martes, 20 de noviembre de 2018

Comentario Evangelio según san Lucas (17,26-37)

Evangelio según san Lucas (17,26-37):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?»
Él contestó: «Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»
                                                                                       Palabra de Dios
1. Se ha dicho con razón que no podemos afirmar con seguridad que Jesús pronunció estas palabras, camino de Jerusalén. De forma que esta instrucción sobre "los días del Hijo del Hombre", con su sombría tonalidad escatológica (lo que se refiere al fin de los tiempos), es una añadidura del propio Lucas ante el evidente retraso de la venida del Señor, venida que la comunidad cristiana esperaba, pero que no llegaba (J. A. Fitzmyer).

2. Con frecuencia las religiones orientan sus discursos en la dirección de amenazas tremendistas que no pueden tener otra finalidad que atemorizar a los fieles. El contenido de este discurso, que Lucas puso en labios de Jesús, tiene claramente esta orientación. A eso sin duda se refieren los recuerdos tenebrosos de Noé y el diluvio, de Lot y el fuego que arrasó Sodoma, el recuerdo de la mujer de Lot convertida en estatua de sal, etc. Por desgracia y desde muy pronto, el cristianismo tomó el camino de la sombría temática de "el pecado y el miedo", que tan profundamente ha marcado la cultura de Occidente (J. Delumeau).

3. El Padre del Cielo, que se nos reveló en Jesús, no coincide con este Dios del terror. Todo este pasaje nos viene a decir, en definitiva, que, a juicio del redactor de este evangelio (Lucas), "no habrá gloria sin crucifixión, no habrá futuro sin pasado, ni gloria sin humildad" (F. Bovón).

José Ma. Castillo
La Religión de Jesús.

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