jueves, 3 de enero de 2019

Comentario del santo evangelio según san Juan (1,1-18)

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18):
EN el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.  Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Palabra de Dios
1.     El autor (desconocido) del IV evangelio quiso anteponer a su relato este himno cuyo origen es discutido entre los especialistas. El himno presenta a Dios como “Palabra”. Y, como sabemos, toda “palabra” es “comunicación”. O sea, Dios se nos comunica, se nos da a conocer. Es decir, el Trascendente –sin dejar de serlo- entra en el ámbito de lo inmanente. Dios, que (por definición) no está a nuestro alcance, ni es posible para los humanos conocerlo, se nos da a conocer. ¿Cómo lo hace?
2.   “La Palabra se hizo carne”. Esto quiere decir que Dios se nos comunica “haciéndose carne”. O sea, humanizándose. Lo cual quiere decir que Dios se nos dio a conocer en Jesús. Dios se s presente, visible y tangible en un ser humano, un modesto y sencillo galileo, que es Jesús de Nazaret. Por tanto, en la vida, en las costumbres y preferencias de Jesús aprendemos y nos enteramos de lo que es Dios, lo que le gusta a Dios y lo que Dios no soporta. Este es el sentido profundo de este texto genial.
3.   “La Palabra se hizo carne” (Jn 1, 14). En la cultura griega, la palabra “carne” (“sarx”) estaba especialmente ligada a la condición de debilidad y de fugacidad de la vida humana. Por eso, para los griegos, los dioses no eran sarx, sino que eran noús, razón, fuerza. Por eso, cuando decimos que “la Palabra (Dios) se hizo sarx”, en realidad lo que afirmamos es que a Jesús lo encontramos en lo débil, lo pobre, lo pequeño, de este mundo.
4.   La conclusión final es que “a Dios nadie lo ha visto jamás” (Jn 1, 18). Es decir, no conocemos, ni podemos conocer a Dios, porque es el Trascendente. La originalidad del cristianismo está en que conocemos a Dios en un ser humano, Jesús. En Jesús vemos a Dios (Jn 14, 9) y palpamos a Dios (Jn 20, 25. 27). Solo la pasión por lo humano y por la debilidad de lo humano, nos dice dónde está lo que quiere Dios y cómo lo encontramos.
José Ma. Casillo
   La Religión de Jesús

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