"Cuando hay crisis en los partidos, lo religioso se activa en algunos grupos más que en otros", aseguró el sociólogo Fortunato Mallimaci en relación con el golpe de Estado en Bolivia. En tanto, el antropólogo Pablo Semán sostuvo que la Biblia es utilizada "como un símbolo de la cultura hispano conquistadora en contra de las naciones originarias".
El golpe de Estado contra Evo Morales puso en primer plano el discurso mesiánico del líder del Comité Cívico pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y de la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, quien la noche de la asonada se presentó en el Palacio de Gobierno alzando una Biblia. Por ello, 'Voces del Mundo' dialogó con los especialistas Fortunato Mallimaci y Pablo Semán sobre el rol de los grupos religiosos, principalmente cristianos, en la política latinoamericana y el grado de influencia que han ido ganando con el correr de las décadas.
Mallimaci, quien acaba de presentar la segunda encuesta de creencias, prácticas y actitudes religiosas en Argentina, analizó el caso boliviano.
"Los evangélicos sacaron un diez por ciento en las últimas elecciones en Bolivia. Salieron terceros después de candidato Carlos Mesa. ¿Pero qué quiere decir esto? El mundo católico también tiene sus discusiones".
"La Conferencia Episcopal apoyó el golpe contra Evo Morales. En cuanto empieza a haber crisis en los partidos, lo religioso se activa en algunos sectores más que en otros. A veces, los partidos van a buscar a los grupos religiosos para que los legitimen", dijo. El doctor en Sociología por la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París, quien relativizó además el peso de los grupos evangélicos en la política boliviana.
Semán se refirió además al vínculo de ciertas iglesias evangélicas con figuras de la derecha local, como el caso del propio Camacho y el presidente brasileño Jair Bolsonaro.
"La politización de los evangélicos es sinuosa. En los '90 votaban por la derecha porque Lula estaba con los afrobrasileños y con la teología de la liberación. Desde el 2002, apoyaron al PT".
"El vice de Lula era de la Iglesia Universal. No es que los evangélicos siempre votaron a la derecha. Una cosa es el voto evangélico y otra es la dirigencia. El tema que volcó la opinión de los evangélicos es la corrupción. Estar en la cárcel es ser culpable en Brasil", señaló.
"Los evangélicos no paran de crecer en América Latina"
Según Mallimaci, la encuesta que analiza la relación entre los argentinos y la fe arrojó que "hay un gran decrecimiento de la iglesia católica. Estas personas se trasladan al movimiento evangélico, pero hay un 18 por ciento que se dice sin religión. Este es el gran cambio en la sociedad argentina en los últimos 10 años. Algunos hablan de un cierto amesetamiento".
"Pero empiezan a haber núcleos duros, muy activos, muchos vinculados con partidos políticos y con el Estado, ya sean católicos o evangélicos, que impiden que nuestra sociedad amplíe derechos, sobre todo en temas relativos a libertades sexuales", apuntó el experto.
Según el estudio, el catolicismo representa el 62,9% en Argentina (10 años atrás era de 76%), seguidos por los sin religión (18.9%, antes 11%) y los evangélicos (15.3% antes 9%).
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Por su parte, y en medio de este escenario de diversidad religiosa, Semán se centró en el movimiento evangélico ha estado creciendo constantemente desde 1910. "Creció con o sin crisis económica, con o sin crisis política. Vienen creciendo en América Latina de la mano de un grupo, el más dinámico, los pentecostales. Pasaron del 10 al 15 por ciento. No llegan a un techo en ningún lugar. En Centroamérica son la mitad de la población; en Brasil, cerca del 35 por ciento".
"¿Por qué crecen? Principalmente por dos razones: uno, porque hacen algo que el catolicismo dejó de hacer: convalidar ciertas expectativas de milagro en los sectores populares y en las clases bajas. Dos: se organizan en la fragmentación".
"Mientras el catolicismo instituye a un sacerdote para la transmisión, en la religión evangélica cualquier, hombre o mujer puede ser pastor. Son miles. Es un movimiento muy caudaloso y muy heterogéneo, en la periferia de cualquier ciudad latinoamericana el primer agente religioso local es el evangélico", aseveró el experto.
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