Imputar y castigar a los autores de las muertes masivas por COVID-19 en Estados Unidos
Fuentes: Black Agenda Report
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
No solo Trump, sino toda la clase dirigente estadounidense debe pagar por las muertes masivas a causa del COVID-19 entre las personas negras, porque solo la clase dirigente tiene poder para decidir sistemáticamente a lo largo de generaciones acerca de la posibilidad de vivir o morir de poblaciones enteras.
Estados Unidos encuentra infinidad de maneras de matar a las personas negras, de negar la consigna “las vidas de las personas negras importan” (1). El nuevo coronavirus está acabando con las vidas de las personas afroestadounidenses a un ritmo que a escala nacional es 2,6 veces mayor que el caso de las personas blancas, 2,3 veces mayor que en el de las asiáticas y 2,2 veces mayor que en el de las latinas, según el desglose de la mortalidad por raza del APM Research Lab [Laboratorio de Investigación de APM] . En conjunto las personas negras han sufrido el 27 % de todas las muertes por COVID-19 en Estados Unidos, lo que supone que 24.930 personas del total de las 92.333 personas muertas en Estados Unidos por el virus hasta esta semana eran afroestadounidenses, las cuales solamente conforman el 13 % de la población.
Investigadores de la Universidad de Yale y de la Pittsburgh calculan que la proporción de personas negras muertas es considerablemente más alta, es decir, que las personas negras tienen 3,5 veces más posibilidades de morir que las blancas y las latinas dos veces más de sucumbir al virus. Puede que nunca se conozcan las proporciones reales de personas muertas ya que según el estudio de Yale, “casi la mitad de los estados no rastrea la raza y el origen étnico de las personas muertas durante la pandemia y los que lo hacen no tienen en cuenta las diferencias de edad entre los grupos de población”.
El COVID Racial Data Tracker [Rastreador de Datos Raciales del COVID], una colaboración del The Atlantic’s COVID Tracking Project [Proyecto de Rastreo COVID de The Atlantic] y de The Antiracist Research & Policy Center [Centro de Investigación y Política Antirracista] actualiza diariamente la cantidad de víctimas por grupo étnico, con un retraso de aproximadamente tres días respecto al informe de muertes por estado.
Si son correctas las conclusiones del informe de las universidades de Yale y Pittsburgh de que las personas negras tiene 3,5 veces más posibilidades de morir por COVID-19 que las blancas, entonces las personas negras suponen bastante más del 27 % de las muertes, pero aunque la proporción fuera menor, es espantosa la masacre del Estados Unidos negro. Si se confirma la previsión de un total de 143.360 personas muertas en Estados Unidos por coronavirus para el 4 de agosto, eso supondría 38.707 personas negras muertas y no hay indicios de que vaya a terminar. En comparación, 1.008 personas de todas las razas murieron por disparos de la policía en 2019, según un recuento del Washington Post.
¿Cuál será la respuesta política de las personas negras a estas espantosas cifras? ¿A quién se hará responsable de una matanza que fue pre-programada por la propia naturaleza de una sociedad nacida del genocidio, la esclavitud y la glorificación de la conquista y el saqueo?
Del mismo modo que la mortalidad infantil es la mejor forma de cuantificar la salud general de una sociedad, la cantidad de muertes por COVID-19 acusa a Estados Unidos de minar sistemáticamente las posibilidades de vida de todos los pueblos que lo componen (143.360 personas muertas para el 4 de agosto) y del crimen agravado de tender una trampa mortal a las personas afroestadounidenses, cada aspecto de cuyas vidas se ha dirigido metódicamente hacia una muerte temprana. Son crímenes que solo la clase dirigente puede cometer porque solo la clase dirigente tiene poder para decidir sistemáticamente a lo largo de generaciones acerca de la posibilidad de vivir o morir de poblaciones enteras.
El Estados Unidos negro debe ser quien inicie la imputación, ya que son las víctimas más profundamente perjudicadas por el evitable asesinato masivo a manos de una clase dirigente moralmente depravada. La propia naturaleza de la matanza masiva por COVID-19 exige que se juzgue todo el sistema de economía política (del capitalismo racial) en Estados Unidos y que se aleje del poder y se castigue a los seres humanos que se han beneficiado de este sistema asesino, lo han reforzado y defendido.
