En Madrid dejamos gente fuera no por un criterio clínico, sino por el colapso del sistema"
©
AP Photo / Manu Fernandez
A
horas de entrar en la "nueva normalidad", en España muchos intentan
saber qué pasó dentro de los hospitales en medio de la pandemia. ¿Hubo
órdenes políticas de priorizar pacientes? Sputnik conversa con Mónica
García, una mujer que vivió en primera persona la peor crisis sanitaria y
política que haya vivido su país en los últimos años.
Mónica
García, nacida en Madrid en 1974, es médica anestesióloga y política.
Los últimos cien días los ha alternado entre la Unidad de Cuidados
Intensivos del Hospital Universitario 12 de octubre y como diputada del
partido Más País en la Asamblea de Madrid, el parlamento autonómico de
una ciudad que se convirtió en el epicentro del coronavirus en España.
García llegó a cargos de elección popular en el año 2015, después de una larga lucha en las Mareas Blancas, un movimiento social que nació en España en 2012 para defender la sanidad pública. Su voz volvió a cobrar protagonismo dentro de la Asamblea de Madrid al denunciar las carencias dentro de los hospitales en medio de la pandemia y desde que el consejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid revelara unos correos que demostrarían que las máximas autoridades sanitarias de esa comunidad autónoma habrían dado la orden de no remitir a los hospitales a los ancianos de las residencias de mayores. A este escándalo le siguió la revelación de un vídeo donde se ve a un médico de un hospital de Madrid dar instrucciones a sus compañeros de excluir a personas mayores o con altos riesgos de morir.
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, asegura que
no se trató de una instrucción, sino de una sesión médica interna. Sus
opositores aseguran que este vídeo prueba las órdenes políticas que se
habrían girado a los directivos de los hospitales y de las residencias
de mayores.
Mónica García atiende a Sputnik, en medio de una apretada agenda política, para hacer un diagnóstico de la sanidad pública española y recetar un tratamiento que podría evitar que un posible rebrote de coronavirus se convierta en una nueva crisis sanitaria.
—Usted ha estado en primera línea de combate en los dos escenarios más difíciles en medio de la pandemia: en una UCI y en el parlamento autonómico de Madrid. ¿Qué fue lo mejor y lo peor de compatibilizar ambos roles?
—Lo mejor es poder ver la realidad en los dos lugares: en el hospital viendo lo que estaba pasando con la pandemia y, en lo político, al ver las deficiencias que la política no ha sabido suplir para que le demos una mejor cobertura a la pandemia.
Lo
mejor del hospital ha sido la sensación de compañerismo y orgullo de un
sistema sanitario público. Lo peor ha sido la impotencia cuando el
sistema sanitario colapsó y no teníamos recursos. Lo peor de la política
es ver cómo al final criterios propagandísticos o partidistas han
primado sobre la realidad de lo que estaba ocurriendo y, claro, cuando
la tirita, la solución la tiene que poner la política y no están
pensando en eso, sino en cómo sacarle provecho. La verdad, ha sido
bastante triste ver eso.
—Usted comenta que vivieron el colapso del sistema
público en la capital, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid ha
dicho que la sanidad pública madrileña no colapsó. ¿Qué vivieron
ustedes?
—Es una cosa obvia que la sanidad pública colapsó porque nos dejamos gente fuera, porque hubo directrices para dejar a los mayores fuera y porque hubo un momento en el que teníamos una lista de espera para entrar en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), eso es sintomático de que ha colapsado el sistema.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid nunca fue capaz de aceptarlo porque sería una enmienda a la totalidad de las políticas que ha hecho durante los últimos 10 años. Bajo ese mito de que no habíamos colapsado, se construyó un relato que no se adecuaba con la realidad y por eso no fueron capaces de dar una solución a lo que estaba pasando. El día que nos quedamos sin camas de UCI, la propia presidenta dijo que lo del colapso era un bulo e incluso se llegó a decir que ya estábamos a disposición de prestar tanto profesionales como recursos a otras comunidades, lo cual era obviamente falso. —Se han revelado varios documentos que sostienen que la Comunidad de Madrid habría dado la orden de no derivar a los ancianos de residencias a los hospitales. Recientemente también salió un vídeo en donde se ve a un médico de un hospital de Madrid instruir a otros compañeros para no admitir a los enfermos con mayor riesgo de muerte. ¿En el hospital donde usted trabaja recibieron esa orden? ¿Se priorizó la atención de pacientes dependiendo de su edad, cuadro clínico y para cumplir una orden política?
—A ver, yo nunca vi una orden política porque, en todo caso, la orden política no me llega a mí, no les llega a los profesionales. Además, eran las propias residencias las que no derivaban a los pacientes porque como tenían esa orden, directamente no derivaban.
Cuando nosotros colapsamos y teníamos el sistema, la urgencia, las plantas, las Unidades de Vigilancia Intensiva (UVI) totalmente colapsada
sí que hubo que priorizar qué pacientes podían beneficiarse más de un
tratamiento tan agresivo como puede ser una Unidad de Cuidados
Intensivos, pero esto no significa que a los pacientes de las
residencias de mayores no se les tratara, otra cosa era que no les
hicieras el tratamiento más agresivo. Pero, la orden que partía de la
Consejería de Sanidad y que, obviamente, se derivó en órdenes verbales
que debieron de dar a las directivas y a las gerencias de los hospitales
eran órdenes de que no vinieran, que no aumentara la demanda y con un
criterio discriminatorio como era con aquellos mayores que vinieran de
las residencias.
—¿Qué pensó cuando vio el vídeo de ese doctor de un
hospital de Madrid diciendo que se iba a denegar camas a pacientes con
mayor riesgo de muerte?
—La verdad es que no me siento identificada con esa manera, un poco frívola, de expresarlo. Es verdad que lo que dice es que no es un criterio médico, sino político y engancha con lo que dijo la señora Ayuso hace unos días de que era una cuestión de pragmatismo. Insisto, hay que diferenciar cuando nosotros de una manera clínica decimos que un paciente no se va a beneficiar de un tratamiento, a cuando decimos que tenemos un sistema colapsado y nos estamos dejando gente fuera, y la realidad es que nos dejábamos gente fuera, pero no por un criterio clínico, sino por el colapso del sistema. Esos mismos pacientes, si hubieran aparecido dos semanas antes o cuatro semanas después, les hubiéramos admitido en el hospital. Claro que había un criterio político, no solo clínico.
—¿Por qué cree que Madrid se convirtió en uno de los principales focos, con el mayor número de muertos? ¿Qué pasó? ¿Qué falló?
—Hay una parte que es imprevisible por ser la capitalidad, por la densidad de población, por la configuración de España que es radial y que casi todo tiene que pasar por Madrid. Luego, es que no fuimos capaces de tener una vigilancia epidemiológica ni unos radares lo suficientemente conectados o lo suficientemente no recortados como para hacer frente a esto.
Hemos pasado toda la pandemia con apenas 16 epidemiólogos en toda la Comunidad de Madrid, que además tenían que meter los datos a mano, que no había ningún tipo de informatización de los datos y con eso no puedes asumir una pandemia de estas características. Si a eso le añadimos una atención primaria que está mermada, un Gobierno y una Consejería que no ha estado en los últimos 10 años centrada en los pacientes, sino en otras cosas, como en la construcción de hospitales, en privatizar, en poner en el centro a empresas privadas o fondos buitre en vez de estar pensando en los pacientes, pues tienes un cóctel y todo lo que pudo salir mal, salió mal. Todo lo que salió mal estaba previamente mal diseñado. —Apenas bajó la presión en los hospitales, los sanitarios iniciaron jornadas de protestas frente a sus centros sanitarios exigiendo mayor inversión en la sanidad pública, mejores condiciones laborales, los trabajadores de limpieza denuncian la privatización de sus servicios, los médicos residentes han dicho que se irán a la huelga en julio. ¿Qué es lo que está pasando en los hospitales puertas adentro?
—Que llevamos 10 años de maltrato sistemático a nuestro sistema público y entonces, cuando hay este tipo de crisis, pues, obviamente el malestar se agudiza porque nadie comprende que después de esta crisis, de los aplausos, de llamarnos héroes, no hayan sido capaces, ni siquiera, de ofrecer contratos dignos a los residentes que salen, no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo con los futuros médicos, que son los residentes, para darles unas condiciones de trabajo dignas.
Una de las lecciones de la pandemia es que hay que cuidar
a los profesionales, porque luego, cuando los necesitas tienen que
estar ahí, en plenas facultades y con unas condiciones laborales dignas.
Veníamos ya de un maltrato sistémico al corazón de lo que es el sistema
sanitario, que son sus profesionales. Si tienes a los profesionales mal
pagados, mal atendidos, que no se sienten vinculados con su sistema
sanitario, pues ya has desmantelado el sistema sanitario público.
—Pero el PP sostiene que eso es mentira, que se trata de
una "leyenda urbana" y defienden la construcción de más de 10 hospitales
durante su gestión. Además, acaban de inaugurar un hospital de
pandemias en Valdebebas, que tendría más de mil camas. Ustedes critican
esta construcción de hospitales. ¿Por qué? ¿A qué se oponen?
—Somos la única comunidad que ha construido 11 hospitales y ha dilapidado dos mil camas. Eso es lo primero. El anuncio de un nuevo hospital, para mí significa que no han entendido nada de lo que significa una pandemia porque no necesitamos más hospitales, sino más profesionales que atiendan las camas cerradas que hay en los hospitales públicos.
Por
un lado, necesitamos más vigilancia epidemiológica para que no se de el
brote o para que lo podamos controlar antes, porque con este hospital
de pandemias lo que estás anunciando es que nunca vas a controlar el
brote, que vas a necesitar siempre más camas y lo que necesitamos es
atención primaria, salud pública, vigilancia epidemiológica, necesitamos
la estructura de lo que ha fallado porque lo tenías descapitalizado,
descuidado. De los 11 hospitales que construyeron varios están ahora en
fondos buitre y, de acuerdo con lo que hemos calculado, nos traerá un
sobrecoste de 2.300 millones de euros. Entonces, ¿para qué construyes un
hospital? Según la evidencia que tenemos de los últimos 11 construidos,
es para que acaben en fondos buitre, para dar un ladrillazo, un
pelotazo especulativo y para crear un sistema de sobrecostes, eso es lo
que nos ha dejado la experiencia en los últimos 11 años.
—Usted llega a ocupar puestos de elección popular después
de una larga lucha social en las Mareas Blancas donde gritaban que "los
recortes matan". ¿Para ustedes era previsible que algo así pasara?
—Creo que una pandemia así no era previsible por nadie. Ahora, no es lo mismo enfrentar esta pandemia con un suelo de garantía con profesionales, ratios, camas y de bienestar, que afrontarla con un sistema que se colapsaba todos los años con una gripe, que es una epidemia que tiene vacuna, que sabemos cuándo va a aparecer, cuándo va a desaparecer, qué curva va a tener y, aún así, las urgencias todos los años se colapsaban. Era bastante previsible que, si venía algo más gordo que la gripe, no íbamos a poder hacerle frente. Partimos de que estamos en una de las comunidades autónomas más ricas, pero que menos invierte en camas, en sanitarios, en sanidad, que menos invierte en educación, políticas sociales, en residencias de mayores, entonces claro que es un suelo desde el que no tienes una base buena para afrontar esto.
—Mirando hacia el futuro ¿qué se debe hacer para estar mejor preparados ante un posible rebrote?
—Fortalecer todo lo que ha fallado, insisto: los pilares de nuestro sistema sanitario que es la salud pública, la atención primaria y crear nuevos mecanismos de vigilancia epidemiológica.
Si
a esto le añades tener instrumentos informáticos con los cuales puedas
permitir que el radar salte en cualquier hospital o centro de salud, que
haya rapidez a la hora de recoger los datos y que haya unanimidad
a la hora de recogerlos, pues tienes una posibilidad de poder llegar a
tiempo, porque aquí lo que se trata es de llegar a tiempo, de que si
ahora mismo hay un brote en un municipio seamos capaces de decir que ese
municipio se tiene que confinar, de rastrear, sino siempre estaremos
vendidos a la improvisación y a las crisis, siempre.
—Se denuncia que el PP se ha alineado con los países del
norte de Europa que exigen para los países del sur mayores controles y
condiciones al Fondo de Recuperación de la UE. ¿Cómo podría influir esta
postura en la lucha por fortalecer el sistema sanitario público?
—Yo creo que el patriotismo del PP se esfuma cuando en Europa ejerce más de revisor y opresor, de dinamitador de fondos para España. No sé exactamente en qué concepto de patriotismo cabe pedirle a Europa que nos regule para darnos más fondos. Son estas contradicciones que tienen los patriotas con su propia nación, que por un lado la merman y sacan nuestros bienes públicos a fondos de inversión extranjeros y cuando van al extranjero piden que menos fondos lleguen a España. Bueno, es una versión de patriotismo rara, pero que ahora la están llevando a cabo.
García llegó a cargos de elección popular en el año 2015, después de una larga lucha en las Mareas Blancas, un movimiento social que nació en España en 2012 para defender la sanidad pública. Su voz volvió a cobrar protagonismo dentro de la Asamblea de Madrid al denunciar las carencias dentro de los hospitales en medio de la pandemia y desde que el consejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid revelara unos correos que demostrarían que las máximas autoridades sanitarias de esa comunidad autónoma habrían dado la orden de no remitir a los hospitales a los ancianos de las residencias de mayores. A este escándalo le siguió la revelación de un vídeo donde se ve a un médico de un hospital de Madrid dar instrucciones a sus compañeros de excluir a personas mayores o con altos riesgos de morir.
Mónica García atiende a Sputnik, en medio de una apretada agenda política, para hacer un diagnóstico de la sanidad pública española y recetar un tratamiento que podría evitar que un posible rebrote de coronavirus se convierta en una nueva crisis sanitaria.
—Usted ha estado en primera línea de combate en los dos escenarios más difíciles en medio de la pandemia: en una UCI y en el parlamento autonómico de Madrid. ¿Qué fue lo mejor y lo peor de compatibilizar ambos roles?
—Lo mejor es poder ver la realidad en los dos lugares: en el hospital viendo lo que estaba pasando con la pandemia y, en lo político, al ver las deficiencias que la política no ha sabido suplir para que le demos una mejor cobertura a la pandemia.
©
Sputnik / Jordy Boixareu
—Es una cosa obvia que la sanidad pública colapsó porque nos dejamos gente fuera, porque hubo directrices para dejar a los mayores fuera y porque hubo un momento en el que teníamos una lista de espera para entrar en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), eso es sintomático de que ha colapsado el sistema.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid nunca fue capaz de aceptarlo porque sería una enmienda a la totalidad de las políticas que ha hecho durante los últimos 10 años. Bajo ese mito de que no habíamos colapsado, se construyó un relato que no se adecuaba con la realidad y por eso no fueron capaces de dar una solución a lo que estaba pasando. El día que nos quedamos sin camas de UCI, la propia presidenta dijo que lo del colapso era un bulo e incluso se llegó a decir que ya estábamos a disposición de prestar tanto profesionales como recursos a otras comunidades, lo cual era obviamente falso. —Se han revelado varios documentos que sostienen que la Comunidad de Madrid habría dado la orden de no derivar a los ancianos de residencias a los hospitales. Recientemente también salió un vídeo en donde se ve a un médico de un hospital de Madrid instruir a otros compañeros para no admitir a los enfermos con mayor riesgo de muerte. ¿En el hospital donde usted trabaja recibieron esa orden? ¿Se priorizó la atención de pacientes dependiendo de su edad, cuadro clínico y para cumplir una orden política?
—A ver, yo nunca vi una orden política porque, en todo caso, la orden política no me llega a mí, no les llega a los profesionales. Además, eran las propias residencias las que no derivaban a los pacientes porque como tenían esa orden, directamente no derivaban.
©
REUTERS / Susana Vera
—La verdad es que no me siento identificada con esa manera, un poco frívola, de expresarlo. Es verdad que lo que dice es que no es un criterio médico, sino político y engancha con lo que dijo la señora Ayuso hace unos días de que era una cuestión de pragmatismo. Insisto, hay que diferenciar cuando nosotros de una manera clínica decimos que un paciente no se va a beneficiar de un tratamiento, a cuando decimos que tenemos un sistema colapsado y nos estamos dejando gente fuera, y la realidad es que nos dejábamos gente fuera, pero no por un criterio clínico, sino por el colapso del sistema. Esos mismos pacientes, si hubieran aparecido dos semanas antes o cuatro semanas después, les hubiéramos admitido en el hospital. Claro que había un criterio político, no solo clínico.
—¿Por qué cree que Madrid se convirtió en uno de los principales focos, con el mayor número de muertos? ¿Qué pasó? ¿Qué falló?
—Hay una parte que es imprevisible por ser la capitalidad, por la densidad de población, por la configuración de España que es radial y que casi todo tiene que pasar por Madrid. Luego, es que no fuimos capaces de tener una vigilancia epidemiológica ni unos radares lo suficientemente conectados o lo suficientemente no recortados como para hacer frente a esto.
Hemos pasado toda la pandemia con apenas 16 epidemiólogos en toda la Comunidad de Madrid, que además tenían que meter los datos a mano, que no había ningún tipo de informatización de los datos y con eso no puedes asumir una pandemia de estas características. Si a eso le añadimos una atención primaria que está mermada, un Gobierno y una Consejería que no ha estado en los últimos 10 años centrada en los pacientes, sino en otras cosas, como en la construcción de hospitales, en privatizar, en poner en el centro a empresas privadas o fondos buitre en vez de estar pensando en los pacientes, pues tienes un cóctel y todo lo que pudo salir mal, salió mal. Todo lo que salió mal estaba previamente mal diseñado. —Apenas bajó la presión en los hospitales, los sanitarios iniciaron jornadas de protestas frente a sus centros sanitarios exigiendo mayor inversión en la sanidad pública, mejores condiciones laborales, los trabajadores de limpieza denuncian la privatización de sus servicios, los médicos residentes han dicho que se irán a la huelga en julio. ¿Qué es lo que está pasando en los hospitales puertas adentro?
—Que llevamos 10 años de maltrato sistemático a nuestro sistema público y entonces, cuando hay este tipo de crisis, pues, obviamente el malestar se agudiza porque nadie comprende que después de esta crisis, de los aplausos, de llamarnos héroes, no hayan sido capaces, ni siquiera, de ofrecer contratos dignos a los residentes que salen, no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo con los futuros médicos, que son los residentes, para darles unas condiciones de trabajo dignas.
©
REUTERS / Susana Vera
—Somos la única comunidad que ha construido 11 hospitales y ha dilapidado dos mil camas. Eso es lo primero. El anuncio de un nuevo hospital, para mí significa que no han entendido nada de lo que significa una pandemia porque no necesitamos más hospitales, sino más profesionales que atiendan las camas cerradas que hay en los hospitales públicos.
©
AP Photo / Manu Fernandez
—Creo que una pandemia así no era previsible por nadie. Ahora, no es lo mismo enfrentar esta pandemia con un suelo de garantía con profesionales, ratios, camas y de bienestar, que afrontarla con un sistema que se colapsaba todos los años con una gripe, que es una epidemia que tiene vacuna, que sabemos cuándo va a aparecer, cuándo va a desaparecer, qué curva va a tener y, aún así, las urgencias todos los años se colapsaban. Era bastante previsible que, si venía algo más gordo que la gripe, no íbamos a poder hacerle frente. Partimos de que estamos en una de las comunidades autónomas más ricas, pero que menos invierte en camas, en sanitarios, en sanidad, que menos invierte en educación, políticas sociales, en residencias de mayores, entonces claro que es un suelo desde el que no tienes una base buena para afrontar esto.
—Mirando hacia el futuro ¿qué se debe hacer para estar mejor preparados ante un posible rebrote?
—Fortalecer todo lo que ha fallado, insisto: los pilares de nuestro sistema sanitario que es la salud pública, la atención primaria y crear nuevos mecanismos de vigilancia epidemiológica.
©
REUTERS / Sergio Perez
—Yo creo que el patriotismo del PP se esfuma cuando en Europa ejerce más de revisor y opresor, de dinamitador de fondos para España. No sé exactamente en qué concepto de patriotismo cabe pedirle a Europa que nos regule para darnos más fondos. Son estas contradicciones que tienen los patriotas con su propia nación, que por un lado la merman y sacan nuestros bienes públicos a fondos de inversión extranjeros y cuando van al extranjero piden que menos fondos lleguen a España. Bueno, es una versión de patriotismo rara, pero que ahora la están llevando a cabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario