Dios
ha vuelto al Palacio Quemado
Se tensa la disputa religiosa en
Nuestramérica
Un sindicalista indígena
gobernó Bolivia desde el 22 de enero de 2006 hasta el 10 de noviembre de 2019.
En este momento permanece refugiado en el Chapare, su cuna como dirigente
cocalero. Evo Morales Ayma fue ‘invitado’ a renunciar por las fuerzas armadas.
Toda América Latina está en un momento bisagra de disputa, la cuerda se ha
tensado, y el campo religioso ha salido a relucir su potencia combativa. Nos
guste o no, Bolsonaro y Camacho se dicen ‘Hijos de Dios’.
Pensar
la fe, para volver a creer…
En la
media luna fértil: cuando la cruz no es santa
Dios a
la cabeza de esta lucha, Dios que menosprecio el dictador. El tirano cuando
llegó al gobierno sacó a Cristo del país. Dios va a volver a Palacio.
Un
hombre de gorra habla a los gritos. Una plaza con miles de personas lo escucha
y aplaude. Jefe cívico de la oposición, encabeza el paro, da un plazo de 48
horas para la renuncia del presidente y redacta una carta de renuncia. El mismo
le facilita la tarea al presidente, dice que se la va a entregar en La Paz.
Miles de personas, en el Cristo Redentor de Santa Cruz, se encienden con su
discurso. Luis Fernando Camacho, el hombre que habla, nombra a Dios
continuamente, lo nombra desencajado, en el mismo tono que nombra a las
‘gloriosas’ fuerzas armadas. Camacho, el Macho Camacho, esta flanqueado por dos
hombres, uno de los cuales sostiene una gran imagen de la virgen María. El otro
le pasa una biblia. Mientras habla la toma con su mano derecha: ‘Voy a la Paz,
al palacio de Gobierno, con la Biblia, no con armas’.
El Dr.
Chi es más formal. Usa corbata roja y traje oscuro. Habla bien el español, pero
basta escuchar una palabra para darse cuenta que viene de lejos. Nacido en
Corea del sur, Pastor presbiterano, estaba decidido en ‘recuperar Bolivia para
el Señor’. En las polémicas elecciones del 27 de octubre en Bolivia, obtuvo
cerca del 9 % de los votos, siendo una gran revelación, en medio de la esperada
polarización electoral. Obtuvo la diferencia de votos entre oficialismo y
oposición. Y nadie dudaría a quién irían sus votos.
Camacho
y Chi comparten la fe, aunque van a diferentes iglesias. Uno católico y el otro
presbiteriano. Celebran la caída del MAS con igual alegría, tributan con el
mismo fundamentalismo su creencia. Leen con igual mirada los textos bíblicos.
Comparten imagen de Dios: su color, su acento, su clase, sus mandatos. Ambos
conectan con la religiosidad del pueblo y han decidido ponerla a producir para
generar una ruptura en el proceso boliviano.
En esa
misma tierra, cuatro años atrás, un hombre vestido de blanco, con un tipo de
sabana que luce incomoda, se encuentra con los movimientos populares de
diferentes lugares del mundo. Es larga la lista de invitados, pero para
resumir, son todos lxs descartadxs: indias, cartoneros, sindicalistas,
vendedores informales, campesinas. Los llama poetas, les tira encima el futuro
de la humanidad. Y el también abre la Biblia, este viejo libro en disputa, y
les dice: ‘La biblia nos recuerda que Dios escucha el clamor de su pueblo y
quisiera yo también volver a unir mi voz con la de ustedes: las famosas 3T,
tierra, techo y trabajo. Para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo
repito: son derechos sagrados. Vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de
los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra’.
Desde
la media luna fértil, recordando aquella otra medialuna de Palestina, el
sucesor de un pescador bruto, vuelve a legitimar religiosamente la lucha de lxs
de abajo. Con el mismo libro y bajo el mismo nombre, cuatro años después, se
está consumando un golpe de estado contra los poetas sociales de NuestrAmérica.
En el
centro de poder: ¿Dios cabe en el Palacio?
El
Camacho les ha hecho leer la Biblia a los herejes
Marcos
Pumari, Líder cívico Potosí (parte de la liturgia en el Palacio)
Una
liturgia acaba de empezar: el mismo hombre de gorra, acompañado por un gentío
en plaza Murillo, ingresa en el Palacio Quemado. Lleva consigo una bandera de
Bolivia, una carta de pedido de renuncia del presidente (redactada por él
mismo), y una biblia. El presidente Evo no será parte de la cita: camina al
Chapare, con la decisión de la renuncia tomada y un país incendiado por la
violencia. Las fuerzas armadas han allanado el camino para que la liturgia
soñada por Camacho tenga lugar, en la tarde del 10 de noviembre de 2019, sin
prensa, pero con un celular para eternizarla:
Bajada
la Whipala, recortada de todos los uniformes militares, la única y verdadera
bandera de la gloriosa Republica boliviana extendida en el piso de la casa de
gobierno. Sobre ella, se abre el libro que contiene las respuestas, que ha
alimentado la lucha contra el tirano. Apoyada sobre la biblia, la carta de
renuncia, que ya no será necesaria, porque al parecer dios los ha escuchado.