Limitar la imputación a Donald Trump y su gobierno sería un insulto a las personas que han muerto o están moribundas hoy y a todas las víctimas pasadas de la matanza del capitalismo racial en todo el mundo. Cada demócrata que ha contribuido junto con los Señores del Capital a impedir que Estados Unidos establezca un sistema de atención sanitaria universal es culpable de una indiferencia depravada por las vidas de sus electores, como lo es casi cada miembro del Partido Republicano, cuyo principio organizador es la supremacía blanca, una ideología de asesinato masivo. El sistema electoral de duopolio de Estados Unidos ha actuado como una empresa criminal al responder a una oligarquía de la riqueza en la que ambos partidos actúan en connivencia para negar a la mayoría de la población (y especialmente a las personas negras) tanto el derecho a una vida sana y segura, y a estar protegida de enfermedades contagiosas como los estrechamente relacionados derechos a un empleo digno y remunerado de forma justa, a una vivienda adecuada y a una educación que proporcione los conocimientos y las habilidades para configurar la sociedad y contribuir a ella.
Se necesita una clase entera de criminales para crear las condiciones para matar en sólo tres meses a casi cien mil personas, un 27 %de las cuales son negras. No obstante, los políticos que representan al Estados Unidos negro, el electorado que ha contado con más víctimas, son coconspiradores de este gran crimen, tanto por haber colaborado con los demócratas que han debilitado sistemáticamente la red de seguridad social de Estados Unidos (muy particularmente el Gran Acuerdo con los republicanos consumado parcialmente por el presidente Obama), como por su gestión de los centros de población negra a los que se ha despojado metódicamente de sus defensas frente a las debilitantes pobreza y enfermedad.
Estos ayudantes negros de los criminales de la clase dominante anteponen el beneficio personal al bienestar de las personas negras y deben ser imputados junto con sus amos. La clase política negra debería haber sido nuestros anticuerpos contra las plagas de la represión racial, política y económica, pero hizo causa común con el opresor. Estos negros impostores deben ser los primeros imputados, porque debilitan nuestra capacidad para resistir a los males mayores: los Señores del Capital.
La prueba de su culpabilidad yace en los cementerios de todo el Estados Unidos negro. Se deben crear tribunales populares para imputar a los autores de muertes masivas, incluidos los colaboradores negros pertenecientes a los rangos inferiores del crimen capitalista. ¿Por qué era siete veces más probable que murieran por COVID-19 personas negras en Kansas City que blancas? ¿Qué factores (crímenes) hicieron que Missouri, Wisconsin y Washington D.C. fueran seis veces más letales para las personas negrss que para las blancas y Michigan cinco veces más mortal para las personas negras? ¿Cómo es que la Parca acudió tres veces más a las personas negras que a las blancas en Arkansas, Illinois, Louisiana, Nueva York, Oregón y Carolina del Sur? ¿Y cuál debería ser el castigo por encerrar a millones de seres humanos en jaulas infestadas de virus sin proporcionarles una higiene básica y mucho menos protección contra la enfermedad? ¿No es incluso un asesinato cada muerte por COVID-19 en la cárcel, donde las personas presas dependen totalmente de sus captores?
La gente debe reunirse, conocer la verdad y emitir su veredicto. El único castigo adecuado es derrocar al criminal régimen capitalista racial, cuyos crímenes son innumerables y manifiestos. Voy a pedir a la organización de la que soy cofundador, Black Is Back Coalition [Coalición Vuelve lo Negro], que organice tribunales negros COVID-19 en las ciudades de toda la nación. Las personas activistas de todas las razas deberían hacer lo mismo.
Glen Ford es director ejecutivo de Black Agenda Report y se puede contactar con él en la dirección Glen.Ford@BlackAgendaReport.com.
(1) “Black lives matter” en inglés, que se convirtió en una consigna entre la población afroestadounidense a raíz de los asesinatos generalizados de personas pertenecientes a este grupo a manos de la policía. La última persona muerta ha sido George Floyd, que murió asfixiado el pasado 25 de mayo en Minneapolis después de que un agente lo inmovilizara poniéndole la rodilla en el cuello tras detenerlo bajo la sospecha de haber intentado pagar con un billete falso de 20 dólares en un mercado (n. de la t.).
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.
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