Dejen que Israel se anexione Cisjordania, no es la peor opción para los palestinos
Foto: Soldados israelíes toman posición mientras los manifestantes palestinos se reúnen en protesta contra la expansión de los asentamientos israelíes en la aldea cisjordana de Beita, 2 de marzo de 2020. Majdi Mohammed, AP
Traducido del inglés para rebelión por J. M.
¿De qué tiene miedo el campo de centro izquierda de Israel cuando se trata de anexión? ¿Por qué la Unión Europea y otros países fingen tal clamor contra este próximo plan?
La anexión siempre se ha presentado como la madre de todos los desastres, pero tenemos que dejar de temerla, e incluso decir que sí. Se perfila como la única forma de salir del punto muerto, la única sacudida posible que podría terminar con este statu quo de desesperación en el que nos hemos quedado atrapados y que ya no puede llevar a ningún lado bueno.
La anexión es, de hecho, un premio intolerable para el ocupante y un castigo escandaloso para los ocupados. Legitima los crímenes más graves y destruye los sueños más justos, pero la alternativa es aún peor. Eternizaría la situación criminal que se perpetúa desde hace mucho tiempo. Asentaría la realidad del apartheid que ya existe desde hace bastante tiempo.
Pero la anexión también pondría fin a las mentiras y exigiría que todos miraran la verdad a los ojos. Y la verdad es que la ocupación llegó para quedarse, nunca hubo intenciones de hacer lo contrario. Ya ha creado una situación irreversible, unos 700.000 colonos, incluidos los de Jerusalén Este, que nunca serán removidos y sin su remoción los palestinos no tendrán más que bantustanes, ni un Estado ni siquiera una caricatura de un Estado.
Esto es lo que temen los opositores a la anexión, sin un proceso declaratorio y legal, sería posible continuar sembrando engaños siempre. La anexión amenazaría la vida falaz de la Autoridad Palestina, que continúa comportándose como si fuera un Estado libre con soberanía a la vuelta de la esquina; del campo de paz israelí, que sigue creyendo que todavía existe la posibilidad de una solución de dos estados y de la Unión Europea, que cree que es suficiente emitir (¡Fuerte!) condenas a Israel y luego sentarse y no hacer nada contra el apartheid, financiarlo, armarlo y declamar sus «valores comunes» con Israel. La anexión desafiaría a los negadores de la realidad que nunca han sido desafiados en sus vidas. Por lo tanto, deberíamos estar a favor a pesar de la injusticia y los desastres que puedan surgir. A largo plazo el precio será menor que el de la situación existente.
Es precisamente el acérrimo opositor de la anexión Shaul Arieli quien mejor describió sus ventajas. En un artículo reciente (Haaretz, edición hebrea, 24 de abril), señaló cómo colapsaría la Autoridad Palestina, se cancelarían los Acuerdos de Oslo, la imagen de Israel sufriría daños y es probable que estallase otro ciclo de derramamiento de sangre. Estos son peligros reales que no se pueden tomar a la ligera, pero dice: «El paso de la anexión sería un gran golpe para los puntos de apoyo de la situación actual y alteraría su frágil equilibrio». ¿Y qué más podemos pedir, Shaul Arieli? La estabilidad que ha creado la ocupación, su rutina de normalidad, son los grandes enemigos de cualquier esperanza para ponerle fin. No tienes que ser anarquista o marxista para ver la oportunidad latente en esta terrible visión. Después de todo la anexión es más reversible que las colonias, la política de anexión puede algún día convertirse en democracia.
Hemos estado esperando este golpe para aterrizar. Es nuestra última esperanza. Quien conoce a Israel sabe que no hay posibilidad de que se despierte una mañana por su propia voluntad y diga: La ocupación no es agradable, acabemos con ella. Quien conoce a los palestinos sabe que nunca han estado tan débiles, aislados, fragmentados y desprovistos de cualquier espíritu de lucha. Y quien conoce el mundo sabe lo cansado que está del conflicto. Así que ahora Israel vendrá y con el aliento del conocido pacificador de Washington despertará esta realidad desde su sueño, la anexión. Es igual. En las colinas y en los valles, en el Área C y al final en toda Cisjordania.
Como nadie tiene la intención de otorgar los mismos derechos a los palestinos, Israel se declarará un Estado de apartheid. Dos pueblos, uno con todos los derechos y el otro sin ninguno, desde el podio de la Knéset y la ONU también. ¿Es demasiado ingenuo u optimista creer que la mayor parte del mundo no permanecería en silencio, así como un gran número de israelíes? ¿Hay alguna alternativa realista? Entonces dejad de tener miedo y dejad que se anexen.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.
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