Lectura del santo evangelio según san Juan (1,29-34):
AL día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Trás de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea manifestado a Israel.» Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»
Palabra de Dios
En la tradición cristiana, conocer a Dios no es primeramente un asunto de formarse ideas adecuadas o propias sobre él, sino de implementar la vida a partir de lo que sabemos de él. El punto crítico, que san Juan resalta en el fragmento de hoy, es el de su justicia. Si sabemos que Dios es justo, sus hijos no pueden vivir sino practicando la justicia. Lo contrario es el pecado. Hacer justicia es una manera muy semita que equivale a cumplir los mandamientos de Dios, Padre. Esa práctica o ejercicio es lo que transforma la vida hasta manifestar lo que se es. Poco se habla del pecado en nuestros días, lo que no significa que esté ausente. La rebeldía al mandato de Dios tiene múltiples expresiones, y cada una de ellas patentiza un abuso a la dignidad humana; el pecado mina la imagen de Dios impresa en cada persona humana. No cabe dañarnos. ¿Cuáles expresiones de justicia queremos fomentar durante este año?
Diario Bíblico
Misioneros Claretianos
No hay comentarios:
Publicar un comentario