Evangelio según san Lucas (17,20-25):
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.»
Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»
1. A la pregunta de los fariseos, que seguramente pensaban en una manifestación portentosa del Reino de Dios, Je´sus responde que el Reino de Dios está dentro de vosotros. Frente a las ideas de la teología liberal del s. XIX, que presentaba el Reino de Dios como una realidad más allá de la historia ("meta-histórica"), desde A. Ritsch se presta la debida atención a estas palabras de Jesús: el Reino está "en vosotros" (entos ymôn). Es decir, el Reino de Dios es una realidad ética, que está ligada a la conducta humana.
2. Por eso Jesús insiste en que el Reino de Dios no es una realidad aparatosa y espectácular. No se ha de buscar en nada de eso, sino en la verdad de la vida honrada y justa de cada uno. Porque, en definitiva, el "Reino de Dios" es "Dios". Encontrar el Reino (o Reinado) de Dios es encontrar a Dios. En la expresión "Reino de Dios", la palabra "Dios" está en genitivo. Se trata de un genitivo explicativo. Es decir, el "reinado de Dios" nos explica dónde está y lo que podemos saber sobre Dios. ¿Dónde está Dios, por tanto? Donde se cura el mal y el dolor, donde se imparte felicidad a la gente, donde se contagia bondad. Regnum Dei Deus est = el reino de Dios es Dios (B.D. Chilton). Y sabemos, por los evangelios, que el Reino está donde se da paz, alegría y felicidad.
3. Por eso Jesús advierte que antes de la presencia del Reino él tendrá que pasar por el dolor y la humillacion de la cruz. La exigencia ética máxima es el motor de la presencia y la eficacia del Reino en este mundo.
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