Decoran la imagen tres hombres, hombres, de rodillas. Se trata de una
reverencia al dios que los ha traído desde los departamentos lejanos, hasta el
centro de pedir, para dar con la cabeza del máximo mandatario.
La
vuelta de Dios al palacio tiene fecha: se fue cuando el indio llegó al poder y
regresó el día que el indio se marchó. Ya Pizarro lo había hecho con el indio
Atahualpa, allá por Cajamarca, hace cinco siglos. Los calendarios y las
geografías del poder se sincronizan para marcar nuevas fiestas.
El
colonialismo es la imposición de determinados modos de vivir de unos pueblos
sobre otros, tanto económica, cultural o religiosamente. Rechazamos una
evangelización de estilo colonialista.
Doc.
Final del Sínodo Panamazónico, 55.
América
Latina es tierra de golpes. Los ha tenido de todo tipo: terremotos, invasiones,
colonizaciones, guerras y dictaduras. Los golpes militares, ablandados por la
mediación de otras instituciones del Estado, ha iniciado un camino de
normalización del Sur: hace 10 años sacando a Mel Zelaya de su cama,
destituyendo a Lugo y Dilma, y ahora con Evo.
En
tiempos de disputa en NuestrAmérica, la fe vuelve a ser crucial. Los que han
tomado el Palacio y colocado la Biblia en el centro, son los mismos que desde
el congreso de Brasil nombraban a dios y celebraban las torturas. En el centro
de poder, un dios poderoso, que da pone las cosas en su lugar: enaltece a los
de arriba y humilla a los pequeños (justito lo opuesto del Magníficat). El Dios
guerrero vuelve a encender los corazones de los que piden sangre, movidos por
el odio a la diferencia, reclaman sacrificios para los ídolos del poder y del
dinero.
Este
dios encuentra hoy un nuevo Macho que le rinda tributo: el Macho Camacho, que
bien podría confundirse con el boxeador boricua, multicampeon mundial, que
resolvió todo en su vida a los golpes y terminó asesinado a los tiros.
Pero
frente al odio que quiere poner las cosas en su lugar, recuperar la normalidad,
volver a entronar a su dios, siempre es posible volver:
Hace
más de dos mil años, mujeres de los márgenes y hombres descartados vuelven a
Galilea, lugar de organización y vida compartida. Vuelve a la provincia, para
reconstruir la esperanza, desde el olor a muerto todavía fresco. El artesano
masacrado en nombre del dios del imperio y del templo, volvía a arder en medio
de ellos. El Dios de la comunidad le ganaba al dios del poder, en los márgenes
de los márgenes, de una tierra arrasada por el imperio Romano, se encendía la
esperanza de la resurrección, bandera popular de todos los tiempos. Volver a
creer en la vida, fue posible, en las mesas donde no faltaba el pan y se espantaba
el miedo.
Hace
más de 60 años, en la patria pequeña del Obispo de Roma, Perón dejaba el poder,
después del bombardeo en Mar del Plata, en medio de una rebelión militar. El
exilio antes que la sangre. El tiempo privilegiado sobre el espacio: al irse,
confía que la organización vence al tiempo. La iglesia cómplice del golpe, no
pudo evitar que en el viaje de vuelta, el líder de los trabajadores viniera
acompañado del padre Múgica. Volvía un Dios compañero, fiel aun en el exilio,
que construiría su casa en medio de las villas y que buscar cuidar a los
descamisados de cada tiempo.
Hace
menos de una semana, un metalúrgico con nueve dedos quedaba en libertad después
de 580 días en cárcel. Lula podía volver al mar y a San Pablo. Las Lawfare en
nombre del dios de la pureza, contra los corruptos populistas, no pudo sepultar
la fe de un hombre que perdió a su nieto en prisión. En su segunda larga
temporada en prisión, después de la vivida en tiempos de dictaduras. Volver a
encontrarse con el Dios de la libertad.
El
domingo 10 de noviembre Evo volvió al Chapare. Tierra de coca y enormes ríos,
clima cálido y pueblos organizados. Volver a la cuna, para sanar y para
garantizar la seguridad necesaria para construir colectivamente la
resurrección. Volver a su Galilea, lugar de organización y lucha, para
reinventar los sueños.
La
guerra por la imagen de Dios está en marcha. Ellos han recuperado el Palacio.
Nosotros tenemos todas las Galileas.
Vamos
a volver a ser hermanos, pero antes tendremos que matar al dios blanco,
pudiente y varón que ellos embanderan.
Vamos
a volver a la fe de nuestro pueblo. Allí están las experiencias de la Pascua,
el Paso decisivo de nuestra época.
Nota:
Rebelión
ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
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