Retrato de Greta Thunberg
“Vosotras, las personas adultas, os cagáis en nuestro futuro”
Investig’Action
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos |
La frágil adolescente sueca Greta Thunberg se ha convertido en la encarnación del movimiento contra el cambio climático mundial. Desafía a los ricos y los poderosos del planeta, y considera que su síndrome de Asperger es un regalo. Este es su retrato.Un veredicto muy duro
Sus padres se dieron cuenta enseguida: Greta no era una cría como otros niños de su edad. El diagnóstico era grave: su hija padecía una forma difícil del síndrome de Aspergen además de mutismo selectivo.
El síndrome de Asperger es una forma de autismo que se caracteriza por la limitación de las interacciones sociales y de los centros de interés y las actividades. Quienes lo padecen tienen dificultades para comprender lo que los demás piensan y sienten o cuáles son sus intenciones. No siempre entienden las reglas sociales y se aíslan fácilmente del mundo exterior. No les gusta que les toquen y suelen evitar el contacto visual.
Las personas que padecen mutismo selectivo no hablan en determinadas situaciones sociales aunque eso sea lo que se espera de ellas, por ejemplo en el colegio, en un movimiento juvenil o en una tienda. Sin embargo, en situaciones en las que se sienten cómodas, como cuando están en familia o con amigos, hablan sin problemas. Es una perturbación que suele acompañar al autismo.
Estas perturbaciones tuvieron una enorme repercusión en Greta. A los ocho años oyó hablar del calentamiento climático y de las graves consecuencias que tenía para la vida del planeta. Le impactó que las personas adultas no parecieran tomar en serio el problema. No podía dejar de pensar en ello.
“Estaba tan triste porque el mundo estuviera tan mal, de que todo estuviera tan mal, que pensé que no valía la pena vivir”. A los once años Greta tuvo una fuerte depresión. Dejó de comer y de hablar, y de ir a la escuela. Perdió diez kilos, lo que afectó a su crecimiento.
Cuando la perturbación se convierte en una baza
Para Greta las cosas no estaba en absoluto claras, pero contraatacó. Se unió a grupos que querían organizar acciones simbólicas y lúdicas en la escuela contra el cambio climático. Pero a ella le parecía que no valía de nada y quería dejar clara su postura. “Traté de que las demás personas del grupo se unieran a mí, pero a nadie le interesaba realmente. Así que entonces decidí que lo iba a hacer sola. Y aunque nadie viniera conmigo, iba a hacerlo”.
A los quince años se armó de valor y fue a sentarse un día a la semana ante el Parlamento con una pequeña pancarta en la que ponía “Huelga escolar por el clima” para instar a las autoridades a ser responsables. Sus padres trataron de disuadirla y sus compañeros se negaron a participar. Las personas que pasaban por delante o bien se compadecían de ella o le reprochaban que perdiera clases.
Pero Greta siguió. Su obstinación unida a su síndrome se convirtió en su mejor baza. Su notable acción hizo estremecerse a todo el movimiento mundial que por fin incluyó en la agenda la urgencia del problema climático. Hoy decenas de miles de jóvenes actúan en más de 70 países. En las últimas semanas ha habido manifestaciones contra el cambio climático en más de 700 ciudades. Greta compartió tribuna con Juncker, el presidente de la Comisión Europea, ha sido recibida por presidente Macron y tiene el apoyo de Angela Merkel. El mundo político y adulto no ha sido capaz de incluir como primer punto de su agenda lo que es más importante para el futuro. Esta adolescente sueca, ella sola, lo ha logrado gracias a su tenacidad.
Un regalo
Greta está orgullosa de su síndrome de Asperger. Lo considera un “regalo”. Las personas normales se permiten una cierta falta de coherencia en sus vidas. A veces se quejan de lo grave que es el problema del clima al que no se pone remedio y después vuelven a caer en la rutina, toman el coche para irse el fin de semana o se compran un buen trozo de carne. Greta no es así. “Soy un poco distinta. No me gusta seguir el juego social. No miento. No puedo decir una cosa y luego hacer otra. Si hubiera sido como todas las demás personas habría seguido como todo el mundo y nunca habría empezado esta huelga”.
“Algunas personas pueden simplemente dejar que pasen las cosas, pero yo no puedo, especialmente si hay algo que me preocupa o entristece. Recuerdo cuando era más pequeña y en la escuela los profesores nos enseñaban documentales sobre el plástico en el mar, los oso polares que se morían de hambre, etc. Yo lloraba mientras duraba el documental. Mi compañeros estaban preocupados mientras lo veían, pero en cuanto acababa empezaban a pensar en otra cosa. Yo no podía. Tenía grabadas las imágenes en la cabeza”.
Los matices no son el punto fuerte de Greta. “Como soy diferente, veo el mundo desde una perspectiva diferente, veo las cosas en blanco y negro”. A menudo su padre le pide que modere el tono de sus discursos, que escribe ella misma. “Se preocupa cuando los lee y me dice que no debería decir eso, que es demasiado provocador”, afirma orgullosa. Greta habla en voz muy baja y a veces se contenta con asentir con la cabeza, lo cual no impide que con frecuencia sus palabras sean muy directas. Algunos ejemplos:
“Vamos a arreglar vuestro desastre, no pararemos hasta terminar”. “Estoy harta de vosotros, los adultos, porque os cagáis en mi futuro”. “Si os parece que deberíamos estar en la escuela en vez de actuando, entonces sugerimos que ocupéis nuestro lugar en las calles y hagáis huelga en el trabajo”.
