómo Bower tergiversó las relaciones de Corbyn con el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés). Expuso que las huelgas de médicos jóvenes organizadas por la Asociación Médica Británica (BMA, por sus siglas en inglés) en 2016 estaban “bajo el control de Momentum”.
Tanto BMA como Momentum lo negaron. La BMA dijo que “no hay evidencias que sugieran que así fuera”. Bower ciertamente no proporcionó ninguna. Mostramos cómo Bower tergiversó una confrontación entre el activista laborista Marc Wadsworth y la parlamentaria laborista Ruth Smeeth en el lanzamiento del informe de Shami Chakrabarti sobre el antisemitismo en junio de 2016.
Ese fue otro incidente aprovechado por los medios para atacar a Corbyn. Bower escribe que “Wadsworth le gritó que no solo estaba ‘trabajando de la mano’ con los medios de comunicación de derechas al hablar con el periodista, sino que también era judía”.
El breve incidente se grabó en video. En ninguna parte de la grabación Wadsworth refiere a que Smeeth es judía. MEE contactó con dos testigos presenciales de este evento, quienes confirmaron que en ningún momento Wadsworth dijo que Smeeth era judía.
Contra todo tipo de racismo
A medida que se acercaban las elecciones, gran parte de la prensa presentó a Boris Johnson, el oponente tory de Corbyn, como figura nacional y salvador de la nación.
Esto -como está conociendo la nación y de la manera más dura- fue una mentira tan lamentable como todo lo que se ha contado sobre Corbyn. Según una de esas extrañas ironías de la vida, Johnson, a diferencia del propio Corbyn, ha sido realmente culpable de producir estereotipos antisemitas ofensivos.
Un grupo de académicos y activistas judíos señaló que una de las novelas de Johnson invocaba uno de los estereotipos antisemitas más perniciosos al describir a los “oligarcas judíos”, que, según esos académicos, “manejan los medios de comunicación y manipulan las cifras para amañar las elecciones a su favor”.
Como Corbyn nos dijo, y creemos que fue sincero en esto, el antisemitismo es un mal que la sociedad británica ha tolerado y aceptado durante demasiado tiempo. Sin embargo, no es la única forma de racismo tolerada en los círculos políticos. La lucha contra este flagelo no debería ser solo la de un partido político, ni la lucha contra el racismo debe limitarse al racismo contra los judíos.
El racismo contra cualquier minoría religiosa es inaceptable en nuestra sociedad y, por esa razón, la islamofobia debe ser perseguida e identificada con igual fervor, donde sea que aparezca. Las dos campañas deberían ir de la mano. Deberían ir a la par. Pero no lo hacen.
La justicia de la turba
Otra ironía fue que Johnson, una vez que ganó las elecciones, adoptó una serie de políticas de Corbyn que con anterioridad había denunciado como inviables.
Desde que se convirtió en primer ministro, Johnson abandonó los recortes previstos en el impuesto de sociedades, anunció planes para nacionalizar Northern Rail y destinó 100.000 millones de libras esterlinas a proyectos de infraestructura.
La herencia de la prensa británica significa que lo que aparece en sus columnas tiene un peso mucho mayor que los comentarios casuales hechos en un pub o lugar de trabajo. Es muy difícil que una persona decente que haya leído gran parte de los periódicos o absorbido la cobertura ofrecida por radio y televisión en los últimos años pueda haber votado por Jeremy Corbyn.
De hecho, Corbyn dijo eso mismo en su entrevista con MEE, señalando que la cobertura de los medios fue tan hostil que incluso él “no querría vivir en la misma calle” que el hombre sobre el que leyó en algunos periódicos británicos. Los medios abandonaron cualquier forma de objetividad o verificación de hechos que aplican a casi todos los demás.
Los acusadores se convirtieron en jueces, jurados y verdugos.
No hubo debido proceso, ni investigación independiente después de los hechos, ni suspensión del juicio hasta que se demostraran los hechos. En cuestión de segundos, la acusación se convirtió en la nueva realidad. Fue un linchamiento, la justicia de la turba.
La mafia se ha salido con la suya. Corbyn ha vuelto a donde estaba al inicio de este extraño viaje, un diputado muy respetado localmente en North Islington y en la bancada de atrás. Se ha purgado a todos sus aliados de los escaños delanteros.
Pero este episodio debería preocuparnos a todos los que creemos tanto en los medios como en los fines. La simple pregunta que cualquier parlamentario de cualquier tono político debería hacerse es qué harían, cómo se sentirían si se utilizaran las mismas tácticas contra ellos. Gritarían que sería algo repugnante. Y estarían en lo cierto.
Este tipo de política de la turba amenaza la democracia misma porque sin un discurso público honesto y sincero, las fuerzas oscuras hacen sentir su presencia.
Peter Oborne fue nombrado periodista independiente del año 2016 por Online Media Awards. Fue asimismo galardonado como mejor comentarista-bloguero en 2017. Y, para British Press Awards, fue el columnista del año 2013. Dimitió de su puesto como principal columnista político del Daily Telegraph en 2014. Entre sus libros destacan: «The Triumph of the Political Class», «The Rise of Political Lying» y «Why the West is Wrong about Nuclear Iran».
David Hearst es redactor jefe del Middle East Eye. Con anterioridad trabajó en The Guardian y The Scotsman.
Fuente:
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario