jueves, 9 de julio de 2020

omentario Servicio Bíblico Latinoamericano Semana del 12 al 18 de junio de 2020 – Ciclo A



Servicio Bíblico Latinoamericano
Semana del 12 al 18 de junio de 2020  – Ciclo A





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Domingo 12 de Julio
15º Ordinario
Luis Martin (1894) y Azalia Ma. Guérin (1831)

Isaías 55,10-11: La lluvia germina a la tierra
Salmo 64: La semilla cayó en tierra buena y dio fruto
Romanos 8,18-23: La creación aguarda a los Hijos de Dios
Mateo 13,1-23: Salió el sembrador a sembrar
Hoy vamos a ofrecer dos propuestas de homilía. Una, la clásica, que ponermos en segundo lugar; y otra centrada en una perspectica ecológica, de la que tanta necesidad tenemos.
Primera propuesta para una homilía
En las tres lecturas de la liturgia de hoy está presente la naturaleza. En vez de centrarnos, como habitualmente, en el tema de la responsabilidad humana y el rendimiento de nuestro trabajo, por la parábola del sembrador, vamos a centrarnos en esa presencia de la naturaleza en las tres lecturas.

• En primer lugar –y sería bueno hacerlo notar ya en el ‘acto penitencial’ de la celebración– deberíamos tomar conciencia del alejamiento en que ordinariamente vivimos la religiosidad, respecto de la naturaleza. Como si no viviéramos en la naturaleza: La mayor parte de nosotros –si el ambiente de la celebración lo permitiera, sería bueno mostrarlo, haciendo unas preguntas improvisadas a los participantes– ignoramos los datos más ordinarios de la vida de la naturaleza que nos rodea. ¿Cuántos de nosotros saben, por ejemplo, en qué fase de la Luna estamos? ¿O por dónde está el Norte en esta sala/templo en el que estamos? ¿O por dónde sale el Sol (Este)? ¿O qué coordenadas (longitud/latitud), aproximadamente, estamos, o nuestro barrio, o la ciudad...? ¿O cómo se llaman, de qué especie son, las flores que quizá hay en la sala, o los árboles que hemos visto en la calle al venir? ¿O qué se ve desde nuestra ciudad: la Osa Menor, o la Cruz del Sur? ¿O qué constelación se ve en el cielo en esta época del año cuyo dibujo y nombre lo pusieron los babilonios o los persas y lo venimos repitiendo desde hace tres mil años? ¿O cuál es, dónde se la ve en el cielo, la estrella más cercana a nosotros después del Sol? ¿O cuál de ellas es Sirio, la que pasa por ser la más bella, que habrá sido admirada y contemplada hasta la extenuación en millones de noches por nuestros ancestros, desde el Paleolítico más profundo? ¿O cuál es la constelación de Orión, a la que miraban los egipcios de los varios Imperios –¡cinco mil años!–, viendo en ella, no sólo la morada de Osiris, de Set, de Horus... sino las almas de los egipcios que lograron pasar el tránsito hacia la morada divina en el firmanento (que entonces no era galaxia...)?
Éstas serían preguntas elementales, obvias, para un habitante de la naturaleza y del cosmos, alguien que se sintiera en ellos «en casa», en su «oikos» (home), nada menos que en su propio hogar, donde todo es conocido, familiar, entrañable. Pero no. La mayoría de nosotros no conoce lo más elemental de este «hogar», vive fuera como de él, anda en sus preocupaciones, tiene la cabeza en otras historias, y el corazón en otras compañías.
Ésta es la primera constatación, llamativa, y grave. Si no nos sentimos en nuestro hogar en el cosmos, ¿cuál es nuestro hogar? ¿Dónde está? Si no estamos arraigados en este cosmos, somos humanos? Si no conocemos y amamos este cosmos planetario, ¿estará siendo sana nuestra religiosidad, o completo nuestro cristianismo? Seguro que nos vienen a la mente –y al corazón– más preguntas.

• Lo que Isaías, Pablo, incluso Jesús y sus contemporáneos, sabían de la naturaleza y del cosmos, es ínfimo, en comparación con lo que hoy sabemos nosotros. Hasta los hagiógrafos –los redactores de los textos que luego se reunieron en la Biblia– cometieron errores sobre la naturaleza; en los estudios de graduación de teología o biblia se citan errores típicos, como la clasificación taxonómica de algunos animales; es bien explicable, pues la primera aproximación científica de la taxonomía surgiría con Lamarc, en el siglo XVIII. La ignorancia científica sobre la naturaleza ha sido inabarcable hasta el desarrollo de la Revolución Científica. Hace 100 años, todavía no sabíamos que el universo se estaba expandiendo. Cuando nacieron nuestros padres no había más que una galaxia... no sabían ni menos imaginaban que pudiera haber otras que la que veían. Hace sólo 30 años, ningún científico conocía ningún «exoplaneta», ni pensaba que lo pudiera haber –ni la palabra existía–; hoy llevamos más de 4000 registrados; y ‘calculamos’ que debe haber trillones de trillones –¿cuántos de ellos habitados?
La ciencia, un conjunto de ellas (astronomía, ciencias de la tierra, astrofísica, astrobiología, espectrografía...), nos presentan hoy otro cuadro, y otra historia (the new cosmological story) del Universo. Y este cuadro tiene hoy otra profundidad, otra perspectiva temporal: 13.730 millones de años (no los 6.000 que narra la Biblia, y que también ¡Newton!, en el siglo XVIII creyó que tenía la tierra). Somos la primera generación que observa el mundo con una base científica. «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven». Nadie pudo como nosotros extasiarse ante el Misterio de la Realidad, como nosotros. Nadie como nuestra generación puede agradecer el privilegio de asistir a una nueva Revelación, la que nos ha desplegado la verdad del mundo, en estos últimos doscientos años (Thomas Berry). Nadie tiene más motivos que la generación actual, para extasiarse y contemplar esta divina Maravilla cósmica en la que estamos, y adorar su mismidad más profunda.
Leo en un volante de una jornada ecológica: Outdoors is where both Iesus and St. Francis prayed most often... Al aire libre es donde más frecuentemente oraban Jesús y san Francisco. Sí, y muchos otros buscadores históricos del Bien, de la Verdad y de la Belleza, que no necesitaron encerrarlas en imágenes, en conceptos, o imaginárselas trasladadas a un segundo piso «sobre-natural», o a un plano «meta-físico» intocable e invisible... ¿Por qué seguimos pensando el Misterio divino encerrado en la figura, el concepto que los griegos perfilaron como «theós»: un señor, ahí arriba, ahí fuera, con poder para intervenir omnímodamente, un individuo, persona como nosotros, un Tú antropomórfico, a imagen y semejanza del nuestro? ¿Por qué tantos cristianos prefieren nuestros templos, al Templo sagrado de la Naturaleza? (Busca en cualquier buscador «el Dios de Spinoza», y léelo con calma).

• Hoy podemos tener comprensión respecto a la ausencia de la Naturaleza en la Biblia, en la oración hebrea, en la liturgia cristiana. Pero a la vez, lucidez crítica y propósito de la enmienda respecto de los pecados o las limitaciones ajenas. Podemos comprender que Isaías se sintiera más cómodo imaginando a Dios como Señor, poderoso, todopoderoso, capaz de hundir el mundo, a pesar de su mucho amor.
Hoy sabemos que todo lo que pudo pensar/sentir/escribir Pablo, se quedó lamentablemete corto, y desenfocado, en comparación con las dimensiones y profundidades que hoy conocemos del Cosmos, que probablemente no sea siquiera un Uni-verso, sino un Pluri-verso...
Por ejemplo, ya no podemos pensar que de los 13.730 millones de años de la evolución del cosmos, el Misterio divino sólo pronunció su Palabra hace dos mil años, y sólo en este planeta (en ninguno otro, de los trillones de trillones de planetas que hay en el cosmos, y que sólo visitó éste; y que de los millones y millones de especies que hay en la Tierra, sólo la nuestra la creó aparte, por encima de todas las demás y con derechos absolutos...

Igualmente, con el cambio de epistemología y de teología de las religiones, podemos intuir también que ese futuro escatológico del cosmos, que Pablo describe como centrado en el Cristo de la Fe que él se imaginó (no conoció a Jesús), hoy necesitaría otra formulación menos provinciana y antropocéntrica.
La enormemente ampliada visión del cosmos, que hoy tenemos, no sólo «externa», sino interna (su constitución, su historia, su composición, la astrofísica, la bioastronomía, la física cuántica...) dejan muy chiquitas las imágenes que utiliza Pablo, que hoy ya no diría lo mismo. Pero su intuición es la misma que hoy nos habita, y esta Palabra de Pablo nos sirve de pista, y nos empuja a, también nosotros, hacer nuestros los nuevos capítulos de la Revelación cósmica de que somos privilegiados destinatarios.

Muchas otras cosas más pueden servir para una reflexión homilética en este sentido, pero no se pueden traer a colación en sólo diez minutos. Por eso lo dejamos aquí. Hay mucha bibliografía sobre estos nuevos avances de nuestra espiritualidad, eco-espiritualidad hoy día...


Segunda propuesta de contenido de homilía
El libro del profeta Isaías se divide en tres partes, como si fueran tres libros: la primera la podemos llamar el libro de la denuncia; la segunda el libro del anuncio, y la tercera el libro de la consolación. El texto que hoy leemos pertenece a esta última sección del libro, y esto nos da ya una pista para la interpretación del pasaje. Isaías III nos presenta una comparación que subraya el papel fundamental de la palabra de Dios para que se verifique la eficacia de su obra o acción. La palabra de Dios es entonces la lluvia que hace fecundos incluso los terrenos más áridos y duros. Se describe todo el ciclo completo del agua, desde su precipitación como gotas en las nubes, pasando por su acción benéfica en el terreno cultivado, hasta su retorno al cielo, lista para reemprender de nuevo su ciclo. De igual forma la palabra de Dios, que parte rauda de la boca de Dios, hace fértil el campo cultivado y realiza el cometido para el que fue enviada.
Esta comparación nos ayuda a comprender que la palabra que Dios nos comunica no gira sobre sí misma en el vacío, sino que se dirige a los ‘terrenos cultivados’, o sea , a todas las personas que con devoción y cariño preparan su mente y sus afectos para que sea eficaz la palabra que reciben de Dios por medio de los profetas. De este modo, la comparación hace resaltar dos elementos muy importantes: que la palabra se dirige a los ‘terrenos cultivados’ donde la semilla ya reposa, y que la palabra retorna a su fuente de origen.
El evangelio de Mateo complementa esta imagen tan poderosa y sugestiva con la ‘parábola del sembrador’. En esta parábola los elementos decisivos son la excelente calidad de la semilla y la disposición del terreno. El sembrador lanza una semilla de excelente calidad y lo hace con la generosidad y esperanza de quien ama su campo de cultivo. No ahorra esfuerzo ni semillas; las coloca incluso en lugares en donde no cabría esperar ningún resultado ya que su interés no es conservar sino esperar que esa semilla haga fructificar todos los sectores de su parcela. El otro elemento decisivo, el terreno, responde de diferente manera según la ‘calidad’ de la tierra. La buena disposición de cada pedazo de la parcela constituye el factor desicivo para el éxito de la empresa. La semilla es buena, pero el terreno responde de manera desigual.
La interpretación de la parábola que aparece en la sección siguiente del evangelio, nos da unas claves poderosas de comprensión. La disposición del terreno se refiere a la actitud de las personas. Algunas se dejan cultivar y ofrecen una tierra apta donde la semilla echa raíces profundas. Otras, en cambio, ofrecen terrenos donde la semilla se pierde por exceso de dureza, por descuido, superficialidad o negligencia. Tanto el grupo representado por los buenos terrenos, como el grupo representado por los terrenos no receptivos, forman parte de la misma parcela. Los dos están en la misma geografía, en la misma historia y en el mismo momento. No hay excusa válida para justificar la falta de acogida y de respuesta.
Esta parábola se refiere a una realidad de la comunidad cristiana sobre la que ya se había hecho una profunda recepción. En la comunidad, representada por la parcela, se encuentran terrenos, es decir personas, con diferentes actitudes y proyectos. No se puede saber de antemano qué respuesta va a dar cada quien. Lo único que se sabe es que el sembrador reparte con generosidad su fértil semilla. En el desarrollo del proceso de cultivo se sabe quién es apto y quién no. Pero no basándonos en criterios arbitrarios, sino en el fruto que cada quien muestra. La expresión ‘dar frutos’ tiene un valor muy preciso en la Biblia y se refiere siempre a la respuesta positiva del ser humano al proyecto de Dios. Pero no a cualquier proyecto presentado en nombre de Dios, sino a la propuesta de los profetas que Jesús de Nazaret ha llamado ‘reinado de Dios’. Es decir, una experiencia humana donde sea posible el amor solidario, la libertad para hacer el bien y la justicia responsable.
La parábola del sembrador nos pone en contacto con la profecía consoladora de Isaías. La palabra de Dios actúa en la historia humana en las personas que cultivan el terreno sorprendente del amor solidario, de la escucha atenta del hermano y del servicio generoso y desinteresado a los excluidos. La palabra de Dios se hace fecunda en las comunidades y personas que asumen una actitud responsable ante la historia y no permiten que la ‘buena nueva del Evangelio’ se convierta en consigna barata ni en cliché de espiritualizaciones alienadoras y superfluas, sino que procuran siempre que la palabra del profeta sea eficaz en la historia.
Pablo, en la Carta a los Romanos, nos propone esta misma reflexión: la creación, el terreno fértil que Dios ha dado al ser humano en la historia (Gn 2,4-25), aguarda con impaciencia –según Pablo– la realización de la obra de Cristo en toda la humanidad y hasta en el cosmos...

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 31 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «La historia del sembrador». El audio, su guión escrito y un comentario bíblico-litútgoco, pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/31-la-historia-del-sembrador/


Para la revisión de vida
-                 La agricultura es... la domesticación de las plantas, y su cuidado dedicado para procurar su evolución hacia una mayor utilidad. En el Museo Antropológico de México se puede observar las mazorcas de maíz de hace miles de años, increíblemente pequeñas. Es el ser humano quien las ha hecho crecer y ser más grandes y nutritivas a base de una pacientísima selección natural llevada a cabo por generaciones y generaciones...
-                 ¿Tengo ojos para contemplar el misterio de la vida, la maravilla del don de la cosecha, la fuerza de la vida que vuelve a rebrotar en cada semilla cuando llega la humedad de la estación adecuada? ¿Tengo conciencia de que soy un ser vivo heterótrofo, que no puedo elaborar me alimento, sino que he de comer material orgánico del mundo vegetal o animal, y que dependo enteramente de la fuerza misteriosa de la Naturaleza?

Para la reunión de grupo
-                 Somos una generación que entiende la Biblia de forma muy diferente a como la han mirado y leído las anteriores generaciones de cristianos. Hagamos un elenco de cuáles podrían ser estas diferencias. Comentarlas después una a una.
-                 “La Biblia no es «la» palabra de Dios” sino que “la Biblia es palabra de Dios”: comentar la distinción. (Hay muchas otras «palabras de Dios»; la Biblia puede ser -a lo más, y sólo para nosotros- la «palabra de Dios por antonomasia».
-                 Pero además, no puede estar bien dicho que la Biblia, –así, sin más– sea Palabra de Dios...: Dios no tiene boca, ni habla, ni escribe, ni dicta, ni esculpe tablas de la ley en la roca... Schillebeeckx dice: la Bibilia es «palabra humana sobre Dios». Eso ya es otra cosa. Comentarla y desmenuzarla en el grupo.
-                 La palabra de Dios es viva y eficaz... Sugerir cuáles pueden ser «amores equivocados» hacia la palabra de Dios: una lista de posibles fundamentalismos bíblicos...
-                 Dice san Pablo que "la creación entera gime con dolores de parto...". Se trata de un mensaje distinto de aquél del génesis, que pone a toda la naturaleza a los pies del ser humano, para que sea dominada y explotada enteramente a su servicio. Se ha acusado a la Biblia y a la tradición cristiana de tener una visión excesivamente antropocéntrica de la naturaleza... Una nueva actitud sería la de comprender que el ser humano no puede explotar la naturaleza pensando en el propio interés, sino que tiene también la responsabilidad de “cuidar” la tierra, ser no el dueño de la naturaleza sino el hermano mayor de todos los seres, que asume su responsabilidad de cuidar a los hermanos menores.
-                 Aparte de la aplicación fácil de la parábola del sembrador, subsiste el problema de esas alusiones que Jesús parece desvelar: no se explica, para que algunos no entiendan... Comentar en el grupo qué puede significar eso...
-                  
Para la oración de los fieles
-                 Por todos los pueblos, todos los hombres y mujeres que están sufriendo en carne propia la pandemia, y sus consecuencias de todo tipo. Que la Humanidad saque lo mejor de sí misma, su fuerza más profunda y su resiliencia más flexible, para superar esta pandemia. Roguemos al Señor
-                 Por todos los pueblos, todos los hombres y mujeres que están sufriendo en carne propia la pandemia, y sus consecuencias de todo tipo. Que la Humanidad saque lo mejor de sí misma, su fuerza más profunda y su resiliencia más flexible, para superar esta pandemia. Roguemos al Señor
-                 Por toda la Iglesia, para que su palabra sea veraz y eficaz como lo es la Palabra del Padre. Oremos.
-                 Por todos aquellos que desprestigian sus palabras con sus hechos, para que recapaciten y hagan que su vida sea coherente con lo que anuncian y prometen. Oremos.
-                 Por todos los que tienen la misión de predicar el Evangelio, para que anuncien una fe viva, liberadora, salvífica y transformadora de personas y sociedades. Oremos.
-                 Por todas las personas que trabajan para dar a luz un mundo nuevo y mejor, para que continúen en la lucha sin desfallecer. Oremos.
-                 Por todos los que sufren por cualquier causa, para que la Palabra de Dios siembre en ellos la paz y la esperanza. Oremos.
-                 Por todos nosotros, para que tengamos cada día más abiertos el oído y el corazón a la palabra de Dios. Oremos.

Oración comunitaria
-                      Señor, que la luz de tu Palabra sea siempre guía en nuestra vida; y que tu amor germine en nosotros, para que podamos dar frutos de vida entre nuestros hermanos, de modo que todos alcancemos la libertad, el gozo y la paz. Nosotros te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. Amén.
-                  
-                 Oh Dios, misterio inefable, cuya palabra inunda al ser humano, a todos los seres humanos, y a todo el cosmos, atrayendo hacia adentro y hacia arriba la flecha de la evolución... Queremos expresarte nuestro deseo de participar en esa marcha ascendente e interiorizante de todos los seres hacia ti, ayudados por esa palabra tuya que podemos descubrir omnipresente en toda la realidad. Tú que vives y alientas e inspiras, desde siempre, por milenios y milenios. Amén.



Lunes 13 de Julio
Teresa de los Andes (1920)

Is 1,11-17: Aparten de mi sus malas acciones
Salmo 49: Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios
Mt 1034–11,1: No vine a traer paz


Jesús es el Príncipe de la Paz. Su gran mensaje a raíz de su resurrección era precisamente este: la Paz esté con ustedes. Ser pacificadores forma parte del código de las Bienaventuranzas. Esa Paz es un proyecto integral que al introducir en la historia un modo alternativo, una armonía completa entre seres humanos con sus semejantes, con Dios y con la madre tierra puede provocar un rechazo. ¿Pero, por qué ahora en este texto evangélico se nos dice que no ha venido a traer la paz sino la espada?. Nos resulta extraño este lenguaje radical del evangelio que no deja a nadie indiferente. Y es porque el proyecto de la Paz del evangelio choca con la estructura injusta de este mundo, demasiado incrustada en leyes, sistemas económicos, movimientos culturales etc... Pone nerviosos a los que han edificado este mundo violento. La Paz del evangelio es la profecía de un mundo donde los excluidos de la historia van a sentarse en la mesa compartida. Mientras eso llegue viviremos el conflicto, la persecución y hasta la muerte.


Martes 14 de Julio
Camilo de Lelis, fundador (1614)


Is 7,1-9: Si no creen, no subsistirán
Salmo 47: Dios ha fundado su ciudad para siempre
Mt 11,20-24: Jesús recrimina a tres ciudades su cerrazón


El evangelio es una Buena Noticia de Dios y de su agenda en el mundo que Jesús llama el reinado de Dios. Esta noticia y esa imagen del Dios del reino se encuentra con frecuencia con situaciones históricas anti-Dios y anti-Reino. Su anuncio en esas circunstancias puede provocar un rechazo total como vaticina Jesús con las ciudades que menciona hoy el evangelio. Este reproche profético de Jesús puede significar una crítica muy actual al mundo urbano donde se han instalado las grandes causas del dolor de los pobres del mundo y del dolor de esa pobre, la más pobre: la madre tierra amenazada de ser convertida en un depósito de porquería. En el mundo urbano se instalaron el ídolo dinero y el ídolo del poder concentrado. Este es un gran reto para los evangelizadores: hacerse presentes en el mundo urbano, gritar la profecía en ese escenario, denunciar y proclamar un proyecto urbano diferente. ¡Qué tarea más exigente para la iglesia anunciar hoy el evangelio en las grandes ciudades! 


Miércoles 15 de Julio
Buenaventura (1274)


Is 10,5-7.13-16: ¿Se envanece el hacha contra el leñador?
Salmo 93: El Señor no rechaza a su pueblo
Mt 11,25-27: Gracias Padre


Jesús en un clima íntimo de oración hace una declaración sorprendente de su propia experiencia del Padre y de cómo tener acceso a su presencia en la vida. Al convertir en oración una afirmación así, tan tajante, nos aclara que esa afirmación nace de su propia experiencia profunda sobre Dios. Ha experimentado que la gente sencilla que tiene acceso privilegiado al pensamiento de Dios, es el pueblo de Galilea, son las mujeres, los niños, los enfermos, los sin tierra. Los sabios y entendidos ni se enteran de ese proyecto de Dios que acaricia en la historia y que Él llama reinado de Dios. Pero sobre todo esa gente sencilla es Él mismo, que nacido en la pobreza y viviendo como un itinerante, sin casa propia, y dispuesto a correr la suerte de los inocentes que son llevados a la cruz, es ahí en ese universo humano suyo donde Dios se ha hecho presente con su rostro increíblemente bello y cercano a las angustias de sus hijos y de sus hijas.


Jueves 16 de Julio
Ntra. Sra. del Carmen


Is 26,7-9.12.16-19: Despertarán jubilosos
Salmo 101: El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra
Mt 11,28-30: Soy manso y humilde


La experiencia de Dios, motivó a Jesús a encontrarse con el pueblo pobre y despojado de su derecho de disfrutar la tierra. La implantación del Reino de Dios comienza allí donde el pueblo está más humillado. Este grupo de personas pobres y afligidas son las ovejas perdidas que mejor representan a todos los abatidos de Israel y de la Iglesia. Jesús es sensible al dolor de las personas; enfermos, mujeres. ancianos y niños. Su preocupación se convierte en acciones concretas y eficaces. Sin duda, esta gente sencilla que lo escuchó hablar con tanta cercanía, tuvo la impresión de que Dios se interesaba realmente por sus vidas. Este proyecto de Jesús les pareció muy bueno, atrayente, incluso para algunos hombre y mujeres que decidieron abandonar todo y seguirle más de cerca. Jesús en su oración dijo a Dios: “por ellos me consagro” (Jn 17). Podemos preguntarnos sinceramente: ¿A quiénes me he consagrado? ¿He hecho opción por los pobres? ¿Sigue vigente mi opción o debo renovarla? ¿Cómo vivo mis opciones?


Viernes 17 de Julio
Mártires Carmelitas (1794)
Alejo (s. V)


Is 38,1-6.21-22.7-8: He escuchado tu oración
Interleccional Is 38: Tú, Señor, detuviste mi alma ante la tumba vacía
Mt 12,1-8: El Hijo del Hombre es señor del sábado



El evangelio presenta diferentes enfoques del sábado entre los religiosos judíos y el pueblo en Nazaret. Para la gente sencilla, el sábado era un día de descanso total. Los hombres no salían al campo. Las mujeres no cocían el pan. Era un día de descanso para la familia entera. Todos lo esperaban con alegría. El sábado era otro de los rasgos esenciales de la identidad judía, un signo claro de su elección como pueblo de Dios. Profanarlo significaba despreciar la elección y la alianza. Para Jesús, Dios es “el Padre del cielo” que no está ligado a un lugar sagrado ni a un pueblo o a una raza concretos. No es propiedad de ninguna religión. Dios es de todos. Jesús es señor del sábado. Para la gente pobre el sábado es visto como un respiro querido por Dios. Ellos no están enterados de las discusiones de los escribas respecto a los oficios prohibidos en sábado. El día sagrado era un anticipo de libertad, un respiro querido por Dios. Si comprendieran, no condenarían.


Sábado 18 de Julio
Simón de Lipnica (1482)


Miq 2,1-5: Codician campos y casas
Salmo 10: No te olvides de los humildes, Señor
Mt 12,14-21: Le seguían muchos y sanaba a todos



Cuando Jesús recorre Galilea invitando a una experiencia nueva de Dios no dio grandes discursos pues su estilo de vida convenció a sus seguidores y despertó la curiosidad mal sana de sus detractores. El seguimiento a Jesús se puede hacer desde diferentes ángulos como lo muestran los evangelios. Allí encontramos textos que hablan del seguimiento cercano que hacen los fariseos buscando la forma de acusarlo; es un seguimiento interesado en dañar a la persona; otro grupo de seguidores son los hombres y mujeres que se sienten atraídos por su estilo de vida y enseñanza; este es el conjunto de discípulos que han optado por un estilo de vida comunitario y liberador. Encontramos también el grupo de gente sencilla del pueblo que ve en Jesús una salida a su enfermedad, hambre, sed y deseo de justicia. Y hay más… y nosotros, ¿nos sentimos identificados con alguno de estos grupos? ¿Recuerdas cuáles son las motivaciones por las que decidiste seguir al Maestro de Nazaret? ¿Son las mismas de hoy?



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In italiano: http://www.peacelink.it/users/romero/parola.htm
 
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