miércoles, 15 de julio de 2020

Comentario Servicio Bíblico Latinoamericano Semana del 19 al 25 de junio de 2020 – Ciclo A


Servicio Bíblico Latinoamericano
Semana del 19 al 25 de junio de 2020  – Ciclo A





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Domingo 19 de Julio
16º Ordinario
Arsenio (450)
Justa y Rufina, mártires (287)

Sabiduría 12,13.16-19: Tú juzgas con moderación
Salmo 85: Tú, Señor, eres bueno y clemente
Romanos 8,26-27: El Espíritu intercede con gemidos
Mateo 13,24-43: Déjenlos crecer juntos

Solemos dividir y “organizar” la sociedad con criterios no pocas veces dialécticos: buenos y malos deben estar separados y colocados en bandos opuestos. Esta práctica de dividir entre buenos y malos, era aceptada por muchos grupos en el tiempo de Jesús por diversos grupos religiosos (fariseos y esenios), así como por los grupos económicos y políticos (herodianos, saduceos y zelotes), pues todos ellos veían como opositores a quienes no pensaban, creían u opinaban como ellos.
Jesús llama a la apertura de mente y de corazón para acoger con esperanza (no pasivamente, con indiferencia) a quienes nos parecen como diferentes (que solemos catalogar como “malos”). Necesitamos apertura para acoger con una actitud de pluralismo asimilado la diferencia, que siempre va a estar presente en nuestra humanidad.
La parábola de la cizaña no ignora la presencia del mal en la historia; la reconoce Jesús en el enemigo que siembra la cizaña en el campo. Quiere llamarnos la atención de que no hay que confundir la semilla buena con la semilla mala. Muchas veces dividir la humanidad entre buenos muy buenos, y malos muy malos, ofreciendo el premio de la salvación para los primeros y la condenación para los segundos, puede ocasionarnos equivocaciones irreparables. Sólo a Dios le corresponde juzgar, con su inmensa justicia y misericordia, a cada ser humano, como sólo Él lo sabe hacer.
Muchas veces, por creernos con el poder y la autoridad, nos atribuimos en nuestra conciencia actitudes que excluyen y separan a unos de otros; nuestra autosuficiencia egoísta separa en la práctica cotidiana a personas que por su situación socio-económica o ideológica, son marginados y excluidos por una sociedad dividida en el poder, olvidando que somos hermanos que compartimos una misma humanidad.
La Utopía del Reino exige para el seguidor de Jesús una acción transformadora de la vida cotidiana, que llegue hasta lo más profundo del actuar de cada ser humano, y el llamado permanente a la búsqueda y construcción de un mundo más humano, no sólo para unos pocos, sino para todos. Las estructuras basadas en la injusticia no crean el bien necesario para que el mundo avance, sino que generan más muerte y división en la humanidad, atacando con su fuerza destructora cualquier propuesta alternativa de construcción de una nueva humanidad.
No podemos olvidar que la buena noticia que Jesús vino a anunciar, su Utopía (el Reino), es una Buena Noticia para los pobres, en la que de ahora en adelante Jesús y sus discípulos lucharán por una sociedad igualitaria. Comprender el valor de lo pequeño, de lo pobre, como opción fundamental de Jesús y de quienes proseguimos su causa, debe ser una denuncia permanente contra tantas formas de opresión y marginación de estructuras injustas que deshumanizan a tantas personas y comunidades, en donde vive ocultamente el valor de la grandeza del Reino cuando se construye organización y se promueven los valores del Reino.

Dicho esto, abordemos un segundo nivel, más crítico, en este comentario.
Esta parábola puede resultar alienante si se toma como una invitación a la inactividad, o a la suspensión de nuestra responsabilidad para dejarla en las manos de Dios: él sería quien, a fin de cuentas, al final de la historia, y más allá de la historia, deberá poner las cosas en orden, y a las personas en su lugar... Esta idea de un Dios «premiador de buenos y castigador de malos», que contabiliza nuestras acciones y por cada una de ellas nos dará un premio o un castigo, ha sido una idea central de la cosmovisión cristiana clásica. El miedo a la condenación eterna, pieza central de la bóveda de la cosmovisión cristiana clásica medieval y barroca, es experimentada todavía por muchas personas como si fuera el corazón del mensaje cristiano; fueron demasiados siglos con esa confusión. ¿Qué decir de todo ello hoy?
Es obvio que, conforme pasa el tiempo, estas convicciones tradicionales fundamentales del pensamiento cristiano van pasando a segundo plano, dejan de estar presentes, como que se esfuman, son menos comentadas (los catequistas y los predicadores sienten incomodidad o vergüenza), incluso son evitadas positivamente... Diríamos que ésta es también una cierta manifestación del famoso «eclipse de lo sagrado», que se dice que se da en nuestra sociedad moderna. Si nuestros abuelos y sus generaciones anteriores vivieron en una sociedad que transparentaba por todas partes la presencia de lo sagrado, de la «eternidad», de la vida del más allá, con sus premios y castigos, hoy vivimos, por el contrario, en una sociedad secular, secularizada, en la que nos es difícil imaginar y pensar el más allá de la muerte como un lugar de premios y castigos, como la «separación post mortem del trigo y la cizaña».
Sólo queremos aquí llamar críticamente la atención sobre el tema, con algunas afirmaciones-propuestas.
Sea la primera la de reconocer que ya no se puede seguir hablando de más allá de la muerte con la ingenuidad y la rotundidad con la que durante siglos se ha hablado. El tema merece una revisión profunda, radical incluso, y en todo caso no permite ya aquellas afirmaciones clásicas que los hoy mayores escuchábamos cuando éramos niños, unas representaciones «escatológicas» llenas de una ingenuidad y una simplicidad hoy inimaginables.
Buena parte de las descripciones de «los premios y castigos eternos», hoy aparecen como «antropomorfismos» insostenibles. Respecto a ellos no sólo merece la pena no darles más pábulo, sino que es importante también reconocerlos explícitamente, ubicarlos, sacarlos a la luz, analizarlos críticamente, y ayudar a las personas sencillas que todavía pudieran hoy sentirse en la supuesta obligación de compartir semejantes creencias mitológicas, a liberarse de ese atraso opresor de su conciencia.
Es necesario tomar conciencia de la urgencia de una revisión a fondo de la posición de la fe cristiana respecto al más allá. Habitualmente hemos dado por supuesto el dato de la vida más allá de la muerte, como si fuera un «artículo de fe», obvio, indiscutible, y además, primordial, central en la vida cristiana. Y, en efecto, normalmente ha quedado enteramente fuera de la renovación de la fe en las décadas pasadas recientes. El Concilio Vaticano II, con su aggiornamento, simplemente trasladó a la trastera teológica las imágenes medievales y barrocas sobre el más allá, que hasta entonces habían reinado poderosamente en la catequesis y en la educación religiosa; el Concilio se decantó por una relectura de la escatología en la línea del personalismo y del existencialismo. Lo cual, ciertamente, supuso una brisa de aire fresco para todos los que entonces apenas nos estábamos haciendo conscientes de aquella situación insostenible. Pero el Concilio no desarrolló esa intuición en sus propios documentos, de manera que esta «apertura mental» que el Concilio parecía avalar, se quedó en una sugerencia para la creatividad de los teólogos avanzados (lo que tardaría en llegar).
Por su parte, la teología de la liberación, ya al final de la década de los 70, añadió una «interpretación histórico-escatológica de la realidad» (caminamos hacia la Utopía del Reino, «que no es otro mundo, sino este mismo pero totalmente otro»...), y asumió la perspectiva de la opción por «los pobres» (pobres, redescubiertos ahora como los «jueces escatológicos universales», Mt 25,31ss), PERO dejó intactas las afirmaciones centrales sobre el más allá, sin llegar siquiera a plantearse su cuestionamiento. El libro exponente máximo –y casi único– de la escatología de la teología de la liberación, fue, sigue siendo, «Hablemos de la otra vida», de Leonardo BOFF (Sal Terrae, Santander, 1978), muchas veces reimpreso, todavía hoy en venta, y libremente disponible en la red. (Ningún otro teólogo se atrevió a abordar una relectura de la escatología y de los novísimos desde la teología de la liberación –aunque, lo que hizo Leonardo, no fue sólo una relectura desde el paradigma liberador, sino que incluyó los paradigmas existencialistas, personalistas... en dicha relectura; aggiornó perfectamente la escatología a aquellas alturas de la década de los 80).
Hoy, un nuevo paradigma de «revisión del sentido y la identidad misma de la religión» nos exige dejar de vivir de rentas, dejar de repetir incuestionadamente «lo de siempre», aun aggiornado, y plantearnos preguntas nuevas más radicales: ¿existe realmente la vida más allá de la muerte? ¿Tenemos al respecto algún dato realmente «revelado»? ¿Cuándo, dónde, cómo? ¿Forma parte del contenido mismo de la fe cristiana? ¿Se puede ser cristiano aceptando la inseguridad y la oscuridad que la ciencia actual asume respecto al tema del más allá?
Ciertamente, no son preguntas para el hombre y la mujer de la calle que prefieran seguir viviendo en una edición reeditada de la «fe del carbonero». Ni lo son para quienes viven con tanta superficialidad, mientras son «jóvenes, guapos y con dinero», que no tienen tiempo para preguntas que les distraigan de su intensivo carpe diem. No son tampoco preguntas a difundir imprudentemente entre las abuelitas que viven su fe con tranquilidad, ni trofeos para exhibirse como abanderado de la crítica y el esnobismo. Pero son preguntas que los pastores responsables han de plantearse a fondo, para no hacer daño a la comunidad por ignorancia. Y preguntas que todo creyente lúcido se debe hacer, y se hace, a veces sin respuesta.
El tema sólo lo hemos iniciado... Invitamos al lector a tirar del hijo y profundizar, tanto desde el estudio teológico, como en su oración y su fe...

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 43 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «El trigo y la mala hierba». El audio, el guión y su comentario bíblico-teológico pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/43-el-trigo-y-la-mala-hierba/
En la serie «Otro Dios es posible» la entrevista 44, «¿Hay infierno?». El audio, su guión, y un comentario temático pedagógico, pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/44-hay-infierno/

Para la revisión de vida
-                 El Reino de Dios se nos presenta en el evangelio como una comunidad de trigo y de cizaña, de justos y pecadores; o mejor aún: como una comunidad de personas a la vez justas y pecadoras. ¿Admito que yo pertenezco a la humanidad, y a la Iglesia, con mis obras buenas y malas, con mis pecados y virtudes? ¿Sé tener paciencia conmigo mismo y con los demás, como el amo del campo de la parábola?
Para la reunión de grupo
-                 Caer en la cuenta de que la fe en la resurrección y en la vida eterna no es un dato supuesto y evidente en la sociedad actual. Buscar en internet (y otros medios) datos sobre esta fe, estadísticas de encuestas. ¿Qué cree la gente «normal»? Traer al grupo esta información y comentar entre todos. [Cf los datos que se aportan en uno de los ítems «para la reunión de grupo» del domingo próximo, aquí en este mismo Servicio Bíblico Latinoamericano»].
-                 ¿Qué dice la ciencia actual respecto al más allá de la muerte? ¿Existe alguna compatibilidad, intercomunicación, entre la creencia clásica cristiana en el más allá y la ciencia actual?
-                 ¿Qué dicen las ciencias de las religiones sobre la creencia en la inmortalidad o la fe en la vida eterna? ¿Cómo se formó esa creencia? ¿Qué peso de validez objetiva tiene? ¿Es una proyección de nuestros deseos o es un dato de la realidad con el que debemos contar?
-                 La fe en «el cielo» y en «el infierno» –dejemos por un momento a un lado el purgatorio, y no mentemos siquiera el limbo-, ¿forman parte de la fe cristiana esencial? ¿Se puede ser cristiano sin creer en ellos? Yo, cada uno de nosotros, ¿creo en el cielo, y en el infierno? Probablemente la respuesta no es ni sí, ni no, sino que se responde mejor «distinguiendo»: ¿en qué cielo/infierno creo, y qué cielo/infierno no creo?
-                  
Para la oración de los fieles
-                 Por todos los pueblos, todos los hombres y mujeres que están sufriendo en carne propia la pandemia, y sus consecuencias de todo tipo. Que la Humanidad saque lo mejor de sí misma, su fuerza más profunda y su resiliencia más flexible, para superar esta pandemia. Roguemos al Señor
-                  Por todo el Pueblo de Dios, para que sea testigo vivo y eficaz de la presencia de Dios en medio del mundo. Roguemos al Señor.
-                  Por todas las personas de buena voluntad que, desde cualquier credo o ideología, trabajan por el progreso del mundo, para que el Padre aliente y sostenga sus esfuerzos. Roguemos...
-                 Por los evangelizadores, que quieren ser levadura en medio del mundo, para que aumenten en cantidad y en calidad. Roguemos...
-                 Por todos los que tienen poder y autoridad de cualquier tipo, para que los utilicen en bien de sus subordinados y no en provecho propio. Roguemos...
-                 Por las Iglesias perseguidas por su fidelidad al Evangelio, para que encuentren pronto situaciones de libertad y respeto. Roguemos...
-                 Por todos y cada uno de nosotros, para que seamos se embajadores de buena semilla y tolerantes con todos. Roguemos...
Oración comunitaria
-                 Dios, Padre nuestro, que vienes hasta nosotros en Jesús de Nazaret, en su palabra y en sus obras; queremos darte las gracias por esa presencia tuya en medio de nosotros; que ella nos ayude a profundizar en nuestra vida cristiana para que tengamos una fe cabal que nos haga vivir conforme a lo que creemos. Nosotros te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. Amén
-                 o bien:
-                 Oh Dios, misterio insondable en el que los humanos, desde sus orígenes biológicos ancestrales, han proyectado la necesidad que siempre han sentido de que la justicia/injusticia terrena sea completada y confirmada más allá de su muerte. Ayúdanos a comprender qué es lo que esta «exigencia absoluta de justicia» significa, y qué de la Realidad (tuya y nuestra y del cosmos) respalda la veracidad de nuestros sentimientos y pretensiones. En todo caso, aceptamos vivir y ser en y ante el misterio que eres y que somos. Nosotros te lo expresamos recorriendo el camino que nos ayuda a abrir Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro, en comunión con todos los hombres y mujeres buscadores de tu rostro milenios adentro en la Historia. Amén.



Lunes 20 de Julio
Apolinar, mártir (s. II)

Miq 6,1-4.6-8: Defiende el derecho
Salmo 49: Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios
Mt 12,38-42: Hay uno mayor que Salomón


Notamos en los evangelios cómo los fariseos y letrados desde muy temprano entran a contrariar la vida y ministerio de Jesús. Muchos de ellos ejercían tareas de carácter administrativo, sobre todo en Jerusalén. Es probable que se ganaban la vida como escribas, educadores, jueces u oficiales subordinados a las clases gobernantes. A pesar de ser conocedores de la Ley y de encontrarse en un ambiente intelectual, no han tenido la claridad para entender los signos y señales realizados por Jesús. Este es el reproche que les hace hoy. Estas señales sí las han entendido los pobres y sencillos, a ellos no les ha costado entender. Como creyentes en Jesús entendemos que nuestra mirada debe centrarse en la persona de Jesús y que esta se revela a nosotros a través de su Evangelio. Es débil la fe cuando la anclamos a milagros y signos externos. Nos podemos preguntar: ¿Cómo expreso mi fe en la vida cotidiana? ¿Descubro señales claras de que el Reino de Dios está aconteciendo hoy en nuestra historia?


Martes 21 de Julio
Lorenzo de Brindisi (1619)


Miq 7,14-15.18-20: Arrojará al mar nuestros delitos
Salmo 84: Muéstrame, Señor, tu misericordia
Mt 12,46-50: "Éstos son mi madre y mis hermanos"



Para la cultura de Jesús la familia lo era todo. Fuera de ella, la persona queda sin protección ni seguridad, pierde la identidad. En tiempos de Jesús, la familia no era un pequeño grupo conformado por papá y mamá, la familia llega a ser muy extensa. Se trata de un gran clan familiar en el que entran bajo la autoridad patriarcal, ellos están afiliados a todos los que tengan algún grado de parentesco por sangre o por matrimonio. En ella se establecen los lazos familiares y sociales. Abandonar a la familia es muy grave porque se pierde el vínculo protector con el pueblo en el que el individuo tiene su origen. Jesús tomó esta decisión; de ahora en adelante buscará una nueva familia, una que abarque a los hombres y mujeres dispuestos a hacer el mismo recorrido que él, el proyecto de Dios. Esto va a marcar en definitiva su vida de profeta itinerante. Y nuestra familia, ¿Cómo está cimentada?, ¿bajo cuáles esquemas se administra la autoridad en tu familia? 


Miércoles 22 de Julio
María Magdalena (s. I)


Cant 3,1-4a: Encontré el amor
Salmo 62: Mi alma está sedienta de ti, mi Dios
Jn 20,1.11-18: Mujer, ¿porqué lloras?



Los estudiosos de la Biblia nos dicen sobre el relato de la aparición del Resucitado que es prácticamente imposible armonizar los “datos”. Es mejor hablar de la experiencia del Resucitado. En ese sentido, los evangelios tratan de contarnos cómo vivieron los discípulos la experiencia personal de encontrarse de nuevo con Jesús, ahora lleno de vida. El texto de hoy, nos trae la experiencia que vivió una de sus seguidoras más cercanas, una mujer a la que ni la iglesia ni la cultura popular ha hecho justicia. Algo que no le podrán quitar ni borrar jamás es su cercanía con Jesús y la preferencia de él hacia esta mujer de Magdala; a tal punto que las primeras comunidades cristianas la recordarán y lo pondrán por escrito en los textos de la resurrección, por ser ella la que les comunicará que ya no hay abismo entre Dios y los hombres, pues Jesús venció a la muerte. Y nosotros, ¿Qué valores encontramos en María Magdalena? ¿qué cualidades de ella rescatamos para la Iglesia de hoy?


Jueves 23 de Julio
Brígida, fundadora (1373)


Jr 2,1-3.7-8.12-13: Abandonaron la fuente de agua
Salmo 35: En ti, Señor, está la fuente viva
Mt 13,10-17: Dichosos ustedes



La gente que siguió a Jesús vio en él un profeta apasionado por la vida, un hombre que buscaba con todas sus fuerzas que el reino de Dios fuera acogido, que la práctica de la misericordia y la justicia se hicieran realidad; que deseó que se hiciera extensivo el reino de Dios a todas las personas de su época. ¿Porqué será que la mayoría de la gente de Israel no entendió el anuncio de Jesús? ¿Qué fue lo que no ocurrió con la gente erudita del pueblo judío para no entender el proyecto de Jesús? ¿Será esto mismo lo que está pasando en la iglesia de hoy? Hay gente que entra en la dinámica del compartir con el pobre, de abrir espacios de participación comunitaria, que realiza proyectos alternativos y se abre al respeto por la integridad de la creación en búsqueda de ese otro mundo posible. Y por otro lado vemos una práctica religiosa que no nos mueve al compromiso, que no trasciende los límites de la ofrenda y la oración.


Viernes 24 de Julio
Charbel Majluf (1898)
Cristina, mártir (300)


Jer 3,14-17: Les daré pastores según mi corazón
Interleccional Jer 31: El Señor nos guardará como pastor a su rebaño
Mt 13,18-23: El que entiende la palabra, dará fruto


Nuevamente Mateo recuerda el lenguaje del campesino, de la siembra y la cosecha. Este es un evangelio destinado a cristianos de segunda generación que luego de tensiones entre los grupos religiosos son excluidos y perseguidos. Ellos deberán comenzar a caminar solos, por eso a Mateo le interesa que entiendan el terreno en el que la palabra de Dios será plantada para que germine. Aquel grupo de seguidores que encarnaron las primeras generaciones de creyentes en el proyecto de Jesús ha dado fruto. Gracias a ellos y ellas hoy tenemos un árbol frondoso que extiende sus ramas para acogernos con maternal cariño. Santa y pecadora, la Iglesia de Jesús, sigue sembrando y apostando por el Reino en diferentes ambientes y terrenos. Muchos son los grupos y ministerios en los que se puede hacer camino dentro de las comunidades parroquiales. Sin embargo, siempre hará falta quienes se anoten a la aventura por el Reino. ¿Eres parte de esa iglesia viva, o por el contrario, sientes que el proyecto en el que estás no ha germinado?


Sábado 25 de Julio
Santiago el Mayor, apóstol (s. I)


Hch 4,33; 5,12.27-33; 12,2: Herodes hizo decapitar a Santiago
Salmo 66: ¡Oh Dios!, que todos los pueblos te alaben
Mt 20,20-28: Mi cáliz lo beberán


La dinámica del reino se mueve por el servicio a los demás. Este aspecto de la vida de Jesús hizo que la gente creyera en él y provocó el seguimiento definitivo de muchos de ellos. No es de extrañarnos que haya hermanos que decidieron dejarlo todo para seguir a Jesús. La respuesta de Jesús, sin duda, dejó fríos a la madre y a sus animosos hijos… ¿Y cómo no ocupar los primeros asientos, si ellos fueron de los primeros en enlistarse a las filas de los discípulos? ¿cómo no, si son ellos, Santiago y Juan, los mismos apóstoles que estuvieron presentes en el acontecimiento de la transfiguración de Jesús? (Mt17,1). Hoy podemos decir que, si Jesús hubiese aceptado la propuesta de esta madre, no hubiese seducido a tantos hombres y mujeres que a través de la historia cristiana lo han dejado todo para seguirlo incondicionalmente. ¿Estamos dispuestos a recorrer el camino propuesto por Jesús, sin ninguna recompensa? ¿O pensamos en la meritocracia?. Gracias Jesús porque tu amor es incondicional.



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