A los millonarios de Davos les dijo: “No quiero que seáis optimistas. Quiero que sintáis pánico. Quiero que sintáis el miedo que yo siento cada día. Y luego quiero que actuéis”.
Un mensaje claroGreta quiere sacudirnos para despertarnos antes de que sea demasiado tarde. “La gente no se da cuenta de lo que está ocurriendo. Cuando hablo con la gente, sabe lo básico, sabe que el planeta se está calentando debido a los gases de efecto invernadero, pero no saben cuáles son las verdaderas consecuencias de ello” .
Para limitar el calentamiento climático a un grado y medio, todas las personas que estamos en el planeta solo podemos emitir 420 gigatoneladas de CO2. Al ritmo actual, ¡esta cuota se agotará en diez años! Si superamos el grado y medio de temperatura, franquearemos un punto clave y el calentamiento de la tierra puede acelerarse y volverse irreversible.
Está claro que necesitamos personas como Greta que nos saquen de nuestra zona de confort para hagamos lo que tenemos que hacer. “Si tu hijo está en medio de la carretera y los coches pasan a toda velocidad, no miras hacia otra parte porque es terrible verlo, corres y sacas al niño de ahí. Demasiadas palabras optimistas y de ánimo se han convertido en parte del problema”.
Desde este punto de vista, estudiar y colorear dentro de contornos no tiene sentido para Greta. “¿Por qué iba yo a estudiar para un futuro que pronto ya no existirá, cuando nadie hace nada para salvar el futuro?”.
¿Cuánto tiempo podrá seguir perseverando Greta? Su respuesta es clara: “Seguiré hasta que Suecia respete los Acuerdos de París. Y espero que en todo el mundo la gente haga lo mismo por sus países. Pero la pregunta no es cuándo vamos a parar sino cuándo se van a poner a ello”.
En efecto: ¿Cuándo vamos a ponernos a ello?
Referencias:
– Financial Times, 23/24 Life & Arts, febrero de 2019, p. 3 – Financial Times, 16/7 de marzo de 2019, p. 4 – The Guardian
- VRT NWS - Dewereldmorgen - Parnassiagroep - Wikipedia
Traducción del neerlandés al francés Anne Meert para Investig’Action.
Fuente: https://www.investigaction.net/fr/vous-les-adultes-vous-chiez-sur-notre-avenir-portrait-de-greta-thunberg/
Sus padres se dieron cuenta enseguida: Greta no era una cría como otros niños de su edad. El diagnóstico era grave: su hija padecía una forma difícil del síndrome de Aspergen además de mutismo selectivo.
El síndrome de Asperger es una forma de autismo que se caracteriza por la limitación de las interacciones sociales y de los centros de interés y las actividades. Quienes lo padecen tienen dificultades para comprender lo que los demás piensan y sienten o cuáles son sus intenciones. No siempre entienden las reglas sociales y se aíslan fácilmente del mundo exterior. No les gusta que les toquen y suelen evitar el contacto visual.
Las personas que padecen mutismo selectivo no hablan en determinadas situaciones sociales aunque eso sea lo que se espera de ellas, por ejemplo en el colegio, en un movimiento juvenil o en una tienda. Sin embargo, en situaciones en las que se sienten cómodas, como cuando están en familia o con amigos, hablan sin problemas. Es una perturbación que suele acompañar al autismo.
Estas perturbaciones tuvieron una enorme repercusión en Greta. A los ocho años oyó hablar del calentamiento climático y de las graves consecuencias que tenía para la vida del planeta. Le impactó que las personas adultas no parecieran tomar en serio el problema. No podía dejar de pensar en ello.
“Estaba tan triste porque el mundo estuviera tan mal, de que todo estuviera tan mal, que pensé que no valía la pena vivir”. A los once años Greta tuvo una fuerte depresión. Dejó de comer y de hablar, y de ir a la escuela. Perdió diez kilos, lo que afectó a su crecimiento.
Cuando la perturbación se convierte en una baza
Para Greta las cosas no estaba en absoluto claras, pero contraatacó. Se unió a grupos que querían organizar acciones simbólicas y lúdicas en la escuela contra el cambio climático. Pero a ella le parecía que no valía de nada y quería dejar clara su postura. “Traté de que las demás personas del grupo se unieran a mí, pero a nadie le interesaba realmente. Así que entonces decidí que lo iba a hacer sola. Y aunque nadie viniera conmigo, iba a hacerlo”.
A los quince años se armó de valor y fue a sentarse un día a la semana ante el Parlamento con una pequeña pancarta en la que ponía “Huelga escolar por el clima” para instar a las autoridades a ser responsables. Sus padres trataron de disuadirla y sus compañeros se negaron a participar. Las personas que pasaban por delante o bien se compadecían de ella o le reprochaban que perdiera clases.
Pero Greta siguió. Su obstinación unida a su síndrome se convirtió en su mejor baza. Su notable acción hizo estremecerse a todo el movimiento mundial que por fin incluyó en la agenda la urgencia del problema climático. Hoy decenas de miles de jóvenes actúan en más de 70 países. En las últimas semanas ha habido manifestaciones contra el cambio climático en más de 700 ciudades. Greta compartió tribuna con Juncker, el presidente de la Comisión Europea, ha sido recibida por presidente Macron y tiene el apoyo de Angela Merkel. El mundo político y adulto no ha sido capaz de incluir como primer punto de su agenda lo que es más importante para el futuro. Esta adolescente sueca, ella sola, lo ha logrado gracias a su tenacidad.
Un regalo
Greta está orgullosa de su síndrome de Asperger. Lo considera un “regalo”. Las personas normales se permiten una cierta falta de coherencia en sus vidas. A veces se quejan de lo grave que es el problema del clima al que no se pone remedio y después vuelven a caer en la rutina, toman el coche para irse el fin de semana o se compran un buen trozo de carne. Greta no es así. “Soy un poco distinta. No me gusta seguir el juego social. No miento. No puedo decir una cosa y luego hacer otra. Si hubiera sido como todas las demás personas habría seguido como todo el mundo y nunca habría empezado esta huelga”.
“Algunas personas pueden simplemente dejar que pasen las cosas, pero yo no puedo, especialmente si hay algo que me preocupa o entristece. Recuerdo cuando era más pequeña y en la escuela los profesores nos enseñaban documentales sobre el plástico en el mar, los oso polares que se morían de hambre, etc. Yo lloraba mientras duraba el documental. Mi compañeros estaban preocupados mientras lo veían, pero en cuanto acababa empezaban a pensar en otra cosa. Yo no podía. Tenía grabadas las imágenes en la cabeza”.
Los matices no son el punto fuerte de Greta. “Como soy diferente, veo el mundo desde una perspectiva diferente, veo las cosas en blanco y negro”. A menudo su padre le pide que modere el tono de sus discursos, que escribe ella misma. “Se preocupa cuando los lee y me dice que no debería decir eso, que es demasiado provocador”, afirma orgullosa. Greta habla en voz muy baja y a veces se contenta con asentir con la cabeza, lo cual no impide que con frecuencia sus palabras sean muy directas. Algunos ejemplos:
“Vamos a arreglar vuestro desastre, no pararemos hasta terminar”. “Estoy harta de vosotros, los adultos, porque os cagáis en mi futuro”. “Si os parece que deberíamos estar en la escuela en vez de actuando, entonces sugerimos que ocupéis nuestro lugar en las calles y hagáis huelga en el trabajo”.
A los millonarios de Davos les dijo: “No quiero que seáis optimistas. Quiero que sintáis pánico. Quiero que sintáis el miedo que yo siento cada día. Y luego quiero que actuéis”.
Un mensaje claroGreta quiere sacudirnos para despertarnos antes de que sea demasiado tarde. “La gente no se da cuenta de lo que está ocurriendo. Cuando hablo con la gente, sabe lo básico, sabe que el planeta se está calentando debido a los gases de efecto invernadero, pero no saben cuáles son las verdaderas consecuencias de ello” .
Para limitar el calentamiento climático a un grado y medio, todas las personas que estamos en el planeta solo podemos emitir 420 gigatoneladas de CO2. Al ritmo actual, ¡esta cuota se agotará en diez años! Si superamos el grado y medio de temperatura, franquearemos un punto clave y el calentamiento de la tierra puede acelerarse y volverse irreversible.
Está claro que necesitamos personas como Greta que nos saquen de nuestra zona de confort para hagamos lo que tenemos que hacer. “Si tu hijo está en medio de la carretera y los coches pasan a toda velocidad, no miras hacia otra parte porque es terrible verlo, corres y sacas al niño de ahí. Demasiadas palabras optimistas y de ánimo se han convertido en parte del problema”.
Desde este punto de vista, estudiar y colorear dentro de contornos no tiene sentido para Greta. “¿Por qué iba yo a estudiar para un futuro que pronto ya no existirá, cuando nadie hace nada para salvar el futuro?”.
¿Cuánto tiempo podrá seguir perseverando Greta? Su respuesta es clara: “Seguiré hasta que Suecia respete los Acuerdos de París. Y espero que en todo el mundo la gente haga lo mismo por sus países. Pero la pregunta no es cuándo vamos a parar sino cuándo se van a poner a ello”.
En efecto: ¿Cuándo vamos a ponernos a ello?
Referencias:
– Financial Times, 23/24 Life & Arts, febrero de 2019, p. 3 – Financial Times, 16/7 de marzo de 2019, p. 4 – The Guardian
- VRT NWS - Dewereldmorgen - Parnassiagroep - Wikipedia
Traducción del neerlandés al francés Anne Meert para Investig’Action.
Fuente: https://www.investigaction.net/fr/vous-les-adultes-vous-chiez-sur-notre-avenir-portrait-de-greta-thunberg/
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