martes, 25 de junio de 2019

Comentario del santo evangelio según san Mateo (6,24-34)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,24-34):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.»
Palabra de Dios
1.   El principio ético que, de entrada, plantea aquí Jesús es tajante: “No podéis vivir como esclavos de dos amos”.  El texto, en efecto, establece la relación entre el “amo” (kyrios) y el “esclavo” (doúlos) (Mt 6, 24 a). Y afirma, sin restricción alguna, que no es posible que un mismo esclavo esté al servicio de dos amos. Conviene recordar que, en el judaísmo del tiempo de Jesús, existía la esclavitud. Era más mitigada que en otros pueblos, concretamente era obligatoria solo durante seis años (Ex 21, 2; Deut 15, 12; cf. Jn 8, 35) (J. Jeremías). Y el trato que se daba a los esclavos judíos debía ser humanitario (cf. Mt 10, 24-25; Jn 13, 16; 15, 20).
2.   En todo caso, el esclavo se compraba en el mercado y era propiedad del amo. De ahí la fuerza de la frase de Jesús: “No podéis servir como esclavo (deouleúein) a Dios y al dinero”. El texto no se refiere a que la relación con Dios pueda ser una relación de esclavitud, ya que el Dios de Jesús es siempre Padre. La fuerza de esta sentencia evangélica está en que quien centra su vida en el dinero, lo que hace es constituir al dinero en amo, al tiempo que él mismo se vende como esclavo a semejante dueño. Así, el codicioso, creyendo que es libre, en realidad es un hombre que ha perdido su libertad. Y vive a merced de lo que mande el mercado y sus turbias maniobras.
3.   La larga exhortación de Jesús a no vivir angustiados por la comida y el vestido debe interpretarse como una liberación del agobio, pero jamás como un abandono de la propia responsabilidad. Ahora, más que nunca, hay que urgir esa responsabilidad, no para atesorar, sino para producir. La producción es la mejor puesta en práctica de la caridad. La profesión implica “la idea de una misión impuesta por Dios” (M. Weber).
José María Castillo
La Religión de Jesús

No hay comentarios:

Publicar un comentario